Partida Rol por web

No le gustaban mucho las opciones. Escoger entre dos males nunca era algo bueno, incluso si uno de ellos era, como decía Xand, el elegido de verdadero Wyrm. No le había gustado su presencia ni su mirada. Y de Adalid no sabía que pensar.

-No creo que necesiten nuestra ayuda, sus... soldados atacan sin piedad a los esbirros de Pentex.- Graznó, aunque podía ver que durante la pelea se habían respetado las vidas humanas. Sin embargo tuvo que esquivar rápidamente los disparos de una de las máquinas; estaban demasiado cerca del conflicto. -Si, creo que avisar a los Garous es buena idea... Es posible que el grupo que conocí siga cerca, si no han vuelto a usar la Umbra para viajar.- No sabía si habría otra forma de dar con los cambiaformas lunáticos, aunque tal vez Xander si sabría.

Aquello es nuevo. Adalid se había topado antes con armas que explotaban, y cañones grandes pero esa cosa… un vehículo con un cañón… como el acorzadado en el que se movía el ejecito pero para la tierra, como una enorme tortuga armada con esas armas que los pieles-suaves gustan de usar. Y en el cielo, pajaros de metal que sueltan una lluvia de proyectiles mientras no dejan de moverse. Estos trastos de metal no son del gusto de Adalid.

Adalid ruge, poniendo poder en sonidos de tiempos pasados; destinados a traer paz sobre los objetos de guerra. Pero Adalid aprovecharía esa paz para destruir esos objetos. No sabía si había funcionado. Pero cargo contra la tortuga-cañón con su forma de dragón para derribarla. Sometería a los soldados de Pentex con miedo o fuerza.

Antes debemos averiguar más. Algo que los Garou no sepan. Lo de que un ejército de fomori está atacando la ciudad es obvio, sólo tienen que mirarlo. Si queremos que nuestra información sea tenida en cuenta tenemos que darles más. Vente.

Maestro y alumna sobrevuelan al ejército invasor hacia su retaguardia, procurando mantenerse alejados de las líneas de tiro de los drones y los fomori. La lluvia les favorece: sólo son un par de manchas negras que no atacan a nadie. Hay muchos objetivos más interesantes que ellos.

El ejército ha dejado tras de sí un reguero de cadáveres tanto propios como de soldados y civiles de Pentex.

Ésos nos dirán lo que queremos saber - dice Xander - Elige un cadáver y trágate sus ojos. Recuerda: El ojo izquierdo te cuenta el lado malo de su muerte, mientras que el derecho te contará el lado positivo...

El estruendo es tan intenso que cuando el tanque gira la torreta hacia él Adalid teme que por un momento su palabra de poder haya sido ahogada y que éste sea su fin. Sin embargo el estúpido y oscuro ojo ciego del cañón simplemente se queda apuntando hacia él...

Kayle descendió junto a su tutor, viendo con desagrado y sorpresa la masacre que el ejército de fomori iban dejando a su paso. Sacudió sus plumas cuando tocaron el suelo, aunque de nada valía pues la lluvia seguía empapándolos mientras iba avanzando entre saltitos por los distintos cadáveres. Por la contundencia con la que había llegado aquel ejército, habría creído que encontraría más cuerpos de soldados de Pentex, pero éstos parecía que luego de sobreponerse de la sorpresa del ataque, se habían lanzado con todo.

La Corax fue mirando los distintos cuerpos, abatidos de distintas formas. Se decidió por uno de los caídos del bando del Mokolé, lo que supuso que fue alguna vez un garou por su aspecto feral, aunque éste no tenía cuatro ojos como el que parecía liderar al ejército junto a Adalid. Pero podía verse parte de la corrupción en su cuerpo desnudo, que hacía sobresalir las venas a través de su piel. Se acercó hasta ponerse cerca del rostro, y luego de unos momentos de duda, picoteó el ojo izquierdo hasta sacarlo de la cuenca. Aunque conocía la teoría, seguía siendo algo un poco nuevo para ella, por lo que intentó no sentirse enferma mientras obedecía a las palabras de su mentor.

El globo ocular se deshace en el pico de Kaylie liberando sus fluidos. Para su paladar de cuervo el gusto es apetitoso y dulce, ayudando a reprimir las arcadas provocadas por su mente humana.

