Partida Rol por web

Día I

Todo el castillo parece un hervidero de actividad, cosa que se ve todos los años cuando comienza el curso y es que los alumnos llenan los pasillos que van desde sus Casas hasta el Gran Comedor para disfrutar del primer desayuno del curso para coger energía y no morir en las clases que tienen preparadas muchos de los profesores.

Los alumnos de primero se mueven en grupos grandes para no perderse e incluso alguno queda atrapado en los escalones falsos de Hogwarts o acaba metiéndose por un atajo que no toca. Los alumnos mayores disfrutan viendo como los inexpertos alumnos piden ayuda en esos casos o indicaciones de como llegar a ciertas aulas.

Pero lo cierto es que todos están contentos de regresar a ese lugar, al menos la mayoría.

En el gran comedor, hay mucha gente aunque no tanta como en la cena pues cada uno va llegando a su ritmo y a veces cuando llega uno, otro se va.

Alex se había dado prisa esa mañana. Había dormido como un oso, a pierna suelta, y se había levantado con el pie derecho. Eso no significaba que el día tuviese que ir bien, en absoluto, pero sí que el chico estaba preparado en un inicio para lo que se pusiese por delante.

Entró en el Gran Comedor a paso ligero, poniendo un pie delante del otro a velocidad de trote, aunque caminase. Y se sentó en su mesa, poniéndose a desayunar rápido y mal, masticando lo justo para poder tragar y hacer una digestión pesada. No masticaba 33 veces antes de engullir, eso estaba claro.

No se preocupó demasiado por hablar con nadie, aunque no pudo evitar intercambiar palabras con los alumnos de primero, y se aseguró, desde la distancia, que su hermana se sentaba sana y salva a la mesa. Sólo cuando ella apareció el chico se sintió preparado para salir del gran comedor.

Y aún así, seguía siendo pronto. Al hacerlo, procuró no alejarse demasiado, y se dedicó a, ya que no podía pasear, intentar ayudar a los Gryffindors rezagados de primer año, que vagaban perdidos por los pasillos. Él también había sido novato, así que ayudarles a orientarse paliaba su conciencia y le hacía sentir útil en lo que comenzaban las clases.

Finalmente, cuando se cansó y ya faltaba poco para que fuese a comenzar su primera clase de Historia de la Magia en aquel curso, volvió al Gran Comedor, Sotek en hombro, para comprobar, cual distante guardián, que todo seguía bien en la mesa de las Ravenclaw, y que su hermana seguía tranquila y segura. Era innecesario, pero aquel chico era sobreprotector, y todos los que le conocían lo suficiente lo sabían. Si no lo hiciese desde aquel segundo plano, su hermana ya se habría hartado de tenerlo encima vigilando como si fuese una cría. Que lo era, pero una cosa no quitaba la otra.

Desde allí, apoyado en el umbral de la puerta, se limitaba a observar, sonriente... por fuera.

Alana entró poco despues de que el desayuno fuese servido. A pesar de que su paso y su presencia solía dar una impresión casi etérea, aquel día estaba simplemente radiante de confianza y espectación. Lanzó una mirada poco disimulada a la mesa de profesores. Era sabido que mas que temer a los profesores, los consideraba a ellos y a sus clases una especie de reto digno de su atención. Los bordados de plata mezclados con el verde se marcaban con fuerza en su túnica, de forma orgullosa.

Curiosamente también echó una mirada a la mesa donde se aglopaba mas el azul, como buscando algo con la mirada, pero antes de que se notara demasiado se sentó en la suya propia y desayunó con ganas. Aprovechando que no estaba tan abarrotado como de costumbre, se pocisionó cerca de un recipiente con crema chantilly, y mezcló una buena porción con fresas frescas comenzando con eso.

Madelain fue una de las primeras en bajar a desayunar. La gente de su casa recién comenzaba a dirigirse al comedor y ella fue con ellos pero un poco por detrás, algo apartada. También se sentó algo apartada en la mesa de Ravenclaw.

Tal como hiciera la noche anterior no comió demasiado, aunque daba esa impresión porque se la veía constantemente masticando. Todo cuando se llevaba a la boca lo mantenía allí largo rato, y siempre porciones pequeñas.

A cada rato revisaba sus cosas como para estar segura de que en el momento de decidir ir a su clase todo estaría ya preparado.

Había salido antes de mi sala común que Madelaine, pero gracias al tumulto me encuentro que ya ha llegado. Al pasar por su lado miro lo que tiene entre manos. Libros de clase y apuntes. No es que me preocupara de ella y los males que la afligían, pero no saber algo era un ácido para el alma de cualquier Ravenclaw. 

