Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Morgan)

Cargando editor
23/04/2016, 01:24
Narrador

Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú

Así que hoy marcho y marcharé para recordar que no soy solo yo. Sino también un nosotros. 

New York, 30 de Junio de 2015.

Después de que la conexión se cortase una sensación intensa de soledad se instaló en tu pecho. Algo debía haber pasado con el teléfono de Milka, porque aunque intentaras llamar de nuevo, sólo te llegaría la voz de una operadora informándote de que ese número estaba apagado o fuera de cobertura.

Tampoco tuviste tiempo para mucho más. El timbre sonó, escuchaste a Matt hablando con alguien y unos segundos después tu amigo asomó la cabeza para informarte de que ya había llegado la comida. 

Aquel menú vegetariano que habías pedido sin saber ni siquiera en qué consistiría comenzaba con unos rollitos de berenjena y tofu, acompañados de arroz con patatas y lo que parecían ser tiras finitas de acelga. Dos raciones de empanadas de quinoa. Y finalmente, venía algo que Matt llamó capeleti de espinacas, pero que resultó ser pasta rellena con algo de tomate y queso por encima. 

Durante la comida tu amigo siguió hablando del trabajo y no tardaste en enterarte de que le habían retirado del caso. Al parecer, por lo que pudiste extraer de sus palabras, al volver de la escena del segundo crimen Matt estaba por ahí dando vueltas a todo. El capitán lo vio y le preguntó en qué pensaba. Así que tu amigo, con esa falta de empatía que lo caracterizaba, respondió que no sabía si en caso de que el asesino fuese a por el capitán este sería asesinado con su placa o con la botella que guarda en el segundo cajón. Como consecuencia fue retirado del caso de inmediato, aunque si lo conocías un mínimo, eso no iba a ser un impedimento para que siguiera investigándolo por su cuenta.

¿Y ahora? Matt hace rato que ha vuelto a marcharse, murmurando algo de que tiene que seguir una pista, signifique lo que signifique eso. Te ha dejado vía libre para quedarte en su casa como si fuera la tuya propia durante todo el tiempo que lo desees y si le has contado algo sobre tus intenciones de coger ese avión a Alemania esta misma noche, se habrá ofrecido a acompañarte al aeropuerto en caso de que te decidas.

Mientras tanto te han llegado algunos mensajes de texto al teléfono, uno de Lindsay, uno de Paul y otro de Guillaume:

Tía, acabo de llegar a casa. ¿Qué pasó con los terroristas y los polis? ¿Estaban macizos?

Lo pasé genial anoche. Esta noche voy a estar desvelado revelando unas fotos. ¿Te apetece pasarte y te invito a cenar? Yo pongo la pizza y tú las birras.

Nena, tengo un negocio entre manos que a lo mejor te interesa. Mucha pasta a repartir. Y cuando digo mucha, es mucha. Estaré en el Black & White esta noche. Si vienes te cuento más.

Cargando editor
26/04/2016, 21:22
Morgan Laurent

Joder...

Estoy un par de minutos mirando al vacío en la cocina. Odio esta sensación de soledad... Estoy acostumbrada a estar sola, me gusta estarlo, pero no me gusta este tipo de soledad, el tipo en el que siento que una parte de mí ya no está conmigo y ahora hay un vacío en mi pecho donde antes había alegría y calidez. 

Joder, Morg, eres una puta cursi...

No puedo evitar reprenderme. No puedo actuar así, yo no soy así. Tengo que recomponerme, tengo que despejarme un poco. Y casi como si lo hubiese deseado en ese momento, suena el timbre que anuncia que ha llegado la comida. Con la excusa de que tenía que usar el baño, me encierro en este y me siento en el váter unos momentos mirando al vacío. Tengo que acostumbrarme a esto, supongo, no puedo dejarme llevar por estas sensaciones... Estás sola, Morgan, pero siguen ahí. Tienes sus teléfonos. En otro momento podrás hablar con ellos. Me lavo la cara en lavabo, buscando refrescarme, después me la seco con la toalla de mano que hay al lado. Antes de salir del baño, mando un mensaje a Wes:

Hace un rato que he vuelto de Hamburg. Como te lo cuento. Milka me ha hablado de Wamai. Sé dónde está Milka. Esta tarde buscaré a la doctora esa, ¿tú sabes algo más?

P.D: Tú sí que estás como una puta cabra.

Acto seguido, mando uno a Milka, esperando que pueda leerlo:

¿Sabes algo de la doctora Geller? Resulta que no somos las únicas que hacemos visitas así. Espero que estés recuperándote bien.

Vuelvo a guardar el móvil y salgo para comer con mi amigo Matt. Me esperaba algo mucho peor a decir verdad, la comida estaba hasta buena, aunque por supuesto eso no lo reconocería en voz alta, no pienso concederle otra victoria más a Matt. Escucho lo que ha sucedido con el caso, el muy idiota del capitán lo ha retirado. Nadie en su sano juicio haría eso... aunque no le culpo, no todo el mundo tiene la paciencia suficiente para aguantar a este cretino (con todo mi cariño, por supuesto). Le hago saber que no estoy de acuerdo con la decisión del capitán (creo que mis palabras exactas fueron "Ese capullo no sabría siquiera lo que es una puta aunque estuviese comiéndole la polla con la cartera en la mano"). 

Dejo que se vaya a seguir esa pista, o lo que sea que le hubiese dado. Yo no podía tardar demasiado en irme, pues tenía que entregarle unas maravillosas fotos de infidelidades a mi cliente (y cobrar por ello, ¡yupi!). Mientras recogía mis cosas, fui respondiendo los diversos mensajes que me llegaron. Primero a Lindsay:

Creo que al final lo pillaron. No me dio tiempo a sacar ninguna foto a los polis, pero te aseguro que no te pierdes nada. Esta noche llegaré tarde, llévate al camarero como-se-llame para entretenerte si quieres.

Fruncí los labios cuando iba a contestar a Paul. Me apetecía desconectar de toda esta mierda durante un rato y él era una buena salida, no haría preguntas, no insistiría y encima me paga la cena.

