Partida Rol por web

Si claro, Uxía, te ayudo.  -Sintiendo Srinivasan que la humanidad mostrada por la joven investigadora franqueaba las barreras académicas y culturales entre ellas. 

Ayudé a mis compañeras a mover el cuerpo del humanoide y dejarlo un poco escondido. Sospechaba que si el ogro aparecía su olfato sería suficiente como para encontrarlo, pero no podíamos hacer nada más.

Creo que el grito ha venido de allí.

Señalé la salida de la cueva en el otro lado de la sala. - Creo que deberíamos ir hacia allí para comprobar de donde viene ese grito. Podremos ir a ver las jaulas después. Puede ser incluso que todo el complejo esté conectado.

Vamos. -dijo decidida a Threkor y Uxía.   Lo del ADN puede esperar.  

Cruzar los túneles a toda velocidad en medio de una gran oscuridad, con un cuerpo a cuestas y sólo armados con unas linternas es una tarea bastante complicada. Sharada resbala en un par de ocasiones, pero es ayudada por sus compañeros Threkor y Uxía. Cuando llegan a la sala repleta de rústicas jaulas de animales, alzan las linternas y contemplan una escena terrorífica: la imponente figura del ogro que antes les había atacado ocupa ahora el centro de la sala. Su deforme hocico está cubierto de una viscosa sustancia. Sangre. En sus manos maneja un pedazo de carne que mordisquea cada cierto tiempo, y en el suelo, sobre un charco de sangre, varios pedazos más. Distinguís en el suelo los restos de al menos dos ciervos, pero también las botas de vuestro (ex) compañero Martín Góngora, sus piernas y su cintura con las vísceras desparramadas. Es entonces cuando la luz da forma a lo que el ogro mordisquea. El torso y la cabeza de vuestro malogrado compañero.

El ogro gruñe con rabia, así que se abalanza contra vosotros corriendo por esos angostos pasillos como si un tren de mercancías fuese a chocar contra vosotros.

¡El ogro!    -Como si no fuera obvio. 

Sharada había pensado en que seres de la noche serían sensibles a la luz, así que sacó una de sus luces de bengala, cual matemático corriendo de un tiranosaurio rex y lo agitó frente a sus ojos para deslumbrarlo.   Lo hizo de tal forma que le diera oportunidad a sus compañeros de regresar por donde venían e irse por el pasillo que habían pasado hacia la derecha, el que no habían explorado aún. 

La visión del joven Martín la bloqueó de su mente.  Era demasiado.  Sólo era un recuerdo primal de que habían de sobrevivir saliendo de ahí.  

¡Atrás! ¡Vamos por el pasillo a la derecha!  -chisporroteaba la bengala.

En su otra mano, el hacha ritual estaba lista para cercenar alguna garra que intentara agarrar a algún compañero.   No en balde Sharada descendía de las mujeres guerreras del West Bengal.  O eso decían sus tías.

Ahora habíamos decubierto qué demonios había pasado con Martín. La imagen de su cuerpo descuartizado era para enloquecer a cualquiera.

No dije nada más. La doctora, lo había dicho por nosotros. Salí corriendo tras ella, por el pasillo de la derecha sin mirar atrás. El retumbar de los pasos del ogro me indicaría si estaba cerca o no. No tenía ninguna intención de acabar como comida del ogro como el pobre Martín. Si se hubiera quedado con nosotros, probablemente aún seuiría con vida.

-A túa puta nai - fue lo único que le salió decir, en su gallego natal, al ver el cuerpo descuartizado de su compañero, y al otro abalanzandose sobre ellos. 

Trató de huir, por donde lo hacían sus compañeros, al tiempo que intentaba recargar la pistola de dardos. Si conseguía escapar por unos instantes, quizá tuviese oportunidad de aturdir a aquella criatura. 

Lográis, en cuestión de décimas de segundo, encontrar una fisura en la roca o estrecho pasillo excavado en el que apartaros mientras el ogro sale a la noche por la entrada a las cuevas que habíais entrado vosotros, desde la pequeña isla donde encontrasteis el tocón con el hacha ritual.

Ante la velocidad de los acontecimientos y la escasa luz, el pretendido ataque de la doctora, así como el dardo de la criptozoóloga, acaban impactando en la roca desnuda. Más allá, el charco de vísceras de quien era su compañero se mezclan con las de los dos ciervos en un campo sanguinolento de muerte. Alrededor, los animales se muestran agitados en el interior de sus jaulas.

Sharada salió lentamente de donde se había escondido/parapetado.  El que haya salido significa que no es buen depredador.    Parecía casi decepcionada. 

Se puso a examinar el sitio donde estaban, y a buscar a sus compañeros.

¿Threkor? ¿Uxía?

¿Que pasaría si libero al resto de los animales de la jaula?   ¿Todos nos atacarían?  Los hubiera usado vs el ogro. 

