Partida Rol por web

A Mente-Ligera le choca terriblemente todo lo que está viendo. Los fomori atacantes tienen la misma aura de putrefacción espiritual que los atacados y sin embargo cuanto más tiempo pasa observándolos más cosas raras les ve hacer. Algunos de los soldados les gritan a los refugiados humanos que se largen con muy malas maneras e incluso algún que otro empujón, pero se cuidan mucho de apuntarles con sus armas o de tocarles con apéndices no humanos.

Por su parte el Mokolé corrupto parece haberse acoplado bien al grupo de ataque y ahora está enzarzado en combate contra un fomor que le iguala en tamaño. Eso deja tiempo a Mente-Ligera para seguir observando. No es que el Mokolé vaya a irse a ninguna parte dentro de poco.

El jefe que el Nuwisha estaba buscando llega en la tercera barca: un imponente Garou en forma Crinos... o al menos algo que se asemeja a un Crinos, con cuatro ojos de brillante color rojo y resplandecientes marcas de color rojo en el cuello o el pelaje. Su aura espiritual es un remolino verdinegro en el que Mente-Ligera cree distinguir extraños glifos flotando. Sin duda se trata de uno de esos extraños Danzantes de la Espiral Negra que logran llegar al rango de Anciano sin ser devorados por sus camaradas o por alguna Perdición.

El Danzante no se lanza a la batalla aullando como un lunático, sino que observa cómo los soldados fomori se dedican a exterminar a un congénere tras otro pero tienen dificultades para enfrentarse a las Perdiciones. Entonces levanta sus garras y las baja en un violento zarpazo, abriendo un desgarrón en la Celosía que conecta momentáneamente la Umbra y el reino físico. Por el desgarrón se cuelan entonces docenas de Perdiciones que se unen a la batalla por la conquista del poblado, nuevamente ignorando a los humanos, centradas solamente en exterminar a sus pares nativos.

Tan asombrado está Mente-Ligera que no se da cuenta de que el Danzante le está mirando hasta que éste le lanza un aullido de aviso. El Nuwisha descubre con el corazón apretado en un puño que el Danzante le está haciendo un gesto con la mano para que se acerque.

El brual mordisco de Adalid arranca de cuajo un buen pedazo del cuello del fomor, que cae al suelo en medio de un charco de su propia sangre pestilente. Al momento siguiente el Mokolé no tiene ningún problema en rematarlo con otro mordisco en el cuello que termina por separar su cabeza del cuerpo.

La niebla roja que empañaba la visión del Mokolé se disipa al no haber más enemigos a la vista. Todos los demás están muertos y los soldados fomori han tenido el tino de apartarse de su vista...

Adalid se calma. Al menos, la sensación de furia comienza a remitir y puede al fin, volver a sentirse el mismo. Acompasa la respiración, haciéndola más lenta para sosegarse. Observa el cuerpo del mutante ¿Valdría la pena devorarlo? No parece que su carne sea buena, ni siquiera que sea una buena idea. Tampoco el del resto de soldados sombra alrededor.

Por supuesto quedan aquellos que salieron del barco. Adalid los mira. Sopesando que hacer ahora. No han matado humanos. Tampoco que importe mucho, pero por algún motivo eso habría sido una mala señal… o, quizá, que no lo hayan hecho sea una buena señal. No han intentado hacer daño a Adalid, en cambio han luchado junto a él, o él junto a ellos.

Adalid toma el aspecto de los piel-suave, aunque Adalid no tiene la piel suave ni siquiera cuando se parece a los humanos. Busca con la mirada el garrote del enorme fomor(*). Tal vez sea posible usarlo. Mientras hace esto habla. - ¿Quiénes sois? No sois normales. Matais a vuestra propia gente… o no son vuestra gente. Todos parecéis iguales… o demasiado diferentes como para saber cuál es cuál. - Se hurga los dientes con una uña, y luego mira al tipo grande y acorazado, ese parece el líder.

