El bosque de Mordavia

La maniobra de descenso suave sale correctamente, y lográis al anochecer llegar a tierra firme. Según los mordavos estáis a unas horas del castillo de Karnstein donde esperáis encontrar a la damisela secuestrada. La idea es llegar a una de las aldeas cercanas y pasar allí el día escondidos e intentar entrar en el castillo sin ser vistos durante la siguiente noche. La noche del asalto el dirigible sobrevolará el castillo y la idea es que pueda recogeros en una de las almenas del mismo para escapar de Mordavia. 

Sala y sus aviadores se quedarán en el dirigible para poder ayudar al capitán, y sobre todo si es necesario que salgan cazas para defender vuestra huida llegado el caso. Según el capitán Mordavia posee algunos vetustos biplanos de la Gran Guerra en un viejo aeródromo de pista de hierba a unas cincuenta millas al sur del castillo, cerca de la frontera con Rumanía. 

El bosque se que alza ante vosotros es majestuoso, y oscuro. Es un bosque antiguo sin lugar a dudas.

El mordavo, al igual que su hermano menor besan el suelo de su tierra tras bajar del dirigible. 

- Patría mía... - le escucháis susurrar, luego se gira hacia vosotros y añade - Tened cuidado, estas son las tierras de caza de los Von Carnstein. Criaturas oscurrras habitan en el bosque...

Su forma de decir "caza" es aterradora. Veis como prepara su hacha y comprueba que su vieja escopeta está cargada. Su hermano comprueba que su carcaj está lleno y que su espada está bien afilada, notáis que es un alfanje turco y no un sable moderno.

- Hermano - dice Grisha que apenas habló durante el viaje - Deberríamos ponernos en marrcha lo antes posible, la luna está llena y podrremos avanzarr bien. El pueblo queda a unas millas, pero grran parrte del viaje es descenderr. Preparren sus arrmas, no creo que sea un camino sin peligros...

Por muy fantástico que fuese volar, estar en tierra firme era considerablemente mejor, así que cuando llegamos a Mordavia, casi tuve la tentación de besar el suelo.

El barro y el aspecto lóbrego de todo el lugar, cubierto por la niebla como si estuviésemos acercándonos a la Transilvania del Conde Drácula, me quitaron las ganas, lo que unido al hecho de tener que ir a un castillo me hizo colocarme justo al lado de Rick... por lo que pudiera pasar.

-Tendríamos que haber traído unas estacas y algunos crucifijos, ¿no? -pregunté en voz baja, sonriendo de manera falsa a los mordavos.

El bosque que nos esperaba delante tampoco animaba a moverse, y las palabras del mordavo me hicieron temer lo peor.

-Quiere decir... ¿qué hay v-vampiros? -pregunté, tragando con dificultad -. C-creo que yo debería quedarme en el dirigible... por si acaso, ya sabéis. Siempre es útil que alguno de nosotros se quede a bordo por si surgiesen problemas con esas... mujeres.

Asentí con la cabeza, esperando que los demás me diesen permiso para regresar al dirigible.

-Además, no me necesitáis. Rick puede disparar por tres... o cuatro, si hace falta.

Esto cada vez se esta volviendo mucho mas raro, no negare que la piloto puede ser util y este encuentro me parece harto extraño

Con lo que sabiamos, tal vez deberiamos inutilizar los biplanos antes de lanzar el ataque al castillo y eso podria retrasarnos. Habria que esperar tener suerte, una que puede que nos esquivara. Hace frio, esta oscuro y hay niebla. Me envuelvo en el abrigo que llevo mientras compruebo que el arma que llevo y he cogido en la armeria del dirigible esta cargada. Pongo los ojos en blanco por mi hermano.
- Y agua bendita, balas de plata. No olvidemos un hombre de fe para que nos consagrara las armas. Jonathan ¿en serio? - le miro negando y luego a mi marido - Solo seran buhos, como mucho murcielagos. Esta zona tiene muchas especies y no creo que los lobos nos atacaran. Tranquilizate. 

 - Bueno, he oído que los vampiros pueden controlar animales y incluso convertirse en algunos. - Respondí, sonriente, al comentario de la dama inglesa. - Así que no descartaría la posibilidad, hasta que no sepamos que es real y que leyenda, sobre que alguno de los animales sean amenazas, ya sean como hostiles o espías enemigos. Además, Evelyn, después de su experiencia en Egipto, pensaba que tendría la mente más abierta a lo sobrenatural.

-La tengo, pero no por eso deberia tener miedo a lo que podria no ser nada mas que algo mundano. Nuestro miedo a veces hace que nuestra imaginación se dispare, una sombra puede ser solo eso, una sombra. Hay vampiros, si y la verdad es que prefiero decapitarlos a clavarles una estaca en el corazón. 

- Creo que de momento nos debemos preocupar por lobos y ladrones. Si hemos tenido suerte, el enemigo no sabrá aun que hemos llegado.

Ardeth había vuelto a cambiar su vestuario y se le veía a disgusto. Traje, un abrigo de lana que cubría la vaina de su espada y el puñal, y un bombín. No paraba de rascarse las piernas cada dos por tres y era obvio que se sentía desubicado.

- En cuanto a los vampiros. Con esta niebla... ¿no podríamos haber esperado a que fuese de día? Es decir, ¿por que ponérselo más fácil a esas criaturas?

 Con una sonrisa maliciosa, respondí:

 - No os preocupéis, tengo una estrategia definitiva para poder abatir a esas criatura facilmente: Consiste en arrojarles a Jonathan y, mientras se ceban con él, nosotros las abatimos...

 Me encantaba bromear en situaciones de peligro, sobre todo a costa del mencionado inglesito, solo para poder ver sus hilarantes reacciones.

-Cariño, no descartemos nada, en esto estoy de acuerdo con Drac. En arrojar a Jonathan, también. -torciendo la sonrisa, miré a mi cuñado -Solo un poquito. 

Luego cambié mi mirada y mis palabras a un aspecto más serio.- Necesitamos todos los brazos y todas las armas. Y haría caso de las recomendaciones de nuestros amigos moldavos. Conocen estas tierras, es su país.

La luna arrancó brillantes reflejos pálidos al metal de mis dos revólveres, y a mi dentadura en una sonrisa mordaz.-Ardeth, a plena luz del día somos más vulnerables. Me temo que las bestias rondarán igual de día que de noche. Vampiros y hombres lobo son presunciones.

No lo tenía claro. Muestra confianza.

-Vamos a cumplir esta misión, a derrotar el Mal, y a liberar a la chica. -no sonó muy épico, más bien a peli de aventuras de esas nuevas en Hollywood. 

-Ejem. Atentos. Ya sabéis lo que se dice: la noche es oscura y alberga horrores.

Las palabras de "nombrededo" me hicieron sonreír nerviosamente.

Claro que no lo decía en serio, no podía... pero eso no quitaba que llegado el momento, a alguien no se le pudiese ocurrir algo parecido. Pero no podía dejar que viesen mi miedo. Oh, no. 

-Para eso tendríais que atraparme antes porque cuando es necesario... puedo correr los cien metros más de prisa de lo que tardas en decir mi nombre.

Por supuesto, a Rick todo eso le daba igual, porque él era un hombre de acción con solo una marcha, hacia delante, y un movimiento, disparar. 

La verdad es que eso tampoco estaba demasiado mal, siempre que los demás pudiéramos ir detrás de él, así que eso fue lo que hice, colocarme a su espalda.

-Está bien, pues entonces vamos allá -dije, empujando ligeramente a Rick con una gran sonrisa -. Y-yo te sigo y si hay peligro... aviso. Puedo imitar a un cuervo, un gallo, o un ratón, si es necesario.

Y puedo correr más deprisa que uno también.

El grupo se pone en marcha, los dos mordavos os guían a través del bosque. La luz de la luna llena es suficiente para que os puedan guiar con facilidad. Escucháis aleteos de lechuzas y murciélagos, alguna vez notáis que os están observando, y a lo lejos los lobos aúllan a la luna.

Grisha se para en un claro y examina el suelo. Mira a su hermano y dice una palabra que no entendéis.

- Varghulf...

Su hermano muestra un gesto de preocupación al escuchar esa palabra, pero sigue caminando hacia el pueblo. Tras dos horas más de camino empezáis a divisar las casas de una aldea, a lo lejos veis la silueta de un imponente castillo recortado a la luz de la luna.

Vardak os mira y os comenta:

- Ese es el castillo donde rretienen a la dama inglesa, es el castillo de la familia Carrnstein. Ahorra llegarremos a nuestro pueblo, allí descansarremos y rrecopilaremos inforrmación. Su nombrre en vuestro idioma es el Puente del Diablo.

La aldea está protegida por una empalizada de madera. Hay ristras de ajos cubriendo algunos postes, además de cruces y símbolos de protección.

Un aullido extremadamente poderoso y extraño se escucha. Es una mezcla de alarido mezclado con el aullido de un lobo gigante, ha sonado relativamente cerca de vosotros.

