Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Wes)

Cargando editor
09/10/2015, 21:33
Narrador

Capítulo 0: Resonancia

La verdadera violencia. La violencia que es imperdonable... es la violencia contra nosotros mismos... cuando tenemos miedo de ser quienes somos en verdad.

San Bernardino, 29 de Junio de 2015.

23:05 horas.

Han pasado veinticuatro horas y todavía no has encontrado nada en tu mente que pueda explicar lo que viste. Tus ojos se mueven a un lado y a otro, inquietos y fríos, mientras una vez más lo sucedido vuelve a tu mente. A tu alrededor las voces de tus compañeros de banda - de los compañeros de banda de John - celebran lo bien que salió el negocio de ayer.

Inevitablemente buscas cada pocos minutos el reloj, esperando ese momento en que sus agujas encajen a la perfección con las del recuerdo de la noche anterior. Y cuando está a punto de suceder sientes un cosquilleo en la espalda. Sin embargo, las agujas alcanzan ese punto y lo sobrepasan sin que nada suceda. Sin que vuelvas a verla. Pero no lo necesitas para recordar.

Ni siquiera estás seguro de qué fue lo que viste. Estabas junto a Zigzag fuera de la casa donde el club iba a hacer un intercambio. La noche os rodeaba mientras vigilabais las ventanas desde la acera de enfrente, atentos al menor indicio de problemas para intervenir. Las órdenes de Rain habían sido claras: estar cerca por si acaso. Y en demasiadas ocasiones el sonido de ese por si acaso acababa siendo el de las balas silbando. Sin embargo algo interrumpió tu vigilancia. De repente y aparecida de la nada, había una mujer. Estaba allí, en medio de la carretera, sentada sobre una cama tan incongruente como su presencia. Y sin embargo ella parecía sentirse tranquila con su visita. Gloriosa. Vestía un camisón arrugado y su piel estaba cubierta por una capa de sudor. Sus ojos enormes y desorbitados se cruzaron con los tuyos y sentiste una extraña conexión con ella. Sentiste su dolor y su emoción. Su sonrisa te envolvió, y a pesar de que durante un instante una sensación de peligro te invadió, los segundos pasaron y esta fue disipándose en el aire como una colilla olvidada en un cenicero.

Después de veinticuatro horas algunos detalles se han desvanecido, pero la imagen general  de esa habitación de hotel que viste durante un breve parpadeo sigue presente. El papel de las paredes, monótono y repetitivo. La penumbra, mostrándote sólo el contorno de las cosas. La luz de la luna entrando por la ventana y dibujando para ti la esquina de un puzzle al que le faltaban demasiadas piezas como para que cobrase sentido. Repasar la imagen una y otra vez no te ayuda a comprenderla. Y aunque en aquel momento no viste a nadie más con ella, siempre tuviste la certeza de que no estaba sola. 

Todo fue algo confuso después. La mujer emitió un largo suspiro mirándote directamente a los ojos. Tus pupilas y las suyas parecían unidas por un hilo fino e invisible, como si fueran dos vasos de yogur y vuestros cerebros las usasen para comunicarse de una forma que no comprendías. Luego abrió la boca como si hablara con alguien, pero no te llegó su voz. Y entonces... Entonces un sonido rompió el ambiente tanto en la calle como en aquel hotel. Un sonido que conocías bien y que te hizo reaccionar de inmediato: el estruendo de la pólvora estallando, detonando una bala y una vida. Con el sobresalto inicial no llegaste a ver el agujero que atravesaba su cabeza, pero no te hizo falta para saber que estaba ahí. Y pudiste sentir cómo todo se apagaba mientras ella caía hacia atrás, rebotando en el colchón. En el último instante en que miraste al frente pudiste ver la salpicadura que aquel disparo había dejado en la pared. Casi parecía una flor. Un lirio oscuro, sombrío y cargado de muerte. 

Apenas transcurrió un pestañeo antes de que la calle volviera a ser la misma. Aquella cama había desaparecido llevándose a la mujer que descansaba en ella. Los últimos ecos de aquel disparo aún resonaban en tu cabeza, y no se apagaron hasta que no dejaste de ver aquella habitación de hotel. A tu lado, Zigzag se había tensado con tu sobresalto y se echaba hacia adelante, observando con atención. Por un momento pareció pensar que habías visto algo... Hasta que giró su rostro hacia ti y se relajó, dedicándote una sonrisa y unas palabras para que no estuvieras tan tenso. Su mirada era clara y sincera, fraternal. Igual que lo es ahora.