El primero en aparecer es el fomor con coraza de cangrejo - ¿Qué, ya te has calmado? Peleas de miedo, tío ¿Por qué no te unes a nosotros? Todavía tenemos mucha mierda que limpiar en este islote...

Los acontecimientos de la batalla me confunden sobremanera. Nunca había visto ni me habría imaginado una guerra civil entre los discípulos del Wyrm. Desde luego, los recién llegados debían tener algo especial, lejos de su manifiesta corrupción, que no atinaba a reconocer.

La llegada del Danzante deja a las claras lo especial de ese ejército. Tanto poder en las garras de un único cambiaformas, dirigiendo tal cantidad de criaturas, y uniendo más y más adeptos a sus filas...

No sé si por un descuido debido al asombro bajo el que me encuentro, pero ese ser me ha detectado... - Dios mío - pienso para mí mientras el paleaje de mi espalda se erizo ante el aullido a modo de invitación de su líder...

Pienso en mis opciones. Puedo correr y esconderme, siempre se me ha dado bien... Pero no, no estoy ahí para ocultarme por siempre de mis obligaciones. Seguro que coyote se está revolcando mientras me ve sudar... Me incorporo en mi forma humana mientras hago un gesto de saludo al danzante, y salgo de mi escondite... Busco con la mirada la reacción de los que pelean, intentando averiguar si he llamado la atención de alguno que parezca con ganas de destrozarme...

Poco a poco me acerco hasta la figura, con confianza, pero mirando de reojo a mi alrededor...

Fijando la mirada sobre el fomir acorazado, responde.- Si, Adalid se ha calmado. Pero aun no respondéis a la pregunta.- Sujetando el garrote al hombre sin intención de mostrar hostilidad observa en derredor.- ¿Por qué todo esto? No recuerdo que sea muy normal estas peleas tan… multitudinarias… y más evitando a los pieles-suaves.- Dice refiriéndose a los humanos.

No tenía intención de mencionar lo del grito puesto que había sido hasta útil… o no ha llegado a entorpecer la lucha. Quizá alguno de los suyos pueda haber sido herido, pero no se han quejado.

Las cosas no podían ser más surrealistas: Mente-Ligera está rodeado de fomori y éstos ni siquiera le miran. Sólo uno de ellos se digna olisquear al Nuwisha desde la distancia. Los demás parecen estar demasiado ocupados buscando a más víctimas corruptas. Cuando llega a una distancia prudencial del extraño Danzante con cuatro ojos se detiene. Éste le observa cruzando los brazos sobre el hipermusculado pecho. Cuando habla en inglés su voz suena como la piedra moliendo vidrio roto.

Dime, pequeño Garou ¿Qué es lo que quieres del ejército del Cluithi? ¿Has venido a espiarnos o a unirte a nosotros?

¿Los "pieles-suaves"? - pregunta el extraño fomor - ¿Qué es eso?

¡Se refiere a los humanos, pedazo de parásito comemierda retrasado! - la que habla es la segunda cabeza de la mujer fomor. El gigante fomor suelta una risotada

¿Y qué gracia tiene matarlos a ellos? Sólo saben correr, chillar y sangrar ¡No pelean! Es aburrido. Además no nos dejan - Adalid no sabe mucho de humanos ni de fomori, pero por la forma de hablar de éste le queda muy claro que es poco inteligente - Somos el ejército del Cu... del Chu...

¡EL CLUITHI, IMBÉCIL! - vuelve a chillar la cabeza. La mujer se tapa los oídos para amortiguar el agudo chirrido.

El Clu... ¡Eso, coño! Es lo que hacemos. Por eso somos así de fuertes y poderosos. Eliminamos a los malos fomori, a las malas Perdiciones y a los malos camabi... cambifo... cambiantes. Eso. Nuestros generales saben quiénes son. Ellos nos los señalan y ¡BAM! ¡A por ellos! Es divertido.

