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Historias Secretas: Al encuentro de Latifa

Al encuentro de Latifa. Escena de Juego

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25/09/2016, 13:30
Director

Primeros días de Agosto de 1340.
Villa de Al-Ihiliya. Mediodía

Yusuf I, el Justo, reina como Sultán en la capital.

Huías de tu pasado, sin tener ahora un futuro cierto y estable mas que un presente dudoso y desamparado. Esa era tu situación. Tu padre tenía una buena recompensa por tu cabeza. Aquello era un decir; un padre no quiere ver (por regla general) al hijo llevados por los malos caminos y las malas artes, pero esto era diferente. Te habías llevado algunas de sus cosas, algunos de sus secretos. Claro que, ésto no era lo más grave: le habías decepcionado. No fuiste mal hijo, pero los citados y  versados en las artes de lo exacto, como la Alquimia, son gentes muy metódicas y perfeccionistas. Tu padre no era una excepción, y saber que te fuiste de su lado fue para el una gran ofensa.

Huyendo de la capital, marchaste mucho tiempo por los caminos de Granada. Tras mucho vagar por ciudades, aldeas, riveras y montañas, te encontrabas ahora en Al-Ihiliya, una pequeña ciudad musulmana fronteriza, al oeste del reino nazarí. Nada más llegar allí, te diste cuenta de que Al-Ihiliya se trataba de una localidad con alta presencia militar, y podías ver una gran cantidad de fuerzas armadas formadas por pequeños grupos de mercenarios y soldados montados a caballos, dispuestas a saquear la frontera en cualquier momento (las llamadas aceifas o razzias). En aquella época, pleno verano, son muy frecuentes y tú lo sabías muy bien.

Aparte de ello, hacía sol y por suerte era día de mercado (el deseo de latrocinio te emanaba de la latente espera en la que lo tenías), y en la plaza principal de la villa, junto al al-Qasar (castillo), numerosos cambistas, drogueros, especieros y orfebres, entre otros muchos comerciantes, desarrollaban en el zoco sus negocios. Una pequeña calle anexa daba lugar a otra pequeña plaza, la alcaicería, lugar de almacén de mercancías. En esos momentos parecía muy bien vigilada: perder el género no era algo que los comerciantes pudiesen permitirse.

Concretamente, te encontrabas en una tetería en la plaza del mercado, degustando un fabuloso té de menta para mitigar el calor. En ella, se encontraban charlando numerosos viajeros, comerciantes y clientes (haciendo negocio o descansando).

Notas de juego

Comenzamos.

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27/09/2016, 19:22
Ali el-Nazir

Por fortuna muchos pasos se habían ya interpuesto entre mi padre y yo. Pasos que me habían llevado a conocer muchos lugares y la diversa cantidad de gentes que los poblaban. He de confesar que en compañía de descuideros, golfos y haraganes, era donde más cómodo me sentía. Los conocía por sus nombres y me sentía más seguro a su lado que entre jueces. En algunas ocasiones pensé en instalarme en algún arrabal, donde se fundían el chirriar del eje del carro de un tendero, el aguador que ofertaba su fresca mercancía, el pregonero, los cascos de un caballo alejándose, una gresca entre niños, y ese sin fin de "sabores" agridulces que si se sabían apreciar, eran capaces de llenar el corazón de quienes no aspiran a grandes cosas en la vida. Sin embargo nunca me quedaba en el mismo sitio. Simplemente, no podía permitirmelo. 

Los cierto es que disfrutaba con la incertidumbre de no saber que me podía deparar el próximo día, y disfrutaba más aún vaciando por el camino mi bolsa para llenar así la de los cambistas, mercaderes y fulanas que en mis andares se cruzaran. Y de tal guisa andaba ya; con la bolsa triste, contando con apenas 7 monedas me daba un último capricho antes de vaciarla del todo: un refrescante té de menta en una tetería de Al-Ihiliya. La merma de mis "ahorros" hacía urgente ponerme en marcha, debía dar un golpe, uno grande. Sin embargo me atormentaba la idea de haberme equivocado de ciudad. Al-Ihiliya se encontraba llena de militares y eso dificultaba las cosas. Aunque quizá, si esperaba lo suficiente, cuando todos esos soldados partieran en aceifas contra los cristianos pudiera presentarse una buena oportunidad.

