Partida Rol por web

Hay un Logroño oscuro...

El Despacho

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23/10/2017, 11:38
Narrador

Desde que se retirara hace algo más de dos años, Claudio disfrutaba de una jubilación paradigmática: despierto a la primera luz del alba, desayuno frugal y periódico. Más tarde paseo matutino, algo de deporte, ocasionalmente la compra y en excepciones cocinaba. Sus alubias pochas eran imbatibles. Por la tarde la imprescindible siesta, lectura de nuevo, alguna visita de los críos y paseo vespertino para cerrar el día. Era precisamente en uno de estos paseos, cuando la tarde da paso a la noche y las luces se vuelven rojas, cuando Claudio más se angustiaba. Tardó semanas en localizar la causa de su pesar, y finalmente determinó que era el Ebro, el río, el origen de semejante congoja. Había algo en él que lo hacía oscuro, inquietante, y no eran sospechas infundadas. Las cigüeñas habían dejado de anidar en las antiguas chimeneas de la tabacalera que estaba situada junto al parque, los castaños ya no daban el fruto en el mes de septiembre y cada vez eran más habituales los cuerpos que aparecían flotando junto a la orilla. No eran tonterías de viejo chocho, pensaba Claudio, algo estaba sucediendo en el parque y estaba dispuesto a averiguar lo que era. Además, el otro día, en una de sus caminatas ya nocturnas, encontró a un pastor alemán suelto por la ribera. Estaba aterrado y completamente cubierto de barro; de su collar se leía "Cuzco". Después de buscar al dueño durante casi una hora, lo trajo a casa, lo bañó, y decidió darle un hogar hasta que alguien lo reclamara. 

Por su parte, Claudio había investigado un poco a través del ordenador de su despacho. Había encontrado un foro, ¿Hay un Logroño oscuro?, donde quizá alguien más quisiera hablar del tema.

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10/12/2017, 22:49
Narrador

Claudio entró en casa sin hacer ruido, no querría despertar a su mujer, que acostumbraba a irse a la cama temprano. La cena estaba sobre la mesa, ya fría. 

Sacó con cuidado la zapatilla, metida en una bolsa de esas que se venden en Mercadona para congelar los alimentos. Se la había proporcionado Daniel, que la había llevado como improvisado recipiente en caso de que encontraran una prueba. Depositó el zapato sobre la mesa de la cocina, sin saber muy bien qué hacer con él. Seguramente podría acudir a su amigo Ignacio Serrares, un antiguo compañero que todavía estaba de servicio y el cual le debía uno o dos favores. Pero... ¿qué historia le podría contar? ¿Le tomaría por un loco si le contaba toda la verdad?

Por otro lado estaba la parte del foro... ¿Podría dormirse sin echar un vistazo más detallado a los comentarios de aquel atajo de lunáticos?

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15/12/2017, 19:20
Narrador

Claudio cenó sin hacer ruido y guardó cuidadosamente la zapatilla, única prueba potencial que tenía del supuesto crimen. Encontró a su mujer ya dormida en la cama y él no tardó en dormirse tampoco. A la mañana siguiente, una ducha fría lo puso en canción, preparado ya para su paseo matutino. El día, radiante, como todos los anteriores desde hacía una semana, no guardaba ni rastro de la fea sensación que había padecido la noche anterior. Sin embargo, nada de ello había sido un sueño.

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18/12/2017, 12:40
Claudio

Amanecía un nuevo día, y había decidido dejar aparcadas las sensaciones del día anterior y dejar que el sueño apaciguara esa angustia e inquietud que nos había invadido en los alrededores del río. Tras darme una ducha y tomar un desayuno ligero, estaba dispuesto para salir a dar un paseo. Ya en la calle, andando, mi mente decidía volver a ponerse con el asunto que me había llevado a coincidir con aquel grupo en la parroquia. Las desapariciones en torno al Ebro, el caso del tal Cidacos tan reciente...

Me acordé de mi amigo Ignacio Serranes, compañero de fatigas y todavía en activo. Tal vez debiera llevarle los restos de la zapatilla y preguntar si había alguna investigación abierta sobre los extraños sucesos que estaban ocurriendo a orillas del río. Mientras volvía de camino a casa, para recoger la bolsa con la única prueba que teníamos hasta la fecha, marqué su número en el móvil. Tras un par de tonos, escuché su voz al otro lado.
-¿Serranes? Soy Claudio. Mira, me preguntaba si tendrías un hueco esta mañana para comentarte sobre un asunto de un conocido. ¿Como lo tienes?