El que parece el líder del equipo fomor, un tipo delgado y larguirucho con una boca de lamprea en su rostro blanquecino, sale de entre dos chabolas con su arma bajada.

¿Qué coño está pasando aquí? - la forma de moverse de su boca haría vomitar a alguien con menos estómago que Adalid. Incluso el endurecido Mokolé siente algo de náuseas - ¿Qué hacéis aquí, perdiendo el tiempo? ¿Habéis comprobado si el pueblo está limpio?

¡Pues claro que está limpio, cara de ojete! - chilla la cabeza pequeña. La mujer le mete un pedazo de cuero en la boca y se lo ata con fuerza.

Sí, mi sargento - dice el fomor blindado - ¡Mire, se nos ha unido un fomor nativo!

El sargento no parece muy convencido y mira a Adalid con ojos inyectados en sangre - ¿Es verdad eso? ¿Quieres unirte a nosotros? Si te gusta pelear, con nosotros podrás hacerlo hasta que revientes ¿Qué poderes te ha dado tu Perdición?...

¿Cluithi? ¿Estos fomori no están con el Wyrm? Quizá ese Cluithi sea un servidor del Wyrm, pero no lo parece. Por lo que se ve están algo organizados. Adalid se cuestiona la inteligencia de estas criaturas, y sus motivaciones. Siguen a alguien eso queda claro, pero no Adalid no sabe a quién.

Adalid se gira y los mira de hito en hito con un gesto neutral, pero con algo de sorpresa en mente ¿Unirse? ¿Fomor nativo? ¿¡Perdición? Eso molesta ligeramente a Adalid, pero es una oportunidad; aunque no es que a Adalid se le dé bien engañar. Simplemente no los corregirá. Se encoge de hombros y niega con la cabeza.- Uhm cambiar de forma, ah… aguantar los golpes… hay algo más, no sé.- Se rasca la cabeza.

-Cazar malas perdiciones… malos cambiaformas… ¿Quién es Cluithi?- Es peligroso pero quien no arriesga no gana ¿Cuando escucho eso? Ah sí, aquel cazador… el arriesgo demasiado ¿Verdad?

Los recuerdos acumulados de varios Mokolé anteriores a Adalid le muestran a diversos tipos de fomori, cada cual más horrendo y mutado que el anterior, enzarzados en sangrientas peleas llevados por los oscuros deseos de sus Perdiciones. Pero en todos esos recuerdos siempre que había pieles-suaves cerca eran ellos los que se llevaban la peor parte. Las Perdiciones posesoras nunca habían perdido la oportunidad de exterminar a un humano no corrompido o de poseerlo... hasta ahora.

La palabra "Cluithi" también evoca recuerdos de tiempos antiguos, cuando ninguna tribu de la Nación Garou le había dado la espalda a Gaia. Puede ver a bravos Garou cuyos pelajes de colores claros están decorados con pinturas azules. Aulladores blancos se llamaban. Son Garou fieros y valientes pero muy estúpidos. En su orgullo se creían capaces de derrotar al Disolvedor (1) en su propio Cenagal. El Mokolé que los estaba espiando los vio entrar en una caverna lanzando juramentos de victoria. Varios días después emergieron como parodias deformadas y enloquecidas de sí mismos, inundados de corrupción en cuerpo y alma. Ya nunca volvería a llamarse Aulladores Blancos, sino que se harían llamar Danzantes de la Espiral Negra.

El Cluithi es el avatar del Wyrm, por supuesto - dice el fomor-lamprea - Nosotros somos su ejército. Sin él no seríamos más que bestias salvajes como las que infestaban este poblacho. Él nos dio un propósito. Nos convirtió en soldados del Equilibrio - hay fe y devoción auténticas en sus palabras - Juntos eliminaremos a los otros Wyrms, liberaremos al Wyrm original de la prisión en la que está encerrado y le devolveremos al Kaos su antigua fuerza ¿Quieres conocerle? Lucha a nuestro lado, vuelve con nosotros y podrás contemplar su gloria...

