Partida Rol por web

Historias de Horror I.

SA: 2 - La Sala de Calderas.

Cargando editor
23/05/2017, 22:53
SA: Enfermera.

LA SALA DE CALDERAS:

Notas de juego

- Escena narrativa.

Cargando editor
23/05/2017, 23:10
SA: Paciente.

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Una vez que la pesadilla ha terminado, recuperáis la conciencia en una mugrienta celda de una mazmorra que no reconocéis. En cada una de las tres celdas de la habitación está encerrado uno de vosotros, los que tienen las camisas de fuerza más deterioradas: Anciano Sabio, Pie Izquierdo, y Réquiem. Otros tres están sujetos de cadenas al techo, cadenas sujetas a argollas situadas a la espalda en las camisas de fuerza que llevan puestas: Buscador de la Verdad, Enterrador y Tormento de Tinieblas.

Tenéis plena consciencia del sueño que acabáis de atravesar todos juntos, aunque el único efecto adverso del mismo (*además de la pérdida de Cordura y Demencia Menor asociada, en algunos casos*) son hemorragias nasales, en todos menos en Pie Izquierdo, cuya camisa de fuerza además parece la más frágil y desgastada por el uso.

No lleváis ninguno de los objetos que encontrasteis en la misteriosa ciudad alienígena en ruinas. Todos lleváis puesto un pijama blanco de sanatorio mental y una camisa fuerza en mayor o menor estado de deterioro (todas parecen haber tenido mucho uso a lo largo de los años).

Mientras os despertáis del pesado aturdimiento que os embarga escucháis que alguien os grita:

- "¡Despertad, maldita sea!" - La voz procede de un hombre tendido en una mesa en el centro de la estancia, su pánico cortando a través de la claustrofóbica cuasi oscuridad del lugar.

En el caso de los que estáis encerrados en celdas, además de vuestras camisas de fuerza, hay barrotes que os separan del extraño, un humano forcejeante con los labios partidos y la piel cubierta de un trazado de recientes líneas rojas. Pesadas cuerdas atan al hombre a un banco de trabajo desagregable.

Notas de juego

// Entra en escena: Pie Izquierdo. - Procede de: En una ciudad extraña.

// Entran en escena: Anciano Sabio, Buscador de la Verdad, Enterrador, Réquiem, Tormento de Tinieblas. - Proceden de: En una ciudad extraña.

Cargando editor
23/05/2017, 23:29
SA: Enfermera.

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Otra figura, inquietantemente delgada y llevando una bata de doctor manchada de sangre, da la vuelta alrededor de la mesa con paso casual, deteniéndose de tanto en tanto para escrutar una de las heridas del hombre o escoger un objeto diferente de un carrito lateral sobre el que hay brillantes cuchillas.

En este momento, la mujer gira la cuchillas de unas tijeras de podar rotas, que resplandecen bajo la tenue luz de la lámpara suspendida del techo. Con despreocupada crueldad, la doctora desliza la cuchilla a lo largo del muslo desnudo del hombre atado, provocando un gemido de dolor del torturado.

Ninguno reconocéis al hombre gritando en la mesa, pero momento a momento vais recuperando por completo la conciencia al tiempo que se os aclara la vista y os dais cuenta de que no reconocéis a nadie en la habitación, incluyendo los otros con los que compartisteis la pesadilla (es decís, les recordáis de la pesadilla, pero no sabéis quiénes son ni si les conocíais o no de antes). No tenéis ningún recuerdo anterior a la misma.

La mesita más pequeña cerca de donde está atado el paciente muestra un despliegue de instrumentos afilados, ninguno diseñado para ser usado en carne viviente: una paleta de jardinería, tenedores, varias piezas largas de cristal roto o metal, y la otra parte de las tijeras de la torturadora. Además, hay sacos llenos cerca de la puerta.

Cargando editor
24/05/2017, 20:40
(SA) Tormento de Tinieblas.

