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Historias Secretas: Al encuentro de Latifa

Al encuentro de Latifa. Escena de Juego

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15/10/2016, 16:35
Tomás de Valpomeda

Bien, separémonos pues -dijo el cristiano-. Preguntad vos por aquella zona -señalando un extremo del zoco-, y yo comenzaré por aquí -decía señalando la parte más cercana a donde os encontrábais-. Sed cauteloso... En quince minutos volvamos aquí. ¡Ah! Aún no vos he preguntado vuestro nombre ¿Cuál es?

Notas de juego

Adelante, habrás de preguntar sobre la almunia ;)

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16/10/2016, 01:26
Ali el-Nazir

-Sea. -y cuando ya me disponía a indagar sobre el rico comerciante y su almunia, se me vino repentina la pregunta del cristiano. -Ali. -respondí.

Me mezclé entre los mercaderes del zoco, que unos gritaban con casi desesperación lo buenas que eran sus mercancías y lo baratas que podían conseguirse, y otros ya torturados por el sofocante sol del sur, interrumpían sus ventas para tomar un tentempié o para saciar su sed. 

Recorrí las calles entre los gritos de los vendedores ambulantes que ofrecían alhucema, galletas de sésamo y albahaca. Se vociferaba allí sobre la variedad del género,  desde perfumes, pescado o cestas, hasta cebada y trigo, carnes o telas. Y entre todos ellos hube de colarme preguntando por Amir-ibn-Dawud: diciendo a unos que era un viejo amigo suyo, a otros que tenía una deuda con él que debía de saldar, y a otros que quería venderle o comprar alguna mercancía interesante. Esperaba tener suerte en aquella lid, más si fallaba tal ingenio, siempre quedaba la posibilidad de volver al palacio y preguntar al propio criado, o a algunas de las doncellas de Latifa, donde quedaba la dichosa almunia...

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17/10/2016, 13:18
Director

No tardaste en saber que aquel comerciante, el tal Amir, era un tipo de renombre en la ciudad. No era noble, pero se había hecho una gran fortuna a base de expandir su a priori pequeño negocio. Ahora ostentaba un palacio (en el que estuviste) y también una preciosa hija (que ya debía tenerla "reservada y bien reservada", pues su belleza debía ser imperante). Supiste también que la almunia donde solía alojarse Amir no estaba sino al oeste de Al-Ihiliya, a unas cuatro leguas de distancia. Tras los quince minutos víste al cristiano volver al lugar donde os separásteis, casi en el centro del concurrido foco.

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17/10/2016, 13:22
Tomás de Valpomeda

¿Y bien? -te preguntó impaciente tras volver a reuniros- ¿habéis logrado algo? Yo no: ningún comerciante que hablara castellano... Y tampoco quería yo darme a conocer aquí... en la boca del lobo -ciertamente, aquel cristiano en el pueblo fronterizo era como una oveja descarriada y ubicada en la guarida de un depredador-.

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17/10/2016, 19:22
Ali el-Nazir

Asentí al cristiano. -Nuevas habemos. Que paresce que el omne que buscamos bien conoscido est. -la vista se me fue, mientras habáblamos, a la panza baja de éste; pues el tajo que le "regaló" el alwazir se me antojaba bien feo viendo la mancha roja que empapaba su gambesón.

-Habemos de tomar el camino que se entorna al Oeste de la cibdad, et tras unas cuatro leguas de marcha daremos con el lugar que buscamos. -miré en derredor*, pues probablemente ya se había corrido la voz de nuestra pendencia con los hombres de la ley, y estar allí parados, junto con el aspecto de mi sangrante y forastero compañero, no era buena cosa...

-Vamos, non habemos de tiempo que perder. -y sin esperar respuesta alguna comencé la marcha.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Echo un vistazo en busca de posibles "problemas" por el encontronazo que tuvimos antes con la guardia.

