Partida Rol por web

P R Ó L O G O

Base Aldrich del CMC  en el Planeta Emerson. Sector Borde Exterior. Guarnición: 23 marines y un sintético de apoyo.

El marine Frost una vez dijo –o pensó-, “El espacio, un gran dios de ébano afectado por una brillante erupción de acné juvenil” *  . Orbitando alrededor de una de esas infinitas erupciones, lo hace una mota de polvo rojizo a la que la humanidad ha bautizado como Emerson.

Emerson es un planeta similar a Marte, desértico, perdido en el borde exterior. Su atmósfera es respirable, pero todavía no hay proyectos por parte de ninguna de las corporaciones para hincar el diente en él.  El día dura 25h, 35 minutos, un año 245 días. Días y días de violentos vientos; tempestades de arena y polvo; temperaturas extremas. Veranos abrasadores; inviernos muy fríos. Es un lugar donde nunca sucede nada, la disciplina se relaja, la moral se atrofia, la voluntad flaquea.

 Actualmente cuatro drones aéreos de la base del CMC realizan un mapeado del planeta. Las únicas vidas detectadas son una especie de armadillos y los pequeños vertebrados y algas de los que se alimentan en una zona pantanosa en el cuadrante suroeste del planeta. Existió una pequeña colonia aislada, la cual desapareció hace veinte años enterrada tras una brutal tempestad de arena. Los pocos supervivientes alcanzaron la base de los marines y narraron su historia. No queda claro si la colonia sigue estando habitada. 

…

Rumor. Corre por la base igual que la adrenalina en el cuerpo de un guerrero. Algo ha impactado contra la superficie del planeta. A 1.300 km al suroeste de la guarnición. Dicen que un micro meteorito, ha sucedido en otras ocasiones, ninguno de los marines estaba aquí entonces. Tal vez una nave, bromea alguien.  Eso sería más que sorprendente. La agitación entre los marines se dispara. El sopor muere. La novedad acelera los corazones.

-El teniente ha ordenado que Lucy eche un vistazo –Es Ruth, un encanto de chica.

Lucy es uno de los droides aéreos de reconocimiento. Les han puesto nombre a los cuatro, igual que si fuesen mascotas. Se supone que Lucy está ahora a 4.000 kms al sur, descubriendo el estéril planeta paradisíaco mientras ellos languidecen en esta jaula.

94 días restan para que llegue el próximo transporte bianual.

Son las 7: 11 de la tarde, me encuentro haciendo mi rutina diaria de ejercicio, pero hoy no me he podido concentrar. Es terrible cuando un pensamiento se queda rondando en tu cabeza, pero hay veces que un pensamiento no solo ronda, sino que se incrusta. Te olvidas de todo lo demás y solo tienes mente para eso. Pues hoy me ha pasado eso, tanto se ha incrustado ese pensamiento, que si me preguntan cual es mi nombre yo diría: Algo ha impactado contra la superficie del planeta. A 1.300 km al suroeste de la guarnición. Y es que no es para menos,  en los 5 años que llevo aquí, pocas cosas así de interesantes habían ocurrido. 

Lucy fue enviada a investigar, vaya suerte de esa ave. Se lleva toda la diversión y no se puede decir que eso nos sobre. El planeta Emerson es tan divertido como celebrar tu cumpleaños en una iglesia. Además que podríamos pedir de este "paraíso" cambiante. Hay días que nos manda unas pequeñas brisas, capaces de desvestirte y enviarte a un divertido viaje por los aires. Otros días pasamos de un calor playero, obvio sin el mar para refrescarnos, a unos fríos que pondrían a Santa Claus hecho paleta. Así es el tan hermoso Emerson, no entiendo porque a las corporaciones no les llama mucho la atención.

Por suerte tan solo quedan 94 días para que pueda irme de aquí. Mi servicio "voluntario" esta llegando a su fin. Y es justo ahora que parece que van a comenzar a suceder cosas interesantes en este lugar. 5 años a la espera de algo emocionante, pero lo más emocionante que recibí fueron bolsillos con arena, una piel mas bronceada y muuucho tiempo para entrenar y ejercitarme.