Extra de queso. Tienes suerte, hoy cobro y podré comprar birra buena, en compensación con que no podré quedarme hasta tarde, tengo curro que hacer. Creo que esta noche juegan los Lakers, ¿te ape?

No pude evitar poner los ojos en blanco al leer el mensaje de Guillaume. Esto quería decir dos cosas: 1. Problemas. 2. Mucha pasta. El hijo de puta tiene un olfato increíble para este tipo de cosas. Veremos qué me ofrece.

00:30 en B&W.

Cuando termino de recoger, me dirijo al lugar de la cita con el señor Powell. Va a ser un día muuuuy largo. 

Cargando editor
27/04/2016, 01:19
Narrador

El lugar donde has quedado con el señor Powell no está demasiado lejos de la casa de Matt. Un par de estaciones de metro o veinte minutos andando. Y mientras te diriges hacia allí tu teléfono suena dos veces, la primera con un mensaje de Lindsay y la segunda con uno de Paul:

Uhhhhhh... ¿Qué vas a hacer esta noche, pillina? Me montaré una fiesta privada entonces :P.

Perfecto. ¿A las 8 en mi casa? El partido empieza a y media.

Ves al señor Powell desde el exterior del bar a través del ventanal. Sentado en una mesa de esa hamburguesería de barrio con una taza de café delante y tamborileando en la mesa con los dedos. Parece impaciente y expectante, como si no pudiera esperar a que llegue el momento en que arruines su matrimonio al entregarle esas fotos. Y probablemente no pueda. Por lo que has podido averiguar el hombre está deseando tener una excusa para pedir el divorcio sin tener que pasarle ni un duro a su mujer. La suya es una actitud que has visto muchas veces gracias a ese trabajo que es a medias empleo y a medias tapadera.

Sin embargo, el hombre no monta el espectáculo como hacen otros. No se escandaliza, ni se molesta en fingir un dolor inexistente. Recoge las fotos, las contempla con rostro impasible y te tiende un sobre con el pago acordado: 1000$. Todo el intercambio es, sencillamente, aséptico. Desde luego la señora Powell seguro que es más apasionada. Después el hombre se despide agradeciendo tus servicios y tu rapidez y se levanta, pagando en la barra antes de marcharse su consumición y la tuya.

Es entonces, cuando el tipo ya ha abandonado el local dejándote allí, cuando te das cuenta de que no estás sola.

Cargando editor
27/04/2016, 03:00
Budi Hort

El hombre está sentado en la silla que unos minutos atrás ocupaba el señor Powell y sus ojos están sobre ti. Su aspecto es peor que la última vez que lo viste. Está más despeinado y su rostro tiene algunas marcas que parecen golpes. Sin embargo, su mirada está cargada de determinación, a pesar de que su voz no es tan firme como la recuerdas.

—Morgan —dice cuando tus ojos lo encuentran—. No tengo mucho tiempo. Enseguida volverán. 

Cargando editor
28/04/2016, 12:15
Morgan Laurent

Otro encargo más realizado. Otro matrimonio a la mierda y yo con 1000 pavos más en el bolsillo. Esto es vida. 

El señor Powell no ha montado ningún pollo, ni me ha echado las culpas (es sorprendente la cantidad de gente que me echa las culpas a mí de que su matrimonio sea una farsa... pero mientras me paguen, por mí pueden patalear lo que les de la real gana). Ha sido frío, rápido y eficiente. Es una lástima que no vaya a necesitar mis servicios, aunque a lo mejor si se vuelve a casar y le vuelve a salir rana la mujer... Es un buen cliente, es una pena perderlo, ¿soy una zorra fría y sin sentimientos por pensar así? Puede. Pero ya tengo dinero para pagarme todo el mes y, si lo administro bien, quizá la mitad del siguiente. 

Una vez se va Powell, cojo el móvil para contestar a mis mensajes. Primero a Lindsay y luego a Paul.

Ceno con Paul y luego tengo curro. Llegaré tarde.

Ok. A las 20.00 estaré allí. 

Iba a recoger cuando alguien se sentó en mi mesa. Tardé unos segundos en darme cuenta de quien era: ¡Budi! Lo miro boquiabierta y miro a mi alrededor, en busca de algún agente de policía o alguien sospechoso mirándonos. 

¿Qué cojones?-pregunto sorprendida-. Vale, seré rápida. Wes se me ha aparecido, después se me apareció Milka, está en el hospital y la tienen que operar. Wes a su vez ha hablado con un tal Wamai, que conoce a Milka, le dijo que si encontrábamos a la doctora Geller daríamos con Milka-le resumo todo lo que ha pasado-. Dime, ¿quién coño nos persigue, por qué y cómo podemos evitarlo?

Cargando editor
04/05/2016, 01:54
Budi Hort

No ves a nadie que te llame la atención en ese rápido repaso que haces de la cafetería. No hay policías, no hay agentes del FBI y tampoco parece que nadie se esté fijando especialmente en vosotros. El hombre, por su parte, parece tan apurado como tú al soltarle toda la información y asiente rápidamente, asimilando cada frase antes de que llegue la siguiente. Cuando terminas con esa pregunta, él toma aire despacio.

—Las cosas van más rápido de lo que me gustaría para vosotros, pero veo que os estáis adaptando bien. —Entonces hace una pausa y sus labios se fruncen en un gesto a medio camino entre mueca y tenue sonrisa. —Annabelle estaría orgullosa si pudiera veros.

Se lleva una mano al rostro y se pinza con dos dedos el puente de la nariz, como si tratase de ordenar sus ideas. Parece haber perdido parte de la calma que percibías en él la primera vez que lo viste y te pasa por la cabeza la idea de que tenga algo que ver con esas marcas de golpes que ahora luce en su piel.

—Yo no estoy aquí, Morgan —empieza entonces—. Te estoy visitando —dice, remarcando esa palabra como si su significado se extendiese más allá de sí misma—. Puedo hacerlo porque nos miramos a los ojos cuando nos vimos la otra vez. Somos lo que llaman sensates, o sintientes. Observa una bandada de pájaros o un banco de peces moverse como una unidad y comprenderás de dónde venimos. Pregúntate cómo los chopos sienten un trauma a cientos de kilómetros o cómo una seta puede entender las necesidades del bosque. Y empezarás a comprender lo que somos. Nuestra especie ha estado aquí desde el principio. Con toda probabilidad fuimos el principio.

Se detiene de nuevo, estudiando tu mirada como si quisiera ver más allá de tus ojos y saber qué piensas sobre lo que te está diciendo. Como si necesitase saber que le crees antes de continuar. Parece consciente de que aún no ha respondido a tus preguntas, pero al mismo tiempo también parece considerar necesario que comprendas sus palabras antes de hacerlo.

Notas de juego

Sólo por si nos explicamos mal, no has visto a Budi sentarse. El asiento estaba vacío y de repente está él, pero no lo has visto ocuparlo ^^.

Cargando editor
06/05/2016, 17:42
Morgan Laurent

¿Qué cojones...?

Escucho lo que Budi está contando con tanta velocidad. No tiene pinta de estar bien, no se me ha pasado por alto las marcas en su piel, como mínimo le han dado una paliza y casi diría que se han ensañado con él. Frunzo los labios en una fina línea mientras lo escucho e intento asimilar lo que me está contando, parece una mierda filosófica de ciencia ficción o algo por el estilo. No entiendo lo que me quiere decir, es decir, sí, pero el contenido me resulta confuso, pero a la vez le encuentro sentido. Una parte de mi cabeza va a explotar, mientras la otra comienza a comprender. 

Esto parece un gran puzzle del que me faltan piezas, pero las pocas que tengo consigo unirlas poco a poco. Me tomo un momento cuando él termina de hablar, en parte para tranquilizarme, en parte para terminar de encajar esas piezas. De nuevo, esa dicotomía dentro de mí: esto no parece real, no puede ser real; sin embargo, es tan real como lo soy yo, o como lo es Budi ahora mismo, soy consciente de que no está aquí, pero a la vez... lo está. Como Wes lo estuvo, como Milka. 

Vale, Morgan, asumamos que esto es verdad, aunque sea por un momento... Hila.

A ver...-comienzo a decir, centrando mi mirada en medio de la mesa, mirar al vacío a veces ayuda a visibilizar mejor las cosas en tu cabeza-. ¿Me estás diciendo que somos como una especie de banco de peces? ¿seres individuales pero conectados por...-¿por qué coño se juntan los peces?-... por nuestra propia naturaleza? Yo que sé...-suspiro-. Estamos conectados, no sé por qué, pero lo estamos. Si yo quiero ver a Milka en el hospital, apareceré en Hamburg, si Wes quiere echarse una birra conmigo aparecerá aquí-de forma inconsciente, miro a un lado, por si acaso-. Podemos ponernos en contacto con otros como nosotros, ¿no? Y esa conexión se establece mediante el... ¿contacto visual?-intento deducir-. ¿Quienes nos buscan también son... sintientes? ¿Por eso no debemos mirar a nadie a los ojos?-suspiro de nuevo y me paso una mano por la cara, que sube hasta el flequillo para echarlo hacia atrás-. No entiendo muy bien todo esto... pero creo que una idea me estoy haciendo...

Puta locura de día, colega...

Notas de juego

¡Ups! De acuerdo, perdón por la confusión >_<

Cargando editor
06/05/2016, 21:42
Budi Hort

Budi asiente despacio a cada una de tus frases y poco a poco sus ojos van adquiriendo un brillo que ya habías percibido en ellos la primera vez que lo viste. Sus labios se empiezan a curvar en una sonrisa, primero tenue, pero más firme después y su expresión es similar a la de un padre que contempla a su retoño dar sus primeros pasos.

Cuando terminas, él asiente de nuevo.

—Estás conectada con otros, pero no con todos. Cuando un grupo nace, cuando recibe el ser, todos sus miembros se unen por —su sonrisa se amplía justo antes de citar tus palabras— su propia naturaleza. Milka, Wes, tú... Y otros cinco. Sois ocho en total. Aprenderéis a conoceros, a sentiros unos a otros, a ayudaros. La conexión entre vosotros no se parecerá a nada que hayáis conocido antes y no será sustituíble. —Hace una pequeña pausa y sigue con un ejemplo. —Si perdieras un brazo, por mucho que intentaras colocarte una prótesis no sería lo mismo. Esto es algo parecido, todos sois únicos. Os necesitáis unos a otros. Por eso debéis salvar a Milka para salvaros.

Toma aire despacio y se echa un poco hacia atrás en el asiento, dejando ambas manos con los dedos entrelazados sobre la mesa.

—Pero hay otros sintientes fuera de tu grupo. Como yo mismo. Como Annabelle, que fue quien os dio el ser. Como... —Y antes de continuar su sonrisa se agria en sus labios y su ceño se frunce mientras sus labios añaden un nombre más, con rencor. Como Whispers. —Se toma un segundo en el que sus dedos se crispan y después continúa hablando, más serio. —Visitar no es llamar o enviar mensajes a una persona, no es algo que haces que pase, es algo que dejas que pase. Pero tienes que entender la diferencia entre visitar y compartir. Visitar es lo que estamos haciendo ahora. Compartir es algo que solo puedes hacer dentro de tu grupo. Acceder al conocimiento, el idioma, habilidades.

»Hay sintientes que podrán visitarte si los miras a los ojos, como estoy haciendo yo ahora. Y podrán usarte para llegar a los tuyos. No todos los de nuestra especie tienen buenas intenciones. Avisa a tus compañeros. A mí me han atrapado, yo ya no puedo llegar a ellos. Intentarán averiguar si he conectado con vosotros y no diré ni uno de vuestros nombres. Pero os buscarán y si llegan a uno, llegarán a todos.