Un Garou se alza ante los ojos de Kaylie. Es el más grande que ella haya visto nunca: un portentoso Crinos de más de cuatro metros de altura cuya cabeza está rematada por afilados cuernos. Su cuerpo perfectamente proporcionado es fuerte y poderoso más allá de lo que ningún Garou mortal podría soñar. Además de su poderío físico su cuerpo irradia el poder espiritual del Wyrm. No se trata del Wyrm de la Entropía, atrapado y enloquecido en su jaula de la Urdimbre, sino otro Wyrm mucho más primario, más puro. Es el Wyrm del Equilibrio, el que existía antes que la Tríada se desequilibrase.

La locura y la rabia ciega que anegaban la mente de la Kaylie de la visión se aplacan hasta el punto de que puede escuchar sus propios pensamientos. Para ella, el Garou representa una luz en la oscuridad que le guía fuera de la espiral de decadencia y depravación en la que ha convertido su vida y que le conduce a la redención, la serenidad y la paz.

Abraza el Equilibrio, sígueme y dale un sentido mejor a tu existencia - dice el Garou tendiéndole la zarpa. Ella levanta su zarpa de Crinos, con garras negras y melladas y salpicada de calvas.

Mi vida por ti, Cluithi -...

Superado el extraño contraste entre el placer del paladar córvido y la psicología humana, dio paso a la sorprendente visión. Sentía la locura y la oscuridad del cuerpo al que había desposeído de su ojo, antes que toda esa masa de fuerza bruta pareciera calmarse ante la visión del garou frente a ella. Se sintió envuelta en una extraña paz, y supo que se debía a la presencia de aquel gigante ser. Supo sin saber muy bien por qué o cómo, que estaba ante el bendecido por el Wyrm, el Destructor y seguidor del Equilibrio. "Entonces él es Cluithi..." Murmuró aún antes de despertar de la visión.

-Xander, he visto a quien siguen. No es esa criatura de cuatro ojos que iba con el Moloké.- Dijo, dando saltitos de excitación. -Hay alguien, un garou. Es gigantesco, como dos hombres uno encima de otro. Está tocado por el Wyrm antes de ser corrompido, como ha dicho Adalid. Pude verlo, sacó a este Danzante de su locura para que lo siguiera...- Esperó con expectativa la reacción de su maestro.

La tortuga-cañón ha quedado muda y desarmada. Adalid sonríe mientras se sube a la misma para abrirla y sacar sus ocupantes o sus tripas. No sabe si es un vehículo como esos coches… o un arma viva como la araña que cuidaba que de la gran serpiente, pero su interior debería estar desprotegido.

Busca un punto arriba donde clavar los colmillos y abrir un hueco como con una tortuga. Sería más fácil sino fuera tan grande… o tan dura. Pero lo es. Los colmillos siguen negándose a responder a su llamado, fríos y en silencio ante su voluntad.

Yo... también lo he visto - dice Xander, posado sobre el rostro de un cadáver - Parece que vamos a tener que fiarnos de la palabra de ese Mokolé porque aparte de la visión que he tenido nunca había oído hablar de ese Cluithi. Ahora sí que hay que localizar a los Garou y avisarles que repriman sus instintos y que no ataquen a este nuevo ejército. Les pasarán por encima si se ponen delante. Y también si ese Mokolé está dispuesto a admitir a aliados no corrompidos ¿De qué te encargas tú?...

El filo de los Colmillos de Helios se introduce por el borde de lo que parece un ojo cerrado sobre el vehículo metálico. Con un rugido el Mokolé hace palanca y arranca la tapa metálica descubriendo el interior, que huele a sudor, metal recalentado y pólvora quemada.

De su interior salta un hombre con uniforme de soldado de Pentex que blande un cuchillo de combate. La hoja del arma se dirige hacia el vientre de Adalid

Adalid miro con desprecio el arma del soldado. Un mero intento por herirlo… un intento inútil, pero no le daría la oportunidad. Movió la lanza con pericia, haciéndola girar para interponerla entre aquel cuchillo y su piel dura. Sabe que esta embotado… o al menos sospecha que así continua, pero debe demostrar cuan fuerte, cuan superior es a ellos.

*Y cuando desvía el arma, la vuelve a girar para en un movimiento limpio introducir uno de los filos dorados en el soldado.- Te equivocaste al no rendirte. Y te volviste a equivocar al enfrentarte a Adalid.

