Partida Rol por web

¡Victoria! ¡Había vencido!

...Y quería más. Vivía de nuevo la persecución de los équites... Sólo que esa vez, sabía dónde golpeaba y cómo... Y no estaba siendo perseguida. Y no estaba atemorizada. Y no estaba sola.

Se estremecía pensando que no había dudado y que había decapitado a Winchitka. Y aquello la agradaba, de manera extraña. No era la euforia después de ganar una carrera, ni el gusto después de una noche placentera, ni la satisfacción de bañarse en aguas cálidas.

Era sed de sangre, sed de sangre implacable. Y quería luchar más. Luchar ella sola contra todas las guerreras del rival de Balbo... Eso se lo decía la parte más salvaje. Pero una vocecilla sensata despertó en ella el instinto de supervivencia. Se quedó tranquila con su victoria.

Se quitó el casco y miró la multitud.

Y volvió con sus compañeras, sonriente y con sangre fresca en la hoja.

-Suerte a las demás...

Dijo, soltando el escudo y sentándose en el suelo. Miró el arma y pasó un dedo por la sangre. Estaba aún en estado de choque. Miró a Nerva con una sonrisa triunfante, gesticulando con la espada. 

Había ganado.

Había ganado.

Era lo único que tenía en la mente.

Había...ganado.

Una vez que Nerva habia devuelto todo al piso me sonrei por ella. Era obvio que le habia parecido fuerte la escena. Incluso a mi me lo habia parecido, pero ya estaba mas acostumbrada con la caceria y otras peleas de mi juventud. Le di tiempo que se mejorara pero con mi cuerpo tape que nadie viese como vomitaba en una esquina. Podria ser confundido con debilidad y no queria eso para ella.

No eramos amigas aun pero afuera en tierras desconocidas luchando por nuestras vidas debiamos estar unidas. Dentro del Ludu podria burlarme de ella con mas tiempo. De la misma manera cuando Titania penetro la carne de su enemigo senti un alivio en mi corazon. No queria que ninguna muriese y menos el primer dia.

Habia sido una lucha rapida pero sangrienta y ahora dudaba de mis habilidades para sobrevivir. Estaba nerviosa por mi futuro y senti temor, sin embargo mis preocupaciones se ahogaron con la algarabia de la victoria de nuestra compañera.

Aun se notaba que tenia el fervor de la batalla en sus ojos.

- Bien Titania, bien hecho. Susurre.

Aun faltaba mas combates.

Haribrig contempló la pelea con el rostro pétreo, no le deseaba mal ninguno a Titania, pero realmente le traia sin cuidado el resultado de la pelea. Si Titania moría, traerían a otra nueva, o quizás no.

Mientras cruzaban lances las dos mujeres, algo comenzó a encenderse dentro del pecho de la germana, al ver los movimientos, las fintas, los golpes, el entrechocar metálico y la sangre...

De repente se vio a si misma luchando en los bosques densos de su tierra natal, masacrando romanos en emboscadas, sintió de nuevo el placer de la lucha, la muerte...

Aquellas emociones no se olvidaban nunca, y poco a poco se fue adentrando en el clamor de sus compañeras, apretando el puño derecho cada vez que Titania paraba un golpe, o devolvía otro, hasta que al fin, su compañera acabó con aquella oponente. Haribrig sonrió exclamando un -¡SI!-  de alegría. Había vencido Titania, lo habían hecho todas, todo repercutiría en beneficio de las nuevas, si demostraban que eran un cargamento valioso....

Despechó aquellos pensamientos y saludó a Titania amablemente cuando volvió a ellas.

-Bien hecho Gala, bien hecho-

Ahora hasta ella misma tenía ganas de pelear.

Cuando vi a la gala alzar la espada victoriosa mientras me miraba, alcé mi puño uniéndome así a su gesto, a su victoria. Cuando la efuria comenzó a descender y el amargor de mi boca se disipaba me acerqué a Erja. Gracias por cubrirme. Te debo una. La susurré. Sólo espero que no me haya visto nadie más.

