Partida Rol por web

Mision 2: 22 de junio de 1998. 7am

Una dura semana ha pasado. En este periodo, no ha habido comunicados, ni mas visitas que el camion repartidor que trae los viveres. Pero todos eran conscientes que cada dia era un dia menos hasta que fueran llamados. Que supieran, 5 mujeres habian escapado del asalto al "Odisea", llevandose una computadora con datos importantes, y dos barras de uranio, asi como la vida de Lee. Tenian ahora la oportunidad de enmendar ese error... de demostrar lo que en verdad podian hacer. Fallar no era una opcion. 

Los ultimos dos dias habia llovido, lo que no habia menguado un apice el entrenamiento, pero daba un respiro a las calidas temperaturas del mes. Hoy, el cielo amanecia despejado. Hoy era el 7mo dia del entrenamiento. Hoy el castigo terminaba, y comenzaba lo que podia ser la ultima tarea de los Herejes.

Tras sufrir los últimos días todo lo ocurrido antes, y los duros entrenamientos que nos habían estado haciendo. Todo esto llegaba ya a su final, y por fin podríamos descansar de esos severos entrenamientos, que lo único que me producían era seguir con todo mi odio, para poder hacerlo ahora mejor y acabar cuanto antes con todo.

Me levanté y me tomé una ducha. Después de todo baje hacia la cocina para poder desayunar algo, y charlar con los compañeros si estaban por allí o libres de entrenamientos.

Con un crujido oseo y un gruñido, Alexander se levanto de su hamaca, y desperezo el cuerpo... Por unos instantes, permanecio de pie solo haciendo eso, mientras terminaba de recobrar el sentido luego del profundo sueño en que caia todos los dias, cuando terminaba... 

Desde que comenzara su castigo, habia estado entrenando como nunca. Todos los dias, por la mañana, se le podia ver alterando la piscina del lugar, dandole forma al agua, creando trombas, trozos de hielo y nubes de vapor... en todo sentido, practicando sus tecnicas de manipulacion del agua. Por las tardes, practicaba combate. Por suerte tenian al nuevo, uno que podia aguantar el bruto poder del joven, pero tambien solia pedir ayuda a Azkarra y Motoko, la primera la mas esquiva, la segunda con las mejores armas despues de el. Sin embargo, solo veia una cara en los entrenamientos... Abel, el sujeto que casi lo habia derrotado. No se hacia ilusiones de fuerza, sabia que solo la fortuna habia pemitido que saliera vencedor de esa pelea. Eso no podia pasar de nuevo... no podia quedar todo en el azar.

Pero por el momento, esas sombrias reflexiones no importaban. Acababa de levantarse. Necesitaba alimentar el cuerpecito. Luego podria encarar la nueva jornada...

La luz de la mañana se colaba en el invernadero sin dificultad a través del techo acristalado del lugar. El riego automático se acababa de poner el marcha rompiendo el silencio de aquella mañana. Debían de ser las 7 am.

Me encontraba en medio de un pasillo, con la espalda completamente apoyada contra el suelo y mirando al cielo, que parecía haber sido sustituido por una cartulina azul intenso después de dos días consecutivos de lluvias.

Debo de haber pasado la noche aquí... Aquel pensamiento obvio fue el primero en cruzárseme por la mente. Pero después de una semana tan intensa mis reflexiones matutinas no daban mucho más de sí. El entrenamiento resultó mucho más duro e intenso de lo que había pensado en un primer momento y si bien mi cuerpo lo resistió sin mucha dificultad, mi estado anímico sufrió un ligero bajón.

En tan sólo una semana había aprendido a utilizar un arma de fuego y aquello, en parte, me disgustaba. Ni siquiera me gustaba montar en coche, ¿cómo era posible que me agradara la idea de disparar a diestro y siniestro? Pero lo hacía, lo disfrutaba. La tarea en sí no era difícil y además se me daba relativamente bien, lo que no hacía más que aumentar mi sentimiento de culpa. Era muy probable que desde el momento que dejé a mi tribu, también dejara de ser una Tes Khar. Y no había nada más triste.

La tristeza tomaba muchas formas, se transformaba en inquietud, en curiosidad o en indiferencia y a veces, incluso, desaparecía... Como por arte de droga. Pero no abusaba mucho, sólo la masticaba los días que no me apetecía pensar en nada más que el estado del cielo o recordar aquella mágica sensación que Ardid provocó en mí cuando hizo que recobrara la conciencia.

Con ella y con Azkarra era con las que más había hablado durante entrenamiento aunque nunca les dejaba ver ni indagar en mi estado psicológico. Con los demás seguía el buen trato como de costumbre y con el nuevo... bueno, con el nuevo casi nunca me lo cruzaba.

Me senté sobre el suelo y apoyé mi cabeza en mi mano derecha mientras el codo se clavaba en mi muslo. Hmf... Debe ser que hace demasiado que no como carne fresca y eso me trastorna. Pero puede que hoy sea el día, veamos qué da de sí.

Aunque de momento ahí me quedé, escuchando el ruido de los aspersores.

Lo mataré, la próxima vez que lo vea, lo mataré
Era un pensamiento que había ocupado su cerebro cada noche antes de dormir, dando lugar a sueños violentos que lo hacían despertar anudado entre las sábanas.

Ocupaba la habitación de un tío muerto, apenas había llegado, lo habían puesto a sudar como un perro y para peor, parecía que el resto lo evitaba por algún motivo... bueno, no había ido a hacer amigos, pero esperaba otra cosa...
El amanecer fue igual a los demás, por pura rutina se levantó de la cama, levantó su barriga para rascarse sus partes y se vistió.

-Esta vez tiene que haber algo bueno para el desayuno, ayer casi me quedo con hambre...

Comentó mientras abría la puerta en dirección a la cocina.

Entro en la cocina, donde ya estaba Motoko. Sonriendo, se le aproximo y la beso levemente en la mejilla.

-Buenos dias. ¿Descansaste?

Desde que su amante muriera, habia tratado de ser amable con la cibernetica. Si bien lo que ella era iba contra la naturaleza que Alexander respetaba, tambien era una mujer, y una compañera, que habia sufrido una perdida mayor que las del resto con la muerte de Lee. Seguidamente se sirvio un vaso grande de jugo de fruta, al tiempo que saludaba al ligeramente mas tardio Jeff con un gesto de reconocimiento. Mientras bebia, ya iba relajando los musculos de los dedos, calentando para lo que se vendria. 

Llevaba cerca de media hora mirando el techo, sin parpadear y sin ver nada en concreto, sólo el blanco de la pintura y una pequeña mancha en ella. Desde otros lados de la casa le llegaba el típico sonido de una casa cuando sus habitantes despiertan y empieza la rutina diaria. Tal vez, ella también debería unírseles.

Con un suspiro cansado, cerró los ojos y se levantó, yéndose a la ducha antes de vestirse, y enfilar hacia la cocina. Durante la dura semana de entrenamiento, "que termina hoy, al fin", pensó, apenas había visto a sus compañeros. Azkarra y Jhiarr había sido con quién más tiempo había compartido, y aunque había pasado algunos momentos con Motoko, había preferido dejarle espacio, para que se pudiese sobreponer y liberar todo su enfado y su frustración, aunque dejándole su puerta abierta si necesitaba cualquier cosa.
Con Tifón y Mark apenas había coincidido en algún momento, y todavía no tenía una idea formada del nuevo, pero esperaba que éso se solucionase pronto, porque debían trabajar como un equipo, y no como un puñado de aficionados.

Con tranquilidad entró a la cocina viendo como Tifón saludaba a Motoko con un suave beso en la mejilla y se acerco sonriente a ella, antes de rozarle la cintura afectuosamente y saludar - Buenos días a todos. ¿Cómo te encuentras, Motoko? voy a hacer unas tortitas de miel con frambuesas, ¿quieres un par? - le preguntó, antes de mirar a Tifón y Jeff y preguntarles también a ellos - ¿vosotros queréis? -.
Sin esperar su respuesta, Ardid se puso a recolectar los ingredientes, para hacer suficientes para todos... por si acaso, además, se habían levantado pronto, seguro que poco después les entraba hambre.

A pesar de pasar días mal tras la muerte de mi amante, había estado descargando mi rabia con los duros entrenamientos.

Cuando yo entré a la cocina al poco entro Tifón, y este me beso en la mejilla, en otro momento le hubiera dado un bofetón. Pero deje que me diera un beso en la mejilla y le di las gracias. Jeff el nuevo también hizo presencia en la cocina. No le conocía apenas ya que había pasado de él y no hice nada para conocerlo...ahora cambiaría mi forma y haría lo posible para saber de él como con el resto de compañeros.

Al entra Ardid a la cocina, le di un fuerte abrazo y le dije. 

Estoy ya algo mejor, gracias Ardid, no preocuparse, jejee.Y si por favor, si no te importa quiero un par. Mientras abría la nevera y se servia un vaso de zumo.

-Me anoto para esas tortitas +asiente con una sonrisa, acomodandose en una silla con su jugo. Despacio relaja los musculos, sacandose las ultimas hebras de sueño. Pestañea, y mira el techo+... Hoy es el dia... +murmura en tono bajo.+ Creo que me voy a quedar viendo tele hasta que llamen... Ojala no se tarden mucho.

Esta semana estaba siendo rara, no llevábamos mucho viviendo aquí y apenas nos conocíamos, pero ya habíamos sufrido una baja, algo que particularmente me afectaba y me traía malos recuerdos. Estaba centrada en el entrenamiento, era algo que todos necesitábamos después de ver los resultados de la primera misión, realmente era necesario desde el primer dia  que llegamos aquí. Los momentos libres, que había pocos, los había pasado sobre todo con Ardid y Jhiarr.

Al despertar mire el despertador, aun quedaban quince minutos para que sonara, me di la vuelta e intente dormir esos quince minutos. Me gustaba despertar y ver que aun me quedaban unos minutillos para tener que levantarme.Cuando sonó el despertador me levante sin pensármelo y fui directa a la ducha, quitándome el pijama por el camino. Una ducha rápida de buena mañana siempre me sentaba bien. Me vestí  con ropa cómoda para el entrenamiento y baje a la cocina.

