Partida Rol por web

Como era de esperarse cuando llego la familia real se la recibió con un gran festín que hicieron coincidir con el inicio del torneo.
 En la gigantesca sala comedor había dispuestas 4 mesas inmensas en sentido vertical y una en sentido Horizontal en fondo del salón para la familia real, los miembros de la guardia real y los familiares de la casa Whent.
 Para sorpresa de muchos había viajado casi todos los Targaryen. En El asiento principal estaba el mismísimo rey Aerys, a su izquierda su Hermana-esposa Rhaella y a su derecha su hijo Raeghar, al lado de este se encontraba su bella esposa y su pequeña hija. La mesa tambien estaba compuesta por el otro hijo del Rey un pequeño niño de cabello plateado llamado Viserys. Lord Whent estaba junto a la reina y su esposa a su izquierda.
 En el resto de las mesas se acomodaron los miembros de las casas invitadas al torneo, a la hora en que Lord Owen y su esposa se sentaron en la mesa ya había varias familias en el lugar, ellos se sentaron junto los miembros de la casa Manderly y dejaron que sus hijos y su pupilo se sienten donde quisieran

Se habìa con un vestido muy bonito que resaltaba el color de sus ojos y su cabello que habìa recogido en una trenza, para cuando llegò al salòn, tenìa algunos minutos de retraso pero bueno, asì era mejor. Cuando entrò buscò con la mirada a su familia pero sus padres estaban en una mesa en la que preferìa no estar; oteando el horizonte pudo ver a los Targaryen, eran realmente bellos pero no se entretuvo demasiado en ellos. Siguiò caminando, buscando con la mirada a sus hermanos pero no los vio, tampoco vio a Ser Bastian pero suponìa que en algùn momento lo encontrarìa o no, con los hombres realmente nunca se podìa estar segura de nada y èl debìa ser uno de ellos. Finalmente decidiò sentarse en un lugar apartado, no tenìa muchos ànimos de convivir con nadie y cuando eso sucedìa, la joven sabìa pasar desapercibida.

-Si esto parece una gran fiesta pero no para todo el mundo.

Alguien le ofreciò algo de beber pero ella lo rechazò amablemente, con lo que habìa visto en la pequeña fiesta con los bardos, casi que pasaba y al menos de momento mientras alguien màs no bebiese lo mismo que ella. Mientras tanto, en silencio se dedicò a mirar a los que iban y venìan, preguntàndose cuàl odiaba màs a quièn y sonriendo de vez en cuando al descubrir que alguien la miraba.

Ragnar llevaba un buen traje negro con algunos bordados en rojo y el escudo de armas de su casa en el pecho. Una capa de plumas negras adornaba su robusta espalda y su sonrisa iluminaba el rostro del joven. Justo por delante de él había entrado su hermana. Vio cómo buscaba con la mirada y luego se dirigía a un lugar apartado.

Mientras sonreía a las doncellas que lo miraban, iba a pocos pasos de Constance. Cuando ella se detuvo, él la tomó por el brazo con delicadeza.

-Qué belleza de mujer...- soltó con galantería, y cuando ella lo reconoció, le sonrió con verdadero amor -¿Por qué aquí? Vamos con padre y madre... nos tenemos que mostrar unidos, no cada uno por su lado... mientras caminamos hacia allí, tengo algo que contarte- le dijo bajando la voz pero con el rostro tranquilo y disimulando con maestría -Ya sé quién es mi prometida... Lady Elaena Manderly... pero no digas nada porque me lo confió madre luego de convencerla arduamente... sé que serás discreta... no pude contarte antes, no te encontré...-

Mientras le hablaba, se iban acercando a la parte de la mesa donde sus padres se habían sentado.

-Padre... madre... Milords... Miladys...- saludó cortésmente con una reverencia y luego se sentó junto a su padre y tomó una jarra con vino... 

El joven no quiso mirar de más a la joven, sólo le dedicó una sonrisa cortés y tal vez una mirada más seductora de lo normal... pero nada fuera de lo común.