¿Quíen irá ahora? ¿La charlatana o la hermosa muda? Pregunté a las esclavas que "disfrutabamos" del espectáculo. Y es que había que reconocer que aquella mujer no había hablado demasiado con nadie desde que llegamos al ludus.

Desde el otro extremo de la plaza de podía oir las maldiciones de Lucio y la mirada furiosa al resto de las gladiadoras. Ellas, simplemente se echaba  las manos a la cabeza intentando, algunas, no mirar a su compañera decapitada.

Mientras la arena era rastrillada para ocultar la sangre de la lucha anterior, algunos esclavos con cadenas en el cuello retiraban el cuerpo de la gladiadora salvaje, permitiendo así que Titania pudiera volver al lado de las demás compañeras y ser felicitada.

Una mirada de satisfacción, y el mentón levantado al aire, indicaban el grado de satisfacción de Balbo.

-Bueno... Balbo, tienes mejor ojo con las Galas que yo con las salvajes...- Ríe abiertamente Regulo intentando quitar importancia a la muerte de una de sus guerreras. Tan solo unos pocos denarios había perdido. Nada mas.- No tendrás tanta suerte con la siguiente...

- Pero yo también Tengo una Gala - Dice presentando a su gladiadora, una Gala bastante formidable en peso y musculatura.

Sin duda era la contrapartida de la anterior. Si la otra era rápida y furiosa, esta bien podría ser certera y paciente. Sin embargo, su mirada furiosa indicaba el mismo tipo de entrenamiento que la anterior.

Mire a la nueva contrincante y no iba a estar fácil.

- Suerte Electra, que Odin te acompañe.

No lo dije muy en alto ya que no eramos amigas pero tampoco quería verla morir de esa manera. No sabia rezar y no lo haría, pero le desee lo mejor. Aunque casi me provocaba salir a pelear a mi también.

       Después de mirar a la brava, pero fría gladiadora gala supo de inmediato que su combate iba a ser mas complejo que el anterior, pero trató Elektra de mantenerse positiva y lo mas intimidante que pudo, sonrió un momento al escuchar a Erja, reconociendo su frío y sincero buen deseo; entonces clavó la lanza en el suelo y después de una exhalación comenzó a gritar en latín mientras que golpeaba con su gladius su escudo como lo había visto hacer por el ejercito espartano mientras que gritaba con intensidad para darse valor, confianza y tratar de concentrarse:

      " Eeespartaaaaa!  Esspaaartaaaa!!   Esspaaartaaaa!!   Señores espero darles un decente espectáculo y si no es así espero morir honorable para ir a los campos Eliseos " 

Ambas luchadoras estaban preparadas.

La muchedumbre amaba a las espartanas. Tan solo su historia helénica dejaba ensimismados a los romanos. Verla allí de pie con el escudo y la lanza hacían presagiar un buen combate.

Balbo miro a su gladiadora y la hizo un gesto con la cabeza para que marchara sobre la tumba de la Gala oponente que la esperaba alli mismo, en el centro de la arena.

-Vamos, Charlatana... Que no sean solo palabras!!!- Grito Balbo.

La Espartana empezó a caminar despacio, poco a poco.. hasta que pronto su marcha fue ganando velocidad. Un ariete humano con lanza. Mientras tanto, la Gala se puso en posición moviendo la Red en círculos mientras Sujetaba con fuerza el Tridente. Espero a la Espartana. Su embestida no sería tan mortífera, pensó.

       La escena fue muy larga para Elektra aunque posiblemente corta para su contrincante y los espectadores ... el polvo y el calor flotaban en el aire y se pegaban al cuerpo inclemente y la carrera que tomó la gladiadora griega para atacar con furia , el escudo por delante y la lanza lista para clavarla en su adversaria cuando la alcanzara mientras que grita varias veces hasta que puso la lanza por delante:

       ¡Yo sooooy ..... Espaaaaartaaaaa!

