Partida Rol por web

Es una prestigiosa escuela privada en Bayview Heights. La Academia, fundada en 1871 por el Dr. Charles Claremont, ha mantenido su cuerpo estudiantil reducido y exclusivo. En años recientes, la afluencia de alumnos en la Academia descendió lentamente a medida que los estudiantes se matriculaban en nuevas escuelas privadas en el área de Freedom City.

La escuela se vio obligada a cerrar sus puertas en 1993 debido a los graves e irreparables daños producidos por la Invasión Terminal. Fue reconstruida y revitalizada con el dinero de Duncan Summers, quien también pasó a ser el nuevo director del instituto tras su reapertura.

La Agente Montoya os conduce a todos hasta allí y os presenta a Nancy Summers, que quien aún no la conociese, es la mujer del director. Como ya era demasiado tarde, ella os lleva a una serie de habitaciones vacías que sorprendentemente están adaptadas a vuestras necesidades. Cualquier cosa que necesitaseis, esa habitación lo tenía.

Llegados a este punto os dais cuenta de que pertenecer a aquella asociación parece un trabajo sencillo y tras haceros rellenar unos formularios, para conoceros mejor a vosotros, y vuestras habilidades os conducen hasta vuestros dormitorios donde podéis descansar del día tan duro que se ha presentado.

A la mañana siguiente todos esperais con ansias conocer al resto de la Liga de la Libertad, el grupo de élite de Freedom City que se encarga de resolver cualquier problema a escala mundial.

Nancy está en la sala de comidas donde os espera con un café bien cargado para cada uno de vosotros.

Ulrich ya había estado antes en la academia, pero casi se podría decir que de visita y muy escaso tiempo, antes de que les pidieran que colaboraran en la detención de los (segundos) asaltantes del banco. Ahora era la primera vez que veía el cuarto que le habían asignado. Con su enorme bolsa de deportes rebosante de cosas, que llevaba sin ningún esfuerzo, se adentró en lo que pronto se convertirían en sus nuevos dominios.

Era un cuarto de estudiante, pero adaptado para alguien de su estatura y peso, lo que no distaba nada de resultar impresionante. Esa cama no era precisamente estándar. En esa cama podían dormir varias personas normales *en transversal* (vamos, giradas 90º al sentido normal). Un armario tamaño familiar, un escritorio de director muy alto, ancho y robusto, una silla reforzada y enorme...

Más allá de eso, era un cuarto todo para él. Para pegar pósters, decorar el techo, posicionar ordenador y aparato de música... Tal vez tuviera que insonorizarlo, pensó para sí.

Conocía muy poco todavía de la historia de la Academia, pero lo que le interesaba era que podría vivir allí a cambio de participar en la lucha contra los super-malvados. Todo eso le iba bien, aunque era evidente que su vida como deportista de élite iba a quedar reducida a mero hobbie. Lo que no veía muy claro era el tema de los formularios esos de los que les habían hablado. Seguramente acudiría al sr. Nichols de nuevo para ayudarle en ese apartado, si es que decidía continuar allí.

A la mañana siguiente Ulrich despertó un poco tarde, como siempre le pasaba porque solía acumular cansancio de todas sus actividades y el día anterior no había sido una excepción, aunque las actividades hubieran sido desacostumbradas. Era el día de conocer al resto de la Liga de la Libertad, así que había que arreglarse todo lo posible. Pronto se vio sorprendido por meterse en un baño en el que cabía holgadamente, sin necesidad de hacer movimientos raros ni nada, cosa a la que ya estaba más que acostumbrado. Sólo al salir de su cuarto volvió a un mundo adaptado a gente medio metro más pequeña que él.

Ya aseado y vestido, pero más bien despistado, consiguió llegar hasta el comedor, rechazó el café (la vida de deportista le había marcado demasiado para aceptar ese tipo de cosas), pero rápidamente tanteó el lugar para ver qué podía zamparse. La comida también era tamaño normal, lo que solía superar acumulando bandejas rebosantes de ella...

Tras indagar por la zona centro de Freedom City y alejarse de aquel chico de aspecto asiático, quería salir de aquel lugar. Demasiado jaleo para sus oídos y gente yendo de un lado para otro, sin importarles si golpeaban o eran golpeados por el resto de transeúntes.

Ikari necesitaba respirar aire más puro, para ella era vital, no quería estresarse.

A cierta distancia vió de lejos la ciudad.