Estaba a punto de sentarse cuando escuchò esa voz, por un momento su corazòn saltò sin que pudiera hacer nada para contenerlo, hasta que recordò dònde estaba y què èl realmente no era quièn ella creìa o sì pero no debìa. Se dejò guiar por èl, aunque no era que estuviera muy feliz con la idea y mucho menos que mientras al caminar, èl iba dicièndole aquello.

-Estar alejada no significa que no estè unida pero me gusta observar al resto sin que sepan de cierto quièn soy, la gente reacciona de distintas maneras. Ayer estuve con los bardos y las cortesanas, no tienes idea de cuànto me divertì.

Constance sonreìa, sabìa que algunas miradas estaban sobre ellos pues eran tan distintos y tan hermosos como sòlo juntos podìan serlo. Apretò el brazo de su hermano cuando le dijo lo que sabìa.

-¿Ya la has visto? Pareces muy contento... Espero que no sea una bruja malnacida.

El veneno que escupìa la joven era evidente, al menos para èl que la conocìa mejor que nadie.

-Me alegro por ti y por ella... Supongo que por nuestra casa tambièn, seguro que hay un gran motivo. ¿Dònde està ella?

Pero entonces saludò a los presentes y se sentò junto a èl, volviendo a referirse a èl.

-Probad el bocadillo antes de la boda, no sea que os deis de bruces contra la pared.

Dijo eso mirando al frente, como si no dijese nada importante.

Toda la alta alcurnia de los Siete Reinos reunida en un solo lugar, con comida y alcohol a discreción.... este podía ser un día maravilloso para mi si tan solo tuviera más libertad de acción, pero la verdad era que en mi estado de simple y mero "sirviente" el circulo por el que podía desplazarme era limitado, mas aun podía llegar a ser de provecho.

Me moví entre la servidumbre y los invitados que compartían mi posición social; buscando siempre conversaciones banales mientras mis oídos sondeaban por secretos, rumores y relatos interesantes.

Era momento de la cacería y esta era una oportunidad inmejorable por el ambiente festivo y distendido, donde los incautos dejaban salir sin ninguna resistencia su bien más preciado como si quisieran que yo se lo arrebatara... dejaban salir su información y sus secretos. *-Aqui vas de nuevo Alvar, es hora de trabajar.-*

¿puedo estar en esta escena siendo una bastarda? , porque Jon Nieves no participaba de estas cosas si mal no recuerdo , estoy confundida.

La sala se fue llenando de a poco hasta que quedo abarrotada de gente, las grandes casas se mezclaban con las mas humildes casi nadie estaba en su lugar, iban y venias charlando con señor de por aquí o con un caballero de por allá. El ejército de criados trabajaba a una velocidad envidiable trayendo comida y bebida para los invitados.

La mesa principal parecía mas tradicional, aun nadie se había levantado y solo solían hablar con las personas que tuvieran a su lado.

 Todo aquel que tuviera una curiosidad ilimitada podría enterarse de lo que quisiera allí, nadie tenia recato alguno sobre las charlas y el movimiento que había en el lugar hacían que fuera propicio para aquellos que sabían aprovechar dichas circunstancias.

En la mesa en la que se encontraban los Nigthwing también pasaba lo mismo, pero lord Owen y Lady Tyanne prefirieron quedarse sentados de momento, al ver llegar a sus hijos se pusieron de pie.

-Ragnar, Constance.- Dijo Lord Owen. -Acérquense, les presento a Lord y Lady Manderly y a su hija Elaena.

Elaena se levanto de su asiento y se acerco a los mellizos.
-Es un gusto poder compartir la mesa con ustedes.- Dijo en un tono que denotaba un alto grado de nerviosismo.
-He oído hablar de ustedes y de su familia, las historias sobre su belleza han llegado hasta puerto blanco.- Dijo con la voz aun temblando Elaena a Constance
- También he oído sobre usted ser Ragnar y sobre su famosa hacha... ¿La a traído con usted a Harrenhal? estoy interesada en verla.

Ragnar volvió a levantarse de la silla con presteza. Se había apresurado. Error. Ahora lo compensaría.

Es muy bella... gracias madre.

Estrechó la mano de Lord Manderly con firmeza y seguridad, mientras acompañaba su saludo con una sonrisa franca y unos ojos luminosos.

