Partida Rol por web

Esa mañana tenía un olor especial, un olor que definitivamente no era común encontrar. El olor a humo mezclado con algo más invadía el ambiente. Muchos se despertaron alarmados creyendo que se trataba de un incendio pero no era así. Al buscar su origen, pudieron ver una tienda en llamas, maltrecha. Trataron de abrirla pero el cierre se encontraba completamente derretido. Era la tienda que quedaba justo al lado de la de Sophia y Samantha, en la cual solían poner su equipaje pero todo este se encontraba por fuera.

Un olor nauseabundo se desprendía de ella y Wyatt tuvo que ir por un tapabocas y una navaja para poder cortarla, ya que no había otra manera de abrirla. Al terminar de cortar, pudieron ver un cabello castaño y una ropa que les hizo recordar a Andrea, quien parecía haber muerto mientras trataba de salir de allí. El olor a piel quemada fue tan fuerte que muchos debieron tapar su nariz para no vomitar por respeto a la difunta. A unos cuantos metros de ella, vieron la muñeca que se le asemejaba tan quemada como su dueña, cosa que enaltecía la idea del vínculo entre humano y muñeca.

Luego, siguieron buscando y pudieron ver dos muñecas más en el suelo, se trataba de una de un hombre rubio que se asimilaba a Janko, al cual no tardaron en salir a buscar para encontrarlo en su tienda, con una profunda cortada en su cuello, la cual de seguro lo había sofocado y una herida que comenzaba en la parte superior de su pecho y terminaba en su cadera. Una gran furia se había desatado sobre él.

Por último, miraron la muñeca que quedaba y vieron que se asemejaba al hombre cubano que ya antes había aparecido muerto, se trataba de Luis. Fueron a buscarlo y se encontraba fuera de su tienda otra vez, tirado en el suelo con el cuello destrozado. Podía verse su tráquea incompleta y marcas de dientes en la parte en que aún quedaba piel. Además, tenía una herida justo donde quedaba su corazón, haciendo que la vista de sus ojos abiertos que buscaban una esperanza, tomaran una connotación más terrorífica.

Porta inferni... Palabras que tomaban nuevos significados ahora que Janko era quien había besado la muerte. Tres muertes en una misma noche, todas con diferentes muestras de odio y crueldad, dejando la esperanza de ser un truco a un lado, olvidada y añorada por aquellos que sufrían el encierro.

Las heridas de Mona ya habían sanado, casi como si de algo mágico se tratara. Pero hubo algo que perturbó aquel breve momento de felicidad: esas tres muñecas halladas habían perdido sus ojos.

Phil no había dormido, en absoluto, nada. Las ojeras del hombrecillo eran notorias, cansancio y cierto temor por lo que podría suceder. Durante la noche había deshecho totalmente su maleta en busca de nada en concreto, algo lo había desvelado, y mucho. Lo sucedido durante el día ya sería suficiente para que le costase conciliar alguna hora de sueño, como la noche anterior, y a pesar del cansancio, aun así, no fue capaz.
No salio de su tienda por puro temor hasta que pudo notar el dia, y ese olor...

Tras descubrir un meollo que no esperaba, sus cejas se inclinan con sorpresa, de la mala. Las muñecas reventadas daban yuyu. Phil mantiene un silencio inquieto con Andrea, o lo que parecían los restos de Andrea, por ropa y pelo... quemada, Andrea por puro descarte. Phil frunce el ceño tapándose la boca con esta imagen. Luego, el detective cazafantasmas rajado, y Luis, Luis otra vez... bien matado - vudú – Phil no tenia ni idea de como funcionaba el vudú, realmente, pero como a cualquier hijo de vecino muñecas+muertes le sonaban vudú. vudú, pero no del todo... ignorantes pensamientos con la boca entreabierta ¿que sabría él?

Huidizo, o mas quisiera... Phil reacciona - El ch-chico…– murmura, no se hace esperar. Sus ojos se muestran abiertos, enrojecidos, pero abiertos – El chico de los canutos… – lo busca señalando al aire, allí donde estuviese, o así como apareciese, aunque quisiera no encontrarlo, Jessie... chico retratable en un baño de pintura roja – Cuidado con el, y con la mierda que os da para fumar– su voz suena con altibajos nerviosos, como quien habla sin querer hacerlo – Vi como lo hacía… eso no es vudú ni es nada.– traga saliva – ...con Luis, los otros no lo sé– aclara, rascándose todo. Se ahorra detalles pues a la vista estaba la brutalidad del asunto.

