Partida Rol por web

Sigamos explorando, ¿les parece?  Para reunir más claves. 

A menos Uxia, que puedas adelantar una hipótesis/especulación, y la vamos pensando en el camino.   ¿Hay algo más adelante, o regresamos a explorar el pasillo en que nos escondimos, pero ahora hasta el fondo? 

-Aun tenemos que analizar la sangre del hombre que encontramos antes - recordó Uxía - Ahora mismo parece que no nos persigue nada. Creo que es el momento. 

Buscó el ordenador y la muestra que había tomado antes. Quizá aquello les diese una pista. 

Tomando la sala repleta de animales como laboratorio, desplegáis el equipo, que emite un zumbido artificial en medio de los ronroneos de los animales y el aire viciado. La muestra de sangre es centrifugada para separar el plasma sanguíneo y, luego, analizar las muestras genéticas para situar en el gran árbol de la diversidad humana a los habitantes del lugar.

No esperabais que fuera una sorpresa el hecho de que los datos os confirmaran que la muestra es humana, pero no es capaz de encontrar ascendentes directos de dicha estirpe, aunque los más cercanos están situados en la zona norteafricana, en torno a 100.000 años atrás. Por lo que parece, debieron haber formado una "sociedad" profundamente endogámica para no mezclarse con el resto de etnias durante tanto tiempo.

Sharada, usando su equipo de análisis genético, procedió a estudiar a los animales. 

Estos van de lo que van.   Quizá sufrieron una mutación similar. 

En cuanto a nuestros primos homínidos, seguro el aislamiento fue en este valle.  Así como el vasco es el idioma con parecidos sólo con lugares como Finlandia y así, el relativo aislamiento pudo haber separado esta población de los primos cercanos neandertales, y nosotros mismos 

O inclusive, el aislamiento fue subterráneo, por la adptación de los ojos.  No se. 

Se puso a trabajar. 

La doctora lleva con la mosca detrás de la oreja desde que entró por primera vez en esta sala llena de animales. ¿Cuál es su significado? ¿A qué obedece el confinamiento de los animales? Primero se fija en la mandíbula dibujada en el suelo y señala a sus compañeros Threkor y Uxía la gran cantidad de marcas de garras que hay sobre ella, entre sangre seca y restos de huesos. Es como el lugar donde los animales van a... ¿luchar? ¿Se trata de una extraña costumbre o algún tipo de ritual? Los animales empiezan a ponerse nerviosos en sus jaulas, mientras el ocultista y la criptozoóloga, con ayuda de unos huesos secos, descubren las mandíbulas de los ciervos en el suelo, encontrando diferencias con las especies habituales en el resto del mundo, todas herbívoras. Su mandíbula ha desarrollado unos inusuales colmillos, aptos para desgarrar y alimentarse de carne. Sharada rodea la pila de huesos que hay más allá y observa que las mandíbulas allí apiladas de animales sacrificados con anterioridad presentan los mismos rasgos. Es evidente que las especies en esta zona perdida del norte de España han desarrollado una dentadura para convertirse en ¿carnívoros? ¿Con qué objetivo? Es entonces cuando la doctora recuerda que la fiereza de los animalescon la que casi pierde una mano hace un instante no debía reproducirse con los antiguos habitantes del lugar, puesto que no les sería útil esta reclusión animal. De repente, el alboroto de los animales va en aumento otra vez. Golpes contra las jaulas y gruñidos de nuevo. La doctora se gira para ver a sus compañeros y descubren que se han situado dentro del cículo con la mandíbula de nuevo. Threkor y Uxía se miran extrañados y salen del círculo. Los animales se calman. ¡Eureka!, piensa la Dra. Srinivasan. Responden a un estímulo. Algún tipo de larguísimo entrenamiento había conseguido que los animales allí dentro desarrollasen una violencia inusitada y responsiesen recreando una especie de "ritual" para los humanos que moraban (y moran) el lugar. ¿Su objetivo?

- No me extrañaría que... servir de alimento. - Exclama Uxía con los brazos en su cintura observando los restos de los ciervos.

- En este lugar... somos comida. - Apunta Threkor Ohrin.

Bueno, depredadores todos, si, pero toda cadena trófica requiere un comienzo, ¿no?   Y si no es la clorofila, entonces, ¿los hongos?  ¿El detritus que fluye de arriba? ¿Alguna thermal vent?  -dijo la genetista.

Aún así, habían hecho un descubrimiento y tendrían que seguir explorando el complejo de cuevas. 

