Partida Rol por web

Xûl-Jarak

Vigésimo segundo día de Uktar (el Podrido), Año de los Dragones Solitarios (1373 CV, Cómputo de los Valles)

Tras el apacible día de ayer sin encuentro alguno y la gélida noche que acabáis de pasar, el grupo de aventureros se dispone a iniciar de nuevo el camino hacia la fortaleza de Xûl-Jarak entre toses y carraspeos de garganta. Puede que el tiempo al raso termine por dejar huella en cualquiera de ellos.

Durante la jornada de hoy, más fría de lo acostumbrado si cabe, no ha cesado de llover y una espesa capa de bruma lo cubre todo. Cuando llega la tarde, nuestros héroes alcanzan por fin su objetivo, después de ocho días de arduo viaje.

Allá delante en lo alto, sobresaliendo por encima de la gris cortina, la oscura ciudadela surge en la cima de una elevada montaña de roca. Se trata de una lúgubre construcción de la que no veis salir luz alguna. Sin embargo, tanto en la parte septentrional como en la oriental de la ciudadela, a varios cientos de metros en la lejanía, escucháis el inconfundible clamor de una cantidad ingente de orcos.

Tras el arduo viaje por los pantanos Beren consigue guiara sus compañeros, gracias a los consejos del semiorco, hasta la fortaleza donde tienen encerrados a los jovenes. La mañana es muy fria, como siempre, y parece notar que no está tan fuerte como debiera debido a ls temperaturas nocturnas.

Beren se gira y comenta a sus compañeros: Por fin hemos llegado, ¿alguien recuerda cual era el lado donde estaba derruido parte del muro? Creo que debe ser el mejor lugar para acceder.

Tras sus palabras trata de escuchar en la lejania a las ordas que se reunian alrededor de la fortaleza segun comentó el semiorco.

Creo que convendría echar un vistazo general a la fortaleza. Por lo que se oye parece difícil que podamos sacar a nadie de ahí dentro.

Wuzuk no puede por menos que contemplar durante unos instantes la fortaleza. ¿Cuántos orcos habrá ahí dentro? Si no fuera porque tenemos un compromiso, de buena gana que me olvidaría de esos muchachos. Seguro que ha sido su estupidez la que les ha llevado a acabar en el estomágo... del orco. Después, en previsión de lo que está por llegar, repasa meticulosamente su equipo, en especial, sus armas.

Bauglir observa con detenimiento cada una las reacciones de sus compañeros. Después, respira profundamente el crudo aire que durante todo el largo viaje les ha acompañado. Le resultaría inútil intentar ocultar el terror que le inspira la idea de tener que entrar en ese hervidero de orcos, pero sabe que la otra opción no está a su alcance.
Amigos... .- vuelve a aspirar Bauglir.- creo que deberíamos esperar a que oscureciera un poco más, parece que la luna no brillará esta noche. Intentaremos encontrar el fallo en la muralla u otro punto débil por donde nos sea fácil colarnos y acabar con todos los que nos obstruyan el paso. Esconderemos los cadáveres y será imprescindible evitar que nadie de la voz de alarma. Será muy difícil mantener el sigilo con la luz del día, al amanecer deberíamos estar fuera de la fortaleza.
Bauglir gira la mirada de nuevo hacia la horrenda construcción, .- ¿en que maldito lugar, de esa maraña de rocas, se encontraran los muchachos?- pregunta el mago sin mucha esperanza de obtener respuesta alguna.

A unos cientos de metros de la fortaleza, los cuatro héroes se encuentran agazapados entre las brumas del atardecer mientras debaten sobre la mejor manera de acercarse a aquel siniestro lugar que se recorta en el horizonte. Ciertamente, incluso el posible sufrimiento de los vástagos nobles de Mélvont o la más que generosa recompensa de su rescate sirven de escaso acicate ahora. No obstante, el fresco helor que sigue a la puesta de sol no hace más que apremiarles con insistencia. La decisión a tomar resulta más complicada de lo que alguno habría pensado, una vez llegado a este punto del camino. ¿Cuál será su próximo paso?