Notas de juego

No sé si hay posibilidades de desarrollar un encuentro con este PNJ que me has ofrecido como recurso.
Disculpa por la tardanza, pero es que hasta el momento estoy un poco bloqueado con la investigación off-rol, creo que no estoy dando con el hilo apropiado del que tirar y me está costando.

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21/12/2017, 00:03
Ignacio Serranes

Ignació accedió, como era costumbre en él, diligentemente y con buena gana a la petición de Claudio. De vez en cuando, uno se encontraba a uno de esos hombres a los que no hace falta dar ninguna explicación para que accedan a ayudarte. Igancio Serranes era uno de esos hombres. Quizá por eso había entablado tanta amistad con Claudio durante los últimos años, los dos eran el mismo tipo de persona. 

El sargento pudo hacer un hueco a las once de la mañana, aprovechando la obligada pausa del café, y encontrarse con su amigo en una terraza de la calle Carmen Medrano. Después de unos minutos de charla ligera hubo un momento de silencio. Ignacio miró a Claudio a lo ojos. 

-Venga Claudio, ¡suéltalo ya! Menuda cara me traes. ¿Problemas con María de nuevo? 

Aunque la vida marital de Claudio no estaba pasando por el mejor momento; María, su mujer, era ahora mismo la menor de sus preocupaciones. 

Notas de juego

Tranquilo con lo de la investigación, diferentes personajes hallaréis diferentes pistas, tarde o temprano. Y entre todos se podrá avanzar. Como has dicho tú, tan solo se trata de tirar del hilo correcto. Si te atascas con la investigación externa, prueba a investigar dentro de la partida, es mi consejo.

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04/01/2018, 21:39
Director

Notas de juego

Te recuerdo Claudio que tienes esta escena por actualizar. Aunque los otros quedasen entre ellos, imagino que tu podrías unirte más tarde, cuando hayas acabado con Ignacio.

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07/01/2018, 02:02
Claudio

Me conocía demasiado bien, no lo consideraba uno de mis mejores amigos en el cuerpo por mera casualidad. Había leído la preocupación en mi rostro. Una de esas preocupaciones que te hace dar vueltas en la cama sin pegar ojo, de las que no te deja en ningún momento. Además, había venido hasta aquí para comentarlo con él, y Serranes ya había entrado en materia preguntando directamente.

-Que va hombre, no tiene nada que ver con María. Verás, hace una temporada en que los paseos que suelo dar por la zona cerca del Ebro se hacen... desasogantes.-Miré brevemente el rostro de mi amigo, intentando calibrar su reacción a mis palabras-No sabría explicarlo con exactitud, hay algo en el ambiente, algo que no marcha bien. Y además ya se han producido al menos un par de desapariciones de personas por esa zona, aunque imagino que ya estáis al tanto de todo eso, ¿no? Son demasiadas coincidencias, y nosotros nunca creímos en las coincidencias.-Tomé aire una vez más, dispuesto a no andarme con medias tintas. Debía contarle la verdad sobre lo que me traía entre manos, sabía que podía confiar en Ignacio-El caso es que hace unos días desapareció un buen amigo de un conocido mío, e investigando por la zona dimos con esto.-Pasé la bolsa al lado de Serranes, a la altura de sus pies, de una manera discreta.-No te esperes nada raro, es solo una zapatilla deportiva que llevaba el tipo el día que desapareció, un poco hecha polvo eso sí. Me pregunto si podrías hacerme el favor de pasársela a los de laboratorio, por ver si dan con algún resto, algún indicio que pudiera ser una pista. Es un buen muchacho, mi vecino-Improvisé, intentando que sonara natural.-y dice que las autoridades no están prestando atención a la desaparición de su amigo. Te lo pido como un favor personal, Ignacio, entre tu y yo. Que rasquen un poco a ver si dan con algo, tampoco hace falta que se dejen la piel haciendo análisis y pruebas. ¿Podrás hacerme ese favor?

No pretendí dar ningún tono afligido a mi petición. Simplemente pedir un favor a un viejo amigo, las afectaciones serían inapropiadas, y más en un hombre de mi edad. Esperaba con semblante serio la respuesta de Serranes.

Notas de juego

Cierto, estoy aquí con la conversación de Serranes. Ya me dirás cuando cerremos esto como puedo contactar con la escena que lleven el resto de compis cuando se reunan.

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09/01/2018, 19:09
Ignacio Serranes

Ignacio permaneció en silencio, escuchando atentamente las palabras de su compañero. Una camarera se acercó a la mesa para preguntar algo, pero éste la cortó con un ademán, sin perder ni un detalle de lo que decía Claudio. Torció un poco el gesto cuando el ex guardia civil dejó caer que quizá alguien no estaba haciendo bien su trabajo. 

