Partida Rol por web

Tranquilo señor Góngora. Lo primero que hay que hacer es ocuparse de ese hombro y vendarlo un poco. No es la primera vez que nos hemos visto expuestos a algún tipo de peligro.

Me acerco al historiador para mirar su hombro. No tenía ningún tipo de conocimiento médico, pero podría evaluar la gravedad de una herida si la tuviera, como cualquier otra persona.

Alma Mater nos ha enviado con una misión y le daremos cumplimiento. Sólo ha sido un pequeño contratiempo. Eso nos ayudará a estar más alerta.

Las pedradas habían cesado y la Dra. Srinivasan ayudaba a parchar como nuevo al hombre de letras. 

Listo, ya está, lo mejor que pueda quedar. 

Bien, tomemos la lancha y crucemos, si, pero examinemos el sitio desde lejos antes de desembarcar.  No hay que meternos en las fauces del lobo así nomás.  Si hemos de examinar sus dientes, aproximémonos con cuidado.

Se subió a la lancha. 

Señor Ghonghorra, deme los remos.  Usted descanse por el momento. 

¿Qué explicará que fueran primero restos humanos y luego animales?  ¿La zona quedó despoblada?  -Se quedó pensando.

Threkor, lo de los cadáveres y esqueletos, ¿era una transición contínua, como si fuera algo que ocurriera todos los años, o había huecos?  Me refiero a huecos de años, ¿había huecos entre la transición de los huesos humanos, y los restos animales?

Como si algo hubiera "despertado", con los deslaves...

Apreciamos cuerpos en diferentes esstados de descomposición. Supongo que es algo continuado a lo largo de los siglos. En el fondo de todo había algunos ya reducidos a polvo. Otros calcificados y otros más recientes.

La doctora estaba frente a la lancha esperando al resto que se subieran a ella para emprender el camino hasta la isla.

No aprecié saltos temporales grandes en los despojos. Creo que la usan con frecuencia.

Mientras la doctora vendaba a Martín, ella había vigilado que la criatura no volviese. Había sacado de la mochila una pistola de dardos tranquilizantes, que ahora llevaba en el cinturón. Tardó unos momentos en reunirse con los demás, como si no confiase en que de verdad estuviesen solos. 

-¿Está lista la lancha? - preguntó al reunirse con el resto. Igual que la doctora, parecía ansiosa por cruzar. Terminó de inflarla, si es que faltaba aun algo, y animó a sus compañeros a subir, mientras empezaba a empujar la lancha hacia el agua, preparada para saltar en la lancha cuando empezase a deslizarse - Veamos que se esconde en esa maldita isla... Vigilad el agua. Esa criatura nos ha seguido. No me extrañaría que nos siga a través del lago. 

A la luz de la luna, el pequeño lago parece una balsa aceitosa que refleja la bóveda celeste al vaivén de las olas. Durante los pocos minutos que dura el acercamiento a la isla, miráis con desconfianza las cuevas que se adentran en las montañas a izquierda y derecha, como si fueseis actores en un teatro donde la iluminación de los focos os impiden ver al público, oculto en las sombras.

Ya cerca de la pequeña isla, entre los troncos de los árboles que la habitan, se aprecia un enorme tocón, quizá de unos dos metros de diámetros, con algo sobre él. Algo que no podéis apreciar bien sin desembarcar.

- Pues sigo pensando en lo de los cuerpos, colegas.  Lo de la transición humanos-animales, y lo de que los huesos estén desmembrados me hace pensar en las siguientes hipótesis:

1) Se acabó el stock, el acervo, de humanos.  Ya sea capturados, o de una villa ocupada, o de humanos domesticados o controlados mentalmente.   Al agotárselos con el paso de los años, pasó a hacer eso mismo, domesticar o dominar mentalmente, ahora a un grupo de animales.   Me diera miedo que nosotros fuésemos su reemplazo de stock. 

2) No estoy segura de que sea antropófago aquel ser.  ¿Los descuartiza, pero se los come antes?  ¿Vieron ustedes evidencia del uso de los cuerpos antes de ser desechados? 

En eso estaba oscuramente disertando cuando llegaron a la oscura isla.  

Pues, o está muy quieto o es una escultura.  Intentó saberlo con su lámpara, pero, de no ver éxito, se arremangaría los pantalones y se dispondría a bajar. 

¿Alguien se queda en la lancha con los remos puestos por si hay que emprender la graciosa huída?  -Siempre se le hacía gracioso pensar en una huída que de graciosa sólo tendría la forma, que no el propósito.

Miré a derecha e izquierda intentando captar algo en las proximidades. Di un salto al agua y encendí la linterna pequeña que llevaba en el bolsillo.