Joderjoder - piensa y piensa - Joder!! - exclama Phil, conmocionado.

Mike se despertó relativamente temprano. Después de cavar durante el día de ayer su cuerpo estaba agotado y cayó sobre el saco de dormir hasta que los rayos del sol inundaron su tienda. Cuando salió de la misma pudo notar aquel olor a quemado y se acercó presagiando lo peor...

Una mueca de dolor se dibujó en su cara cuando vio la tienda quemada... aquella bella joven ahora yacía quemada y sin vida... el fuego la había consumido por completo... 

Sin embargo, el día aún deparaba más malas noticias.... aquel joven, estudioso de lo paranormal y el chico cubano también habían muerto... Si lo de la tienda podía haber sido un accidente lo de estos dos jóvenes no lo era... 

Se giró cuando escuchó murmurar a uno de sus compañeros de expedición. Tenía muy mala cara, sin duda no había descansado lo suficiente y su cuerpo así lo reflejaba con profundas ojeras...

Para... para... cálmate... ¿qué quieres decir? ¿Qué hacía el chico de los canutos con Luis?

Astrid ya no podía digerir tanta muerte, pena y mal olor, sin mediar palabra se sentó en el suelo, se auto abrazó y comenzó ha acunarse ella misma, sus ojos se llenaron de lagrimas, casi no podía ver a un palmo de lo llorosos que tenían los ojos.

Yo… yo solo… quería ser alguien normal, tener un pelo bonito y que la gente pudiera ver como soy en realidad, ser una princesa y que me quisieran de veras, noto frio, noto ganas de gritar y de llorar como cuando tenia 15 años, no puedo volver a lo de antes, por favor… ayúdenme a entender todo esto.

Comenzó a decir casi en estado de Shock

Porta inferni.

Con esas palabras me fui a la tienda para tratar de descansar. Realmente, si estábamos en un sitio donde la concentración del mal o lo que fuera estuviera haciendo estragos, debíamos de salir de allí cuanto antes. No quería despertar un día más, y encontrarnos con una víctima de aquel horror.

Me despedí de Abigael y los demás que estaban cercanos a nosotros. Me metí en la tienda, y cerré la cremallera de la entrada, rodeando mis rodillas con los brazos, frunciendo el entrecejo, y preguntándome si aquellos ruidos que escuchaba era los típicos del bosque, o mi imaginación que comenzaba a causarme estragos.

No recordé cuándo me dormí, pero me desperté arrugando la nariz, entrando en mis pulmones un olor fétido, y cercano.

—Pero, ¿qué…?

Me levanté de improviso, y salí de la tienda, buscando el origen de aquel olor.

Preferí no haberlo hecho. No sólo el horror de la pérdida de aquella muchacha, Andrea, nos esperaba, sino también a Janko y a Luis, de nuevo.

Escuché las teorías que comenzaron a sucederé, y miré al tipo que decía que había visto algo. Lo contemplé con la mirada empañada, y tragué saliva con dificultad.

—Has visto algo— murmuré, corroborando sus palabras—. A… ¿A Jessie?— miré la tienda del muchacho rubio, y fruncí el entrecejo—. ¿Estás seguro?— le pregunté, con el corazón a mil por hora—. Es muy importante esto.

Tragué de nuevo, y pestañeé varias veces.

—Evitad, ante todo, que el hermano, Salvatore, vea así a su hermana— apunté—. No tiene por qué verla así.

¿Que no la vea como? - dijo en voz serena y firme, saliendo de la tienda de Katia con aspecto impecable y atuendo cambiado. Había escuchado, mientras se vestía, de la muerte de Luis y de como aquel adicto perjudicial había estado implicado en los hechos, por lo que ya venía preparado para evaluar la situación de la manera lo más imparcial posible, teniendo que hacer todo tipo de esfuerzos para no aprovecharse del caos y clamar por su sangre.

Pero el panorama al salir de ahí fue totalmente distinto al que esperaba. Por costumbre, lo primero que había revisado con la mirada había sido la tienda de Andrea, ahora incinerada. Miró a su alrededor, y no la vio por ninguna parte. Su corazón aumentó sus latidos, casi saltando de su pecho por el temor y la ansiedad, mientras su rostro aún permanecía analítico. Con la leve diferencia de que, esta vez, en esos ojos escrutinadores parecía haber un ruego implícito, una fe dedicada en la que normalmente no creería.