Cargando editor
10/10/2015, 22:45
Zigzag

- Eh, tío - dice, golpeando la barra al poner una jarra de cerveza justo delante de ti-. ¿Todo va bien? Te veo muy callado. - Su mirada habla de lo extraña que resulta tu actitud rodeado de gente que canta, grita y jalea a la prostituta que se desnuda torpemente sobre una de las mesas. 

- No estarás dándole demasiadas vueltas al coco, ¿verdad? - Y con esa pregunta se deja caer a tu lado en un taburete. Apoya el codo sobre la barra y se coloca de medio lado para poder veros al mismo tiempo a ti y a la fulana a la que Bubbles está metiéndole mano en este momento. - Pensar demasiado nunca es bueno. - Asevera, soltando una risotada. Y sin embargo, su ceño se frunce levemente al volver a poner sus ojos en ti.

- ¿Es por lo que te pasó anoche? - Insiste, permitiéndose el lujo de mirarte a ti durante más de tres segundos seguidos. - Tío, ¿viste algo o qué? Si sólo estabas nervioso no pasa nada, pero si viste a alguien espiándonos... Tenemos que saber si nos tenemos que preparar. 

Cargando editor
11/10/2015, 11:02
Wes Brooklyn

La alucinación de la noche anterior es más pegajosa y sorprenden aún que mi propia sombra. Eso es lo que pienso y mantiene mi cabeza ocupada desde ese momento. Debo agradecer a Dios o a algo que mi distracción no se hubiese mezclado con problemas de balas: nunca me perdonaría un fracaso así ante mis compañeros de armas. Soy medio consciente de que estoy en el bar, celebrando que lo de ayer salió a pedir de boca, pero de lo que realmente soy consciente es de la conexión con la mujer del camisón. Sus palabras vacías, el modo en el que murió, su sangre en la pared... Lo comprendo, de algún modo, pero no tengo ni la más mínima idea. Chasqueo la lengua, completamente decepcionado y sumergido en mis dudas. ¿Eso era para Wes o para John? Empezar a perder el equilibrio de las personalidades no es bueno, pero tampoco complicado, y es problemático.

Es Zigzag quien me saca de mi oscuridad con ese golpe en la barra encharcada de tantos tipos de alcohol. El aire ya huele más a cerveza y a coño barato que a humanidad y gasolina, como lo hace durante el día. Lo recibo con una sonrisa apretada que no se esfuerza en ocultar una posible preopcupación pero que desea restarle importacia. Resto importancia, pero sumo cerveza a mi vaso que ya está vació. La banda sabe que hoy nos merecemos esto, y yo sé que necesito estas alegrías para el cuerpo en momentos como este.

- Ahí le has dado. - Respondo con tranquilidad. Frío. Imito entonces a mi colega y me apoyo en la barra, de modo que mis brazos desnudos se bañan en esa mezcla de whiskeys y cervezas que al día siguiente me tocaría limpiar a mí, pero que hoy en particular me importa una mierda. - ¿Sabes? Los nervios me comieron, vale... ¿Pero si llega a pasar algo? - Nunca me costó mentir, y ahora diría que es lo más fácil del mundo para mi. Me invento una preocupación, opino sobre ella y consigo que a mi receptor también le importe. Al final la preocupación es suya, y yo me he salido con la mía. Por otro lado, a John eso le preocupa. ¿Soy John o soy Wes escabulléndose? Que me lo diga la cerveza que desciende por mi garganta. - Ahora que van a hacer dos años no quiero cagarla. - Afirmo aludiendo al fin del periodo obligatorio como Prospect.

 

Cargando editor
13/10/2015, 23:56
Zigzag

- Bah, tío -responde Zigzag haciendo un gesto con la mano, quitándole importancia a tus preocupaciones-. Si sólo es eso, deja de darle tantas vueltas. - Se inclina un poco hacia ti para bajar la voz. - Rain te adora, J. Todo va a salir de puta madre. Sólo tienes que seguir como hasta ahora y dejar de pensar tanto.

Su mirada se aparta de ti cuando la puerta se abre y por ella entran un par de fulanas más, de las habituales del club. Las típicas zorras con aspiraciones que se pegan al primer miembro de la banda que ven con la esperanza de que alguno se las quede para protegerlas y convertirlas en sus chicas y dejar de meterse todas las pollas que se fijan en ellas para poder follar en exclusiva. 