Cuando llegue ya estaban casi todos allí.-Buenos días ¿que tal?, salude a todos. Puse la cafetera en el fuego y mientras se hacia el café saque de la despensa cereales y magdalenas

Oyes algo. Mark entra en el invernadero, y se pone a mirar las plantas, con la mirada pensativa. No lo haz visto mucho esta semana. Ha estado entrenando en el gimnasio y dando largos paseos por la base, solo. Ni siquiera quiso hablar mucho de su pelea, salvo para decir que era una mujer muy agil, que se habia convertido en un oso y luego escapado por la ventana con la forma de un tiburon. Eso, y que sus armas le habian sido casi inutiles contra ella. 

A diferencia de Tifon que, ocupado en sus entrenamientos de un nivel mas letal, se habia relacionado más con Jeff el nuevo, y con Azkarra y Motoko, el guapo atlante no habia buscado acercarse a nadie. Se lo notaba callado y taciturno. 

-Buenas, Azkarra. Aqui, empezando el dia, viendo como matar el tiempo hasta que nos llamen... +contesta el grandote, de buen humor.+ Y esperando unas tortitas de Ardid, claro.

Hola Azkarra, ¿cómo estas hoy?, ya estas acostumbrada a los entrenamientos o que jajaja. Mientras bebía su zumo y esperaba a las tostadas.

Mientras hacía las tortitas sonreí hacia Azkarra que acababa de entrar - Buenos días, Azkarra, ¿has descansado? - dije antes de mirar enarcando una ceja hacia Tifón - ¿quieres tú también tortitas? -.
Unos cinco minutos después, mientras cada uno se servía su café, zumo o bebida favorita, puse en medio de la mesa una fuente con tortitas y los aderezos, esperando que cada uno se sirviera, ya que creía que había hecho más que suficientes incluso si Tifón estaba hambriento - Y... aquí están. Serviros. -.

Oí unos pasos a lo lejos pero me convencí a mi misma de que más bien se iban alejando. Nadie venía al invernadero, cosa que agradecía y me tranquilizaba. Aunque esta vez era diferente. Mark acababa de entrar.

Sentada de espalda giré mi cabeza y le sonreí. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos juntos. Ni siquiera me crucé con él en el campo de batalla y la intriga de si seguía con vida o no me acompañó gran parte de aquella tarde, hacía ya una semana. Después de ese mismo suceso cada uno se vio tan ocupado en sus tareas de mejor rendimiento que el socializar se vio reducido casi a la nada.

Por lo que me alegró su inesperada visita.
- ¿Te gusta este sitio? - pregunté casi en susurro como si temiera interrumpir la paz de las plantas de tan buena mañana.

-Hola... +dijo, saliendo de sus pensamientos+ ...Si, la verdad, es un bonito invernadero el que tienes, pero no venia a mirar las flores solamente. Estuve... leyendo, cosas sobre plantas con efectos venenosos... y queria ver si tenias algo de eso. 

Como si hiciera falta mas explicacion, añade.

-Mis armas no fueron muy efectivas la ultima vez, asi que esperaba poder añadirles un toque extra, si me entiendes...

-Muy agradecido. +contesto simplemente, sirviendose. Mastico, sonrio satisfecho y siguio devorando con tranquilidad, pero sin pausa. Cuando se atoraba, recurria al zumo. Pero su mirada estaba en otro lado. De vez en cuando, hacia pure la tortita que sostenia en su mano apretandola, para luego reaccionar y comerse las migajas sin decir nada. 

En esas ocasiones, su mirada iba alternando entre cada uno de los presentes, reconociendolos de pies a cabeza.

Mientras estan unos terminando de desayunar, y otros estan en sus actividades privadas, casi todos oyen (en sus respectivos ambientes) un sonido como a impulsores aproximandose...

En el caso de ellas y Mark, es un sonido que han escuchado antes, en el Odisea.Jeff puede tener una idea si ha escuchado el relato de la previa mision por parte de sus "compañeros" o leido el reporte. El unico que, abstraido en la comida y sus pensamientos, parece no notarlo, es Alexander. 

Mientras se terminaba el zumo acompañado de las tostadas que le había preparado. Se escucha unos ruidos de fuera.

¡Y esa mierda de sonido que escucha!, justo ahora cuando estamos desayunando. No nos dejan en paz, que pesados...

Piensa unos momentos, mirando el variado grupo de plantas... Finalmente, toma una planta parecida al perejil, pero mas alta y oscura. Arranca unos cuantos frutos de la misma y se los tiende a Mark

-Cicuta.. ingerir unos cuantos gramos de estos frutos podrian matar a una persona. Causan indigestion, vertigo, hipotermia, debilidad y paralisis. Creo que servirá, aunque no sabria decirte cuanto durara si impregnas tus armas con esto...

En eso, oyen el ruido que se aproxima. Sin pensarlo demasiado, la joven hace un gesto al rubio, para salir a ver.