Volvió a mirar la tienda, temeroso. Fue recién entonces cuando vio a Wyatt, el cuchillo, cuando percibió aquel intenso olor. No... - susurró primero, mientras avanzaba a grandes zancadas hacia el cuerpo. - No, no, no. - siguió negando,  mientras se arrodillaba junto al cadáver, ya con lágrimas en los ojos. Suavemente, como si se tratara de una niña durmiendo, apoyo la cabeza de su hermana sobre su regazo y acaricio con delicadeza los restos calcinados de su rostro y cabello, tarareandole una suave melodía de despedida, una de las tantas que había compuesto en su nombre. La última en la que su corazón sería partícipe.

Es mi culpa - murmuró, interrumpiendo su propio canto - Te fallé,  pajarito. Y esta vez no puedo curar tus alas rotas... - su voz se quebraba, índice de la profunda angustia que ya no podía, ni quería, disimular en su rostro. - Debí estar contigo, debí estar contigo... Debí ser yo. - dijo, por fin, dejando caer aquellas lágrimas que batallaban por escapar de sus ojos. Era su culpa. A pesar de todo lo que había pasado, de lo peligroso que había demostrado ser este viaje, había dejado que una estúpida riña se interpusiera entre ellos dos, alejándolo del lado de su hermana, donde pertenecía. Dónde debía estar.Entonces recordó el origen de aquel problema, y tras dejar a su hermana y taparla con su chaqueta a falta de donde esconderla o palas para cavar una tumba, se levantó.

Sus ojos gritaban falta de buenas intenciones, y no bastó más que el quitar la vista de Andrea y ponerse de pie para notar la presencia de Jessie a solo unos pasos de él. Ahí estaba quien buscaba. La fuente de su desgracia, el autor del asesinato de los insignificantes hombres que decoraban el lugar con su sangre. Acortó la distancia con él y, tomándolo de sus inmundas ropas y usando su pie de zancadilla para causar su caída al empujarlo, lo botó al suelo y se puso sobre él en un rápido movimiento.

Tú -rugió, con intenso odio en la mirada- Tú me la quitaste - añadio, aún presionandolo contra el suelo.

Después de una tarde fumando con Andrea y el bigotes, el cansancio y el atontamiento.

Cuando ya el sol salió y alguna tienda que otra se escuchó abrirse, salí de la mía, notando aquel olor realmente asqueroso. No se que mierdas habían fumado por aquí pero estaba claro que mejor les dejaría un poco de lo mío.

Fui andando hacia donde estaba reuniendose gente, a tiempo de escuchar las palabras de Phil, las cuales no me sorprendieron en absoluto, es más, lo miré y seguí andando, vi a Luis a un lado, muerto, pero quería ver de donde provenía aquel olor donde la gente estaba y al ver aquello...mi corazón se paró. Nunca en mi vida había visto una imagen como esa. Pero entonces, al ver que era Andrea quien había sufrido aquello, no solo se aró sino que se me subió al a garganta. En una mezcla de angustia y ahogo.

-Napo...litana...

La chica con quien me estaba llevando mejor que nadie en aquel lugar, quien a pesar de mi ser, era quien más había aceptado del grupo lo que era y había compartido conmigo momentos de fumeteo, yacía de forma horrible calcinada en aquel lugar.

Su hermano, se echo a ella, apoyandola en su regazo, tatareandole una canción, no conocía a casi nadie allí como para llorar su muerte, pero si tenía que ser alguien, era con la de Andrea, en aquella situación, con aquella escena emotiva que su hermano dejaba ver, no podía aguantar, y las lagrimas finalmente dejaron verse humedeciendo mis ojos, hasta acumularse y caer por mis mejillas.

Pero Salvatore se levantó, clavando su mirada en mi, cogiéndome con una mano para empujarme haciéndome la zancadilla, tirándome al suelo, para luego echarse sobre mi, culpándome de su muerte.

Le aguanté la mirada, para que me viera mis ojos, no tenía intención de apartarla. Con los puños apretados con fuerza, pues esperaba algún puñetazo o algo.