Mi mirada se cruza con la de Alana. "¿Que querrá la Sly de nosotros?". Tampoco me importaba siempre que no me afectara. Es otra de las chicas populares, aunque por motivos bien diferentes a los de Maddy . En ambos casos parece ser que la belleza, sin importar si ésta es demasiado distante o demasiado entrometida, te convertía en objeto de miradas y comentarios en el colegio.

Me siento a desayunar, con calma. Mi cuerpo pedía cantidades ingentes de comida, probablemente por el crecimiento, sin que por ello ganase un gramo. "Estoy escuálido". Mientras pico de todo un poco, compruebo qué parte de las rutinas de los  demás siguen siendo las mismas. Saco mi cuaderno, y comienzo a comprobar los datos. 

Llegue al comedor con premura, ignorando aparentemente a todo a mi alrededor, y me apresuré a sentarme para desayunar cuanto antes. Me gustaba disponer de tiempo para saborear el desayuno, como el resto de comidas del día, y por eso solía venir puntuar a las horas de comer y raramente participaba en las conversaciones de los demás, concentrado en saborear y comer despacio, disfrutando del sabor de loa alimentos...

 Mientras desayunaba, mis ojos se centraron, como no quiere la cosa, en la mesa de los Gryffindor, buscando la hermosa melena carmesí de cierta alumna que me tenía loco, esperando comprobar que estaba teniendo un buen día y que mostrara algún signo relacionado con mi carta, aunque la distancia no me dejase escuchar nada de lo que estuviera hablando, al menos que gritase...

Logan se levanta mirando el techo, habia estada durmiendo mucho tiempo y como el primer dia de clases tenia mucho problema en levantarse, al hacerlo se encuentra que se estaba intentando meter la tunica al reves, por lo que luego de ponerse bien las prendas comienza a bajar.

 Eran sietes pisos de los cuales las escaleras te podian llevar a cualquier lugar, en medio de la cuarta me resbale por un charco de agua y maldije a la persona a cargo, empece a correr hacia el comedor no me queria quedar sin comer.. Al llegar me acerco y tomo un asiento, comienzo a comer un poco y a llenar mi pancita, luego saco mis horarios y los contemplo.

- Historia de la ma... Ma... Magia... Ya no me gusta nada el lunes.

Scarlet baja lentamente por las escaleras, esquivando a los alumnos más despistados. Le da indicaciones a algunos alumnos de primero y llega al Gran Comedor. 

Con un suspiro y paso pesado, se dirige a su mesa y ve a Spencer comiendo, come con ganas, parece que tiene hambre. A Scarlet se le escapa una media sonrisa ante la imagen; la chica se sienta a su lado y saluda con voz cansada: 

-Buenos días, Spencer ¿Co-como has dormido?

Sonrie y se sirve zumo de naranja, le da un pequeño sorbo, acto seguido coge una tostada y unta mermelada en ella. 

Llego al comedor y luego de servirme algo, miro a todas las mesas, veo que Scarlet esta en su mesa como de costumbre por lo que me empiezo a acercarme y luego al llegar le sonrio...

- Scarlet antes de empezar las clases quieres bajar al lago... Llevo el desayuno jajaja, buenos dias Spencer..

 Un chico que no conocia mucho pero siempre lo veia con Scarlet por ser de su misma casa, creo que si que si le hablara mas, podriamos ser buenos amigos..

Scarlet tragó el trozo de tostada que estaba masticando y sonrió a Logan. No le veía desde el tren y le apetecía estar un rato con él, tal vez le venía bien estar con el único chico que conocía por el que no sentía cosas tan extrañas.

-Bu-buenos días, Logan.-le sonrió- Pues...bu-bueno, por mi no hay inconveniente, la verdad ¿Qui-quieres venir, Spencer? Si no te im-importa que venga, claro...-le dijo a Logan.

Tal vez Spencer y Logan si que se llevasen bien.

Además, tenía ganas de ir al lago...Le vendría bien ir a descansar a un sitio tranquilo, sin alumnos merodeando por ahí, ni ruidos estridentes...Casi podía sentir ya la brisa que corría a orillas del lago y el agua fresca en los pies...

Debía agradecer ese tipo de descubrimientos a Logan, que era quien la había impulsado a dar paseos por los exteriores del castillo. Casi siempre iban solos, pero no creía que supusiese un incoveniente que Spencer acudiese con ellos.

Miró a ambos lados esperando la respuesta de ambos chicos mientras comía un pedazo de un rico bizcocho de chocolate.