Los cuerpos estaban despiezados, doctora. Creo que sí se los comía y abandonaba los restos en aquel lugar.

Alumbré hacia la oscuridad para comprobar si había algo cerca. No tenía miedo de alertar a nada que pudiera haber en la isla, ya que su presencia en aquel lugar ya había sido descubierta. Mientras iba alumbrando, empecé a caminar hacia el tocón.

Veamos que hay aquí

Ale, no me hagáis caso. Pues no me pienso meter en el bosque a solas para que esa cosa me coma. Estáis todos locos. Dolorido y visiblemente de mal humor porque esos descerebrados ignoraran el evidente peligro, Martín decidió hacer gala de su dolor para no remar. Cuando la doctora sugirió que alguien se quedara en el bote, dio por sentado que él no estaba entre las posibles opciones. ¡Estaba convaleciente, al fin y al cabo!

—Pasó tiempo, es lo que mencioné antes. Esta población desapareció, fue diezmada o directamente, se cambió a otro sitio —hablaba en voz alta para distraerse del dolor punzante del hombro —Y eso, sea lo que sea, está repitiendo los mismos rituales con lo que tiene a mano. Si es alguna clase de homínido, más cercano a los animales que a los Sapiens, quizás considere que debe hacerlo con ellos por semejanza. O directamente, repito, es porque no tiene otra cosa a mano.

Decidió ignorar deliberadamente la alusión de la doctora sobre que esa criatura era un antropófago, y por lo tanto, un ser humano. Eso no era humano. Lo que no sabía si era bueno que lo fuera o no. Desembarcó de la lancha, sacó la linterna y suspiró. Si apostaba consigo mismo, lo que habría encima del tocón sería algo desagradable.

Los haces de linterna crean una maraña de sombras en movimiento que parecen dar vida a las siluetas de los árboles. No es hasta salir del agua y caminar unos metros hacia adentro cuando veis aquello que ocupa el centro de la pequeña isla. Un gran tocón de madera cuya madera ha adquirido un tono cobrizo, intenso en la parte superior, más atenuado en la inferior. Sobre el tocón hay clavada una gran hacha profusamente decorada, como si su uso fuese estrictamente ceremonial. Su aspecto denota el desgaste de uso y de las inclemencias del tiempo, que la han recubierto de una capa de óxido que la hace prácticamente inservible.

Aprendiendo a no tocar aquello que encontramos a la primera, observo la pieza clavada en el tocón. Intento identificar los grabados en la hoja o la empuñadura para determinar su origen.

¿Alguien reconoce estas marcas en el hacha?

El óxido implicaba que llevaba tiempo allí clavada, pero era improsible de momento determinar su antigüedad. Apuntaba alternativamente al hacha y al bosque, vigilando que no apareciera nada de entre los árboles a atacarnos. Caminé con cuidado alrededor del tocón, buscando alguna huella o resto de algún ritual en aquella zona.

La diferencia del tocón de color implicaba la presencia de sangre que había derramado por él.

Miren estas marcas. Parece sangre que ha chorreado por él. Esto junto con el lugar de los despojos puede dar a entender que aquí despieza a lo que sea. Ahora faltaría por determinar si lo hace por ritual o se alimenta de ellas.

El rodeo al tocón del fascinado ocultista no revela ninguna información adicional. El hacha está realmente deteriorada.

—Por supuesto, algo desagradable. Un lugar de ejecuciones o sacrificios. Aquí se decapitaba, seguramente a los que terminaban en el montón que hemos encontrado ahí detrás —mencionó, poniéndose en cuclillas con un gruñido. Ayudado por la luz que también proyectaba la linterna de Threkor, aprovechó para palpar el suelo alrededor del tocón con un palo. Si estaba en lo cierto, quizás hubiera proliferación de insectos o lombrices, atraídos por la sangre que regaría la hierba. Luego usó la linterna para señalar sucesivamente el tocón, la zona a su espalda y a algún lugar determinado en las montañas mientras hablaba para sí —La cocina... el comedor... ¿dónde tienes el dormitorio?

Pues si el hacha está inservible -especulaba Sharada- es que ya no se usa más para los sacrificios.  Los humanos de antaño fueron descuartizados con esta, adivinaría, pero los animales del presente deben serlo sólo con la fuerza de los brazos de aquella criatura. 

Sacó el cromatógrafo portátil y se puso a examinar los restos de sangre sobre el tocón.  Sharada había hecho su segundo posgrado en genética, si, por lo que interpretarlo no le sería difícil.   Quizá, como había hecho cuando ayudó a fundar esta compañía llamada 23 and Me, hasta podría saber el orígen étnico de la gente ahí sacrificada. 