Dijo el cuervo

De repente, una estridente voz os sorprende sobremanera por partida doble: tanto por lo extraño de su tono como por lo cercana que proviene. Asombrosamente, mientras discutíais, un cuervo de color negro azabache se acaba de posar sobre el hombro derecho de Bauglir para entrar en la conversación sin complejo alguno.

-¡Rrrrrrr! ¡Karra secuestrrada! ¡Atrrapada!

-¡Abajo, abajo! ¡Hambrre! ¡Peligrro! ¡Rrrrrrr!

-¡Rrrrrrr! ¡Dorrn muerrto! ¡Chicos vivos!

-¡Sacrrificio! ¡Orrcos quierren sacrrificio! ¡Rrrrrrr!

-¡Rrrrrrr! ¡Drragon! ¡Rrrrrr!--exclama el ave empleando un tosco común justo antes de elevar el vuelo y quedarse a varios metros del suelo haciendo círculos en el aire sobre vuestras cabezas.

Ey, pajarito, exclama Wuzuk en un tono suave no habitual en él. ¿Qué eres y de dónde sales? Está claro que la visión de un cuervo parlante es algo bastante llamativo.

-¡Rrrrr! ¡Rrápido! ¡Chicos vivos aún! ¡Rrrrr!--responde el cuervo a Wuzuk, exclamando peligrosamente desde la distancia, sin descender lo más mínimo.

Creo que esta claro que deberíamos seguirlo .- dice el mago apresuradamente.- no creo que se trate de una trampa. Pero como siga graznando así el sigilo no será una opción.

Es obvio que se trata de un familiar. Que el 'oreb' nos guíe hasta su 'faern', -dice T´rijss con su melodiosa pero profunda voz. Que Eilistraee nos proteja de este lugar de ponzoña y corrupción. Cuando comencemos a avanzar, T´rijss se mantiene atenta a los movimientos y sonidos procedentes de la fortaleza. Ajusta el abrigo a su cintura y se mueve sigilosamente, esperando que la niebla que les ha acompañado todo el trayecto no les falle ahora. Mientras el gélido viento roza su cara piensa en la situación de esos chicos e inmediatamente aparecen las imágenes de los esclavos que acompañó un tiempo. Al cabo se da cuenta de que si el cuervo sabe que están vivos puede ser que estén cerca de alguna ventana u obertura y eso le hace olvidar esas imágenes. De momento estamos aquí. Ya veremos cómo lograremos sacarlos.

Siguiendo al cuervo parlanchín, nuestros cuatro amigos van aproximándose poco a poco a la oscura fortaleza. A medida que avanzan por entre las brumas, el insoportable frío entumece sus sentidos hasta el punto de que alguno de ellos llega incluso a dudar de estar realmente despierto. Al cabo de unos minutos, el grupo se encuentra a escasos 50 metros de la imponente prisión en la que, se supone, se hallan retenidos los vástagos de Mélvont que han venido a buscar. ¿Quién sabe a qué tormentos se habrán enfrentado ya esos jóvenes? ¿Quién sabe si aún seguirán vivos?

Sea como sea, sin duda alguna ha llegado el momento de entrar en acción. La tensión puede palparse en el silencioso manto que parece cubrir a los héroes cuando detienen por última vez el paso para cerciorarse de que ya no hay vuelta atrás. ¿Lograrán alcanzar su objetivo y, sobre todo, salir airosos de la incursión en la peligrosa Xûl-Jarak?

T´rijss sugiere que nos aproximemos por la abertura del oeste y buscar desde ahí una entrada. Habrá que vigilar la muralla por si algún vigía nos observase. Supongo que el cuervo nos indicará en esa dirección también. Es posible subir la cuesta desde donde estamos, espero, ¿o toca dar un rodeo? Si queréis avanzo tratando de ocultarme y luego os hago señales. Es sigilo es nuestra mejor arma.

Puede que haya que escalar, yo llevo una cuerda por lo que pueda pasar. Si quieres llevatela por si tuvieras que subir parte del muro. dice Beren a su compañera tras abrir su mochila.