Partida Rol por web

Desde fuera, el granero parece abandonado, pero una vez traspasadas las grandes puertas corredizas, queda claro que alguien ha estado trabajando en su interior recientemente. Montañas de tierra excavada se acumulan alrededor del túnel en el centro de la sala.

La larga caminata a través del túnel, de paredes perfectamente pulidas, termina en una pequeña y húmeda cueva natural. La única luz de la estancia proviene de más adelante, filtrándose a través de una incisión, del tamaño aproximado de un humano, en unas grandes puertas metálicas.

Parfemius respiró profundamente antes de poner un pie en el túnel, casi como si fuera a aguantar el aire antes de sumergirse en el océano. Estaba algo intranquilo por lo que pudiera depararles aquella oscuridad. Aunque había algo de luz tenue más adelante, el mago lanzó un conjuro de luz sobre su bastón, para aclarar mejor el camino.

-Ca-ca-caminemos con cuidado.

Parfemius no sería el primero en avanzar. Esperaría a que los ladrones, más experimentados en estos saqueos, fueran delante.

Llegamos a la entrada de los túneles que estaban indicados en el mapa, ocultos en el interior de un granero. Al llegar a las puerta de metal del final de la sala no hizo falta mirar a los demás para saber que todos estaban pendientes de mí a la espera que avanzara y les diera paso.

No hace falta que digais nada, - dije con un gesto - Ahora os aviso si está todo libre.

Me acerqué lentamente a las puertas y las inspeccioné a conciencia para ver si tenían alguna trampa incorporada, antes de intentar abrirlas. Salía luz del otro lado y sentía curiosidad.

Arbahin se preguntó varias veces que clase de mal habitaría en esa cueva, pues si todo lo investigado hasta el momento era cierto, habría una buena cantidad de no muertos pululando esa cueva. O simplemente encontrarían a un mago enloquecido rebuscando entre pasillos oscuros un ser de poder increíble.

Llegar al granero no les tomó mucho y todo parecía indicar que alguien había estado muy ocupado. Se colocó cerca de la entrada, con el cuerpo tieso y la mirada fija en Threkor, quien se adentró en el túnel buscando algún artilugio que les impidiera entrar. El paladín estaba listo para saltar en su ayuda si algo salía mal, aunque confiaba en la pericia de su compañero.

-Si el mago entró primero… debería haber desactivado las trampas- aunque podría haber colocado algunas él mismo. Nunca se sabía con los magos.

Observo el granero con desconfianza cuando llegamos - esto parece que va a caerse en cualquier momento, solo espero que no lo haga mientras estamos dentro.

Aguardo a que pase delante Daphne por motivos mas que obvios. Y según nos vamos adentrando comienzo a sentir el frío con mas intensidad. - Tened cuidado, advierto a mis compañeros al tiempo que Parfemius aconseja caminar con cuidado, -  Me has leído el pensamiento Parfemius, justo estaba pensando lo mismo, sería una pena pisar unos champiñones con lo ricos que están.

Avanzamos hasta llegar a una cueva iluminada tenuemente. - Una puerta... murmuro para mi. - Esto es como la vez aquella que estábamos en... me callo bruscamente en cuanto Threkor se pone a inspeccionar la puerta sabiendo que necesita concentrarse y evitar distracciones. Me muerdo el labio inferior sintiendo el impulso de gritar para ver como reverbera mi voz en el interior de la caverna.

Mientras esperáis a que Threkor termine de inspeccionar las puertas metálicas, y el agujero que hay en ellas, en busca de posibles trampas¹, escucháis removerse la tierra a vuestra espaldas. Cuando os giráis para ver de qué se trata, vuestros ojos se topan con una corpulenta y tosca criatura humanoide formada por barro y piedra. Sus ojos resplandecen con una luz azulada que os es familiar².

En verdad que no esperaba que el peligro viniera de detrás de ellos, pues creía que Threkor estaba en una posición mas delicada. Entonces oyó ese raro sonido detrás y supo que la idea de ir de forma precavida se iría al garete. Al girarse vio como se iba formando el Elemental, mostrando también la misma luz que vieron en el constructo. 

-Espero que sea mas sencillo que esa bestia- fue lo primero que ocupó su mente al verlo frente a ellos.

-¡Sapristi!

-Intentaré entretenerlo- dijo simplemente anteponiendo su escudo y acercándose hacia la criatura. Suponía que era un ser controlado o invocado por el mago, dejándolo atrás para entretener a sus perseguidores. ¿Eran ellos o algo más? También podría ser cosa de la ayudante. Contando con el apoyo de sus compañeros, Arbahin solo debería mantenerlo ocupado hasta que Threkor terminara de despejar la entrada. Luego quizás solo deberían entrar y dejar al enorme monstruo atrás.

Usó su confiable espada, intentando que esta no rebotara al golpear la superficie robusta y dura que era la piel del elemental. El golpe fue duro, pero no esperaba hacer gran daño o que este siquiera sintiera dolor. 

Arbahin impacta de lleno en la criatura, haciendo saltar trozos de barro de ella. Ésta ruge e intenta golpear al dracónido, pero el ataque se estrella contra el escudo.

No podría hacer mucho disparando flechas contra un elemental, pero quizás podría acercarme por su flanco, aprovechando que el enemigo está distraído con Arbahin y encontrar algún punto débil.

Saco mi espada corta y me dispongo a acercarme sin ser detectado. Camino silenciosamente, aunque con premura. Aquel tipo de enemigos debían derribarse con rapidez, si no, se convertían en un serio problema.