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Presión, presión, presión. La cabeza le iba a reventar bajo la brutal mordaza de aquellas siniestras garras. En una explosión de dolor, sintió fracturarse los huesos, aplastarse la masa cerebral, despertar. Todo en una caótica y vertiginosa sucesión. Sentía la boca pastosa, sucia. Su nariz burbujeaba fruto de la sangre que había manado de ella. Intentó moverse y no pudo. Miró en torno.

A la presión siguió la prisión. A una realidad onírica otra que podía ser exactamente igual. Intentaba pensar pero sentía su cerebro como un puré de guisantes, espeso. Vio a otros. Bien encerrados en celdas, bien como él suspendidos de una cadena unida a un argolla en una camisa de fuerza que le impedía moverse.

-¡Despertad, maldita sea!

La orden resonó cacofónica, chirriante y Tormento giró la cabeza hacia la fuente de aquel grito. Entrecerró los ojos ante la visión del cuerpo tumbado y torturado. Vio la sangre, en finos hilos, supurante. Los cortes, fríos, quirúrgicos, precisos. Los labios partidos. Relamió los suyos propios con una inquietante y sórdida sensualidad. Aquel cuerpo lo atraía de forma irremediable, un faro de placentero dolor, de catártico éxtasis masoquista.

Y entonces la vio. Delgada, sangrienta, orbitante. Súbitamente no hubo nadie más que ella, el brillo amarillento de unas tijeras, la pierna sajada, el gemido. Un sonido gutural brotó de su garganta. Lo ansiaba y odiaba a un tiempo.

Se revolvió en su camisa de fuerza.

Cargando editor
24/05/2017, 20:55
(SA) Tormento de Tinieblas.
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Escapismo para deshacerse de la camisa de fuerza.

Cargando editor
24/05/2017, 22:54
[RIP] (CC) Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Abrió los ojos jadeante, buscando con desesperación una bocanada de aire que había temido que nunca más llegara, pero llegó. Entonces bajó la vista buscando el origen del terrible dolor que se había convertido en todo recuerdo de su existencia y cuando lo hizo no vio nada. Un eco quedaba tan solo de él, a cada instante más lejano y difuso, repitiéndose una y otra vez a través de las brumas de su memoria.

- "Lo sabía... Lo sabía... Lo sabía..."

Y tenía intención de saberlo. No existían las casualidades. Que no recordara nada y que estuviera rodeado de aquellos con los que había compartido una pesadilla que nada tenía que envidiar a la realidad en cuanto a truculenta crueldad, no era una excepción. Había y debía haber una explicación.

Intentó moverse del sitio pero las cadenas que sujetaban la camisa de fuerza con la que lo tenían inmovilizado tintinearon y tan pronto escuchó el sonido y vio a la mujer con las tijeras, se decidió a no hacer más ruido del estrictamente necesario para no llamar su atención. Debía escapar de aquella pesadilla que en aquel caso temía que fuera demasiado real, y haciéndolo no debía cometer ningún error porque un error podía ser el último.

Tragó saliva intentando calmar su mente, apartar de ella toda emoción que nublase su razón. Lo intentó con todas sus fuerzas... Y aunque no estuvo seguro de conseguirlo, cuando terminó se dispuso a analizar toda la habitación: la prisión y sus inquilinos, cerraduras y ataduras, suelo y techo, y así con un largo etcétera. Todo ello con intención de descubrir el mejor modo de escapar, porque una vez consiguiera librarse de las ataduras, si es que se libraba de ellas, debía tener una ruta de escape. De nada servía quitarse la camisa de fuerza si tras dar un par de pasos se daba de bruces con los barrotes.

Cargando editor
24/05/2017, 22:55
[RIP] (CC) Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico).
- Tiradas (2)

Notas de juego

Siento la primera, se me olvido marcar la casilla de oculta. En cualquier caso tomad la que consideréis oportuna.