Zigzag silba entre dientes y le hace gestos a una de las dos chicas. - ¡Eh, Beverly! - Cuando ella se gira le hace señas con la mano para que se acerque a vosotros. - Creo que John necesita un poco de lo-que-tú-ya-sabes -afirma, alzando ambas cejas con picardía-. Está dándole demasiado al coco. ¿Crees que podrías distraerlo esta noche, nena?

Cargando editor
14/10/2015, 03:57
Beverly Holes

Has visto antes a aquella fulana por allí y no se te ha escapado que te dedica más miradas que al resto. Siempre de lejos, como si esperase a que fueras tú quien la reclamara para poder acercarse a ti, aunque eso no ha sucedido nunca hasta ahora.

Así que en cuanto escucha la llamada de Zigzag se os acerca a toda velocidad, con una amplia sonrisa en los labios y entrecerrando los ojos ligeramente, con una mirada felina y seductora. Va vestida con unos shorts jeans y unas botas altas de vaquera, además de una camiseta blanca de tirantes que deja poco a la imaginación y una cazadora vaquera. 

De cerca dirías que no tiene más de diecinueve años. Como mucho. Su constitución es muy delgada, pero tiene un buen culo firme y unas tetas que, aunque pequeñas, parecen estar en su sitio. La verdad es que te sorprende que ninguno de la banda se la haya apropiado ya. Las niñas tan monas no suelen durar demasiado antes de que eso suceda. 

El caso es que la fulana se pega mucho a ti. Tanto que puedes oler su perfume barato, mezclado con un aroma dulzón que parece provenir de su propia piel. Y cuando está suficientemente cerca te sonríe antes de dirigirse a Zigzag.

- Claro, nene -dice con una voz grave y vibrante que estás seguro de que haría que a cualquiera de tus compañeros de la banda se le pusiera como una piedra-. Déjamelo a mí. Yo me encargo de entretener al guapito. Haré que olvide hasta su nombre -promete seductora, mordiéndose el labio inferior-.

Cargando editor
16/10/2015, 16:41
Wes Brooklyn

Echo aire por la nariz a la vez que cierro los ojos, sonrío y tuerzo el gesto. Apoyo entonces la frente en las palmas de las manos, del mismo modo que mis codos descansan sobre la barra. Rujo, entre avergonzado y orgulloso por las palabras de un futuro hermano. Un futuro hermano de John, claro. 

- Eso quiero, tronco. Es lo único que quiero. - Levanto ya la cabeza y le lanzo un puñetazo al hombro acompañado de una risotada. Antes de darme cuenta me está haciendo el trabajo para traerme a una fulana. Durante estos dos años no ha sido fácil eludir a las que buscan ser señoras de un Hell's Angel, pero me las he conseguido apañar sin pasar de algún tocamiento o un morreo: estar tan borracho que no se te levante es algo habitual en estas fiestecillas. 

Veo como la chavalita se acerca, y en ese preciso instante apuro la cerveza. Lo hago con un buen, muy buen trago que hasta consigue hacer que pierda la percepción unos segundos por semejante empacho. Ya la tengo al lado, y Zigzag le está vendiendo la moto, aunque ya está vendida desde la primera vez que entró por ese bar. No me han faltado ofertas de servicios, ni promesas y tampoco borrachas al amanecer dormidas encima mía. 

Al pronunciarse, con esa voz fuerte y sexy, busco la complicidad en Zigzag. Levanto una ceja con expresión de "¿en serio?". Fijo que a él también le molaba darle, pero un colega anima a otro colega, y con eso mismo predica Zigzag. Giro el rostro a la muchacha con chulería. Llevo la mano a la barba y mis dedos recorren el bigote bajando hasta el final de la perilla. - Luego hay que dar la talla. No todo queda en palabras, ¿eh? - Provoco a la chavala subestimándola. Saco un cigarrillo y empiezo a fumarlo, pero en ningún momento aparto la mirada. Una sonrisa divertida puede verse entre el humo de mi fumada, y ofrezco a Zigzag si quiere, pero no a la chavala aunque esta eche la mano. - ¿Sabe tu madre que estás aquí? - Pregunto sin quitarme el pitillo de los labios.

