Partida Rol por web

 La mañana del torneo amaneció radiante y con una temperatura agradable. Las trompetas sonaban por todo el camino que llevaba hasta el campo de justas, los Heraldos proclamaban la valentía de sus señores mientras que los colores de cientos de casas tornaban el fantasmal castillo en un lugar fantástico.

Lord Owen salio desde las caballerizas junto con su familia, portaba su mejor armadura, negra como la noche y una capa roja. su Yelmo era la cabeza de un ciervo cuya visera era un pico. La gualdrapa de su corcel era a cuadros rojos y negros. A su izquierda Lucas Corbray llevaba el estandarte de la casa, vestía su indumentaria de escudero también negra como la noche, su capa era blanca y tenia el escudo de la casa Corbray que también era de cuervos.
Los heraldos de la casa habían aprendido a Graznar como cuervos y a su paso la casa era acompañada por ese sonido haciendo que la gente se volteara a ver.

El campo de justas era gigantesco había gradas preparadas para los nobles y un palco donde los campeones se sentaban a esperar a sus retadores.

Los Escudos que colgaban del palco pertenecían a los campeones, cuatro de ellos eran de color oro con 9 murciélagos de sable, representando así a cada uno de los hijos de Lord Whent. El quinto era blanco y representaba al caballero de la guardia real Oswell Whent.

Constance iba ataviada con un vestido celeste con ribeteados de oro que hacìa resaltar su caballera del color del fuego, aunque esta vez la tenìa recogida en una bonita trenza que habìa coronado con algunas flores. Aunque estaba renuente y fastidiosa, habìa decidido no hacer nada màs hasta llegar a su casa, despuès de todo, ese maldito torneo les cambiarìa la vida a todos, quizàs a sus padres no tanto como a ellos. La vida parecìa reìrsele en la cara pero Constance estaba decidida a ser la ùltima que riese para eso tenìa que hacer uso de toda la paciencia de la que era capaz.

-Se han creido que soy sòlo una niña caprichosa pero estàn todos equivocados.

Mirò a su alrededor buscando a alguien con la mirada, ùltimamente estaba callada, retraìda y no tenìa intenciones de cambiar, finalmente el torneo era màs como una piedra pesada en la espalda. Buscò a Shandi, esperaba verla y aunque posiblemente no podrìan estar en el mismo lugar, de alguna manera saberla cerca la hacìa sentirse menos sola. Despuès de todo, su padre competirìa, Ragnar tambièn, Mèrida... Bueno, no sabìa si Mèrida lo harìa pero conocièndola, lo màs probable era que si. Asì que ella tendrìa que mantenerse sentada al lado de su madre, como la doncella que era.

-¿Dònde estàs?

No habìa tenido oportunidad de volver a reunirse con el caballero, muy posiblemente, con todas las cosas que habìan sucedido entre ellos, habìa terminado por cansarse y es que ella no resistirìa tanto alboroto pero pensar en Fossoway le hacìa pensar en la estùpida norteña, seguramente ella tambièn estarìa cerca de ellos. Maldijo por lo bajo sin que nadie pudiera realmente escucharla e intentò pensar en algo màs. ¿Cuànto calvario tendrìa que vivir en aquel maldito lugar? Comenzaba a odiar a Harrenhall màs que a nada en la vida.

Ser Ragnar iba a la derecha de su padre embutido en su armadura negra con grabados en rojo. Su capa de plumas negras de cuervo, por momentos destellaba en un suave color azulado... su yelmo, era completamente un cuervo: alas en la parte media y pico como visera, al igual que su padre. La vista de esos dos hombres era imponente, "Rompefilas" iba orgulloso con la testuz en alto con los colores de la casa adornando su musculatura. Alas Negras completaba la imponente escena, dándole esa característica apariencia al portador de tan noble y mortífera arma de la Casa Nightwing.

La visera del Heredero estaba subida, para que pudiera dedicar su sonrisa al público. Cuando su mirada se cruzó con la de su prometida, una leve inclinación de cabeza, con una sonrisa un poco más amplia, fueron dedicadas para tan hermosa mujer.

Habían estado hablando con su padre momentos antes de salir, para que Ragnar supiera qué hacer, después de todo, era su primera justa.

Él no tenía escudero aún, pero tal vez alguna noble casa quisiera darle uno luego de este torneo... 

A menos que dé vergüenza y no quieran relacionarlo con un payaso... pero ese no será mi caso...

Ragnar, cuando visualizó el escudo del Guardia Real, algo en su mente se activó. Sería muy bueno derrotar a un caballero así, se aseguraría un reconocimiento. Pero, ¿podría contra alguien así? Con un rápido vistazo buscó a Álvar entre la multitud. 