¡Vaya!, parece que me he alejado lo suficiente.

Siguió, sin detenerse, por un camino que llevaba a un lugar un tanto peculiar, en el que se alzaba imponente un edificio muy ancho y, aparentemente, reformado. A la entrada había una mujer, Montoya era su apellido. Condujo a Ikari hasta una zona en donde otra mujer, que era la pareja del director de este lugar, se presentó con el nombre de Nancy Summers.

Ikari asintió levemente en señal de educación. Algo le decía que no debía preguntar la razón de su llegada. Le llevaron a una habitación.

Sintió un gran alivio, algo que no podía describir. Era como volver a su antiguo hogar, un frío más que agradable envolvía todo, nieve en lo que hasta ahora era superficie dura y nada de ruido.

Ikari descansó esa noche y a la mañana siguiente se dirigió a donde le había dicho que fuera. Algo que parecía agua estancada caliente estaba en unos recipientes circulares, todo ello sobre una mesa. Tenía hambre y quería algo de fruta.

Vió que había más gente en aquel lugar, pero no se precipitó en preguntar y observó a los que iban llegando.

Se levantó se golpe, desconcertado, todavía pudo sentir la fuerza de la pesadilla que le había hecho levantarse, y los gritos de rabia de sus compañeros de fábrica cuando gritaban: A por él. fue lo último que sintió del sueño.

Se levantó y subió las persianas, ya era de día y seguía sin tener ni idea de dónde estaba. ¿Qué lugar es este? Freedom City! Ah! Ya me acuerdo, el cerilla, la hermosa mujer planta, el gigante y ese que se llamaba Dorian.

Poco a poco empezó a recordar. Bueno, será mejor que me vista con mis galas.

Impuso bajó a desayunar poco convencido de pertenecer a una banda contra el crimen. Le resultaba tan extraño que los demás no trataran de perseguirle y que la policía colaborase con ellos, que no podía evitar desconfiar.

Bajó y vio al "gran" hombre servirse una bandeja repleta de comida.- ¿Qué tal grandullón? No nos han presentado oficialmente. Impulso. a pesar de la agitada noche, se había despertado de buen humor. Vio allí a una mujer muy, pero que muy guapa.

Se sirvió un café solo y la observó disimuladamente.- ¿La conoces? No se unió a las fiestas no?-le susurró.

Ni en sus mejores sueños Fran habria imaginado que tendria una habitacion tan estupenda para ella sola. Era del tamaño justo, con todos sus muebles nuevos y limpios y una cama que parecia extremadamente comoda, pero con espacio suficiente para poder hacer sus ejercicios matinales con comodidad. En el fondo se sentia mal, ya que realmente aun no habia hecho nada para ganarsela. Tendria que hablar con los responsables del lugar para ver si podia ayudar de alguna manera, si no jamas lograria estar del todo comoda. Aun asi, Fran por fin logro dormir una noche entera despues de meses.

A la mañana siguiente, Fran se encontro con que aparte de Nancy, la responsable, ya habia otras tres personas desayunando; una mujer extraña, el gradullon y el tipo extraño que decia llamarse impulso.

- Buenos dias a todos los presentes. Señorita Garner, quisiera hablar con usted despues de desayunar, si es posible.- Saludo con una reverencia al estilo chino. Acepto amablemente el cafe (aunque preferia el te) y tras coger un poco de comida ligera, se sento con los demas. Poco acostumbrada al trato social, se limito a comer.

Tan solo algunos de vosotros habían descendido a la cafetería de la academia para desayunar. El resto todavía seguían durmiendo, o preparándose para el gran día.

Aún os estabais conociendo entre vosotros y esperando a que Nancy dijera las primeras palabras del día de hoy, cuando se levanta un potente viento en la sala en el momento en el que el velocista y miembro de la Liga de la Libertad Johnny Rocket detiese su carrera a vuestro lado.

Tenemos una situación de crisis. Dice. ¡Una exploración de la alta atmósfera realizada desde el Faro ha detectado un pequeño asteroide que se dirige a Sudamérica!

Muy bien gente, dice el Capitán Thunder entrando en la cafetería, llamando a voz en grito al resto de la Liga de la Libertad, pero no refiriéndose precísamente a vosotros. ¡Todos al Pegaso!

Luego os mira a vosotros y dice, lo lamento, no podemos quedarnos más. Vamos a tener que dejar todo esto para después. Podéis esperar aquí hasta que volvamos.