-¿Quieres golpearme? Hazlo, hazlo si así vas a sentirte mejor. Pero que sepas que quien mató a Luis la primera noche, al verlo despierto, junto con tu tienda abierta y tu muerto fui yo, y quien lo ha vuelto a hacer esta noche tras ver otro cadáver volví a ser yo pues de alguna forme ese cabrón volvió a la vida.-Hablaba completamente serio, con un nudo en la garganta que a veces ahogaba mis palabras.-Sabía que si la primera noche estaba fuera, junto a tu tienda, sería por algo, y lo seguí la segunda noche. Pero...-Entonces si giré la cabeza a un lado apoyando la oreja sobre el frío suelo.-Parece que en ninguna de las dos ocasiones pude llegar a tiempo...lo..siento...y no se si hay alguien que os odia como para haceros eso, pero lo que pienso es que al no poder contigo, quien haya sido, pensó en ir donde más te dolería-Volví a mirarle, con los ojos amenazantes y tajantes palabras-¡Y yo nunca mataría a Andre ni le haría daño de ninguna forma! ¡Yo tan solo quería protegerla, y por eso intenté ayudarte la primera noche! ¡No quería ese dolor para ella! ¡Y si fuese tu protegería a esa niña a la que tanto aprecio le habéis cogido tu y Andrea, no se quién está detrás de esto pero no quiero que vuelva a sufrir Andrea ni quien ella quería!-En mi cuerpo sentía rabia, las uñasse me clavaban en mis cerrados puños y las lágrimas seguían cayendo. Necesitaba relajarme  o me iba adar algo en aquel momento, necesitaba respirar un poco de humo, ¡lo necesitaba ya!

Mike no sabía hacia donde mirar. Si alguna vez había tenido una peor pesadilla... tenía que ser muy parecida a lo que estaba sucediendo en aquel momento...

Aquel chico se había quedado mudo, como en un trance difícil de explicar, ensimismado en sus pensamientos. Tenía intención de colocar su mano en el hombro del chico, tener contacto físico con él para hacerle volver en sí pero de repente gritos a su espalda... y cuando se giró vio manifestarse el dolor y la rabia de aquel joven que había perdido a su hermana. Su cuerpo se abalanzó, golpeando y tirando al suelo a aquel loco inconsciente, más dado a la irrealidad de las drogas que a la cruda y vasta realidad del mundo y de la sociedad.

No quería intervenir, pero cuando aquel chico se declaró culpable de un asesinato... eso... eso aceleró el corazón de Mike que se dirigió furibundo hacia los dos jóvenes...

¿Pero qué coño está pasando aquí? ¿Así que es verdad lo que decía ese hombre? Dijo mientras señalaba al chico que había pronunciado aquellas palabras hace sólo unos segundos... ¿Pero es que hemos perdido el juicio? ¿Has matado a alguien sólo porque pensaste que podía hacernos daño? ¿Sin motivo, sin pruebas? ¿Es que las drogas han acabado con tu cerebro?

Quería acabar con él y estuvo tentado de quitar de encima al hermano herido y ponerse en su lugar y hundir sus puños en la cara de aquel drogadicto. Pero rápido se dio cuenta de su error, cuando vio las caras del resto de sus compañeros... Realizar aquel acto de violencia sólo le convertiría en una persona violenta. Aún no había pruebas de aquello... ¿o si? Ya no sabía que pensar...

¿Tenemos algo con lo que atar a este chico? Creo que deberíamos mantenerle atado y vigilado.... Debemos averiguar porqué mató a ese hombre aunque en mi opinión...ya el mero hecho de matar a una persona me parece un acto tan deleznable que merecería el peor de los castigos...

Goro se despertó con el ajetreo de tiendas al abrirse y un extraño olor. La noche anterior había caído dormido intentando editar los videos de la llegada al aeropuerto, más no había conseguido añadir ni un solo efecto, ni una sola broma. Ante lo ocurrido ¿como concentrarse en aquello?¿de donde sacar un mínimo de humor para aquello?
Cuando salió de la tienda de campaña siguió a los que ya se dirigían hacia allí, el olor guió a varios de ellos hasta la tienda de campaña de Andrea. Vió su cuerpo entre aquellos que habían tenido el suficiente estómago de acercarse, el día anterior los muertos habían vuelto, pero para aquellos restos calcinados no había vuelta atrás. Sin recuperarse de aquello siguieron el rastro de muertos que se elevó hasta a tres, entre ellos el hombre que ya había vuelto la noche anterior. El vertigo de sentirse encerrado allí dentro con alguien, o algo, cuya finalidad parecía acabar con ellos enpezó a crecer en el interior de Goro y solo se detuvo al escuchar como una (chica) parecía enloquecer, se arrodilló frente a ella y chasqueó los dedos delante de sus ojos. Venga venga, vuelve conmigo. Aquí hay gente que parece que entiende de estas cosas, seguro que encontrarán una respuesta a esta locura, mientras has de ser fuerte, puedes hacerlo ¿me escuchas? Vuelve aquí y ahora, nos necesitamos unos a otros y eso te incluye también a ti. Desde aquella posición vió pasar al hermano de Andrea y escuchó las palabras de este al encontrar el cuerpo. El dolor del chico se materializó en un nudo en la garganta que le impidió seguir hablando a la joven, así que arrodillado frente a ella la cogió por los hombros y se los presionó ligeramente. En ese mismo momento escuchó a sus espaldas como Jessie dijo que había matado, y dos veces, a Luis. Y que ambas veces el hispano estaba solo frente a un cadáver. ¿Así pués, ha matado a un asesino?

