Meses después de su viaje a Mouromorto, don Gabriel regresó con el bueno de Xacome*, donde continuó al mando del ducado y atendiendo a sus compromisos con la alta nobleza castellana. No obstante, no descuidó la educación de su buen siervo de Tui, aunque en el castillo de Torrenegra, lugar donde ambos vivían acompañados de mensada propia y decenas de siervos, éste tenía "manga ancha", hacía y deshacía por doquier.
El muchacho era un tipo algo travieso cuando no servía a su señor Gabriel, y le gustaba preguntar a los soldados de la muralla, hablar con los cocineros, ir a revisar las cuadras para cepillar al caballo de monta de su señor o incluso, muy devoto él, iba a la capilla personal del noble para rezar unos Padrenuestros. Podría decirse que era un sirviente de gran lealtad.
Una mañana de julio de 1358, Gabriel Soto mandó llamar a una sirvienta a su aposento personal.
*: voy a darle experiencia a él también.
La puerta sonó un par de veces, y luego se abrió. Allí apareció una de las sirvientas del castillo.
¿Me ha llamado, señor? -preguntó con una reverencia una joven moza cabizbaja-.
Le dediqué a la moza una sonrisa seductora:
- Si, entra y cierra la puerta con llave, por favor...
Ya hacia tiempo que no apagaba cierto fuego de mi sangre y era hora de solucionar eso...
La muchacha entró, y llevaba un cántaro en la mano. Lo más seguro es que hubiera ido a por agua para llevarlo a las cocinas del castillo y que, al ser avisada, fuera a asistir a don Gabrel. La muchacha cerró la puerta y dejó el cántaro en el suelo.
Don Gabriel, dígame. -te dijo-.
Fui a la mesa donde estaba una jarra de un excelente vino especiado, con buenas cualidades afrodisiacas y que reservaba para estos menesteres, con dos copas, que las llené del liquidó de color rubí y le ofrecí una a la joven:
- ¿Como va tu trabajo en el castillo?. ¿Estás a gusto aquí?.
Todo bien, don Gabriel... -la muchacha estaba un poco extrañada: extrañada porque un Grande de Castilla le ofrecía una copa a una villana, y sirviena-, ¿qué quiere de mi? -evidentemente, si algún recado requiriera el de Torrenegra acerca del castillo, ya se lo habría hecho saber...-.
Aquelarre tiene un mecanismo de "cortejo" para mantener relacioens sexuales :D Es un proceso de tres tiradas que determinan el grado de acercamiento (el cual puede avanzar si van saliendo bien tus tiradas, o incluso irse al traste).
Haz una tirada de Seducción (bonus de +20%).
Acaricié con ternura su mejilla, antes de ronronear, de manera sensual:
- Te quiero a ti...
Motivo: Seducción
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 36 (Exito)
Pero no vamos a dejarlo todo a las tiradas, también vamos a meter algo de interpretación, ¿verdad? ;P
La muchacha cerró un poco los ojos, imbuida en las caricias que le hacías que le hacías a su mejilla.
Don Gabriel..., no soy digna de vos... Vuaced es de gran familia y de honorable apellido -decía algo nerviosa la sierva-; sin embargo una no es lo suficientemente importante para el linaje de sus padres y...
Pero no vamos a dejarlo todo a las tiradas, también vamos a meter algo de interpretación, ¿verdad? ;P
Ja ja ja... para ésto me pides interpretación tú a mi y no yo a tí, jeje. Tu interpreta cómo y cuánto quieras. Yo seré escueto y no entraré en demasiado detalle.
Vuelve a hacer la tirada.
La estreché con ternura entre mis brazos y le susurré al oído, con cariño:
- Ssshhh, tranquila, no te preocupes por eso ahora, solo relájate y disfruta.. - Comencé a besar su cuello de manera sensual. - ... ¿Has conocido ya varón?.
Motivo: Seducción
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 34 (Exito)
La muchacha cerraba los ojos cuando el duque la besaba en el cuello, y obviamente, se dejaba llevar debido a que un señor de gran renombre y sangre tan noble estaba cortejándola...
No señor, aún no... -dijo la muchacha-. ¿Cree usted que deberíamos...? -a la muchacha le sobresalían retazos de coherencia, pese a dejarse llevar por la situación-.
Haz la última tirada de seducción.