Cargando editor
17/10/2015, 02:17
Zigzag

Zigzag recibe tu mirada con una carcajada y enarca las cejas mientras hace un gesto con las manos que comprendes sin necesidad de palabras: "Toda tuya, bro"

Te acepta el piti con naturalidad. Sin embargo, él tampoco se queda desocupado mucho rato, porque detrás de la fulana se acerca su amiga, contoneando las caderas y directa hacia tu colega. Zigzag no emite ni una sola protesta, su brazo rodea la cintura de la muchacha y no tarda en estar entretenido con ella. Sabes cómo terminará eso. Exactamente como se espera que termines tú con lo que tienes entre manos.

Cargando editor
17/10/2015, 21:49
Beverly Holes

La zorrilla suelta una carcajada ante tu desafío y sus ojos se entrecierran un poco más. - Te aseguro que puedo dar la talla. Habrá que ver si la das tú -responde, devolviéndote la pelota con chulería-.

Observa cómo ofreces tabaco a tu amigo sin inmutarse y ante tu pregunta, enarca una ceja en un arco perfectamente delineado.

- ¿Mi madre? Hace como diez años que no la veo. Lo mismo está ella también aquí y no lo sé -remata, con una sonrisa de medio lado que se va ampliando poco a poco-. 

Abre la boca en ese momento para continuar hablando pero de repente su voz suena diferente. Ya no es grave, vibrante y seductora. Ahora es aguda e incluso un poco estridente. Su mirada, sin embargo, sigue siendo felina y sexy e incluso se pone de puntillas para susurrarte algo al oído, probablemente alguna guarrada subida de tono. Puedes sentir sus tetas firmes apretándose contra tu pecho y al sentir sus pezones endureciéndose te haces perfectamente consciente de que no lleva sujetador.

- Oh, tía. Me encanta esta canción -dice, con una entonación que no encaja en absoluto con la expresión de su rostro-. Taboo es sen-ci-lla-men-te genial. Qué grande. - Y totalmente a destiempo empieza a canturrear una melodía que no encaja en absoluto con lo que suena en el club. - That tonight's gonna be a gooood gooood night, a feeling! Tonight's the night night. Let's live it up. I've got my money! Let's spend it up. Go out and smash it. Like all my Gods! Jump off that sofa. Let's get get... Off!!

Cargando editor
18/10/2015, 12:27
Wes Brooklyn

Parece que me voy a tener que ocupar de algo. Sí, de una putilla felina. Aparto el cigarro de los labios para dar otro trago y acabar bien borracho. Su respuesta me coge con la birra bajando por la garganta y me hace algo de gracia, dibujándose una sonrisa en mi boca que hace gracia. Un poco de cerveza se derrama por mi cara, manchando mi ropa más de lo que ya estaba. Dejo la jarra en la barra sin apartar la vista de Beverly. Mi mirada se clava en ella como un malicioso recordatorio de que no será tan fácil. 

No respondo a sus réplicas, total, ella es la que tiene que hacer el trabajo. Eso es lo que se espera de uno de los nuestros, ¿no? Son las chuchis las que se lo curran por nuestros huesos, así como nosotros por la chupa. Bajo la mirada en sus susurros de guarradas. No sé si sigo las palabras que me dirige o sus señales físicas, como los pezones que me pone en bandeja. Niego con la cabeza y pego otra calada. Una paloma blanca que echa a volar abandona mi garganta con una risa ronca cuando se pone a cantar. La observo cantando mal. ¿Encaja lo que ella hace con lo que sucede? Me pregunto empezando a sentir los litros de cerveza. Sé que voy a necesitar algo más para que la borrachera sea tal que justifique que no se me ponga dura. 

Busco como un sabueso una botella de whisky en la barra y me sirvo dos chupitos. Me trago uno de golpe, dando un buen ostión con el vasito contra la barra al vaciarlo. El calor que siento recorriéndome el pecho lleva siendo excesivamente familiar ya casi dos años. Estoy quemando mi cuerpo y mi alma, y no me disgusta. Sonrío para mi y me vuelvo a encarar a mi putilla particular. 

Con la mano le hago un gesto para que se siente encima de mi regazo. Le indico que tiene un chupito a su lado y con un movimiento de cejas y el pitillo en los labios la reto a que le vaya dando su final. *Ya llegados a este punto, podría seguirle el rollo a lo que quisiese, exceptuando llegar a follar, ya que estoy tan borracho que no se me pondría dura.

