Partida Rol por web

30 de octubre de 2000 - 17:35

Trace la había llevado a su casa para intentar conjurar algo con lo que pudiera hablar con los espíritus. Tras una danza extraña y el uso de aceites e inciensos que combinados parecían repugnantes, de algún modo decidió que Viviane estaba lista y podía hablar con los espíritus durante una hora. La prueba (Viviane Caminó de lado y charló un ratito con el sofá de Trace, que parecía cansado y anciano) sirvió para que la Furia Negra constatara que había sido un éxito. Preparada de ese modo, Trace se la llevó al trabajo, a la pequeña tienda de tés en una de las calles principales de Naperville. Tras buscar un lugar por el que pudiese Caminar de lado y con un espejito en la mano, Viviane se quedó sola mientras Trace entraba en la tienda para charlar con su jefe.

Viviane se concentró y miró su reflejo en el cristal. Estaba en un callejón cercano, medio escondida en el recoveco de un portal para que nadie la viese. La Celosía allí era considerablemente más densa que en el bosque, y pudo notarlo perfectamente cuando comenzó a hundirse en la imagen del cristal, tratando de pasar al otro lado. Era algo que Kate encontraba sumamente fácil casi en cualquier situación, pero no ella.

Tras unos instantes, la Ragabash dejó de estar allí para encontrarse en el mundo de los espíritus, rodeada por un reflejo similar al que había en la realidad, pero diferente. Casi sin pensarlo cambió a Glabro y comenzó a andar hacia la tienda. Sospechaba que el espíritu debía ser una Perdición menor más que un espíritu cabreado... Esperaba que no le diese problemas. Aun así, hizo uso del nuevo Don que había estado aprendiendo antes de que atacasen el Clan, y que le permitía camuflarse mejor. Todavía tenía pendiente enseñárselo a Ashley, ya que podía serles muy útil para cazar.

Viviane entró en la tienda de la Penumbra. Los espíritus de los aparatos eléctricos zumbaban sumidos en un sueño tranquilo. No podía ver a Trace ni a los clientes o empleados que hubiera allí dentro. Lo que sí pudo ver claramente fue un Espíritu delgado y fino como un tentáculo de oscuridad enredado sobre lo que podría ser el jefe de Trace. La Perdición tenía sus garras firmemente hincadas en su alma y con la punta afilada que podía ser su cabeza, hurgaba en su profundidad, tratando de poseerlo...

La Rabia afloró de nuevo al ver la atrocidad que trataba de poseer al pobre hombre. No se equivocaba en sus suposiciones, pero al menos había llegado a tiempo. De lo contrario, el jefe de Trace podía acabar transformado en un fomor y salvarlo sería casi imposible. Debía actuar con presteza.

Las garras de Viviane crecieron, y todo su cuerpo con ellas. Todavía no había advertido su presencia de modo que si actuaba rápido podía asestarle un golpe certero que la dejase tambaleando. Aun así, no iba a permitir que escapase. Se abalanzó sobre ella y, mientras que el primer garrazo apenas rozó al espíritu, el segundo impactó de lleno.

La Perdición zumbó enloquecida cuando Viviane la atacó. Dijo algo en el idioma espiritual que sonó como cristales siendo aplastados y trató de huir de allí tan pronto como le fue posible.

Viviane rugió y la siguió lanzando otro garrazo. No iba a permitir que huyese para que se dedicara a poseer a otras personas, pero tampoco podía arriesgarse a correr a lo loco por la ciudad para acabar en un nido de perdiciones. Aun así la Letanía decía que había que combatir al Wyrm allí donde morase, y todavía la tenía a tiro.

Bajo las implacables garras de la Ragabash, la Perdición no pudo hacer otra cosa que desvanecerse, muerta. El hombre ya estaba a salvo y Viviane no había sufrido daño alguno.

Viviane lanzó una dentellada al aire y resopló. Echó un vistazo alrededor y regresó al callejón del principio, todavía en Crinos. Sólo cuando creyó estar segura buscó una superficie reflectante y regresó atravesando la Celosía. No había sido tan difícil, después de todo. Se sacudió la chaqueta y se encaminó hacia la tienda para darle la noticia a Trace. Al final sus esfuerzos por crear comunicación no habían sido necesarios.

Trace salió de la tienda cuando vio a Viviane en la puerta. Buscaron un café tranquilo y la maga le suplicó que le contase todo con pelos y señales.

-Has tenido mucha suerte -le dijo, sin tono de broma alguno. Sostuvo el vaso entre sus manos y le dio un trago largo antes de continuar-. No era un espíritu cualquiera, era uno corrupto. Estaba... Le estaba haciendo daño a tu jefe, tratando de poseerlo. Nosotros los llamamos Perdiciones. Por suerte tu Avatar te avisó antes de que fuera tarde, de modo que lo he matado y tu jefe se encuentra a salvo. Enhorabuena.

La Garou le dedicó una breve sonrisa y revolvió con la cucharilla el líquido oscuro, pensativa.

-Normalmente las Perdiciones acuden a por gente débil, en el sentido de que tienen muchos problemas, o están atravesando una mala época en su vida y son más susceptibles. Intenta echarle un cable, por si va a peor.

-Me debe una subida de sueldo. Qué pena que no pueda explicárselo -dijo ella bajando los hombros-. Algún día conseguiré ver la Umbra con mis propios ojos. Mi mentor me dijo que se parecía a este mundo, sólo que del lado espiritual...

-Je... -se rió Viviane, con sorna-. Que manera tan sencilla de explicarlo. Se parece, al menos la parte cercana, pero es totalmente diferente. Es como... random. Como Alicia en el País de las maravillas, pero sin ser tan alegre. Y mucho más peligroso, claro, sobre todo cuando te acercas a las ciudades. No es por dar envidia, que ya sé que la doy, pero la verdad es que es algo que hay que ver. No se puede describir con palabras. Ahora, no sé si te gustará tanto como crees.

-Seguramente será como esas veces en las que te deprimes tan conseguir tu sueño -contestó Trace chupando la cucharilla de su té-. ¡Y hablando de sueños! Últimamente he soñado, aparte de con mi jefe, contigo y un Jabalí. Había otra chica llegando con él. Era un sueño un poco raro, porque las dos estabais desnudas, pero cuando me daba cuenta de ello, las dos os convertíais en lobos negros. ¿Algo interesante que decir acerca de ello, Freud?

Viviane alzó las cejas y la miró de soslayo

-¿Jabalí y chicas desnudas? No sé qué te fumas en tu tienda pero un día podrías traerme un poco.

No lo comentó, pero aquella mención le hizo recordar la batalla en el Clan y la aparición de aquel espíritu para ayudarles. No había pensado en ello posteriormente, pero había significado algo. Quizá Kate estuviese aplicándose en sus cosas de Thuerge y fuese a traerles un totem. Lobos negros, Furias Negras...

-No me dice muchas cosas excepto que piensas mucho en mí. Luego dices de mi tribu, ¿eh? -comentó, guiñándole un ojo.

Trace se encogió de hombros.

-Si estás tan buena que me haces plantearme mi sexualidad, a mí no me mires.