Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Morgan)

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09/10/2015, 21:32
Narrador

No me des las gracias, no estoy en el negocio de la caridad.

Nueva York, 30 de Junio de 2015.

2:05 horas.

Han pasado veinticuatro horas y todavía no has encontrado nada en tu mente que pueda explicar lo que viste. Tus ojos se mueven a un lado y a otro, inquietos, mientras una vez más lo sucedido vuelve a tu mente. A tu alrededor las luces de la ciudad se mueven en esa danza invisible e incomprensible para cualquiera que no haya vivido lo suficiente en la Gran Manzana.

Inevitablemente buscas cada pocos minutos el reloj, esperando ese momento en que sus agujas encajen a la perfección con las del recuerdo de la noche anterior. Y cuando está a punto de suceder sientes un cosquilleo en la espalda. Sin embargo, las agujas alcanzan ese punto y lo sobrepasan sin que nada suceda. Sin que vuelvas a verla. Pero no lo necesitas para recordar.

Ni siquiera estás segura de qué fue lo que viste. Estabas dentro del coche, dispuesta a pasar una noche más de vigilancia en aquel callejón, esperando a que la maldita señora Powell saliese del apartamento de su amante para poder tomar algunas fotos que presentarle al día siguiente a su marido. Estabas harta de los casos de infidelidad, pero venían bien para mantener tu tapadera y de vez en cuando te veías en la necesidad de tomar alguno. Sobre todo si el cliente venía de parte de Clarkson. Sin embargo algo interrumpió tu vigilancia y te hizo bajar del coche para comprobar que era cierto. De repente y aparecida de la nada, había una mujer. Estaba allí, en medio del callejón, sentada sobre una cama tan incongruente como su presencia. Y sin embargo ella parecía sentirse tranquila con su visita. Gloriosa. Vestía un camisón arrugado y su piel estaba cubierta por una capa de sudor. Sus ojos enormes y desorbitados se cruzaron con los tuyos y sentiste una extraña conexión con ella. Sentiste su dolor y su emoción. Su sonrisa te envolvió, y a pesar de que durante un instante una sensación de peligro te invadió, los segundos pasaron y esta fue disipándose en el aire como una colilla olvidada en un cenicero.

Después de veinticuatro horas algunos detalles se han desvanecido, pero la imagen general  de esa habitación de hotel que viste durante un breve parpadeo sigue presente. El papel de las paredes, monótono y repetitivo. La penumbra, mostrándote sólo el contorno de las cosas. La luz de la luna entrando por la ventana y dibujando para ti la esquina de un puzzle al que le faltaban demasiadas piezas como para que cobrase sentido. Repasar la imagen una y otra vez no te ayuda a comprenderla. Y aunque en aquel momento no viste a nadie más con ella, siempre tuviste la certeza de que no estaba sola. 

Todo fue algo confuso después. La mujer emitió un largo suspiro mirándote directamente a los ojos. Tus pupilas y las suyas parecían unidas por un hilo fino e invisible, como si fueran dos vasos de yogur y vuestros cerebros las usasen para comunicarse de una forma que no comprendías. Luego abrió la boca como si hablara con alguien, pero no te llegó su voz. Y entonces... Entonces un sonido rompió el ambiente tanto en la calle como en aquel hotel. Un sonido que conocías bien y que te hizo reaccionar de inmediato: el estruendo de la pólvora estallando, detonando una bala y una vida. Con el sobresalto inicial no llegaste a ver el agujero que atravesaba su cabeza, pero no te hizo falta para saber que estaba ahí. Y pudiste sentir cómo todo se apagaba mientras ella caía hacia atrás, rebotando en el colchón. En el último instante en que miraste al frente pudiste ver la salpicadura que aquel disparo había dejado en la pared. Casi parecía una flor. Un lirio oscuro, sombrío y cargado de muerte. 

Apenas transcurrió un pestañeo antes de que la calle volviera a ser la misma. Aquella cama había desaparecido llevándose a la mujer que descansaba en ella. Los últimos ecos de aquel disparo aún resonaban en tu cabeza, y no se apagaron hasta que no dejaste de ver aquella habitación de hotel. A varios metros de donde estabas la puerta del apartamento se abrió y la señora Powell salió de ella, arrellanándose en su abrigo y marchándose sin que te hubiese dado tiempo a hacer las fotos, obligándote a volver de nuevo. 