De momento me conformaba con disfrutar el sabor a menta; ligeramente dulzón y refrescante y, mientras lo hacía, no perdía detalle de cuantos me rodeaban. Quizá me enterara de algún chisme o rumor interesante, o alguno de aquellos mercaderes diera por descuido algún detalle de un transporte, intercambio o venta de bienes donde pudiera yo meter la mano. Quién sabía... Y claro, tampoco se me iba a escapar si alguno de aquellos llevaba la bolsa bien accesible y visible, que ya se sabe, un pequeño y discreto corte en el lugar adecuado, y esta pasaba cambiaba rápidamente de dueño antes de que nadie pudiera darse cuenta.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Vamos al lío ;).

La idea es terminarme tranquilamente el té, estando bien atento a los allí presentes; sobre todo los viajeros (que suelen andar siempre algo "despistados") y los mercaderes (que suelen tener "cositas" interesantes).

Si no veo nada interesante, tras acabarme el té voy a dar un paseo. Me dirijo a la zona de la alcaicería. Quiero analizar detenidamente la posibilidad de colarme y robar algo por ahí.

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30/09/2016, 20:16
Director

Degustabas la gran cantidad de fragancias suspendias en el aire, aunque todas se resumían en varias clases de té degustados por diversos clientes. Aparte, los aromas de las plantas silvestres de aquella zona fronteriza hacía gala de presencia, enturbiando en una fragancia aún más densa la situación. El jolgorio era importante (la tetería estaba masificada) y la gente incluso bebía los tés en la entrada del negocio. La mayoría de aquellas gentes esran seguramente viajeros musulmanes, aunque muchos estaban tapados y seguramente fueran gentes de paso (cristianos, judíos, mozárabes y quien sabe si de más allá del mar o los Pirineos). Por supuesto, aquella cazuela a rebosar no era sino un foco de oportunidades: bolsas tintineaban por doquier según tu especial y oído y percepción para ello.

Varios tipos fueron para tí, desde cierto momento, vícitmas potenciales para tu latrocinio. Un tipo orondo que parecía adormecerse con los olores y expedía claramente un fuerte olor sudoroso; un joven raquítico que poco o nada atendía a la bolsa (sino más bien miraba a una de las mujeres que servían los tés con gran interés) y otro que bebía aquellas infusiones con su bolsita colgando por dentro de la manga ancha (que creyendo que la ocultaba de toda visión, no se daba cuenta y el efecto era el contrario).

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01/10/2016, 15:26
Ali el-Nazir

La algarabía en aquella tetería era considerable, lo cual sin duda aventajaba la labor que estaba apunto de acometer. El ruido y el gentío serviría bien para disimular cualquier acercamiento, tropiezo fortuito o, en el peor de los casos, una necesaria huida si algo se torcía. Entre semejante multitud no me costaría demasiado escabullirme con la bolsa de alguno de aquellos tres. Más pronto descarté al de la bolsa en la manga, que aunque poco espabilado parecía, podía presentar complicación sisar la bolsa de aquel dudoso "escondite". Luego descarté al mozo, al más distraído de los tres, pues según mi experiencia, las bolsas por lo general suelen ser como sus dueños, y la de éste, seguramente era joven y raquítica como él.

Apuré un último trago mentolado antes de dirigirme al orondo y sudoroso objetivo. No tenía ningún plan o idea especial, me limitaría a actuar como siempre; un corte rápido y preciso al cordón que sostenía la bolsa y, en caso de que algo saliera mal, simularía un tropiezo o argucia similar.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Dejo las tiradas "a pelo", ya que desconozco bonus o malus. Allah dirá... ;)

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02/10/2016, 12:56
Abid-abd-Amir

Avanzaste con sutileza hacia el hombre orondo que había allí; tus otras dos víctimas potenciales seguían en sus sitios, sin saber que habían sido descartadas por tu "buen hacer". Sin embargo, en aquella ocasión no fue suficiente la tuya decisión ni la tuya experiencia. Al parecer había más ojos mirándote en la tetería. Aún no habías sacado tus cuchillos cuando oíste un susurro junto a tu oído.

Será mejor que no lo hagas, amigo mío -oíste-. Fue entonces cuando te diste la vuelta. Tus ojos se abrieron: te habían descubierto, pero el tipo que lo hizo no mostró enfado alguno ni sorpresa. Lo habías visto allí minutos antes, al entrar, junto a una ventana, mirando a través de ella mientras sostenía una infusión en su mano. Algo normal sin duda. Vestía con turbante blanco y prendas de librea elegantes, casi inmaculadas.