¿Y si es un virus de canibalismo?   

Detuvo sus pensamientos hasta conseguir más evidencia.  Y no lo harían si no exploraban más. 

¿Uxíaa?  ¿Threekor?

-Joder... joder... - fue lo primero que dijo mientras suspiraba, oculta tras una roca. Aun no se podía creer que hubiera salido viva de aquello. Su compañero Martín estaba muerto, todo porque lo habían dejado marcharse solo. Deberían haber ido a buscarlo.

-Estoy bien - respondió a la llamada de la Dra. - ¿Threkor? - Preguntó ella también.

Miró a su alrededor. La criatura parecía haberse ido. Tenían al menos unos minutos de margen.

-¿Que hacemos ahora? 

Estoy bien, estoy bien.

Habíamos conseguido evitar al ogro que estaba buscándonos fuera de las ceuvas. Era nuestra oportunidad de investigar más a fondo las jaulas de los animales que habían descubierto Uxía y Sharada.

¿Dónde estan esas jaulas? Debemos darnos prisa antes de que regrese.

La zona de las jaulas desprende un olor nauseabundo. Una mezcla dulzona de podredumbre y heces. Allí, las rústicas jaulas de madera albergan animales agitados por lo ocurrido. Algunos gruñen a los exploradores y otros, se relamen nerviosos. Las puertas de las mismas están cerradas por un mecanimo muy básico.

Frente a las mismas, bajo el charco de sangre y restos de los ciervos y el desafortunado Martín Góngora, el suelo presenta unas incrustaciones minerales que dibuja unos círculos concéntricos y, en el centro de todos ellos, un tosco dibujo que se asemeja a una mandíbula abierta. Señalan algún tipo de lugar importante.

Sharada se paró donde estaban los restos de Martín, y elevó una plegaria a los dioses hindús que mejor lo acompañarían. Y los de la que fuera su religión.  Se hincó y lloró un poco, por él, por su familia.   Mandó un aviso por radio a Alma Máter, para que vinieran por una extracción.   Sabía que tomaría tiempo, así que decidió que lo mejor era explorar para resolver este misterio y neutralizar la amenaza, para ellos y los equipos de Alma Mater que llegaran.    

Liberaré a los animales que no se ven agresivos, ¿les parece?  No se merecen la crueldad de ser sujetos a batallas.   

 Y... Threkor, quizá el centro del círculo sea un paso a algún subterráneo. ¿Lo puedes revisar?  El nerviosismo de su voz apenas se esforzaba por mostrar su disciplina de investigación en medio de la tristeza sobre su compañero.   Es seguramente su círculo de la vida.  Lo horroroso es que acaba en las fauces de "algo".  El Dios como depredador universal,  El "top of the foodchain" divino.

Cuando la Dra. Srinivasan agarra una de las portezuelas para abrir a unos ciervos encerrados, estos se lanzan contra su mano. Los reflejos de Sharada hacen que consiga apartar la mano en una décima de segundo y ver, estupefacta, como el animal acaba dando una dentellada sobre uno de los barrotes de madera.

Fui a ver el círculo que decía la doctora cuando un fuerte ruido me hizo girar. La doctora se frotaba la mano frente a la jaula y los animales de dentro mordían los barrotes. ¿Ciervos agresivos?

¿Que ha pasado? ¿Te han atacado los cierevos?

Era un comportamiento muy extraño, pero coincidía con la imagen del ciervo comiendo carne del exterior. La diferencia era que el del exterior no se había mostrado agresivo, sino esquivo como un ciervo normal.

¿Recuerda el ciervo comiendo carne? ¿Cree que son los mismos? No parecen modificados, sino una evolución aparte de lo normal en este entorno.

Volví mi atención al círculo. Los animales estaban encerrados y esperaba que siguieran así.

Pues podría ser un virus, Threkor, o algo similar.  Se asomó a ver los dientes, con cuidado.  Si los dientes no están modificados, un "comedor de hierbas" no debía querer comer carne. No ha evolucionado para ello. 

  ¿Exploramos otro sitio?

Tomó algo de los objetos personales de Martín.  Para su familia.  -Miró entristecida a sus colegas. 

Y no quisiera que ni yo ni ninguno de ellos diera un recuerdo así.  ¿Deberíamos retirarnos?

-Creo que Threkor tiene razón, parece el comportamiento normal en este lugar. Deberiamos asumir que la mayoría de animales van a ser carnivoros, y posiblemente agresivos  - comentó después del incidente de la doctora - Ya van demasiados casos para pensar que sean excepciones. Por alguna razón, la dieta de la mayoría de animales ha cambiado.

Se acercó junto a Threkor a estudiar el círculo. ¿Que demonios ocurrió en este lugar para que todo sea tan diferente?