Partida Rol por web

Finalmente el señor Drummer se llevó por un lado a Francesca, Sílfide y el Hombre Verde. Y por el otro se llevó a Ikari, Sonic y Nereida. Las últimas palabras de Jaime no habían calado en el alcaide, así que él se marchó y el resto del grupo terminó por dividirse.

Con Xin ahí fuera, era una locura que Jaime decidiese a investigar por su cuenta. Si había algún lugar ahora mismo seguro, era la prisión, pero el telepático era lo suficientemente confiado como para creer que no le pasaría nada. Y así fue como se marchó de la sala, tomó el bote y se alejó de la prisión.

Algunos de los soldados se llevaron a Francesca junto al Hombre Verde y a Sílfide. Les sentaron a los tres en una sala y después los dejaron allí solos a la espera.

El Hombre Verde no había abierto la boca en todo el tiempo, mientras que la ya-no-etérea mujer miraba con cara de desaprobación lo que había sucedido con la chica.

¿Y ahora qué? Espero que me saquéis de ésta. Hemos venido aquí para ayudaros y así es como nos habéis dejado. Estamos vendidos, y no sé que vais a hacer para liberarnos... tú estás tan jodida como nosotros.

Finalmente Jaime se alejó de la prisión tomando el bote en el que habían viajado. Era el único medio de vuelta. Había dejado a sus anchas a sus compañeros y ahora no tenía muy claro hacia donde dirigirse para seguir investigando. Tenía que pensar algo rápido, Xin podría estar vigilándolos y ahora era un blanco demasiado fácil.

Joshua acompañó a los tres esposados hacia un ascensor separándoles del resto de sus compañeros. Metió una llave en una cerradura del elevador y éste rápidamente empezó a descender. Por el tiempo que tardó, parecía que hubieran descendido varios metros bajo el subsuelo de la isla. Podían incluso sentir la presión atmosférica en sus oídos. Debían estar a muchos metros bajo tierra. Otro grupo de soldados les acompañó hasta una sala de tonalidades blancas. Les sentó en una mesa con cuatro sillas. En una de las paredes había un espejo, que claramente sería falso y les podrían estar observando.

Esperad aquí. Les dijo Drumer mientras salía de la habitación y los dejaba algunos minutos a solas. Iré a buscar al profesor. Era el momento de pensar en lo que tenían que hacer o decir, era el momento de conseguir que todo aquello hubiera servido para algo, así que era mejor tejer un plan cuanto antes.

Sonic asintió al carcelero. Al menos lograrían parte del objetivo, pero a un alto precio.

- Parece que podremos hablar con él. Quizá nos aporte la información a cambio de algo. Quizá odie a Xin y lo suelte todo de primeras.

Trató de ver el lado positivo. Ojala pudieran dar un duro golpe a ese bastardo. Tenían que intentar dar la vuelta a la tortilla. Impedir que les siguiera comiendo terreno. El joven superhéroe se fue animando.

- Si seguimos adelante, algo lograremos.

Dijo para motivarse, no sólo a él, sino a las dos amigas.

Ikari odiaba todo aquello que fuese ir por debajo de la tierra, lo detestaba, se sentía incómoda, tal vez demasiado. Eso se le notaba en su carácter.

Parece que nos piensa llevar a una ratonera - le dijo al Sr Drumer. Algo totalmente lógico - concluyó con desdén.

Cuando aquel individuo les dejó unos minutos a solas, ella se aproximó a aquel espejo que tenían en la sala. Se miró, se descubrió la capucha y habló:

Espero que no haga tanto calor en el resto de las instalaciones, no va conmigo.

Sonic - le susurró. Es preciso que mantengáis vuestro trato tan cordial con ellos, por mi parte me conozco y puedo estropearlo todo, prefiero no alterarme, no estar nerviosa, porque sino mal asunto.

Inmediatamente después, se sentó en una de las cuatro sillas.

Jaime sabía de la osadía de su acto, pero era lo que tenía que hacer. Sus principios era algo que no pensaba vender. Todo lo que había hecho, lo había hecho pensando en qué era lo mejor... A veces con egoísmo, sin duda, pero otras no. Y en ese momento, aunque así lo pareciera, no podía dejar de lado a Sílfide y al hombre verde. Volvería a por ellos, en algún momento, y los sacaría de allí. Aunque él se convirtiera en un prófugo, pero no les abandonaría.