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18/10/2016, 10:41
Tomás de Valpomeda

Mientras hablabas con  el cristiano oteabas en derredor, pero no veías nada anormal. Algún que otro alwazir custodiaba, al final de la calle que salía del zoco, con la alcaicería, y parecía proteger sus puertas. Pero nada fuera de lo común.

¡Cuatro leguas! -murmuraba el tipo-. Bien. Habemos de tener cuidado y ser discretos. Dejé mi caballo no muy lejos, en una cuadra para viajeros. ¡Vayamos a por él!

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18/10/2016, 10:42
Director

Y os enfilásteis en dirección inversa a donde estaban aún muchos almogauars preparando sus monturas para salir de cacería a la frontera. Llegásteis enseguida a un pequeño negocio donde se cuidaban las monturas a viajeros y un joven mozo reconoció al cristiano, extendió la mano, le entregó una moneda y fue a por la bestia. Lejos de montarse, comenzó a tirar de las riendas y ambos salísteis por el oeste de la localidad de Al-Ihiliya.

Andábais pues por el  matorral, el pasto seco y las tierras de cierta altura pero planas e irregulares. Un "desierto" caluroso y extenso, árido e imperante, propio de pisadas de caballos y no caminantes a pie se os presentaba ante vosotros. El camino se ostentaba difícil, aunque fuera por el astro solar en aquella ahora media tarde.

- Tiradas (1)
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18/10/2016, 10:44
Director

Y fue en éstas que, tras un buen rato de camino, tomásteis la sombra de un olivo para descansar. Allí os tumbásteis unos segundos para recuperar el aliento, en medio del polvo y las peñas polvorientas.

Notas de juego

Haz una tirada de Descubrir (PER).

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18/10/2016, 19:57
Ali el-Nazir

Se nos antojaba un caluroso desierto adornado por dispersos matorrales. Tomás de Valpomeda, ataviado con pesado gambesón tiraba de las riendas de su montura con pesadez. Me dió lástima, pues el color de su tez y el sudor que emanaba de su cuerpo me recordó a un pez bien cocido al guiso de una olla. 

Agradecí el descanso que la sombra del olivo nos brindaba desabrochando el odre de agua que pendía de mi cinturón. Fue reconfortante sentir el maravilloso líquido bajar por la garganta, seca cual esparto momentos ha, y mientras bebía, a lo lejos, vi la impresionante mole de varias montaña que se erguían al oeste y reflejaban destelleantes los rayos del sol de la tarde.

Una vez hube saciada mi sed, ofrecí el odre al caballero cristiano para que hiciera lo propio...

- Tiradas (1)
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18/10/2016, 20:28
Tomás de Valpomeda

Quiso Alláh que tus ojos se posaran en algo más que en blanquecino de Valpomeda; más bien que lo hiciera en tu propio hombro. Pues cuando extendiste el brazo para ofrecer el odre al cristiano, que te viste un enorme alacrán a la altura del hombro, corriéndote rápidamente hacia la mano. Tu instinto, osado y rápido a la vez que involuntario, hicieron que con la otra mano dieses un "zarpazo" al animal (y obviamente, pensándolo después, que aquello había sido harto imprudente). El alacrán voló de tu extremidad hacia la pezuña del caballo, y el caballero de Valpomeda corrió a pisarlo con avidez.

¡Santa Madre! -dijo el caballero-. Menudo insecto corren a este lado del reino... -oías pues ahora cómo la suela de la bota de Tomás hacía crujir el maltrecho cuerpo del animal, que podía haberte picado e infectado, llevándote al borde la muerte o a ésta misma-.

* * *

Tras el descanso y el susto acaecido, pusísteis de nuevo rumbo oeste. Estábais verdaderamente en tierras "de pasto", que eran como los pardos llamaban a las tierras fronterizas donde se formulaban las cabalgadas (las razzias, para los hijos de Alláh). No obstante, aquello no trajo la atención del caballero, sino que más bien el de Valpomeda se paró en seco tras las marcha y señaló con el dedo hacia lo alto de una colina. No había que ser un águila para ver que en la cima de la misma, había varios caballos a la sombra de unos árboles, sin aparentes dueños en derredor.

