Partida Rol por web

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La columna se adentra lo más posible en el pueblo, dejando a su derecha la hilera de construcciones. La ventisca hace bastante difícil ver con claridad, pero es posible ver varias luces salir de varios edificios. Una de lo que parece la cantina, otra de la oficina del sheriff, y dos más en otras dos casas más al fondo. Jenny manda parar la caravana por última vez con un grito. Echa un vistazo más de cerca, y se termina por dirigir hacia la cantina al trote.

No pasa mucho tiempo hasta que una figura gruesa saliese súbitamente de la oficina del sheriff. A primera vista, no parece muy alta, pero su complexión o lo que lleve encima, la hace parecer más grande de lo que quizá sea en realidad. Porta un fusil en sus manos, con una linterna de asa colgando del propio cañón del rifle. Se acerca a la caravana sin apuntar, pero en guardia, y empieza a vociferar.

—¡FUERA! ¡NO QUEREMOS EXTRANJEROS EN NUESTRA CASA! —La voz aguda y ajada del hombre recorre el ambiente con el viento, como si pudiera controlarlo él mismo para proyectarla— ¡LARGAOS, LARGAOS!

            - Por favor caballeros ofrezcan nos a la señorita y a mi algo mas para refrescar nos y un puro con lumbre para mi! -   Indica Meave a sus guardias quienes le sirven vino espumoso en un par de copas y le encienden un puro antes de que la mulata continúe explicando le a la vaquera:  

        - Para comenzar Sarah esta es simplemente una oferta laboral para que trabajes para mi consiguiendo me los víveres para mi negocio Sarah, pero con el tiempo tal vez pueda contar contigo de otra manera mas importante en un proyecto muy ambicioso en el que invertiremos juntas, solo si a ti te parece linda!   Solo que para mis ... quiero decir nuestras aspiraciones sería mas oportuna la ... colaboración de cierto par de caballeros con los que colaboramos de camino para acá! -    Levanta la copa Meave para chocar con la de la bella y rubia vaquera antes de charlar un rato con ella de manera mas relajada.

    Cuando los colonos llegaron al pueblo al que se dirigían la bienvenida no fue como la esperaba exactamente, entonces la mujer de negocios espero por un momento a los guías para saber si era necesario que ella tomara la palabra para convencer al Sheriff de recibirles mejor y para sondearcon todos sus sentidos cual era la situacion actual del pueblo, asi como la de su sheriff.

Ellen chasquea la lengua con disgusto tras las palabras del sheriff, ya está demasiado cansada de teatros y de paseos.

Esto es una mierda de chozas con cuatro cobardes y en mitad de... Joder, será que Dios existe y me odia. Yo me largo de aquí...

Aprieta las rodillas contra Bonito para hacer que el caballo se adelante y dirigirse al sheriff

- ¿Le parece muy católico echar a gritos a unas familias diezmadas por el hambre y el polvo del camino? Algunos muertos, otros heridos y otros desesperados... - intentando ponerle en un compromiso, aunque sin muchas ganas, su preferencia es otra muy distinta pero todo sea por la viuda y sus niños. Que nadie pueda decir que no lo intentó por las buenas primero

No era el recibimiento esperado, es más después de lo sucedido ese mismo día, teniendo heridos y hasta muertos en nuestros carros, que el propio sheriff nos despachara de aquella manera no suponía nada bueno para nadie. Habíamos llegado en la mitad de la ventisca sin apenas víveres y con un estado anímico que dejaba mucho que desear.

La suerte o conveniencia me había llevado a participar de la compañía de la señorita Meave con el fin de tratar los flecos del futuro pacto sobre el negocio que iba a levantar en Coldforge. Negocio que ahora estaba más en el aire que nunca después de aquel recibimiento.

- Si no nos quieren aquí ¿adónde iremos, qué será de nosotros? - habíamos visto lo que le había ocurrido al pueblo anterior, que había ardido hasta sus cimientos. Quién sabe, igual nuestro destino era levantar aquel pueblo de sus cenizas como el ave fénix.