Mis piernas, más que mi razón, me llevan ante su líder. De cerca parece más imponente aún que cuando lo observe desde mi escondite. Su voz denota control y poder, y eso me asusta... Alguien como él debe haber sufrido mucho para llegar hasta ahí y no haberse vuelto loco, como suele ocurrir con los danzantes...

- He venido a saber qué era este ejército y a qué bando pertenece - lo respondo con calma - y, observando esto - continuo señalando con un gesto de mi mano a la batalla que está ya finalizando a mi alrededor - creo que no entiendo nada - finalizo con un encogimiento de hombros a modo de broma, tratando de destensar la situación.

- Mi nombre es Mente-Ligera, por cierto - digo con un gesto de la cabeza a modo de saludo. - Tu ejército es más impresionante de lo que hablan los rumores por ahí - finalizo alabándolo, tratando de comprobar algo de su forma de ser o su mentalidad...

Adalid los observa. Algo no encaja ¿El avatar del Wyrm? Suena como si alguien les estuviese mintiendo… ¿Un espíritu? ¿O un descendiente de los Aulladores? Pero deberían estar muertos… ¿Y cómo los engañaría? Podría estar tocado por la corrupción… o al contrario, un Danzante que se hubiese revelado contra el Wyrm. Como sea, algo no está bien con estos fomori, su líder se está aprovechando de ellos. Pero eso a Adalid le viene bien si los usa para atacar al Wyrm.

-Bien, Adalid siente interés por ese que os comanda. Parece interesante.- Desde luego que sí.

No sólo somos impresionantes, somos los que vamos a restablecer el equilibrio en Gaia - se interrumpe cuando ve llegar a un equipo de fomori acompañados de un humano andrajoso y piel escamosa con la cara medio cubierta por una capucha.

Los fomori conducen a Adalid de vuelta a la orilla, donde se encuentra un enorme Garou en forma Crinos que lo mira con sus cuatro ojos brillantes. El Garou y el Mokolé se estudian mutuamente. A Adalid no le hace falta ningún sentido especial para captar la intensa aura del Disolvedor que emana del extraño Garou.

¡Mi general! - grita uno de los fomori. Es un humanoide enormemente hinchado y recubierto de un caparazón parecido al de un cangrejo - Este fomor quiere unirse a nosotros ¿Podemos quedárnoslo?

El Garou cambia a su forma Glabro, que resulta aún más pertubadora si cabe que su forma Crinos con esos cuatro ojos brillando sobre un rosto que debería ser más humano.

Hoy está siendo un día extraño - dice con una sonrisa de satisfacción - Ya tenemos a dos posibles reclutas para el ejército del Cluithi - señala con una mano hacia un humano delgado y de aspecto nervioso al que Adalid no había visto antes. El Garou se da la vuelta y se sube a uno de los botes.

¡Vosotros! - les dice a los fomori - Meted los anfibios tierra adentro y preparad el puesto de avanzada. Como se os ocurra tocar a un humano o animal no corrompido yo mismo os sacaré el corazón por el culo ¿queda claro?

¡SÍ, SEÑOR! - dicen los fomori al unísono antes de salir corriendo.

Entended una cosa, vosotros dos - les dice el Garou a Adalid y a Mente-Ligera - El Cluithi no es paciente ni benévolo. Tiene una misión que cumplir y poco tiempo, así que no está para gilipolleces. Si acudís a su presencia y lo cabreáis no quedará de vosotros ni el recuerdo. No creáis que por ser así de guapos vamos a haceros asco en la mesa - sonríe mostrando una boca cuajada de colmillos - Subid ahora o largaos...

El olor que emana del piel-suave flacucho es semejante al de un Garou, pero tiene algo distinto. Adalid sólo necesita recurrir a su Mnesis para identificarlo como un Nuwisha, una Raza Cambiante emparentada con los animales carroñeros llamados coyotes por los humanos...