Esto es pan comido, y seguramente en breve estaremos aquí.

¡Adelante Liga de la Libertad!

La súbita aparición de Johny Rocket hizo que el gigantón de la sala se sobresaltase, atragantándose con un bollito medio masticado. Acto seguido boqueó un poco, dirigiéndose hacia un jarro de zumo de naranja de 2l, tomándolo en su manaza como si fuera una simple taza, para dar un gran trago. Unos puñetazos en el pecho acabaron de hacerle superar la situación. Afortunadamente. Hubiera sido la muerte más tonta de un aspirante a superhéroe.

-Cof, cof, lishto. Cof. Digo, listo –dijo, recomponiéndose como pudo.

Lo cierto es que no sabía qué demonios iba a hacer en la estratosfera, persiguiendo un asteroide con una supernave de superhéroes, pero si había que hacerlo, no sería él el que quedara atrás.

Ikari notó como una especie de tornado, pero acostumbrada a ese tipo de cosas, tampoco se inmutó demasiado. Escuchó lo que decían aquellos hombres.

Una vez concluyeron, ella se dirigió a por un vaso de agua bien frío. En su habitación se estaba fenomenal, pero abajo hacía calor.

Jaime despertó y se rascó la cabeza intentado recordar dónde estaba. No tardó mucho en rememorar los momentos del día anterior y bostezó. Se levantó y, mientras estiraba la espalda, se fue al baño para ducharse y afeitarse la cabeza.

Salió como siempre, preparado para tomar un buen desayuno y conocer más de esa organización. Seguía con el "run-run" en su cabeza sobre los chicos que habían apresado. Quería conocer por qué habían intentado robar el banco. Lo mejor sería hablar con la agente Montoya, a ver si ella había averiguado algo.

Al llegar al puerta de la cafetería, tuvo que hacerse a un lado rápidamente. Algunos de los que allí estaban salieron corriendo dando voces que no llegó a escuchar.

Buenos días dijo mientras miraba hacia atrás. ¿Qué les pasa?

Luego de haberse alejado temporalmente del grupo para realizar un llamado telefónico, Johnathan decidió acompañar al resto del grupo hacia esta academia, mayormente para pegarle un vistazo a como era el lugar.
Como suponía, para poder pertenecer a la misma había que completar una serie de formularios, cosa con la que no estaba muy de acuerdo que digamos, pero ya estaba ahí y retroceder iba a sucitar más preguntas que seguir adelante. En cuanto a sus habilidades, sin llegar a mentir, ya que no era una buena forma de comenzar, fue lo menos específico posible. Sólo confiaba en un par de personas, y ninguna de ella se encontraba en el mostrador de "Inscripciones"
Al llegar a su habitación, le sorprendió tanto la simpleza de la misma, como la vista que tenía hacia los terrenos de la Academia. En estos momentos sus pertenencias se encontraban en viaje junto con su compañera o al menos eso asumía, por lo cual, luego de abrir las ventanas del lugar para que entre aire y ventile el lugar (el olor del usuario anterior todavia estaba impregnado en los muebles) se recostó a dormir.
No estaba acostumbrado a dormir mucho, así que a la mañana siguiente se levanto bastante temprano y, luego de una ducha, se dirigió a donde hacia el comedor: el olor a pan recién tostado y café le fue muy útil a la hora de encontrar el camino. No había mucha gente en el lugar, así que luego de desayunar, decidió ir a recorrer los terrenos de la Academia, para conocerlo. Para cuando volvió al comedor, parte del grupo que había estado en el banco el día anterior se encontraba allí; al ser sus únicos conocidos en el lugar, comenzó a caminar hacia ellos, cuando tuvo que correrse para evitar a los que salían un tanto apresurados, quedando de frente al Jaime
- Buen día, y adhiero en la pregunta, ¿qué pasa?

En cuestion de segundos se monto un revuelo enorme en el comedor, al parecer estaba pasando algo grave y la liga tenia que intervenir. Fran no pudo evitar sentirse un tanto incomoda entre tantos y tan famosos heroes, el estar del lado de la ley era algo a lo que le llevaria un tiempo acostumbrarse.

Usando su telepatia, ya que no se atrevia a hablar en voz alta, Fran intento informar a los recien llegados- Creo que un asteroide va a chocar en sudamerica, y la liga va a acudir.