Cargando editor
25/05/2017, 17:23
(SA) Réquiem (Alexei Mykephoros).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Réquiem se pregunta si en realidad lo que está viendo es otro sueño. No sabe muy bien como averiguarlo, lo que si tiene claro es que por muy probable que pueda parecer que sea un sueño, no se va a dejar matar por la mínima posibilidad de que sea para siempre.

Observa su celda al detalle tratando de obtener información de lo que encuentre, sobretodo del tiempo que puedo llevar allí y si algo puede ayudarme a salir. Aunque si tengo siempre la camisa de fuerza puesta, resultará difícil salvo que pueda conseguir algo cortante.

Miro a la enfermera y trató de buscar en mi memoria algún recuerdo sobre ella.
Me pasa por la mente decirle algo para que pare la tortura al otro paciente, pero pronto recuerdo lo que me aconteció por ayudar a otra persona en el sueño, y termino optando por el sentido común y mantengo la boca cerrada.

Cargando editor
25/05/2017, 18:23
(SA) Nigromante (Dyonisius).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Era inevitable. La sensación de euforia, al tener razón, mezclada con ese fraude perverso al verse estafado puesto que, ¿no es todo sueño, toda pesadilla, una estafa? ¿un engaño al que nuestra mente cansada somete a los sentidos? ¿una burla a nuestros miedos y nuestros anhelos?

En tales pensamientos discurría la mente del nigromante (sabía que era nigromante, pero era incapaz de pensar en cual era su nombre, o su naturaleza, o su estirpe; por incapaz era incapaz de recordar nada más allá de la pesadilla) cuando los gritos de ese hombre tendido y torturado le arrancaron de sus meditaciones.

Miró a su alrededor. Salvo la enfermera (o torturadora, pues más parecía lo segundo que lo primero) y el hombre en cuya piel iban dibujándose los cortes, reconoció a los restantes enjaulados, como él, metidos en camisas de fuerza, como la suya, y, algunos, sujetos a cadenas.

Volvió a escuchar los gritos. Este lugar era, también, una pesadilla. Pero en este caso no parecía que despertar fuera el mejor de los mecanismos, o mejor dicho, que fuera una posibilidad. Había alguien, alguien perverso, pues perverso debía ser quien tan gratuitamente dispensaba tanto dolor.  

Aprovechando el ruido y que la enfermera estaba absorta con su trabajo, trata de acercarse a las paredes de la celda, y rasgar la camisa de fuerza contra la indicada pared, a fin de poder liberarse y, con suerte, liberar al resto de los pobres cautivos como él.

Cargando editor
25/05/2017, 18:36
[RIP] (CC) Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Sentía como si la cabeza la pesara y viendo cómo torturaban al prisionero en la camilla en la habitación contigua a su celda, no descartaba la posibilidad de que le hubieran drogado lo suficiente como para que no supusiera un problema pero no demasiado como para que no sintiera dolor cuando llegara su turno. Eso o la pesadilla tan lúcida de la que había creído escapar no había apartado aun de su mente sus nocivas garras.

Intentó pensar con claridad cuando todo su presente eran tinieblas, intentó buscar pistas o detalles que supusieran la diferencia, y si bien lo que encontró era de utilidad, temía que no fuera suficiente para la delicada situación en la que estaba. No obstante de algún modo sabía que estaba acostumbrado a trabajar con lo poco que tuviera. Además en una ocasión tan desesperada había que aprovechar todo recurso por escaso que fuera o inútil pareciera.

Buscador se balanceó un poco más en las cadenas, con cuidado para no hacer más ruido del que haría un hombre inconsciente revolviéndose en un sueño. Tanteaba sus ataduras, la movilidad que le dejaban buscando una forma de librarse de ellas. Su principal preocupación, como no, era la camisa de fuerza. Una vez tuviera libres las manos probablemente podría hacer virguerías con ellas, después de todo todavía recordaba el juego de ganzúas de la pesadilla, ese juego que nada más tocar había comprendido que le pertenecía.