Astrid abrazó con todas sus fuerzas a Goro y rompió a llorar, le faltaba la respiración y se aferraba con fuerzas a las ropas de el arrugándolas entre sus finos dedos, su pecho se movía fuertemente con cada sollozo.

No…no se como ayudar, no se que hacer, no se para que sirvo, siempre me han pegado, maltratado e insultado por como soy, por quien soy, ahora tengo esa sensación de indefensión en mi cuerpo otra vez, pe palpita el pecho, me quema la garganta y tengo un grandísimo nudo en mi estomago que  hace querer que muera y vomitar, yo… yo… no se, que puedo hacer, como puedo…

Antes de seguir hablando volvió a abrazarlo y continuar llorando.

Kim había salido de su tienda lentamente al escuchar los gritos y las voces. Tenía el corazón encogido, temiendo encontrarse algo como lo que habían visto la mañana anterior. Y, en efecto, así fue. El joven observó con los ojos como platos los cuerpos de Andrea, Janko y aquel cubano que había resucitado una vez. Con el pelo despeinado y cara de dormido, Kim se acercó a toda prisa a los que ya estaban en aquel macabro escenario, a tiempo para escuchar las palabras de Salvatore y la confesión de Jessie.

¿Estás diciendo que... que tú acabaste con ese hombre? - Kim miró a Jessie con una expresión atónita - ¿Por qué? ¿Qué demonios... te había hecho? ¡No nos conocemos de nada! No sabíamos nada sobre él, y tú...

En ese momento, el pensamiento de que podía estar hablando con un desequilibrado y un asesino le cruzó la mente. Kim sintió que su cuerpo se tensaba. Se sintió repentinamente vulnerable ante la idea, pero no se amedrentó. Observó los cuerpos con un gesto de disgusto.

¿Cómo sabemos que no eres tú el que ha ido también a por los demás? ¿A por el investigador... a por su hermana?

Katia abrió los ojos al escuchar el grito de Salvatore. Miró a su lado y vio que no estaba. Temió lo peor, así que se levantó y sin preocuparse como el otro día en ponerse el abrigo encima de su pijama, o calzarse las botas, salió descalza. Se quedó junto a la tienda, viendo como Salvatore se lanzaba sobre Jessie. Sus ojos se abrieron como platos y, temerosa, buscó a Andy con la mirada. 

Al ver el cuerpo calcinado de la joven, se llevó ambas manos al rostro, cubriéndose los labios para ahogar el grito que pugnaba por salir. Pero en ese momento escuchó como el porrero advertía a Salvatore sobre ella. Volvió de nuevo a mirarle, con los ojos arrasados de lágrimas, que empezaban a desprenderse de sus pestañas. No quiero morir... Había empezado a temblar. Se abrazó a sí misma, intentando mantenerse fuerte y no dejarse arrastrar por el miedo y la tristeza que sentía. 

Estaba todavía sin saber cómo reaccionar, deseando poder acercarse a Salvatore. Pero él estaba destrozado y la joven sentía que era mejor que se quedara un poco alejada. Así que se quedó allí, quieta, escuchando de fondo las voces de los demás. 

Arrastró su mirada y fue entonces cuando vio los cuerpos de Janko y de Luis. Un escalofrío recorrió su espalda. ¿Cuánta gente iba a morir en ese infierno en el que se encontraban? Poco a poco se dejó caer, hasta que sus nalgas se encontraron con el duro suelo. Y se abrazó a sus piernas, con la mirada perdida en el infinito, incapaz de volver a mirar el cuerpo calcinado de Andy.

Escuchó a Astrid sollozando no muy lejos. Escuchó a Goro intentando tranquilizarla, y tras esas voces, escuchó a Kim, increpando a Jessie. Katia se mordió el labio, tembloroso y enterró su rostro entre sus brazos. No quería llorar, pero le había afectado mucho la muerte de la hermana de Salvatore. No podía quitarse de la cabeza cuando estaba asustada y ella se acercó para ayudarla y se quedó a su lado hasta que estuvo mejor. ¿Por qué tenía que morir la gente buena?

