Partida Rol por web

Miraba absorta como estas chicas no podían parar de hablar. Solo esperaba con ansiedad que la negra se obstinada de nuevo y pusiera fin a esta discusión.
Estaba claro que era mejor tener un bajo perfil y Elektra estaba decidida a hacer todo lo contrario. Nos metería en problemas en algún momento. Estaba segura de ello.
Trate de dormir.

Una figura se recorta en el umbral de la puerta.

Vara sonríe maliciosamente al ver a Varia con vosotras.

-Bueno... que tenemos aquí... una nueva Gladiadora, ¿Varia? Vete!! O te pondré a correr con las demás! Y el resto , Salid!! Nos vamos de excursión. Jajjaja.

Varia sale del barracón y sorprendentemente no ha dicho ni hecho nada mas. Pero cuando salís todas fuera véis los carros nuevamente dispuestos para un traslado. No tantos como cuando llegásteis, pero los suficientes para transportaros a todas vosotras.

El señor Balbo está subido en su carroza particular. Una mezcla de ostentación y desagradable ornamentación , por lo recargada que esta. A caballo, cerca de los carros , Gladius os mira impacientes para subir a ellos.

haribrig enarcó una ceja cuando vio a Vara, sin duda alguna portador de cansados y dolorosos futuros mensajes.

Tras escucharlo, se temió lo peor, carretas, excursiones, Balbo montado en una de las carruchas.

Esto me huele a arena y sangre.

Salió de su celda, y le dijo algo a Nerva en bajo

-Me huele a pelea en algún sitio-

Salió al patio para ver que más les iba viniendo encima

Acababa de acostarme, de cubrirme la cabeza con la almohada, alejando la voz de aquella mujer tan egocéntrica de mi cabeza, cuando otra, más respetada y temida por todas, salió de la nada. Varia aún no se había marchado de allí, menos mal que Greta si... Aún así, la voz de Vara y sus risotadas eran suficientes como para amedrantar a cualquiera. Por fortuna no vino por ella y todo quedó en una regañína, al menos por el momento.

Vara nos anunció un paseo por Roma en carro. No me gustaba nada la idea ni saber a donde nos llevaban. Una cosa estaba clara, no iríamos al anfiteatro y era improbable que nos llevasen a todas al mercado para vendernos como esclavas.

Espero que te equivoques. Respondí a Melaria entre dientes, tratando de que no me escuchase nadie más salvo ella.

Seguí a mis compañeras, tratando de no subir en el mismo carro que Elektra. Bastante era no saber dónde íbamos, como para tener que aguantarla durante todo el viaje. Antes de entrar en mi carro, contemplé la mirada del tuerto, quien nos observaba impaciente sobre su montura.

Gladius observa a cada una de las gladiadoras que van entrando en el carro, hasta que Nerva le mira directamente. El frunce el ceño. Nunca ninguna mujer le habia dedicado una mirada mas que para desafiarle.

-Sube al carro, niña... Y sube esa mirada, nunca la bajes.- Añade mientras mira al frente  como dándole poca importancia.

Cuando mi mirada con "El Centurión" se cruzó y le vi fruncir el ceño, no pude evitar agachar la mirada, era lo que siempre se me había inculcado. Yo no era una igual, era una esclava, por lo tanto debía ser sumisa siempre y mantener la vista abajo. No era la primera vez que miraba a los celadores tan directamente, pero nunca me habían pillado... o al menos nunca me dijeron nada si lo hicieron.

Luego oí su voz, apremiándome a subir ¿niña? Me sorprendió que me llamase así, pero más aún lo que dijo acontinuación. Eso contradecía por completo todo lo aprendido e inculcado durante todos mis años de vida, en los cuales, una mirada altiva era señal de orgullo y superioridad, algo sólo permitido a los hombres libres.. claro que también podía mostrar dureza y seguridad...

Alcé la vista de nuevo, creyendo entender el significado de sus palabras y le busqué con la mirada con una sonrisa en el rostro, agradeciendo el consejo recibido. Pero "El Centurión" ya miraba hacia otro lado y dudé que se hubiese percatado de mi última reacción.

Me acomodé en el carro con el resto, pensativa aún con aquellas palabras, a la espera de comenzar el viaje a donde quisiera que fuésemos.

Siguiendo a mi compañeras aborde el carro. No estaba para nada animada y no queria sorpresas, asi que simplemente me arroje en una esquina en espera de que nada sucediese durante el camino.

Podriamos intentar escapar.

Era un pensamiento tonto. Pero por si acaso no perdi de vista a Fanah.

Habiamos dormido poco al final y no me sentia descansada. El viaje nos iba a agotar mas y solo esperaba que no fuese muy lejano. Ademas seguramente era para uno de esos sitio de pelea que menciono la chica y eso no me hizo sentir mejor. Nuestra lucha por sobrevivir parecia que iba a comenzar de un momento a otro.

     Siguió Elektra a las otras gladiadoras al carro, tratando de identificar si no había ningún otra que se agregara.

     Ya adentro del carro se acomodó con el resto, sin dejar de pensar en aquellas palabras del centurión a la esclava germana, a la espera de comenzar el viaje a donde quisiera que fuésemos pero con la mirada levantada.

Todas subís a los carros.

Además del vuestro, está el carro de Balbo y otro carro mas. Ambos dos bastante lujosos, aunque el otro carro algo menos y tapado con terciopelo rojo por dentro para no ver a quien va dentro.