-Ya conozco el caso... ¿Manuel Cidacos, verdad? -Ignacio cogió con cuidado la bolsa de plástico y la miró desde todos los ángulos posibles. Sus ojos, entrenados durante muchos años, analizaban cada detalle que pudiese arrojar una pista. Su mirada de halcón se volvió a posar sobre Claudio. -Pero ya sabes como van estas cosas, estamos hasta arriba de trabajo. La plantilla se ha reducido, en los últimos dos años os habéis jubilado cuatro, y la carne fresca está muy verde aún... 

-En fin, veré que puedo hacer... -Dio un largo sorbo a su café. -y mejor guardamos esto... -metió apresuradamente la bolsa de plástico en su mochila de cuero- ya sabes Claudio que lo que me pides es una irregularidad de puta madre. No puedo aparecer como si nada con una prueba sacada de la manga. Me aseguras que es del chico. Vale, yo te creo - Hizo un gesto con la manos para enfatizar su sentimiento-, pero a ver cómo les explico a los de la científica qué hago yo con la zapatilla de un desaparecido. 

Soltó un sonoro suspiro y se dejo caer pesadamente en el respaldo de la silla -Qué quieres que te diga, es un marrón. Pero intentaré colar la zapatilla como sea, diré que es una prueba ordinaria a ver si con suerte no hacen muchas preguntas. Tiraré de algún hilo, creo que Juanjo está ahora de jefe adjunto de "la Guarida". 

La Guarida es como llamaban a los subterráneos de la policía local, un espacio oscuro y angustioso donde se realizaban la mayor parte de las pruebas científicas. Si Juanjo estaba al mando, la discreción estaría asegurada. 

-Por otro lado, lo que me dices del ambiente del parque... no te sabría decir... -se quedó pensativo un largo rato. Después volvió a mirar a su compañero y dijo con gravedad. -¿Hay algo más que quieras contarme, Claudio?

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10/01/2018, 00:45
Claudio

Tragué saliva de manera más bien poco disimulada cuando Ignacio respondió tras escucharme con respetuoso silencio, sin interrumpirme en ningún momento de mi relato, como era habitual en él. Aunque el gesto de preocupación se transformó en una amable sonrisa cuando finalmente accedió a mi petición.

-Entiendo la situación, Ignacio. Sé que las cosas están más jodidas que nunca y os tendrán bien apretados en todos los sentidos. Así que te lo agradezco un montón. La verdad, tu siempre sabes como ingeniártelas en este tipo de situaciones.

No era un piropo zalamero sin más, era lo más sincero del mundo. Después de muchos años trabajando con él, sabía que Serranes era un tipo con iniciativa y recursos, no era de quedarse atascado en el primer callejón sin salida que encontraba. Por eso había acudido a él sin dudarlo, a nadie más. Sin embargo, aquella última pregunta me hizo removerme ligeramente, tal vez ni fuera un movimiento físico, tal vez solo en mi mente. Ni siquiera en mi fuero interno tenía claro que era aquello que sentía desde hace un tiempo cuando frecuentaba los alrededores del río, como para tratar de exteriorizarlo frente a alguien.

-Uf, no sé. Es que no es fácil de explicar. Tal vez son solo tonterías de un jubilado al que se le empieza a ir la cabeza. Pero es extraño pasear por el parque cerca del río, como si pudiera sentir la presencia de algo... turbio acechando. Y esas desapariciones solo me sirven para acrecentar mis sensaciones. 

No sabía si aquel intento de explicación servía de ayuda, o solo para generar más confusión en mi amigo.

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10/01/2018, 18:02
Ignacio Serranes

Ignacio entrecerró los ojos ligeramente cuando Claudio volvió a mencionar el tema del río. Sus pupilas se dilataron, durante una fracción de segundo tan solo, pero suficiente para la entrenada mirada del ex-guardia civil. Sus palabras eran apenas un susurro entrecortado, pronunciadas tan bajo que Claudio se tuvo que acercarse a su amigo para poder escucharlas. 

-Hace años que no me acerco por esa zona, Claudio, pero algo turbio está pasando en Logroño, no son sólo imaginaciones de un jubilado. El caso del chico, Cidacos, es el más sonado, porque viene de una familia de bien, de las de toda la vida, colegio privado y todo eso. -Serranes se acercó todavía más a Claudio. -Pero no es el único desaparecido. 