¿Habrá conseguido algo contra él? pensaba y mientras tanto se daba cuenta que desde allí, no podría encontrar al espía de la Casa.

Retomó su posición de galante y gallardo caballero...

El día por fin había llegado. En algunas horas mi carne podria ser presa de los cuervos o cualquier otro destino de esos en los que terminan los sirvientes que juegan el peligroso juego de poder para sus casas patronas... Pero por ahora seguía vivo y hasta después de las justas mi destino no me saldría al encuentro. *-Una última copa Alvar-*

Salí a buscar una buena jarra de espumante cerveza entre la gente por la que pague un par de cobres. Mientras tanto veía pasar a los nobles en sus brillantes armaduras, dandose aires y títulos que probablemente eran inventados por algún heraldo o que alguno de sus antepasados había ganado para ellos. Pero por fin le toco el turno a Lord Owen; ese hombre si sabía hacer una entrada y por las cosas de él que había escuchado esto no era simple fanfarronería sino que tenía con que sostener sus pintas. *-Salve Lord Nightwing, que tu lanza sea mortal y tu corcel galope brioso.-* Mientras mis pensamientos eran palabras de aliento, en el exterior solo le dedique un brindis con la jarra y deje caer el primer sorbo de la jarra en su honor y en honor a los dioses. *-Me pregunto si el hijo estará a la altura del padre.-*

El resto del tiempo de las presentaciones los deje pasar como si nada, solo levantando la cabeza de la jarra cuando los heraldos dieran el nombre de alguien importante; el resto solo servían para alargar esto más de lo necesario.

Al fin el gran dia habia llegado,este evento casi me quitaba el sueño pero por fin estaba aqui. Aqui si llegue a tiempo vistiendo el equipo de Arqueria con el flamanete emblema de mi casa. Estaba completamente entusiasmada.Busque con la mirada a Contance y me puse al lado de ella. Llevaba una sonrisa de oreja a oreja , mientras observaba todo con luego de detalles.

La joven mirò a su hermana con cariño y la cogiò del brazo.

-¿Competiràs?

Casi que conocìa la respuesta pero la querìa de su boca.

-Se ve bien mi guardia, ¿no?

Constance sonreìa maliciosa pero con la mirada seguìa buscando a Fossoway.

Voltee a ver a Constance con los ojos brillosos de la emocion por la competicion, apenas separe los labios para responder a su primer pregunta cuando la segunda me abordo por sorpresa, mordi levemente mi boca sin poder responderle nada, ahora si estaba nerviosa , me hizo recordar que Ser Daeron me iba a estar viendo, y solo sentir sus ojos claros fijados en mi  hacia que se me extremeciera el cuerpo por completo.

No pude decir nada asi que me la quede viendo en silencio, con mi mejor cara de "no me tortures asi"

-Oh, vamos... No puede ser.

Constance sonriò al ver a su hermana nerviosa. Realmente se veìa hermosa cuando sonreìa, levantò la mirada y vio a la norteña, no se quedò mirando hacia ella, no querìa volver a cruzar palabra alguna con ella hasta que fuese la boda y era mejor evitarla. Asì que volviò a poner atenciòn en su hermana que con esa cara le habìa dicho todo.

-Tù eres Mèrida, no puedes dejarte amedrentar por un hombre sea cual sea este. Me sorprendes y no dejarè que me sorprendas de malas maneras. Vas a ir ahì y hacer tu mejor papel y vas a dejar a ese tonto con la boca abierta, no espero menos de una hermana mìa.

Estaba hablando en serio.

¿A quien miraba? en fin volvi mi atencion a mi hermana tratando de evitar mirar a Daeron, eso seria mi fin sin duda alguna. Trague saliba, me estaba hablando muy muy enserio.

-Si pudiera evitar esto lo haria, pero en fin dare todo mi esfuerzo , te lo aseguro hermana-sonrei con mas calma mientras esperaba ver como serias las cosa aqui.

Las grandes familias tenían lugar en las gradas donde centenares de personas de la mas alta alcurnia se sentaban juntos para disfrutar de evento.
 Los primeros en salir a la arena de combate fueron el rey Aerys ataviado con una túnica negra con bordes rojos y la corona puesta sobre cabello que se mostraba desprolijo.
Junto a el los 6 guardias reales se pararon en fila tres del lado derecho y tres del lado izquierdo.
 Del otro lado de la arena un bellisimo joven ingreso vistiendo una armadura dorada. Jaime Lannister se acercaba a paso firme a donde se encontraba el rey y su guardia y antes de llegan junto a ellos inco una rodilla al suelo y pronuncio unas palabras que pocos pudieron oír.
 Ser Herold Higtower desenfundo la espada del rey y se le tendio por la empuñadura, este la tomo y le hizo preguntas al joven Lannister, luego toco sus hombros con la punta de la espada yser Arthur Dayne se acerco con una capa blanca y se la coloco al muchacho en la espalda. El resto de la guardia se sumo y saludo con gran afecto al muchacho estrechándole la mano y dando golpes amistosos en la espalda.

