Partida Rol por web

El sendero elegido por Tayen es un desfiladero que discurre entre altas montañas que sirven de hogar a miles de espíritus de aves rapaces y sus presas. Varias razas de cambiaformas han formado aquí una eficaz línea de defensa en la que los Garou y los Bastet combaten codo con codo vigilados desde las alturas por los Corax y auxiliados por los Gurahl. A ellos se les suman los espíritus nativos del Reino, que se enfrentan día y noche a los ejércitos de Perdiciones que intentan invadir el reino. Joe y Tayen se encuentran a menudo con cadáveres de Fera, Danzantes, fomori y Perdiciones en descomposición. Pese a que los Fera y sus aliados combaten de forma eficaz y bien coordinada la triste realidad es que sus fuerzas disminuyen con cada guerrero que muere mientras que sus enemigos parecen ser infinitos. No son pocas las ocasiones en las que la Nuwisha y el Contemplaestrellas sienten la tentación de asumir sus formas de batalla y unirse a la lucha. Pero eso es algo que sencillamente no pueden permitirse. No con las vidas de los supervivientes de Central Park en juego. Aunque eso no lo hace fácil, y Joe se da cuenta de las ocasionales lágrimas de rabia e impotencia de su compañera.

En la frontera entre el Reino de Eshtarra y sus invasores los dos viajeros encuentran un remolino de repugnante luz verdosa que vomita Perdición tras Perdición. Ansiosas como están de batalla, las Perdiciones no reparan en una pequeña coyote y en un lobo que desprenden el hedor espiritual del Wyrm pero que van en dirección opuesta. El hedor es tan repulsivo que sus ojos se inundan de lágrimas y sus estómagos se revuelven.

Hasta aquí la parte fácil - dice Tayen - Vamos. Procura no hacértelo encima.

Y la pequeña coyote se lanza al portal seguida de cerca por el lobo. A diferencia de los Puentes Lunares este sendero Umbral hace que Joe sienta como si estuviera atravesando aguas fecales. Las arcadas son continuas y de vez en cuando uno de los viajeros tiene que esperar a que el otro vomite y añada el contenido de su estómago a la repugnante mezcolanza. Joe no llega a saber cuánto tiempo pasan en ese portal. Tanto podría ser un minuto como varios días, pero en cualquier caso a él le parece una maldita eternidad.

Al otro lado del portal les espera un infierno en el que las más abyectas, espantosas y repugnantes criaturas se arremolinan para entrar en el portal hacia el Reino de Eshtarra. Y lo hacen en medio de un calor sofocante y un olor que nada tiene que envidiar al portal en hediondez. Aullidos, gritos inarticulados, chirridos y estruendos indescifrables hacen que el Contemplaestrellas no pueda oír sus propios pensamientos. Ni siquiera el infierno que vivió en Nueva York puede compararse a este reino infernal.

Malfeas, la Guarida del Wyrm.

Joe siente que algo le empuja por un costado. Se trata de Tayen, que ha cambiado a su forma de coyote monstruoso para intentar apartar a Joe del camino del ejército wyrmiano...

Mientras me dirigía junto a Tanya, Tayen o como diablos quiera que se llame, observé impertérrito los restos de batalla, e incluso pequeñas escaramuzas en ciernes. Mi Rabia se agolpó en forma de lágrimas que caen cuando la cuenca del ojo ya no les ofrece lugar suficiente para mantenerse ahí. ¡Maldita sea!

Sin embargo, otra parte de mí, la del estratega calculador, no pudo evitar pensar en cómo se podía mejorar la situación. Mi pragmatismo siempre fue una cualidad que me distanciaba un poco del resto de mis compañeros de Tribu, e incluso llegó a causar algunas bromas al respecto, como que mis ancestros pertenecían a los Señores de las Sombras. Incluso en estas circunstancias, no puedo evitar pensar en ganar.

Mi forma lobuna es un esbelto lobo negro, sin ninguna mancha excepto una blanca alrededor de mi ojo vacío, donde el cabello nunca recuperó su color y pareciera haber absorbido la falta del mismo del fósforo blanco que me calcinó en Nueva York. Seguí a la Nuwisha con relativa facilidad, gracias a la agilidad preternatural de mi forma lupina. Atravesar el portal, sin embargo, casi fue demasiado para mí. Casi.

