Partida Rol por web

Tal como sospechaba, la mujer había buscado la manera de escapar, y vio sin sorprenderse como atendía sus heridas quedando casi nueva. Comenzó a graznar por encima de las cabezas de todos, aunque sólo Xander podría entenderla.

-¡Diderot se escapa!- Graznó tres veces, antes de comenzar a aletear en la dirección en que veía dirigirse el coche.

La Corax aleteaba por encima de la zona del accidente, lanzando tres graznidos intensos mientras dibujaba tres círculos por encima de todos los que se encontraban en el suelo, y comenzó a volar en una dirección específica.

Apretó la mandíbula tras el choque y después de algunos segundos de mareos se puso en pié de nuevo para encontrarse con aquellas escorias cociendo el camión a tiros, se resguardó tras el acero blindado que el vehículo les proporcionaba y obligó a Lucas a hacer lo mismo, sería muy estúpido asomar la cabeza en esos momentos...

 Entonces miró hacia arriba, un cuervo trataba de darles instrucciones desde las alturas y hubiese sido mucho más sencillo seguirlas de no ser por esa lluvia de balas. - Levántate Lucas.... movamos esta cosa y terminemos con ellos.... - le dijo entre gruñidos a su compañero, su idea era llevar el camión por delante para resguardarse el tiempo suficiente como para acortar la distancia entre los soldados y sus garras para después lanzarse al ataque. Ya le dejaría el pez gordo a ese tal Adalid...

Adalid ruge molesto. Esa escurridiza y corrupta mujer ha vuelto a escapar. El mokolé chasquea la mandíbula enojado ¿Que sabrá esa hembra servil del destino? La Tejedora que pretende estancar la corriente del mundo en un pozo para que muera y no avance más. Adalid debe abrir el rio del destino, y si ella se interpone, Adalid la matara, o le abrirá el camino aquellos que lo harán. No importa cómo, ni importa quién. Solo importa que el equilibrio se reinstaura.

Y de nuevo viles siervos de la Araña se interponen en el camino con sus armas fruto del ingenio de su ama. Adalid brama al aire, con el poder cargado en su voz. Dejando que el eco encuentre su objetivo.

Observa como los cambia-pieles están empujando el camión, una idea que ya se le había pasado por la cabeza. Quizá ahora con su grito deje de ser necesario. Sin embargo una paloma grazna y hace movimientos raros arriba. Probablemente uno de los cambia-plumas… puede que haya encontrado a la escurridiza mujer. Adalid regresa a su forma humana más rápida y comienza a seguir la dirección que toma el ave.

Mordisco encuentra a Diderot siguiendo la misma dirección que la Corax. Después de haber dejado un buen rastro de sangre y retazos de tela en la carretera la mujer se está levantando como si nada y mientras regenera todas sus heridas se mete en el primer coche que encuentra y lo hace arrancar utilizando el mismo truco que Lucas pero de una forma mucho más elegante y directa...

El poder de la Tejedora es aún demasiado fuerte como para que el Don de Adalid pueda funcionar de forma eficaz. Las balas siguen rebotando mientras Ithan y Lucas rompen el parabrisas del camión y se agazapan tras el vehículo antes de que les alcancen los disparos.

Este camión pesa varias toneladas - se queja el Theurge - ¿Y dónde demonios está Kendria?

La posible respuesta queda ahogada por el sonido de un disparo de tanque impactando de lleno contra el grupo de soldados. El blindado que ha disparado está terminando de dar la vuelta a la manzana y se prepara para volver a disparar. Sobre la torreta giratoria va un exultante Ragnor aullando toda clase de improperios contra Pentex. El segundo disparo impacta demasiado cerca del camión y la onda expansiva hace que éste casi arrolle a los dos Garou que lo estaban empujando.

¡Dejemos esos cabrones para los tanques! - dice Lucas - ¡Es esa zorra la que no debe escapar!

Tan deprisa sale corriendo Lucas en la misma dirección que la Corax y Adalid que no se da cuenta de que Kendria aún no ha salido del camión...

Desde el aire, Kaylie ve que la primera en seguirla ha sido la Ratkin, seguida poco después por el Mokolé y su lanza dorada. El coche en el que se ha subido ya se ha separado de la acera y está acelerando para alejarse de sus perseguidores...

Mordisco analiza rápidamente su entorno, parece que nadie más va a llegar a tiempo y si quieren evitar que Diderot escape debe ser ella la que actúe.