Después de la terrible revelación echó mano de una libretilla que guardaba en el bolsillo interior de su chaqueta. La abrió por la mitad, en ella había anotados unos nombres y unas fechas. 

-¿Te acuerdas de la señora portuguesa que pedía en la puerta del Mercadona de Murrieta? -Inquirió, arqueando las cejas. -Claro que no te acuerdas, coño, es invisible. ¿Y del aquel saxofonista africano que solía ponerse al principio de Portales? Ese igual sí, ¿verdad? La pordiosera desapareció en agosto del año pasado, y el negro en mayo de este año. 

Pasó la página de su libreta, más nombres, más fechas, más garabatos. -Y no son los únicos. El mendigo gitano que solía frecuentar la plaza del mercado, desaparecido en 2015. Una drogadicta del barrio de Yagüe, en febrero de ese mismo año, otro mendigo en 2014, otro en 2013, y la lista continúa... 

Cerró la libreta rápidamente y la volvió a guardar en su chaqueta. -Pero a quien coño le importa esta gente, ¿verdad? ¡Esa es la cuestión! No hay denuncia, no hay nombres, no hay nada. De hecho, si no fuera por los voluntarios de Proyecto Hombre, que alertaron de las desapariciones, ni siquiera nosotros nos habríamos dado cuenta. Han desaparecido de la noche a la mañana sin causar el menor ruido, sin ocupar ni media página del periódico más modesto.

Continuó en un susurro, pero esta vez ya más relajado. -El caso del chico es diferente, no encaja con el perfil del resto. Pero, joder, todo esto me parece muy jodido y nos está desbordando. No tenemos ni una puta pista, y éso -señaló por debajo de la mesa a la bolsa con la zapatilla -es lo único que hemos encontrado hasta ahora. 

 

 

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17/01/2018, 02:09
Claudio

Miré con atención los apuntes de Serranes, hechos con rapidez en aquellas libretas tan habituales en labores de investigación. Algunas de esas personas que me iba presentando me sonaban, y asentía con la cabeza a su presentación, otras ni siquiera eso. Mi antiguo compañero sacaba a relucir una lista importante de víctimas, con un vínculo que los unía con claridad.

-Mendigos, yonkis, músicos callejeros... Gente invisible, como has dicho antes. Quien quiera que esté detrás de esto escogía víctimas que no llamaran la atención, incluso que nadie fuera a echarlas en falta. Pero lo de Cidacos se sale del modus operandi, es verdad.-Callé unos segundos, dándole vueltas al asunto y sacando una nueva posibilidad.- ¿Tal vez algún tipo de asesinato ritual que se esté escapando de control? Sé que no tengo ninguna base para presentar esa teoría, pero es esas sensaciones, ese ambiente turbio, me sugiere algo así. Sea el tipo de asesino que sea, creo que el cambio de perfil de la víctima podría responder a algo como eso: Un cambio en su situación, en las motivaciones que le impulsan a matar, que le empuje a tomar más riesgos e ir a por alguien como Cidacos.

Tras unos segundos reflexionando en lo que Ignacio había dicho, añadí:
-¿No tenéis nada más, con toda esa gente desaparecida? Entonces espero que los restos de esta zapatilla nos puedan venir bien a ambos. Confío en que encontraremos algún nuevo hilo del que tirar en todo este asunto.

Terminé con aquella frase de ánimo tras temer que mi última pregunta podía haber sonado en tono de reproche contra la situación de la investigación. No tenía intención de molestar a un viejo amigo con comentarios impertinentes.

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17/01/2018, 22:28
Ignacio Serranes

Ignacio frunció el ceño, extrañado. -¿Un asesinato ritual? -Negó lentamente con la cabeza. -No creo, Claudio. Le hemos seguido la pista a muchos locos a lo largo de la historia del cuerpo. Ya sabes la de casos que teníamos que estudiar, todos esos asesinatos en serie, todos esos rituales dementes que se solían dar... -Se quedó pensativo unos segundos. -En todos aquellos casos, en los de los libros, había unos patrones claros, no solo en la elección de las víctimas, sino en la forma en que habían muerto las víctimas... y un cierto egocentrismo por parte de los asesinos. 

Miró fijamente a Claudio, que parecía un poco perdido. -En el caso típico de asesinato ritual en serie, el asesino siempre deja una pista, a veces un objeto, otra un modus operandi muy claro, pero siempre deja una seña de identidad, como si las víctimas fueran... algún tipo de trofeo. Pero en estos casos es muy diferente. ¡Desaparecen, Claudio, se esfuman! Sí, de vez en cuando hay algún cuerpo en el río, pero eso entra dentro de lo normal. La gente se suicida, más de lo que nos gustaría, pero lo hacen. Y una forma típica de hacerlo es tirarse al río. Los suicidios, aún terribles, no deberían sorprendernos. Pero estas putas desapariciones...