Con esa advertencia, el rostro de Budi se gira por encima de su hombro, como movido por un sonido que tú no has llegado a escuchar y su ceño se frunce de nuevo. Cuando vuelve a mirarte, puedes ver urgencia en sus ojos.

—Tengo poco tiempo. Os ayudaré como pueda, pero os vais a necesitar unos a otros.

Cargando editor
11/05/2016, 23:40
Morgan Laurent

No me gusta que me mire así. Esa mirada paternalista... no, no me mola, no me mola una mierda. 

Vale, sí, Budi era legal. Joder, si lo hubiese sabido... ¡Pero qué coño quiere! ¡No es mi culpa que lo hayan acusado de terrorismo y luego se haya puesto a hablar tan pancho! ¡Joder! ¡No es mi culpa! No, no es mi culpa que lo hayan pillado, lo hubiesen hecho tarde o temprano, esto es América, joder, la gente está obsesionada con el terrorismo. Si no hubiese sido yo, hubiese sido algún colgado de cualquier sitio. Sácate eso de la cabeza ya, Morgan. 

Lo escucho atentamente, con cara de concentración, impidiendo que mis propios pensamientos y el exterior interfieran en la asimilación de información. Porque es todo raro de cojones. Cuando termina de hablar, me quedo mirándolo unos instantes. Esta mierda es muy jodida, pero que muy jodida. Volvamos a asumir que todo esto es normal y factible en circunstancias normales. Resumamos. Wes, Milka y yo, junto a otros, somos un banco de peces. Vale. Milka está en peligro. Bien, de puta madre. Tenemos que salvar a Milka. Genial. Annabelle nos dio la mierda esta. Su puta madre, pero vale. Hay gente que nos quiere joder el culo. Magnífico. 

- Seré directa-tiembla, mundo-. Esto, en otras circunstancias, me importaría una puta mierda. Pero son estas circunstancias, y son ellos y...-¿los quieres? ¿les tienes cariño? ¿los necesitas? ¿son importantes para ti?-... tengo una conexión con ellos y me preocupo. Vale. ¿Por qué? Primero. ¿Por qué Annabelle nos dio esto? Segundo. ¿De dónde venimos? Tercero. ¿Cómo ayudo a Milka? ¿Tengo que ir para Alemania? Cuarto. ¿Quién es Whispers? ¿Quién nos quiere joder?

Joder, soltar todo esto después de lo ocurrido, como que me deja algo más relajada. Si tan solo me dejasen fumar ahí dentro... 

Notas de juego

Perdonad la demora, chicos :( He llegado hace unos cuarenta minutos, he posteado, me ha dado envío duplicado, me he muerto, he resucitado y he posteado de nuevo. Ahora voy a caer en coma.

Cargando editor
13/05/2016, 14:08
Budi Hort

Budi asiente cuando anuncias que serás directa, conforme con ello. Después escucha tus preguntas con atención, como si ya esperase algunas de ellas, pero no quisiera dejar ninguna atrás. Y, sin embargo, cuando llega la primera de ellas y nombras a Annabelle, puedes notar con claridad cómo contiene la respiración. Luego aparta su mirada de la tuya para mirarse las manos. Sus labios se crispan en una mueca y niega despacio con la cabeza.

—Nunca he dado el ser a un grupo, así que no puedo decirte por qué a vosotros. Pero algo que tienes que entender es que Annabelle sólo os despertó. Ya érais sintientes desde el mismo momento en que nacisteis. Ya estabais unidos, simplemente no lo sabíais. —Y no se te escapa que pasa rápidamente a la siguiente pregunta, dejándote la impresión de que no ha llegado a responder del todo a la primera. —No sé de dónde venimos. Creo que ya estábamos aquí desde el principio. Siempre ha habido sintientes y siempre nos han cazado.

Hace entonces una pausa y vuelve a mirar hacia un lado, frunciendo el ceño, antes de volver a poner sus ojos en ti y empezar a hablar un poco más rápido.

—Verás que no necesitas trasladarte para estar. Aprenderéis a ayudaros en la distancia. No sé en qué situación está Milka ahora, no sé si ya habéis aprendido lo suficiente... Ir en persona o no depende de ti, Morgan. Ayúdala como mejor puedas. Whispers —pronuncia, de nuevo con rencor—. Por su culpa Annabelle... —deja la frase en el aire y respira con fuerza por la nariz antes de seguir—. Whispers forma parte de la BPO, una organización multinacional que crearon gobiernos de todo el mundo y que pretende erradicarnos. Se esconden detrás de muchos nombres, pero el principal es Biologic Preservation Organization. Y una mierda. Lo único que hacen es cazarnos para apagar nuestro cerebro o matarnos. No confíes en ellos. No mires a nadie a los ojos. No son los únicos que nos buscan, pero sí son los más peligrosos.

»Escucha, Morgan. No tenéis tiempo para descubriros y madurar como deberíais. Saben de vuestra existencia y están tras vosotros. Trata de buscar al resto. Escucha bien: Rena Hiyane, Yokohama. Wamai Saád ú, Nairobi. Ruth Williams, Sydney. —Cuando enumera parece que se haya aprendido esos nombres y lugares de carrerilla, preparándose para ese momento. Sin embargo se detiene y vuelve a girarse con prisa. Y cuando sigue hablando empieza a atropellarse un poco. —Milka Bendij, Hamburg. Devendra~

El nombre queda flotando en el aire, sin que Budi llegue a terminarlo añadiéndole un apellido y un lugar. Y donde el hombre estaba ya sólo queda la silla vacía y la mirada de algunas personas sobre ti, contemplándote como si fueras una pirada, como esa gente que habla sola por la calle.

Cargando editor
17/05/2016, 21:58
Morgan Laurent

Ya que Budi no me ha interrumpido en ningún momento, considero que es justo que haga lo mismo. Mientras habla, saco mi libreta y comienzo a anotar cosas de todo lo que está diciendo. 

En primer lugar, no sé qué significa eso de "dar el ser", supongo que se refiere a... no sé, "despertarnos" como él ha dicho. La cosa es... ¿cómo? En mi vida había visto a Annabelle, por tanto, no podía estar conectada a mí, ¿no? Esto es muy raro. Anoto mi duda en las notas, no quiero que se me olvide preguntar nada. Otra cosa que me inquieta sobre lo siguiente que dice es que... nosotros ya nacimos así. ¿Eso quiere decir que es algo que está en los genes? ¿Mis padres eran sintientes? ¿Y Beth? Si yo lo soy, ¿por qué no iba a serlo mi hermana? No puedo evitar quedarme unos segundos mirando la libreta, sin escribir nada. Joder, como esta mierda toque a Beth yo... joder. 

Relaja, respira, Morgan. Sigue escribiendo.

Y eso me obligo a hacer. Lo anoto no obstante, es algo que tengo que resolver también. 

Lo siguiente, llama por completo mi atención. Ya sé qué buscar, ya sé quiénes están tras nosotros. Aunque sea a grandes rasgos o a gran escala, por lo menos ya sé a lo que me enfrento. Bien, ellos saben que yo existo, pero ellos no saben que yo sé que ellos también... Esto se parece a un capítulo de Friends... Por lo que puedo usar eso a mi favor. El problema es que ellos probablemente actúen de forma secreta y/o clandestina, ¿no? Probablemente tengan muchos agentes por aquí, Nueva York es jodidamente grande e importante. Mierda, parezco una paranoica. 

Anoto el nombre de la empresa también y la redondeo para que no se me olvide que es importante, aunque sería imposible olvidarlo. Sin embargo, no me queda claro por qué quieren cazarnos de ese modo, ¿por qué nos quieren muertos? Entendería que quisieran experimentar con nosotros, tal vez por avanzar científicamente, por entendernos, lo que sea... pero, ¿matarnos? ¿Por qué? 

A continuación, comienza a decir nombres de mi grupo. Los anoto todos, pero algo dispara mis alarmas cuando veo que se gira un momento. Mierda, mierda. Comienza a hablar de forma acelerada y yo escribo a su misma velocidad. Joder, joder. Siento impotencia, quiero ayudarle, pero no puedo, cuando vuelvo a alzar la vista... Budi no está. Ya no está. ¡Joder! 

Sin poder evitarlo, le pego una patada a la silla que tengo delante de mí. Recojo mis cosas con brusquedad y me largo de ahí. Joder, mierda, joder. 

En la calle me enciendo un cigarro mientras camino rumbo a un súper para pillar cervezas para esa noche. El frío y el ruido de Manhattan me despejan, ocupan mi mente con otras cosas, con simple ruido. Pero la ansiedad y frustración no se va. Me paro en una esquina y me dedico simplemente a fumar y a respirar, a intentar hacerme dueña de mi pulso y calma, manteniendo la mirada baja en el suelo sucio de Nueva York. Tengo que ordenar un poco mis ideas, tengo que avisar a Wes y a Milka. Tengo que averiguar quiénes son los demás, quién es Whispers, quiénes son la BPO. 

Retomo mi camino de nuevo. Un par de cervezas me vendrían bien, sí. Siento mi cerebro a punto de estallar, mi cuerpo y cabeza me piden que pare, aunque solo sean unos minutos. 

Cargando editor
17/05/2016, 23:59
Narrador

La patada que le das a la silla que se encuentra enfrente atrae varias de las miradas de los presentes, incluyendo la del camarero. Sin embargo antes de que nadie llegue a decirte nada estás ya camino de la puerta. Es una suerte que el señor Powell se haya adelantado pagando tu bebida.

Fuera el ambiente ha empezado a oscurecerse. Aún falta un buen rato para que sea noche cerrada, pero la ciudad ya ha comenzado ese tránsito de urbe clara y para todos los públicos a ciudad sólo apta para aquellos que saben por dónde y cómo moverse.

No tardas en hacerte con unas cervezas en un supermercado cercano. Es mientras estás pagando en la caja cuando notas la vibración del móvil: respuesta de Lindsay. Viendo que te contesta por nimiedades lo más probable es que esté aburrida.

Uuuhhh... Bueno, si no os da tiempo de acabar de "cenar" me lo pasas. ¿Quieres que te acompañe en el curro? ¿A quién perseguimos hoy?

Mientras lo lees la cajera te tiende el ticket y la vuelta. De sus labios sale una pompa de chicle que explota con un sonoro chasquido delante de ti y con un «que tenga un buen día» pasa a atender al siguiente cliente.

Cargando editor
20/05/2016, 19:53
Morgan Laurent

Voy pagando cuando escucho como el móvil vuelve a vibrar. Lo miro con cierta esperanza, quizás es Wes con noticias...

Pero no, es la tonta de Lindsay. Vale, sé que no es tonta, pero... joder, tengo cosas más importantes en la cabeza que responder mensajitos tontos. Creo que parte de mi sueldo lo invertiré en regalarle un vibrador, quizás así me dejase en paz. Vale, vale, creo que me he pasado. Lindsay es mi mejor amiga... bueno, vale, Lindsay es mi única amiga y no debería pensar esas cosas. 

En el fondo sé que simplemente está aburrida y que quiere que la entretenga. Ella no tiene culpa de la mierda de día de hoy, no debería pagarlo con ella. 

Termino de pagar las cervezas y saco el móvil del bolsillo de nuevo para escribirle de vuelta.

Tranquila, mi querida Watson, hoy no hace falta que me acompañes. ¿Esta noche no sales con el chico del bar, Cómo-se-llame? ¿Tan mal te folló anoche?

Sonrío de medio lado y sigo escribiendo, esta vez para Wes y Milka:

Tengo noticias. Somos 8 en total. Sé los nombres, pero no me atrevo a mandároslos por aquí. Nos vemos pronto.

Suspiro. Necesito una cerveza, pizza y un partido de los Lakers... más les vale ganar. Mi cerebro me pide como loco un minuto de descanso, de desconexión. Ha sido un día intenso y no tiene pinta de mejorar demasiado, siento como todo mi cuerpo se queja, en general. En estos momentos casi deseo tener a alguien en casa que me pregunte "¿Cómo ha ido el día?" mientras me tiro en el sofá y me quito las botas mientras le cuento que estoy conectada con otras siete personas más, que puedo visitarlos cuando quiera y que tengo a una panda de psicópatas detrás... Luego caigo en que no me compensa.

Llego a casa de Paul y llamo, esperando a que me abra. 

Cargando editor
21/05/2016, 04:16
Paul Warren

Lindsay responde casi de inmediato con un nuevo mensaje que recibes mientras se envían los de Wes y Milka:

¿Dede? Meh, no estuvo mal. Pero no quiero que se acomode demasiado XD. Arg. Pues me pillaré unas birras y un helado XXL y haré maratón de Sexo en NY. Tú pásalo bien :*.

Entre unas cosas y otras terminas por llegar al portal de Paul. Está en un edificio alto y antiguo, de color rojizo. No tarda en responder al telefonillo y abrirte la puerta. El interior está limpio, pero no vendría mal una restauración. En especial del ascensor que es tal vez el más viejo en el que has subido y que emite ese chirrido en su avanzar renqueante que siempre lo hace parecer a punto de estropearse.

Paul vive en el cuarto y cuando el ascensor se detiene con un bote y llegas al descansillo te está esperando, apoyado con el hombro en el marco de la puerta entreabierta. Va vestido con unos vaqueros un poco caídos y una camiseta gris. No lleva nada en los pies y sus dedos descalzos asoman de los bajos de os pantalones. Te dedica una sonrisa de medio lado al verte y se incorpora un poco, abriendo la puerta con la mano para dejarte pasar.

—Justo a tiempo —dice mientras tú percibes el característico aroma del queso fundido y el orégano—. Estaba a punto de sacar las pizzas del horno.

Entonces sus ojos se detienen en tu hombro vendado y frunce un poco el ceño antes de mirarte con curiosidad señalando el lugar con un leve gesto de la mano.

—¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado?

Cargando editor
24/05/2016, 23:31
Morgan Laurent

Dede es un buen partido, nos ahorraríamos una fortuna en alcohol! No te comas todo el helado. Disfruta y sueña con Mr. Big.

Vivir durante tanto tiempo con Lindsay prácticamente me había hecho "abrir" mi mundo a varias series que hasta el momento no había visto o no había prestado demasiada atención. Una de ellas es Sexo en Nueva York, sé que sueña con ser una Samantha: una mujer rica, guapa, con miles de hombres tras ella y un armario lleno de ropa cara. 

Le respondo el mensaje mientras subo en el ascensor, una vez ha pasado el primer bote que indicaba que salíamos de la planta baja. Desde luego, se nota que Paul es fotógrafo... solo los artistas viven en un sitio como este: viejo, apartado, feo... Y lo peor es que dicen que es "vintage" y tiene "un aire moderno". También es cierto que los artistas por lo general, no pueden pagarse algo mejor... Supongo que es una forma de consolarse. 

No puedo evitar soltar una risita para mí. A veces me quejo demasiado pero... who cares? 

Salgo del ascensor y veo a Paul esperándome en la puerta de su casa. Tal vez sea una gruñona y una cascarrabias, pero sé reconocer cuando algo me gusta y Paul me gusta. Es decir, me gusta pues para lo que está: para cenar, echar un polvo de vez en cuando y que me busque buen material fotográfico, pero... ya está. 

Esa postura de "vaya, no te esperaba por aquí", esa camiseta blanca y sencilla y los vaqueros caídos le sentaban realmente bien. Pero el detalle que más me gustaba era que estuviese descalzo, le daba un aire hogareño y cercano, despreocupado. Le devuelvo la sonrisa y alzo ligeramente las birras que traigo. 

Como un mago-bromeo dejándole las cervezas en la mano-. Saca un par para ahora y guarda el resto en la nevera, anda-le pido mientras me quito la chaqueta. Entonces repara en mi herida. Joder, mierda, a ver, si estoy aquí es para despejarme, no para que me vuelvan a recordar la locura que estoy viviendo. Bufo y gruño-. Es un rasguño, nada importante-respondo algo tajante, no quiero más preguntas.

Termino de entrar en la casa, me dirijo al salón y dejo la chaqueta sobre el sofá. 

- ¿Le queda mucho al partido?-pregunto-, ¿y a la pizza? Me muero de hambre...-digo. Y era cierto, el estómago había empezado a quejarse en cuanto he olido el aroma del queso y el orégano en el horno. Me dirijo hacia la cocina para echar un vistazo-¿Qué tal tú? ¿Qué tal el día?-pregunto, cuanto más nos desviemos de mí, mejor. 

Cargando editor
25/05/2016, 03:06
Paul Warren

Paul coge las cervezas cuando se las tiendes y empieza a caminar hacia la cocina con ellas en la mano. Su piso no es demasiado grande, pero es amplio y a pesar de que el edificio es antiguo, el interior está completamente reformado a modo de loft. El salón es muy luminoso y su techo alto, sabes que en ocasiones aparta los muebles y lo usa como estudio de fotografía. El dormitorio está subiendo unas escaleras en la doble altura sobre la cocina y el baño. En invierno el piso debe ser una putada, casi imposible de calentar por completo. Pero ahora que ya hace calor, lo cierto es que se agradece su amplitud.

El hombre parpadea y frunce un poco el ceño, llevando los ojos de nuevo hacia tu hombro al recibir tu respuesta, pero no insiste y respeta con su silencio tu derecho a guardarte secretos.

En el televisor ya está puesto el previo del partido y puedes ver las gradas llenas de gente mientras un grupo de animadoras bailan y hacen acrobacias imposibles. Desde la cocina te llega la voz de Paul.

—Faltan unos quince minutos para que empiece. Y las pizzas ya casi están, en dos minutos las saco.

Al verte entrar atraída por el aroma de las pizzas, te dedica una sonrisa de medio lado y te pone una cerveza en la mano, quedándose él otra.

—Mi día ha sido bastante aburrido —dice entonces, acercándose hasta llegar a colocarte un mechón de pelo tras la oreja con naturalidad—. Me levanté a las dos de la tarde con una resaca brutal, comí unos noodles y estuve editando unas fotos con el ordenador hasta que me quedé dormido en el sofá. —Se encoge de hombros. —Pero me viene bien haber dormido porque esta noche tengo curro. Quiero revelar un carrete y probar un par de cosas nuevas.

Con sus últimas palabras se acerca un poco más para apoyar una mano en tu cadera y sin pedirte permiso inclina la cabeza para morder suavemente tu hombro.

Me dan ganas de pasar del partido y empezar por el postre.

Notas de juego

Casa de Paul.

Cargando editor
26/05/2016, 15:49
Morgan Laurent

Doy una vuelta por el salón antes de dirigirme a la cocina. Realmente el piso mola bastante, si lo ha diseñado él, tiene buen gusto desde luego. Me encantaría vivir en un sitio así, alejado, amplio y sola. Arriba tendría la habitación, como Paul. Probablemente cambiase un par de muebles, es todo demasiado moderno y luminoso.

Miro la televisión, las animadoras ya están bailando y haciendo que las gradas se vengan arriba. Siempre había visto los partidos desde casa y nunca entendía cómo la gente se ponía así en el estadio... me parecía que el baloncesto era emocionante, pero no como para ponerse a gritar así. Entonces a Lidnsay le regalaron un par de entradas para ver a los Lakers, cuando jugaron contra los Knicks y fui con ella... y lo entendí todo. Empecé a gritar, hasta dejarme la garganta, a corear y a aplaudir. Es extraña la sensación de inevitable contagio. Creo que era la primera vez en mucho tiempo que me mostraba tan eufórica. Si no costasen un riñón ir a verlos, seguramente lo haría con más frecuencia. 

En la cocina, escucho la explicación de Paul sobre su día mientras voy bebiéndome la cerveza que me ha dado. Doy tragos largos (joder, qué sed), casi la bebo como agua, claro que la cerveza americana prácticamente es agua. En cuanto pueda pillaré cerveza alemana, de importanción, eso sí que es una cerveza. 

Dejo que me coloque un mechón de pelo detrás de la oreja, desvío ligeramente la mirada. Paul es, lo que la gente podría decir "un cielo"; es divertido, inteligente, cariñoso y atractivo. Es un tío legal. Pero... me aparta el pelo de esa forma y me mira y... Joder. Me parece guay que quedemos para beber, ver un partido, jugar a las cartas, follar, lo que sea... pero estos gestos no me gustan. No me gustan esas ñoñerías. Quizás es por la ternura implícita, quizás es porque eso me hace bajar la guardia. A veces desearía cambiar mi cerebro por el de cualquier otra persona y disfrutar por una maldita vez de este tipo de cosas. No digo nada, simplemente esbozo una media sonrisa cuando me aparta el pelo. 

No estaría mal que algún día te fumases un porro y te relajases, Morgan. 

- Resaca, ¿eh?-lo miro con una sonrisa burlona-, ¿comienza a pesar la edad o qué?-me meto con él un poco. 

Parece que su día ha sido tremendamente aburrido, pero yo se lo cambiaría mil veces sin dudarlo un segundo y con los ojos cerrados. Pero no he venido aquí a hablar de mi libro. Mejor callarse e intentar desconectar. "Desconectar", curioso verbo para estas circunstancias. 

Me muerde el hombro con suavidad y mi respiración se agita un segundo. Sabe qué teclas tocar y no sé si eso es necesariamente bueno. Casi sin haberlo pensado, mi mano ya está enredada en su largo cabello. Joder. Por mí también pasaba del partido, por mí podían darle por culo a todos y cada uno de los jugadores, contando a los reservas incluso. Pero no, era demasiado pronto. Había algo que odiaba profundamente y eso era el post-polvo. ¿Qué se supone que tienes que hacer en esa circunstancia? Si es tarde, pues lo largas y que se vaya a su puta casa, pero si es demasiado temprano... ¿qué? ¿te piras? ¿te quedas y comentas la jugada? No, no, definitivamente no era lo mío. Cualquiera diría "podéis hablar abrazados hasta quedaros dormidos" y yo digo "Y una mierda"

- Yo soy de las que dejo lo mejor para el final-le sonrío. Además, ha habido algo que ha disparado un poco mis alarmas, ¿qué dice de "probar un par de cosas nuevas"? ¿A qué se refiere? En ese aspecto soy muy... como un gato. No me gustan los cambios. No me gustan las sorpresas. Lo quiero todo bajo control-, y... ¿cómo un par de cosas nuevas?-pregunto con la ceja arqueada, escéptica e inquisitiva.

Cargando editor
27/05/2016, 23:51
Paul Warren

Tus palabras sobre la resaca de Paul habían arrancado de él una sonrisa cómplice y un gesto de «debe ser eso». Sin embargo este último ya se ha disipado ahora, cuando espera tu respuesta a su mordisco y sus palabras. Ni siquiera se ha vuelto a apartar cuando contestas y puedes sentir su barba rascando la piel de tu cuello lentamente con la sonrisa que provocas.

—Puedo esforzarme en hacerlo terriblemente mal —bromea de manera evidente, empezando ahora sí a tomar algo de distancia para buscar tus ojos. Sus pupilas están dilatadas y no parece que haya planeado nada de esto, más bien que lo ha tomado según ha venido—, así lo del final —dice citándote con un tono un poco más grave, sugerente— será mejor seguro.

A pesar de la breve distancia ganada su mano no se ha separado de tu cadera. La otra mientras tanto busca el lugar simétrico del otro lado, haciéndose presente sin resultar intrusiva, y con tu última pregunta niega riendo con suavidad.

—Revelado de múltiple exposición sobre todo —te informa antes de que su sonrisa se curve—. Aunque si quieres probar otras cosas podemos negociarlo.