Así que aquí estás otra vez. Aunque esta noche te has traído a Lindsay contigo. Por si acaso. Y es precisamente su voz la que te saca de tu ensimismamiento. 

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13/10/2015, 21:51
Lindsay Graham

- Bueno, y una vez que tengamos las fotos... ¿Qué se supone que hacemos? ¿La seguimos hasta su casa o qué? - Tu amiga y compañera de piso está sosteniendo tu cámara con una mano mientras intenta hacerse un selfie con el móvil en la otra. Antes de darle al botón frunce los labios en una graciosa mueca. - Esta para el instagram. 

Tras esa afirmación baja la cámara y se sienta de lado para mirarte mejor. - Estás un poco distraída, cuéntame qué te ronda por la cabecita. Necesito saberlo... ¿Es por... ese macizo que pasa tanto por casa? - Sus labios se curvan en una sonrisa pícara antes de que ladee la cabeza, intentando recordar su nombre. - ¿Cómo se llamaba? Bueno, da igual... Te comprendo. A mí también me volvería loca. 

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13/10/2015, 22:21
Morgan Laurent

Joder, Morg, deberías dormir más y beber menos. O quizás beber aún más.

Eso fue lo que pensé cuando Lindsay me sacó de mi ensimismamiento. No podía dejar de mirar la calle, esa misma calle que anoche misma se había convertido en una puta habitación de hotel. Una puta habitación. Con su cama, con su papel pintado desgastado, con sus sábanas, con su muerta de un tiro en la cabeza, ¡un puto tiro! Estoy parecía sacado de una película donde el protagonista se vuelve cada vez más y más loco. Y esa protagonista parece que soy yo. Y encima no me pagan, hay que joderse. 

Sacudí un poco la cabeza, tenían que ser imaginaciones mías, imaginaciones... demasiado reales, quizás, pero imaginaciones al fin y al cabo. Es imposible que aparezca una puta habitación de hotel barato en mitad de una calle con una mujer en una cama. Imposible. Y como vuelva a perderme a la señora Powell salir del apartamento de su amante otra vez, la que se va a volar los sesos soy yo. 

- ¿Quieres estarte quietecita? Esta cámara vale una pasta-le digo, quitándole el aparato de las manos una vez se ha hecho la foto-. No creo que a mi cliente le interesen tus morritos... o quizás sí. Pero no creo que te interese...

Eché mano a la parte de atrás, donde llevaba una litrona de cerveza. Abrí el tapón de rosca y le di un trago antes de poner cara de desagrado y volver a meterla en la bolsa. 

La hostia, está caliente ya...-murmuro con desagrado. Toso un poco y le explico a Lindsay:-A ver, la cosa es pillarla saliendo de allí. Le hago un par de fotos y la seguimos, anotamos de dónde a dónde ha ido y la hora. Mañana le entrego las fotos y la información al señor Powell, me paga una pasta y con esa pasta me compro una botella de Cardhú.

La miro, seria, cuando pregunta el por qué estoy distraída.

¿Paul?-pregunto. Recuerdo entonces que me había mandado un whatsapp del que había pasado. Lo mismo lo llamo luego. Me encojo de hombros-. Nah. Es la mierda de cerveza que me bebí antes, que me ha sentado como un tiro, ya te he dicho que no compres de esa marca.-ja, un tiro. Qué brillante eres, Morgan.

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13/10/2015, 23:56
Lindsay Graham

Lindsay deja que cojas la cámara sin protestar, alzando solamente sus manos en un gesto de inocencia. - Ahhh... Es que esto es aburridísimo -asegura mientras te observa beber el trago de cerveza-.

- ¡Paul! ¡Eso era! - Sonríe feliz, como si se hubiera acordado ella misma. - Paul -repite, entrecerrando los ojillos con esa cara que pone cuando está fijando algo en su mente-. Está muy bueno, tía. Con ese rollo de artista bohemio... Y su carita de cachorrito desvalido... - Suspira y niega con la cabeza, todavía con una pizca de picardía en la mirada. - No lo mandes a la mierda demasiado pronto. 

