Partida Rol por web

Parece que el profesor tiene prisa pero Spencer consigue casi atraparlo antes de llegar a la cabaña del guardabosques. A pesar de lo grande que se ve para una persona de su tamaño, la cabaña ha sido adaptada para alguien de altura normal ya que el primer guardabosques que hubo fue un semigigante.

Los exteriores del castillo y los alrededores de la cabaña parecen tranquilos, no hay mucha gente fuera, aunque si se ve gente paseando por el lago.

-¡Disculpe!¡Profesor Gordon!- Los gritos están bastante apagados por la falta de aliento. No estaba hecho para correr, y se notaba.- Buenos días.

Me sujeto sobre mis propias rodillas mientras recupero la respiración. Jadeante espero que se haya detenido, no me veo con fuerzas para tan siquiera llamar a la puerta.

No era de extrañar que él estuviese en tan buena forma física con el paso que se marcaba.

Se gira al escuchar que alguien le llama.

-Oh, Spencer. ¿Qué tal el verano?

Gordon es de los profesores que mejor se lleva con los alumnos, quizá porque es de los más jóvenes y de los más "campechanos" que hay en el colegio. Además, es de los que no suelen castigar y hacen cosas divertidas.

-Bien, bien.- Recupero las fuerzas un poco y me incorporo.- He estado trabajando con mi tío, haciendo varitas.-Trato de recuperar la compostura y ganar algo de seriedad.- Antes, no he podido evitar escuchar que aún quedan unicornios en el bosque prohibido, así como centauros. Por lo que ha dicho de los cepos, asumo que están ahí por orden del Subdirector. Creo que puedo ayudarle.

En ningún momento menciono su intención de contradecir al Basilisco. Al menos no abiertamente, pero esperaba hacerme entender.

-Oh... me has oído murmurar... bueno, el subdirector no puede hacer nada... el propio director dijo que las criaturas el bosque se quedaban en el bosque cuando al subdirector eso no le gusta... pero claro, ¿quién puede oponerse al poder del director?

Abre la puerta de la cabaña y le permite pasar al interior. El fuego chisporrea en la chimenea.

-Verás... he encontrado varios cepos... de los muggles... no se como han llegado. Los muggles no pueden entrar en los terrenos de Hogwarts, pero ahí están y han herido a varios potros de unicornio. Pero parece que al subdirector no le interesa demasiado el asunto. Pero bueno... es algo que no debería contarte.

El profesor le prepara una taza de té y se la da.

-Bueno, hay antecedentes de que algunos profesores de Hogwarts fueron centauros. Al parecer los anuarios son cosas demasiado inocentes para que alguien se moleste en mirarlos y eliminar los precedentes de las buenas relaciones del colegio con sus vecinos.- Me siento en una de las sillas en torno a la mesa de madera que ocupa el centro de la estancia. Tomo un sorbo, estaba caliente, aguado y ligeramente insípido, pero se agradecía el gesto.- Obviamente usted no puede contradecir las órdenes de sus superiores, pero uno o varios alumnos que no sepan el valor de esos cepos, podrían eliminarlos,  sin que usted ponga en peligro su puesto...en el hipotético caso que alguien estuviera dispuesto a hacerlo.

pienso en Henri y su amor por las bestias mágicas.

-Bueno... no sé quien puso eso en el bosque... pero mi misión como guardabosques es proteger a los animales... y me da igual que al subdirector no le guste... el Director tiene claro que no hay que enfadar a los centauros.

Se sienta y bebe un poco de té y casi lo escupe.

-oh, dios... te he dado el peor té de la historia... estoy perdiendo práctica. Bueno, lo que me dices... ya sabes que no os puedo dejar entrar en el Bosque Prohibido. Pero, puedo dejar que cuidéis de los potros heridos. Los centauros me han permitido tenerlos en el establo y cuidarlos hasta que se curen sus patas.

El profesor sabe que algunos alumnos se adentran en el bosque y que se arriesgan al castigo... y seguramente Spencer sea uno de ellos... pero nunca lo ha informado.

-Pero bueno... al final harás lo que gustes... me da a mí.

Sonrío ampliamente al profesor, estaba seguro de que era consciente de mis escapadas con Henri. 

-Conozco a un par de personas a las que les encantaría ver a los potrillos, y ayudar a su recuperación.-Me callo y bajando la mirada le miro mientras sigo sonriendo.- Jamás se me ocurriría contravenir las normas del colegio, profesor.-me río ya que no puedo aguantar ante la charada que estamos montando.- No se preocupe por el té, supongo que es por que tiene más cosas en la cabeza que esto.

Era un hombre dulce, el tipo de persona que no se sabía que hacía al servicio de Voldemort. El régimen había convencido a muchos buenos hombres de que la situación actual era la normal, pero no por ello su naturaleza bondadosa se asfixiaba. Si las chicas ya suspiraban por este profesor, si se molestasen en hablar con él no se las podría quitar de encima.