Aguardad, no me déis acero a mí, por favor -dijo con voz afable y soriente-. Tampoco vos asustéis. No diré nada si os acercáis a tomar una infusión conmigo. Vos invito -entonces se giró hacia la mujer que servía y señaló con el dedo que quería dos infusiones de manzanillo con toques de beleño y una pizca de timol*, o algo parecido (según entendiste)- Mi nombre es Abid-abd-Amir siervo de Amir-ibn-Dawud. -y extendió la mano y el brazo en señal de invitacion hacia la mesa donde estaba antes descansando. Aquel hombre suponía que sabías quien era su señor Amir, aunque en verdad si no fuera así no tendría mucha importancia-. ¿Nos sentamos?

Notas de juego

*Tomillo.

Puedes tirar por Conoc. de Área para saber quién puede ser (voluntario)

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02/10/2016, 21:20
Ali el-Nazir

Cuando me vi sorprendido, mi mano se movió de manera inconsciente a la empuñadura del terciado. Sin duda sería el ésta arma adecuada y no el bracamante; pues manejable era como para resolver una pendencia entre tal abarrotamiento a la vez que suficientemente contundente como para igualmente resolverla con la mayor de las brevedades.

Más pronto descarté que fuera Abid-abd-Amir hombre que fuera tras mi cabeza, que enemigos más que amigos me había agenciado gracias a mi padre. Fue la amabilidad de aquel, a la par que su porte noble, lo que me intrigó y en cierta manera me tranquilizó. 

Sonreí intentando parecer también amable. -Así sea. -dije aceptando aquella extraña la invitación antes de sentarme.

Toqué por instinto la cajita que me colgaba en el pecho, la que contenía la estatuilla de cera capaz de hacerme desaparecer a voluntad. Allí estaba, lo cual me tranquilizó. Si aquel encuentro se revelaba en trampa inesperada, aquella sería mi infalible vía de escape. Siempre tenía una carta escondida en la manga y eso, seguramente, mi extraño y nuevo "amigo" no lo sabía, ¿o quizás si?...

Hice memoria, tanto como me fue posible, por recordar quien podría ser él y su señor de nombre Amir-ibn-Dawud.

- Tiradas (1)
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02/10/2016, 22:27
Abid-abd-Amir

Tras pensar un poco en aquel nombre citado, torciste sin darte cuenta un poco la boca, evidenciando tu desconocimiento. Entonces la mujer os sirvio las infusiones, una vez que os sentásteis en la pequeña mesa. El ambiente seguía concurrido.

Señor, vos invito a ir al palacio de mi buen amo, en la entrada al-Ihiliya. El gran Amir confía en mi criterio, y mi criterio ha confiado en vos -desde luego, para ser un criado, estaba muy buen educado-. Además, nada más llegar a la población te diste cuenta de un bello palacio en el comienzo de la primera calle... tal vez se refería a tal hogar, en la parte alta y rica de la localidad.

Sé que no sois de por aquí, por eso vos he hablado -continuó-. Mi señor Amir desea que sus encargos sean efectuados -asentía diagonalmente con la cabeza mientras hablaba-; sin duda que debía estimar mucho a su señor amo-. Y no escatima en el pago, por supuesto.

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03/10/2016, 00:27
Ali el-Nazir

No tenía ni la más remota idea de quien podía ser ese hombre que, aunque criado, por sus modales y vestimenta podía pasar perfectamente por noble. No tardó en desvelar sus intenciones; me ofrecía un "trabajo", más bien un encargo. La disciplina nunca fue lo mío, pues siempre tuve problemas con eso de seguir ordenes y acatar mandatos, más en este momento, esto se presentaba como una oportunidad bastante interesante. Albergaba en mi interior más intriga por ver que contenía el palacio del tal Amir-ibn-Dawud, que en el propio encargo y las ganancias que éste me podía reportar.

-Decidme, Abid-abd-Amir. -di un primer sorbo a la recién servida y aun humeante infusión antes de mirarle directamente a los ojos: -¿tanto conocedes de un servidor, para aver del vuestro criterio?.

No cambiaría su respuesta mi decisión, la cual estaba ya tomada: Iría sin dudar a parlamentar con aquel gran noble que buen encargo y mejor jornal habría de proponer. -Entiendo que vos non habréis de contarme detalle alguno de tales encargos. -apuré dos sorbos más de la infusión a fin de acabarla cuanto antes. -ansí que, ¿marchamos con prontitud?.

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03/10/2016, 16:01
Abid-abd-Amir

Precisamente es porque no vos conozco de nada que mi criterio me manda con vos... -respondió como complacido-. Mi buen señor precisa de alguien del que nada se sepa en esta aldea -decía-. Con acierto razonáis: ninguna pregunta habría yo de responder, aunque ello fuera menester para vos.