Mira a su alrededor y estira las piernas todo lo que puede dentro del coche. - No sé cómo soportas este trabajo, Morg. Es un puto coñazo. Y aparte de esperar y hacer fotos... ¿Ya está? Si acabamos pronto podríamos ir a tomar algo al Winter's. No está demasiado lejos de aquí y me vendría bien una copa. - Echa un vistazo hacia atrás y arruga la nariz. - Paso de la cerveza caliente. Compré esa porque estaba de oferta y total, para lo que nos dura...

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14/10/2015, 03:05
Narrador

Es en ese momento cuando la puerta del apartamento se abre, más o menos a la hora que esperabas y de ella vuelve a salir de nuevo la señora Powell. Puedes ver perfectamente cómo mira a ambos lados, con esa expresión que después de años ejerciendo has aprendido a conocer muy bien. La de quien se siente al mismo tiempo satisfecho y culpable, la de la adrenalina morbosa de saber que se está haciendo algo prohibido.

La mujer se coloca un pañuelo sobre la cabeza y unas gafas de sol a pesar de la hora nocturna. Y, tras arrebujarse en su abrigo, se dispone a salir del callejón, probablemente para volver a su casa y fingir una vez más que regresaba después de tener turno nocturno en el hospital en el que trabajaba como enfermera.

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14/10/2015, 03:22
Lindsay Graham

Tu amiga contiene la respiración al verla salir del portal y se tensa, poniendo de sopetón una mano en tu pierna. -¡Tía! ¿Es esa?

Lindsay parece haber olvidado de inmediato todo el aburrimiento que afirmaba sentir ante la emoción de que vuestra presa haya aparecido. Su voz se convierte entonces en un susurro apremiante.

- Corre, haz las fotos y yo apunto la hora -dice, al parecer motivada de repente por la misión hasta el punto de organizar las tareas, mientras saca el móvil y pulsa el botón para que se ilumine la pantalla-. 

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15/10/2015, 12:34
Morgan Laurent

Es cierto que Paul no está nada mal y el sexo con él está bien. Realmente depende más de él que lo despache antes o después que de mí, mientras no me sea un estorbo ni un dolor de cabeza... 

Cuando termine con él lo mando a tu cuarto...-bromeo con una leve sonrisa. Aunque probablemente se lo tomase al pie de la letra, conociéndola...

¿Ir luego al Winter's? No me parecía mala idea.

- Si te portas bien te invito luego a un chupito de tequila, ¿va?-digo, esperando que se porte bien y no arme demasiado escándalo o llame la atención desde fuera. Si la mujer salía y nos veía, podía decir adiós a mi sueldo de la semana y al Cardhú. 

En ese momento, la señora Powell sale del edificio. Veo como se coloca bien el abrigo y casi se hunde en este con la sonrisa de una niña traviesa que sabe que no debería estar comiendo tarta pero que a cada bocado le sabe aún mejor que el anterior. La adrenalina y la emoción de hacer lo prohibido era algo incomparable, creo que a todos en el fondo nos gusta esa sensación, saber que no deberíamos hacer algo y aún así hacerlo y rezar porque no te pillen. Era una experta en reconocer ese cosquilleo tan especial y, en cierto modo, una adicta a este. 

Ya te tengo...

Me sobresalto cuando Lindsay pone la mano en mi pierna. Sonrío. Ahora es ella la que parece una niña pequeña, aunque me sorprende que pueda serenarse tan rápido e incluso comenzar a organizar. Cojo la cámara con una mano y con la otra tapo su pantalla del móvil. No quiero luces.

- Coge la libreta que hay en la guantera, hay un boli al lado, apúntalo ahí. Son las dos y doce-le susurro mientras apunto con el objetivo. Enfoco con cuidado pero con rapidez hasta que consigo una imagen nítida y disparo, tengo la cámara en modo ráfaga, por lo que hago varias fotos. Elegiría luego las que se ven mejor-Listo...

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17/10/2015, 02:17
Lindsay Graham

Una sonrisa cargada de picardía asoma a los labios de tu compañera de piso cuando mencionas la posibilidad de pasarle a Paul como si fuese una más de las prendas que intercambiáis entre vosotras de vez en cuando. Pero todo eso queda olvidado en cuanto la verdadera misión comienza. 

Lindsay da un pequeño respingo cuando tu mano tapa la pantalla de su móvil y te mira sin comprender en un primer momento, hasta que escucha tus indicaciones y entonces asiente. - Ahhhh... Claro. Voy.

Deja el teléfono boca abajo sobre sus piernas y saca la libreta y el bolígrafo de la guantera para apuntar la hora. - Dos y doce -murmura para sí misma, repitiendo tus palabras-. Ya está. - Da un pequeño golpecito en la libreta con el bolígrafo, remarcando que ha terminado y mira hacia fuera mientras dejas la cámara y vas arrancando el coche. - Tía, tía, que se va, vamos a seguirla, ¿no?

Sacas el coche del callejón, poco después de que la señora Powell salga de él, y la ves entrando en el monovolumen gris que comparte con su marido. Dejas tiempo para que se ponga el cinturón y se incorpore a la circulación antes de hacer tú lo mismo y teniendo cuidado de no quedarte demasiado atrás, pero dejando siempre un coche entre ambas. 

Lindsay está sencillamente emocionada con toda la situación y puedes sentir su inquietud aún más en los momentos en que trata de permanecer callada para no interrumpir tu concentración. Casi parece una niña pequeña sabiendo que está haciendo algún tipo de travesura prohibida. Escuchas cómo da pequeños golpecitos en el cristal de la ventanilla y si la miras de reojo la verás mordiéndose el labio y con los ojos enormemente abiertos. 

- ¡Cuidado, cuidado que la pierdes! -estalla finalmente cuando pasas un semáforo en ámbar para no alejarte demasiado-. Ohhhh, pensé que se escapaba esa guarrilla -afirma, soltando un suspiro de alivio-. Oye, voy a poner música, así ambientamos la persecución, como en una peli o algo.

Y tal y como lo dice, estira la mano y pulsa el botón de la radio, encendiéndola. Una melodía llena entonces el coche de violines, flautas y contrabajos. Parece ser una orquesta de música clásica, aunque el instrumento que más presencia termina tomando es el piano.

Lo cierto es que te sorprende que pongan ese tipo de música en la emisora que tienes sintonizada normalmente. No pega nada con el estilo más moderno y desenfadado que suelen tener. Pero más sorprendente es que Lindsay dé un par de palmadas de felicidad al escucharla. Nunca ha manifestado que le gustase la música clásica ni por asomo. De hecho, sabes que tuvo una cita con un muchacho que la llevó a un concierto de la orquesta sinfónica y la pobre se quedó dormida en la primera pieza. Según ella, la siesta fue sencillamente épica. Pero al parecer el chico pasó algo de vergüenza y no la volvió a llamar. 

- Oh, tía. Me encanta esta canción. Taboo es sen-ci-lla-men-te genial. Qué grande. - Y totalmente a destiempo empieza a canturrear una melodía que no encaja en absoluto con lo que suena. - That tonight's gonna be a gooood gooood night, a feeling! Tonight's the night night. Let's live it up. I've got my money! Let's spend it up. Go out and smash it. Like all my Gods! Jump off that sofa. Let's get get... Off!!

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19/10/2015, 19:04
Morgan Laurent

Arranco el coche cuando la señora Powell se incorpora a la circulación y comienzo a seguirla. Dejo un coche entre ambos vehículos, por si acaso. De vez en cuando me cambio de carril para luego volver al de antes, para despistar en el improbable caso de que sospeche de que la siguen. 
Lindsay parece que de verdad se siente en una película de misterio e intriga. Parece totalmente metida en situación, me planteo incluso traérmela más veces o que me haga de secretaria... Aunque mejor no. Es demasiado desastrosa y despistada, si mi trabajo y organización semanal dependiese de ella, no duraría ni dos semanas más. Este trabajo, por suerte o por desgracia, no tiene una amplia lista de clientes, normalmente los que me contratan ya no vuelven a hacerlo si no tienen algún problema más... 

- Tranquila-le digo a Lindsay cuando me apremia en que la siga. Acelero un poco para pasar el semáforo en ambar-. Está todo controlado...-La hostia... Me va a poner de los nervios al final...

Mi compañera se decide a poner la radio, no me molesta el ruido al conducir así que dejo que la encienda. Me sorprendo cuando escucho la música clásica y miro si es la cadena que tengo sintonizada siempre para comprobar que, efectivamente, es mi cadena de siempre. Arqueo una ceja, pues sí que han cambiado el estilo...

Pero entonces Lindsay se pone a cantar una canción que no tiene nada que ver con la música que estoy escuchando. La miro a ella y luego a la radio... ¿Pero qué cojones?

- Joder, esta canción la tengo hasta en la sopa-digo cambiando en emisora a la siguiente de la lista, una de rock. 

Paramos en un semáforo, momento que aprovecho para encenderme un cigarro y abrir la ventanilla para que se vaya el humo y entre un poco de aire. Doy una calada profunda y expulso el humo lentamente, intentando relajarme un poco.

Te estás volviendo loca, Morgan... 

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20/10/2015, 21:23
Lindsay Graham

El olor viciado y acre de la Gran Manzana se cuela por tus fosas nasales cuando abres la ventanilla, ya conocido y familiar después del tiempo que llevas viviendo en ella y enseguida se mezcla en una combinación perfecta con el humo de tu cigarrillo.

Lindsay hace un pequeño mohín de fastidio cuando cambias de emisora en medio de su canturreo, pero cualquier protesta que pudiera pensar en hacer abandona su mente de inmediato cuando el coche de la señora Powell gira hacia la derecha metiéndose en otra calle, algunos metros por delante del tuyo. Parece dirigirse hacia su casa, que ya sólo está a un par de manzanas del lugar donde os encontráis.

Sin embargo, algo sigue sin encajar porque la misma canción sigue sonando en la nueva emisora. Revisas el dial, pero es el correcto, el de la emisora de rock... En la que continúa esa misma música clásica, incluso jurarías que en el mismo punto de la canción, como si ambas emisoras estuvieran completa y perfectamente sincronizadas.

- ¡Oh, Morg, no la pierdas! -exclama tu amiga exaltada- ¡Se ha metido por ahí! -añade, señalando la calle, asegurándose de que no te pases de largo y la pierdas de vista-.

Después arruga la nariz y mira hacia la radio. - ¿De verdad prefieres este ruido, tía? Parece que estén aporreando unas latas. Tu coche, tus reglas. Ya. Pero... Puffff...

Y mientras Lindsay se queja y el sonido del piano parece incrustarse hasta en tu cerebro, el coche de la señora Powell se detiene delante del edificio donde comparte con su marido un bonito apartamento en uno de los pisos más altos. El garaje se abre, activado presumiblemente por un mando desde el coche de ella, y se introduce por el portón, desapareciendo de vuestra vista.

- ¡La guarrilla ha llegado al nido! -exclama, interrumpiendo sus protestas por tu elección musical y girándose para mirarte con los ojos muy abiertos- ¿Apunto la hora y nos vamos a tomar esos tequilas?

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23/10/2015, 10:52
Morgan Laurent

Miro la radio y después al frente. Tenía que estar flipándolo, la misma canción exactamente por el mismo lugar por el que se había quedado, ¿que mierdas estaba pasando? 

Suelto con la mano izquierda el volante para darle una calada al cigarro y abro más la ventanilla de mi lado. Quizás sea el cansancio o la cerveza de mierda que compra Lindsay. Miro mi cigarro, de reojo... ¿desde cuándo Chesterfield le pone alucinógenos a sus cigarros? No, no, no podía ser eso. 

Fuera lo que fuese, me está poniendo muy nerviosa. Eso hace que casi me pase la calle, pero doy un giro a tiempo gracias al grito de Lindsay. 

Joder, la próxima vez no te traigo, entre tú y la radio me pongo de los nervios...-suelto y apago la radio rápidamente. 

La señora Powell llega a casa y yo paso de largo de su domicilio, obviamente. Suspiro, trabajo hecho, solo queda revelar las fotos y ya está... Mañana llamaría al señor Powell y me podría pagar. 

Sí, vamos... no sabes lo que necesito un tequila...-le digo a mi amiga, poniendo rumbo hacia el bar del que me hablaba antes. Cojo mi móvil y lo desbloqueo con una mano antes de pasárselo a Lindsay-. Mándale un mensaje a Paul, dile que estaremos en el Winters-le digo con un lado de la boca, pues estoy sujetando el cigarro con los labios. Doy otra calada, larga y profunda y suelto el humo lentamente.

Holy shit...

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23/10/2015, 19:45
Lindsay Graham

- Meh. - Eso y un gesto infantil sacándote la lengua desde su asiento es toda la respuesta que Lindsay da a tus palabras sobre no volver a llevarla. 

Sin embargo, hay algo que te desconcierta más que tu compañera de piso. Cuando pulsas el botón para apagar la radio, la melodía continúa sonando, sin interrumpirse, durante al menos cuatro o cinco segundos. Tiempo suficiente para que mires hacia la radio y compruebes que el display está apagado. Peor aún, cuando por fin empieza a desaparecer, lo hace poco a poco, desvaneciéndose de una forma más similar a una bajada de volumen que al corte abrupto y seco que habrías esperado al apretar ese botón.

El sonido del motor del coche, rodando en medio de la gran ciudad es al mismo tiempo un alivio y una incógnita a la que no te da tiempo de darle demasiadas vueltas, pues Lindsay murmura para sí misma, apuntando en la libreta la hora. - Dos y cincuenta. - 

Puntea en la libreta con el bolígrafo y levanta la mirada a tiempo de coger tu móvil y esbozar una sonrisita traviesa. - Uh, uh... ¿El macizo va a pasar la noche en casa? 

Con una risa empieza a manipular tu teléfono hasta llegar al servicio de mensajería y mientras teclea el mensaje se gira para mirarte, con una ceja enarcada en una expresión divertida. - ¿Quieres que le ponga alguna guarrada también? Para que se vaya motivando...

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24/10/2015, 00:45
Narrador

Mientras tanto, has llegado a la calle donde se encuentra el Winter's. A pesar de ser una bocacalle de una travesía ancha con varios carriles, la calle que alberga el local es estrecha y poco transitada. Sabes que girando por un par de callejuelas hay una zona donde podrás aparcar con facilidad. 

El Winter's es uno de esos locales que no son muy grandes ni conocidos, pero que tienen su público. A medio camino entre pub y cervecería tiene una barra larga en la que los fines de semana se instalan dos camareros y en las noches de semana, menos concurridas, se suele encargar un chico llamado Darren Drew. Lindsay lo conoce más a fondo que tú. Verdaderamente a fondo, de hecho. Lo suficiente como para llamarlo Dede sin que al tipo lo moleste lo más mínimo.

También hay algunas mesas en la parte de la derecha y más allá una zona más amplia con un billar. En la pared del fondo unas escaleras llevan a la parte de arriba, donde hay algunos sofás, los camareros no atienden y la luz suele ser muy tenue. 

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26/10/2015, 21:04
Morgan Laurent

¿Pero qué coño está pasando? 

Miré la radio con el ceño fruncido, la melodía no terminaba, se iba apagando lentamente hasta desaparecer... aunque casi podía seguir escuchándola en mi cabeza. ¿Qué cojones me estaba pasando? No entiendo nada, aunque quizás sea solamente el cansancio, al menos, quiero creer que es eso...
 Ahora me tomaré una copa (o dos, puede que tres), volveré a casa con Paul y echaré un polvo (o dos, puede que tres) y mañana será otro día, un día en el que ganaré dinero y eso es bueno... Sí, lo único que tengo que hacer es descansar y darme una alegría al cuerpo, seguro que es eso, seguro que mañana estoy fresca como una rosa, no puede ser de otra forma. 

Agradezco que ahora sea el sonido del motor y el exterior lo que invade el ambiente de mi coche. Termino el cigarrillo y tiro la colilla por la ventanilla. Pongo así rumbo al Winter's. No puedo evitar esbozar una media sonrisa cuando escucho a Lindsay hacerme esa pregunta.

Es más que probable-respondo-. Así que las garras donde pueda verlas, leona-bromeo. No era una persona celosa, ni mucho menos. Ante su siguiente pregunta, me encojo de hombros-. Como quieras, conque le digas que en...-miro la hora en el reloj del coche y calculo- diez minutos estaremos en el Winter's...-probablemente, a estas horas, seguramente esté durmiendo o trabajando en algún proyecto fotográfico. Es un animal más bien nocturno, como yo. 

Tras aparcar donde siempre, llegamos al bar. Aquí casi me siento como en casa. Saludo al camarero en una especie de saludo militar informal, llevándome solo un par de dedos a la frente y luego moviendo la muñeca hacia delante. Me siento en la barra junto con Lindsay, si voy con ella seguramente nos haga un 2x1, ventajas de que tu amiga se haya cepillado al camarero (porque se lo cepilló... ¿o fue al otro?).

Un par de tequilas-pido y miro a Lindsay-. Esta ronda invito yo-le digo, me siento incluso generosa.

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28/10/2015, 01:03
Darren Drew

El chico se acerca a vosotras cuando os instaláis en la barra. - Ey, chicas. ¿Cómo va eso? - pregunta con una amplia sonrisa y un guiño de ojo que parece dedicado a Lindsay. 

No tardáis en tener sobre la barra delante de vosotras tres vasos de chupito con un líquido transparente, un salero y un pequeño plato con tres rodajas de limón. El chico parece dispuesto a unirse a vuestra juerga y al parecer no tiene mucho trabajo esta noche. Un par de grupos de gente bebiendo, uno de ellos en la barra y otro en la mesa y al fondo otro grupo que parece estar recogiendo los palos de billar y poniéndose los abrigos para marcharse. Sus labios se curvan de una forma encantadora cuando coge el salero y echa un poco de su contenido sobre el dorso de su mano antes de dejarlo cerca de vosotras, esperando que hagáis lo mismo.

- ¿Por una noche maravillosa? -propone como brindis antes de lamer la sal con los ojos fijos en tu compañera para después beberse el chupito de un trago y comerse la rodaja de limón. 

- Ahora estoy con vosotras de nuevo -se despide Darren cuando uno de los que se van se acerca a la barra para pagar-. 

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28/10/2015, 01:44
Lindsay Graham

Lindsay se bebe su chupito de un trago y hace una mueca y aspavientos con las manos cuando el líquido golpea su garganta. - Joder, está fuerte -añade, con una carcajada, mientras coge su rodaja de limón-.

Dedica una sonrisa pícara a Darren cuando se aleja y entonces se gira hacia ti, con ambas cejas enarcadas en una expresión graciosa. - ¿Has visto eso, tía? Lo tengo en el bote. Creo que tu cama no va a ser la única con un macizo dentro esta noche. 

Y parece dispuesta a añadir algo más cuando su mirada se desvía hacia la puerta y suelta otra carcajada. - Me cago en la puta -dice con tono jocoso, moviendo la mano con efusividad a modo de saludo-. Ha perdido el culo para venir.

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28/10/2015, 01:48
Paul Warren

Cuando sigues la mirada de tu amiga hasta la puerta ves que por ella está en estos momentos entrando Paul. El chico sonríe al veros en la barra y se acerca a vosotras con naturalidad. - Ey, Lindsay. -Saluda primero a tu amiga para después girarse hacia ti e inclinarse, como si fuera a darte un beso en la mejilla, para en cambio susurrar en tu oído.

- Me has puesto muy caliente con ese mensaje. -Dice con voz grave. Su aliento golpea suavemente la tierna piel de tu cuello erizando cada poro y cuando se separa de ti puedes ver que sus ojos están levemente entrecerrados y sus pupilas dilatadas. En sus labios baila una pequeña sonrisa de medio lado mientras te dedica una mirada que puedes entender como una promesa.

Deja entonces uno de sus brazos apoyado en la barra por detrás de ti, de forma que lo rozas con la espalda con cada pequeño movimiento y os mira a ambas primero y a los vasos de la barra después, adaptándose al momento. - ¿Qué tal va la noche? ¿Qué estáis tomando? 

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30/10/2015, 09:18
Morgan Laurent

Observo como una mera espectadora el "sutil" ritual de apareamiento que se está dando ante mis ojos. Darren quiere llevarse a la cama a Lindsay, eso está claro, lo que él no sabe es que es ella quien lo lleva a la cama a él. Y que probablemente sea la primera y última si ella lo quiere así. 
Mientras mi compañera de piso me confirma lo que pensaba, yo me echo la sal en la mano de forma distraída mientras la escucho. Lamo, me bebo el chupito de golpe y muerdo el limón. ¿Fuerte? Menuda nenaza está hecha... 

Mordisqueo el limón (por alguna extraña razón, me gusta su ácido sabor) cuando Lindsay saluda a mi espalda, me giro para encontrarme con Paul. Lo saludo con una mano mientras se acerca a nosotras. Iba a saludarlo cuando escucho su susurro y siento su aliento en la oreja. Casi me atraganto con el limón y hago acopio de todas mis fuerzas para no echarme a reír. Puta Lindsay. No puedo decir que me queje, pues yo le dejé mi móvil... Tendría que revisar qué le ha puesto. Sin embargo, me gusta la técnica de tenerlo caliente antes incluso de empezar, hoy no me apetece andarme con demasiados rodeos, no se me ha olvidado lo ocurrido en el coche y...  de verdad, necesito despejarme.

Me limito entonces a sonreír y a guiñarle un ojo.

Una, que está inspirada...-le susurro con una ligera sonrisa, acariciando la línea de su mandíbula con un dedo. Miro nuestros vasos vacíos y enseño la cáscara de la rodaja de limón de mi mano-. Tequila. ¿Quieres? No está muy fuerte...-le digo. Aunque, todo hay que decirlo, mi resistencia al alcohol es mayor que la de un marine del tamaño de un armario. Comprobado, tumbé a uno hace un par de año, el muy estúpido se picó. Al menos gané unas cuantas rondas gratis y un poco de dinero.

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31/10/2015, 01:40
Paul Warren

Paul asiente con la cabeza. - Claro. Tequila está bien -responde con un cierto tono jocoso que te hace pensar que está recordando cómo os conocisteis y lo muy borracho que terminó él aquella noche por subestimarte-. Aunque no voy a cometer el mismo error de nuevo.

Mientras tanto, el grupo se ha marchado y Darren, tras meter el dinero en la caja y pasar una bayeta por la barra, se acerca a vosotros, saludando a Paul con un movimiento de cabeza. 

- Ponme un tequila a mí también -pide entonces tu chico al camarero-. Y una birra, por favor. 

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31/10/2015, 02:48
Darren Drew

- Claro, tío -responde el camarero, aprovechando para dedicarle una sonrisa a Lindsay-.

Empieza entonces a repetir el ritual y preparar tres vasos, dando por hecho que vosotras también tomaréis otro chupito. No se pone esta vez uno para él. A veces, cuando tiene poco jaleo como esta noche se va tomando algún que otro chupito o copa con vosotras, pero hace ya mucho que renunció a intentar seguirte el ritmo. Teniendo que trabajar, no puede permitírselo y ya tuvo problemas para mantenerse en pie detrás de la barra la primera noche que se unió a vuestra fiesta.

Saca después un botellín de cerveza para Paul y ante su negativa, guarda el vaso que estaba sacando. Coge otra cerveza para él y da un trago, dejando después el botellín debajo de la barra.

Se apoya en la estantería que tiene detrás y empieza a marcar el ritmo de la música con los dedos sobre su pierna, echando no-tan-discretos repasos a tu amiga. Y por cómo le responde ella con sonrisas más-bien-poco-tímidas cada vez tienes más claro cómo van a terminar la noche esos dos.

 

Notas de juego

Ahora vamos a hacerte un salto hasta el día siguiente. Si te apetece puedes narrar tú cómo se desarrolla el resto de la noche, dando por hecho que, si no haces nada raro, los demás te seguirán con normalidad. Si no, nos encargaremos nosotros en el próximo turno ^^.