Partida Rol por web

Os subís en el coche de Harry y llegáis al poco hasta la casa donde vive Dawson. Se trata de una casa bastante amplia, con un jardín bastante bien cuidado donde podéis ver que está la colada a tender. Estáá en una buena zona residencial, cercana al centro del pueblo. No se ve a nadie por allí. 

Todo parece tranquilo en la casa y en los alrededores.

Desciendo y mientras estiro las extremidades, consulto:

-Llamamos a la puerta sin más, ¿verdad?

Ding dong. Percy se adelantó, sin más, y llamó al timbre. Observaba los alrededores desconfiado, cómo no. Ya se iba despertando y, uno a uno, los temores imaginados en la madrugada volvían a él. Habían sido engañoso el plácido despertar y la camaradería de sus compañeros. Pero ayudaban.

Veamos si se presenta, le preguntamos qué tal está tras su enfermedad de ayer y todo eso, y le agradecemos que haya podido asistir a la fiesta. Si protesta diciendo que no asistió, ya veremos ¿no?

La calle parece tranquila. Accedéis a la propiedad a través de la cancela que da acceso al jardín delantero. Precibís una sombra de alguien que se asoma a mirar por un ventana de la planta baja que da a la fachada principal, a través de la cortina. Percy toma la inciativa y se dirige hacia la puerta seguido por Júpiter y Harry. No parece que nadie os siga.

"Ding dong"

Apenas Percy timbra, la puerta se entreabre, como si la persona que os abriese, estuviese esperando a que timbráseis. Apenas véis a la persona que está al otro lado por la rendija abierta de la puerta. 

-¿s...si? ¿Quién es? Ah, ¡usted!-La voz que al principio suena entre triste y ansiosa y algo nasal. Parece haber reconocido a alguno de vosotros. Oís el pasador de la puerta y finalmente, como esta se abre.

Una mujer hermosa que puede rondar los treinta años, vestida con ropajes oscuros y con signos evidentes de haber dormido poco, os abre la puerta. 

-¡Señor Percy!...quizá usted me pueda decir algo de mi marido. Debía asistir a la fiesta de cumpleaños del Sr.Scott, pero no he sabido nada de él desde ayer por la tarde y ni siquiera ha cogido su disfraz.

Percy puso cara de pocker, sin avanzar nada de nada. Buenas tardes, señora Dawson. ¿Podemos pasar?

Una vez que se aseguró de que, fuera como fuera, la señora Dawson estuviera sentada, soltó la bomba. Precisamente veníamos porque no supimos nada de él anoche, señora Dawson. ¿Sabe exactamente cuándo y porqué salió de casa? Queríamos encontrarle, y ahora me preocupa usted con estas noticias. Nosotros pensamos que estaría con gripe.

Quién lo hubiera dicho, la esposa del tal Dawson es una auténtica delicatesen. Lo de Dawson pinta mal, me pregunto qué disfraz habría escogido. Y dónde le habrían interceptado los asesinos del tío Freddy (porque ahora estaba claro que quien se había presentado a la fiesta era un impostor), con toda seguridad, al salir del trabajo. Y cómo se habrían enterado de qué acudiría a la fiesta, por qué lo habían elegido para infiltrarse. Muchas preguntas se me ocurrían, pero era menester dejar el interrogatorio a los que sabían, con preferencia, el detective.

-Salió temprano por la tarde. Me dijo que tenía que ir acuña sitio antes de la fiesta. Supuse que querría comprarle un detalle al señor Scott. Pero no volví a saber de él. Es todo lo que les puedo decir.

La mujer parece más nerviosa al saber que vosotros tampoco sabéis del paradero de su marido.

Es muy raro. Habría que llamar inmediatamente a la policía. Para ganar tiempo, mientras lo hacemos desde aquí, ¿podría mirar cualquier sitio que se le ocurra donde pueda haber indicios del lugar al que fue? Podría haber catálogos o publicidad de algo, si fue a comprar un regalo, o alguna comunicación citándole para algo.

Verá, se explicó, alguien apareció, y nosotros sospechamos que no era él. Teniendo en cuenta que no ha cogido su disfraz y que el que vino si que iba disfrazado de Arlequín. Nos extrañó su voz más ronca de lo habitual, pero nos dijo que estaba resfriado. Quizá Harry pueda ayudarle a buscar.

-¿Resfriado? No, estaba bien esta tarde cuando salió de casa. No sé a dónde pudo ir. Ya he ido a la policía y me pasaron con el jefe de policía directamente. Puse una denuncia y me hicieron algunas preguntas. Me dijeron que abrirían una investigación.

La mujer sigue pugnando por mantener la calma, pero se ve que le cuesta.

-Por favor, si averiguan cualquier cosa, háganmelo saber. 

-Señora Dawson –le propongo con la mejor de mis sonrisas-, aquí nuestro amigo –señalo a Harry-, es casi un policía, un detective privado de buena reputación. Por ganar algo de tiempo, ¿le importaría dejarnos echar un somero vistazo en su despacho? Quién sabe, es posible que haya alguna pista de a dónde fue.