Aun sabiendo que Xin podría estar siguiendo sus pasos y atacarle rápidamente, no dejó de remar para volver a la ciudad. La situación en la cárcel había hecho más que evidente sus antiguas preocupaciones. Una vez vetados sus poderes, ¿qué podía hacer? Era un inútil calvo, y eso no ayudaría a nadie.

Podía aprender autodefensa, o algún tipo de arte marcial. Pero eso no era rápido, le llevaría tiempo a pesar de lo inteligente que era. Y si quería defenderse...

La respuesta se la habían dado los soldados de la cárcel. Un arma. Jaime necesitaba armas. No le gustaban. Era todo lo contrario a él. Pero en situaciones desesperadas, había que tomar medidas desesperadas.

Tomó la decisión. En cuanto llegase a la ciudad, iría en busca de algún arma.

Fran con los ojos cerrados y controlando la respiracion para relajarse mientras esperaban en aquella sala el mas que probable interrogatorio.

Que me eches la culpa no va a cambiar nada, Silfide. La que quiso venir a colarse en primer lugar fuiste tu, cuando podriamos haber hablado con el Profesor nosotros nada mas. Seguro que con alguna frase adecuada el hubiera sabido que veniamos en tu nombre.- La joven no pudo evitar fruncir el ceño al oir las protestas de la otra mujer, a pesar de seguir con el ejercicio de relajacion. Solo esperaba que no los hicieran esperar mucho, porque su paciencia tenia un limite, y mas para alguien de actitud tan sospechosa. De hecho empezaba a pensar que que los pillaran era lo mejor que podia haber pasado.- Los demas intentaran interceder a vuestro favor, pero eso no quita que no tengais que poner de vuestra parte. Yo tambien he sido una criminal, pero al menos ahora intento compensar mis pecados pasados...

Por un momento Nereida tuvo envidia de Jaime y de la decisión que tomó, pero a ella se le daba bien la palabra y no tenía sentido que cuando por fin lograban la 'entrevista' se marchase. Antes de separarse de los tres miembros bajo sospecha los miró prometiendoles con la mirada que no se quedarían por mucho tiempo, como mucho en cuanto la Liga regresase pondrían las cosas en su sitio.

La presión era algo a lo que Nereida estaba acostumbrada, pero la del agua era muy distinta a la de la tierra, la joven sentía que le faltaba algo entre tanto sólido. La sala a la que los llevaron era claramente para interrogatorios pero ella intentó que eso no mimase su confianza y se sentó tranquilamente, o al menos era lo que esperaba que pareciera.

Escuchó a su amigo y a Ikari y asintió a ambos. 

-Probemos a ver si tiene algo contra el nuevo mesias. Yo hablo si os parece bien.

La verdad es que no tenía mucha idea de cómo abordar al villano pero algo se le ocurriría, siempre se le ocurría una buena idea* para conseguir lo que quería, además el profesor y ella compartían poderes, algo encontraría.

Jaime tampoco conocía muy bien la ciudad, al menos no lo suficiente para moverse solo por allí sin nadie que le hiciera de guía. E ir preguntando para comprarse armas no iba a ser nada fácil, y obviamente, no estaría muy bien visto.

Pero había varias posibilidades hacia donde dirigirse. Podría acercarse a donde se hallaba el el ejército, quizá prefiriese tirar de la ciencia y la tecnología, ir a hablar con las fuerzas de seguridad o investigar más en el mundo oculto y criminal de Freedom City.

Sílfide se quedó sin palabras al escuchar a Francesca. No pensaba que fuera a lanzarle una acusación tan directa y su instinto le hizo querer convertirse de nuevo en aire y hacerse completamente invisible. Pero al sentir que sus poderes seguían fallando miró al Hombre Verde con una mueca entre preocupación, miedo y cólera. No podía creerse que se hallaran en ese estado, y que se sintiera tan vendida cuando había tratado de echar una mano.

No dijo nada más, simplemente se limitó a evitar cruzar la mirada con la telépata, a cruzarse de brazos y a esperar...

Por fin podrían tener esa reunión y pronto cada una de sus compañeras comentó lo que pensaba hacer durante ella.

- Claro, habla tú con él mientras Ikari y yo lo miramos con cara de mala leche. No es por nada, pero quizá nos pida algo a cambio de la información. Algo para terminar antes la condena, por ejemplo. No sabemos si eso lo podremos lograr, pero le podemos prometer que lo intentaremos.

Quizá consiguieran algo a base de promesas, aunque luego no tenían porqué cumplirlas. Sonic quería sacar la información como fuera y estaba dispuesto a mentir si era necesario. El joven se ajustó el antifaz y arrugó el labio hacia la derecha, pensando algo más que se pudiera hacer.