- Claro que lo creo... - Le dije con tono seductor, antes de besarla en la boca, y mi mano, a su vez, levantaba su falda para acariciar su pierna hasta su muslo, despacio, disfrutando del contacto de su piel tersa y suave. Hoy sería mía, y todas las noches a partir de hoy...
Motivo: Seducción
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 4 (Exito)
Estaba convencido de que esta la pifiaba ;P
¡Esta noche triunfo! ;P
La muchacha, diciéndolo con justicia, quedó rendida a los pies de don Gabriel, el duque de Torrenegra, tan atractivo, de tan buen porte y tan pulcra labia que no conociera a ella a quien no le gustara estar entre sus labrios y sus brazos... Et precisamente así encontrábase la villana, casi no creyendose aún que andaba de arrumacos y más excesos en la alcoba del legítimo señor del ducado.
La muchacha cogía con fuerza la cabeza de Gabriel y le acompañaba en los "tocamientos", prendada toda ella del duque. Acto seguido, ambos os acostásteis sobre la cama de plumas, seda y buenas telas, y lo que vuacedes se imaginan créanme que ocurrió; et ocurrió aquesto y mucho más alla...
Mas, en plena "función", cuando casi ninguna ropa (por no omitir ese "casi") quedaba ya en el cuerpo de la sirvienta y Gabriel, la puerta se abrió de un portazo.
¡¡BBBAAAAAAMMMMM!!!
Y con suma fuerza abriose de par en par, en todo su recorrido, chocando ésta con la pared.
¡¡Mi señor!! -gritó Xacome de Tui efusivo entrando entonces-, ¡¡Mi señor Ga...!! -y se quedó parado, al ver a "su señor Gabriel" de aquella "mandanga", tan llevado a los cueros como la liebres, los toros, los jabalíes o cualesquier animal, sin ropa alguna.
El muchacho se quedó con los ojos muy abiertos, mirando a la desnuda moza que, sorprendida, se giró en un lado de la cama y se tapó con las sábanas (no sin un pequeño "gritito" de sorpresa). Xacome tardó unos segundos en volver en si, pues habíale visto los pechos a la sirvienta (que veíala todos los días entre los muros del castillo) y jamás creyera que guardara tan buen cuerpo bajo las ropas... Además, que tu supieras, Xacome no había conocido mujer y... ¡ay! ¡Que gustosa su vista bien estaba!
Mi señor... -dijo entonces más calmado, allí plantado frente a la cama y algo cabizbajo por algo de vergüenza-, ha llegado un mensaje para vos. Mire...
Entonces te entrego un pergamino enrrollado y atado con un cordoncito de seda.
Miré a Xacome con cara de pocos amigos, antes de pedirle con un gesto el mensaje:
- Ya hablaremos luego sobre lo de invadir mi intimidad sin llamar antes a la puerta... Dámelo...
El pobre Xacome, que siempre intentaba hacer lo mejor para con su señor, agachó la cabeza mientras le entregaba el mensaje.
¿Qué es, mi señor Gabriel? -se atrevió a preguntar el de Tui aun con la reprimenda de la mala mirada del duque-. El mensajero dijo que era soriano, que venía de allí...
Miré pensativo el texto, mientras respondo a mi criado:
- Al parecer, el difunto padre Bernal, me nombró en su testamento. Al parecer debo de presentarme ante el consejo de Soria antes de un plazo de tres meses. ¿Sigue el mensajero aquí?.
¿Quien se encargaría de los asuntos legales de un noble?.
No, mi señor... ¡se fué! -contestó Xacome-. Yo quise avisarle antes, mas otros criados dijéronme que no era conveniente molestar al señor, que andaba "con ciertos asuntos" -y el de Tui miró a la pocera, que aún andaba tapada con las sábanas y avergonzada-. ¿Qué va a hacer, señor Gabriel?
- Quiero que llames a mis consejeros encargados de ayudarme a administrar mis tierras y patrimonio. Enséñales la carta y que discutan sobre la mejor manera de proceder con la herencia. Diles que hablaré con ellos, mañana, a primera hora, para escuchar las ideas que hayan podido tener. ¿Algo más?. - Pregunté.
Claro, mi señor Gabriel... así lo haré... ¿aún así va usted a acudir a esa llamada? -Xacome recordaba el viaje a Mouromorto que hice meses atrás con su señor-. Fue un suplicio para él en cuanto a viajar de pie, pero aprendió muchas cosas de su amo y la situación con la batida de Bernal.