       Durante su primer intento de ataque la gladiadora Gala simplemente caminó lateralmente y se agachó para lanzar la red a las piernas de la griega mientras que chocaron la lanza y el tridente de ambas ... el público gritó entusiasmado mientras que la gladiadora gala reculó un paso para tomar impulso para clavar su tridente en la espalda de Elektra antes de que ella pudiese poner en pie con una herida mortal muy sangrante y dolorosa, pero cuando la gladiadora victoriosa se preparaba para celebrar de camino a su red le sorprendió la griega que con su último aliento de vida y sin dejar de aferrarse a la lanza se la lanzó a la nuca, asomando la punta su cuello .... quedando ambas muertas en un charco de sangre ... no sin un grito de Elektra antes de que se traga su propia sangre:

        " Larga Vida a Espaaaaartaghhggh!!!! "    

        Entonces ambas gladiadoras quedaron inertes en la arena ante un momento de completo silencio que fue precedido de una aclamación ensordecedora de la tribuna, que poco a poco fue cada vez mas lejana para Elektra, quien creyó ver por delante de ella un campo etereo .. mu parecido al que recordaba de niña y en el se vaía a la distancia a su querido hermano Axel y sus dos padres detrás de él esperándola ... debían ser los campos Eliseos ...

A pesar de que el sol ya no apretaba como antes, el calor aún se notaba en el lugar y la poca sombra que teníamos no ayudaba demasiado. Pronto comencé a sudar por de más y mi estómago volvió a quejarse. Por un instante pensé que me caía, pero aguanté el tipo lo suficiente como para ver a Elektra caminar hacia el centro de la arena. Por todos los Dioses! ¿No puede centrarse sólo en el combate? ¿Tiene que hablar siempre? pensé nada más escuchar su voz tras sus gritos a su tierra.

Por si fuera poco, Baldo comenzó a gruñir, algo que me hizo sentirme mal nuevamente.  En esta ocasión no había duda, la arcada vino por oir su asquerosa y miserable voz.

El combate comenzó conmigo más pendiente de mantenerme en pie y no vomitar que de lo que ocurría en la arena. Pero el griterío en las gradas me hizo mirar a ambas luchadoras. Debían haber chocado sus armas y Elektra había quedado en una postura que le daba una clara ventaja a su oponente. Aquella gala no dudó en aprovecharla, con fiereza clavó su tridente en la espalda de Elektra, pero fue cuando lo sacó cuando me di cuenta de la gravedad de la herida. Tres buenos chorros de sangre salpicaron durante un instante la arena en el preciso momento que las puntas de aquel arma salían del cuerpo de la espartana. Luego la sangre comenzó a derramarse sobre su cuerpo, burbujeante en el paso de algunas heridas.

Mis ojos se abrieron como platos. No me lo esperaba, de ella no. El malestar de mi cuerpo desapareció viendo aquella escena. Y entonces fue cuando vi el verdadero potencial de Elektra, de lo que realmente guardaba en su interior. Cuando todos la dábamos por muerta y su rival se preparaba para ser la ganadora del combate, Elektra, haciendo gala de su valor y su sangre esparanta, logró usar su lanza contra su adversaria, la cual voló con fuerza hasta el cuella de la guerrera, el cual atravesó dejando un nuevo chorro de sangre que la multitud celebró.

Oirla gritar antes de irse ahogándose en su propia sangre. No podía hacer nada, no podía moverme de allí siquiera. La veía irse Esparta! grité, tratando de alzar mi voz sobre las demás.

Esparta!! Volví a gritar con más fuerza. Miré a mis compañeras y traté de que se uniesen a mi con el grito. No tenía nada con que hacer algo de ruido, asi que mi pie derecho golpeó el suelo tres veces, no se oiría mucho, pero lo justo para mis compañeras y para mi. ESPARTA! volví a gritar tras esos tres golpes, los cuales repetí nuevamente y volví a gritar ESPARTAA!!