Chechu arrugó la nariz en cuanto se levantó y olió el plástico derretido. Le costó un poco abrirse paso hasta la escena del crimen, allí no pudo hacer más que taparse la boca en un gesto de sorpresa. La tienda de campaña de Andrea había ardido por completo, lo que quedaba de pobre chica ahora era pasto de las llamas. 

Apartó la mirada lo más rápido que pudo, y al hacerlo se topó con el cuerpo de Janko sin vida. Más muerte allí donde mirase, como continuaran así el autobus no llegaría a tiempo.

— Vamos a morir... — susurró mientras negaba con el rostro. Buscó el apoyó de su colega Paco y continuó hablando. — ¿Qué podemos hacer socio?

Me desperté sobresaltada con los gritos y salí todo lo rápido que pude sin llegar a atarme las botas. La escena era terrible, tres compañeros habían muerto, pero en el caso de Andrea… el olor… ¿Quién podía ser capaz de hacer algo así? Tuve que taparme la boca para controlar las nauseas, mientras las lágrimas llenaban mis ojos. El dolor de Salvatore y su reacción me pusieron los pelos de punta, no podía imaginar pasar por algo similar. Me acerqué a él con cuidado, los dos hermanos y Janko, fueron los primeros con los que hablé al llegar y sus muertes me habían afectado mucho.

-Salvatore, por favor.- Le puse con cuidado la mano en el hombro, dispuesta a saltar a un lado si reaccionaba mal. No sabía muy bien que decirle y la confesión de Jessie no ayudaba a que sintiera mucha lástima por él. –Salvatore.- Repetí tratando de llegar hasta él.- Déjale, por favor. No hagas esto. Si ha sido él tendrá su merecido, pero no así.- Mi voz sonaba entrecortada por el nudo que tenía en la garganta.

Aquella noche había dormido fatal, poco y a ratos como era de esperar, tenía el miedo metido en el cuerpo, la intranquilidad en el alma, y duda en la cabeza, pero el cansancio hizo mella en mi y terminé por dormirme…muy a mi pesar.

El olor con el que me desperté saturaba mis fosas nasales, era un olor potente, demasiado intenso como para ser lejano, así que me levanté de un salto y salí de mi tienda para encontrarme con otro espectáculo, uno terrorífico  a la par que cruel. Una tienda se quemaba, una muñeca a lo lejos quemada como la chica que ahora fallecida, ardía en llamas, y más allá el joven latino volvía a aparecer muerto - ¿por qué? – me pregunté sin contener las lagrimas por mas tiempo, temblaba cual gelatina y me creía incapaz de moverme, - ¿Qué habían hecho para merecer algo así? ¿por qué se nos estaba dando caza de esa horrible manera? – no lo entendía , el mayor crimen que habíamos cometido era venir aquí…¿o no?

Poco después escuché como se acusaba al joven con pintas de fumeta, el hermano de la fallecida caía sobre él con odio - ¿por qué? – me volví a preguntar confusa mientras veía como las acusaciones se multiplicaban en su contra – si es lo mejor, habrá que tenerle vigilado – comenté entre lo mas alto que pude, pero el nudo de mi garganta me impedía usar mi tono normal.

Como a otros, aquel olor no le pasó inadvertido, y fue cuando salió y escuchó el revuelo, que se acercó. Los cuerpos de aquella que debía ser la hermana de Salvatore, el cubano y el investigador yacían sin vida y pudo ver como el hombre, dolido por la pérdida se abalanzaba sobre el chico jovial y "fumeta". No le sorprendió una reacción así, pero sí las palabras del que estaba tendido en el suelo. Se aproximó y alzó un poco la voz. -Salvatore...¡Salvatore!.- Le increpó. -Si lo haces, serás tú el que ocupe su lugar en prisión. No le des ese gusto.- Se acercó lentamente a él. -Vamos chico, no puedes dejar así a tu hermana. Los demás se encargarán de inmovilizarle.- Al igual que Sasha, puso la mano en el hombro, pero carente de cualquier cuidado por si reaccionaban violentamente contra él. - Venga ayúdame a taparla...- Su rostro era triste, y a la vez empático, como si el perder a alguien tan querido no le fuese ajeno. Y aunque se tratase de un desconocido, quizás se sintiese cercano a él por conocer bien cómo se sentía.

Miró un instante a Mike asintiendo. -Unas cuerdas, sí. ¿Podría usted, Mike?...- mientras trataba de incorporar a Salvatore, tomándolo de los hombros sin forzarlo. Casi como si más bien quisiera acompañarlo, dejando que fuese él quien decidiese si se incorporaba o no.

