Partida Rol por web

La entrada a la sala común de Slytherin está situada en una de las mazmorras del castillo. Los alumnos llegan acompañados del prefecto, que se coloca ante la entrada.

-Mandrágora.

El acceso se abre y permite el paso para entrar a la sala común situada bajo el lago del castillo. El agua del lago negro golpea los cristales de la sala común y las habitaciones de forma pausada y tranquilizadora. Hay también un tablón de anuncios, para anuncios públicos como pueden ser la próxima salida a Hogsmeade, pero también pueden poner ahí sus mensajes los estudiantes.

El jefe de la casa ha colgado en el tablo el horario de mañana.

 Después de señalar los nuevos cuales son los dormitorios de las chicas y los chicos, me siento en un sillón, enfrente de la chimenea y saco el libro que había estado leyendo en el tren, mientras hago algo de tiempo...

 Como era normal, los de primer año eran un jolgorio de vida y entusiasmo. En general toda la Sala Común era un hervidero de actividad. Alana tomó un asiento, sobriamente, y se dedico a observar. Aunque era partidaria de ir a su habitación pronto, por alguna razón este año prefería comenzarlo con una mirada inquisidora. No esperaba que nadie le llamara poderosamente la atención, pero nunca se sabe.

 Mientras leía, la sala se iba vaciando, al ir los demás a sus cuartos. Pronto solo quedamos Michaelis y yo. Sin levantar la vista del libro, le pregunté, con mi habitual tono frío:

 - ¿No deberías de ir a dormir?. Mañana nos espera un día largo y duro...

-No esta de mas tomar un tiempo para conocer lo que se tiene alrededor. Aunque no parece haber nada extraordinario al menos este año entre los nuevos -comentó levantando la vista. Aparentemente se había quedado pensando en algo, pero la linea de conversación la saco de sus cábalas.

-No me inquietan demasiado los retos de mañana. Seguramente a ti tampoco, contando la pocisión de importancia como Prefecto, que en este caso es merecida contando tu potencial académico.

Se dió cuenta de que estaba hablando de una forma demasiado formal, aunque era conocido que su cabeza trabajaba de una forma bastante matemática en cuanto a juzgar o no a alguien.

-A lo que me refiero es que lo que te dijeron en la mesa es algo a ignorar.

 - Si me perdiese el tiempo en molestarme por todo lo que desagradable que me dijesen, a estas alturas no podría ni moverme... - Respondí indiferente. - ¿Y que te ha parecido los recién llegados?. ¿Alguno te ha llamado especialmente la atención hasta ahora?.

-No aún. Pero es la primera noche y son recién llegados, el potencial no suele mostrarse en el primer día. Creo que ni Potter en sus tiempos lo hizo así.

Miró alrededor. La sala realmente estaba vaciandose.

-Ojalá sean competentes.

 Por primera vez sonreí, una sonrisa siniestra y lobuna:

 - ¡Que valiente al usar el nombre del niño que sobrevivió!. Si alguno de los profesores te oyese, te daría un buen castigo...

-También los prefectos pueden impartir ciertos castigos. Y pensar que ese personaje con nuestra edad casi tumbó al Señor Oscuro, ¿eh? Al menos sirve de ejemplo en cuanto a que la edad importa poco si uno es competente, o simplemente tiene un don natural.

Correspondió la sonrisa, de forma extraña.

 - Cierto... - Dije con tono desapasionado, como un autómata, antes de levantarme y cerrar mi libro. -... Bueno, me voy a la cama, nos veremos mañana en clase...

Se reclinó en su asiento tras un gesto de despedida en la mano por toda respuesta. Miró el fuego crepitar de la chimenea, durante algunos minutos.

Tengo tanto por hacer este año, que me siendo abrumada.

Pensó si no se había precipitado con esa chica de Ravenclaw. Realmente le había llamado la atención poderosamente, y hasta el momento no se sentía decepcionada. Pero tendría que ir a pasos lentos. Quizá fuese un proceso de años. De momento no sabía si le podían mas las ganas de ocupar el lugar de Voldemort, o simplemente por la necesidad de su ingrediente.

El fuego se movía de formas misteriosas, de forma casi hipnótica. Cuando se sintió un poco entumida de músculos, se dio cuenta de que había pasado demasiado rato repasando datos, debería ir a dormir. Tras algunos instantes mas, decidió ir a las sábanas.

 Le devolví el gesto de despedida y me dispuse a subir las escaleras para irme a mi cuarto...

 Una vez en él, pude ver mis cosas a los pies de mi cama hecha, seguramente por un elfo domestico, dejé el libro en la mesilla y me puse el pijama, para apto seguido meterme en mi cama y disponerme a dormir. Mañana me esperaba un día largo y duro, tanto como alumno como perfecto, y necesitaba estar descansado...

 Mientras trataba de cerrar los ojos y descansar, mi mente no paraba de pensar en Alyssia, ¿le habrían gustado mi rosa y mi carta?. Ojala pudiera saberlo de alguna forma...

La noche hace mella en los alumnos que poco a poco van abandonando la sala común para irse a la cama y recargar pilas tras el viaje y la cena y comenzar el día de mañana con fuerza porque muchos de los profesores que les tocarán son bastante duros y sin mucha compasión, como el subdirector.

El tiempo pasa y la noche va alejándose, dejando que el nuevo día llegue a ellos. Los rayos de sol se filtran por las ventanas y la luz cambia. Se comienza a oír el ajetreo de los otros alumnos.

Tras despertar, Alana sentía bastante espectativa por el primer día. Dejando de lado sus ambiciones personales un poco, era bastante entusiasta en cuanto a la idea de adquirir nuevos saberes que pudieran serle desconocidos. Tras vestir las túnicas con sus distintivos de plata y verde, dedico la mayoría del tiempo de preparacion personal para aquel voluminoso cabello. Sin magia era relativamente trabajoso el cepillado y cuidado que requería a la hora de colocar las coletas en lo alto. Para cuando termino, comenzó a picarle realmente el apetito, así que se dispuso a bajar.

Como si fuese un fetiche de buena suerte, deslizó una mano dentro de su baúl y rozó con dos dedos el lomo de su tesoro personal antes de bajar por el desayuno.

 Me levanto con buen humor, ante la alegría del primer día de clase, y me dispongo a ducharme y asearme para luego apresurarme a bajar a desayunar, no sin antes coger la cartera con los libros de las asignaturas que tocaban en este hermoso día...

Aprovechando que estaba solo en mi cuarto, abrí el baúl con la combinación adecuada y bajé por unas escaleras, después de cerrar la tapa, a una biblioteca, donde se encontraba un montón de volúmenes mágicos, que mi familia había recopilado a lo largo de los años. Sin más dilación, comencé a estudiar para mejorar y aprender nuevos conjuros...