-Milord, un placer conocer personalmente al hombre que rige en Puerto Blanco- dijo con la soltura acorde a su capacidad elocuente -He escuchado historias muy interesantes acerca de aquel lugar... espero algún día poder conocerlo-

Luego se encaró hacia Lady Manderly. Tomó su mano y con una elegante reverencia, le dio un beso en el dorso de la mano.

-Milady, grata compañía grata compañía significa tenerla aquí junto a nosotros- le dijo para luego mirar a su bella hija. 

Se detuvo frente a ella y sonrió.

-Milady... veo que los Dioses la han bendecido con una belleza extraordinaria- le dijo con cortesía -Y que las historias de su belleza norteña no eran infundados...- hizo una pequeña reverencia y le dio un beso apenas perceptiblemente más largo que a su madre, y cuando volvió a erguirse a toda su estatura -Así es, la he traído a Harrenhal, pero no a la cena por su imponente tamaño...- acercó su rostro al de ella como confiándole un secreto -... no todos se sienten cómodos con Alas negras en el mismo recinto. Pero cuando lo desee, se la mostraré con gusto-

¿Qué pensará Constance de esta hermosa joven? Espero que lo tome bien...

Constance hizo lo propio a la hora que los presentaron a ella y a Ragnar. Sintiò que la sangre corrìa por sus venas a una velocidad indescriptible, bajò la vista un instante porque odiaba los halagos por compromiso y ahì se estaban escuchando muchos. Estuvo un buen rato en silencio, buscando las palabras correctas para no hacer quedar mal a sus padres pero no las encontraba, a pesar que su mente trabajaba ràpido, lo cierto era que no podìa pensar en algo ameno y divertido para decir. Sonriò con una media sonrisa, forzada y sus padres y Ragnar conocìan bien esa sonrisa, luego asintiò a la joven.

-Sin duda, como bien dice Ragnar...-evitò llamarlo mi hermano porque en ese momento estaba màs que furiosa.-Vuestra belleza norteña es sublime y dirìa que casi perfecta. Es un placer conoceros, mi lady.

Constance se levantò e invitò a la joven a tomar su lugar junto a Ragnar para ella quedar màs a la orilla de la mesa y poder hacer lo que estaba pensando desde que su padre mencionò el nombre de aquella mujer.

-Pero si querèis ver el hacha de lord Nightwing, estoy segura que tendrèis màs oportunidades de las que pensàis... Les dejarè conversar tranquilos, haced de cuenta que no estoy aquì.

Se sentò justo a la orilla de la mesa. Ragnar era un idiota para ella en ese momento, sacarla de la paz y tranquilidad que conseguirìa en aquella mesa apartada para traerla a ver còmo se deshacìa en elogios con aquella boba norteña era lo ùltimo que su gemelo le podìa hacer. Ni bien hubo una distracciòn, se levantò buscando un sitio por el cual salir sin ser muy vista.

*-Esto parece el mismísimo Lecho de las Pulgas, al menos por la cantidad de gente agolpada.-* Inspire hondo y me pasee entre la gente, siempre atento, siempre disimulando mi presencia para ver sin ser visto; para oír sin ser oído.

Hoy trataría de captar el ambiente en general. Ver enemistades y alianzas evidentes y otras no tanto; secretos, tensiones, acuerdos y cualquier otra cosa que pudiera pasar en este salón. Hoy era los ojos y oídos de los Nigthwing y por mi orgullo no podía fallar.

El tono pálido de Elaena comenzó a tomar un tono mas rosado al oír el comentario sobre el "hacha" de Ragnar de pronto abrió la boca para hablar pero quedo sin palabras así que sonrió y miro a su padre.

Lady Tyenna que había captado la situación se apresuro a intervenir.
 -Esta cena es muy importante para ambas familias así que sentémonos juntos así podremos charlar.-

Lord Owen había cambiado su semblante de alegre a levemente enojado tras el comentario y para tratar de evadir el mal momento habló

-Hemos hablado mucho con Lord y Lady Mandrely.- Dijo Lord Owen y ambos llegamos a la conclusión que familias tan importantes como las nuestras debían unirse, así que concertaremos un matrimonio entre su hija Elaena y tu Ragnar.- Dijo sin muchos rodeos
 Ambos estamos muy contentos por esta unión y pronto festejaremos un casamiento.
 Antes de terminar de hablar Lord Manderly se levando de su silla, era un hombre de cabello rubio y tupido, con una gran barba y una panza enorme.

 -¡Bienvenido a la familia! dijo y dio un fuerte abrazo a Ragnar, el muchacho sintió que por unos segundos no pasaba aire por su esternon del poderoso abrazo que le daba su ahora suegro.

Cuando vio las reacciones que había despertado el comentario de Lady Manderly sobre el hacha (o había sido él, ¿o Constance?) Ragnar quiso cambiar rápidamente de tema... pero el abrazo de su ahora suegro no le permitió hacerlo.

A través de la voluminosa corpulencia de Lord Manderly, las miradas de Ragnar y Eleana se cruzaron. Ragnar le dedicó una  sonrisa y con un gesto de su rostro intentó hacerla sonreír.

-Gracias Milord... es un honor para mí...- dijo entrecortadamente el heredero Nightwing -Pero si no me suelta pronto... no tendrá yerno a quien abrazar más adelante...- bromeó con el aire entrando de a poco en su cuerpo.

Apenas pudiera quería hablar con su hermana... su comentario no pasaría desapercibido por su padre y mucho menos por su madre. Sólo esperaba que no se hubieran dado cuenta la familia norteña.

¡Cuánta delicadeza en los norteños! Era algo que la pelirroja no esperaba, aunque viendo lo visto, esta vez no sólo recibiría la reprimenda de su padre sino de su madre también. Hizo una mueca mirando a otro lado y cuando el padre de la prometida de su gemelo se levantó a abrazar a Ragnar, ella se levantó también y no pudo evitar decir algunas palabras. Lo intentaba, callarse, no decir nada, quedar como la tonta que era sería mucho más fácil si guardaba silencio pero era Constance y Constance no se callaba nunca. Se dirigió a los padres de la joven con total gracia y amabilidad, si, ella podía con eso y con doscientos norteños más.

-Os felicito por el compromiso.

Luego miró a su futura cuñada y la fundió en un abrazo.

-Estoy segura que haréis muy feliz a Ragnar y él a vos. Bienvenida a nuestra familia.

Si podía mentir lo haría, no era momento de gritar. Haría lo que esperaban de ella. Soltó a la joven y le dedicó una hermosa sonrisa que parecía muy sincera, ¿lo era? Y luego se dirigió a Ragnar abrazándolo con esa misma sonrisa y diciéndole algo al oído que nadie más podría escuchar.

-Cuidado que no te saque los ojos y te dé hijos saludables, no tarados. Ojalá que tengas muchos norteños.

Lo soltó de inmediato, se hizo a un costado y dio dos pasos hacia atrás, no hacía falta que le dijese nada porque él sabía perfectamente cómo se estaba sintiendo ella, porque él sabía que en ese momento estaba más lejos de él que nunca en toda la vida de ambos. No se iba a salvar de la reprimenda de su padre pero en ese momento no lo haría así que se apartó de la mesa cuán rápido pudo hasta encontrar la salida del salón. Estaba ligeramente aturdida y más furiosa de lo que recordase en años, caminaba con los puños apretados y sin mirar a su alrededor.

Los patrones de la casa estaban a los abrazos con los Manderly del Norte, pero eso no me importaba. Yo iba de una parte a otra con los oidos atentos, siempre saludando con una sonrisa a las camareras, dejando buenas propinas e invitando brindis donde se pudiera para generar buen ambiente y amistades nacidas de los festejos. Más tarde podrían serme útiles.

Habia logrado dar con el gran salon, era impresionante la cantidad de gente que habia, pero aun asi logre dar con mi familia, trate de apresuarme y con pasos torpes me acerque a ellos.Si habia llegado tarde como de costumbre, asi que lo mejor era trata de pasar desapercibida, busque un hueco entre la gran mesa y me sente tratando de recuperar un poco de aire.

Levante la mano en forma timida para que Constace notara mi presencia-Hola.....-dije en un tono timido, va! no timido sencillamente no estaba acostumbrada a estas cosas.