El rey se volvió al publico y dijo: -Ahora la guardia real esta completa, Jaime de la casa Lannister es el séptimo miembro de esta hermandad que juro defender la casa real y a sus miembros, que los siete lo iluminen en su camino y llenen su vida de gloria.-

El primero en hacer su entrada fue Lord Bracken, vestía una armadura esmaltada de color rojo y su yelmo era la cabeza de un caballo con crines de color negro. Su lanza estaba decorada con líneas amarillas y rojas y la Gualdrapa del su caballo era a cuadros también rojos y amarillos.
 El Hombre se acerco hasta el palco y miro los escudos, por solo un leve momento.
 Con la punta de su lanza toco el que le pertenecía al mayor de los hijos Whent, desafiándolo así a justar.
 El muchacho de armadura simple y capa color amarilla se subió a su corcel, un jamelgo con gualdrapas amarillas y negras y se coloco en su lado de la lis al igual que Lord Bracken.
 Los escuderos, ágiles en su tarea, ayudaron a sus caballeros a acomodar el caballo y posicionarse para el cruce.
 Los trompetistas dieron la señal y ambos caballeros sobre sus corceles emprendieron su frenética marcha.
 Las lanzas se quebraron en su respectivos objetivos en un estruendo que despertó el vitoreo de todos los presentes. Lord Bracken impacto en el pecho del muchacha arrojándolo de su caballo, mientras que la lanza de Heredero Whent se quebró en el escudo despintando apenas el caballo rampante de la casa Bracken.
 Rápidamente los encargados de los escudos bajaron el que pertenecía al Whent y colocaron allí el perteneciente a Lord Bracken que ocupaba ahora el puesto de campeón.

Esto era mucho mejor de lo que yo habia imaginado. Era genial!! estaba muy entusiasmada. La justa habia sido increible, me moria de ganas de ver a mi hermano justar y saber como le iria.

Constance estaba definitivamente muy lejos de las justas hasta que vio al Lannister con su capa blanca, sin duda era un muchacho interesante. Luego vino la justa y la muchacha volvió a ensimismarse, quizás no perdería detalle de lo que ocurriera con Mérida pero nada más. Lo que quería más que nada en ese momento era... Un momento: Si Daeron iba a competir, tenía tiempo de escapar por allí o mejor aún, de ir a leer libros en la soledad de sus aposentos. Se volvió a su madre con una sonrisa sincera.

-Madre, tras la lucha de mis hermanos y de padre, ¿puedo ir a mis aposentos? Este aire de Harrenhall no me hace bien y me siento extenuada...

Aguardó por la respuesta de su madre. Había momentos en que la pelirroja odiaba a todo el mundo.

Tras oir las palabras de mi hermana voltee inmediatamente a verla.

-No puedes irte, prometiste quedarte a alentarme , ¿lo recuedas?-dije dirigiendome directamente a mi hermana esperando que no me dejara sola-No puedes dejarme sola aqui...-lastima demos lastima

Constance hizo una mueca de fastidio. Mérida era la única a la que en ese momento no podía negarle nada pero su madre aún no había respondido.

-Shhh, calla. Dije que cuando hayan competido mis hermanos y tú eres mi hermana, tonta.

Habló bajo aún esperando la respuesta de su progenitora.

Deje salir una leve carcajada, pero luego aguarde que Lady (no recuerdo su nombre) , respondiera.

Constance se acercó a su hermana y le dijo en voz baja.

-Pero con una condición: Haz de distraer a Daeron, necesito tiempo a solas y no me deja ni a sol ni a sombra...

No era una petición pero lo dijo tan bajo que "lady mamá de Constance"** no pudiera escucharla.

Guiñe el ojo a mi hermana, no podia hablar mucho, pero haria lo posible por distraer luego a Daeron. Esperando que su Madre la deje ir o no.

Ragnar se había separado de las mujeres ya que ellas estarían en las gradas y él competiría. Se había mantenido junto a su padre durante la demostración de Lord Braken. A él le había parecido un buen enfrentamiento, pero a juzgar por la mueca de su padre, no lo había sido tanto.

-Padre... iré yo...- le dijo al Lord mientras subía a Rompefilas con gracia y agilidad en sus movimientos a pesar de la armadura pesada que tenía -Haré que te sientas orgulloso...- saludó enfilando hacia la salida de los establos.

Lucas Corbrey acompañó al heredero con la lanza y el yelmo hacia el campo de justas. Se detuvo en un extremo mientras Ragnar tomaba de sus manos el yelmo y la lanza. La visera no se la bajó, tenía cosas que hacer antes...

Saludó a algunos nobles que había conocido en la fiesta de bienvenida... pero sus ojos buscaban a dos personas: su hermana y su prometida. Con una sonrisa, saludó a su hermana, y cuando pasó por el frente de Lady Eleana, Ragnar detuvo su caballo y le dedicó una sonrisa y una reverencia desde el caballo.

Acto seguido encaró hacia los campeones. Ser Ragnar estaba imponente con su armadura negra y capa negra de plumas de cuervo. Alas negras no estaba en su espalda, pero no la necesitaba... allí no. La transpiración no era mucha, más allá del calor, pero en cierta forma, los nervios estaban presentes. Por suerte la armadura ocultaba eso. Pasó empezando por el menor... pasó frente a todos, con parsimonia, aparentando tranquilidad. Hasta que llegó al Guardia Real. Detuvo su caballo negro como la noche y miró de frente al caballero. Con decisión, tocó el escudo blanco, y dio media vuelta a una de las puntas del campo.

Se bajó la visera y tomó con fuerza la lanza. Lucas llegó con su escudo y se lo colocó en el brazo izquierdo. La vista se reducía, pero el objetivo era claro. Tenía que derribarlo. Sí o sí. O su padre no se lo perdonaría. Podía imaginar sus pensamientos ahora. "¡¿Por qué al Guardia Real?!" "¿Por qué no a uno más fácil?" Pero Ragnar estaba decidido. Tenía que dar un buen espectáculo y salir victorioso.

El Guardia Real ya estaba preparado en su caballo y con su lanza y escudo prestos, cuando Ragnar se había convertido en un manojo de nervios. 

¿Qué estoy haciendo? ¡¿Al Guardia Real?! 

El joven se había dado cuenta que no eran los pensamientos de su padre los que oía, sino los suyos propios.

-Que los Siete me acompañen... que el Guerrero me de fuerza... que el Herrero me proteja...- comenzó a rezar por lo bajo hasta que se acercó el heraldo con la bandera para dar inicio a la justa.

Bueno... aquí vamos...  dijo algo más tranquilo y tomando con fuerza la lanza.

La bandera bajó y el Guardia Real salió disparado hacia Ragnar. Éste tardó un momento, un segundo tal vez, y espoleó a Rompefilas. El polvo se elevaba y las lanzas se acercaban vertiginosamente. El caballero blanco tenía la lanza firme y podía imaginar la sonrisa en el rostro del propietario de tan gloriosa armadura. En cambio, el caballero negro estaba enfocado en el combate que se avecinaba... y en la gloria que vendría después.

Con un movimiento rápido, Ragnar se inclinó levemente en la silla a último momento haciendo que la lanza de su contrincante impactara de costado en su escudo, y éste asestó un golpe demoledor en el peto de la coraza blanca. El impacto lo sintió, pero siguió al galope viendo cómo el caballero caía estrepitosamente en el suelo de tierra. A Ragnar le dolía levemente el brazo del escudo, pero pasaría... la felicidad que estaba sintiendo en ese momento, no se la arrebataría nadie.

Gané... ¡Lo he hecho! pensó mientras trotaba hacia su puesto de campeón... Lo he hecho...

*-¿Que demonios estas haciendo chico?-*

Parecía que el joven heredero tenía pretensiones altas. Iba a escupir muy alto al parecer, pues se enfrentaba a un capa blanca y a uno realmente bueno lo que convertía en una certeza el resultado. Mientras los escuderos preparaban a los jinetes en la liza yo solo podía pensar en la enorme cara de decepción que le iba a dedicar el padre al hijo... Pero entonces los cascos resonaron en la pista, las lanzas se elevaron y en un par de segundos tras el estruendo de la madera contra el metal, poco de blanco le quedaba al uniforme del guardia real...

*-¡No puede ser!¿Como diablos lo consiguió?-*

Una sonrisa se alzo en mi rostro al ver la cara triunfante de mi futuro patrón, (si vivía lo suficiente para servirle a él también), pero enseguida mi cara se transformo en preocupación al ver a los demás miembros de la Guardia Real, que seguramente ponían fieras y hoscas caras tras sus blancos yelmos viserados.

*-¡Oh joven Ragnar! Espero que estés listo porque los muchachos de blanco te tendrán como objetivo de su venganza.-*

El heredero estaba jugando con el honor de la guardia Real y nada bueno le saldrá de eso. 

-Deberías haber hecho como el Bracken y tumbar a uno de los chiquillos imberbes de Lord Whent tal y como te recomende.- Fue solo un susurro lo que salio de mi boca, pero estaba seguro que era tan cierto como la información que era mi trabajo obtener.