En ese momento tu móvil vibra, indicándote que ha recibido un nuevo mensaje y una vez más sin pedir permiso Paul rompe la distancia que os separa. Su intención es clara: dejar de lado tu hombro y dejar un camino de pequeños mordiscos por tu cuello. Se acerca sin embargo con la suficiente lentitud para generar expectación y para que al mismo tiempo puedas detenerle si lo deseas.

Es un par de segundos más tarde cuando lo oyes. Primero es un sonido ajeno y que Paul parece no escuchar, el de un disparo, y luego es esa terrible certeza de que, de alguna forma que no puedes comprender, estás herida. Puede que sea el dolor más intenso que has sentido nunca. Llega así, de repente, como si algo acabase de atravesar carne y hueso justo por debajo de tu clavícula derecha, desde el frente. Es un dolor agudo que se hace presente en un instante, pero que no parece que vaya a desaparecer pronto.

Cargando editor
31/05/2016, 21:14
Morgan Laurent

Cuando sonríe, el vello de su barba roza con suavidad mi piel, provocando unas agradables cosquillas y que toda mi piel se erice a su contacto. Su sugerencia no me parece mala a decir verdad, aunque siendo él tendría que esforzarse muchísimo para que de verdad fuese tan terrible como promete. No puedo evitar soltar una suave risa por la ocurrencia, que cada vez toma una mejor forma en mi cabeza. Al fin y al cabo tenemos 15 minutos tontos, al terminar no tendremos que hablar siquiera sobre ello, solo ver el partido y comer pizza. No parece un mal plan, desde luego. 

¿Revelado de múltiple exposición?-repito, bajando el tono de voz al suyo mientras mi mano comienza a acariciar su brazo hasta llegar al hombro y de ahí, seguir el camino de caricias hasta su pelo, donde entierro mis dedos-, ¿pero qué clase de enferma perversión es esa?-bromeo con una media sonrisa. He de decir que me alivia saber que no tiene nada pensado como sorpresa. No me gusta no controlar, en todos los ámbitos de mi vida, el sexo incluído. Agh, parezco el estúpido protagonista de la estúpida novela erótica "50 sombras de un capullo" (como me gusta llamarla).

Está bien, está bien. Me rindo. Tampoco ofrecí demasiada resistencia pero... qué coño, no soy de piedra, ¿vale?

Dejo que Paul comience a morder mi cuello. Cierro los ojos un momento, intentando dejar mi mente en blanco cuando un ruido estridente que reconozco muy bien, hace que de un respingo en el sitio y abra los ojos de golpe. El dolor no tarda en llegar, en la clavícula derecha, comienzo a sentir la quemazón, el golpe. Llega de forma repentina, pero no se va de la misma forma. No puedo evitar llevarme una mano a la zona herida, casi por instinto. Intento contener el grito de dolor, pero no puedo evitar emitir un quejido. 

Aparto a Paul con el otro brazo, mientras me doblo ligeramente hacia delante, llevada por la misma sensación de dolor. 

Necesito... necesito un momento. Perdona-consigo decir mientras me alejo, cerveza en mano, hacia el baño. 

¿Milka? ¿Wes? ¿Alguno de los otros? La preocupación y el miedo me atenaza por un momento. Debo intentar calmarme, intentar averiguar qué ha pasado. En el baño, cierro el pestillo tras de mí y me deslizo con la espalda apoyada en la pared hasta el suelo.

Miro el teléfono, quizás es un mensaje de alguno de los dos. Si no, intentaré hacer lo que Budi me dijo... quizás si me concentro en el dolor, en el ruido del disparo, quizás pueda contactar con el herido, quizás pueda fusionar ambos espacios, ver qué ocurre, visitarlo, ayudarlo, hacer algo. Lo que sea, joder. 

Cargando editor
31/05/2016, 22:40
Paul Warren

Paul sonríe cuando le haces esa primera pregunta antes de asentir despacio y con sus ojos clavados en ti, de una forma exageradamente sugerente. No llega a moverse realmente cuando acaricias su brazo, pero aún así es evidente que lo recibe con agrado y cuando llegas a su pelo inclina un poco la cabeza, como si quisiera acariciar tu propia mano con su cabello.

Un instante más tarde te devuelve tu sonrisa y cuando le dejas acercarse a tu cuello parece dar por hecho que ha ganado la batalla. Aún así no descuida lo que está haciendo y mientras su boca se hunde en tu piel él comienza a acercarse un poco, pegándose más a ti. Sin embargo cuando de repente interpones una mano entre vosotros al llevarla a tu hombro y pegas ese grito te mira durante un instante, confuso.

—Mor... —empieza después de que le apartes. Parece inquieto, confundido y aparentemente preocupado. Mientras tú prácticamente te retuerces de dolor él te mira sin que parezca saber qué decir o qué hacer. No se interpone cuando dices necesitar un momento, aunque cuando te diriges al baño puedes oír detrás de ti primero sus pasos y luego sus palabras. Al entrar en el aseo puedes ver en el espejo que tu camiseta no está ni mucho menos manchada de sangre: aparentemente estás ilesa.

—¿Estás bien? —pregunta Paul desde el otro lado de la puerta y aunque no llega a intentar abrir no tarda en insistir—. ¿Puedo hacer algo?

Mientras tanto te deslizas hacia el suelo, y aunque el dolor persiste no tardas en darte cuenta de que es independiente de tus movimientos. en tu teléfono te espera un mensaje de Milka.

Yo he contado 10.

Sin embargo casi no has terminado y tu mente ya está centrándose en otra cosa: en ese sonido, en esa sensación. En el aroma de la pólvora. Casi sientes el peligro como propio y antes de darte cuenta la adrenalina ya está acompañando tus venas mucho más rápido que la preocupación. Y en uno de los siguientes parpadeos ese cuarto de baño deja de ser un cuarto de baño para expandirse y convertirse en un callejón, en un cielo abierto y en el sonido de dos respiraciones cerca de ti jadeantes y tensas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Seguimos en: Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Wes).