Al acercarse al hombre, tanto su voz como su apariencia le delatan ante Ellen: un viejo con los huesos marcados, barba de años y ojos de perturbado. Si este es el sheriff, solo Dios sabe lo acabado que está este lugar.

El viejo echa un bufido sin cambiar su postura encorvada, y sube el arma con intención amenazante.

—¡NO ME REPETIRÉ! ¡FUERA DE AQUÍ O YO MISMO, YO MISMO, YO MISMO ME ENCARGARÉ DE QUE NO VOLVÁIS!

Antes de que la situación se recrudeciese, un tipo con otra linterna de mano se acerca a la caravana a trote. En cuanto ve la escena, se da incluso más prisa.

—¡Tolson! ¡TOLSON! ¡Maldito imbécil deje a esa gente! ¡Tolson!

El viejo reacciona como un niño al que le hubiesen pillado haciendo lo que no debía, y con el nerviosismo no percibe que su linterna acaba en el suelo, apagándose contra el suelo semi nevado. Maldice y patalea, mientras el otro hombre termina de acercarse al grupo para hablar.

—¡Oigan, escúchenme, por favor! ¡La señorita Doughan me lo ha contado todo! ¡Por favor, dejen sus carros en un mismo espacio y a sus monturas y animales cerca de la cantina! —dice mientras señala al edificio del que sale— ¡Cojan sus cosas y vengan conmigo hasta allí para resguardarse! ¡Ahora mismo iré a por el alcalde para tratar la cuestión del asentamiento! —En cuanto acaba, agarra al tal Tolson de la manga de su abrigo y tira de él en dirección a una de las casas iluminadas.

La caravana se deshace por primera y última vez. Todos dejan sus carros a un lado, traen consigo a los animales cerca de la cantina y llevan como pueden sus pertenencias hasta el interior del edificio. Las dos familias con pérdidas hacen lo que pueden para portar a los suyos consigo al interior.

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El sitio era un antro. Si acaso estaría un poco mejor que la cantina de Credence, pero nada de hacerse ilusiones. Allí ya parecía haberse reunido un buen número de gente, incluyendo a Jenny, que ya había decidido ponerse a reposar en una de las sillas. Bueno, un buen número teniendo en cuenta el tamaño del pueblo. Las trece personas que se encuentran ahí os miran entrar con una mezcla de emociones: pena, esperanza, respeto... Pero en cuanto se fijan en los cadáveres, algunos tornan sus semblantes hacia el horror, pero no dicen nada. No hay más de dos mujeres y una niña presentes, por lo que suponéis que es una mayoría masculina. Rostros consumidos, expresiones desgraciadas y aspectos desaliñados. Desde luego, habría mucho trabajo por hacer. Nadie parece adelantarse para hablar con nadie, y los dos grupos se ponen en lados distintos de la habitación, remarcando las diferencias entre ambos. Hay un pequeño delantal manchado sobre la barra, por lo que podéis adivinar que el segundo hombre que os recibió se trataría del mesonero.

Pasan largos minutos de silencio incómodo, con solo el ruido de la violencia del viento haciendo compañía en el fondo. Pasado esto, el tipo de antes y el viejo se adentran en el edificio, seguidos por otro hombre de talla más grande y rostro mejor cuidado. Se posicionaría delante de la barra, con la gente del pueblo haciéndole un hueco en el centro del grupo. El tipo parece bastante seguro de sí mismo y destila un cierto carisma que, algunos podríais afirmar sin mucha duda, conseguiría hacer que cualquiera le siguiese hasta el fin del mundo. Alguien así en un lugar como este no es algo común.
El tipo mira a los colonos, uno por uno, y no parece cambiar la expresión. Al instante, levanta las manos en un gesto teatral y dice con voz grave y refinada:

—¡Bienvenidos a Coldforge! —Al decir esto, la gente del pueblo empieza a sonreír con mayor convencimiento del que se podría esperar, y aplauden mientras os miran. El único que no cambia su actitud es el sheriff, que pasa a estar en segundo plano, agarrando una botella de algo y empezando a beberla como si la cosa no fuera con él— Según me ha contado el señor Wilkins, ha sido un viaje largo y terrible, por lo que no les aburriré con innecesarias peroratas. Sepan que, incluso en estos momentos duros y extraños, tanto yo, Archibald Pony, como el resto de orgullosos habitantes de Coldforge, nos ofreceremos en cuerpo y alma para ayudarles en todo lo que podamos —No dice nada más, pero parece dejar unos segundos de silencio, por cortesía, en caso de que alguien quisiera añadir algo. El resto del pueblo también parece algo impaciente por escucharos hablar.