Miles de historias de mi Tribu son contadas. Historias de la luna, historias del sol, historias de las interminables estrellas, e historias del otro extremo de la infinita bóveda celeste, desde donde puedes contar todas las estrellas si consigues llegar. Casi no tenemos historias del horror, y automáticamente luego de atravesar el portal caí en la cuenta de que habíamos perdido demasiado tiempo ensimismados mirando una bonita distracción, mientras el enemigo crecía de manera horripilante arrasando todo a su paso. Lo siento, Quimera, pero tus hijos caminan en la dirección equivocada. De haber luchado antes, las cosas no serían así.

Mi primer impulso natural es huir, pero no cedo ante él. Fui entrenado bien, o tal vez dejé demasiado del contenido de mi estómago en el portal como para cagarme encima del miedo. Sea como fuese, Tayen me apartó del camino ante el paso del ejército del Wyrm. Gaia la bendiga, hasta siento el impulso estúpido de casarme con ella si salimos vivos de esta. Antes de disponerme a seguirla volteo mi mirada hacia el portal que atraviesa el ejército de Perdiciones y otros afines al Gran Destructor.

Debe haber alguna forma de inclinar la balanza a nuestro favor, cerrar ese portal y lograr algo de tiempo para reunificar las fuerzas restantes en la Tierra y los supervivientes en la Umbra Próxima, para atrincherarnos en Eshtarra y presentar batalla... pero ya pensaré la forma durante el viaje. Mi familia me necesita.

Dominando su Rabia, Joe sigue a Tayen por los infernales parajes de Malfeas. Ambos son buenos escondiéndose y logran ir corriendo de un escondite a otro manteniéndose siempre lejos de la vista. A medida que avanzan Joe hace un descubrimiento sorprendente: el número y tamaño de los engendros del Wyrm debería ser más que suficiente para arrasar con los defensores de Eshtarra, y la razón por la que no lo hacen es porque están librando una maldita guerra civil en Malfeas. Fomori, Danzantes y Perdiciones luchan entre sí sin que haya ningún bando claramente distinguible del otro.

¿Qué haces? - le susurra Tayen - No es momento de mirar el paisaje...

— Mira eso —fue lo único que pude responder.

No puedo creer lo que veo. El Wyrm se mata a sí mismo. En mi período de instrucción mientras era un Cachorro pasé horas enteras sobre viejos libros y pergaminos de metafísica leyendo teorías filosóficas de la naturaleza de las fuerzas que componen la Triada, y a veces las escuchaba de la propia boca de mi maestro. La certeza de una respuesta a la escena que estoy contemplando es inmediata: ha destruido tanto que Él ya se ve a sí mismo como algo a lo que destruir. Hay exceso de Wyrm en el mundo. Él, que representaba el Equilibrio, está tan absorto en su locura que debe autoequilibrarse.

Como está loco, destruirá todo lo que tenga a su alcance, así que si nos apartamos de él por un tiempo seguirá intentando equilibrar, destruyendo para cumplir su objetivo de una forma u otra, y la única opción disponible para él será... ¡Destruirse a sí mismo hasta que el balance kármico de lo que es Wyrm y lo que no es Wyrm esté igualado, porque no podrá destruir ya lo que no es Wyrm! Y la forma de conseguirlo es cerrando ese maldito portal. Significa cerrar el Reino completamente... Sacrificando todo lo demás.

La tristeza de lo que eso significa me consume de forma instantánea. Tenemos que replegarnos a Eshtarra y librar la Batalla Final en las fronteras del reino. Una vez que cerremos el portal sólo será cuestión de tiempo a que el Wyrm se destruya, empezando por su última extensión: la Tierra y los demás Reinos Umbrales en los últimamente se ha hecho la fuerza dominante. Es más, estoy seguro que el desbalance, el exceso de Wyrm es tal en todo el Universo que algunos Reinos que caen bajo sus huestes sencillamente se autodestruyen. Se perdieron para siempre y solo queda la Nada. El Universo se está achicando.

Luego de que sólo quede lo que es Wyrm -representado por Eshtarra y sus habitantes- al mismo nivel de Lo que no es Wyrm -representado por éste Reino de mierda, si la cosmología Garou resulta ser cierta-, intentará alcanzarnos nuevamente... atacando con todo. Pero podemos luchar, y ganar, porque el Equilibrio estará restaurado.