Juntando toda la fuerza que puede salta en su forma rodens intentando colarse en el vehículo. Con averiarlo lo suficiente les dará a sus compañeros tiempo de sobra para que les alcancen.

 Avanzaban a marcha lenta con el camión por delante, con la adrenalina a tope gracias al conflicto que ahí se estaba desatando, pronto el caos aumentó gracias a Ragnar que aullaba maldiciones a diestra y siniestra desde la cima de un tanque. Al menos eso ya les daba algo de ventaja pero Ithan no pudo evitar escupir al suelo nada más recibir aquel cañonazo y evitar ser arrollado por poco.

 - Tienes razón terminemos con esa perra - gruñó poco antes de que Lucas saliese corriendo en la dirección que el cuervo trató de mostrarles desde las alturas. Se puso de pie y antes de comenzar a correr un pensamiento cruzó su mente como un flechazo haciendo que se detuviese en seco. - Kendria... - gruñó y se dio la vuelta de regreso al camión para buscarla, ya era tarde para llamar a Lucas pero el gran crinos plateado no se se alejaría de aquel lugar sin su alfa.

La Corax continuó su persecución, sus perspicacez ojos negros pasando del coche a la Ratkin y el Mokolé, preguntándose donde se habían metido los garous. No sabía si Adalid sería suficiente para vencer a Diderot, ni siquiera con su dorada arma, pues había podido presenciar el infructuoso enfrentamiento entre ambos desde el edificio de Pentex. Planeó acercándose un poco más por si debía de alguna forma unirse a la pelea, aunque no sabía aún como podría ser de ayuda...

Adalid comienza una frenética carrera cuando divisa el vehículo en el que la mujer de dorado cabello se ha subido. No pretende dejarla escapar, y pone todo su empeño en alcanzarla para y agarrarse al coche. Clava la lanza usándola para mantener el equilibrio.

No piensa dejar escapar a la mujer, y prefiere que esta cosa se convierte en un ataúd metálico para ella. Ya encaramado vuelve otra vez a su forma de Dragón, y con fuerza comienza a golpear el techo del vehículo para aplastarlo, saltando sobre él y dejando caer los brazos y la cola usando sus poderosos músculos para deformarlo y atrapar a Diderot en su interior.

Mordisco hace una rápida carrera hasta el coche y consigue encaramarse a los bajos del coche. Adalid la imita y sólo gracias a su gran tamaño consigue enganchar los Colmillos de Helios en el capó del maletero y empezar a subir. Diderot empieza a dar bandazos con la intención de desprenderse del Mokolé...

Los soldados están ocupados con el ataque de Ragnor, de modo que Ithan puede ir a la parte trasera del camión y arrancar la puerta blindada. Enseguida le llega un fuerte hedor a sangre: los bancos de la cabina de transporte se han desprendido de sus anclajes y uno de ellos ha atravesado a la Garou por el abdomen. La herida habría sido mortal para un humano, pero a ella sólo mantiene presa en una dolorosa agonía...

El tremendo golpe que produce el mokolé cuando intenta frenar el coche hace que Mordisco se estremezca. Es tan grande que ella cabría sin problemas dentro de su boca. No tiene muy claro si ni siquiera la ha visto, pero lo que sí que está claro es que ella no ha sido la única en alcanzar el vehículo, y con lo grande que es Adalid duda mucho de que el resto del grupo no vea pronto la escena y se una a ellos.

Da la sensación de que el momento del sigilo ya ha pasado. Además es muy posible que necesite manos para agarrarse si el coche termina golpeándose contra algo. No tiene mucha idea de mecánica, pero tampoco tiene mucho espacio donde maniobrar ni muchas opciones: busca un componente que parezca importante, abre lo más que puede sus mandíbulas, y las cierra ya convertida en crinos.

 Nada más desprender las puertas del blindado sus fosas nasales se llenaron con el hedor de la sangre y su estómago dio un vuelco al ver a su querida hermana atrapada de aquella forma, sin pensarlo más se aproximó a ella y echó un rápido vistazo a la situación. - Tranquila pequeña... todo va a estar bien - dijo entre gruñidos mientras le acaricia la cabeza con una de las zarpas.

 - Esto va a doler un poco... - Prosiguió colocándose en posición para hacer uso de toda su fuerza y retirarle ese pedazo de metal del abdomen, tenía que liberarla y sacarla de aquel lugar lo antes posible, no iba a permitirse perder a uno de más de su manada, no mientras él estuviese cerca.