Aunque la verdad tampoco me anima mucho la idea de irme. Toda lo que alguna vez fui fuera de aquí, quedo en el pasado. Todo lo bueno que hice, quedo manchado por culpa de la corrupción de un sistema injusto que me envió aquí. Al menos en este lugar no hay eso, aquí estamos libres de tanta "suciedad" que hay en el resto de planetas. Estamos libres de manipulaciones, corrupción y otras tantas cosas repudiables. Aquí somos, se podría decir libres. Nos cuidamos los unos a los otros. Y aunque no siempre todo es armonía, las diferencias se solucionan y seguimos juntos. 

Tan solo espero que Lucy llegue con buenas noticias, estoy seguro por la reacción de todos al escuchar la noticia, que no soy el único esperando algo de emoción. Ya que si uno, no mantiene una estricta disciplina de entrenamiento en este lugar, es muy fácil ir perdiendo habilidades y volverse débil. O peor aún volverse loco. 

Oliver caminaba sudoroso mirando hacia el aburrido horizonte, sin esperar algo diferente a dunas desérticas y el sol abrasador de verano. Llevaba dos años en aquel planeta pero todavía no se había acostumbrado a hacer patrullas soportando temperaturas tan elevadas. El uniforme no era precisamente un alivio ante un clima tan hostil, y llevar el fusil, el equipo y unas botas que hacían que los pies se cociesen no ayudaba a que su humor mejorase.

-¡¡¡KHAN!!! Date prisa, por el amor de Dios, quiero volver a la base antes de que nos convirtamos en gelatina líquida por culpa de este calor.

Le había tocado salir a patrullar con un compañero, dando al traste sus expectativas de tener algo interesante que hacer. Llevaba demasiado tiempo sin sentir el cuerpo de una mujer y había recibido demasiados rechazos en la base, donde la escasez de féminas era preocupante.

Aún así, prefería salir a patrullar con Lance Svensson que con cualquier otro compañero. Era cierto que aquel hombre era problemático, malhumorado, de fácil contestación insultante y un tanto psicópata, pero en el fondo, Oliver sentía cierta admiración por él. Nunca se había atrevido a preguntárselo, pero Oliver suponía que Svensson había sido algún tipo de delincuente y había acabado en aquel planeta por problemas con las autoridades. -Igual que yo. O más o menos...

Miró hacia atrás para observar a su compañero durante un pequeño momento y tomar aire, y siguió caminando pensando que aunque esta noche dormiría solo de nuevo, al menos dormiría del tirón. Caminatas como las de hoy, lo dejaban agotado.

Esperar. Eso es lo que hacen todos los putos días en ese maldito desierto rojo en el que están viviendo. Y ese día no es diferente. Sí, ha caído algo a 1300 km de ahí, pero seguro que con la suerte que tienen no es nada interesante a lo que prestarle atención. Pero bueno, no hay nada mejor que hacer en ese divertidísimo lugar... así que solo queda esperar a las noticias de Lucy.

Sentada en una de las mesas de la zona de descanso, repasa uno de sus libros de medicina. ¿Cuánto hace que no toca a un enfermo? Uno de verdad, no esa mierda de quemaduras solares o resfriados... algo que ponga al límite su habilidad para salvar vidas.

Lo máximo que puede hacer ahí es repasar los libros que tiene a su disposición para no olvidar las cosas más básicas de su profesión.