-Bueno, va siendo hora de que me despida, que se acerca la hora de comer. Luego en la clase que tenemos con..usted...- me cuesta no tratarle de tú.-...le comento quienes podemos ayudarle.

-Puedes tratarme de tú... sino me haces sentir muy viejo.

Sonríe y se levanta para darle unas palmaditas en el hombro a Spencer. 

-No me traigas a muchos voluntarios... que se asustarán los potros. Venga, que ya casi debe de ser la hora de comer y dentro de poco tendréis clase conmigo. 

Se acerca a la puerta y la abre para indicarle a Spencer que puede salir. No es que lo esté echando, pero el trabajo es el trabajo y quizá tenga que prepararse la clase de la tarde.

-Bueno, se me hace raro tratar de tú, a alguien de quien solo sé el apellido, profesor Gordon.-Recalco.- De todas formas no se preocupe, como mucho seremos tres en total.-Se me había vuelto a escapar el trato de usted. Sonrío a modo de disculpa.

Pensaba que a Scarlet le podría interesar y con Henri no me cabía la menor duda. Recogí mis cosas.

-Nos vemos luego, entonces.- A modo de despedida mientras paso por su lado, me pregunto que hace un hombre como él en un lugar como éste.

Me dirijo al comedor, allí podría habar con mis amigos.

Camina al lado de Alan disfrutando del aire libre.

-Bueno... mi familia no es muy rica... bueno, más bien son pobres... digamos que se encargan de los trabajos que otros magos no quieren... pero es que al haber sido de Hufflepuff no pueden aspirar a mucho más... - dice triste -. Es culpa de esta sociedad.

Mira hacia el cielo azul y tras unos minutos sin hablar, le mira.

-Mi hermana mayor, por suerte, fue a Ravenclaw. No quiero decir que Hufflepuff no sea bueno, pero necesitábamos a alguien que pudiese ganar algo más de dinero... y mi hermana es lista, no como yo. Que no se que hago en Ravenclaw... como habrás visto mi ropa y mis libros están bastante usados... y todo mi material. ¿Y tú? - sonríe.

-Bueno, yo vengo de una familia... regular diría.  Tengo dos hermanos menores y soy un pobre Hufflepuff que no puede esperar nada en un mundo como este- se rió luego de aquellas palabras pues no creía que en verdad una casa pudiese determinar quien eras. -Solía tener varios amigos pero este año no los eh visto todavía, me gusta explorar, las criaturas mágicas y pasear en compañía de niñas bonitas como tú- 

Se cubre parte de la cara con las manos mientras en sus mejillas se puede ver un leve sonrojo por lo que ha dicho Alan.

-Eso quiere decir que siempre paseas con chicas guapas?

Es el primer chico que le dice que ella es bonita y no se lo puede acabar de creer. Le mira de reojo para ver su respuesta y también porque está avergonzada y es un poco tímida en esas cosas.

Alan ríe ante la pregunta de Ginna -Bueno, uno no siempre puede hacer lo que le gusta.  Por suerte esta vez parece que sí.- esperó unos segundos antes de continuar hablando -Al final no me contaste sobre tus gustos.  Anda dime  ¿Que te gusta hacer?-

Sigue con parte de la cara cubierta por las mangas de la túnica y con el leve sonrojo un poco más acentuado. Baja un poco la cabeza, avergonzada y tímida.

-Pues... me gusta... sentarme bajo un árbol, a la sombra, y leer...

Sabe que es muy soso, pero es lo que más le gusta.

-Pero podemos jugar a lo que quieras...

-¿Leer? a mi también me gusta leer.  ¿Qué tipo de textos lees?- preguntó Alan con verdadero interés, aquella chica cada vez le interesaba más -A mi me gustan las aventuras- bajó el tono y con voz grave dijo -Una vez en la biblioteca de mis padres encontré un libro de ya sabes quien y lo leí-

-Pues... me gustan los libros de fantasía... y los cuentos y esas cosas.

Sabe que parece infantil que le gusten esas cosas, pero describen cosas bonitas y diferentes a la vida que ella vive y que sus padres están sufriendo.

-Un libro de quién? De... - no dice el nombre ni lo insinúa porque pueden castigarles si alguien lo escucha... además, habla tan bajito como él.

Su rostro se torna serio y asiente con la cabeza.  -Así es- dice -Espero no se lo cuentes a nadie.  ¿Sabes? no parece tan malo como dicen.  Aunque tampoco se cuanto hay de cierto en lo que leí- se encoje de hombros -Quien sabe.  A mi también me gustan los libros de ficción.  Hay algunos autores muggle que me gustan uno se llama Stephen King y otro Ted Dekker.  No se si los conoces, pero a mi me encantan.- hizo un segundo de silencio -Recomiéndame un libro, uno que te haya gustado e intentaré conseguirlo para leerlo- había dejado de susurrar y un sonrisa volvió a poblar su rostro emocionado por la idea de leer algo que hubiese leído Ginna y así, conocerla un poco más.