- "Siempre que no sea una invención más del sueño..."

Pero qué más daba; intentándolo no corría ningún riesgo peor que el que ya corría si esa agradable señora le ataban a la mesa de operaciones.

Cargando editor
25/05/2017, 22:56
(SA) Enterrador (Anselmo Paddock).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Lanzó un grito ahogado de dolor y como un resorte se incorporó. O lo intentó. Una camisa de fuerza y unas cadenas le frenaron en seco. El hombre era fuerte y se debatió durante unos instantes, tratando futilmente de liberarse de sus sujecciones.

Pero qué demonios, pensó aturdido comenzando a darse cuenta de la situación y el entorno. Hacía un instante le destripaban vivo y ahora daba con su consciencia en una jaula, encadenado junto a otros desconocidos en similares condiciones.

¿Otra pesadilla, como la anterior?, fue su primer pensamiento. La presente se le antojó más clara y vívida que la anterior, pero no menos espantosa.

Giró bruscamente su rostro en cuanto oyó los alaridos. En una jaula contigua, un hombre atado se debatía en una mesa mientras que una mujer practicaba sobre él cortes e incisiones. Frunció el ceño y trató de observar si la sádica con bata pretendía algo especial, como seccionar de una manera específica una parte del cuerpo para observar un órgano, o sencillamente se deleitaba en torturar al pobre desdichado. Durante un instante se sorprendió al otorgar una atención detallada a algo tan macabro, pero algo dentro de él emanaba un genuino interés por aquella "operación".

Cargando editor
25/05/2017, 23:18
SA: Enfermera.

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

La "Enfermera" oye gritar, quejarse y agitarse al Enterrador, y mira en su dirección con maligna curiosidad.

- "¡Cállate! Tú serás el siguiente... Pronto, muy pronto." - Y entonces vuelve su atención de nuevo a su "paciente", preguntándose en murmullos dónde hacer su siguiente incisión.

- "Esta débil carne humana es inferior en cualquier forma concebible..." -

Cargando editor
26/05/2017, 03:56
(SA) Anciano Sabio (Sebastián Moro).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

El anciano fue el último en despertar, sobresaltado y lanzando un pequeño pero ronco gemido, aunque mas bien parecía el último piafar de un caballo moribundo. Demasiados kilómetros corriendo para no ir a ninguna parte, tan solo un amargo despertar en una jaula oxidada, con el olor a descomposición a su alrededor, infectándole las fosas nasales, mientras que no podía hacer otra cosa que mirar. Estaba atrapado en una camisa de fuerza, atrapado como un animal en un cepo de caza. El miedo de aquella pesadilla aún daba coletazos en su mente, y al ver el espectáculo grotesco de la enfermera, aquel miedo afloró una vez más.

En silencio, se arrastró hasta la esquina más alejada de su celda, sumido en sus pensamientos, e intentando que los gritos de dolor de aquel hombre torturado, no le perturbasen mas de lo que ya estaba.

Cargando editor
26/05/2017, 11:40
[RIP] (CC) Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Los gruñidos hicieron que la torturadora se diera la vuelta y les prestara atención. Buscador, que aun seguía preocupado por liberarse de las ataduras, se quedó completamente inmóvil y maldijo en silencio por el inoportuno despertar de su compañero de cautiverio. Pero lo que no había imaginado es que el giro que la mujer había dado para hablarles le proporcionaría detalles que en su anterior observación se le habían escapado.

- "Cómo cambian las cosas cuando cambia la perspectiva de lo observado."

Carraspeó un poco y miró uno a uno a sus compañeros de pesadilla intentando llamar su atención. Luego arqueándose y con un par de movimientos de cabeza (era de lo poco que podía mover) se señaló la cadera antes de dirigir su atención con el mismo juego de cuello a la torturadora y carcelera pluriempleada.

No estaba seguro de que le hubieran entendido o que vieran lo mismo que él había visto, pero si lo habían hecho al menos no considerarían con lo que iba a hacer que estaba más loco de lo que él sabía que estaba por intentar hacerlo.

- ¡Eh, oiga!- alzó la voz intentando llamar su atención.- Sí, usted. Joder... No me mire extrañado, señorita. ¿A quién más me puedo dirigir si no es a usted? Si, la sádica del cuchillo. La de la minifalda manchada de sangre. ¡Sí! ¡Por fin! Por fin se da por aludida- añadió poniendo los ojos en blanco.- Madre mía, y yo que creía que alguien con un empleo como el suyo tendría más luces, pero ya veo que no. Vivir para ver. - Suspiró.- Perdone que la interrumpa en el desempeño de su trabajo, trabajo que por lo que veo disfruta enormemente a pesar de que he visto a carniceros con mayor habilidad, y mejores cuchillos también, pero ¿sabe una cosa, estimada señorita? Me pica aquí, en el calcañar, y como puede imaginar estando como estoy eso de rascarme me resulta un poquitín difícil. Quizá con veinte años menos... Pero la edad tiene lo que tiene, y entre las cosas que tiene está esa de perder flexibilidad. Que se lo digan al viejo derrengado ese de ahí- añadió cabeceando hacia el viejo, el último que se había despertado.- Entonces, ¿qué me dice, señorita? ¿Me ayuda?- preguntó levantando el pie.- Si lo hace le prometo que cuando llegue mi turno deleitaré sus oídos con los mejores gritos de dolor que jamás ha escuchado alguien con su despreciable profesión.

Cargando editor
26/05/2017, 11:44
(SA) Tormento de Tinieblas.

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Parpadeó ante la provocadora intervención de aquel rostro que había alimentado la pesadilla de la que acababa de despertar. Era lo que estaba esperando. Todos mirarían en aquella dirección, como confiaba haría también la sádica enfermera.

Tormento aspiró profundamente, llevando a sus fosas nasales el olor de todas las excrecencias que poblaban la cargada atmósfera. Sangre, orines, sudor y heces más el aroma del miedo formaban un caldo espeso y difícil de aspirar. Tras aquella poco vivificante bocanada, dejó escapar todo el aire de sus pulmones consiguiendo cierta holgura en la firme mordaza de la camisa de fuerza. Contorsionó firme y dolorosamente su hombro derecho hacia el hombro opuesto para luego elevar el brazo diestro sobre la cabeza. Ahogó un gemido de dolor mordiéndose la lengua y el salado y ferroso sabor de la sangre inundó sus papilas. Giró la cabeza. La hebilla de la manga estaba al alcance de su boca. Paciencia, destreza y dientes se aliaron para desabrocharla. El resto fue más sencillo.  

Tomó aire nuevamente y permaneció inmóvil, mientras el dolor se calmaba. Tan solo necesitaba deslizarse y caer al suelo. Se concentró. Necesitaba ser sigiloso y no llamar la atención. La de nadie o su posición peligraría y la buscada sorpresa desaparecería.

Cargando editor
27/05/2017, 02:24
SA: Enfermera.

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Mientras la "Enfermera" está ocupada en su tortura, Réquiem sufre un violento ataque de tos, llegando a toser sangre. De algún modo parece que en lugar de reprimir el ataque, esté intentando conscientemente hacer que suene incluso más desagradable.