Notas de juego

* Por si os sirve para que vuestro turno abarque más juego ^^

Cargando editor
20/10/2015, 21:23
Beverly Holes

¿Encaja lo que ella hace con lo que sucede? - Esa pregunta se repite en tu mente mientras la chica detiene su canto y te mira interrogativa, como si estuviese esperando que respondieras a algo que te hubiese preguntado. Aunque tú no has escuchado que ninguna pregunta saliera de sus labios, eso seguro. 

No. Desde luego, si algo empiezas a tener claro, es que las cosas no encajan. No encaja el cambio repentino en su voz, ni encaja que se pusiera a cantar cuando sus ojos te decían que iba a susurrarte burradas. Y desde luego no encaja ese canturreo con su actitud previa ni posterior. Quizá el alcohol esté empezando ya a hacerte efecto. O quizá es que realmente hay algo que no termina de estar en su lugar. 

Sin embargo, la fulana parece resignarse a tu ausencia de respuesta enseguida, concretamente en cuanto le pones el chupito sobre la barra. Sus ojos te miran, afilados y seductores. Estira una mano para coger el vaso y mientras lo lleva hacia sus labios habla, de nuevo con la voz sexy y grave que desapareció mientras cantaba. 

- Si estás tratando de emborracharme, te harán falta muchos como este. - Sus labios se curvan en una sonrisa de medio lado, desafiante y pícara, antes de que eche la cabeza hacia atrás, bebiéndose el chupito de un trago. 

Sus ojos brillan un poco más cuando deja el vaso sobre la barra sin mirarlo, con la mirada clavada en la tuya con intensidad. Y parece que el chupito la ha terminado de poner a tono porque se sube a tu regazo sentándose a horcajadas sobre ti y en menos de un minuto ya está comiéndote la boca con fiereza y repasando los músculos de tus brazos con sus uñas. 

La noche continúa sin descanso a tu alrededor, arrastrándote a su espiral, llena de alcohol, tabaco, sexo y música fuerte. A ella no parece importarle terminar follándote allí mismo, aunque tampoco se opone si decides llevártela a una de las habitaciones. El final de la noche está en tus manos.

Cargando editor
21/10/2015, 01:05
Narrador

San Bernardino, 30 de Junio de 2015.

10:35 horas.

El sonido insistente de una vibración es lo que te despierta. Tardas algunos segundos en ubicarte. Estás tendido en una de las camas del club. Tu torso está desnudo y también tus piernas, pero no tardas en darte cuenta de que tienes las botas puestas y tus pantalones y calzoncillos están arrugados en tus tobillos. Las sábanas están arrugadas, pero no hay nadie más en la habitación. Cumplieras o no con la putilla*, esta ya se ha marchado. O tal vez esté desayunando en la barra.

Cuando consigues ubicar el sonido te das cuenta de que proviene de tu chupa, que está en el suelo, junto a tu camiseta. Y cuando caes en que es el sonido del móvil de prepago que usas para comunicarte con tus verdaderos jefes, te arrastras como puedes hasta sacarlo del bolsillo interior de la chupa.

En la pantalla tan sólo puedes ver las letras "Número oculto", como siempre que el agente Keating te llama. Incluso tenéis un código por si la situación es incómoda para ti por algún motivo. 

Notas de juego

Tú decides cuánto has cumplido con ella, si te has tomado una viagra, o has fingido que no se te levantaba por el alcohol. En cualquiera de los casos, acláralo en tu siguiente post ;).

Cargando editor
21/10/2015, 01:19
Teléfono

En cuanto descuelgas, una voz grave y familiar te hace una pregunta acordada. - ¿Es ahí donde reparan ventiladores?

Conoces el código. Si estás ocupado, rodeado o hay más gente escuchando la llamada, la respuesta correcta es fingir que se han equivocado y colgar para llamar cuando tengas ocasión. Lo cual haría que el código cambiase para la siguiente llamada. Si estás en peligro y necesitas intervención, la respuesta debería ser indignada e incluir la expresión "puta mierda". En cualquier otra circunstancias, la llamada se desarrollará con normalidad a partir de tu respuesta.

Por suerte o por desgracia, en esta ocasión estás a solas y disponible, aunque tampoco sabes quién podría estar despierto en el club después de la juerga de anoche.

Cargando editor
23/10/2015, 20:40
Wes Brooklyn

Parece que el lapsus causado por el alcohol se repara y todo vuelve a la normalidad, si es que estar de incógnito y seducir a una putilla que no te atrae es normal. La recibo callado mientras se sube a mi y me empieza a comer la boca. Cierro los ojos cuando lo hace, y uno de mis yos me dice que eso es lo debería ser mientras que el otro disfruta el momento como cualquiera de sus futuros hermanos. Llevo la mano a su culo y la mantengo bien agarrada a mi el tiempo que me mantengo consciente.