¡Mirad! -señaló el cristiano- ¡Allí! ¿Esos son a quienes perseguimos? -preguntaba, sin ver rastro humano alguno-. ¿Se llevaron a Latifa en caballo?

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18/10/2016, 21:05
Ali el-Nazir

No pude evitar que un escalofrío me recorriera el espinazo cuando de presto manotazo aparté  al escorpión que apunto estuvo de dejarme allí tieso. Aunque ya muerto, podía aún sentir la repugnante sensación de sus patas correteando por mi brazo. Que siempre fui temeroso de los escorpiones y receloso de las serpientes, pues sabía yo que gustaban estas alimañas de atacar sin aviso; ya fuera mordiendo los tobillos de los caminantes, reptando sigilosamente para colarse en las tiendas de los soldados, o como ahora, convirtiendo un apacible descanso en una posible pesadilla.

Más tuve que dejar atrás tales miedos y pensamientos, pues como bien avistó el cristiano, arriba en la loma se veían diversas monturas desprovistas de jinetes.

-Buena vista gastáis, caballero. Et también buenos reflejos. -dije refiriéndome al asunto del escorpión. -Más no sabría yo responder a ninguna de tales cuestiones que fazéis.

-Empero bien dezis, pues pudieren ser tales monturas las de Mu'tammid et sus omnes. Ergo habremos de acortar distancias si queremos andar seguros.

Mi mano fue al colgante que pendía de mi cuello; la cajita de madera que contenía la figurita de cera capaz de hacerme desaparecer de la vista de cualquiera. -Si vos paresce, senyor de Valpomeda, aguardad por acá. -dije señalando los cercanos matorrales. -et dejad que aqueste servidor eche un vistazo más cercano, pues paresce que sode más ducho que vos en lo que a tiento et sigilo se refiere. -sonreí amistoso, pues no quería que aquello sonara como un importunio. -empero estad atento, pues tanto si habemos de vía libre, o si la cosa se torciere, vos faré clara señal para que brindéisme ayuda con presteza si fuere menester.

Dicho lo cual, me encaminé cuesta arriba buscando el durante la andadura el refugio que las piedras y matorrales brindaban...

- Tiradas (1)

Notas de juego

La idea es subir Sigilosamente, pero teniendo el talismán de Manto de Sombras preparado para, si la cosa se pusiera fea o me descubrieran en un mal momento, activarlo con la mayor rapidez posible.

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18/10/2016, 21:40
Director

Subísteis pues, con sigilo perpetuo en mente. Andabas por el comienzo de la ladera, que al principio parecía cuantiosa mas no era del todo así; y que tras unas varas ascendiendo por terreno árido, pedregoso y deformado, que tus pies pisaron una zona de pedrería poco firme resbalaron hacia abajo, haciendo corretear diversos canchos y cantos ladera abajo, con un pequeño hilo de polvo...

Notas de juego

El factor sorpresa, si es que pensabas en alguno, se acaba de evaporar.

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18/10/2016, 21:43
Ali el-Nazir

Mi mano apretó con fuerza el colgante, al igual que lo hibieron mis dientes, apretándose los unos con los otros para evitar que de mi boca saliera alguna palabra mal sonante que maldijera aquel traspiés. 

Con la respiración aún agitada, me mantuve quieto, e inmóvil intenté discernir si alguien se había percatado de aquella correría de piedras antes de continuar con mi ascenso...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Lo dicho: vistazo rápido y si no veo nada raro/peligroso sigo el ascenso.

PD: El cristiano estará "flipando" allá abajo xD.

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18/10/2016, 21:56
Director

Miraste hacia atrás, hacia atrás y abajo más bien. Mientras pensabas improperios mientras que casi los decías tu vista se detuvo con la vista de Tomás de Valpomeda, que te miraba con las cejas hacia arriba, sorprendido, desde unas treinta o cuarenta varas ya. Pensaba el caballero si aquel "fichaje" sería el adecuado para encontrar a su querida Latifa, aunque en verdad tú eras su única baza. Actos seguido irguió y agitó la mano hacia arriba, como indicándote que te elevaras de nuevo (él no podía hacerlo sin dejar de custodiar el caballo, y dejarlo allí abajo era peligroso).