Vayamos por aquel pasillo que no exploramos del todo.  El ogro se nota que nos ha de estar persiguiendo hasta Málaga.   -se rio nerviosamente, pero luego lo cortó, seria por la reflexión de lo aquí pasado.   Bueno, no, pero estemos atentos.  Juntó las manos al pasar sobre los restos acomodados de Martín Góngora, dejó una flor suya, una que le había dado su hijo antes de partir, sobre él, y suspirando salió de ahí llevando a cuestas la mochila con el equipo.

Antes de que se pusiesen en marcha otra vez, Uxía se quedó mirando el circulo. 

-Se me ocurre una cosa... - mencionó pensativa - ¿Creéis que si el ogro estuviese en el circulo, los animales le atacarían? No parecen hacer distinción sobre quien esté ahí... Si nos lo volvemos a encontrar quizá pudiésemos tenderle una trampa. 

No sabía muy bien como podrían hacerlo, pero en su cabeza tenía sentido. 

Siguió a la doctora a explorar el túnel que antes habían dejado atrás. Quizá allí encontrasen alguna otra pieza del puzzle. 

-Podría ser un ciclo. Un ciclo cerrado de alimentación en decadencia. Muy cerca de extinguirse - respondió a la pregunta de la doctora sobre el inicio - Hemos visto muy pocos animales, dos personas y un ogro. Con todas las construcciones y restos que hemos visto imagino que en el pasado serían muchos más. Quizá ya no haya un inicio, y por eso no queda casi nadie. 

Pero por lo que hemos visto aquí en el suelo, no hay restos humanos en este lugar. Sólo veo huesos animales.

Me agacho y cojo algún hueso y lo observo antes de dejarlo de nuevo en el suelo.

Además, tenemos la zona ritual de allí fuera donde si que se enfrentaban humanos entre sí. ¿Queréis decir que obligan a los animales a matarse entre ellos para después comérselos?

Observo a los animales en sus jaulas mientras camino lentamente por la sala.

También sabemos que los humanos que caían en la arena de fuera, también servían de alimento al resto. Entonces, ¿para que hacerlo también con animales? ¿Comen cualquier tipo de carne este pueblo? ¿Se han fijado que no hemos visto más rastro de otros seres que el ogro? ¿De donde salieron los dos humanos de fuera? No he visto jaulas con humanos. ¿El ogro también los hace luchar a ellos?

Inspeccioné el círculo central.

Podría ser una buena idea, Uxía, pero para eso deberíamos dejar libres a los animales y que el ogro fuera tan estúpido como para entrar en el círculo.

El camino que tomáis se torna rápidamente descendente. Aumentáis la cautela con la que avanzáis y os comenzáis a sentir abrumados cuando el camino se ensancha ampliamente y unas enormes columnas hechas de infinidad de huesos se elevan docenas de metros hasta un oscuro techo del que apenas podéis intuir su forma. Lo que se escucha ahora es el eco de vuestras pisadas, indeterminados goteos que provienen de todas direcciones y unos lamentos a medio camino entre el dolor y la locura. Un poco más adelante y más abajo, llegáis a una zona detalladamente pulida e iluminada de fríos colores mediante minerales fluorescentes. El lugar os recuerda a las construcciones catedralicias de occidente, aunque plagadas de multitud de recovecos. Gran parte está anegada de agua y barro por las inundaciones recientes, pero en algunos lugares se aprecian extraños grabados en las paredes. Los grabados decoran inmensas paredes ante las cuales on sentís ínfimos, como insectos paseando por la cornisa de un rascacielos.

Echáis un vistazo con más detenimiento a los grabados y veis, en el primero de ellos, una representación de multitud de individuos. Miles de ellos. Todos sonríen en medio de un ambiente de fiesta o de exitación de no ser porque sus cuerpos están siendo desmembrados por sus compañeros de fiesta. La escena os recuerda irremediablemente, salvando las distancias, El Jardín de las Delicias de El Bosco.

En un segundo grabado situado en el centro de la sala, dominando la escena, y cuya manufactura parece más antigua, se aprecia una figura humana (o al menos, la de los individuos que moraban este lugar) dentro de otra figura más grande, y ésta a su vez, dentro de otra más... De una manera iterativa, hasta varios cientos de veces.

La tercera, más pequeña y situada en un lugar un poco elevado de donde escucháis los lamentos, muestra la grotesca figura del ogro que vaga por la zona persiguiendo y alimentándose de una pobre gente. Su manufactura es claramente, la más reciente.

¿Serán como los aztecas y otras culturas, donde, al comerse a los vencidos, integraban los vencedores sus fortalezas y otras energías?  -dijo Sharada al ver los detallados dibujos. 