Esperaba que al menos mis compañeras, se uniesen a ese pequeño tributo hacia la gladiadora espartana. Yo era consciente de que esa noche y las sucesivas, dormiría más bien poco... No sólo por lo que estaba viendo en la arena, sino por el silencio que tendría el ludus y sobre todo el que inundaría los barracones, a partir de ahora.

La muchedumbre quedo muda por un momento.

Una doble muerte era mucho mejor que la victoria de una sobre la otra! Los romanos adoraban estas cosas y el pueblo se paralizó al ver como , poco a poco,  la figura de la gladiadora Gala se desmoronaba, cayendo poco a poco de rodillas ... intentando apoyarse en el tridente mientras con la otra mano se la llevaba al cuello, intentando en vano sacar de el la lanza de la Espartana. Sus ojos demostraban sorpresa, envidia, ira... todo a partes iguales.

Era como si un leon hubiera sido derrotado por una mosca. Como si la espartana hubiera invertido el agua de la corriente de una cascada de cae. Imposible. Imposible!!! Ella... vencida?  Cuando la muerte era tan certera... vencida.

-Esparta!!-

Se oyó por un rincón.

Y pronto el pueblo presente empezó a corear ese nombre y aplaudir.

Esparta, Esparta!!

Las leyendas eran bien corroboradas, y la gladiadora espartana, aún en un hilo de vida, antes de cerrar los ojos, levantó el puño, para quedarse en esa posición. Como una estatua de sal.

Sus ojos miraban al fondo del muro. Al fondo de la vida. Al fondo de... quien sabe qué. Su mirada vidriosa, sin vida comenzó a aparecer en su rostro, pero sin perder la ferocidad y una ira inconsumible, fruto de una educación Helénica. Indomable. La única nación no doblegada por los romanos. La única gladiadora tan orgullosa para dejarlo claro.

Tan solo unos segundos después que la Gala se desplomara a suelo. La espartana bajó lentamente su brazo y su mirada, para no volver a levantarse jamas.

Larga vida a Esparta!

Me habia quedado sin palabras. Ver como nuestra compañera caia de esa manera en su primer combate era tan desesperanzador como frustrante y no me cupo duda. Muchas moririamos pronto. Mire a Nerva, Hari, Mirza, incluso Morrigan, y las demas. Todas asimilabamos lo que acababamos de ver.

Dude de mi supervivencia.

El olor de la sangre despertó los instintos de Amaia y aunque había procurado pasar desapercibida y no llamar la atención del sucio lanista, el entrechocar de las espadas, los movimientos de ataque, las heridas abiertas y al fin el silencio de la muerte que se cernía sobre la arena de aquel lugar perdido, la enardecieron.

A nadie salvo a quienes allí estaban les importaba nada su destino ni el de sus compañeras. Y la muerte de la traidora Elektra no hizo salvo aclarar que las posibilidades de salir de allí con vida eran remotas. Pero Nerva lo había logrado, y ella también lo haría. Respondió a los gritos de sus compañeras, pero sin saludar a la caída ni ensalzar aquella ciudad desconocida: gritaba por sí misma, por su rabia y su odio, porque ahora sí ansiaba tomar la espada entre las manos y sentirla abriéndose camino en la carne blanda y sangrante.

Haribrig contemplaba aquella escena sin moverse, pétrea como una roca al sol. La espartana era buena, pero su contrincante parecía más ágil, más fuerte, mas viva.

Todo fue rápido pero no para el ojo entrenado. Elektra embestía, aunque no asentaba bien los pies, eso le daría ventaja a su contrincante, luego, comenzaron a andar lateralmente, un error si el tiro de red era bueno...y así fue, aquella arma golpeó los pies de la espartana, haciendo que cayese al suelo perdiendo el equilibrio, no sin antes entrechocar las armas

Poético, pero inútil, Elektra está sentenciada.

Pensó para si misma mientras negaba levemente con la cabeza.

La gala clavó su tridente en la expuesta espalda de su compañera, y ahí se acabó todo. Haribrig giró la cabeza para mirar a otro lado cuando escuchó el rugiente grito de la moribunda Elektra, que con su último suspiro, obró el milagro.