Emerson, una puta reseca y agrietada que se veía obligado a tirarse día tras día mientras se preguntaba si no le habría pegado alguna clase de gonorrea mental o algo peor. Aquel lugar era desquiciante, todo horizonte. Estaba de patrulla, por si la nada absoluta decidía venir a tomar el planeta de una maldita vez.
Le habían endosado al novato. Era demasiado joven como para haber hecho algo tan ilegal como para terminar allí así que seguramente había hecho algo demasiado estúpido al tipo equivocado. En Emerson nunca ocurría nada, era lo mejor cuando un chico que aún no se afeitaba era quien te cubría las espaldas. Que lejos quedaban sus tiempos de gloria, la caballería pretoriana cargando, el grito de guerra de sus compañeros, el olor a pólvora, sudor y sangre. Mierda, allí moriría haciendo de niñera.
Y sin embargo había tipos en el equipo con los que no podría patrullar a solas, acabarían a cuchilladas. El novato estaba bien, no tenía unos antecedentes que pudiera odiar. De hecho, sus antecedentes eran lo que ocurría en Emerson. El chico decidió taladrarle el tímpano animándole a que se diera prisa. En lugar de ello, se detuvo.
—Espera chico, ven. Mira, ¿No lo ves?—Se había detenido ante, oh, novedad, una gran planicie roja donde no crecía nada más que polvo y desidia —.Ahí está. ¿No es el sitio ideal para montar una plantación de boniatos, granjero?—Sonrió, áspero, su risa fue un graznido breve y corto. Abrió el comunicador —Aquí Eco 2 a Base, ¿Me recibe, Base? Confirmo que el soldado Oliver ha encontrado el sitio ideal para su campo de boniatos, procedemos a asegurar el terreno. Corto y cierro.
Más pasos. Botas sobre polvo, viento ardiente tratando de acabar con ellos mediante ráfagas. Emerson tenía urticaria y quería sacudírselos, pero los marines eran parásitos duros. No se irían de allí si Emerson no tenía algo mejor. Y obviamente no lo tenía.
—Mire a donde mire no veo más que la línea del horizonte. Emerson es un lugar enorme, basto, casi eterno. En llanuras así uno puede escuchar la voz del propio planeta. Lo sabios de Rigel-3 escuchan hablar a los glaciares helados donde viven, les susurran sus secretos. Sucede con los lugares antiguos. Tienen lo que los sabios místicos llaman "presencia". Después de llevar tanto tiempo aquí casi puedo escuchar la voz entre el viento. La mismísima voz de Emerson. Calla, calla un momento. Me susurra algo...—Se detuvo, muy serio y concentrado, como si en verdad estuviera tratando de escuchar una voz escondida entre las corrientes de viento. —Lo oigo. Dice...dice...boniatos, boniatos...
Soltó otra risotada, aunque realmente no había humor en ella.
Algo se movió entre la tormenta, uno de esos bichos-armadillo. Seguramente trataba de llegar a su escondrijo antes de que la tormenta de aire se recrudeciera. Khan no dudó, sacó su pistola y disparó tres veces contra él. La sabandija estalló. Tres disparos, tres impactos, contra el viento, más de veinte pasos con un arma corts, seguía siendo el mejor.
—Uno a cero, chico. Si consigues ganarme...no, si consigues igualarme, te invito a unas cervezas de mi reserva personal. Si no, pagas tú.
Una notificación por radio. Algo se había estrellado contra Emerson. Habían enviado a uno de los robots a investigar. "Si, total, ¿Quién quiere un poco de diversión cuando está en la capital de la fiesta?". Que disfrutase el pedazo de chatarra, ellos ya tenían bastante diversión allí.
—Apuesto a que es una roca insípida y aburrida. ¿Tú que dices, chico?

Las sombras se alargaron, la temperatura descendió. Oliver y Lance terminaron su ronda, Sara se cansó de leer y James dejó las pesas. La noche cayó sobre Emerson y el frío intenso se apoderó de la tierra, golpeando con furia donde el sol ya había martilleado durante todo el maldito día.
 
Las piedras se agrietaron un poco más.
 
Cenaron, entre las mismas bromas gastadas, chistes mil veces contados y groseros comentarios. Aunque esta vez la conversación la monopolizó el acontecimiento del día. Especulaciones, posibilidades, suposiciones.
 