Lentamente pasa la tarde hasta llegar a vuestro destino. No es el coliseo,no. Pero podría serlo. O por lo menos una miniatura. Una gran construcción situada en las afueras. Cíertamente es mas pequeño que el ludus e infinitamente mas pequeño que un circo romano. Se trata simplemente de una plaza de toros situada en una aldea cercana al ludus.

Gladius es vuestro conductor de carro y pronto, en el viaje, se aburre de que Cativolvo sea su compañero. El joven solo habla de sus dias de Galdiador y eso lo aburre. Hasta que os mira de reojo y sonríe, como si hubiera encontrado una nueva diversion en el hablar con vosotroas.

-¿No os han dicho donde váis?- Dice con malicia - Mirad alli. Es una plaza de toros que hoy sera otra cosa. - Rie mientras dá un codazo a Cativolco. - Puede que hoy alguna deje allí algo mas que las tripas.

Al llegar, os hacen bajar a todas hasta la parte trasera de la plaza de toros. A una sala bastante amplia donde normalmente se suelen vestir los toreros.

Balbo llega con un pañuelo en la mano, presumiblemente para taparse la nariz de los malos olores que hay en la habitación.

-Mis queridas chicas... Esto es una excursión, pero tambien quiero que aprendáis algo. Hoy tres lucharán alli en la arena. Y esperoq eu las tres ganen. Mirad...- comienza a danzar Balbo de un lado a otro- Ya os dije que me habéis costado mucho y quiero estar completamente seguro que mi inversión está asegurada.

Mira a su alrededor y alza los brazos para que miréis la sala.

-Como podéis observar esto no es mas que una pequeña plaza de toros. Pero es la antesala de algo mucho mas grande.- Se acerca a Ashera y susurra al oido de manera que aun así, todas podéis escucharlo.- ¿Lo escuchas? Lo de fuera... el griterio! La gente espera por vosotras. Quiere espectáculo! Quiere sangre. Piensa a lo grande, mi pequeña mujercita- dice sobandole los pechos de una manera algo inapropiada....- Eres poderosa! Hoy la plaza...mañana el anfiteatro de Tebas... y pasado...oh! Querida mia... El coliseo.

Despues se separa de Ashera y mira a Amaia, posiblemente recordando algo puesto que la sonríe y se relame los labios. Hace un gesto con la mano y los guardas os empiezan a separar unas de otras.

- Elegid a dos, Vara. Quiero que la tercera sea Eirianwen. A ver si aprenden algo de ella.- Sin mas.. Balbo os deja en manos de los celadores para discutir quien sera la afortunada en pelear.

Vara os mira a unas y otras mientras agita la vara de vid delante vuestra.

-Perfecto, mujercitas, veamos si estáis en forma para luchar. No creo que vuestras oponentes sean mucho mejores que vosotras pero... bueno. Aquí se muere también . Bien... alguna voluntaria? ¿o lo echamos a suertes?

        " ¡Yo seré voluntaria señores! "   

        Dijo con aparente convicción Elektra, mientras que se tragaba saliba y apretaba los dientes y puños para no demostrar el miedo que la albergaba, realmente no deseaba participar en este circo sangriento, pero sabía que tenía que ganarse de alguna manera el respeto de las otras gladiadoras, porque sino también tendría que cuidar su espalda entre ellas 

Como siempre Elektra queriendo destacar y sin embargo rece por ella para que regresará con vida.

Parecía que Vara ya había puesto los ojos en Mirza.

Voy todo lo relajada que puedo en el carro, pero el no saber bien donde vamos me consume por dentro. Me llama la atención el carro cubierto con terciopelo rojo, más que el carro en sí, saber quien va dentro. Miré a las chicas, no las vi con muchas ganas de conversar, así que me tocó escuchar las batallitas del conductor del carro cuando fue gladiador... Quizás aprenda algo de sus palabras... pensé centrándome en él.

Al poco, el conductor del carro decidió darnos cháchara o más bien meternos miedo, Gladius, el mismo que me aconsejó mantener la mirada alta ahora nos estaba metiendo el miedo en el cuerpo. Me levanté como pude, al estar al fondo del carro, junto a los conductores del mismo, podía ver lo mismo que ellos. Miré por el ventanuco que nos unía. Pronto vi el lugar al cual se refería Gladius. La sangre se me heló durante unos instantes. No estoy preparada para esto. Aún no...

Miré a ambos hombres antes de sentarme de nuevo y esperar nuestra llegada. Una vez allí, tras hacernos descender, Baldo, el baboso y asqueroso de nuestro amo... nos da la charla de bienvenida. Le veo como se acerca a Ashera, como la habla, como la manosea. Me repudia. Es como Rufus, todos son iguales. Al final el celador tenía razón, iba a dejar las tripas aquí, pero por la vomitona que iba a soltar si Baldo seguía tocando así a mi compañera. Y entonces recordé sus palabras.

Miré al frente, con la mirada alta. De esa manera sólo podía escuchar su asquerosa voz... Instantes después alguien tira de mi y me separa del resto. El turno de Vara y de las insensatas. Como no, Elektra da un paso al frente. La miro de soslayo. Mejor ella que cualquier otra.

Me mantengo firme, con las piernas ligeramente abiertas, las manos a la espalda, temblorosas y agarrandome con fuerza la una a la otra para que no se noten ni los nervios ni el terror. Mantuve la mirada alta y el semblante serio, ocultando el terror que sentía en ese instante dentro de mi. Miré de reojo a Gladius. Espero que tu consejo fuese bueno...sino, estaré perdida. Pensé antes de volver a mirar el infinito a esperar la decisión de los celadores.