En un principio, aunque te costaba discernir si era cosa del frío, el cansancio o todo el conjunto de males sufridos, el alcalde te daba una sensación extraña y familiar. Pero en cuanto abrió la boca y se pronunció por vez primera, fue cuando te llegaron de inmediato todos esos recuerdos horripilantes de aquel día. Es él, Rupert Finch, el asesino de tu familia, quien tanto mal te ha causado. Estás segura. No es nada como en los carteles, pero para nada. Jules siempre insistía en su aspecto desde que le contrataste, y no se parece en nada a sus retratos. Pero esa voz es inconfundible, no tienes duda alguna. Aun así, no pareció reaccionar al verte. ¿Es que acaso no se acuerda de ti? ¿Acaso lo que te hizo fue tan poco importante para él? ¿O es que se trata de un actor excelente? No te puedes hacer una idea clara, pero no importa. Ya lo tienes delante de ti y la sangre te hierve como jamás lo habías sentido. Jules y Harry están cada uno a cada lado tuya, un solo gesto y lo convertirían en polvo en tu nombre.

Doug había bajado del carro como un autómata. La visión desoladora del pueblucho que había resultado ser Coldforge parecía confirmar que aquel viaje no había sido otra cosa que la larga travesía que conduce al infierno. Rebecca no se separaba de su hermano pero Molly se había quedado ya sin lágrimas y había empujado literalmente a su marido fuera de la carreta para que acudiera a la reunión.

Apenas sentía la mordida del frío en sus carnes a pesar de que se había olvidado su abrigo más cálido. Por el camino había coincidido con Newberry que le había dedicado una mirada de consuelo. No hablaron pero entraron juntos en la cantina.

Cuando aquel hombre termina su discurso de bienvenida Douglas avanza entre la multitud de colonos hasta la primera fila. Le mira de arriba abajo confirmando que aquel debía ser el aspecto del alcaide del averno: un hombre aseado y de buenos modales.

—Necesito enterrar a mi hijo —fueron sus primeras y únicas palabras.

El silencio se había hecho, pero tras las palabras de Doug, no solo volvió, sino que se hizo aún más tenso. La gente se miraba entre sí de reojo, o no miraban a nadie, como esas ocasiones en que la sucia realidad te mira directamente a los ojos, y no puedes sino sentir vergüenza de no ser lo suficiéntemente consecuente. El alcalde, sin embargo, observa a Doug sin un ápice de esa vergüenza. Archibald tarda esos tensos segundos en decidirse por responder.

—Entiendo. Siento su pérdida, señor. Le recomendaría que esperásemos hasta que escampe el temporal antes de ponernos con la labor. Pero si insiste... —Gesticula señalando hacia la puerta con la palma de la mano hacia arriba, invitándote. Antes no saltaba a la vista demasiado, pero ahora que alza el brazo descubre de debajo de su chaqueta al menos una de sus fundas. En esta contiene un revólver con un modelo bastante antiguo, y pareciera que jamás se había disparado, teniendo en cuenta el estado prístino del arma. Hasta se podía ver el número de serie grabado sin casi esfuerzo. En cuanto Doug decida lo que hacer, el hombre volvería la vista hacia el resto del grupo, añadiendo un último—: ¿Alguien más? ¿Algo?

La situación estaba siendo bastante dura, habíamos conseguido sobrevivir al viaje, los indios, el frío y finalmente a los bandidos, con todo habíamos llegado a un pueblo que encontramos bastante frío, tanto por el clima como por sus habitantes - ciudadanos de Coldforge, hemos venido después de un largo y duro viaje para poblar estas tierras y ayudaros a hacer este pueblo todo un referente - había que dejar claro que, todos íbamos a progresar si colaborásemos unos con otros.