Si nos diese permiso, la entretendría con algún chascarrillo para que estos dos buscasen a gusto.

Percy asiente entre compungido y solícito para subrayar las palabras de Júpiter todo cara de niño bueno. Nos hemos puesto de acuerdo con el sargento para husmear un poco por nuestra cuenta y luego compartir información, ya que todo esto podría estar relacionado (Dios no lo quiera) con el fallecimiento del tío de John. Confíe en Harry, es un buen detective profesional, amigo de John. Puede que demos con algo que a la policía se le haya pasado por alto. Ya se que es complicado, pero podría ser.

-Bien...no sé si debería, pero...bueno, todo lo que pueda ayudar a encontrar a mi marido...

La mujer os deja pasar. Veis que la casa es una casa de dos plantas sin nada especial. Por la decoración parece que es gente acomodada. Todo parece normal. La planta baja está compuesta por un recibidor del que parten varias puertas.  Dos a vuestra izquierda parece que conducen a un gran salón. A la derecha, parece que hay una cocina. Hay dos puertas más que están cerrada mientras que unas escaleras conducen a la planta de arriba. Es precisamente a una de estas puertas a la que se dirige la mujer. Al abrir la puerta podéis ver un despacho de unos 20 metros cuadrados, en el que una mesa escritorio ocupa la zona central. Las paredes de la habitación están forradas de libros. Por lo que podéis apreciar a simple vista, muchos son de derecho y otros, de lectura en general. Todo parece estar en perfecto orden y muy pulcro.

Gracias, señora Dawson. Percy se limpia los zapatos pulcramente en la alfombrilla antes de entrar. Camina curioseando discretamente por la casa hasta el despacho y, metódicamente, comienza a mirar la mesa, los cajones, la biblioteca... mientras lo hace, en presencia de la señora Dawson, comenta lo que ve, pregunta y, en general, aparte de cosas que puedan ser extrañas por si mismas, intenta encontrar pistas que le lleven a imaginar dónde pudo haber ido el ayudante del fiscal antes de desaparecer.
 

Percy se pone a revisar la habitación. Todo parece en orden. En el escritorio hay algunos papeles de trabajo y un montón de carpetas amarillas con dossieres y anotaciones. Nada que llame especialmente la atención salvo el hecho evidente de que se le ha estado acumulando el trabajo.

Entre la coleccción de libros de Dawson, aparte de los libros de derecho, destacan libros de divulgación histórica y algunos de ocultismo. Nada raro, que sea difícil de encontrar, ni que llame demasiado la atención en una pueblo con el pasado que tiene Danvers.

Harry había estado distante el largo período de tiempo en el que Percy y Júpiter dialogaban y después intentaban convencer a la señorita Dawson para poder ver las cosas de Dawson. En ciertos momentos asentía a las afirmaciones de sus dos compañeros. Estaba muy atento en todos los mínimos detalles de la casa. Cuando todos se dirigen decididos al despacho de Dawson Harry les sigue con un paso firme. Al llegar allí rebusca en todos los lugares en los que podría haber información. Parece estar convencido de que iba a encontrar algo.

Tras alabar el orden y el buen gusto expuesto en la casa, quise saber:

-Y ¿sabe en qué caso trabajaba su esposo actualmente?

Se quedó mirando cómo trabajaba el profesional. Parecía moverse por donde lo había hecho él con más rapidez y más seguridad.

Si es que no hay nada como saber. Después de mirar por aquí deberíamos visitar la oficina del fiscal, ya que lo dices, Júpiter, sería interesante saber eso, y poder preguntar a su jefe por los detalles. Todavía recordaba los "trabajillos" en la oficina, pasando informes a limpio, haciendo café y vaciando las papeleras, todo por cuatro centavos y la posibilidad de consultar los archivos y la excelente biblioteca que tenían. Preparando exámenes de derecho penal había pasado ahí sus buenas horas. Todo ello entre juerga y juerga.

Puede que el viejo me recuerde de haberse fijado en mi, y eso nos facilite las cosas... o puede que las dificulte, pero hay que intentarlo.

Harry registra la habitación. Todo parece en orden y no encuentra nada llamativo. Las carpetas amarillas que hay encima de la mesa son dossieres de trabajo. Probablemente, casos en los que estaba trabajando. Abres uno de ellos y ves folios escritos; algunos a máquina, otros a mano, clips con notas añadidas...

Dawson parece muy meticuloso en su trabajo. 

-No hablamos nunca de trabajo-contesta la mujer a Júpiter-A él no le gusta, por aquello del sigilo profesional, ¿sabe?

-Lo entiendo –le contesto con una sonrisa. –Pero permítame que insista, ¿recibió alguna visita… peculiar en los últimos días o semanas? ¿Lo observó inquieto?

Y a Harry le sugiero en un aparte:

-Revisa su agenda, parecía un tipo celoso de su profesión, a lo mejor anotó la dirección a la que tenía que acudir antes de tirar para la fiesta.