De madrugada os despertó uno de los centinelas. Convocados los cuatros en la sala de reuniones.  Allí ya estaban las soldados Turk, Boldian,  y los dos sargentos, Del Santo y Murkint.  Luego llegó el marine Sebastián Ñáñez . Del Santo, directo como siempre, no se entretuvo en prolegómenos.
 

-Muchachos, es una maldita nave lo que ha tropezado con esta puta roca –aguardó a la reacción de los soldados a su información. Encendió un cigarrillo, se sentó sobre el canto de la mesa-. Las fotos que ha enviado Lucy son de pésima calidad, una jodida tormenta de arena impide ver una mierda.
 
La sargento Murkint intervino. Parecía contrariada por algo.
 
-No es muy grande. Podría ser una cápsula de escape pero hemos desechado esa idea. Su tamaño es mayor; hay restos de fuselaje esparcidos y un cuerpo principal bastante intacto. No se aprecia mucho en las pocas imágenes recibidas.
 
-Además, hemos perdido contacto con la vieja Lucy. Nada desde hace un par de horas.
 
-La tormenta es intensa –añadió Lana.
 
-El teniente ha ordenado enviar una patrulla. Por si no lo recordáis, somos marines, salvamos gente, cuando no estamos ocupados pateando culos. Los afortunados sois vosotros. Al mando de Lana, su segundo será James. Os quiere en marcha en dos horas. Equipo completo y dientes limpios. Khate * , Sebatián, revisad el M577, combustible y armamento. Sara, material médico, Lance,  échale una mano, pero no a sus tetas. Oliver, Turk, cargad artillería y munición, no hagas gilipolleces chico,  o te pasas un mes patrullando por las noches ahí fuera hasta que se hiele el culo y el medio cerebro que tienes entre las piernas.  Murkint se ocupará del resto de material, tiendas,  trajes, comida, etc. James, tú la ayudarás. Moved el culo. ¿coño, qué hacéis aquí todavía?  Está bien, ¿alguna pregunta?
 

Todo lo que había esperado que pasara finalmente ocurrió, Lucy envió muy buenas noticias. O al menos a mi me parecían así. El sargento con su habitual carácter nos dio las instrucciones para la misión que nos estaban encargando. Yo iría como segundo al mando. Cosa que no me molestaba, aunque preferiría que se confié más en mi y me dejen comandar la misión. Pero el hecho de que una nave ha impactado en Emerson era lo suficientemente interesante como para no pensar en ese detalle. 

Cuando el sargento terminó de hablar y de asignar las tareas para la misión, me levante de donde estaba sentado. Y mirando al sargento Del Santo 

- Todo entendido sargento, fuerte y claro. Volteo hacia los demás y les digo aplaudiendo para apurarlos.- ¡Vamos muchachos, dense prisa! ¿O quieren seguir haciendo nada aquí en la base? Yo pienso que esto es mucho más divertido. Así que salgan todos a hacer lo que tienen que hacer, si en 10 segundos los sigo viendo yo mismo los arrastraré afuera. 

Dicho eso, esperé a que todos salieran del lugar y posteriormente giré hacia Lana. -¿En que la puedo ayudar? Sería bueno ir trazando una idea de plan mientras reunimos las cosas. 

-Ocúpese de los trajes térmicos y las bombonas de oxígeno. De que nadie se duerma y esté todo preparado antes de dos horas. En cuanto al plan, sencillo: evitar que nos trague una tormenta; llegar allí intactos y ver lo que nos encontramos. ¿Le parece suficiente plan, cabo? –respondió la sargento Murkint. Arrugó el entrecejo mirando a James.

-¿Lo encuentra divertido? ¿Todos estos años comiendo arena te han ablandado los sesos? ¿Te resultará divertido limpiar letrinas hasta que vengan a por ti en el próximo transporte?

La reacción de la sargento me molesta bastante, en otras circunstancias hablarme así no saldría tan barato. Pero en este caso me toca tragarme el orgullo y dejarlo pasar. Me limito sencillamente a responder unos secos - Si señor y - No señor

Será mejor que no pierda más mi tiempo con ella. 