Cuando le dijiste con aquella pregunta que aceptarías, su rostro pareció iluminarse y su sonrisa se dibujo una vez más. Bebéisteis la infusión y raudos y sin tiempo que perder salísteis de la tetería.

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03/10/2016, 16:01
Director

El sol os iluminaba el rostro, y la población estaba abarrotada de mercenarios, comerciantes y viajeros. Tras callejear por la ciudad dejando atrás alguna que otra pelea de varios jóvenes, el siervo Abid y tú llegásteis unos cinco minutos después a la parte alta de la ciudad. En plena calle elevada y atestada de palacios algo menores (pero también de buen postín), siendo la primera vivienda de la misma, se os presentaba un palacio de dos plantas bastante bien cuidad, de piedra de sillar y ladrillo rojo. Tras llamar Amir en el gran portón grabado con motivos geométricos y otro abrirle la puerta, fuistes conducido por un patio interior con un discreto claustro de columnas.

Acto seguido, Abid entendió el brazo y con un discreto "por favor" te invitó a entrar en una sala de la planta baja. Aquellas no eran sino las cocinas de la casa, y en el interior, sentada en una silla, se encontraba una mujer de apenas veinte años, vestida con ricas prendas rojas y azuladas muy vivas y joyas en su cuello y brazos y con el rostro cubierto por un velo. Amir habló.

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03/10/2016, 16:01
Abid-abd-Amir

Aquí vos presento a Latifa-ibn-Amir -dijo el sirviente inmaculado-, la hija del gran señor Amir-ibn-Dawud. Por favor, sentáos.

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03/10/2016, 16:02
Latifa-ibn-Amir

La mujer no dejaba de mirarte, interesada por tí.

¿Como se llama? -le preguntó a su siervo, como si tú no estuvieras aquí-. Abid señaló que "ni él mismo lo sabía, tal y como ella había ordenado". La mujer, complacida por la respuesta de éste, te habló.

¿Cómo vos llamáis?

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04/10/2016, 13:12
Ali el-Nazir

Me vi maravillado ante la imagen de aquel palacio levantado con piedras rojizas que, a la luz del atardecer, habría de parecer sin duda una maravilla de fuego y tierra. Al cruzar el adornado umbral, no fue menos la sorpresa al contemplar la magnificencia de la ornamentación interior; que decorada geométricamente en estuco bellamente trabajado se tornaba en total delicia para la vista. Más todo aquello, harto lujoso, fino y elegante, quedó en nada cuando contemple la belleza de la joven que me fue presentada.

Me doblé en reverencia ante la hermosura de aquella dama de tan noble alcurnia: -Ali el-Nazir es mi nombre mi senyora. Es un honor conocervos. 

Y por protocolo no dije nada más, aunque tampoco hubiera sido capaz de hacerlo, pues aquella maravilla que Allah había convertido en mujer, adormeció todos y cada uno de mis sentidos.

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06/10/2016, 10:29
Abid-abd-Amir

Si tan grande creías que era la suya hermosura, que fuera sólo por sus ojos y sus manos, que ninguna otra cosa viste de la mujer (que claramente se tornaba en hermosa, sí). Te miró mientras te presentaste y reverenciaste.

Oiga, señor... -tuvo que decirte el siervo Amir-. Y entonces te despertarste como de un embobamiento, pues te habías quedado mirando los ojos extraordinarios de la joven. Señor... ¿está bien? Le está hablando mi señora -te repitió-. Y efectivamente: la joven Latifa estaba hablandote y te había quedado "embobado" por su hermosura.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Por si hay duda, el "apellido" de Abid contiene el nombre de su amo. Esto era común en la época (no es que el siervo sea familia de Latifa ni nada, evidentemente) ;)

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06/10/2016, 10:35
Latifa-ibn-Amir

En pocos segundos entraste de nuevo en la cocina, y viniste en tí. La mujer te estaba proponiendo algo... Vos estaba explicando que... -hizo una pausa, mirando a Abid, como preguntándole con la mirada dónde había estado su criterio a la hora de elegirte en el zoco-