Un suspiro grave, un último sorbo al café e Ignacio se levantó de la silla echando un vistazo al reloj. Le dio la mano a Claudio, y le dirigió unas últimas palabras. -Haré lo que pueda por ayudarte, pero no tengo ninguna pista más. -Sacó la cartera de su bolsillo derecho, de ahí extrayó un papelote arrugado con un nombre y un número de teléfono; Andrés Brazaola. -Ésta persona, Andrés, lleva trabajando en Proyecto Hombre casi veinte años. Si alguien puede darte más datos sobre las desapariciones es él. Por mi parte, te haré saber cuanto antes los resultados del análisis de la zapatilla. 

Acto seguido, se echó la mochila al hombro, con la zapatilla en su interior, y se dirigió a la salida de la cafetería. -Suerte Claudio. Espero que por lo demás todo bien. -Y se marchó. 

Notas de juego

Bueno, aquí se acaba tu conversación con Ignacio Serranes. Si quieres puedo devolverte a la escena común, o puedes hacer cualquier otra cosa. Libertad.

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21/01/2018, 23:11
Claudio

Notas de juego

Con la info recibida de Serranes, creo que Claudio buscaría compartirla con sus nuevos conocidos en este asunto. Así que por mí intento incorporarme a la escena grupal.

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16/07/2018, 21:04
Narrador

La tarde trascurrió un poco tensa. Ya en casa, Carmen, la mujer de Claudio, permaneció callada la mayor parte del tiempo. Estaba enfadada por las constantes desapariciones de su marido, y solo accedió a salir a pasear con el ex guardia civil tras muchas intentonas, promesas y alguna que otra disculpa. El paseo fue agradable, fresco. Claudio escogió el parque San Miguel, lo más alejado del parque del Ebro y decidió evitar cruzar el puente de madera que daba acceso al camino a la Grajera, otro de los puntos calientes de la investigación. 

La noche cayó antes de que llegaran a casa. Carmen preparó algo de cena y Claudio aprovechó para bajar al bar a comprar un paquete de tabaco. Fue entonces, ya casi de vuelta en su portal cuando le deslumbró el flash de una cámara reflex. Instintivamente, se giró echando mano a su cintura, donde normalmente llevaba la pistola, y que ahora estaría debidamente guardada, bajo llave, en un cajón de su habitación. 

El fotógrafo, al verse descubierto, echó a correr calle abajo. 

Solo fue un instante, pero el reflejo del flash le permitió a Claudio ver su cara. El ex guardia civil, adiestrado durante años de servicio, era muy bueno recordando facciones  y no le resultó difícil identificar al indiscreto paparazzi: se trataba del joven latino que había permanecido sentado a un lado de la entrada cuando visitaron la Iglesia de Amador, apenas unas horas antes. 

Notas de juego

Cualquier acción que tomes con tirada d20 ;)

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21/07/2018, 18:03
Claudio

La tarde había pasado con tranquilidad, parecía que el paseo con su esposa había conseguido apaciguar los ánimos de ésta. No es que mágicamente hubiera decidido cambiar su humor, pero al menos la tarde no se había convertido en una colección de discusiones y reproches. Al menos había permanecido la tranquilidad hasta llegar a casa a última hora, cuando ella decidió empezar a preparar la cena. En ese momento creyó que sería buena idea dejarla ocupada cuando recordó que andaba corto de tabaco, por lo que se dirigió a un bar cercano donde conseguiría una cajetilla de la máquina expendedora.

Justo en el momento que recogía la cajetilla del fondo de la máquina fue cuando notó el flash, y creyó reconocer al incauto paparazzi que había intentado sacarle aquel robado. No había tiempo que perder, y decidió salir tras él calle abajo.

- Tiradas (1)
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24/07/2018, 20:10
Narrador

Estaba claro que los reflejos de Claudio ya no eran los de antes. Tampoco su forma física. En tan solo diez zancadas, el joven fotógrafo puso al menos cinco metros entre ellos. Distancia que fue aumentando gradualmente hasta que tan solo quedó una sombra a lo lejos que cruzaba la esquina. Después ni rastro. 

Claudio poco más podía hacer. Era de noche, su mujer le estaba esperando, y no quería añadir un problema más a la larga pila que se estaba formando aquellos últimos días. Decidió que lo mejor era volver a casa y dormir un poco. Mañana tendría tiempo para pensar sobre ello.