Y de nuevo, "el ogro" como apex predator.  -lo dijo con desmayo al oir los lamentos. 

Me resisto a creer que una civilización antropofágica entera, más allá de las guerras rituales o sacrificios de capturados, hubiera durado más que unas pocas décadas.  -De nuevo sonó académica, como hablando con las pinturas y no sus compañeros.-  En nuestra historia, hasta el momento, eso sólo ha ocurrido en periodos de hambrunas muy duras y eso, siempre, sólo en el breve periodo antes de su colapso. 

Profundamente intrigada, por el tono de su voz, especulaba.  Aquí parece que fuera una especie de "embudo", donde al final el premio se lo lleva el ogro. 

 Sacando decidida su pequeña arma de bolsillo dijo:  Es hora de acercarnos a ver la fuente de los lamentos, ¿no creen?  -Lo decía en más de un sentido. 

Las pinturas eran espectaculares y al mismo tiempo escalofriantes. Eran muy representativas de lo que sucedóia en aquel lugar, aunque la manufactura más actual de la última daba la impresión de que todo lo que allí sucedía había evolucionado a alguna forma de canibalismo ritual.

Quizás ese ogro no fuera en origen un ogro. Quizás el canibalismo le ha modfiicado el cuerpo. Tal vez ese canibalismo sea una forma de mejorar la especie de alguna forma. De evolucionar hacia algo más grande, más fuerte. Aún no sabemos si es incluso inteligente.

Seguí a la doctora, haciéndole un gesto con la mano indicándole que la seguiría hacia la fuente de los lamentos. Tenía la misma curiosidad que ella en aquel asunto.

Los otros humanos, Threkor, en ese caso, ¿tenían características de ciervos o conejos?   ¿Por eso los ojos?  

Era una hipótesis interesante.  Por algo Alma mater había contratado a este ocultista y no otro.

Las luces halógenas de las linternas revelan los volúmenes de aquel impresionante lugar, mientras que los minerales luminiscentes lo tiñen todo de un aura fantasmal. El musgo cubre gran parte de las paredes, e innumerables insectos voladores forman una gran nube que ocupa todo el espacio vacío. Seguís el rastro de los lamentos subiendo por unas pocas escaleras y cruzando un pasillo decorado con requebrajadas columnas del tamaño de gigantescas sequoyas hasta un pequeño recodo tras el cual encontráis varios individuos mutilados. Muñones en las manos, rostros lleno de cicatrices, piernas destrozadas que los obligan a arrastrarse por el suelo. Algunos portan hachas que blanden con temblorosas manos.

En una de las esquinas, detrás, una montaña de ropas y mochilas con colores y logos de modernas marcas deportivas.

¿Un grupo de montañistas?  ¿Se perdieron algunos hace años?  -Empezó a repasar su memoria, a ver si se acordaba de algún evento así.  Trató de reconocer marcas y otras señales que indicaran el tiempo del que venían. 

¡Deténganse, deténganse todos!  -increpando a lo que seguramente era un efecto psicotrópico, ¿o es algo más ocultista, Threkor?  Se le veía impedida a actuar. 

¿El musgo causa esto? ¿Los insectos? ¿Esporas?   Rápidamente tomó una de sus máscaras con filtro especial de partículas (toda exploradora lleva uno), y se lo puso rápido antes de ayudar a sus compañeros a hacer lo mismo. 

Miro horrorizado la escena que se muestra ante nosotros. Aquellas personas están medio vivas, pero mutiladas de manera salvaje

Creo que han sido parte de la comida de alguien. Sospecho que los miembros que faltan se los han comido. No sé si es para alimentar y asalvajar a los animales o el ogro se alimenta de ellos. Los mantiene vivos para que la carne no se eche a perder.

No me acerqué a ninguno de ellos. Aunque no fueran capaces de moverse mucho, podrían atacarnos con las hachas.

¿Quienes son? ¿Alguno habla mi idioma?

Esperaba algún tipo de respuesta.

Nadie contesta. Sus miradas van de ellos al resto de mutilados, entre los cuales intercambian palabras en su extraño idioma. Se muestran visiblemente asustados. Algunos de ellos mordisquean pedazos de carne sanguinolenta. Uno de ellos da el último bocado y lanza los restos junto a los restos de ropa y demás basura. Esos restos son unos huesos del brazo, el húmero, el cúbito y el radio junto a trozos de carne adherida y que aún porta un smartwatch que no han sabido quitar.

¿Las hachas?  ¿Traemos la otra, la antigua?  ¿Será el metal? ¿O algo esotérico?