Venganza. No había otra palabra para describir lo sucedido. Ambas gladiadoras besaron la arena al unísono, muertas.

Haribrig no dijo nada pero si aplaudió al cadaver de la espartana. Se había alzado sobre su muerte para vengarse. Un final digno.

¡No! ¿Por qué cargaba? ¿Por qué? ¡Tenía que aguardar! Con la lanza, podía enganchar la red. Con el escudo, detener el tridente. Con el casco también... Titania pensó que simplemente era por su sangre, que había atacado sorprendida por la furia y la valentía de su linaje... Pero ahí no había persas débiles ni compañeros de armas hacia todos los lados... 

Sólo ella... Y su oponente, pero la otra gala no importaba. Sólo su compañera. Ante cada paso en falso, Titania cerraba por un instante los ojos, buscando evitar la fatalidad, por muy inútil que aquello fuera. Sus manos se aferraban al suelo y sus dedos dejaban huellas en la arena, hasta entumecerse. Pero por mucho que lo hiciera, no servía. Quería coger su escudo y correr contra la gala y derribarla. O gritarle en su propio idioma y distraerla, o hacer que aquello parase... Pero no podía.

De igual manera que no podía impedir que la muerte se llevase a Elektra. Cuando la sangre llegó a sus ojos, no supo qué hacer primero: si tirar su espada lejos, para no ir ella misma otra vez y bañarse en entrañas ajenas, o si golpear frustrada el suelo por la pérdida...

Pero tampoco habían sido cercanas ni llevaban suficiente tiempo conociéndose. Aquello sólo servía de entrenamiento: muchas más iban a morir, y debía acostumbrarse a verlo como si fuese algo natural... Si, por supuesto, lograba sobrevivir ella misma. Ante la arbitrariedad de aquello, sólo podía aferrarse a su propia suerte y rezar a que las siguientes oponentes no tuvieran gracia divina...

El esfuerzo sobrehumano de la espartana la chocó. Daba por cierto que estuviera ya muerta, pero ahí estaba, contraatacando con sus últimas fuerzas. Aquello era digno de honra. Nerva se le adelantó y empezó a gritar. Titania decidió seguirla. Alzó el escudo y empezó a golpearlo con su arma al ritmo que la otra gladiadora pegaba patadas. Sus propias Espartas venían a pleno pulmón entre las de Nerva. La última, no obstante, salió al unísono con la de la rubia.

-¡ES-PAR-TA!

La espartana había muerto.

Podría ser un acto heróico el mostrado, pero al final formaba parte de su ser. Siempre adelante, nunca rendirse. Esparta.

Ambos Lanistas miraban  como los esclavos barrían la arena sangrienta y retiraban los cuerpos del ruedo. Balbo pensaba para sus adentros y se mantenía serio. Esta vez no quería reirse. No le hacia ninguna gracia que en su primer combate una gladiadora acaparara tanto al publico, pero menos aún que SU gladiadora hubiera muerto también. Tampoco estaba satisfecho de que la de Lucio hubiera muerto.

Las miras estaba puestas en él. Lo sabía. Le habían llegado rumores de que el Cesar preparaba esta vez unos juegos en el circo de Roma como nunca antes. Y el era el Lanista con mas éxito de la región. El cesar siempre pedía sus favores, sus gladiadoras. Pero el negocio tenia raíces y mucha gente, como Lucio, quería probar fortuna en un negocio nuevo.

Así Balbo tenía competencia. Y eso no le gustaba. Si perdía la exclusividad del Cesar con las gladiadoras, perdería mucho dinero. Tendría que viajar para conseguir mejores chicas, incluso  montar nuevas sedes en otras ciudades del imperio para abarcar mas espacio, si otro lanista le  echaba de allí. Todo era cuestión de hacer números. Y eso no le gustaba.

- A quien le toca ahora...?- susurro para su grupo con los dientes apretados esperando una respuesta.