- "¡Silencio!" -

Entonces habla quien en otro tiempo fuera un famoso detective privado ustalavo, provocando a la mujer con sus palabras. La torturadora se vuelve hacia el más ofensivo de los presentes, que resulta ser Buscador de la Verdad. Rápidamente pierde la paciencia y se vuelve hacia el antiguo detective gritando:

- "¡Maldito! Voy a filetear esa asquerosa lengua que tienes, fina loncha tras fina loncha, y luego te la voy a hacer tragar." -

 Al mismo tiempo que dice esto su rostro se transforma en una réplica exacta de la cara del Buscador de la Verdad. Cuando se vuelve para amenazarle, queda por un momento vulnerable y el "Paciente" forcejea contra sus ataduras empapadas en sangre y logra liberar una pierna. Desesperadamente, le da una patada en la espalda, arrojándola contra el Buscador de la Verdad, que en ese momento está inmovilizado por la camisa de fuerza y no puede aprovechar el breve momento de ventaja.

Al mismo tiempo, Pie Izquierdo hace un tremendo esfuerzo, que le lleva incluso a gritar escandalosamente, y logra romper la debilitada camisa de fuerza, que era quizá la más deteriorada de todas. La Enfermera se vuelve hacia el ruido y el "Paciente" tendido en la mesa le da una nueva patada, esta vez más fuerte y en la cara.

La mujer cae al suelo con un grito de odio y furia y su manojo de llaves sale disparado, deslizándose por el suelo hasta alcanzar la celda de Pie Izquierdo. En el caos del momento, no se da cuenta de que ha perdido la llave.

La "Enfermera" se vuelve furiosa hacia el "Paciente" y comienza a apuñalarlo violentamente con la tijera de podar rota. Sus risas y maldiciones la distraen tanto que revierte inconscientemente a su forma natural de doppelganger.

Durante unos pocos segundos, la "Enfermera" parece totalmente absorta en su sangrienta tarea, tanto que no presta atención al resto de prisioneros...

Notas de juego

// SIGUE EN "LUCHAR PARA PODER VIVIR".

Cargando editor
31/05/2017, 19:23
(SA) Tormento de Tinieblas.

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Tormento aprovechó aquel momento de furia ciega para deslizarse desde la presa de su camisa de fuerza hasta el suelo. Lo hizo en completo silencio y cayó al suelo con gran suavidad, sin hacer un solo ruido, como un animal que fuera a abatir una presa desde las alturas. Una mano en el suelo, la otra en lo alto; una pierna extendida y la otra flexionada. El depredador se abrió camino. Alzó la cabeza y llegó a ver la metamorfosis de la mujer en algo que no conocía, ornado con unas garras largas y afiladas. Parecía absorta en su sádica tarea y la sangre de su víctima chorreaba por los costados de la mesa, como la sacrílega ofrenda a una impía divinidad.

Sus músculos estallaron bajo un chorro de ardiente adrenalina y Tormento se lanzó a la carrera. Su mano se cerró en un puño que se estrelló contra su rostro. Algo mucilaginoso y manchado de sangre cayó sobre la mejilla de Tormento y resbaló hacia sus labios. Sonrió con cierta crueldad antes de estampar un segundo golpe contra el monstruo. El crujido de huesos sonó reconfortante y agradable, pero Tormento sabía que algo había fallado. De algún modo, su objetivo debería haber quedado aturdido bajo aquel golpe, pero su rostro, al volverse hacia él... No, era plenamente consciente y así lo demostró una de sus garras, rasgando su pecho en surcos paralelos.

Un gemido brotó de su garganta, más placer que dolor, antes de iniciar una rápida sucesión de golpes con codos y piernas convenientemente detenidos. La respiración se aceleró y una pátina de sudor cubrió la piel de Tormento. Sintió un frío helado escarchar su sudor y vio dos heridas negras en el cuerpo de su adversario. No estaba solo en aquella pelea.

Y no era el único en saberlo. El monstruo inició su retirada, consciente quizá de su derrota. Fue su error, su perdición, su muerte. Tormento corrió, ágil, felino. Se elevó en los aires y renunciando a la gravedad, pareció quedar suspendido durante un interminable segundo en mitad de la sala, a medio camino entre el suelo y el techo, un instante roto por el latigazo de su pierna derecha. El empeine golpeó secamente contra la descubierta nuca y un chasquido seco puso fin a todo. El cuerpo cayó pesada y lánguidamente al suelo, al tiempo que también caía Tormento sobre sus dos piernas levemente flexionadas. Miró el cadáver. Juntó los talones y también ambas manos a la altura del pecho sangrante por un breve lapso de tiempo.

Solo entonces miró a los demás.

Cargando editor
01/06/2017, 13:24
(SA) Enterrador (Anselmo Paddock).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Si la horrible pesadilla de los fugitivos, huyendo de un ser terrorífico por una ciudad antigua y fantasmagórica, resultó terrible, el volver a la realidad, si realmente lo era, no resultó mucho más agradable.

Colgando del techo, como un embutido curándose, atado por cadenas y una camisa de fuerza, despertar mientras soñaba ser destripado para encontrarse en una sala de torturas donde una sádica mujer trataba de destripar a un pobre desdichado.

Enterrador - ¿Me llamo así, no? - observó a la mujer con detenimiento, en vez de intentar soltarse desesperadamente como el resto de reos que colgaban como él o estaban en jaulas contiguas. Intentó saber quien era aquella persona y qué pretendía hacer con esos cortes a su víctima. Si solo torturarlo hasta matarlo o investigando algo en su anatomía. En su atención observó algo en la piel de la mujer. Algo cambiante en su morfología. Resultó curioso y paradójico que a la torturadora le preocupara más que él la estudiara a que el resto tratara de soltarse, señalando al reo como el siguiente en la mesa de tortura.

Entonces, todo fue muy rápido. Las viejas camisas de fuerza se fueron rompiendo y los presos se fueron liberando. Mientras varios se enfrentaban a la enfermera que descubrió su auténtica forma de doppleganger, - ¿Eso es un cambiaformas, no? Sí, creo que sí - otros iban saliendo de sus celdas, liberaban a otros o se armaban, como fue el caso de Enterrador. Pero antes de que pudiera encontrar un arma y encararse con la torturadora, dos reos y especialmente los puños y patadas de uno de ellos acabaron con ella.

Enterrador asintió en señal de reconocimiento al rompecráneos y miró de nuevo a su alrededor, hurgó un cesto de mimbre en busca de algún arma, observó al monstruo caído y por último al pobre hombre muerto en la mesa de tortura.

- Si esto es lo que nos espera en este lugar, antes de que eso ocurra mejor ayudaré antes a romper más cráneos.

Había que salir cuanto antes o morir en el intento.

Sí, mejor en el intento que en esa mesa, concluyó mentalmente.

Cargando editor
01/06/2017, 14:11
(SA) Réquiem (Alexei Mykephoros).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Réquiem despertó en una celda con una camisa de fuerza gracias a unos gritos que les instaban a ello, a él y a sus compañeros de pesadilla. Algo extraño esta ocurriendo y Réquiem piensa por un momento que esto se trata de un mal sueño nuevamente.

Todo parece confirmarse cuando la enfermera comienza a torturar al hombre que ha gritado para despertarlos y posteriormente se transforma en una horrenda criatura con garras.

Decide, que pesadilla o no, lo mejor es intentar afrontarla tratando de sobrevivir, por si acaso...

Por suerte cuando trata de soltarse la camisa de fuerza, ésta se encuentra bastante deteriorada y consigue soltarse. Observa como uno de sus compañeros increpa a la criatura, alguno se suelta y empieza un combate. Uno de ellos se hace con las llaves de la celda y sale de la misma acercándose a sacarle, Réquiem lanza un hechizo contra la criatura para ayudar en el combate y una vez sale de la celda se lanza rápidamente hacia una cesta de mimbre donde cree que puede encontrar algún arma.