La Corax miró fijamente a su maestro, pocas veces parecía sorprendido por algo, y esta vez parecía que no se esperaba haber visto lo que ambos vieron. Escuchó ambas opciones y las pensó rápidamente. -No sé donde podrían estar los Garou, sólo recuerdo a los que llegaron al Hospital. Hay con ellos una niña de nombre Lina, Pentex le ha implantado unos aparatos a nivel de los ojos para "ayudarla" a ver. Su padre se llama Karl, está con esa manada, además de una parentela embarazada llamada Sharon, y otros tres.- Le informó, quizás él conocía a ese grupo. -No me ha gustado como me ha mirado el que está con Adalid.- Admitió con un escalofrío. -Pero si crees que puedas encontrar más rápido a los garou que yo, iré entonces con el Mokolé.-

Mientras decidía, volvió a tomar su forma humana y buscó entre los cuerpos de los civiles que no habían podido escapar del ataque, alguna ropa que pudiera quedarle. Y buscando algún espacio semi-escondido en aquella zona, colocó las prendas frente a ella y comenzó a recitar el suave cántico ritual, moviendo sus dedos en el aire como hilos que tejían la nueva forma de esas prendas para que la aceptaran como su nueva dueña.

La punta de los Colmillos abre una herida en el hombro del soldado, que no deja escapar siquiera un gemido de dolor ni tampoco responde a la provocación de Adalid. Con un gran salto sale del tanque y levanta el cuchillo para clavárselo al Mokolé

Tengo una idea de dónde puede estar la líder, esa tal Taima "Manantial-Rojo" - replica Xander - Ten cuidado con ese Mokolé.

Xander levanta el vuelo dejando a Kaylie sola buscando ropa con la que cubrir su desnuda forma humana. Tras hacer el ritual para convertirla en parte de su ser la Corax levanta también el vuelo y se dirige de nuevo a la vanguardia del ejército invasor.

Los vehículos anfibios y los tanques intercambian disparos mientras la infantería lucha a tiros o cuerpo a cuerpo entre los escombros. El Mokolé destaca blandiendo su lanza dorada sobre la torreta de un tanque en la que está luchando con un soldado de Pentex...

Acabado el ritual volvió a elevarse, esta vez en dirección a donde iba aquel ejército de criaturas. A medida que acortaba el espacio se hacían más claros los gritos de batalla, el sonido de explosiones y disparos, y de maquinaria en movimiento. Por fin vislumbró nuevamente al Mokolé, que se enfrentaba a un soldado de Pentex. No iba a poder hablar con él mientras se encontrara luchando, pero esta vez no estaba en desventaja numérica. Kaylie se mantuvo atenta, y esperaría a que el Mokolé acabara con su enemigo antes de acercarse, a menos que lo viera en dificultades frente al soldado.

La tozudez de este soldado le honra en cierto sentido… pero a su vez molesto enormemente a Adalid. Su resistencia a pesar de verse abrumado debe verse como algo bueno, pero en este momento se opone a Adalid y este tiene que destruirlo de una vez por todas.

El mokolé vuelve a picar al soldado con la lanza mientras esta en el aire, para luego derribarlo al suelo con un poderoso movimiento de la enorme y espinosa cola. Adalid esperaba que si no había caído con aquel golpe, al menos fuese lo suficientemente inteligente para no levantarse más.

De alguna manera el soldado consigue desviar la punta de la lanza dorada de un manotazo, pero eso deja al descubierto su costado y permite a Adalid atravesarle el pecho de un extremo al otro destrozando sus pulmones y el corazón. El soldado ya está muerto cuando el Mokolé sacude furioso su cola para librarse de él.

El tanque empieza a acelerar. El conductor ha decidido que ya que se ha quedado sin artillero intentará infligir el máximo daño posible al enemigo simplemente arrollándolo. Adalid consigue mantener el equilibrio clavando los Colmillos en el grueso blindaje...

Al ver como el dueño del tanque realizaba una maniobra más destructiva, Kaylie decidió que era momento de intervenir, por lo que bajó en picada y comenzó a buscar algún orificio por el que una avecilla como ella pudiera entrar, para intentar detener el tanque desde adentro, atacando el rostro del conductor.

La tortuga-cañón aún tiene vida, eso significa que aún debe haber alguien dentro… o que es uno de esos seres de la Tejedora. Para Adalid ambas cosas significan problema. Por lo que decide entrar al aparato por el mismo lugar desde el que salió el otro soldado. Iría clavando sus garras por el duro armazón de la criatura mecánica si hacía falta, y se deslizaría dentro en su forma humana más pequeña, para luego volverse de nuevo un cocodrilo y morder… morderlo todo, morder al humano que pudiera haber dentro, destrozarlo con la cola; romper cualquier cosa que hubiera dentro hasta detener aquella criatura que amenazaba a las tropas de Cluithi. No iba a permitir que semejante monstruo los detenga.

Después de matar al soldado de Pentex el Mokolé se mete en el tanque desbocado. Desde su posición Kaylie puede ver cómo otro de los tanques de atrás está apuntando al primero...