Cuando las cosas se empiezan a torcer por el alcohol, el humo y la carne acabamos en mi cuarto. ¿Quién tira de quién? No lo sé, pero las risas y las arcadas se reparten en mi boca a partes iguales. Una vez estamos en cama me dejo caer y por mi, dormiría como un soldado derrotado. Yo no intento hacer nada, así que si ella me la está chupando, o eso es lo que juraría sentir, mi miembro no es más que un pingajo que se mantiene blando por una potente mezcla de falta de atracción sexual y alcohol en sangre. 

A partir del momento en que me despierto por el móvil no puedo asegurar nada de lo que haya sucedido. ¿Durmió conmigo? Seguro que no... Que no me la puso dura. No me molesta demasiado eso, pero sí que agradecería no tener que recurrir a la viagra para poder cumplir como el resto, y ser un hombre de verdad. Al segundo me doy cuenta de que exagero, pero tras una vida exagerando y dándote en la espalda con el látigo es más difícil darse cuenta. Además, le estoy sumando una resaca de campeonato y una llamada como despertador: el infierno en la tierra.

Cojo el teléfono, legañoso y reventado. Número oculto, Keating. Rujo para mis adentros, desperánzome y levantándome para sentarme al borde de la cama. Una arcada potente como un tsunami hace que mi cuerpo no decida como moverse, y me cae el móvil al suelo. - Qué mierda... - Me quejo y lo cojo, pillándolo en el último momento. Escucho el saludo en clave de Keating. No estoy tan fino como para descifrarlo a la primera pese a su sencillez, pero un poco de tiempo me aclara la mente. - Sí, esto es. - Respondo errático a la vez que me pongo el pelo hacia atrás y bostezo. 

Cargando editor
23/10/2015, 20:56
Teléfono

- Wes. - La voz del agente Keating suena resuelta y despejada, como la de alguien que ya lleva horas en pie y funcionando a toda máquina. También suena levemente apremiante y es eso lo que te pone en alerta. Algo debe estar cociéndose. 

- Nos ha llegado una información jugosa. Muy jugosa -dice, yendo directo al grano y hablando con la rapidez con la que siempre se comunica por teléfono-. Hemos comprobado lo de la negociación que nos dijiste que tendrá lugar esta noche. Es algo gordo, Wes. Hay un grupo de Oriente Medio implicado. - Hace una pequeña pausa, dejando que las implicaciones de sus palabras calen lentamente en tu mente.

- Se trata de armas de alto calibre. No creemos que hoy vaya a hacerse ningún intercambio, pero tienes que asistir como sea. - No hay dudas o condicionales en su tono. Sólo información neutra y órdenes para continuar haciendo tu trabajo. - Necesitamos que hagas fotos del encuentro y que te enteres de cuándo y dónde será la entrega.

Se detiene entonces, como hace siempre después de decir lo que tiene que decir y te cede el turno de palabra. - ¿Tienes algo que reportar, agente Cole? ¿Alguna duda?

Cargando editor
26/10/2015, 22:41
Wes Brooklyn

Los ojos cerrados, una mano en el pelo, los pantalones por los tobillos, el alcohol que abandona mi cuerpo a través de los poros... Una mañana más sí, si no fuese porque estoy escuchando al agente Keating en el peor momento del mundo. Estoy rascándome la frente mientras dice que la información es jugosa. No le doy importancia, aún. Asiento con lentitud aunque no me vea. - Ajá... - Digo sin ganas, aunque él a lo mejor cree que pueda ser para disimular. Levanto una ceja con lo del grupo de Oriente Medio. ¿Asiáticos? ¿De qué coño va esto? 

En cuanto me incita a ir y a sacar fotos aprieto la mandíbula. ¿Se cree él que es tan fácil? ¿Fotos para un álbum familiar? Es una ley no escrita en los mundillos como este: nadie saca fotos a los encuentros. Niego con la cabeza y respiro con fuerza. Aún no he dicho una sola palabra. Ahora no es el momento para replicar a mi superior, para explicarle que las cosas no son como el procedimiento se cree que puede ser: en la calle no se puede hacer que el mundo baile al son del informe. - Los de cuatro álabes no son nada fáciles, pero se hará lo que se pueda. - Respondo siguiendo con el código, aunque me cuesta pensar algo que resulte en una respuesta con más coherencia a lo suyo. 