- Al principio, es verdad que os seremos extraños, también vosotros a nosotros pero... con el tiempo, seguro que no - también comenté que no habíamos venido a causar problemas; evidentemente les comenté qué había sucedido con el anterior pueblo a éste, que alguien lo había bañado en fuego - habrá que estar preparados, nunca se sabe.

            - !Gracias a dios nuestro señor!    Parece que he encontrado por fin mi ... nuestro objetivo caballeros! -      Susurra hacia sus guardias tras haber tenido que soportar la insulsa presencia desesperante del sherif para reconocer entre los pobladores al mismo Rupert Finch como el alcalde de este lugar y con otro nombre.

           En la mente de Mave se sucedieron 4 o 5 escenas diferentes para matarle, pero en ninguna de ellas las cosas terminarian bien para el resto de los presentes y ella misma, asi que con un enorme esfuerzo de voluntad se contuvo de dejarse llevar por sus instintos vengativos y tan solo penso en que la venganza era un plato que se servia mejor frio, de manera que tras escuchar a algunos de sus actuales compañeros de caravana solamente se acerco a Newberry para susurrarle tras haberse acercado un poco mas en estos ultimos dias del viaje a el y a su socio:

         - Quiero proponer negocios junto con ustedes a nuestro alcalde anfitrion, pero por su color de piel y su sexo tal vez necesitare que tu socio me apoye en esta ocasion!     Si gustan ustedes pueden tomar la palabra y yo les apoyare-    La mulara le sonrie y espera un momento mas para ver si ellos oarticipan paea tratar de no llamar la atencion de Fintch, pero si no reaccionan la mujer tendra que tomar la palabra e improvisar

Jules y Harry te escuchan, y es Jules quien casi desenfunda, hasta que se da cuenta del terrible peligro que supondría y recuerda quién manda realmente. Harry no llega a reaccionar y se limita a mirar al alcalde.

Por su parte, Newberry atiende a tu propuesta, pero no promete nada, teniendo en cuenta el estado de su relación con su antiguo patrón. Días después consiguiríais avances, pero eso no se reflejaría por el momento.

La gente se escandaliza visiblemente al saber del destino de Mapple. Que un pueblo mucho más próspero y tan cercano al suyo desapareciese de esa manera, desde luego no hacía sino desesperarles más. De igual forma, las palabras de Sarah renuevan en cierta manera la confianza de algunos, pero había justificación para que los ánimos estuvieran bajos.

—Gracias por sus palabras y noticias, señorita —dice Pony, sin haber hecho antes otra cosa para expresar su sorpresa que alzar las cejas— Definitivamente, todos tenemos mucho de lo que ocuparnos, así que no les haré perder más tiempo —mira hacia afuera y revisa de un vistazo la estancia— Les sugiero que ocupen el local esta noche para descansar. Si Dios quiere, mañana por la mañana estará todo mucho más quieto, y nos pondremos manos a la obra con todo lo que sea urgente —Queda en silencio durante unos segundos— Buenas noches.

Con esto, no solo el alcalde se pone en marcha y abandona la estancia, sino que todo el pueblo le sigue detrás. A excepción del barman y el sheriff, por razones completamente distintas. Mientras Jeremy se dedica a beber hasta el coma etílico, Wilkins, el posadero, ayuda a los colonos a aposentarse en la cantina. Irónicamente, esta noche sería la más fría que habrían experimentado los miembros de la caravana.

La noche pasa, y los rayos del Sol vuelven a acogeros en lo que promete ser un día un tanto más caluroso. Cada quién empieza a arreglarse con los suyos para decidir qué hacer, dónde edificar, y esperar para consultar con el alcalde los medios disponibles.

Jenny y Drew hablan entre ellos muy aparte de la cantina, y aunque por los gestos de ambos la cosa parece ir para mal, terminan por darse la mano mútuamente. La señorita Doughan prepara su nuevo caballo, con las alforjas cargadas hasta los topes, y se prepara para marchar. Drew atiende al padre Russell, quien parece encontrarse en un estado irrecuperable. Se halla sentado en una silla al borde del limitado porche de la cantina, junto a la mujer e hija de la familia baptista. La niña sujeta la Biblia del pastor y señala sobre las hojas, mientras Drew parece prestar mucha atención mientras lee. Madre e hija sonríen, y Drew las acompaña tras darse cuenta de su expresión.