El de Valpomeda, pues, sin dejar de mirar tu ascenso, intentó otear otra manera de elevarse a la loma, y determinó seguir el camino por la vereda que rodeaba la falda. Claro que ascendería después de tu intrépida pequeña aventura.

Por tu parte, no divisaste nada extraño ante tu despiste: ninguna persona asomó junto a los caballos, ni tampoco en ningún otro sitio de aquella colina rocosa y árida.

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18/10/2016, 22:03
Ali el-Nazir

El de Valpomeda, lejos de quedarse allí de brazos cruzados, parecía querer subir la loma tomando el camino que la rodeaba. Después de mi traspiés, quizá eso fuera lo mejor pensé, y mientras continuaba el ascenso, tuve una mala sensación en el cuerpo. Aquello me daba muy mala espuna, pues; ¿Dónde, y peor aún, qué podían estar haciendo los dueños de esas monturas aparentemente desatendidas?. Que los almogauars dejaran sus monturas, su medio de vida y transporte, sin vigilancia, era algo demasiado extraño.

Con tales funestos pensamientos seguí avanzando, que la cuesta se me estaba haciendo más larga de lo que a priori parecía...

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20/10/2016, 12:21
Director

Subiste pues, agachado y un poco a la expectativa de los acontecimientos. Tras unos cuantos minutos de ascenso lograste llegar a la cima de la colina, y asomarte entre los matarrales para ver qué había. El sol de la tarde aún imperaba en el cielo y notaba el calor y el sudor en tu frente. Allí, para tu sorpresa, encontraste los mencionados caballos atados a los árboles allí dispuestos. Estaban tranquilos a la sombra de que disponían Y lo que te sorprendió no fue sino encontrar, en la cima de aquella colina, un hueco en la tierra, una entrada de lo que se presumía una cueva (cuyo aspecto era rocoso y fiero).

Y para más disposición, que junto a aquesta entrada se encontraban cinco hombres árabes medio tumbados y sentados, atados entre sí con lazos finos (las manos a la espalda y los pies enlazados), y con la cabeza afeitada (y sus turbantes por allí dispersos en el suelo). Estaban inconscientes todos ellos (su cabeza caía hacia abajo), y uno de ellos lo reconociste como el tal Mu'tammid que fue a "trasladar" (mejor dijéramos "raptar") a Latifa para llevarla con su padre. El resto debían ser su secuaces.

Veías que el caballero de Valpomeda ya asomaba la cabeza por un lateral de la colina, sin montar aún en su caballo para no ser visto por quien fuera.

Notas de juego

Puedes hacer una tirada de Conocimiento Mágico (CUL).

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20/10/2016, 19:46
Ali el-Nazir

Le hice un gesto al de Valpomeda para que viniera cauto, que lo hiciera aún más de lo que ya venía, pues la visión que se antojaba ante mis ojos, me sobrecogió totalmente. Aquello se me asemejaba, a todas luces, con algún tipo de ritual o brujería. Que sabía yo bien de tales mañas; y la disposición de aquellos hombres, y el uso de esos lazos para unirlos, no decían nada bueno del asunto.

Desenvainé el terciado, siendo lo primero que pasaba por mi cabeza cortar el cuello de aquellos quienes, tanto en otra tesitura, como en la que ahora se hallaban, eran enemigos. Inconscientes e indefensos sería fácil acabar con ellos ahora, y no hacerlo cuando anduvieran sobre sus monturas lanza en mano. Pero quise ser cauto y esperar la opinión del caballero cuando llegara, así que mientras lo esperaba, me acerqué un poco más a aquel lugar intentando averiguar de que trataba todo aquello...