Mona parecía estar bien, pero no bastaba, nada bastaba. Phil estaba nerviosillo. Lo suyo hubiera sido tirase el día entero como la típica pieza de tetris que no encaja en ningún lado, a un lado… vamos. Se habían cargado al detective cazafantasmas. Mal… parecía ser el único con respuestas a alguna de sus preguntas chorras. La muerte de Andrea desataba la ira de su acompañante. Y Luis… a Luis no se lo quitaba de la cabeza.

Aquel hombre con talante familiar, Straton y la chica de ojos azules preguntan por lo visto. Phil niega como quien va a decir muchas cosas… pero no sabe por dónde empezar. El hombrecillo canadiense tan solo acierta a señalar el cuerpo de Luis, tráquea desarticulada y un agujero en el pecho – Lo vi - repite.
Hasta donde Phil tenía entendido, los porros a largo plazo -entre vete a saber tu que mil historias- pueden llegar a provocar psicosis. A Phil psicosis le sonaba a blanco y negro, mal rollo...

Al ver la reacción de Jessie, ante la reacción de Salvatore… el canadiense se echa las manos a la cabeza – P-pero, pero que?! que dices! No, no, no… – niega rotundamente ante el porrero amordazado – No le escuchéis – advierte.

Las ultimas intervenciones le parece adecuadas, Phil asiente varias veces - Atadlo, y que no fume - piensa el hombrecillo

Alertada por el fuerte olor nauseabundo y las voces, Sam abre la cremallera de la tienda en la que Soph y ella descansan, y no necesita más que una mirada de soslayo para comprender lo que está ocurriendo justo al lado de donde ella misma y su novia se encuentran. 

La visión del cadáver calcinado de Andrea hace que se le forme un nudo en el estómago, y da gracias a no haber cenado en exceso. Cierra los ojos, espantada, y vira la cabeza, respirando hondo, tapándose la boca con la mano, intentando reprimir una arcada. Intenta serenarse, y piensa en Soph, dándo gracias a que aún se encontraba sana y a salvo. 

Llevada por el miedo y por el instinto de querer proteger a su compañera de semejante visión, entra de nuevo en la tienda de campaña y se acerca a ella, tomando su rostro- Soph... Soph... Tenemos que salir de la tienda, pero mírame a mí, ¿vale? No mires hacia nuestra otra caseta. Nuestras cosas están bien, así que no mires, por favor...- le rogó, mientras se levantaba de nuevo, tendiéndole las manos para ayudarla, intentando situarse entre ella y el cadáver para ahorrarle semejante escena, recordándolo ella a su vez mientras se descomponía su rostro. 

Sus ojos se clavaron en los de él. Jamás había sentido tanta furia en su vida. Ni lidiando con imbéciles toda su vida, ni con la puta de su madre, ni con el idiota de su padre, ni habiendo sabido de injusticias o crímenes que habían resultado sin castigo. Nunca. Ni siquiera… ni siquiera ella… ni siquiera ella le había hecho sentir así.

Mientras Jessie hablaba y le mantenía la mirada, Salvatore escuchaba con impotencia un discurso que ahora no podía verificar o desmentir. Su mente estaba demasiado nublada para ello. La gente parecía arremolinarse alrededor de ellos, y mientras sus argumentos pasaban de ser un guardián a lo que sentía por Andrea, las náuseas aparecieron y crecieron en su anterior. ¿Cómo siquiera osaba hablar de ella con cariño? ¿Cómo si la conociera? ¿Cómo si la entendiera aunque fuera un poco? ¿Qué sabía él de ella, más allá de que cuando se ponía estúpida y quería enojarlo, fumaba? Protegerla, decía. ¿Qué sabía él de protegerla? Bufó, enojado, buscando una razón para no partirle el cráneo ahí mismo. Pero aquella razón había desaparecido al momento de escucharlo mencionar el nombre de su hermana.

Escuchó a Sasha, y cuando sintió su mano en el hombro,  esa parte de su cuerpo se tensó aún más. ¿Por qué no así? Si había sido él, Salvatore se aseguraría de ser el verdugo. Solo le daba más razones para entregar un golpe certero y potente. Y otro. Y otro. Hasta convertirlo en una masa de sangre imposible de identificar. Como el cadáver de su hermana ahora…

Levantó el puño para golpearlo mientras un sonido apagado sonaba en sus oídos, un sonido que se aclaró en un grito cerca de él. El escritor médico. No le importaba ir a prisión por eso. Que mierda, no le importaba que lo mataran por eso. Pero en una cosa tenía razón… No podía dejar a su hermana así. Jessie podía esperar, más ahora que todos estaban al tanto. Su hermana no. El puño cayó, golpeando el suelo con fuerza y haciéndole sangrar los nudillos, acompañado de un gruñido de rabia que manifestaba la frustración de aún en aquel estado, reconocer lo correcto y esquivar el rostro del drogadicto por no más de 3 cm.  