Newberry y Jochane, aún dentro de la cantina, intercambian palabras en una acalorada discusión que, sorprendentemente, termina para bien.

Los Allister, Dory, Martha Welsh y sus hijos, se sientan por primera vez alrededor de una mesa. Susan juega con el bebé, mientras Martha comenta algo a la pareja, afligida. El muchacho Welsh mira con fijamente y con curiosidad a Dory, como si temiera perderse el momento en que la mujer dijera su primera palabra en mucho tiempo.

Meave y su gente se mantienen en la comodidad de la cantina, haciendo tiempo.

Ellen se queda observando el panorama desde el porche de la oficina del sheriff, quizá después de haber hecho un recorrido con los ojos y las manos por parte del armamento del viejo Tolson, aprovechando que duerme la mona en su silla-mecedora.

Sarah observa todo desde alguna de las fachadas, quizá mirando hacia el cementerio.

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Ya desde bien pronto, el alcalde concedió permiso a los Anderson y los Cunning para abrir dos fosas nuevas y celebrar los funerales, en una especie de cementerio improvisado, a una buena cantidad de metros del pueblo. El sitio solo cuenta con un par de tumbas mal mantenidas y muy precarias. De momento, tanto para Samuel como el otro desdichado, el pueblo habría facilitado unas cruces bien hechas sobre las que hacer los grabados. Más adelante podrían llegar a cambiarse, pero desde luego era lo más a mano que se tenía en el momento. Cada familia se posiciona a un lado del terreno, para mayor privacidad, así como las tumbas.

          - ¡Buenos días gentil pueblo de Coldforge!    Yo soy la señora Williams, su humilde servidora!    Estimado señor Pony ya que nos ha dado tan cálida bienvenida le platico a usted y nuestros vecinos que tanto el señor Christofer Jochane y yo nos proponemos invertir para comenzar tal vez un par de negocios que puedan darle oportunidades de trabajo y un excelente servicio! -      Responde tras un respiro hondo después de escuchar atenta a cada uno de los que tomaron la palabra en el lugar donde se hicieron las presentaciones vestida con ropas simples, elegantes, discretas y demostrando un luto que durante el recorrido no había demostrado tan evidentemente  

         - Esperando que nuestro bello pueblo se fortalezca con nuestra llegada, como seguramente lo ha hecho antes con la suya ... caballero, así que espero que ambos podamos reunirnos posteriormente de ubicar nuestras residencias y negocios para platicar con usted para formar alianzas comerciales benéficas para este lugar! -     Termina por decir con vos alta, clara y calmada antes refrescarse con su propio abanico, mientras que miraba de reojo y sonreía a sus hombres y a los señores Newberry y Jochane. 

Tras el breve servicio fúnebre los Anderson se quedan un buen rato junto a la tumba de Samuel. El viento gélido del invierno ha secado las últimas lágrimas derramadas y la familia recuerda algunos momentos felices con el chico. Durante ese breve respiro Douglas encuentra el sosiego para elaborar un breve discurso:

—Creo que, de momento no podemos movernos de este agujero —comienza con amargura y un deje de sonrisa torcida en la boca—. Ahora se ha convertido en el lugar de descanso de Sam y no debemos dejarle aquí solo. Pero si queremos buscar refugio y comida será necesario que yo me ponga a trabajar en seguida. Es lo que Samuel hubiera querido y es lo mejor para mí y para todos. El pueblo es una ruina pero hay árboles y piedra de sobra para acometer nuevas construcciones y renovar las existentes. Hablaré con el alcalde. No me gusta ese hombre, pero es la máxima autoridad en Coldforge.

Me había imaginado otro ambiente en el pueblo, así que, la primera impresión había resultado bastante negativa. También es verdad que llegar en pleno invierno no era precisamente un momento adecuado para fantasear con el sueño prometido que una nueva tierra puede alcanzar.

