Partida Rol por web

La cabalgata programada para la mañana tuvo que ser pospuesta debido a que Lady Larra tuvo que atender asuntos de la casa, (algo vinculado a un cuervo que había llegado en la mañana) y Lady Lyana no se había despertado en condiciones como para poder cabalgar, (el maestre sugería que era una indigestión por el calor y le había mandando a guardar reposo)
 por lo que les quedo la mañana libre para poder recorrer el pueblo que se encontraba al pie de la montaña.
 Shandi despertó a Constance esa mañana para poder ir a comprar algunas cosas que necesitaban, la meretriz vestía con una túnica roja que tenían finos detalles en hilos de oro.

-Ve a buscar a tu guardaespaldas.- dijo la chica a Constance. Tenemos que aprovechar el tiempo que estemos aquí y comprar ingredientes para cocinar.- Dijo guiñándole un ojo ante la palabra "cocinar".

Constance se despertó enseguida, aunque realmente se sentía cansada, sabía que no podía quedarse demasiado tiempo en la cama. Le hizo gracia lo que le dijo Shandi.

-El único guardaespaldas que necesitó, está aquí...

La pelirroja se dio media vuelta en la cama y removió a Bastian que seguía de.espaldas a ella como se había acostado la noche anterior para no mancillar su honor.

-Bastian... Despertad, iremos al mercado...

No se resistió y se acercó a besar su mejilla mientras invitaba a Shandi a dejarlos solos para que pudieran vestirse.

La noche anterior había tardado en dormirse. Estar en aquella cama... a tan pocos centímetros del hermoso cuerpo de su amada Constance... Había estado atento a su respiración, a sus movimientos, imaginando en numerosas ocasiones que se volvía y le abrazaba para luego él rodearla con sus brazos y protegerla durante su sueño. Cuando al fin había podido dormirse, se había asegurado de mantenerse en su lado de la cama. En ello iba el honor de la Nightwing. Si su padre hubiese sabido siquiera que estaba durmiendo con un hombre que no era su esposo montaría en cólera.

En cuanto pudo cerrar los ojos el tiempo pasó volando. Aunque pasaron varias horas, apenas le pareció que se había dormido cuando sintió movimiento a su espalda y una dulce voz femenina. Sin duda era Constance... la misma que notaba tocándole por la espalda. Se giró con una sonrisa en los labios cuando vio cómo se inclinaba sobre él y le daba un beso en la mejilla. Solo fue un beso en la mejilla y su corazón se disparó. Su sonrisa se amplió considerablemente.

-Buenos días, Mylady. No... puedo imaginar mejor despertar que éste... -se la quedó mirando, quería devolvérselo, no, no devolvérselo sino besarla en los labios y quedarse con ella en el lecho toda la mañana, pero no podía ser-. ¿El mercado? ¿No salimos a pasear a caballo?

La joven pelirroja se lo quedó mirando con una sonrisa breve, le gustaba cuando le aseguraba que era el mejor despertar. Lo cierto es que nunca había tenido las atenciones de ningún hombre que no fuera su hermano o su padre y ya sabía que eso no eran realmente las atenciones que recibía con Bastian. Se daba cuenta que poco a poco estaba más cercana a él y que incluso ese rechazo a mancillar su honor provocaban que ella lo quisiera más. Le dio la espalda, ella ya tenía puesto el vestido que usaría, así que le dio tiempo a él de vestirse mientras se peinaba y le contestaba.

-Lady Larra tiene otras cosas que hacer y como yo tengo ganas de conocer el mercado junto con Shandi y ella dice que no podemos ir sin guardaespaldas, pues decidí despertaros pero si no tenéis ganas, no hay problema, mi lord.

Se giró a mirarlo.

-Pero realmnente sería una pena que os quedaréis solo aquí con este día tan estupendo.

Y realmente lo sería, si él estaba cerca, ella se sentía mucho más segura y eso no era nada nuevo. Todo el viaje había sido tranquilo y seguro gracias a él, de lo contrario ella no habría llegado tan lejos pero ya se lo diría cuando tuviera oportunidad.

-Mi lord, os espero afuera... Así podréis vestiros con tranquilidad pero no demoréis, estoy algo ansiosa.

Lo estaba pero no podría dar una explicación del por qué.

Shandi se encontraba ya lista para salir en dirección al mercado, había hecho preparar 4 caballos y en uno de ellos vio a Balaquo que también estaba listo para salir.

-Le avise también a nuestro amigo Braavosi nunca esta de mas tener alguna protección extra.- Dijo guiñándole un ojo a la pelirroja mientras se le acercaba.

-Iremos en busca de ingredientes para que hagas tus primero preparados dijo al oído de Constance una vez que estuvo cerca de ella.

-Jamás me perdonaría no disfrutar de la oportunidad de pasear con vos, Constance, ya sea por el mercado de Montenegro, los alrededores del castillo o el mismísimo desierto de Dorne... -le respondió con una tierna sonrisa.

Tan solo lamentaba no poder medirse con Sir Arthur Dayne y disfrutar de la compañía de los famosos Capas Blancas. Se puso rápidamente en pie mientras ella terminaba de peinarse y comenzó a cambiarse. Vestiría algo fresco, por supuesto, ya había comprobado el calor que podía hacer en aquella tierra. Sin embargo, procuró cubrirse la mayor parte del cuerpo: el Sol de Dorne quemaba sin piedad las zonas desprotegidas del cuerpo. Sobre la fina camisa de manga larga se colocó un jubón de cuero que ofrecía una mínima protección.

Tras asentir al último comentario de la Nightwing, se apresuró a prepararse, calzó sus botas y salió en dirección al patio de armas. Allí estaba ya Constance reunida con el braavosi y Shandi.

-Espero que no os hayáis metido en problemas con más "dornienses", Balaquo -dijo sonriendo con tono bromista-. Buenos días, Shandi.

El Fossoway se acercó al caballo que parecía que había sido preparado para él, ajustando correas y realizando las últimas comprobaciones. Luego se acercó a Constance para hacer lo mismo que había hecho Shandi: decirle algo al oído...

-Estáis especialmente hermosa esta mañana, Mylady...

A Constance cada vez se le hacía mucho más díficil la lejanía con su familia por lo cual se repetía una y otra vez que era lo mejor para todos. Aunque ahora temía que les pudiera suceder algo, quizá de algún modo su padre agradecía que estuviera lejos o peor aún, quizá su padre ya ni se acordaba de ella y la había maldecido ni bien se dio cuenta que escapó. Su gemelo... Su gemelo debía ser el más feliz con su partida, quizá incluso ya se había casado. Prefería no pensar en ello y cuando tuvo un caballo para ella, le acarició el hocico al animal, hasta que las palabra de Shandi la sacaron de sus pensamientos.

-Quizá sea una buena alumna, aún no te lo demostré...

La joven pelirroja sonrió amargamente pero sonrió y asintió a la que ahora consideraba una amiga, por más que hubiera pagado sus servicios, realmente todo lo que le daba Shandi, no había modo de pagárselo. Entonces escuchó la voz de Fossoway saludando a Shandi y a Balaquo para a continuación acercarse a ella, se vio sorprendida pero no por las palabras de Bastian, sino por el escalofrío que dicha acción causó en ella, de pronto era como lo único que tenía. Sonrió, bajó la mirada unos instantes y luego, antes que él pudiera marcharse, lo atrapó en un abrazo efusivo mientras ella le hablaba a él al oído.

-Un hombre tan buen mozo y amable como vos, no puede ir con cualquier dama... Sonreid, que tenéis una esposa que os quiere cada día más, mi lord.

Ella sabía que aquello era confuso pero no para ella y esperaba que él entendiera el mensaje. Lo soltó luego de algunos minutos de tenerlo atrapado, puso el pie en estribo y dejó que él la ayudara a montar, aunque no era necesario en absoluto.

El joven Fossoway estrechó entre sus brazos a Constance, devolviéndole el abrazo. Además, dejó que sus carnosos labios se acercaran a sus oídos para hablarle en voz baja. Y, sin duda, lo que dijo le causó una suerte de sonrojo, ansiedad y orgullo. Sonrió, como Constance le dijo, sin dudarlo. No podría haberlo evitado de ninguna manera, no viniendo de ella. <<Algún día... Algún día lo será de verdad...>>.

Ayudó a la dama Nightwing a montar, siguiendo el protocolo cortés. Una vez estuviera sentada y completamente preparada, él mismo montaría en su caballo.

-Vayamos pues. ¿Se sabe si se unirá alguien más al paseo por el mercado?

Ella ya a lomos de caballo se volviò a mirarlo.

-Hasta donde yo sè, sòlo nosotros cuatro pero siempre hemos sido nosotros cuatro, no?

Se volviò a Balaquo, le sonriò y le guiñò un ojo. Luego a Bastian con suspicacia.

-Veamos què tan bueno es vuestro caballo, esposo mìo.

Azuzò al caballo y echò a correr a trote ligero, buscando realmente no alejarse tanto de sus amigos.

Bastian sonrió de medio lado, aceptando el "reto" y dejó que Constance saliera con ventaja. Se preocupó brevemente, pero comprobó al instante que no se separaba demasiado, así pues, tras una última comprobación, espoleó el caballo.

-¡Vamos, amigos, Montenegro nos espera!

Salió al trote tras Lady Nightwing, algo más rápido que ella. Procuró alcanzarla tras unos largos segundos de cabalgada en solitario. Imaginaba que fuera verdad, que algún día fuese su esposo ante los Siete y ante los Siete Reinos, que juntos volvieran a La Sidra para gobernar sobre las tierras de sus ancestros como una pareja de buenos Señores nobles.

Cuando llegó junto a la joven, amoldó su paso al de ella y le miró con una sonrisa. Ciertamente era feliz... a pesar de que el mundo se estuviese yendo a los Siete Infiernos...

Le gustaba la sonrisa de Bastian y trotar junto con él, no quiso adelantarse más porque los demás ya estaban cerca, además, no sabía qué cosas pudieran encontrarse y podía ser voluntariosa y berrinchuda pero lo que menos necesitaba en ese momento, era poner en peligro a su grupo. Miró a Bastian.

-No he querido ganaros y vos tampoco a mí, sois muy amable. Bastian, gracias por ser siempre quien conserve mi honor, si por mi fuese...

No dijo más y de nuevo azuzó al caballo, a veces era sólo una chiquilla y ahora lo sabía, lo quería a él y lo iba a tener como fuera. Lo decidió en ese momento, tendría a Bastian, quizá fuera lo último que haría pero lo haría.

-¡Alcanzadme ahora, mi lord!

Bastian sonrió de medio lado, satisfecho por alcanzarla. Tras refrenar su caballo para adquirir sus velocidad, acercó su bestia a la de ella para pasear a su lado. La miraba feliz de tenerla allí, y atento a sus palabras, afiló aún más su sonrisa antes de apresurarse a responder:

-Pero es que vos ya me habéis ganado, Mylady. Desde el primer momento... -dijo usando las palabras de la joven, pero refiriéndose tácitamente a otras cosas.

¿Qué sería aquello que había callado? "Si por ella fuese...". No le dio tiempo a pensar mucho más, pues la hermosa Nightwing picó espuelas y salió al galope ante él. Sorprendido, se acomodó sobre la silla y espoleó a su montura para salir a galope tendido tras ella. Quería alcanzarla y colocarse a su vera, asegurándose que ningún obstáculo o peligro la amenazara.

Constance no podìa menos que ser una chiquilla libre como el viento y lo serìa siempre si su padre la repudiaba, lo que sentìa por su hermano debìa quedarse muy dentro suyo y no volver a repetirlo jamàs. Entonces pensò en Mèrida y deseò que ella hubiera estado ahì, quizà, aunque estuvieran enojadas, podrìa enviarle un cuervo a ella y pedirle que e reuniera con ella en Dorne. El viento golpeaba su cara con una suavidad que le causaba serenidad a la joven muchacha pero eran totalmente opuestas a lo que le causaban las cosas en que estaba pensando. Decidiò que no era ese el momento para ponerse mal por lo que no tenìa pero necesitaba hablar, asì que aprovechò de nuevo que las monturas se habìan emparejado.

-¿Extrañàis a vuestra familia, lord Fossoway?

Lo mirò apenas unos segundos con esos ojos grises profundos que segùn el dìa se veìan màs o menos claros. No parecìa que estuviera esperando una respuesta y la pelirroja continuò hablando.

-Yo la extraño pero al mismo tiempo estoy enojada con ellos como ellos deben estarlo conmigo... Muy posiblemente ni siquiera quieran recibirme de vuelta si es que algùn dìa regreso. Mi hermano quizà se haya casado con esa mujer odiosa y mi hermana me odia por...

Sus ojos se llenaron de làgrimas, recordando a Jancia.

-Bueno, por su culpa tuvimos que sacrificar a mi caballo porque ella me disparò... Cree y quizà tiene razòn, que soy una insoportable niña caprichosa. Quizà hubiera sido mejor que me diera a mì y no a mi caballo. Mi familia es rara, con Mèrida corriendo para allà y para acà y mi madre sin poder olvidar que es una bastarda... Yo, si algùn dìa tengo hijos, espero que mi esposo no tenga un hijo con otra mujer y si lo tiene, espero que lo traiga a casa y educarlo como propio... Nadie va a hacer diferencias entre mis hijos, nunca. Por suerte, madre està màs ocupada con mi gemelo que conmigo, tal vez ni siquiera se ha dado cuenta que me fui, pero...

Los ojos de Constance esta vez no pudieron contener las làgrimas, a quièn màs extrañaba era quizà al hombre que màs debìa estarla maldiciendo para ese momento.

-Padre... Si algùn dìa vuelvo no querrà saber de mì, casi estoy segura... Eso me deja muy pocas opciones, mi lord...

La Nigthwing detuvo su caballo cerca del de Bastian y se sentò de medio lado, miràndolo fijamente.

-Vos tampoco sabes quièn soy y si lo supieràis, no habrìais venido conmigo... Por eso vale tanto para mì que lo hayàis hecho.

Acercò el animal al de Bastian y con algo de dificultad, le dio un suave y tierno beso a Bastian.

Bastian estaba seguro que aquella era de las primeras veces en que Constance se sentía realmente libre. Por ello era que no quería poner fin a la situación. Por eso, y porque estaba realmente disfrutando de la cabalgada con ella. ¿Qué más podría pedir? Lo único sería poder tener su mano y su compañía en La Sidra, donde sería su amada esposa y la deseada Señora por todos sus vasallos. Una vez se colocó de nuevo a su vera, escuchó su pregunta.

-Los extraño, en efecto, Mylady. Pero sé que están bien y... si me pedís sinceridad... os diré que mi sitio ahora está a vuestro lado. Mi amor para/con vos me obliga a protegeros. Sin duda, os extrañaría más a vos que a mi familia si no estuviera ahora aquí -respondió el caballero imprimiendo todo su sentimiento.

Tras su respuesta, escuchó el relato de la hermosa pelirroja. Conocía a los personajes que aparecían en su historia. De otros les había hablado la Nightwing durante el viaje hasta y a través de Dorne. Las lágrimas de la joven partieron el corazón del normalmente aguerrido heredero Fossoway. Sin embargo, la gallardía no entendía de nada cuando se le cruzaba el llanto de una doncella.

-No lloréis, mi Señora, os lo suplico. Vuestras bellas mejillas deben verse cruzadas por los colores de la mocedad y las pequeñas arrugas que provocan las sonrisas, no por lágrimas y penas. Vuestro padre os acogerá a vuestro regreso, yo me ocuparé de ello. Y, no solo eso, sino que pediré vuestra mano formalmente cuando lo hagamos. Y si Lord Nightwing se niega... -se pensó un poco lo que iba a decir a continuación pues iba, en parte, en contra de sus principios- os llevaré conmigo y os convertiré en mi esposa sin su permiso...

Pues el hombre que reniega de una hija, reniega de todo derecho sobre ella. O eso quería pensar Bastian. Al joven le daba igual lo que ella creyese que era. Estaba bastante convencido. Y poco más pudo pensar, en cualquier caso, cuando los carnosos y suaves labios de Constance sellaron los suyos propios. Le tomó de improviso y dejándose llevar por su propio placer, sus sentimientos y por la mentira que llevaban tanto alargando, mantuvo aquel beso sosteniéndole el fino rostro por las mejillas...

-¡Ejem! -carraspeó una vez se apartó, antes de que llegaran los demás-. Di... disculpadme, Mylady. No debí... Ésto no... -miró hacia atrás para ver cuan cerca estaban sus amigos-. Gracias, Mylady...

Efectivamente, estaba agradeciendo el beso a pesar de estar bien prohibido para él. No se dejaría llevar, y no arrastraría a Constance a un camino de perversión que no quería para ella. Para eso existían furcias, y más allí en Dorne. Furcias que, por supuesto, no pensaba visitar...

Tanto Balaquo como Shandi permanecieron callados mientras Constance y Bastian hablaban, de vez en cuando el Braavosi giraba para decirle algún cumplido a alguna bella mujer en un ponienti bastante trabado.

 Shandi freno en varios lugares, examinaba las hierbas y las legumbres las miraba, las olía y compraba alguna que otra, hacia una tarea muy minuciosas y de vez en cuanto llamaba la atención de su colorada amiga para que viera o para que prestara atención a lo que estaba haciendo.

 A pesar de estar concentrada en su tarea Constance la notaba un tanto rara, no poseía su buen humor tradicional con el que la había visto en al mayoría del viaje, La joven Nigthwing supuso que algo le estaba pasando.

Constance asintió a las palabras de Bastian, era un hombre noble y la cuidaba a ella sin importar lo que sentía, así que ante sus ojos eso lo hacía aún mas extraordinario que no significaba poco para la pelirroja. Fueron avanzando hasta llegar al mercado y de inmediato fue con Shandi.

Lo que sucedía a su alrededor era toso maravilloso y durante un rato pudo estar mirando cosas por todos lados sin percatarse de lo que sucedía a su amiga pero eso terminó.

-Shandi, querida... ¿Que os pasa?

Mantenía a Shandi cerca de ella.

Tras el... "encuentro" con los labios de la Nightwing, Bastian siguió cabalgando simulando un gesto serio y concentrado. Sin embargo, no podía dejar de pensar en la suavidad de la boca de Constance, ni en el arrebatador aroma que desprendía la noble joven. Sabía que no podía pasar de allí... pero ¡por los Siete que se le hacía difícil!

Cabalgó atento, no solo por percibir alguna posible, aunque poco probable, amenaza, sino por captar bien todo cuanto veía, aprendiendo de aquella cultura, de cómo eran las cosas en aquella parte de Poniente. Vio cómo Constance se acercaba a Shandi que parecía ciertamente seria, desaforada. Por otra parte, cada vez que Balaquo soltaba un improperio a alguna doncella le miraba, sonreía de medio lado y negaba divertido con la cabeza. Tan solo si el "piropo" tomaba un tono demasiado grosero le diría algo, por respeto a las señoritas que iban con ellos, sobre todo por la noble.

Constance iba atenta a todo y a todos, no quería que sucediera nada raro y temía encontrarse con alguien que la reconociera por eso tenía la capucha siempre cubriendo su melena roja que no pasaría inadvertida para nadie. Aguardaba a la respuesta de la rubia pero no quería presionarla, así que aminoró el paso, siguió mirando raíces, flores, algunas hierbas y cosas así.

El silencio se rompía a veces por las palabras de Balaquo pero ella hacía como que no las escuchaba, lo que sí hacía era mirar de vez en cuando a Bastian. Sentía pena por haberlo arrastrado tan lejos y aunque él dijera que su lugar estaba ahí con ella, se preguntaba cuándo se cansaría, cuándo se hartaría de vivir en aquel escape constante. De una mano llevaba las riendas de su caballo y con la otra levantaba alguna cosa para ver.

De pronto, en su distracción tropezó con una mujer anciana y casi la hace caer. Los ojos de la pelirroja se clavaron en los de la mujer con algo de furia y pensó en decirle un par de verdades hasta que reaccionó y se dio cuenta que no podía hacer eso por ahí. Cogió de su bolsito de piel una moneda y se la entregó a la anciana sin decirle ya nada, luego prosiguió su camino sin mirar mucho a las personas a su alrededor, empezaba a cansarse.

No sabia que en estas tierras las mujeres eran tan bellas dan ganas de quedarse aquí a vivir no amigo Bastian? pregunto Balaquo con un tono divertido por su acento de Braavos.

-Mujeres lindas y buenas espadas, ese hombre con el que practique es de estas tierras, el bastardo manejaba la espada como si estuviera poseído por el dios de los mil rostros, yo creo que podría matar hasta a la primera espada de Braavos si se lo propone, ¡Pero que va! debería cruzar espadas con el en vez de oírme créame no se arrepentirá.-

Shandi ayudo a Constance a levantar la bolsa de la vieja, por momentos el mercado se llenaba de gente y esas cosas solían pasar.

-Yo creo que podríamos ir volviendo al castillo para hacer los primeros preparados me parece que tenemos mas que suficiente como para arrancar.- Dijo la mujer ignorando la primera pregunta.

Siguieron su camino y aprovecho que Balaquo se puso a hablar con Bastian para poder ella hablar con Constance.

-Esa norteña no le quita la mirada a lady Larra, le presta mas atención a ella que a mi, ya me estoy hartando de ella espero que se vaya pronto.- La mujer estaba realmente enojada con esa Lyanna Stark y no mostraba reparo alguno al comentárselo a Constance.