Ikari habló tras hacerlo su compañero Sonic.

Si me están escuchando, mejor - dijo mirando hacia el "espejo". Espero que no tarde demasiado, cuando me tienen encerrada entre paredes no soy fácil de tratar.

Volviendo a lo anterior, continuó.

Sinceramente, no creo que mi palabra le sirva de mucho al Señor Drumer. Ambos sabemos que no nos caemos precisamente bien, tal vez por mi mirada fría y calculadora, tal vez porque sabe que no soy demasiado accesible. En cualquier caso, hablaré cuando sea estrictamente necesario.

Se aproximó a ambos y les dijo en voz muy baja.

¿Y si la persona que nos trae es un impostor?

Sí, las ideas eran muy inteligentes, desde luego. Pero se acababa de dar cuenta de su gran conocimiento de la ciudad: Nulo.

Así que decidió dejar que su mente siguiera trabajando, que era lo que mejor se le daba. ¿Qué podía hacer para conseguir un arma?

No había visto en ningún lado tiendas de armas. Debía ser la única ciudad de los Estados Unidos que no tenían esas tiendas. Otra opción bastante obvia era transitar por los barrios malos de la ciudad. Estaba claro que no le costaría mucho encontrarlos, pero claro... Suponía topar y lidiar con gente que no tenía ningún tipo de moral, y, además, seguramente estaría Xin por allí controlando todo... No era la mejor opción.

La policía podía ser otro lugar a visitar, pero sin la agente Montoya, veía complicado que le hicieran caso. ¿Qué más podía hacer?

El ejército le vino de pronto, como si siempre hubiese estado allí. El ejército siempre había tenido una tecnología muy avanzada, además que seguro que disponía de algún que otro mutante que podría ayudarle. No había más. Se dirigió hacia las oficinas del ejército

Nereida iba asintiendo a sus compañeros hasta que llegó la pregunta susurrada de Ikari, enarcó ambas cejas pero intentó no mirarla.

-Creo que estuvimos lo bastante cerca como para reconocerlo. -le dijo como contestación para luego seguir con un tono normal -Silfide era nuestra baza, ella debía saber qué teclas pulsar para lograr la cooperación del profesor -miró fijamente al espejo esperando acertar en donde estuviese la persona que les observaba -pero el amigo lumbreras ha decidido que hace un mejor servicio aislada, o vete a saber qué le están haciendo, que ayudando a resolver esta crisis.

Esperaba que se diesen cuenta que la mujer etérea era más útil con ellos que donde quiera que estuviese.

Un par de soldados irrumpieron en la sala con la figura de un hombre que no reconocíais. La última vez que visteis al Profesor Fathom estaba bajo su apariencia acuática, pero ahora que los poderes estaban inhibidos en aquella prisión, el hombre que teníais delante era irreconocible. Pero su gesto de pocos amigos, sus brazos cruzados y su apariencia en sí, os hizo platearos que efectivamente, el ser que teníais delante debía ser él, pues tenía las mismas ganas de hablar que aquél al que estabais esperando.

¡Vosotros! Gritó al veros. Luego miró a los soldados que le sentaron en la mesa frente a vosotros y que se quedaron ahí de pie, junto a la mesa, escuchando todo lo que tuvierais que decir, y vigilandoos por si hacíais cualquier tontería.

Fathom se cruzó de brazos y miró hacia el espejo y después le dedicó una sonrisa. Pero no os quiso mirar a los ojos. No parecía tener mucha intención de colaborar.

Joshua Drumer entró en la sala escoltado por dos soldados armados. Se sentó al otro lado de la mesa y se quedó mirando uno a uno a los ojos de los presentes. Los tres estáis acusados de actos delictivos. Es cierto que tanto Sílfide como el Hombre Verde estais acusados de actos contra Freedom City, en cambio tú, Francesca, tus malvados actos están relacionados con el mundo fuera de esta ciudad de libertad. En principio no tendríamos nada por lo que acusarte, pero dado que tú has trabajado con tu padre, y tu padre está organizando un ataque terrorista contra la ciudad, necesitamos saber todo sobre ti y sobre él. Las posibilidades que tenemos de frenarle, los planes que posiblemente tenga, y si va a ser necesario que recurramos a todas las armas de la ciudad. Además, necesitamos saber si tú aún sigues de su lado, o si eres una espía. Cuanta más información nos des sobre él y sus planes, más posibilidades habrá de que creamos en ti, y que dejemos a ellos trabajar con vosotros.