Salgo rumbo a donde se encuentran los equipos que me solicito la teniente para conseguirlos. Y tener tiempo luego para revisar que todos hayan cumplido con lo que se les pidió.

El sargento ladrando órdenes, el tibio aroma de la acción en el ambiente, impregnándolo todo igual que el perfume de una mujer que prometía marcha. Una nave. No un meteorito. Una nave había caído en la roca, en Emerson, en el culo del mundo donde ellos agonizaban por aburrimiento. Seguramente no sería nada, los restos de fuselaje de un accidente cercano, algo aburrido e insípido, habría más papeleo que otra cosa. Pero era algo con lo que matar el tiempo.
Pronto el cabo Davies empezó a graznar. En diuez segundos tenían que estar todos fuera o los arrastraría el mismo. Se detuvo. ¿Quería una pelea con el cabo? Decían que era el mejor hombre de la unidad peleando cuerpo a cuerpo, siempre había querido comprobarlo, así que empezó a contar mientras una sonrisa afilada empezaban a aflorar en su rostro descarnada.
—Diez, nueve, ocho, siete, seis...—se giró hacia Sara, pensó más sensatamente. Una nave estrellada y un paseito por las playas de Emerson con Sara, la única persona que le caía realmente bien en toda la unidad, era preferible a una pelea. Podía dejarlo para más tarde. Además, el cabo Davies tenía suficiente si aguantaba el genio de Murkint, esa zorra helada parecía haberse olvidado su ración de brandy en el desayuno.
Se acercó a la doctora.
—Es tu día de suerte, Sara, tienes el mejor porteador de toda la unidad. Cojamos tus bártulos, puede que hoy tengas que coser a unos cuantos tipos.
Él, por su parte, revisaría su equipo y tomaría varias cuerdas extras, si la tormenta era tan cruda que había enviado a Lucy al cielo cibernético de los robots de vigilancia era mejor llevar algo de sujección extra.

Escucha atentamente. Hay varios datos interesantes en la información propuesta. El primero es que lo que creían un meteorito es en realidad una nave, el segundo es que han perdido a la vieja Lucy y el tercero es que van a salir de ese maldito antro de aburrimiento para ir de misión... y ella será la que atenderá a los heridos, de haberlos.

Niega con la cabeza al ver lo gallitos que pueden algunos de sus compañeros, aunque entiende que haya poco movimiento en la base y que tengan que entretenerse con cualquier cosa.

-Voy a tener que llevarme el quirófano entero. Vamos.

Le da unos golpes en el hombro antes de salir de allí dirigirse a la zona de atención médica. Si la nave ha impactado y llevaba a alguien con vida dentro, seguramente necesitarán un equipo completo. Una camilla, equipo para estabilizar a los heridos...

Lo suficiente como para poder transportarlos desde el lugar del accidente a la base.

Luego de reunir todo el equipo que le solicitó la sargento, ve el reloj y se da cuenta que tiene tiempo antes de revisar que todo esté en orden. Por lo que decide ir a conversar con su buen amigo Boris. El y Boris han desarrollado una gran amistad a lo largo de los años en esta base. Ambos so cabos y se coordinan muy bien siempre que han salido a misiones juntos. - ¡Hey Boris! ¿Como has estado? Harás mucha falta en esta misión. Preferría que fueras tu y no la Sargento Lana, que pesada es esa chica. Luego se le ocurre una idea, su rostro se ilumina y señala. -Porque no me acompañas a ver que los demás estén preparados para la misión. Entre los dos les meteremos un buen susto si es que no. Río un poco por el comentario.  Le da un suave golpe en el hombro en señal de camaradería. 

-Eres un tipo afortunado, James. Te cambiaría el puesto ya, debería meterte algo en el desayuno, y que te entraran cagaleras hasta morirte, jajaja. Venga, vamos.