- Tiradas (1)
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20/10/2016, 23:20
Tomás de Valpomeda

El caballero llegó raudo, al final, cuando vió aquel desaguisado. Se acercó a tí y, agachándose a tu lado junto a los tipos, vió el panorama, y luego oteó bien a uno de ellos. Concretamente a Mu'tammid. Éste comenzó a toser, despertándose.

¡Mirad! -te dijo don Tomás refiriéndose al almogauar que se llevó a Latifa-. Este hombre está vivo... ¿Pero quién habrá...? -giró su cabeza dubitativo, al interior de la cueva, preguntándose quién diantres podría haber apaleado y atado a aquellos tipos, que por sus apariencia no eran sino saqueadores de frontera-. ¿Éstos son los que se llevaron a Latifa? -te preguntó, y tu asentiste con la cabeza, aún terciado en mano-.

Entonces, al de Valpomeda, diéronle ganas de machacarle la cabeza a aquellos hombres con las tantas piedras que había en vuestro derredor. No obstante, no podía hacerlo, pues no podían preguntarle dónde diantres andaría Latifa y tampoco saberlo.

¡¡LATIFAA!! ¿¡Dónde está!? -el cristiano agarró por la pechera de las prendas al tipo y lo comenzó a zarandear, aún atado, mientras tú no encontrabas nada de valor ni de sabiduría en todo aquel desaguisado-. ¡¡HABLAAA!! -entonces, fruto de la ira, echando por tierra uno de los siete pecados capitales que tanto intentaba evitar, Tomás desenvainó su espada y se la puso al cuello, e incluso el suyo caballo relinchó del susto y la vehemencia y virulencia con que amenazaba al almogauar.

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20/10/2016, 23:30
Mu'tammid ibn Ahru

U... una mujer... una mujer... -intentó elevar el brazo para señalar con la mano hacia la cueva, al igual que lo hacían sus ojos y su mentón, pero no pudo por las ataduras. Y su voz era lenta y ronca, pronunciada con dificultad-, una mujer se la llevó... adentro... -el tipo volvió a desmayarse, fruto de las heridas y moratones que tenía, aparte del calor que hacía en aquella tarde del mes recién estrenado de Agosto-.

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21/10/2016, 19:52
Ali el-Nazir

Poca conclusión saqué de tal descalabro allí presentado, y menos aún sacaría del almogauar recién desmayado. Una mujer se había llevado a Latifa al interior de aquella caverna tras dar cuenta de una banda entera de saqueadores de la frontera. El asunto, si ya se antojaba harto peligroso en principio, ahora parecía una total calamidad. Me planteé dejar la cosa tal cual estaba y coger uno de aquellos caballos sin dueño y poner pies el polvorosa a galope tendido...

...pero la avaricia, y sobre todo la curiosidad, pudo conmigo.

-Habremos de entrar en la caverna, caballero. -dije mientras me dirigía a los cuerpos de los almogauars. -más seredes vos quien habrá de entrar primero, abriendo camino, pues credo yo que vuestro amor por la dama es mayor que los míos intereses por dar buen fin a aquesta lid. -y corté con el terciado los finos lazos que unían las manos y pies de aquellos desgraciados, con intención de poner fin a cualquier ritual, caso que se tratara de eso... Luego rebusqué en el zurrón y saqué una antorcha que le tendí al de Valpomeda. -tomad, Don Tomás. Seredes vos quien porte la lumbre et llama, más habréis de confiar en mi. Iré tras vuestra, et quizá en ciertos momentos non seades capaz de verme, empero daros por seguro que andaré bien cerca guardando la vuestra espalda de cuanto peligro aceche en aquesta boca de lobo.

Esperé entonces que el cristiano se preparara e iniciara la marcha. Marcha que seguiría muy atento, dispuesto a usar el amuleto y desaparecer entre las sombras a la mínima señal de peligro.

Notas de juego

La idea básicamente es que el caballero entre primero, para que cuando nos topemos con un peligro, sea él quien llame la atención dándome a mi tiempo suficiente de conjurar lo que sea necesario.

PD: