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Granjero Busca Esposa

• Cita romántica [Evon + Emma] •

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06/03/2020, 17:17
• Granjero Busca Esposa •

Cita romántica

Marzo 2020

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07/03/2020, 15:12
• Granjero Busca Esposa •

DIA 1

 

Apenas una hora después de la cita con Sam, más fresca y relajada, Emma recibió una sorpresa inesperada. El propio Bene se acercó a hablar con ella para proponerle conocer a otro granjero romántico que, casualmente era vecino de Sam. Casualmente... claro. Que nadie piense que el programa buscó a propósito un granjero al que pudiera ir a pedirle sal.

Emma se lo pensó. Pero claro, ella se habia animado a participar en granjero busca esposa con la intención de vivir una aventura romántica y encontrar el amor. Entonces... ¿Qué perdía por conocer a ese otro hombre llamado Evon? ¿Y si era el amor de su vida? ¿Y si se convertia en la protagonista de un triángulo amoroso? Vale, vamos a parar de especular.

Junto al executive producer y el equipo más "silencioso" de James Cameron por tratarse de la granja romántica, (grababan con tanto cuidado que parecía que ni estaban ahí) la trasladaron en el jeep transformer hasta la granja en cuestión. El paisaje visto a través de la ventanilla era espectacular, verde y precioso. Le aguardaba un final de tarde misterioso. ¿Qué plan tendría preparado Evon para sorprenderla? Al llegar a la granja, el equipo desplegó todas sus cámaras y aparatos tecnólogicos. Benedict se bajó del coche a la vez que Emma e hizo las presentaciones. 

-Evon... esta es Emma, la pretendienta de la granja romántica. - sonrió esperando que hubiese lio entre ellos y la trama amorosa se liase tanto como la madeja de pelos que tenía Sam en la cabeza.

-Emma, te presento a Evon, dueño y señor de estas tierras. Espero que vuestros veinte minutos de cita sean el buen comienzo de una amistad, o...quien sabe. - soltó una carcajada de machote, frotándose las manos. La audiencia va a subir como la espuma...

 

 

Notas de juego

Roleo libre. El granjero se encarga de tomar las riendas de la escena :P

El equipo de cámaras les persiguen allí donde vayan. Si no ven cámaras no importa, igualmente las hay, y micros por todas partes. No dudéis de la profesionalidad de James Cameron.

La cita durará aproximadamente unos 20 minutos on-rol. Tenéis una semana entera para rolear. Los findes no es obligatorio postear, entre semana si. La cita concluirá el 15 de marzo a las 23:59 horas.

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09/03/2020, 00:06
Evon Malik

Evon se encontraba en las afueras de su casa junto a un banco de trabajo improvisado, pintando unos tablones en color blanco. Llevaba ropa cómoda y unos guantes para no mancharse las manos. Debía de haber empezado hace poco, pues no parecía manchado. Cuando vió acercarse el Jeep, dejó lo que estaba haciendo, se quitó los guantes y cogió algo del suelo, algo que tenía preparado de antemano. Se acercó al vehículo con una mano a la espalda ocultando lo que había cogido y una enorme, radiante y blanca sonrisa. Se quedó mirando a los ojos de Emma mientras Benedict hacía las presentaciones. Cuando este hubo terminado, Evon tendió una mano a Emma. 

-Gracias, Benedict ¡Encantado de conocerte, Emma! -Respondió sin dejar de sonreír y de mirar a la chica a los ojos. -Espero que pasemos una buena tarde juntos y... perdona el desorden, estoy haciendo mis pinitos como constructor, ja, ja, ja. -Sacó la mano de la espalda para darle a Emma lo que estaba ocultando. -Bueno, esto es para ti. No es gran cosa, un detalle de bienvenida. -Lo que Emma tenía delante era un colorido ramo de las primeras flores silvestres de la primavera, recién recolectadas exclusivamente para ella. -Quizás no puedes verlo, Emma, pero te aseguro que estoy sonrojado ahora mismo, ja, ja, ja... -Dijo, señalándose el rostro. 

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09/03/2020, 02:19
Emma Vaughan

Tal vez Emma debería haber aprendido la lección y no volver a ponerse otro vestido para su siguiente cita. Pero cuando salió de la ducha y examinó el armario donde había vaciado su maleta su imaginación desbocada volvió a volar. En su mente parecía mucho más sencillo vivir experiencias románticas si llevaba un vestido y ella había ido al programa a experimentar un gran romance. O a intentarlo al menos, vaya. 

Así que cuando se bajó del jeep lo hizo con otro vestido rojo, que a ella le parecía súper campestre, ideal para una cita bucólica en un entorno natural de ensueño. Tenía un estampado en blanco y negro y llevaba una chaquetita roja sobre los hombros. En los pies bailarinas rojas y en la cintura, una cinta negra que ajustaba el vestido a su cintura. Se había recogido el pelo en una coleta alta, porque aún lo tenía un poco húmedo, y llevaba las gafas puestas. Emma no era la chica más alta, la más guapa o la más llamativa. Era más bien una chica normal, del montón. Pero tenía unos ojos azules, enormes y expresivos, que miraban con dulzura todo cuanto la rodeaba. Era una lástima que normalmente los llevase ocultos tras las gafas. 

Al ver a Evon acercarse tuvo que pestañear varias veces. ¿Ese tiarrón con un cuerpo de escándalo era el otro granjero? Se puso nerviosísima al ver la preciosa sonrisa que le dedicaba y sus labios se curvaron con timidez en respuesta. Le estrechó la mano sin ser capaz de apartar los ojos de los de Evon. Es que tenía una mirada intensa capaz de derretir a cualquiera. Tardó un instante en reaccionar cuando habló del desorden y le quitó los ojos de encima con cierta dificultad para mirar alrededor con un vistazo rápido. 

—Ay, no te preocupes, está todo perfecto. —No se había fijado mucho, la verdad. Su mirada había vuelto a la de él, como si tuviese un imán en las pupilas. Vio el ramo y sus mejillas se colorearon con algo de vergüenza al cogerlo—. ¡Qué bonitas! ¿Son de tu granja? 

Acercó la nariz para olerlas y ahogó un suspirito contra los pétalos. Aquel recibimiento era tan romántico que parecía sacado directamente de un sueño. Se rió con él cuando dijo que estaba sonrojado y se fijó en su rostro, pero era difícil saber si lo decía en serio o sólo era una broma.

—En eso me ganas, porque a mí sí que se me nota enseguida —confesó, poniéndose la palma de la mano en la mejilla, aunque no era necesario pues el rubor que tenía era bien visible. Soltó una risilla nerviosa antes de seguir hablando—. ¿Y qué estás haciendo? ¿Qué construyes? —preguntó,  curiosa, haciendo de nuevo el esfuerzo de mirar alrededor.

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10/03/2020, 00:43
Evon Malik

-Ja, ja, ja. -Evon rió al ver que ella tenía razón y que también estaba sonrojada ¿También? ¿Él lo estaba? Emma nunca lo sabría. -Eso es cierto. Sí, son flores que he recolectado de este entorno privilegiado. Son las primeras del año. -Sonrió. Emma iba bastante guapa para su gusto y se notaba que era una chica romántica, al menos en el aspecto exterior. Veríamos en el interior. -

Desde luego, lo que más llamó la atención de Evon fueron los ojos de ella. Enormes, expresivos y de un azul radiante. No recordaba haber visto nada así desde que estuvo en... Desde nunca. -Por cierto, ¡tienes unos ojos increíbles! Ja, ja. -Dijo mirándola a los ojos y sonriendo, con un poco de rubor ¿Tal vez simulado? Emma nunca lo sabría. -¡Pero, por favor! Adelante, ven que te enseñe lo poco que hay por aquí. -Dijo, mientras comenzaba a andar hacia la zona de la casa. A medida que ambos andaban, los cámaras y el resto de gente de grabación se iban escondiendo detrás de arbustos, de rocas, o se ocultaban entre las altas hierbas para no ser vistos y grabar de la forma más natural posible. Muy profesionales ellos. También el Jeep se alejó de allí con Benedict en su interior y quedaron solos. No había tiempo que perder. -Mira, eso de ahí es el futuro granero. -Señaló hacia unos maderos colocados en vertical que hacían las veces de columnas de una futura construcción, a unas decenas de metros de la casa. Se giró hacia otro lado para señalar el futuro establo y su fragancia llegó a las fosas nasales de Emma: Notas de pimienta de Sichuan, bergamota de Calabria, geranio, lavanda, pimienta rosa, elemí, vetiver, pachuli, cedro, ládano y ambroxan. Mucho ambroxan. -Aquello va a ser el establo. Si me acompañas por aquí... -El terreno era un poco agreste y Evon tendió la mano a Emma para ayudarla a bajar en dirección al lago. Después de bajar un poco, Evon señaló hacia un lado. -Ahí ha nacido una plantación de maíz de manera natural, tal vez por los anteriores dueños. -Cuando Emma miró, el sol estaba colocado estratégicamente para que la visión fuera lo más hermosa posible. 

-Mira, y ésto no te lo vas a esperar, ja, ja. También han salido un montón de girasoles. -Al mirar un poco hacia un lado, junto al maíz, a lo lejos, estaba el campo de girasoles. Parecía como si la luz del sol se hubiera movido de forma que bañaba los sunflowers y los hacía parecer una postal. 

Continuaron bajando hasta llegar cerca del lago, el cual se iba viendo en la distancia. -Y aquí te presento la joya de la corona de la granja: El lago. 

Poco antes de llegar a la orilla, Evon se detuvo y se puso frente a Emma. -Bueno, y ésto es todo mi dominio, ja, ja, ja. Por ahí deben de estar Artax y Lucy, mis caballos. Pero si has visto los de Mac, los suyos son más bonitos. -Sonrió. -No hay mucho más que ver, pues me estoy mudando, como quien dice, y estoy construyendo todo con mis propias manos. Si algún día una mujer decidiera vivir aquí conmigo, estaría encantado de que trabajáramos en equipo, ja, ja. Pero no te asustes, para 20 minutos que tenemos no te voy a poner a clavar púas si no quieres. -Guiñó un ojo

Hizo una pausa para no hablar demasiado. Realmente, estaba nervioso. No sabía si Emma notaba algo, pero Evon percibía un halo de tranquilidad y placer, de estar a gusto con la persona que tenía al lado, como si la conociera previamente. El aura que despedía la chica era realmente agradable. Además, Evon también se había fijado en su cuerpo y, ciertamente le gustaba lo que veía. Suspiró pensando que, tal vez, su vecino Mac, a quien tenía en buena estima, también podía haber sentido lo mismo. Quería saber cómo se sentía ella al respecto, pero se lo preguntaría con calma. No en este momento. -Bueno, ¿te gusta la granja? Como tenemos tan poco tiempo, no me decidía a organizar algo en concreto, así que he organizado varias actividades y, ya que eres mi invitada, lo mejor será que elijas tú. -Amplió la sonrisa, divertido, enseñando los dientes. -Mira, podemos dar un paseo en barca por el lago y luego tomar un tentempié que he preparado. O podemos dar un paseo a caballo si eso te gusta, ¿o tal vez te gustaría que te hiciera un book de fotos? Fotógrafo ha sido mi profesión hasta ahora. También tengo música preparada por si te gusta el baile... Y, bueno, siempre puedes ayudarme a construir el granero, ja, ja, ja -¿Sería adecuado darle a elegir? El valoraba la libertad por encima de muchas otras cosas y eso tenía que notarse. 

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10/03/2020, 19:11
Emma Vaughan

Cuando Evon habló de sus ojos, Emma no pudo evitar bajarlos con timidez. Fue apenas un instante, igual que los había bajado, los subió enseguida, porque quería seguir viendo los suyos. 

—Gracias. —Sus labios se curvaron con una sonrisa y un suspirito casi inaudible escapó entre ellos—. Los tuyos son muy bonitos. Profundos y aterciopelados. 

Por suerte se pusieron en marcha justo después, porque para ese momento el rubor de sus mejillas se extendía hasta su escote. Lo acompañó, tratando de imaginarse los futuros edificios donde el hombre le iba señalando. No le costaba mucho, su imaginación tenía vida propia, y con apenas los maderos ya recreaba en su mente una bonita construcción de madera de verdad, no de la imitación que tenían en la ciudad. 

Cuando una romántica brisa llevó a sus fosas nasales el aroma dulce y exótico de Evon, por un momento a Emma le costó seguir el hilo de lo que decía. Era una mezcla de olores apabullante, arrolladora, que dejaba sin sentido y estimulaba esa imaginación con las patas largas de la que ya hemos hablado. Y en ese instante su mente corría, qué digo, volaba, y Emma se imaginaba al granjero rodeándola con sus brazos y con su aroma y ella, inclinándose hacia atrás, con la melena al aire y expresión de éxtasis, labios entreabiertos, ojos entrecerrados y el tirante del vestido deslizándose por su hombro. Vamos, que se imaginaba una portada cualquiera de las novelas rosas que leía escondidas detrás de los clásicos universales. 

Se había quedado mirándolo con ojos soñadores y le costó un poquito reaccionar cuando le ofreció la mano. Pestañeó dos veces y soltó una risita nerviosa. Qué galante y romántico. De su mano bajó aquel terreno irregular y contempló fascinada el paisaje, a un lado el maíz, al otro los girasoles. Mirase donde mirase todo aquel lugar parecía sacado directamente de un libro de fotografías de paisajes. De esos también tenían algunos en la biblioteca y Emma nunca había soñado que estaría dentro de una de esas fotografías. Pero lo estaba. 

Al vislumbrar el lago contuvo el aliento, fascinada. El romanticómetro que la joven tenía dentro amenazaba con explotar en cualquier momento.

—Es precioso... —alcanzó a decir, antes de que detuvieran sus pasos. 

Escuchó los nombres de los caballos de Evon y se le abrieron los ojos enormes. 

—¡Oh, Artax! Como el de la Historia Interminable. —Ah, amigos, ese era su punto débil, los libros—. Entonces tú debes ser Atreyu... —adivinó, con una sonrisilla divertida—. Es uno de mis libros favoritos desde que era pequeña. Qué historia más maravillosa. ¿Y Lucy? ¿Es por Lucy Westenra? 

Lo miró con admiración. Le parecía increíble que el granjero estuviese construyendo su propia granja con sus manos. Increíble, pero al mismo tiempo también muy apropiado. En la ciudad no había hombres así, desde luego. La gente no se construía sus casas, como mucho había gente que construía las de otros, pero ya. Y tampoco es que hubiera mucho sitio ya en Boston para seguir construyendo casas para nadie. 

Se rió con él y luego escuchó el abanico de posibilidades que se abría ante ellos. Por si fuese poco también era fotógrafo. No tenían mucho tiempo, así que tendrían que elegir bien en qué emplearlo.

—Me encanta tu granja —respondió primero a la pregunta, encantada con aquel entorno de ensueño—. Es todo tan bonito que me siento como si estuviera dentro de una novela. —Se rió de sí misma—. Paseo a caballo prefiero que no, me he bajado hace nada de uno. —Y después de la cabalgata de las valquirias tenía agujetas en sitios que no iba a explicar en voz alta—. Pero sí me gustaría conocer a Artax y Lucy si están cerca. Y las fotos... me da un poquito de vergüenza, si lo hubiera sabido me habría peinado mejor. 

Se dio un par de toquecitos en la mejilla con el índice, pensando. 

El paseo en barca sería genial. O el baile. Y si quieres que te ayude con el granero... —Se encogió de hombros, divertida con la idea—, bueno, no se me da muy bien el bricolaje, pero puedo pasarte las herramientas o lo que vayas necesitando. O me enseñas. —Sonrió—. Lo que tú quieras, yo con estar aquí ya estoy contenta. —Aunque entonces cayó en algo importante que debía saber—. Pero tengo que hacerte una pregunta. ¿En tu granja hay serpientes? 

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11/03/2020, 20:34
Evon Malik

Cuando Emma dijo que Evon era Atreyu, él se quedó un poco descolocado durante unos segundos sin borrar la sonrisa. Le pareció una observación bastante infantil, pero sería cuestión de acostumbrarse a ese tipo de humor. No se conocían, ¿qué se podía esperar? Una cosa era cierta: Estaba deseando conocerla para ver si había algo más interesante de lo que ella dejaba mostrar. Finalmente rió, por supuesto. Evon era de risa fácil.

-Ja, ja, ja... Si... Y también me gustó mucho La Historia Interminable cuando la leí de pequeño. Siempre quise tener un caballo y ponerle de nombre Artax. -Tras la pregunta sobre Lucy: -¿Lucy Westenra? Hmm... -Se quedó pensativo. -No recuerdo de qué me suena. Le puse Lucy porque me pareció bonito. Podría haber aprovechado la oportunidad y decirte que se lo puse por Lucía la maga, de "Rayuela", la novela de Julio Cortázar, ja, ja, ja, hubiera quedado mejor. -Guiñó un ojo, divertido. 

Poco después, Emma hizo referencia a que acababa de bajar de un caballo. Lógicamente, Mac le había paseado en uno de sus bonitos corceles. En cuanto a caballos no tenía mucho que ofrecer. Observó los gestos de ella mientras hablaba. Era una chica expresiva, grácil y con un encanto norteño y especial... Y blanquita de piel; eso a Evon le rasgaba el romanticismo y lo convertía en un voraz semental. De momento se contuvo. Tan sólo tras sus intensos ojos marrones se podían vislumbrar sus verdaderos pensamientos.

 Le extrañó la pregunta sobre las serpientes ¿Habría tenido alguna mala experiencia en la granja de Mac, o acaso le gustaban mucho las serpientes? -¿Serpientes? Ja, ja, que yo sepa, no. Puedes estar tranquila. -Aquella era la granja romántica. Como mucho habría algún cerbatillo, alguna ardilla... todos animales inofensivos y bonitos. -¿Por qué lo preguntas? ¿No te gustan?

Tras la respuesta de Emma y ver que no se decidía, a Evon se le ocurrió una idea sobre qué hacer. -¡Tengo una idea! -Dijo, posicionando suave y estratégicamente su mano derecha sobre el antebrazo de Emma. -Vamos a hacer un poco de todo, ¿te parece bien? Puedes ir por allí, junto al campo de maíz. Enseguida verás a los caballos. Ahora estoy contigo, voy enseguida, ¿vale? -Le guiñó un ojo y le sonrió. Luego subió corriendo hacia su casa.

Apenas ella hubiera llegado hasta la cerca donde estaban Artax y Lucy, apareció Evon con una cámara réflex de gran calidad, y una bandolera de National Geographic. -El negro es Artax, la blanquilta es Lucy. -Dijo, sin doble intención ni nada, pues era verdad. Casualidades del destino, supongo. Emma podía ver que los caballos no eran especialmente bonitos. De hecho, parecían algo débiles, aunque bien cuidados. -Se los compré a un tipo que ya no los quería para lucirlos. Artax se rompió una pata. y aunque está curado, según su anterior dueño ya no es el mismo. Lucy tiene problemas de estómago y sufre cólicos equinos regularmente. Los iban a sacrificar. En fin, es el mundo que tenemos, ya sabes. -Volvió a recuperar la sonrisa y se llevó la cámara a los ojos. -Ponte junto a ellos, ja, ja, y mira al objetivo, vas a salir genial, ya verás. -El marco era incomparable: Evon era un profesional, Emma estaba guapísima y radiante y la luz del atardecer bañando la hierba mecida por la brisa primaveral era perfecta. El silencio solo era roto por un par de lejanos cencerros de vacas que se oían en alguna granja vecina. Artax saludó a Emma acercándose para ser acariciado, moviendo la cabeza de arriba a abajo. -Ja, ja, ja, le has caído bien. Bueno, Emma, ya sé que te gusta leer y que tienes acento del norte ¿A qué te dedicas? ¿De donde vienes? 

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11/03/2020, 22:33
Emma Vaughan

¡Y el granjero había leído «Rayuela»! Emma tuvo que contener un suspiro al escucharlo. Ese libro era tan bonito y romántico que aunque los hipsters quisieran apropiárselo no lo conseguirían jamás. Se rió con él, encantada con la conversación, y cuando después hablaron de las serpientes, respiró aliviada.

Es que me ha mordido una hace un rato —le explicó, subiendo un poco el borde de la falda para enseñarle una tirita cerca de la rodilla—. Ha sido un buen susto aunque por suerte no era venenosa. Antes no me disgustaban, pero creo que a partir de hoy no voy a querer ver una nunca más. 

Se rió de sí misma pero la risa bajó de volumen hasta desaparecer cuando el hombre puso su mano con suavidad en su antebrazo. Emma sintió un cosquilleo recorrer la piel en el lugar del contacto y su sonrisa se volvió algo boba. Aún notaba la calidez de su mano cuando la apartó para ir a su casa.

Vale, te espero allí —aceptó, aunque su mirada le siguió algunos metros.

Estaba intrigada por no saber por qué se había ido corriendo, pero no le parecía que estuviese huyendo de ella o quisiera dejar pasar el tiempo que tenían, así que se fue tranquilamente en la dirección que le había dicho hasta que encontró los caballos. Le dio lástima no tener una manzana para darles, pero les puso la mano delante para que pudieran olfatearla, como si fueran perros. Y en eso estaba cuando Evon apareció de nuevo con una cámara. La historia de los dos caballos le tocó el corazoncito y alargó la mano para acariciar el cuello de uno y la otra mientras les hablaba.

—Ay, pobrecitos. Con lo bonitos que sois. —Sonreía ampliamente, hacía unas horas no había visto un caballo de carne y hueso en toda su vida, pero ahora ya iba lanzada y los acariciaba sin miedo. ¡Es que eran demasiado monos!—. Eres una monada, ¿lo sabías? Da lo mismo que tengas mal la patita. 

Le daba un poco de vergüenza posar, pero si estaba allí era para vivir aventuras y correr algunos riesgos, así que se puso donde él decía y sonrió con timidez a la cámara, sin dejar de tocar a los caballos.

Ah, pues soy de Boston —le explicó—. No se parece en nada a esto. Ya sabes. Está lleno de edificios, coches, cemento, asfalto, gente que corre de un lado a otro... Y soy periodista... —Se paró un instante, frunció los labios y se corrigió—. Bueno, estudié periodismo, pero en realidad soy bibliotecaria. Me gusta, ¿eh? Los libros son mi pasión. Pero quería por una vez sentir en lugar de imaginar, ¿sabes? Siempre he querido atreverme a hacer cosas, pero al final no me atrevía. Y ahora estoy aquí. ¿Y tú? ¿Por qué decidiste participar en este programa?

Parecía que iba a seguir parloteando tan feliz cuando de repente un sonido llamó su atención. Sus ojos se desviaron hacia el campo de girasoles que había más allá a tiempo de ver una furgoneta atravesarlo a toda velocidad. Parecía que iba directa hacia el lago y por un instante temió que el conductor estuviese loco y se lanzase al agua con vehículo y todo. 

Tenía la boca abierta por la sorpresa cuando miró a Evon de nuevo.

—¿Y eso? ¿Son tus vecinos? —preguntó, intrigada por la aparición.

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12/03/2020, 20:18
Evon Malik

Con la cámara en mano, El apuesto y romántico a partes iguales Evon, hacía fotos mientras Emma hablaba. Se notaba que ella estaba a gusto, pues Evon captaba imágenes de una belleza muy natural. La chica parecía haber perdido toda la vergüenza. En una de las fotos, Emma salía mirando hacia arriba, con aquellos enormes ojos azules muy abiertos, la boca entreabierta y el pelo ligeramente cayendo sobre sus hombros. En otra, ella estaba sonriendo y mirando a la cámara, como quien sonríe a un amigo o a un familiar. En otra, la chica miraba a los caballos con ternura y les sonreía mientras acariciaba a Lucy. Su vestido rojo sobresaltaba sobre los tonos verdes y marrones del paisaje, y sobre el azul violáceo del cielo del atardecer. 

No era suficiente para Evon. El hombre estaba dispuesto a sacar el lado sexy de Emma. Estaba deseando captar con su cámara la mirada furtiva de aquellos ojazos, un gesto sugerente de su boca... -Me gusta tu forma de pensar. -Dijo, riendo y sin dejar de fotografiar a su bella acompañante, en referencia al comentario de que Emma decidió sentir

Bibliotecaria ¡Uff...! Su imaginación volaba hacia pasillos llenos de libros custodiados por una sexy y morbosa Emma que se desnudaba para él mientras lo miraba lascivamente. Aquella imagen núbil y romántica que ella mostraba debía tener algún resquicio animal, aunque ni la misma Emma lo supiera. Evon estaba seguro. Y sólo de imaginar aquella dualidad, sus hormonas masculinas hacían hervir su torrente sanguíneo y le hacían desear ser el héroe que hiciera salir el fuego sexual de su pretendienta. 

-Parece que estás muy centrada y creo que deberías seguir invirtiendo tiempo en sentir y experimentar. Hacer lo que siempre has deseado. -Se acercó a ella, despacio. Tenía la mente encendida, aunque pretendía no mostrarlo. Eso sí, no podía evitar transmitirlo con la mirada. Sólo tenía una cosa en mente: Emma. No había nada más en aquel momento. -Me presenté para lo contrario que tú, ja, ja, ja. Llevo la mayor parte de mi vida viajando y viviendo experiencias. He sido fotógrafo freelance y también fotógrafo de "naturaleza y sociedad" para National Geographic. También, como tú, he tenido la suerte de hacer lo que amo. -Seguía acercándose. -Me crié aquí, en Alabama, y he decidido para un poco y volver a los orígenes. A estabilizarme, a ser posible en compañía de una mujer. -Sonrió fugazmente. -Adquirí esta granja y... bueno, aquí estamos. 

 Tal vez, Emma podía pensar que se acercaba para darle un beso, pues parecía que Evon iba a invadir su espacio personal, pero antes de llegar a eso, levantó la cámara despacio y sonrió ligeramente, apuntando hacia el rostro de ella para un primer plano. No dijo nada, simplemente se rió para captar una imagen natural de la reacción de ella. -Primer plano. Están quedando increíbles, no te lo vas a creer cuando veas tu propia belleza. -¡Click! Hizo la foto. -Ahora tienes que poner una cara distinta, ja, ja, vamos, ¡soy un profesional, aprovéchalo! Ja, ja, ja. -Cuando lo hizo, sonó otro "click". Relajó el brazo, lo dejó colgando con la cámara en la mano. 

-Es una lástima que tengamos tan poco tiempo. Hay tantas cosas que me gustaría saber de tí... Imagino que como tú de mí, es normal ¿Cuál es tu libro favorito? -Ahora que volvían a estar cerca, ella podía notar el aroma de él. -Lila y grosellas... -Pensó Evon al detectar el olor de ella también, en clara referencia a las novelas de la saga de Geralt de Rivia. 


Emma oyó un ruido tras ellos. Una furgoneta había irrumpido en la propiedad a toda velocidad, y ahora dos personas un tanto escandalosas bajaban en dirección al lago. -Oh, no puede ser... No, no lo creo. Mi único vecino es Mac, y no haría nunca algo así. Maldita sea, voy a ver qué ocurre, ¿me acompañas? -De repente, se puso serio. No le hacía ninguna gracia perder valioso tiempo de su cita en atender un incidente de aquel calibre. 

Se puso en marcha, andando rápido. A medida que se iba acercando, vió un homo catetus anormalis, una especie muy común en esta región, acompañado por un espantajo bastante poco común aquí y en el resto del mundo. Evon tardó en darse cuenta de que era del género femenino. Aquellos dos especímenes salvajes se habían revolcado en el barro y luego se metieron en el lago. -Joder. Deben pensar que la granja está vacía. Como aún no hay nada construido... -Explicó a Emma. 

Una vez llegó a una distancia a la que su voz se oiría sin gritar mucho, se detuvo, observándolos con cara de pocos amigos. Puso los brazos en jarra y dijo: -¡Eh! ¿Os lo estáis pasando bien? Esto es una propiedad privada, chicos, ¿no sabéis llamar antes de entrar? El lago no es de mi propiedad, pero la finca sí. -Tenía la sensación de que todo eso ya lo sabían. Le dieron ganas de ir a sacar a ese par de ********* a rastras, pero miró a todas partes y ningún cámara, ni Blake, ni Benedict, ni nadie salía de detrás de ningún arbusto ¿Formaría parte del show? La duda lo retuvo.

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12/03/2020, 22:12
Emma Vaughan

El sonido del obturador de la cámara no dejaba de sonar, pero después de los primeros quince o veinte disparos Emma se iba acostumbrando a él. Click, click, click. Y Emma se reía al escuchar a Evon decir que la veía muy centrada. Si le preguntaban a ella habría dicho que estaba cualquier cosa menos centrada en ese momento. No sólo porque se había atrevido a salir de su zona de confort para ponerse en medio de una granja, que también. Sino porque la presencia arrolladora del hombre la tenía absolutamente distraída.

Su voz, su risa, el modo en que se acercaba a ella... Todo se conjugaba para que la joven se sintiese en un torbellino emocional. Lo vio en ese momento como una pantera, caminando despacio, con una mirada que la taladraba por dentro. Entreabrió los labios por puro instinto. Su mente trataba de retener lo que le contaba, porque era apasionante de verdad, fotógrafo de naturaleza... ¡Cuántas cosas habría visto! Pero la mayor parte de su atención estaba en cómo se movía, en la intensidad de sus ojos tan oscuros y profundos, en cómo se curvaban sus labios, en cómo... ¡Click!

Pestañeó, volviendo en sí, y se le escapó una risa nerviosa. Desde luego, estaba sintiendo cosas. En aquel momento, en concreto, sentía un montón de calor de repente. Apretó las mejillas conteniendo una nueva risa y frunció la naricilla para la cámara, haciendo una mueca graciosa. Luego se quitó la chaqueta y la dejó a los pies de una planta de maíz. 

—Oye, ¿pero cuántas me has hecho ya? —preguntó, intentando poner otra cara distinta para él mientras pensaba en su pregunta—. Oh, es difícil escoger sólo uno, la verdad. Hay muchísimos que me encantan, clásicos y modernos. Pero el que he leído una y otra vez es Jane Eyre. No me atrevería a decir que es mi favorito, pero sí que está seguro segurísimo en el top ten. ¿Y el tuyo? —devolvió la pregunta, curiosa, pero no se detuvo ahí y agregó alguna más—. ¿A qué países has viajado entonces? Yo nunca he salido del estado. ¿Cuál es el que más te gustó? 

Lo tenía otra vez tan cerca que su aroma inundaba sus fosas nasales y estimulaba su imaginación. En su mente ya se estaba bocetando una historia llena de romance. La bibliotecaria que quería ver mundo y el fotógrafo viajero que se retiraba al campo. Ese era el inicio, claro, pero si ese libro lo escribiera Emma no pasarían más de un par de páginas antes de que se recrease la imagen de la portada. Románticamente, claro. 


—Claro —respondió, dispuesta a acompañarle a ver qué pasaba con aquella furgoneta. 

Lo siguió, olvidando la chaqueta en el maizal, y contempló la situación con los ojos bien abiertos. Parecía que el programa les había enviado a un par de ¿invasores? La visión de esos dos no tenía nada de romántica, la verdad. Pero daba lo mismo porque Emma sólo tenía ojos para Evon y mientras él les pedía explicaciones, ella admiraba su perfil. 

Luego miró al tipo que chapoteaba en el lago y que sólo sabía hablar a medias. Decía que era el programa, o eso creyó entender, así que soltó una risita y se encogió de hombros.

—¿Los productores intentan boicotearnos? —preguntó, mirando a Evon, divertida con esa idea. 

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13/03/2020, 21:42
Evon Malik

A la pregunta de Emma de cuántas fotos había hecho Evon, éste rió mientras apuntaba con el objetivo. -Una más. -Tras aquel último disparo, quedó un poco decepcionado. Él quería un gesto sensual y arrebatador, pero Emma no se lo mostró. No podía culparla, no había sido nada concreto con la sugerencia. Además, hacía muy poco tiempo que se conocían y la chica que tenía en frente era diferente a las demás. Eso le gustaba, pos supuesto. Cuanto más profundo se encontrara el tesoro, más grata sería la recompensa. Y Evon estaba decidido a encontrar aquel tesoro. 

Se puso la mano en la barbilla y miró a Emma pensativo, tras que ella nombrara Jane Eyre. -Mmm... Es la segunda vez que no sé de qué me hablas, ja, ja, pero suena a título de novela romántica. -Novela romántica. Aquello no le pilló por sorpresa. Sabiendo lo que lee una persona, se pueden averiguar muchas cosas sobre ella. No era una pregunta al azar. -Ya me contarás cuál más está incluido en tu top ten. Yo tampoco tengo un libro preferido. Es muy difícil elegir cuando cada uno es diferente, ¿verdad? Pero, ¿sabes cuál me impactó en su momento? El Nombre de la Rosa. Cómo describe la Edad Media rural italiana, la originalidad del misterio, la Inquisición... me pareció magistral. Otros que me gustan son; Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco, Moby Dick, y, por supuesto, Matar a un Ruiseñor. Me gusta mucho que esa historia cruda sea narrada por una niña. Ni que decir tiene que lo leí de adolescente. -Sonrió. -Me lo recomendó un profesor cuando le dije que no me gustaba el libro que mandó como lectura obligatoria, ja, ja, ja. No recuerdo cuál era.

Estaba aún frente a ella con la cámara en la mano. Emma podía ver cómo a los ojos de Evon les costaba evitar recorrer alguna zona de su cuerpo cada vez, ahora que no llevaba la chaqueta. Miró un par de veces, pero con disimulo, para no alertarla. Los hombros, la cintura, su silueta en general. Después de cada vistazo, volvía a centrarse en aquellos ojos magnéticos que prometían una vida entera de dulzura y pasión a partes iguales. Se movió, pegándose junto a la valla de madera que cercaba los caballos, y apoyó su espalda contra uno de los maderos. Aún estaba cerca de ella, no se alejaría a una distancia a la que no pudiera olerla. -Sería más fácil decirte a qué países no he viajado ¿Sabes dónde no he estado? Te sorprenderás: En Francia, ja, ja. Bueno, y en otros países europeos tampoco; Rumanía, Bielorrusia, Georgia y algunos más. Tampoco he recorrido toda África ni toda América del sur.

Se agachó, cogió la chaqueta de ella y la colgó en uno de los palos de la valla, donde también dejó su cámara. Volvió a su anterior postura y a mirar a Emma para continuar respondiendo. Estaba tan a gusto que parecía que el atardecer se había congelado en el tiempo. Atesoraba cada gesto de ella, y estaba seguro de que todos los recordaría en el futuro. -Y con los países pasa como con los libros, son tan diferentes... Te diré tres: Canadá, por su naturaleza salvaje y variada, Vietnam, por la calidez de su gente y la cantidad de pequeños templos milenarios diseminados por su territorio que no aparecen en las guías turísticas. Como viajar al pasado, te lo aseguro. Y, por supuesto, la Antártida. Aquel desierto blanco e inhóspito en el que cuando estás allí, parece que estás en otro planeta. -Sonrió cálidamente. Usó un tono de voz sosegado acompañado de gestos con la mirada, las cejas, la sonrisa, para ayudar a la narración, como quien cuenta un cuento o un niño. Se notaba que le apasionaba. -No me puedo creer que esos bonitos ojos no hayan visto más que Massachusetts. -Amplió la sonrisa y Emma supo que Evon se había sonrojado. Algo en su tez se lo decía. -¿Estarías dispuesta a viajar? ¿Te gusta? ¿Dónde te gustaría ir? -Preguntó con una mirada de interés. 


Evon tenía un semblante serio y estaba a punto de tomar una decisión drástica. Entonces, aquello que parecía ser un transexual bizco bañándose en el lago, habló, y los invitó a meterse en el agua. Por la voz, resultó ser una mujer, y además parecía bastante simpática y desenfadada.

Emma lo miró y le preguntó, divertida, si era posible un boicot por parte del programa. Evon, sin dejar de mirar al lago, levantó las cejas al oírlo. Después miró a Emma. La simple pregunta de la bibliotecaria le había cambiado el humor. -Ja, ja, ja, puede ser, ¿verdad? 

Se quedó quieto unos segundos, mirándola, hasta que reaccionó. Dibujó en su cara una sonrisa malévola y se quitó la camiseta. -¡Pues me niego a que nos estropeen la cita! ¿Te vienes? No me hagas llevarte por la fuerza, ja, ja, ja -Le advirtió, divertido. Se sacó las botas y se quitó los pantalones. Esperó durante unos segundos para ver qué hacía Emma...

Notas de juego

Editado para corregir cosillas.

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14/03/2020, 00:00
Emma Vaughan

Emma estaba entusiasmada con la charla sobre libros. Podía estar hablando de ellos durante horas si la dejaban y no había esperado encontrar granjeros tan cultivados en el programa, así que estaba absolutamente encantada. Sonrió, tímida, cuando Evon atinó en el género del libro que había mencionado, pero esa timidez se atenuó cuando fue él quien empezó a soltar títulos. Y, uno tras otro, se fue haciendo una idea de su personalidad. Se rió con la confesión sobre su maestro. 

—Es curioso que no te recomendase El guardián entre el centeno. Ese libro le encanta a todos los adolescentes un poco rebeldes. —Hizo un gesto con la mano, como pidiendo tiempo—. Vale, a ver. En mi top ten está también Kim, sin duda. Y Memorias de una Geisha. También Romeo y Julieta, El sueño de una noche de verano... todo Shakespeare en realidad. Hmm... La isla del tesoro. Toda la saga de Harry Potter —confesó, riéndose de sí misma—. Y Las flores del mal —Ahí, con ese título, sus mejillas tomaron algo de color—. No sé cuántos llevo —Rió otra vez, le parecía que al lado de aquel hombre se reía todo el tiempo—, tengo la sensación de que podría seguir hasta que mi top ten tuviese cien entradas.

Sintió su mirada sobre ella y un cosquilleo nervioso la recorrió entera bajo la piel. Bajó los ojos un instante, pero al final volvió a subirlos porque la mirada de Evon la tenía atrapada. Su rostro mostró sorpresa al escuchar que no había visitado Francia y sus ojos se abrieron enormes. 

¿En serio? ¿Cómo puedes haber viajado por todo el mundo y no haber estado en Francia? —Le parecía increíble que se hubiese saltado aquel destino que en su mente era tan romántico y maravilloso.

Se apoyó ella también en la valla para escucharlo hablar de sus viajes, encandilada. Estaba tan cómoda que a esas alturas ya ni pensaba en el programa, ni en el tiempo que iba contrarreloj, descontando minutos de aquella cita. Le fue sencillo dejarse llevar por la voz suave de Evon e imaginar los lugares que iba describiendo. Era fácil poner a Emma a imaginar, pero además es que el granjero era un gran narrador.

Se sonrojó con él con aquel cumplido y sus mejillas se apretaron con una sonrisa contenida. 

—Ay, vaya si lo estaría —declaró, mirando al cielo por un momento—. Me encantaría viajar. Y justo el primer sitio al que me gustaría ir es a París. Luego a Roma. Y a Nueva York. A Perú, también. Pero el primero, primerísimo, París. No me puedo creer que no hayas estado nunca. ¿No te mueres de ganas de ver la Torre? ¿Y el Arco del Triunfo? ¿Los jardines de Versailles? Pasear por el barrio latino. —Ya está, ya iba lanzada. Era decir París y se emocionaba toda—. Ver las calles que pisaron Victor Hugo y Baudelaire. Entrar en Notre Dame. Y por la noche, dar un paseo por el Sena en el Bateau Mouche, bajo las estrellas... —Suspiró profundamente—. No se me ocurre nada más romántico que París.

 


La risa de Evon era contagiosa y Emma no tardó en reír con él. Sí que parecía un boicot y era divertido verlo así. ¿Los habrían enviado porque la cita estaba yendo demasiado bien? Tenía su sentido, en ocasiones se olvidaba de que estaban en un programa de televisión. 

Vio la sonrisa maliciosa que se dibujaba en los labios de Evon y lo contempló con expectación, sin tener ni idea de qué se le estaría pasando por la cabeza al hombre, pero llena de curiosidad por averiguarlo. 

¡Y entonces empezó a desnudarse! Se quedó boquiabierta, se le fueron los ojos a su pecho descubierto y su rostro se encendió. Si antes había sentido calor sólo por percibir su aroma, ahora que se había quedado sólo en ropa interior pensó que iba a darle una taquicardia. El granjero tenía un cuerpo tan escultural que los griegos le habrían hecho estatuas y los ingleses le habrían escrito sonetos. 

Tardó un instante en reaccionar, al darse cuenta de la propuesta que le estaba haciendo. «No tengo bikini», fue lo primero que pensó. Pero a ver. Los boicoteadores tampoco llevaban trajes de baño. Y él parecía dispuesto a meterse en el agua en calzoncillos. Se mordió el labio inferior, indecisa, insegura. Pero esa timidez era la que le había impedido hacer todas las cosas que había querido hacer en su vida. Sabía que tenía que sobreponerse a ella. Sacudió la cabeza haciendo oscilar su flequillo.

¡Oh, está bien! ¡Vamos al agua! —declaró, decidida a ser... bueno, más decidida justamente. 

Sus mejillas parecían dos tomates de lo rojas que estaban cuando se quitó el vestido y lo dejó con cuidado en la orilla. Encima, no llevaba la ropa interior conjuntada, vaya fallo. Claro, que no había contado con que nadie más que ella fuese a verla ese día. Ahora todos los televidentes sabrían que su sujetador no hacía juego con sus bragas. Y es que el primero era lila y blanco, de encaje, y las bragas tenían un conejito cuqui dibujado en el trasero, con sus orejitas y todo. Le habían parecido ideales para ir a una granja y tenía de varios animalitos diferentes. Los animalitos cuquis de la suerte, los había llamado en su mente al comprarlas.

 

Sacó los pies de las bailarinas y metió las gafas en una de ellas. Ahora no veía un pimiento, pero eso era casi mejor, porque así le daba menos vergüenza. Con esas pintas se fue corriendo hacia el agua, intentando no pasar demasiado cerca de los dos del boicot, no fuesen a agarrarla de una pierna o algo. Pero claro, no los veía muy bien. A Evon lo distinguía mejor, era alto, fuerte y su piel de ébano visible incluso con todas sus dioptrías.

¡Al agua patos!

Saltó al agua rápido. Normalmente habría metido primero la puntita de un pie antes de decidirse del todo. Y habría entrado despacito. ¡Pero era una Emma nueva y decidida! ¡A lo loco! Bueno, eso y que cuanto antes se metiese en el agua, menos vergüenza pasaría fuera.

Notas de juego

Edit porque se había caído el gif. No hace falta releer :P.

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15/03/2020, 17:23
Evon Malik

A Evon tan sólo le dió tiempo a sonreír después de que Emma mencionara El Guardián Entre el Centeno. Entreabrió la boca para darle la razón y decirle, además, que había oído cosas muy buenas sobre él y que aún estaba en su lista de pendientes, pero no le dió tiempo. Le fue imposible. Ella levantó la mano pidiendo tiempo y el granjero cerró la boca. Sin embargo, no le importó  ser interrumpido, pues estaba maravillado viéndola hablar y moverse. Le encantaba que ella se soltara y que estuviera cómoda. La personalidad de Emma se iba formando en la cabeza de Evon según iba nombrando títulos. 

Además, la conversación era de lo más agradable e intelectual, y él valoraba mucho poder compartir opiniones intelectuales y debatir ¿Qué otra cosa quedaría en una pareja cuando se fuera la fugaz belleza de la juventud? Evon se enamoraba de almas. De mentes. El envoltorio le importaba, por supuesto, pero no podía estar yermo. En aquello pensaba mientras, con sus ojos atentos, sus pupilas se movían un milímetro hacia arriba, o abajo, a medida que observaban cada rasgo del rostro de ella. Medía mentalmente el grosor de sus labios, la anchura de la nariz, la ligera coloración rosada de sus mejillas, sus enormes pestañas oscuras, los leves movimientos de sus cejas, y por supuesto, los matices y profundidad de aquellos iris azul grisáceo. Se preguntó cómo se vería Emma sin gafas. 

Cuando ella terminó de nombrar los libros que le gustaban, Evon hizo un gesto levantando las cejas y rió otra vez. -Ja, ja, ja, bueno, has mencionado seis, pero si incluimos todo Shakespeare y la saga entera de Harry Potter, sí, creo que andamos cerca de llegar a los cien, ja, ja. -Hizo una pequeña pausa para ordenar sus ideas. -Kim me gusta mucho. Algunos de los lugares que aparecen en el libro los visité, y es divertido comparar cómo habían cambiado tras tantos años. -Ahora alargó una mano para acariciar a Lucy, que andaba cerca, tras la valla. -Vaya, también lees poesía, ¡y menuda poesía! -Amplió la sonrisa. Aquello le dió esperanzas. -Es increíble la cantidad y variedad de obras que conoces. -Dijo, imprimiendo un halo de admiración en su mirada. -Estaré encantado de que me recomiendes libros, incluso si al final te vuelves a Boston. Pero, ¿sabes qué? Tengo un sentimiento encontrado. Escuchándote y viéndote hablar de libros con tanta pasión, me viene a la cabeza una cuestión. -Hizo otra pausa para pensar. No quería desbaratar lo construido con Emma. -La lectura es una afición solitaria, ¿no te parece? Los momentos más felices que recuerdo fueron compartidos con alguien, como éste momento. -Dejó caer. -Sé que una cosa no quita la otra, pero con la cantidad de libros que he leído yo, te puedo decir que no me ha dado tiempo a más. Por lo tanto, tú has debido pasar la mayor parte de tu vida leyendo. Por un lado te admiro por ello, pero por otro, me da un poco de pena, ja, ja. -Sonrió otra vez. Hizo un gesto indicando que había olvidado decir algo. -¡Oh! ¿Sabes lo que me gusta? Te parecerá infantil, pero me gusta que me lean, ¡y nadie lo hace! Ja, ja, ja. Esa sí que sería una actividad de lectura compartida ¿Tú me leerías un libro que no hayas leído nunca? Ja, ja. -Nadie le leía porque no se lo había dicho a nadie. 

En uno de los gestos que ella hizo, Evon volvió a ver el mordisco de la serpiente cerca de la rodilla de ella. Había sido descortés por no preguntar cómo estaba, aunque la joven no mostraba signos de dolor. O lo soportaba bien. Entonces ella mencionó París con mucha intensidad. -Ja, ja, ja... ¡Wow, vaya! ¡Vale, me has convencido!-Tendió la mano para estrechársela a Emma, como cerrando un trato de negocios. -Pero no se puede viajar en solitario a un sitio tan romántico, ¿no crees? -Sonrió ampliamente mientras la miraba. Se acercó un poco más, disminuyendo la distancia entre ellos. Lo hizo con disimulo, sin separarse de la valla. -La persona a la que acompañara, tendría que servirme de guía. No he viajado a Francia porque no hubo trabajo para mí allí. La mayoría de los viajes han sido por mi trabajo. En ocasiones, muy largas temporadas en las que compaginaba trabajo y vacaciones. Además, mis destinos preferidos son los que hayan sido visitados por poca gente. Desde los grandes entornos naturales hasta aldeas perdidas donde los residentes tienen culturas extrañas. -Comenzó a bajar la voz, casi a susurrar. -Y los tesoros ocultos del mundo, que pasan desapercibidos para la mayoría. -Si, amigos. Para Evon, Emma empezaba a ser un tesoro oculto a la vista de todos. Su próximo destino. 


Poco después de que Evon se quedara en rompa interior, comenzó Emma a quitarse el vestido. Ella no lo vió, pero Evon se quedó petrificado ante semejante elegancia y sensualidad al desvestirse. La forma de dejar sus gafas dentro de los zapatos... Le encantó que fuera atrevida, pero tuvo que pestañear un par de veces para ser consciente de la ropa interior de ella. Hizo un "facepalm" mentalmente cuando vió aquellas bragas.  

 ¿Qué pasaría por la mente de una mujer para ponerse algo así el día en el que tendrá una cita con dos hombres? Evon se quedó mirándola mientras ella corría y entraba en el agua. No sabía qué pensar. La chica tenía un cuerpo grácil y escultural de piel pálida que pedía ser llevado al séptimo cielo, sin embargo, aquellas orejitas de conejo moviéndose al ritmo de los saltitos de la joven... Era una imagen perturbadora.  Instintivamente, pesó que tal vez ella sería virgen. Jugueteó con esa idea. Como si él fuera un dios pagano tribal al que le han entregado su mejor ofrenda. Sonrió de medio lado al pensar en aquello. 

"¡Al agua patos!" 

-Oh, Dios... -Susurró, al escuchar aquella expresión tan desactualizada, y que no mejoraba en nada su visión. -Bueno, algún defecto tenía que tener... -Pensó. E inmediatamente se lanzó tras ella. -¡Al agua patooos, ja, ja, ja! -Entró en el agua, se zambulló, y cuando salió a la superficie, allí estaba ella. Sin gafas y con el pelo mojado cayendo sobre sus hombros. 

Se quedó mirándola unos segundos sin poder reaccionar. No prestó atención a las voces de los otros dos ocupantes del lago. Tan sólo escuchó algo de que, al final, el engendro rubio sí que era transexual. Algo anecdótico, por otra parte, pues a él era una persona bastante abierta en cuanto a opciones y gustos sexuales de la gente. También de los suyos.  

Allí estaba Emma, mojada. Las gotas de agua salpicaban su rostro, su cuello, su pecho y hombros. El toque sexy que Evon estaba deseando ver. Ella tenía la mirada un poco perdida, él no sabía muy bien por qué, pero no importaba. Se acercó instintivamente a ella. Algo empezó a removerse en su estómago ¿Mariposas? Hacía mucho tiempo que no las sentía ¿Cómo era posible en tan poco tiempo? Fue una mezcla rara, pues las mariposas activaron su circulación sanguínea y comenzó a excitarse involuntariamente. De abajo a arriba. Entreabrió la boca. Sonrió y rió, pensando en el cambio en Emma, de cuando se bajó del Jeep, hacía un rato, hasta ahora: En ropa interior, mojada y activando fuegos artificiales en el interior del cuerpo del granjero, y fantasías eróticas en su mente. Aquello prometía. -Ahh... el agua está muy buena, ¿verdad? -Susurró. Volvió a reír, sin dejar de mirarla fijamente. Acercó una mano a su rostro y apartó suavemente un mechón de pelo rebelde de su cara y aprovechó para rozar su cuello, bajo la oreja, con sus dedos. Entreabrió los labios, de nuevo. Sintió una de sus piernas rozar con una de las piernas de Emma. La cita estaba llegando a su fin, pero aquello no hacía más que empezar...

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15/03/2020, 20:44
Emma Vaughan

Emma se contagió enseguida de la risa de Evon, pero enseguida su expresión pasó a ser de admiración cuando el hombre contó que había visitado los paisajes de una de sus novelas favoritas. Bajó la mirada con timidez con la mención a la poesía y volvió a subirla con aquel «¿sabes qué?» para escucharlo con atención. Se puso un poquito nerviosa a medida que Evon iba desarrollando la idea que le rondaba. Y es que era totalmente cierto lo que decía. Se había pasado la mayor parte de su vida leyendo y de repente le daba vergüenza que él también lo supiera.

Estaba claro que Emma nunca iba a poder pasar por una mujer de mundo, ella estaba convencida de que eso se veía a simple vista... pero en ese momento pensó que tal vez se había pasado de ratona de biblioteca en la conversación y había espantado al granjero. No sería la primera vez que le pasara algo así, desde luego. Le devolvió la sonrisa de forma instantánea, pero en sus ojos había en ese momento cierto temor a haber sido demasiado ella misma. Su amiga Nella le había advertido muchas veces sobre eso y, la verdad, no le había hecho ni caso. 

Toda esa preocupación se esfumó de repente en un suspiro cuando le pidió que le leyera algo. Sus ojos se abrieron como platos y su risa volvió a sonar, cantarina. 

—¡Claro que te leo! —aseguró, como si dudarlo fuese inconcebible—. A mí me encanta leer en voz alta. Elige el libro que quieras y mañana lo empezamos, si quieres. —Dudó un instante, no estaba segura de qué planes tendría el programa—. Porque mañana volvemos a vernos, ¿verdad?

Cuando después le ofreció la mano al hablar de París la estrechó sin dudar. Pero luego empezó a preguntarse si era la forma del granjero de ofrecerle que fuesen juntos y se sonrojó. Su voz casi susurrante no ayudó a bajar ese rubor, al contrario, y en ese punto Emma deseó internamente que la llevase a todos esos lugares poco visitados, con culturas extrañas y espacios abiertos. Ya se imaginaba a ambos con gorros de esos ridículos de exploradores, bermudas beige y una camisa blanca. Bueno, así se imaginaba a ella misma. A él... a él se lo estaba imaginando más bien como un sensual Indiana Jones de color, sin camisa y con esa expresión de pantera que había puesto antes. Pero todo en plan muy romántico, con nubes rosas alrededor y música suave de fondo.


El agua estaba tan fría que en cuanto cayó dentro Emma soltó un gritito y empezó a chapotear. Miró alrededor, a los boicoteadores no los veía sin gafas. Podían ser unos bultos borrosos que había al fondo, o podían ser unos troncos. No estaba muy claro. 

Pero a Evon lo vio enseguida, se acercaba a ella y se le escapó una sonrisa. Después del primer impacto del agua su piel se acostumbraba a la temperatura y era agradable. Movió las piernas para mantenerse a flote y se perdió en la intensidad de los ojos oscuros del granjero. Gracias a la miopía su rostro era prácticamente lo único que veía con nitidez y eso le provocaba la impresión de estar los dos apartados del mundo. 

—Sí —respondió un poco por instinto, porque estaba tan atrapada por la mirada del hombre que lo que había dicho tardó aún en calar en su mente. Entonces pestañeó y se rió—. Está perfecta. 

Sus dedos dejaron un cosquilleo en la piel de su cuello y la sensación empezó a extenderse desde allí por todo su cuerpo. Notó el roce de su pierna y se estremeció. Su imaginación echaba a volar de nuevo, incontrolable. Se mordió el labio y se lo quedó mirando fijamente. Ni siquiera se acordaba de que había en algún lugar un reloj en marcha que debía estar a punto de llegar al final. Estaba completamente encandilada por la electricidad de aquel instante que la tenía en vilo. ¿Iba a besarla? ¿O se lo estaba imaginando? «Por favor, por favor, que lo haga».

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16/03/2020, 09:22
• Granjero Busca Esposa •

Escena finalizada

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22/03/2020, 22:35
• Granjero Busca Esposa •

DÍA 3

 

Un nuevo día y última oportunidad para conquistar al granjero de tu vida o a la pretendienta de tus sueños.

 

 

Notas de juego

La cita durará aproximadamente unos 20 minutos on-rol. Tenéis una semana entera para rolear. Los findes no es obligatorio postear, entre semana si. La cita concluirá el 29 de marzo a las 23:59 horas.

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22/03/2020, 23:59
Evon Malik

Evon estaba esperando a las afueras de su casa a Emma cuando ésta llegó en el Jeep. La sonrisa de él se podía ver desde la distancia, pero lo que Emma no sabía es que Evon estaba muerto de miedo. Había pasado tan solo un día sin saber nada de ella, y no tenía ni idea de lo que pasaría por la mente de la mujer. Desde luego, por la de él pasaron muchas cosas durante ese tiempo. Se imaginó multitud de situaciones con ella. Situaciones cotidianas de vida en pareja, bailando juntos en su casa una tarde de lluvia, también situaciones idílicas en algún precioso lugar indeterminado, en algún viaje juntos, París, o trabajando codo con codo construyendo los edificios de la granja, haciéndose bromas, tirándose pintura, bañándose en el lago... En todas ellas Emma estaba riendo con aquella risa cantarina, sonrojándose con la facilidad pasmosa que le caracterizaba, o sorprendiéndose abriendo mucho sus enormes y preciosos ojos, incluso posando para él con expresión sensual. 

Todos aquellos pensamientos estaban solo en su cabeza ¿Qué importaba? Nadie podía verlos. Podía fantasear todo lo que quisiera. Aquello tenía un punto amargo; ¿Y si ella lo había olvidado? ¿Y si había encontrado en el bueno de Mac a su compañero ideal? El día anterior le pareció demasiado largo, pero aprovechó el tiempo. Intentó que el regreso de ella fuera colmado con una buena bienvenida. Aunque al final hiciera el ridículo y nada de aquello hubiera servido. Evon era un hombre de riesgos, de aventuras. Y Emma le había demostrado que había puesto toda la carne en el asador al salir de su zona de confort. Él no podía menos que corresponderle con el mismo interés y... Que pasara lo que tuviera que pasar. 

Así que allí estaba él: De pie, viendo al Jeep acercarse, vestido con una túnica negra con el escudo de Gryffindor, una bufanda a rayas granates y amarillas, una corbata de los mismos colores, unas gafas redondas y una varita de plástico. Cualquier persona hubiera pensado que estaba ridículo. Incluso la mayoría de los espectadores del programa lo pensarían, pero a él no le importaba, porque lo primero que quería ver de Emma eran sus ojos sorprendidos y escuchar su risa. Si, amigos, aquello iba en serio. Evon no iba a dejar escapar su tesoro tan fácilmente. 

-¡Alakazam, Alakazoo! -Dijo, agitando la varita para que se abriera la puerta del Jeep. Evidentemente, no surtió efecto, así que, con una expresión graciosa abrió la puerta manualmente. -Alakazam, Alakazoo! -No había leído Harry Potter, pero ella sí, y eso era lo importante. Estuvo estudiando para el momento. -Te acabo de echar un hechizo, ja, ja, ja. Con la puerta no ha funcionado, pero contigo seguro que sí. -Le tendió la mano para ayudarla a bajar. Su corazón latía a cien por hora y ella podía ver que sus labios temblaban de forma casi imperceptible. También podía notarlo en su mano, ahora que la tenía cogida. -Seré tu guía mágico, que te llevará a algunos de los lugares que has vivido al leer tus libros. -Dijo de manera rimbombante.

Mientras hablaban, Evon la llevó a su casa, tan sólo para mostrarle la decoración del pequeño porche. Había instalado un jardín zen, había plantado un cerezo, algunas flores aquí y allá y había pintado las maderas de rojo. A la vista parecía el típico jardín japonés medieval, aunque no se notaba demasiado fiel, pues no tuvo el tiempo suficiente para prepararlo todo. -Esto te recordará a los lugares que imaginaste con Memorias de una Geisha. -Una vez que ella lo vió, él se la llevó en dirección al lago, sin soltar su mano. Había acondicionado la bajada hasta el agua como un idílico bosque de hadas. Un par de grandes rocas, más flores, los árboles adornados con guirnaldas florales... Tan idílico como el descrito en El Sueño de Una Noche de Verano. Incluso estaban por allí Artax llevando unos cuernecitos de plástico y Lucy con unas enormes orejas de hada. Cuando vió su cara de sorpresa, se agachó y se acercó a su oído mientras andaban -No te preocupes, es provisional. Si te parece recargado y te quedas, podemos quitarlo, ja, ja, ja. Y si no te quedas.... Lo quitaré de todas formas. -Susurró. 

Poco después, estaban en la orilla del lago, y unos visitantes se acercaron a saludar. 

 

-¡Vaya, ja, ja, ja! Míralos... Llevan viniendo un par de días y me siguen a todas partes, no sé qué ha podido ocurrir con su madre. -Dijo Evon, agachándose para darles unos granos de maíz molidos que llevaba en un bolsillo bajo la túnica de Harry Potter. 

Notas de juego

Creo que el vídeo tampoco te iba, Emma. Para disfrutar de la experiencia completa se recomienda escucharlo, xDD

Edito para adaptar el post al paso de un dia y no de una semana.

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23/03/2020, 22:31
Emma Vaughan

Cuando el jeep se detuvo y Emma vio a Evon disfrazado de Harry Potter, primero lo miró alucinada durante varios segundos, con los ojos como platos. Y luego se echó a reír a carcajadas. Era inevitable viendo aquella sorpresa que no se habría esperado ni en mil años. 

Cogió su mano para bajar del coche y pensó que incluso con aquel atuendo se portaba como un caballero. Ella llevaba un vestido blanco de tirantes. Cómodo y bonito, bastante sencillo. El pelo suelto y las gafas puestas. El único toque de color era la cinta que ceñía su cintura. Bueno, y las bailarinas grises que llevaba en los pies. 

—¡No me lo puedo creer! —exclamó, cuando estuvo fuera del coche, mirándolo de arriba a abajo—. Estás genial. Y desde luego Griffindor te pega muchísimo —sentenció, aprobando la elección de casa—. Yo sería Ravenclaw, sin duda. 

Se acercó un poco a él mientras le hacía gestos con la mano para que se acercase, como si le fuese a contar un secreto, o desvelar algún misterio de la humanidad.

No te ha funcionado el hechizo con la puerta porque lo has pronunciado mal —Ah, sí. En ese momento no era difícil visualizar a Emma diciendo «Es LeviOOOOsa, no LeviosÁÁÁÁ»—. Tendrías que haber dicho ¡Alohomora! y entonces seguro que se habría abierto.

Estaba encantada con la promesa de visitar lugares literarios de la mano de un guía mágico, más porque cuando había conocido a Evon habría jurado que nunca lo vería en un juego como ese. Así, jugando y hablando su mismo idioma, le resultaba más cercano y menos intimidante con su atractivo apabullante. 

Así que apretó su mano con los dedos y se dejó llevar hacia el primer destino del itinerario. Era casi como ir a un parque temático, sólo que personalizado para ella. Se quedó con la boca entreabierta al ver el jardín japonés y le soltó la mano para acercarse a tocar el cerezo, intentando comprobar si era un árbol de verdad o de cartón piedra.

Pero qué bonito, Evon. —Suspiró, encandilada, moviéndose de un lado a otro para tocarlo todo—. Es que me encanta. Con el jardín zen y todo rojo. 

Luego volvió a tomar su mano para ver lo siguiente. Para ese momento ya iba con una sonrisa boba prendida en los labios y una mirada ilusionada llena de expectación. El camino hacia el lago parecía sacado de un cuento de hadas. ¡Si es que prácticamente le parecía que iba a salir un duende de detrás de algún árbol! Las rocas parecían el hogar de una dríada y cuando vio las pintas de Artax y Lucy le volvió a dar la risa. 

—Son los caballitos mágicos de Titania y Oberón —dijo, estirando la mano para que Lucy la olisquease si quería antes de acariciarle el cuello. Eran unos bichos enormes, pero ya no le daban miedo.

El susurro de Evon cerca de su oído erizó su piel con un cosquilleo y al tenerlo tan cerca su aroma abrumador inundó sus fosas nasales y sus mejillas se sonrojaron. 

Es precioso, pero no para tenerlo puesto siempre —convino con él, hablando en el mismo tono suave. Para el día a día de la granja no podían tener una exposición así montada.

Al llegar al lago y ver los patitos se murió de amor, pero cuando Evon se agachó para darles el maíz ya creyó que su corazón se iba a derretir. Se agachó a su lado y estiró un dedo para intentar tocar a uno de los bebés con cuidad. 

—A lo mejor se creen que eres su mamá. Se han improntado contigo o algo. Leí sobre eso una vez, le pasa a algunas aves. ¡Pero qué bonitos que son! ¡Ay, es que son una dulzura! —Lo miró con los ojos enormes y brillantes—. ¿Crees que podría coger uno? 

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24/03/2020, 16:18
Evon Malik

Allí estaba ella de nuevo. Evon se relajó un poco al ver que Emma se reía y le decía que estaba genial. -Pues, ¿sabes qué creo? Que tú tienes parte de Gryffindor también. -Sonrió. Se le notaba feliz de estar junto a Emma otra vez. -Y yo un poco de Ravenclaw. -Después ella se acercó y Evon pudo oler su aroma fresco y floral que le transportó a un jardín silvestre en una cálida mañana primaveral. Guardó aquel aroma en su cerebro de forma inconsciente. 

Al oír su voz tan cerca, diciéndole por qué no había funcionado el hechizo, sucedieron dos cosas: Un cosquilleo corrió por su nuca y seguidamente no puedo evitar echarse a reír. -¡Ja, ja, ja! -Había descubierto su sentido del humor. Algo que sabía que estaba ahí, como persona inteligente que era Emma. -Alohomora, ¿eh? Vale, me lo apunto ¿Pero seguro que no me estás engañando? No será un sucio truco típico de los Ravenclaw, ¿verdad? -Dijo, de broma, pero fingiendo ponerse serio. En ese momento se percató de que Emma solamente se había referido al hechizo de la puerta, pero no había hecho mención al hechizo sobre ella. Se quedó con ese dato para más adelante, pues no consideró soltarlo si ella no había querido bromear con aquello. 

El jardín zen le encantó, y Evon sonrió al verla tocar el cerezo. Era de verdad, por supuesto. Estaban en un entorno rural y allí era más fácil conseguir un árbol de verdad que uno falso. Si no lo hay en el entorno, lo podéis encontrar en cualquier tienda de jardinería, amigos. 

Tras saludar a los caballos disfrazados, Emma respondió a Evon también susurrando. Aquello empezó a removerle por dentro. Ella no había dicho nada del otro mundo, de hecho ni se había mojado, pero con oír su voz susurrar cerca... Ya empezaba a bullir su sangre. A ponerse en marcha el mecanismo que prepara para el amor y para el sexo. Una mezcla entre mariposas y centellas ardientes corriendo por el torrente nervioso. Tal vez, Emma pudo notar los efectos exteriores si oyó un suspiro ronco proveniente de Evon. Solo ella conseguía ese efecto en él, una mezcla entre ternura y pasión.

Una vez que estaban los dos agachados junto a los patitos y ella lo miró con sus ojos enormes, Evon se quedó traspuesto unos segundos, observando cada detalle de aquellos. Eran de un azul grisáceo, como un cielo de nubes altas y daban la bienvenida a Evon a entrar en el mundo de frescura, bondad y fantasía que la chica parecía tener en su interior. Emanaban solamente cosas buenas. El hombre sonrió levemente, tardando en responder demasiado tiempo. -¡Claro, Emma! Ja, ja, sí, ¿Te gusta, éste? -El hombre cogió uno de los patitos que levantaba la cabeza y se acercaba a su pie, como llamándolo, piando. Realmente, aquello era una algarabía de patitos piando todos al mismo tiempo, que se mezclaba con el sonido del agua acariciando la orilla. Se lo ofreció a Emma, acercándose un poco más a ella para evitar que el animal cayera al suelo. -¿Has visto qué guapa es? Vas a estar en muy buenas manos, chiquitín, ja, ja. -Dijo al patito con voz suave mientras Emma lo cogía y él no desaprovechaba la oportunidad para tocar sus manos. Una vez que ella tomó al animal, Evon pudo quedarse mirándola y disfrutar un poco más de uno de aquellos momentos que guardaría para siempre. Allí agachados los dos, a la orilla del lago. -¿Crees que es chico o chica? Yo soy muy malo para averiguar ese tipo de cosas, hay gente que tiene un don. Veamos si tú lo tienes.

Cuando ambos se incorporaron, Evon continuó con su ruta literaria. La cogió de la mano y se internaron en el pequeño embarcadero, donde les esperaba una barca. Los patos les seguían, algunos en el agua, y otros por la pasarela del embarcadero. 

 El día no parecía acompañar, pues había nubes de lluvia en el cielo. Algunas horas antes hubo momentos de nubes y claros, pero desde hacía un tiempo se había cubierto y la brisa que venía desde el lago vaticinaba una posible lluvia. Los planes de Evon, si eso ocurría, podían irse al traste. 

El hombre bajó primero a la barca, y una vez allí tendió una mano a Emma y con la otra sujetó su cintura, listo para rodearla completamente con su brazo y evitar así que cayera en caso de que diera un mal paso, pues había un desnivel como el de un par de escalones entre el fondo de la barca y el muelle. 

Una vez sentados en la barca, Evon remó suavemente y se separaron poco a poco del muelle, internándose en las tranquilas aguas rodeados de un bello entorno verde. El aspecto del hombre negro corpulento disfrazado de Harry Potter y remando, era digno de mención. -Bueno, ¿te acuerdas que quedamos en que hoy me leerías? Pues... me encantaría, pero tenemos poco tiempo y prefiero hablar contigo. Hubiera sido un verdadero placer que fueses tú la primera persona que me leyera, pero he tenido que priorizar. Espero que no te importe. Emm... -Se puso algo más serio. -No sabes cómo me hubiera gustado conocerte en otras circunstancias para disfrutar mejor del tiempo. Una lástima, ¿no crees? -Volvió a sonreír.

Tras un rato remando, detuvo la barca en el centro del lago y, dejando los remos, se acercó a ella un poco más. -¡Tu siguiente destino literario es este lago!. -Presentó al lago moviendo la mano en la que tenía la varita, imitando una voz solemne, pero sin poder evitar reír. -Pero... es una prueba. Una especialmente diseñada para tí, ¿vale? Ejem... -Carraspeó. -Si te digo El aventurero Simplicíssimus, ¿sobre qué lago estamos? -Amplió su sonrisa. -¡Y no vale usar artimañas Ravenclaw! Ja, ja, ja. Puedes pedir una pista. -La miró, atento. El cielo continuaba encapotándose, y a lo lejos sonó un trueno. Fue muy, muy lejano, a penas se oyó como un susurro. 

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24/03/2020, 23:40
Emma Vaughan

La sonrisa de Emma se empezó a tornar inquisitiva cuando notó que el granjero tardaba en responder. Sus ojos titilaron con una curiosidad creciente que se interrumpió cuando el hombre despertó de ese instante de ensimismamiento. Ella se rió internamente al notarlo. A ella le pasaba eso continuamente. Se quedaba empanada mirando algo y cuando quería darse cuenta se había perdido alguna frase o se había tropezado con un escalón. O con sus propios pies, que la verdad es que Emma tampoco necesitaba agentes externos para tropezarse. 

¡Me gustan todos! —exclamó entre risas, como respuesta a su pregunta. 

Se acercó más para cogerlo entre sus manos y no pudo evitar poner morritos de pura ternura. Además, todavía notaba el cosquilleo en la piel que había dejado el roce de los dedos de Evon. 

Ay, madre, ¿pero cómo eres tan bonito? Si es que es una cosita tan pequeñita. —Y mientras le decía cosas al patito, le empezó a dar besos en la cabecita—. Qué dulzura eres, patito, patito. —Alzó la mirada con la pregunta de Evon, pero ella de esas cosas de animales de granja como que no sabía nada—. Ni idea... —Separó el patito de su pecho para mirarlo a la cara y le sonrió—. Yo creo que es chico. Tiene cara de llamarse Alfred. Alfred J. Cuack. ¿Verdad que sí, Alfred? —Eso último se lo dijo al pato—. Qué cuqui eres, por favor. 

Pero no podía quedarse haciéndole carantoñas al patito para siempre y al final lo dejó ir con sus hermanos. Los contempló con una sonrisa hasta que Evon la cogió de la mano, que entonces la sonrisa se volvió más tímida y fue para él. El cielo estaba nublado y recordó lo rápido que se había desatado la tormenta el primer día. Tan rápido como se había disipado después. Se preguntó si debería haber cogido una chaqueta o un paraguas, pero no llegó a decir nada en voz alta, porque en realidad tampoco le molestaba mojarse un poco si se ponía a llover de repente. 

No era la primera vez que montaba en un bote, en el Boston Common había un pequeño lago y en verano alquilaban barcas. Aún así no estaba de más la ayuda teniendo en cuenta su torpeza innata, así que tomó la mano de Evon y ¡hala! saltó hacia el bote totalmente despreocupada. Calculó mal. El desnivel era más grande que el del embarcadero del parque que conocía y tuvo suerte de que el granjero estuviese listo para sujetarla, porque si no se habría caído de cabeza al agua. 

Por un instante se quedó inmóvil, en sus brazos, con la mano en su brazo y las gafas un poco torcidas. Lo miró a los ojos y le dio la sensación de que se saltaba un latido. Esa estampa no era para nada digna de una portada de novela, con Evon disfrazado de alumno de Hogwarts, pero aún así sus mejillas se colorearon y contuvo el aliento durante dos segundos... hasta que le dio la risa nerviosa. 

—Jo, gracias por sujetarme, casi me doy un baño. Con ropa esta vez. —No, no lo estaba arreglando, porque al decir eso se acordó del cuerpo del granjero en el lago y le empezaron a entrar los calores. 

Tomó aire, sacudió la cabeza y se separó de él mientras se reía de sí misma. Ya sentada en el bote y aún con las mejillas coloreadas, contempló cómo remaba con pericia. Su mente traicionera se imaginaba sus brazos debajo de la túnica y acabó apartando los ojos de él para asomarse por el borde y mojar las puntas de los dedos. 

Por suerte Evon empezó a hablar, sacándola de esa espiral de pensamientos y calor y volvió a mirarlo mientras asentía con la cabeza. 

Sí que es una lástima —convino—. Veinte minutos no dan para mucho, es verdad. Me habría gustado leerte algo, pero también me gusta que hablemos. —Se encogió de hombros, lo que fuese le parecía bien—. Quizá otro día, cuando el programa haya terminado. —Lo dijo sin pensar y en cuanto lo hizo se puso a darle vueltas a las implicaciones de lo que ella misma acababa de decir. Y es que con tantos granjeros románticos... vaya lío empezaba a tener la pobre chica en la cabeza. 

Cuando se detuvieron y Evon anunció que habían llegado a su destino, los ojos le brillaron y un montón de lagos literarios empezaron a pasar por su mente. El de Avalon, el de Felurian, el de Lolita... ¿Cuál tendría el granjero en mente? Sonrió divertida al escuchar que era una prueba. ¡Diseñada para ella! Evon no sabía con quién se estaba midiendo. Emma llevaba casi treinta años devorando libros como una loca. En cuanto escuchó la pregunta, una sonrisa de sabionda listilla se dibujó en sus labios. Sabía la respuesta, era obvio por su expresión. Es que aunque intentase disimular su rostro era bastante transparente. Pero le gustaba el juego que el granjero planteaba y decidió que era más divertido hacerse un poco la tonta para ver qué pista le daba. 

Vale, nada de artimañas Ravenclaw. No sacaré mi varita —prometió, levantando la mano derecha—. ¿Y qué pista me das si la pido? Venga, quiero esa pista.