-El teniente me quiere aquí, ya sabes, esa cuadrilla se desmadraría y el sargento les pegaría un tiro en la cabeza. He de poner paz. Es normal que envíe a Murkint, un suboficial debe estar al mando. Sabes como es, dile a todo que sí, o te pondrá a caminar detrás del M577. Creo que le ha jodido esta misión; según he oído, se ha pateado bastante esta tierra olvidada de dios, y no tiene ganas de más excursiones, tú lo sabes, llevas tiempo con ella y nunca habéis congeniado. Deberías habértela follado pronto, jajaja.

Una hora más tarde, Del Santo os envío, a ti y a Kathe, a presentaros al teniente.

Sandler  miraba la costrosa planicie en penumbras, y las montañas circundantes desde su despacho a través del reforzado triple cristal térmico. Se giró hacia Lance y Khate. Sus ojos, siempre tranquilos y fríos, reflejaban serenidad interior y cierta displicencia.

-Conozco el historial de todos. Así que iremos directos al asunto. Si hay alguien vivo ahí fuera y es gente…”normal”, que no va a darnos problemas, los traéis. En caso contrario os deshacéis de ellos. No quiero piratas, transportistas ilegales ni mierdas de esas aquí, prisioneros a los que tenga que mantener y causen conflictos. ¿Me expreso con claridad, soldados?

-Claro, Brandom. Señor. –respondió Khate. Se sabía de que habían tenido un lío, y que Khate solía “relajar” al teniente. Tenía una boca y un culo ideal para eso. *

-Si necesitáis instrucciones en algún momento, usad el canal 7, código 5223FTR. Lejos de miradas y  oídos ajenos. Esa línea conecta con el equipo de Paola. Os pondrá en contacto conmigo.  

- Tendré que hacer ayuno entonces jajaja. Gracias por el consejo lo tendré en cuenta, así tal vez regrese sin que me haya hecho caminar por accidente sobre alguna mina. Levanta las cejas con una expresión de alivio, luego su rostro cambia y pone cara de asco total. - ¡Dios me libre! Además mi amigo... este muñeco no entra en cualquier cueva jajaja. En cambio ¿has visto a Turk? Esa si es una mujer, y creo que le agrado. Debería ir a ver como esta, no vaya a ser que el loco de Oliver la ande molestando. Se despide de su amigo, pero justo antes de irse le dice. - ¡Cuidado con tomar mis cosas eh! Yo se exactamente como las dejo. Ya te conozco, y mientras siga respirando, no serán tuyas jaja 

Escuchó las órdenes del teniente "tengo un palo metido por el culo y me da gustirrinín". Kathe, siempre complaciente, aceptó las órdenes al momento. No era mala tia, había intentado tener un affaire con él cuando llegó a la base. De hecho seguramente lo había intentado con casi todos los hombres de la unidad. La había rechazado, estaba de luto. Su corazón era una piedra, un principio de castidad y temple. Además, alejado de la cama de una mujer como Kathe se había evitado muchos problemas.
El viejo Khan habría aceptado las órdenes al momento. Sin preguntar, sin pensar. El cuerpo de marines sabía que era lo mejor. Había cierto honor y grandeza en sus órdenes, como si escuchara la palabra de dios. Antes no cuestionaba, aceptaba que liquidar a un tipo, sin importar quien fuera, era necesario para mantener el orden dentro del universo. Era su pequela aportación para el equilibrio cósmico. Sin embargo, después de lo de Deimos ya no se fiaba. Los oficiales eran como señores feudales que usaban a sus labriegos y caballeros para sus fines, sin dejar entrever cuales eran. Algunos se habían perdido y no creía que el teniente fuese uno de los más rectos. ¿En que se basaba para dar una orden como aquella? ¿Sabía lo que escondía aquella cápsula o simplemente poseía un alma tan fría como para dispensar muerte por no querer meterse en "problemas"? Él era un tipo de gatillo fácil y mente fría, sin remordimientos. Era un perro de caza. Un oficial debía tener algo más, seguir un código, ser leal a algo. A algo más grande que uno mismo. Al Cuerpo de Marines.
Por eso le habían apartado en Emerson. No podían matarle pero tampoco podían utilizarle como antes. Ya no era un fiel perro de caza dispuesto a arrancarle la garganta a cualquier incauto que fuese señalado por un superior. Ahora era un perro rabioso que no dudaría en morder la mano de su amo.
—Necesito más información para cumplir esa orden, señor. Somos el jodido cuerpo de marines espaciales, la mejor unidad de élite aeroespacial, los tipos duros del ejército, los ministros de la muerte. No hay nadie en esta roca que pueda causarnos "problemas" de ningún tipo. ¿A qué se supone que tengo que dar el pasaporte, a un pirata espacial que estará hecho mierda por haber aterrizado de cara contra Emerson? No lo entiendo, señor.
No entendía ni quería entender.