A diferencia del resto de profesores el subdirector no frecuentaba el gran comedor a la hora del desayuno, ni siquiera cuando el señor oscuro estaba presente en el castillo.  Sin embargo aquella mañana compartía mesa con sus compañeros del claustro. No probaba bocado, bebía tan solo un zumo de color morado y su conversación con los demás profesores no era muy fructífera. Se resumía a unos breves comentarios ocasionales.
Su atención estaba centrada principalmente en la mesa de Slitheryn. Al cabo de un rato y despidiéndose de la señorita Sunders, quien estaba allí con él, se levantó y avanzó por entre las mesas con su túnica granate ondeando tras de sí.

Al llegar a la altura de la mesa de la casa bajo su tutela se aproximó al prefecto, el señor Serpens, y apoyó una mano sobre su hombro, inclinándose sobre él...

-Buenos días, señor Serpens -saludó en un tono que advertía cierta gravedad tras unas amables palabras- tengo entendido que esta tarde terminan sus clases a las siete, ¿no es cierto?

Carak-Band hizo una breve pausa antes de proseguir.

-Quiero que usted y la señorita Michaelis se presenten en el despacho del director a esa hora... sean puntuales.

Tras susurrarle unas palabras a su prefecto el subdirector prosiguió su camino hacia el gran portón.
Como una sombra amenazante pasó junto a un grupito de alumnos que debatían la posibilidad de ir al Lago Negro, a quienes les dedicó una mezquina sonrisa.
Con grandes pasos desapareció por el pasillo, en silencio.

Madelain era un tanto despistada y se percató de la presencia del Basilisco recién cuando pasó por detrás de ella. Era extraño verlo allí, no solía acompañarlos en el momento del desayuno. Parecía que las cosas eran bastante distintas cuando el Señor Oscuro no se encontraba en el castillo.

 Después de que el profesor se fuera, le dije a mi compañera:

 - Quiere que los dos nos presentemos en el despacho del director a las siete, cuando hayamos terminado las clases, así que será mejor que cambies cualquier plan que tengas...

 Después de que el profesor se fuera, le susurré algo al oído a Michaelis...

Solo me había dado tiempo a levantar la vista del cuaderno, cuando apareció Logan. Al parecer un amigo de Scarlet, aunque no sabía de que me conocía. Por el mismo motivo que había descubierto hace poco la joya que era ella, mi escasa percepción, era probable que el supiera quién era yo sin que esto fuera recíproco.  

Me había ilusionado que Scarlet viniese directa a sentarse conmigo, así que el desconocido había llegado en un momento inoportuno. Tampoco tenía derecho a quejarme, cada uno tiene sus amistades. 

-Logan ¿verdad?- dejo la pluma a un lado y le tiendo la mano con los dedos manchados de tinta.- Siento que este sucia. - le dedico una sonrisa a modo de disculpa.

Después de lo ocurrido con el otro amigo de Scarlet, cuyo nombre soy incapaz de recordar, me estaba esforzando en ser simpático. "Con lo fácil que es ser borde para que nos dejen a solas...".

Recojo el cuaderno y mis cosas para clase, las apilo, y cogiendo un par de puñados de frutos secos con los que lleno mis bolsillos. 

-Listo.

Mientras me levanto sigo con la mirada al subdirector que pasa a nuestro lado y nos dedica un gesto torvo. En nuestro corto paseo hasta la puerta de entrada al comedor, me fijo en Serpens y en Alana. "Algo se esta cociendo, y la cazuela sisea."

Scarlet sonrió al ver que Spencer aceptaba ir con ellos al lago.

Terminó de comerse el bizcocho, se limpió los dedos y los labios con la servilleta, apuró las últimas gotas de zumo de naranja que le quedaba en la copa y recogió sus cosas, asegurándose de que lo llevaba todo; acto seguido, se levantó.

-¡Genial en-entonces!-dijo con alegría.

Pensaba que estando con gente se distraería y olvidaría que era el cumpleaños de su padre. Recordó la bufanda que había tejido a mano en el fondo de su baúl...Reprimió un suspiro de añoranza y tristeza y lo transformó en una sonrisa que salió más triste de lo que pretendía.

-Bu-bueno...vamos para allá, pa-para aprovechar el tiempo antes de cla-clase.-se apartó el pelo de la cara con una mano y comenzó a andar. Al mirar a la mesa de Gryffindor se acordó de Alex, tal vez él quisiese venir también. Se giró mirando a Logan y dijo:-Eh, Lo-logan, ¿Crees que Alex le a-apetecerá venir?