Unas ruinas de 50 mil años..., tiene que coincidir con las primeras olas de repoblamiento de Europa por homínidos. 

¿Alguien puede estimar la edad del hacha?   -Carbono14.-    De las runas y símbolos puedo correr el reconocedor de imágenes.   La base de datos arqueológica de Alma Mater había sido la razón original de que la Dra se acercara a conocer de la organización.  ¿O había sido al revés?

Uxía había bajado de un salto de la lancha cuando habían llegado a Tierra. En medio de la oscuridad había avanzado junto a Threkor hasta el tocón. Por desgracia no pudo ayudarles a él y a la doctora con lo que hacían, aquello no era lo suyo. Podría haberlo hecho si fuese más reciente. 

-¿Aún tienes el dron? - preguntó a Martín mientras la doctora trataba de datar la antigüedad de la sangre - Deberíamos hacer que diese una vuelta a la isla antes de adentrarnos más. El dormitorio no puede estar lejos.

Se le ocurrió entonces una cosa. Solo habían visto a aquella criatura de lejos. Aun no sabían lo que era. Si era más parecido a un oso que a un humano, debería tener garras en las manos. Con un hacha tan usado, esas garras deberían haber dejado marcas en el mango. Mientras esperaba que Martín lanzase el dron, volvió a acercarse al tocón para ver de cerca el mango del hacha.

Algo le decía a Sharada que su hipótesis podría andar por buen camino.  Pero como buena científica, una no debe guiarse por su hipótesis para no caer en el sesgo de confirmación.  Nada de eso, señoras. 

Listos, manos a la obra.  A analizar esto que es clave.  ¿Jóvenes?  -Llamó de su estupor a los investigadores locales, cuya primera experiencia con Alma Mater estaba siendo, cuando menos inusual.   Lo normal, pues. 

En pocos minutos se despliega alrededor del hacha un gran número de dispositivos. Entre ellos, un espectrómetro de masas gracias al cual, los exploradores, podrán discriminar los diferentes componentes químicos que componen el hacha. Los resultados preliminares arrojan lo esperado: grandes cantidades de oxígeno y diferentes compuestos como carbono, nitrógeno, hierro, diferentes sulfuros... En resumidas, óxido. Óxido acumulado a lo largo del tiempo en torno al hacha sagrada.

En lo concerniente a la composición del hacha original, los datos parecen indicar un mango de madera ya fosilizada y una hoja metálica con elementos poco habituales. Cobalto, wolframio, oro... Además en las cantidades similares que presentan la composición de los meteoritos recuperados en la superficie terrestre.

Comentáis entre vosotros lo habitual que era en civilizaciones antiguas ofreder dones místicos o sagrados a meteoritos caídos del cielo, pues en ocasiones eran tomados como algún tipo de regalo celestial. Probablemente, el filo del hacha fue trabajada sobre un fragmento de meteorito.

También se encuentran, localizadas en la zona del tocón, altas concentraciones de material orgánico. Los análisis de Carbono 14 datan de la misma manera que los resultados obtenidos en las ruinas en forma de probeta: desde 30.000 hasta 50.000 años. Todo un hito histórico. Además, un análisis detallado del material orgánico encuentra muestras de ADN. Miles y miles de muestras diferentes. Aquel hacha había servido con toda probabilidad para quitar la vida a una enorme cantidad de vidas... ¿humanas? Una mirada de reojo a los datos en pantalla que hay recopilados hasta ahora y sus concordancias parecen indicar que efectivamente, son muestras humanas.

El análisis con diferentes ondas permite "ver" el interior del hacha. Su superficie, más allá del óxido, cuenta con incrustaciones de rocas en el mango, así como en la propia hoja metálica. Su elaborada manufactura se debió, seguramente, a su función de objeto sagrado. Superponiendo las diferentes capas, el software permite mostrar lo que en su día lucía tal decoración: un cuerpo tendido partido por la mitad y rodeado de diez individuos.

Es pues que anotáis en vuestro diario:

Un hacha clavada en un tocón, cubierta de óxido, que en su día dio muerte a miles y miles de seres. Un objeto sagrado profusamente decorado.

Tu sentido, aún a pesar de la emoción de los descubrimientos que estáis haciendo en este momento, no bajan la guardia. Escuchas unos sonidos de hojas pisadas y al dirigir el haz de la linterna, ves dos pares de ojos reflejando la luz a varios metros de vosotros. Son como unas pequeñas lucecillas en la distancia, a un metro y medio de altura, aproximadamente. Están inmóviles, exactamente como tú en cuanto las has visto.