Sea como fuere, los primeros días Sarah, trató de ayudar a equipar una vivienda abandonada, reparando el tejado. Los Allister querían abrir una tienda en el pueblo de suministros, así que, los ayudé también a buscar el mejor lugar para llevar a cabo su sueño. 

Sopesó también el trabajo que le ofrecía Meave, pero no acababa de verse echando raíces en aquel pueblo. Por último estaba Ellen, al final no había sido juzgada por los últimos acontecimientos que habían tenido lugar, quizás viajar a su lado era una opción, aún tenían apalabrado un acuerdo del que la pistolera no había cumplido su parte.

Hardin asistió al funeral del hijo de Anderson en la distancia, no se volvería a acercar demasiado a la familia de Doug ni a ninguna otra. Quizá considerara indebido compartir tiempo con la gente decente, aunque tampoco rechazaría a quien se le acercara. Por supuesto cumpliría su acuerdo con Baxter, "la vaquera" como había decidido llamarla de buen principio y así seguiría siendo.

Ellen se desentendería de cualquier trabajo comunitario y pondría una gran distancia de por medio con Meave Millay a que de muy mala gana había soportado durante el viaje. La iniciativa de liderazgo de la mujer de negocios le había resultado de todo menos confiable. 

Aprovecharía el invierno para explorar la zona y conseguir los días de mejor suerte alguna pieza de caza que intercambiar por suministros, pólvora y alcohol. El consumo de este último era, no obstante, moderado. No se había molestado lo más mínimo en adecentar un lugar propio en el que vivir lo que hacía pensar que se marcharía a la par que las nieves. 

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Los meses siguientes fueron algunos de los más duros para el pueblo, pero todos los inicios son complicados.

Sarah haría todo lo posible para facilitarle la vida a los viejos Allister, quienes habrían terminado por aceptar a Dory entre ellos. De igual manera, Martha y sus hijos terminarían pasando más y más tiempo con la pareja; cosa que se hizo más sencilla en cuanto que acabaron de vecinos. Quizá la vaquera terminaría por marcharse en poco tiempo junto a la inquieta Ellen. Y puede que la decisión debiera tomarse pronto.

Millay entabló una relación comercial junto a Jochane, consiguiendo llegar a un acuerdo sobre gastos y beneficios que resultaría bastante más fructífera para la mujer en los tiempos que se avecinaban. El alcohol, la prostitución y otros entretenimientos poco cristianos vendían mejor que servicios más puntuales y dispersos como los de una tienda local. Las edificaciones ya estaban en marcha, pero no por ello se iban a parar estos incipientes proyectos: cada quién había habilitado un lugar donde pudieran darse los negocios de forma provisional. Aunque algunos eran más ruidosos y dinámicos que otros, y por ello necesitarían más espacio e intimidad.

Doug trabajó, y trabajó muy duro para poner en marcha todos los proyectos que se iban sucediendo y añadiendo a una larga lista que parecía que jamás iba a terminar. Se le pagó bien, sobre todo teniendo en cuenta el estado del pueblo y su economía. Y además de eso, con cada clavo bien puesto, cada cimiento bien nivelado y cada mañana que se adelantaba trabajo, la satisfacción le llenaba como nada. A lo lejos, tanto su familia como los lugareños le prestaban una mirada de auténtica admiración. Si bien es cierto que algo de ayuda habría acelerado mucho más cosas. Siendo que generalmente serían los Jules y Josiah de turno quienes, únicamente, echasen una mano de cuando en cuando.

Jenny terminó por marchar aquella mañana por su cuenta, y al menos por el momento, no han habido noticias de ella.

Drew por su parte acabó por tomar el hábito y pregonar, aún con pobre determinación, sobre la palabra del Altísimo. La comunidad de creyentes se mantiene aún muy escasa, pero los ahorros de algunos se empiezan a mover con el fin de que en un futuro se construya una pequeña capilla donde pueda reunirse la feligresía.

Josiah se dedica a ejercer de médico general, aún sin contar con consulta alguna. No es un pueblo muy grande, y en la cantina se le tiene lista una cama y arcón donde dormir y dejar sus cosas, por lo que de momento no le es indispensable.

