Partida Rol por web

Deja de portarte como una mula atestada de anabolizantes, maldita basura sebosa...

Nevada-tan observaba impasible a Ramee. Se imaginaba a si misma derribándolo, cortándole de un golpe suave y certero en el muslo, produciendo ese chasqueo sutil al seccionar la femoral. Después se convulsionaría gritando como aquel cerdo refocilante, probablemente obscenidades y cosas demasiado malsonantes para ser oídas por una niña de once años... Así que, una vez se debilitara o confiara, debería segarle el cuello. El sonido de un cuello al cortarse era más borboteante, debido a la dureza de los tendones. Pero los muslos...

Saeka abrió los ojos. En la vida real tan solo parpadeó. El grito de Evans le sacó de sus cavilaciones, de la espiral trenzada en la que nunca acababa de sumergirse pero de la cual tampoco podía salir.

"¡Sara...!"

Quizás valía la pena ocuparse antes de tranquilizar a Evans, sobre todo porque el único método que se le ocurría en ese momento para calmar a Ramee era más bien definitivo...

Saeka se había quedado parada mirando a Ramee mientras éste se portaba como un iluminado, bloqueando la única salida que podía separarles de los perros muertos e infestados de Dios sabe qué plagas. El gigante se había ganado el premio Saeka Miterai a la obra más inteligente del día. Ojalá dicho premio fuese una patada en plena boca.

Imbécil...

Miró entonces a Evans al despertar, y escuchó lo primero que dijo. Debía estar delirando... Pobre hombre. Quizás había perdido a alguien importante. Se acercó y le cogió del brazo suavemente. Se estaba muriendo de frío, tenía que salir a su bungalow y coger algo para ponerse, pero antes tenía que hacer algo por calmar la situación...

- Eh... Tranquilo... -dijo a Peter con tono sosegado- Aquí solo estamos nosotros tres... Estabas soñando y... Bueno, te has perdido alguna cosa... Soy Saeka -no recordaba haber hablado antes con ese hombre.

No era el mejor despertar, había que reconocerlo: Olor a perro enfermo, visión de los mismos, el maldito Goliat bloqueando la salida y fuera de sus casillas...

El esfuerzo de mover  el horno horno ha sido brutal, y se desploma junto a la puerta.

Tras  un par de respiraciones forzadas se gira y vomita

Su cara está totlmente desencajada los ojos vidriosos y suda continuadamente

Sara! - Peter se aleja rápidamente de la mujer - Lo siento! Lo siento!! Se que fue culpa mía! pero no me lleves contigo, no! Peter sigue retrocediendo, esta vez despacio, sin dejar de mirar a Saeka realmente asustado.

Es una especie de espejismo. Proyecta en mi una figura conocida, origen de un trauma probablemente.

Saeka suspira y levanta las manos mostrándolas al hombre, tratando de ignorar a Ramee en su lamentable episodio psicótico-alcohólico.

- Tranquilo Peter... No quiero hacerte nada, ¿de acuerdo? Tranquilo... Mírame -le cogió las manos. Por algún motivo pensaba que el contacto físico traía un poco de vuelta a los dementes en la mayoría de casos, le hizo tocarle la cara, porque, no sabiendo muy bien por qué, dudaba que la tal Sara fuese asiática- ¿Ves? Soy Saeka. Me llamo Saeka Mitarai, soy de Sasebo, Nagasaki... -odiaba decir aquello- Está en Japón... ¿Sara era de ahí? ¿A que no? Cálmate...

Le soltó las manos entonces y volvió a ponerlas en pantalla hacia delante, a modo de contención.

Ramee se queda dormido

Ramee duerme profundamente, apoyado contra la puerta de la cocina, ajeno a la conversación entre Peter Evans y Saeka Mitarai. De repente, algo cambia. Una música suena, proviniente de todas partes y de ninguna al mismo tiempo...

Su rostro cambió repentinamente al tocar el rostro de la joven. Apartó su mano como si de un calambrazo se tratara y retrocedió un par de pasos. Titubeando se disculpó ante la mujer.

Disculpa, creo... yo... he debido de tener una pesadilla.

Saeka traga saliva al sentirse un arma bioquímica de la que apartar las manos con tanta presteza. Suspira y mira a Ramee, completamente dormido... No estaría mal tirarlo por alguna ventana, o algo así. Devuelve la vista hacia Peter.

- Bueno, no te preocupes... Todos tenemos fantasmas... -su mirada era lejana, ausente, y tan pronto lo era como dejaba de serlo, profiriendo una sonrisa- ¿Me ayudas a apartar ese trasto de delante de la puerta? Así podríamos salir y... Yo qué sé, ver cómo están los demás. Me da asco estar aquí con esos perros muertos...

Ramee se empieza a despertar.. su cara sige descajada y tiene toda su ropa cubierta de vómito

17:30 - INFORME DE SITUACIÓN

Estáis en la cocina Ramee, Peter Evans y Saeka Mitarai.

La puerta ha sido bloqueada por Ramee, que ha arrancado un pesado horno y lo ha apoyado contra la misma. La musiquita de Ipanema suena de no se sabe dónde. No tenéis información acerca del mundo exterior; no tenéis más salidas que la puerta bloqueada y no hay ventanas. El olor a alcohol y a vomitona que desprende Ramee ha inundado la cocina, tapando el delicioso aroma que había dejado la comida de Roussignon.

Juanto a la cámara frigorífica hay cajas con cognac, tabaco, frutos secos y especias.

Evans, sin dar respuesta verbal a la mujer, aceptó su propuesta dirigiéndose hacia la puerta bloqueada. Trató de mover hacia un lado a Ramee, conteniendo las náuseas que éste provocaba con su fétido olor. Una vez consiguiera apartar a semejante individuo, intentaría mover el horno dejando la puerta libre.

Ramee intenta levantarse apoyado en evans. Pero una vez consigue la vertical se desploma sobre evan nuevamente.

Peter Evans trata de sostener la inmensa mole de Ramee, de evitar que caiga con demasiada fuerza y de apartarlo de la puerta. Sólo consigue lo último. Ramee, borracho y aturdido, se desploma, aplastando a Evans. Peter siente cómo más de cien kilos se le vierten encima, impidiéndole respirar. Afortunadamente, cae bien y no se rompe nada, pero el peso del gigante es muy desagradable. Ninguno de los dos sufre daños considerables.

La puerta de la cocina ahora está bloqueada sólo por el peso del horno arrancado. Saeka contempla la grotesca escena. Casi resulta hasta cómica, con la musiquita de Ipanema de fondo.

Para Saeka la música que sonaba era más similar a un entorno tipo "Fall Out", con su ambientación pastosa de los cuarenta, que a una comedia. Los contrastes hacían las cosas todavía más grotescas y enfermizas de como ya se perfilaban. En aquel momento, la japonesa habría hecho jabón con aquella mole grasienta, desconsiderada y repulsiva. Un impulso la empujaba a clavar el cúter en una de sus inmundas axilas y rasgar la carne desde ahí hasta la rodilla. Pero se contuvo, sin saber ni pensar en cómo lo consiguió.