Empiezo a abrir los ojos, poco a poco, contemplando el desastre que es mi cuarto en la casa del Club. Con la mano libre tiro de mi cuello para crujirlo, y emito un gemido de placer al conseguirlo. Una ducha, solo un poco de agua fría... Ya estoy de camino al baño con el móvil aún en la oreja. - Nada de nada. Con Dios. - Me despido de mi jefe y tiro el teléfono a la cama. Lo que sigue a esto es el agua, cayendo como lluvia en el desierto sobre mi piel. La capa de sudor condimentado con alcohol y humo me abandona. Estoy más nuevo. El agua está fría, y me sienta bien. La pongo caliente, la vuelvo a enfriar, y la vuelvo a calentar... Esa mierda me ayuda con las resacas. 

Salgo de la ducha realmente mejor. Con un peine de púas anchas me peino hacia atrás y me seco con una toalla el exceso de agua del cuerpo. Me anudo la toalla a la cintura y vuelvo a mi cuarto, donde con más esmero me termino de secar y me visto con sencillez: unos vaqueros anchos y una camiseta blanca floja. Ahora sí que cojo un poco de gel fijador de una mesilla y me paso rápidamente los dedos por el pelo, ayudando a crear el efecto sexy que me gusta.

Bastante mejor que antes cojo el móvil y lo guardo en el bolsillo, me pongo el chaleco y bajo al bar. Seguro que alguna mierda tendré que hacer, o de alguna mierda graciosa me enteraré de la noche.

Cargando editor
28/10/2015, 01:04
Narrador

Cuando entras en el bar puedes ver que algunas de las fulanas de la noche anterior todavía siguen por allí. Una tirada en un sillón de cualquier manera, con expresión de tener una resaca aún peor que la tuya, otra sentada en la barra con una cerveza y un bol de cortezas de cerdo a modo de desayuno. Sin embargo, no hay ni rastro de tu pelirrojilla por allí. 

Tu atención se ve atraída inmediatamente como por un imán hacia la puerta de la sala donde se celebran las Misas. Incluso desde fuera puedes ver por el cristal de la puerta que todos los miembros oficiales del club están dentro. Al parecer han madrugado para celebrar una reunión y por lo que puedes percibir de sus expresiones de cansancio, maldita la gracia que les hace a la mayoría de ellos. 

Por suerte o por desgracia a ti todavía no se te permite asistir a esas reuniones, aunque después de escuchar al agente Keating te puedes hacer una idea bastante precisa del tema que se debe estar tratando a estas horas tan intempestivas. A ti, en cambio, te espera otro tipo de tareas. Los vasos que hay esparcidos por todo el local no se van a recoger solos. Igual que tampoco se va a limpiar por arte de magia el alcohol derramado por todo el club y... ¿Eso que huele en esa pared es meado? Una náusea te asalta cuando confirmas que sí, que alguien ha decidido que era buena idea orinar en medio del club.

Cargando editor
28/10/2015, 02:26
Beverly Holes

Comienzas con esa tarea cuando la puerta del baño se abre y de ella sale Beverly. La muchachita te dedica una sonrisa torcida y un guiño pícaro de ojo en su camino hacia la barra. Allí se sienta junto a la otra fulana, pero de espaldas a la barra, apoyando los codos en ella y mirándote con descaro.

- Eh, Wes -dice, con voz ronca y tono socarrón tras algunos segundos de simplemente contemplarte en silencio-. Tienes mejor cara que anoche.

Sus labios se curvan en una media sonrisa divertida, como si estuviera mordiéndose la lengua para no decir algo más. 

Cargando editor
28/10/2015, 16:46
Wes Brooklyn

Trato de bajar con el paso más ligero que puedo permitirme, pero cada rebote de mis pies contra el suelo martillea mi cabeza. Puta vida... Otro paso. Putísima vida... Así escalón tras escalón hasta llegar abajo. El panorama es el habitual tras una fiesta, lo que no lo hace mejor. El día que otro Prospect tenga que limpiarlo será otro cantar. Como un rayo me corrijo al instante. No. No soy de ellos. Es temporal. Trabajo. Tras la corrección reacciono y me llevo las manos a la cara en un movimiento desperezador para aclarar mi visión. 