La contundencia del descubrimiento requiere toda mi fuerza de voluntad para no empezar a temblar de arriba-abajo. ¡Maldita sea, esto puede cambiarlo todo!

No puedo haber pensado todo eso en dos segundos. La posibilidad siquiera de que se me pueda ocurrir algo así de la nada, sencillamente observando un acontecimiento, me deja tan asombrado que casi se lo atribuyo a que una de las misteriosas fuerzas cósmicas del Destino que mueven el mundo indujo la idea en mi cabeza, y quizás sea así. Sonreí porque encontré el Gran Misterio, mi propósito inicial y final en mi encarnación. El fin de todo está cerca. De alguna forma siento todo esto como una Verdad Absoluta, en el fondo de mi alma... ¿Será el camino correcto hacia la Iluminación que tanto buscaron los Garou de mi Tribu? La única forma de averiguarlo es llegando al final del camino.

No más de cinco segundos después desde que le dije a Tanya que observara eso, me puse en movimiento para que ella comprenda que quiero continuar el viaje hacia Nueva York. Si sobrevivo a esto y encuentro una forma de sustentar mi teoría, la expondré ante el conjunto de los Fera en Eshtarra.

La Nuwisha sigue las indicaciones de Joe y entiende rápidamente lo que éste intenta decirle - Eso es nuevo. Lo de que Perdiciones, fomori y Danzantes se maten entre sí no, pero esto es distinto. Parece una maldita guerra civil. Algo que a los nuestros le vendrá muy bien saber. Tú eres el que tiene prisa así que tú decides ¿Cogemos a alguno para preguntarle por qué se están matando entre ellos o seguimos camino? El efecto de las Pieles de Perdición no dura eternamente...

— ¿Bromeas? —respondí— Vámonos de aquí.

Lo bueno de pertenecer a la familia de los cánidos, coyotes y lobos, es que la comunicación en nuestras formas animales es posible. Esperé que Tanya siguiera guiando el viaje.

Tú mandas - bufa Tayen. Su lenguaje corporal indica que está algo decepcionada, seguramente a causa de la célebre curiosidad Nuwisha.

Por fortuna el resto del viaje por Malfeas es corto, o tan corto como la guía de Joe puede permitirse. De vez en cuando el Contemplaestrellas escucha el nombre de ¡Cluithi! coreado por algunos fomori y Danzantes. Es cuanto menos curioso escuchar el nombre celta original de los Danzantes de la Espiral Negra cuando todavía eran los Aulladores Blancos. Si a Tayen le llama la atención no hace mención al asunto.

La Nuwisha hace detenerse a Joe detrás de un montón de cadáveres fosilizados desde donde mira la entrada de una cueva hecha de roca de vivo color rojo.

Nuestra puerta de salida hacia la Umbra Media - anuncia ella - ¿Ves esa depresión en el centro? Es la guarida de un Drattosi. Son algo así como hormigas-león pero grandes como una furgoneta y con un apetito a su medida. Vamos a tener que saltar por encima de ese agujero ¿Estás preparado?

— Pan comido —dije inmediatamente y como era de esperarse, el apuro me pasó su justa factura. Mis patas lobunas resbalaron en la tierra suelta del borde del edificio y me hicieron caer rodando por la ladera de la depresión, donde la Hormiga-Perdición perfectamente puede alcanzarme.

— Mierda —mascullé al tiempo que la adrenalina se disparó en mis venas y mi cuerpo se preparó por la inminencia de un combate que mi mente tarda un poco en aceptar. Ya me castigaré después por pecar de confiado.

Joe calcula mal el salto y aterriza lejos del borde de la trampa. La arena suelta cede rápidamente bajo las patas del Garou y lo arrastra hacia abajo donde lo espera una extraña Perdición que tiene la forma aproximada de un cangrejo enorme cuyas fauces se abren emanando un hedor repulsivo. Enormes tenazas espinosas se abren y cierran ansiosas por desgarrar la carne del Garou.

¡Dame la mano! - dice una voz grave. Al mirar por encima de su cabeza Joe ve la extraña forma Crinos de Tayen, que ha conseguido saltar al otro lado y ahora se estira sobre el borde de la trampa tendiéndole una zarpa para ayudarle a salir - ¡No puedes ganarle a un drattosi en su terreno! ¡Por favor, DAME LA MANO!...