Azotó fuertemente a Jessie contra el piso, y sacudiéndose para quitarse las manos del escritor de encima, se puso de pie, dispuesto a ir hacia la tienda de Andrea.

Él es mío – le dijo al resto con tono amargo y despectivo, aclarando que si alguien lo tocaba, tendría que vérselas con él. 

Había tenido una pesadilla horrible. Era una muñeca, y corría persiguiendo uno de sus propios ojos que se le había salido, mientras se esforzaba para no perder el otro. Finalmente, terminaba cayendo a un abismo insondable, y se despertaba con sudores fríos.

A Geonwoo se le revolvía el estómago, y no quería ni mirar los cadáveres. Pero entonces la gente la tomó con Jessie, y cuando Salvatore se le tiró encima, el fumeta confesó haber matado las noches noches a Luís. Empezó a meditar en sus palabras, y algo no le encajaba.

Todos estaban preocupados por el asesinato de Andrea, pero muchos obviaban que también habían matado a Janko. Se acercó hasta su cadáver, y se agachó para examinarlo visualmente mejor. Parecía la misma violencia, furia, con la que se habían enseñado la noche anterior con Salvatore. Eso y lo del cubano cuadraba, lo nuevo ahora era el incendio.

Volvió a repasar mentalmente las palabras de Jessie y se mordió el labio. Geonwoo se levantó, y observó que Salvatore hacía lo mismo. Negó con la cabeza. - No creo que Jessie matase a Andrea - dijo con firmeza.

Geonwoo se acercó hasta tener visualmente cerca tanto a Jessie como a Salvatore, y alzó su dedo índice.

1ª teoría: Luís quería matar a Salvatore, o bien quedó distraído al ver su muerte, y Jessie le mató. Esta noche ha sido más rápido, y ha usado uno de sus puros para matar a Andrea, antes que Jessie pudiera detenerlo. No explicaría realmente que hacía Luís delante de la tienda de Salvatore, y se podría especular si la muerte de ayer, sin haber hecho "nada", habría podido provocar el objetivo de esta noche. En cualquier caso, si alguien está tan mal de la cabeza para quemar vivo a una persona, no buscaría segundos culpables.

Geonwoo esperó unos instantes que la gente que estuviera escuchando asimilara sus palabras, y levantó un segundo dedo.

2ª teoría: Luís mató ayer a Salvatore, y esta noche a Janko. Esto si explicaría que hacía ayer delante de la tienda, y Jessie no ha mencionado en ningún momento donde se encontraba Luís, sólo que nuevamente había llegado tarde. Incluso no relaciona a Luís con la muerte de Andrea, aunque si relaciona que Salvatore volviera a la vida, con que esta noche hayan matado a su hermana.

Tras unos instantes, levantó un tercer dedo, pero además hizo un gesto de giro, como de querer darle la vuelta.

3ª teoría: Luís pilló "in fraganti" a Jessie matando ayer a Salvatore y esta noche a Janko. Creo sinceramente que no quería hacerle daño alguno a Andrea, ¿pero que mejor que ganarse el afecto de una hermosa chica, que consolándola ante la muerte de un ser querido? En la mente de que alguien es capaz de asesinar a sangre fría, podría tener un concepto claramente distinto a "ayudar", y con Andrea muerta, necesitaría vincular su "afecto" a otra persona, a juzgar por sus palabras.

Un cuarto dedo se alzó, mientras Geonwoo encogía el cuerpo.

4ª y última teoría: Luís no mató a nadie, simplemente estuvo en el lugar equivocado la primera noche, y Jessie le mató sin razón. Y como ambos le dan demasiado al tabaco, pues ambos acabaron haciendo el mismo error de ayer. Con lo cual, convertiría a Jessie en un asesino sin motivo.

Cerró la mano y apretó con fuerza el puño. En esos momentos, no sabía si era un pobre desgraciado, o un maldito asesino. Posiblemente ambas cosas, pero debían averiguar hasta que punto, era un jodido problema para los que querían salir de allí con vida.