...que... os voy a hablar de algo y pediros algo -reanudó-. Un encargo que no puede saber nadie de esta población... Veréis: mi padre, Amir, es un comerciante rico, que ha erigido este palacio por su esfuerzo. Ahora se encuentra en su almunia de las afueras, descansando en esa finca de recreo. Sin embargo, él mismo me tiene aquí secuestrada. Hace un mes, viajando los dos a la frontera, un caballero cristiano nos asaltó en el camino en plena cabalgada. Mi padre creyó la muerte allí, pero el caballero, nada más contemplar mi rostro pidió perdón por el sobresalto. En acuerdo por nuestras vidas, le pidió a mi padre el permiso para ir a verme allá donde viviéramos. Mi padre asintió y logramos huir. Cuando llegamos a casa, no podía quitarme a ese caballero de la cabeza y mucho tiempo deseé que viniera.
Mi padre, para no ver más al cristiano ha intentado casarme varias veces con otros jóvenes musulmanes, pero los rechacé en contra de la voluntad de mi familia. En castigo a eso estoy aquí retenida. Hace dos días el caballero, el cual no sé su nombre, asomó por esta ventana. Le dijo a Abid, mi sirviente y confesor leal, que anoche volvería a escondidas, pero no lo ha hecho. Temo que haya sido capturado. ¿Me ayudarás a buscarlo?

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06/10/2016, 11:59
Ali el-Nazir

Ruborizado me sentí cuando Abid-abd-Amir me sacó de mi estupefacción. Escuché con atención, encandilado, cada palabra que aquellos finos labios que se me antojaban dulces y carnosos. La historia de la muchacha me conmovió, pues encontraba ciertas similitudes con mi propio pasado. El yugo que el comerciante ejercía sobre su hija me recordó a la presión que imponía mi padre sobre mi.

-Gran amor ha de ser el que vos profesa tal caballero, mi señora. Que por veros es capaz de arriesgar su vida viniendo en aquestos tiempos convulsos a Al-Ihiliya. -yo también hubiera arriesgado la vida de ser aquel caballero, al punto de meterme incluso en la boca del lobo como era el caso. -más non le culpo. -añadí.

-Vos ayudaré. Non vos quepa duda, más decidme ¿tenedes alguna idea de donde empezar a buscar a vuestro caballero?. ¿Es posible, quizá, que el vuestro padre le tenga retenido en su almunia?. -tras formular ambas cuestiones miré también al criado, pues quizá él tuviera algo que añadir.

Me había quedado prendado, irremediablemente, de aquella dama. Más sabiendo, que una mujer así sólo podría ser mía en mis mejores y más audaces sueños, fui incapaz de negarle mi ayuda. Cierto era también, tras ver aquella morada, que sabía la recompensa que habría de cobrar no sería poca...

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06/10/2016, 12:28
Latifa-ibn-Amir

Vos lo agradezco... -respondió Latifa-. Habéis de ser discretos y enormemente caut... -entonces la puerta de la cocina se abrió, interrumpiendo a la bella joven-.

En esos momento apareció una doncella y anunció que en la puerta se encontraba Mu'tammid, y que había venido con sus hombres para recogerla y llevarla a la almunia de Amir, el padre de Latifa.

¡Oh, no, por Alláh! -suspiró Latifa-, ¡Mu'tammid! ¡Es uno de los pretendientes a la que fui propuesta por mi padre y que rechacé! ¡Es un peligroso almogauar! -entonces oísteis, procedente de más allá del patio, un portazo y un jolgorio bastante fuerte. Varias voces manchaban la paz del palacio. ¡Ya vienen! -dedujo Latifa-. ¡Escóndete!

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06/10/2016, 12:36
Ali el-Nazir

Apenas tuve tiempo de reaccionar. Mis deseos por la joven querían desenvainar los filos y plantara cara allí a cuanto almogauar cruzara aquella puerta, como hubiera hecho a buen seguro el caballero cristiano de verse en semejante lid. Pero la cordura y, por que no decirlo, mi escasa valentía, hicieron que me escondiera como un rata asustada. Pero no lo hice sin antes dedicar unas palabras esperanzadoras a la muchacha que pronto iba a ser arrancada de aquel lugar:

-Non temades, mi senyora. Daré con vos, et por Alláh que vos liberare de cuando cautiverio vos impongan, et luego vos llevaré con ese caballero que tanto anhelades.

Cumpliría tales palabras, aunque fuera lo último que hiciera. Más no me reconocía a mi mismo en tales peligrosas lides de amores, desamores, coléricos padres y peligrosos almogauars. ¿acaso me había hechizado aquella dama para cometer semejantes locuras?.

Con tales pensamientos busqué escondrijo en aquellas cocinas...

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06/10/2016, 12:45
Director

Notas de juego

Hazme una tirada de Sigilo (AGI) para ocultarte en algún sitio de la cocina.

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06/10/2016, 12:48
Ali el-Nazir

Quiso Alláh que en el último instante, ya temiendo lo peor, encontrara decente lugar en el que ocultarme...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Uff, por los pelos... :)