La Perdición está algo aletargada, creo que no esperaba nuevas presas. Demonios, la Rabia se ha hecho fuerte en mi corazón; hace tiempo no me habría costado nada dominarme para escapar... pero ahora siento que todo mi cuerpo quiere lanzarse hacia adelante y matar al engendro del Wyrm.

Mi familia me necesita. Salté hacia la zarpa extendida de Tayen en su extraña forma guerrera y me sujeté de ella a partes iguales con mis zarpas lobunas y mi boca. Sé que no le hago daño, incluso si me sujeto firmemente.

— Resbalé —dije, un poco avergonzado, aunque cuando pasó el susto y la adrenalina, pude reírme abiertamente del episodio.

Sí, ya - refunfuña Tayen - No vuelvas a hacerlo - Pero al final ella también acaba riéndose. Al menos hasta que el drattosi sale de su madriguera furioso por haber sido privado de su comida.

¡Corre!

Los dos viajeros huyen hacia el fondo de la cueva pasando junto a Perdiciones y fomori que se quedan sorprendidos por el paso repentino de los intrusos y que al momento siguiente están luchando por sus vidas contra el furioso Drattosi. Tayen conduce a Joe por un desvío tras otro en la cueva hasta que finalmente llegan a un nuevo portal. Esta vez el remolino de luz es de color hueso y huele a ozono y a plástico quemado. Cruzarlo es como atravesar un muro de melaza, obligando a avanzar con lentitud. Incluso la respiración resulta difícil y Joe se ve obligado a hacerlo en rápidos y agónicos sorbos de aire hasta que por fin consigue salir al otro lado.

Tayen y Joe caen al suelo de rodillas medio asfixiados. A los olores del portal ahora se unen los del fuego, el asfalto quemado y el de un millar de motores. Alarmas de ataque aéreo enmudecen hasta los propios pensamientos. Al levantar la vista todo lo que se ve son titánicos rascacielos de acero y cristal cubiertos de telarañas, la mayoría de ellos medio derruidos y en llamas. Arañas de diversas formas y tamaños, desde las que caben en la palma de una mano hasta las del tamaño de un autobús, recorren las telarañas arriba y abajo intentando apagar fuegos y reparar los daños mientras luchan contra un interminable enjambre de Perdiciones que surgen de los portales.

Antes de que nadie tenga tiempo de fijarse en ellos, Tayen le indica por señas a Joe que la siga hasta una estación de metro abandonada. Al bajar las escaleras la Nuwisha le pide ayuda al Garou para cerrar una gruesa persiana metálica.

El Ciber-Reino no estaba tan mal la última vez que pasé por aquí - dice Tayen resoplando - Creo que voy a tener que cambiar de ruta. Escucha: necesitamos un fetiche especial para que te puedas mover por aquí sin que las Tejedoras se te echen encima a cada momento. Se puede conseguir, pero hay que quitárselo a alguien. Y eso es algo que haré mejor sola. Toma esto - le tiende una linterna - Hazme un favor: no toques ninguna telaraña y si te topas con alguna Tejedora escóndete o elimínala rápidamente. Volveré en cuanto pueda. Asegúrate de que la persiana está abierta cuando llegue.

Dicho esto la Nuwisha se escabulle bajo la persiana dejando a Joe a solas...

Una vez salimos de Malfeas, pensé que podíamos respirar. Solo lo pensé por tres segundos.

El Ciberreino era otro tipo de horror: moderno, abrumador, pero no por ello menos terrible. Cambié rápidamente a mi forma Glabro: un lobo en el Ciberreino, tarde o temprano llamaría la atención. Seguí a Tayen hasta la atención de metro abandonada y escuché su explicación del fetiche que necesitábamos. Ciertamente, la idea de separarnos no me gustó para nada.

— Bien —respondí lacónicamente. Tomé una de mis tonfas entre mis prehistóricas manos de la forma cuasi-humana y me senté tras la persiana, con la linterna en la otra. Atento, escuchando, alerta.

El haz de la linterna barre la estación de metro. Como era de esperar en un Reino tan orientado a la Tejedora numerosas telarañas salpican el suelo, las paredes y techo. El cableado eléctrico está hecho de telarañas que son recorridas por elementales de Electricidad y otros espíritus cuyo significado y función se le escapan al Contemplaestrellas. Otros espíritus le observan desde los márgenes de la luz, haciendo sonidos extraños y escabulléndose cuando Joe les apunta con la linterna. Al menos aquí no hay nadie preparándose para saltarle a la yugular al primer descuido.