Por un segundo, el teniente pareció sorprendido, incrédulo. Luego su mirada fue tan glacial y sombría  como siempre. No, debía ser que no se había explicado bien.

-Svensson, no creo que haya olvidado aquello de “las órdenes no se cuestionan ni se discuten”. –comenzó con su habitual tono pausado-. Una nave o un trozo de ella se ha estrellado en nuestro planeta, no tengo ni puta idea de qué se trata,  y nuestro deber y obligación es saber qué ha sucedido y rescatar a quien sea que haya sobrevivido.

-Le daré más información para que lo entienda.  No creo ni nunca lo he hecho ni estoy de acuerdo con salvar el culo a gente indeseable, ni en juicios ni chorradas semejantes –aunque calmado, el tema daba la impresión que lo enardecía-. Es una posibilidad y me adelanto a ella. Esa es una de mis funciones.

-Ahora, Svensson, retírese, cumpla la orden si llega el caso. Y aplaste con su bota por mí la cabeza de esa mierda de pirata si da con él. Eso es ser un marine.

Khate te cogió del brazo y tironeó suavemente de él. Su expresión era algo angustiada y de circunstancias.

-Lo haremos, teniente. Seguramente no quedará nadie vivo, o sería parte de un transporte comercial. Es alucinante que haya sucedido esto aquí. Vamos, Khan, todavía nos queda recoger nuestro equipo.

Estaban de mierda hasta arriba, ¿Cómo no se había dado cuenta antes? El tedio, quizás, una mezcla de negación y esperanza. Todos estaban podridos en Emerson, el teniente no era mejor. Notó a Kathe tirando de su brazo. Tenía miedo. ¿Por él? ¿Por lo que pudiera hacerle el teniente?
—Sus órdenes son deseos para mí, señor.
Se cuadró, saludó y abandonó la sala detrás de la pequeña Kathe. Iba a ser muy divertido, Sara podía remender a los supervivientes mientras él afilaba el cuchillo con el que los daría muerte. "Diablos, ¿En que me he convertido?"

El sgto. Del Santo era un estúpido bocazas, cuya rigidez le había estropeado varias veces las fiestecitas que tenía preparadas. Era un oficial estirado que aparentemente solo estaba en ese planeta dejado de la mano de Dios para molestar continuamente a Oliver. Aún así, se tragó su orgullo y no dijo nada. Ya le habían castigado varias veces patrullando por las noches y si durante el día el sol abrasaba, después del ocaso aquella maldita estrella se echaba de menos.

-Sí, señor. –Contestó secamente. –Vamos, Turk, date prisa. No creo que nos encontremos nada, pero más vale estar preparados a la hora, que no quiero volver a congelarme ahí fuera. ¡Ah! Y te recomiendo que te lleves la sombrilla, ayer salí a patrullar y hacía un sol de mil demonios.

No le hacía especial ilusión tener que formar pareja con la estirada de Turk, pero mejor ella que otro sargento resentido. Tal vez podría llevársela a la cama por fin, aunque las probabilidades con ella fuesen las mismas que tener un día movido en Emerson.