Varghulf es un nombre que se os hace familiar, a algunos de vosotros por leerlo en algún libro de la biblioteca y a otros por las historias que se cuentan bebiendo té en una tienda en medio del desierto. Es un animal mitológico, mezcla de murciélago, lobo y hombre.

En las leyendas de Transilvania se suelen mencionar que habitan en bosques cerca de donde hay vampiros, les sirven protegiendo las lindes y bosques alrededor de sus dominios.

El aullido-alarido suena detrás de vosotros, pero quién lo emite se acerca a vuestra posición. Incluso percibes un ligero temblor de suelo que va in crescendo...

De cualquier manera, terminamos por ponernos en marcha y por supuesto, yo no me separé de Rick ni de Ardeth ni un solo momento. Si había que enfrentarse a un enemigo terrible... me quedaría detrás de ellos sin dudarlo.

Y es que caminar por aquel lugar, aquel bosque que parecía estar maldito y contener a quién sabe qué criaturas, me parecía un completo error.

-¿Qué ha sido eso? -pregunté, mirando nerviosamente a mi alrededor tras escuchar a una lechuza. Después oí el aleteo de los murciélagos y me agarré con fuerza a uno de los brazos de Rick. Y acto seguido, un aullido me hizo temblar de arriba abajo -. ¿De verdad este es el mejor camino que podemos tomar? ¿No podríamos ir... a otro lugar, por ejemplo a Inglaterra?

Los dos hermanos marchaban delante y cuando uno de ellos se detuvo para examinar el suelo, yo me acerqué a mirar. No sabía si es que se le habían caído las llaves o algo así, pero hizo un sonido extraño que interpreté lo mejor que fui capaz.

-Salud.

Después, continuamos caminando, traspasando por aquel bosque que no parecía acabar nunca y que casi prefería no mirar, porque era como si estuviese viendo mis propias pesadillas.

-Puffff. ¿Falta mucho para llegar? -pregunté, sin obtener una respuesta de los mordavos .

Finalmente, llegamos a un lugar desde el cual divisamos un castillo imponente, muy a juego con el resto de la decoración, y ese Vardak nos explicó qué lugar era.

-¿P-puente del... diablo? Suena... agradable y tranquilo -dije, dándome la vuelta como para marcharme, aunque la idea de volver solo era mucho peor que la de seguir adelante, así que... volví a girarme para colocarme al lado de Rick y continuar caminando.

Y finalmente, llegamos al poblado, que parecía más un fuerte que otra cosa, y estaba lleno de ajos y cruces. Hummm. ¿Por qué hay tantos ajos aquí? Ya sé; es que el plato típico de Mordavia es el pan con ajo. ¿Es eso? -comenté, mirando una de las cruces de cerca y sintiéndome medianamente tranquilo, todo lo que podía estar en  un bosque maldito y con el castillo de "Drácula" al fondo, hasta que un nuevo aullido, este más cerca que los anteriores, sonó a nuestra espalda.

-Eh... no ha sido mi... estómago, pero algo me dice que puede que haya alguno vacío por ahí cerca -comenté, temblando, y colocándome al lado de Ardeth.

El aullido-alarido suena detrás de vosotros, pero quién lo emite se acerca a vuestra posición. Incluso percibes un ligero temblor de suelo que va in crescendo... Lo que va hacia vosotros es pesado, y viene corriendo.

 Durante todo el escabroso trayecto me mantengo impasible. Cuando vemos el tenebroso castillo, me limito a comentar, con tono despreocupado:

 - Vaya, me recuerda al castillo de mi familia en España. Una vez que has visto un castillo, los has visto todos.

 Lo del puente del diablo no me sorprende, a lo largo de mis viajes he escuchado lugares y sitios con nombres así de escabrosos. De hecho, este sería el cuarto puente con ese nombre que hubiera cruzado. Sin embargo reconozco que el curioso sonido del lobo si me puso alerta, pero lo oculté con mi habitual humor:

 - Bueno, si esa bestia se acerca, tenemos a Jonathan a mano...

 Aunque lo dije con tono desenfadado, sutilmente me acerqué a Evelyn para protegerla de un posible ataque, como todo buen caballero español que soy, aunque sin que resultase evidente, para no herir suspicacias, ya fuera el sentido independiente de la mujer como la hombría de su marido, que podría malinterpretar mis intenciones al querer protegerla.

El aullido-alarido suena detrás de vosotros, pero quién lo emite se acerca a vuestra posición. Incluso percibes un ligero temblor de suelo que va in crescendo... Lo que va hacia vosotros es pesado, y viene corriendo.