Fran redirigio su telepatia para comunicarse con Ulrich solamente, ya que parecia muy alterado por la alerta.- Siento decepcionarle, pero el aviso parece ser solo para los miembros de la liga. Nosotros nos quedamos aqui- Era algo razonable, Fran dudaba que fuesen a llevar a una mision delicada a unos recien llegados de incierto trasfondo

-Oh -entonó Ulrich en voz alta, "hablando" solo. Decepcionante, ahora que se había hecho a la idea... Por poco se pone a correr detrás de los "ligueros" (¿cómo demonios se le llama a un miembro de una liga? ¿ligados? ¿ligueros? ¿ligantes?) y hubiera quedado francamente mal que a la entrada del "Pegaso" le dijeran que no había sitio para él. Cosa que, bien pensado, le debía pasar bastante a menudo a juzgar por su tamaño.

Como siempre las prisas y la falta de comprensión oral le frustraban. Ya lo decía su profesor de inglés... Frustrante, realmente frustrante.

¿Y qué les tocaría hacer el resto del día? Desde luego Ulrich querría probar las instalaciones deportivas del centro.

El capitán Thunder se queda mirando al grandulló, ajeno a la conversación telepática que mantiene Francesca con él y le contesta. Lo lamento, grandullón. Dijo de forma cariñosa pues aún no se había aprendido el nombre, a pesar de haber echado un vistazo ya a los formularios. Aún no os te hemos registrado para trabajar con el equipo de la Liga en "Operaciones en la alta atmósfera" y me temo que ya queda más bien poco tiempo para ello. Así que lo lamento, pero no hay tiempo para esto, y como futuros miembros, debéis aprender a cumplir órdenes, especialmente en una crisis como esta en la que hay vidas en juego.

Seven y El Arqueron aún no habían bajado, pero estaba claro que ya no se reunirían con ellos, pues ellos sí que pertenecían a la Liga y lo más probable es que se marchasen con ellos.

La liga de la Libertad parte a bordo de su nave espacial de clase Pegaso, lánzandose al espacio para solucionar la crisis y dejando a los recién llegados solos en el Salón de la Libertad.

El hombre dio unas palabras de consuelo a Ulrich y se fue. Jaime se acercó hasta la mesa y cogió una magdalena

Todo muy interesante dijo mientras se la llevaba a la boca y empezaba a desayunar. Pero ¿qué vamos a hacer nosotros? Vamos a rellenar más formularios, entrenar... dejó la pregunta en el aire.

¿Futuros miembros?, ¿de qué hablaba éste?, ¿yo, Ikari, obedeciendo órdenes de desconocidos?, ¡ja!

Me dirigí a uno de los rincones de aquel lugar, no me apetecía estar cerca de nadie.

Impulso observó a la liga de la Justicia levantarse y disponerse a partir para proteger y servir al mundo(no pudo evitar sonreír ante la escena). Qué caballeresco.

Por él perfecto, que no contaran con él era un alivio, una cosa era encontrarse problemas e investigar y otra ir a buscarlos. Además, ¿acaso no sabía la liga de la justica que a la mayoría de los mutantes que había fuera de Freedom city les vapuleaban y les marginaban? ¿Por qué ayudarles entonces? La única razón sería el efecto en cadena, pero si era pequeño el asteroide no tenía porqué superar a una bomba atómica.

Con total tranquilidad, se terminó de servir y tomó asiento, dispuesto a disfrutar de su mediocre desayuno.

Cumplir órdenes... había aceptado entrar en la escuela porque no tenía dinero para dormir en un lugar decente, pero aún faltaba mucho para que él aceptara ser uno de esos caballeros de la justicia.

Contestando a la pregunta del calvo controlador de mentes dijo- Los que nos palicearon en el banco aún siguen por ahí. Podríamos intentar encontrarles y recuperar el botín.-con cierta comisión, obviamente.

Tras ver como la llamada Liga de la Justicia pasaba corriendo, dejando a Ulrich de lado, Johnathan observó que gran parte del grupo con el que había llegado a la universidad ayer se encontraba despierto. Pasando junto al gigante, se dirigió a la mesa donde estaba sentado Impulso, ya que, a pesar de no hace mucho tiempo que hablaban, era el que más conocía.

Al escuchar su comentario, agregó: - Sabés perfectamente que adhiero a la idea de encontrarlos y enseñarles una cosa o dos sobre modales. Es lo que me trajo hasta acá.

* Eso, y evitar preguntas de la policia y tener que pagar alquiler.*