Quien sí sigue siendo indispensable es el sheriff. Aunque sea solo en el caso de llevarse todas las botellas de aguardiente casera de Wilkins, que no suelen ser muy populares.

Desde luego quien más satisfecho parece con la evolución de las cosas es el señor Pony. Desde su ventana a menudo observa las construcciones, las conversaciones y entradas y salidas del pueblo. No aparece muy a menudo fuera, pero no hay duda de que está bien enterado de lo que ocurre.

Gracias a la colaboración general, se ha conseguido aumentar la periodicidad de la línea de suministro hasta el pueblo hasta dos veces por mes, lo que hace que dará un pequeño empujón a los negocios. E incluso quizá al porcentaje futuro de nuevos habitantes. El futuro del pueblo aún es incierto, pero con trabajo duro era probable que saliese adelante.

Las cosas iban bien, pero podían ir mejor. Sin duda, al menos hasta donde podías imaginar, Finch no sospechaba nada. Sin embargo, el tiempo pasaba como si nada, y en no muchos años puede que las circunstancias no fueran tan favorables. Jochane se impacienta cuanto más tiempo pasa dentro de este trato, y no te suena que sea un tipo con suficiente entereza moral como para mantener vuestro acuerdo mucho más de lo necesario. Quizá en poco tiempo la espada de Damocles debiera caer sobre la cabeza desnuda de ese asesino. También Jules a menudo te consulta para saber qué tienes planeado para el "alcalde", y en qué momento se le dará el golpe de gracia.

            - Estimados Sarah Baxter y Douglas Anderson permítanme por favor de manera temporal ofrecerles una oportunidad de trabajo mientras que terminamos de acomodarnos en este poblado, el que si no nos ha dado grandes emociones a nuestra llegada me parece que con la primavera podría mejorar un poco!    Esa pobre gente que ha llegado con nosotros debe ser vista en parte como nuestra responsabilidad, siempre y cuando también busque hacerse responsable de ellos mismos! -     Les dice Meave Millay a medio día del día siguiente que llegaron al poblado en una improvisada oficina ubicada en el salón que ya había adquirido con anticipación, pero que evidentemente necesitaba darle un buen mantenimiento, así como reabastecer sus provisiones en la bodega, mientras que sus empleados habían comenzado con la limpieza del lugar.    

           - Quiero escuchar ideas y las opiniones constructivas de su parte para que las familias con las que llegamos tengan mas oportunidades que los pobres que no pudieron llegar hasta este punto y los desgraciados que terminaron sus vidas en ese poblado antes de llegar aquí!     Que yo trataré de llevarlas acabo con la ayuda del alcalde de este pueblo, los señores Newberry y Jochane, ya que ha sobrevivido milagrosamente a la traidora de Hellen Hardin! -    Dice la mulata comerciante a la pareja de Sara y Doug mientras que les ofrece algo de beber, fumar o comer, anter de terminar por decirles:

           - Durante los siguientes meses les ofrezco como a mi gente un trabajo honorable para ambos y con el tiempo tal vez podamos colaborar como socios en sus propios proyectos, de manera que los tres podamos beneficiarnos de ellos, ya sea una granja o un negocio de construcción; porque tengo una aspiración mayor además de ganar mucho dinero en este lugar ... espero mas adelante poder confesarse les sin culpa alguna .. jajaja!!

          Mientras que pasan los meses Meave conspira junto con Newberry para que en el momento mas oportuno ambos se conviertan en socios de negocios, quitando financieramente a Jochane de en medio, mientras que por otro lado busca saber por medio de Jules y la gente del pueblo que comienza a trabajar para ella toda la información posible acerca del alcalde, su familia y sus posesiones.

          Se mantendrá como una buena ciudadana, cristiana y si le es posible aliada comercial de Pony hasta que tenga información suficiente de él para asestar su venganza con la posibilidad de hacerlo sin dejar evidencia que la relacione, pero sin evitar que el sepa quien y porque le alcanzó su venganza, primero con la muerte accidental de su ser más querido y finalmente la suya