Resulta llamativo el hecho de que la estación no parece de verdad, sino una maqueta a escala real. Salvo por las telarañas está demasiado limpia y resulta demasiado simétrica. No hay papeles ni colillas por el suelo, y las paredes están limpias de grafiti. Las papeleras tienen sus correspondientes bolsas de plástico, pero no hay nada en ellas. Las expendedoras de billetes muestran los posibles destinos de los trenes en un lenguaje incomprensible, y los tornos brillan como si jamás los hubieran usado.

Un ruido procedente de las escaleras atrae la atención de Joe. Tayen está arrastrándose a toda prisa bajo la persiana y nada más pasar se esconde en el hueco de los raíles. Apenas ha tenido tiempo de agacharse cuando una gran parte de la persiana es arrancada de cuajo por una poderosas zarpas metálicas. El perseguidor de Tayen tiene la forma de un Crinos Garou pero gran parte de su cuerpo ha sido reemplazada por prótesis cibernéticas. En sus manos lleva un fusil de alta tecnología...

Apenas vi a Tanya esconderse y a la parodia robótica de Crinos que la perseguía, reaccioné. No había pensado en qué estaba haciendo cuando ya mi cuerpo estaba en la acción. Me acerqué corriendo al gigantesco Crinos y sin demora dejé que el Kailin Do fluyera libremente por mi cuerpo: me detuve a un lado del cyborg y realicé un salto mortal hacia atrás, extendiendo la pierna izquierda y cambiando a mi forma guerrera durante el salto. La masa adicional proporcionó más velocidad a la patada, haciendo saltar metal de la cabeza del Crinos robótico, pues le di en el hocico.

Una vez aterricé en mi forma guerrera, mi Rabia me disparó sin demora de nuevo contra él. Le crucé el tórax con un certero tonfazo, y aprovechando el mismo impulso de su pesado cuerpo cayendo hacia atrás, le tomé del brazo con que sujetaba su rifle y lo doblé en una presa fija, el Viento que Ata.

Mi sensei habría estado orgulloso. El cyborg estaba inconsciente, así que lo solté y me levanté.

— ¿Qué demonios es esto? —Pregunté a Tanya en lengua Garou, que sin embargo ya sabía que conocía bien. Enfundé mi tonfa en el cinturón, tomé el rifle tecnológico del suelo y se lo puse en la cabeza a su dueño, con un dedo en el gatillo. Odio las armas de fuego, pero era demasiado chapucero darle golpes hasta la muerte con la tonfa. Tampoco podía dejar vivir al espíritu, así que apreté el gatillo de su arma apuntándole a la cabeza.

Cada vez me costaba menos matar.

Un pariente tuyo que pensó que vendiéndose a la Tejedora tendría más posibilidades de sobrevivir al fin del mundo - Responde Tayen asomándose - ¿Qué tal si le vuelas la cabeza? Creo que esas garras de plata que tiene te pueden hacer mucho daño.

En el suelo los ojos del ciborg empiezan a brillar de nuevo mientras todas contusiones y magulladuras infligidas por Joe van desapareciendo rápidamente...

Accioné el gatillo cuando vi los signos de actividad en la cabeza del Crinos. La explicación de Tayen era suficiente para evitarme el remordimiento posterior. Luego de que su cabeza explotase, miré a la Nuwisha.

— ¿Conseguiste lo que buscabas? ¿Nos vamos? —Le arrojé el rifle de alta tecnología— Puede ser útil si sabes disparar.

Tayen mira a Joe con los ojos brillantes de ilusión - ¿Para mí? ¡Mola! – se pone colorada hasta las orejas y carraspea – Quiero decir... Gracias  – Lo sopesa en las manos y se lo cuelga al hombro con la bandolera. De su bolsillo saca algún tipo de tarjeta de plástico y se la lanza a las manos.

Es un fetiche de la Tejedora. Cuando lo actives los espíritus de este reino te tomarán por uno de ellos. Lo mejor es que ambos vayamos en forma Homínida porque...

Se interrumpe por el ruido de varios pasos metálicos descendiendo por las escaleras – Oh, joder – una sirena aúlla desde uno de los túneles anunciando la llegada de un tren de metro - Coyote aprieta pero no ahoga - Cuando el tren pasa a toda velocidad lanza un grito de alegría y de un salto se encarama al lateral de un vagón...