Me pongo con las tareas, cogiendo el cubo y la fregona, así como un paño y una bolsa de basura. Mientras friego el suelo apartando a las putillas que hagan falta me encuentro un meado que me revuelve las tripas. Esa mierda me jode, y pego una patada a algo que pille por el suelo a mano, frustrado. Entonces es cuando reparo en la Misa. La están celebrando, hablando seguramente de lo que Keating me advirtió. Seguramente no. Es eso seguro. Maldigo no poder entrar ahí aún, pero sé que en poco me lo ganaré. Cuanto más entre, sin embargo, sé que menos querré salir. Aprieto con fuerza el mango, con la mirada rompiendo esos cristales y situándome en corazón y alma ahí dentro. Si fuese tan fácil... 

En ese momento me interrumpe la presencia de Beverly. Creía que se había pirado al no verla por ahí, pero al parecer quiere Wes de desayuno. La saludo primero con un movimiento de la cabeza. Paso la fregona una vez y no la veo hasta que me vuelve a hablar. Me giro hacia ella y me apoyo con chulería en el palo del útil de limpieza. Pongo los ojos en blanco. ¿Qué coño habrá pasado ahí arriba?... - Sin embargo tú estás igual de radiante. - Afilo la mirada y me río. Suspiro, y sin decir nada más aún sigo dándole al fregoning. Muevo con fuerza el cabezal por el suelo, tratando de acabar con toda la mierda pegajosa que casi no me deja ni separar los pies. Cuando me canso de eso la tiro por ahí y me voy a la barra con el trapo.

Como ella está ahí, le dedico una mirada de "es lo que toca" mientras empiezo a limpiar la barra y a recoger los vasos a medida que avanzo. Esto es ser un soldado: fiesta máxima y luego a currar. Pienso con ironía. Vuelvo la atención a ella un instante. - ¿Y tú aún aquí? No hacemos desayunos, pelirroja. - Le digo en la tesitura anterior, picándola un poco. Que me echase un cable sería un placer, pero no tiene el estatus de hacer estas cosas por el club. Mamadas las que quiera, pero las cosas del club no se tocan. 

Sigo limpiando como el Prospect que soy en una mañana de resaca, y a la vez miradas furtivas se escapan hacia la reunión, tratando de comprender algo: algún miembro cabreado, desacuerdos... Todo podría ayudarme, pero las cosas no suelen ser así de fáciles.

Cargando editor
31/10/2015, 05:10
Beverly Holes

El aroma que inunda el local es denso y probablemente desagradable para quien llegue directamente desde fuera. Tabaco y otros olores igual de fuertes se mezclan para crear una esencia característica, que se mete en las fosas nasales de cualquiera y penetra hasta el cerebro. Por suerte tú ya estás más que acostumbrado: huele así después de cada fiesta. Y por la actitud de las fulanas a ellas no debe molestarles demasiado.

Tus ojos se pierden durante un instante en dirección a la capilla, y no te resulta complicado darte cuenta de lo que está sucediendo. Sin embargo antes de que puedas mirar con más atención llega Beverly, y aquella especie de cumplido que le dedicas le saca una media sonrisa que roza la prepotencia, como si no pudiera ser de otra forma. Después se mantiene allí, sentada delante de la barra, observándote. Sus grandes ojos verdes se clavan en los tuyos cada vez que tienen oportunidad, y cuando sucede te da la impresión de que trata de ser a ratos una gacela ofreciéndose a ser cazada y a ratos un enorme felino evaluando a su presa.

- ¿No? - pregunta de manera retórica. Luego se echa un poco hacia adelante, buscando que sólo tú la puedas oír-. Y yo que creía que lo tenía justo delante -te dice con voz grave mientras una sonrisa se va formando en su rostro-.

- Tiradas (1)
Cargando editor
31/10/2015, 05:56
Rain

En el tiempo que pasas observando mientras limpias, echando miradas furtivas a la reunión, logras captar algunos detalles de unos y otros. Es inevitable que tu mirada se dirija al presidente, que si tiene algo de resaca no da muestras de ello. Dirige la reunión con mano de hierro, y no tarda en imponer orden cuando alguno de los que están en la mesa se levanta o alza la voz a un hermano. Durante ese rato puedes ver cómo propone dos votaciones. La primera, aprobada con sólo un par de votos en contra. Y la segunda, mucho más rápida, con todos a favor. El mazo del hombre no tarda en cerrar la sesión, haciendo que todos los presentes se pongan en pie y abandonen la Capilla.