Entonces todo se acelera enormemente, la criatura trata de huir y eso la pone en dirección a Réquiem con las garras dispuestas para atacarle, Réquiem bloqueado apenas consigue coger una daga de la cesta aunque su intención era coger su espada ropera, cuando cierra los ojos esperando sentir la sangre manando de la herida que la criatura le provoque, ve como ésta es derribada por una patada en su cabeza.

Suspira y trata de hablar con sus compañeros para averiguar si saben algo mas sobre la situación en que se encuentran.

Cargando editor
01/06/2017, 16:16
[RIP] (CC) Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico).

ESTACIÓN DESCONOCIDA, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

HORA DESCONOCIDA, LUGAR DESCONOCIDO.

Sus palabras habían tenido éxito y había conseguido enojar a la torturadora para que bajara la guardia lo suficiente como para que el pobre desdichado en la mesa de operaciones le arreara una buena patada con la pierna que el detective había visto que tenía casi libre. Pero tan solo llegó hasta ahí lo planeado por Buscador.

La patada arrojó a la mujer a sus brazos y él, sorprendido, apartó el rostro temiendo el impacto, aunque en buena parte también fue por el asco.

- Me siento halagado, pero las mujeres con acceso a tijeras no son mi tipo.

La mujer ignoró su comentario y se giró al escuchar la tela rasgándose a su espalda. Al hacerlo de nuevo recibió otra patada del torturado, que parecía intentar desquitarse de todo lo sufrido con la culpable de su tormento. El golpe fue en toda la cara, y tan fuerte que la hizo girar la cabeza hacia quien intentaba seguir ofendiéndola.

- ¡Uff!- exclamó.- Eso tiene que doler. Si fueras guapa me preocuparía de que te hubiera desgraciado la cara, pero no siéndolo... Ya ves, quién hubiera dicho que ser fea también tiene sus ventajas.

Seguía intentando ganar tiempo distrayéndola, pero después de aquello su rostro, que había quedado a la vista de Buscador, se contorsionó en una mueca animal de despreció antes de desfigurarse por completo y convertirse en algo nuevo, inesperado. Nada quedó de la mujer cuando aquel engendro reveló su verdadera naturaleza y forma.

- Sí que eras fea, sí.

Lo intentó de nuevo, pero no funcionó. En su arrebato de ira la mujer tan solo tenía ojos para el desgraciado en la camilla a quien acuchilló una y otra vez librándole de la vida. Era lo último que había querido Buscador, pero aunque pobre disponía del consuelo de haberle librado de más torturas y una muerte agónica, algo que les hubiera esperado a todos de no haber tomado cartas en el asunto.

Se hubiera detenido más tiempo para honrar la memoria del desconocido cuya vida había visto escaparse, pero tenía preocupaciones más acuciantes. La principal de ellas era intentar liberarse de sus ataduras antes de que la sádica criatura se cansara de ensañarse con un cadáver y dirigiera su atención hacia el primero que la había cabreado. No obstante dio igual cuánto lo intentó y cuánto esfuerzo puso al hacerlo, la camisa de fuerza no cedió ni un ápice la presa sobre su cuerpo. Por suerte el resto de compañeros se sumaron a la fiesta y la sádica enfermera tuvo suficientes distracciones como para no prestar atención al que la había descrito exactamente como lo que era.

No mucho después el potente chasquido de un cuello reverberó sobre paredes y suelos de piedra. El combate en el que no había sido más que espectador había acabado y mientras el resto se había liberado de un modo u otro, él seguía exactamente en el mismo sitio en el que había empezado.

Exhausto hincó la barbilla en el pecho. Sus cabellos cayeron hacia delante empapados por el sudor de un esfuerzo que se había demostrado inútil.

- "Estoy viejo para esto..."- Suspiró.

- ¡Bravo! ¡Bravo! Espectacular. Aplaudiría si pudiera pero...- se encogió de hombros todo lo que la camisa de fuerza le permitía.- ¿Alguien sería tan amable de liberarme, por favor? Le estaré eternamente agradecido.