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HLCN - Casa de Muñecas II: Ruinas

Noche 0: Arribo

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28/10/2014, 22:33
Narrador

 

NOCHE 0: ARRIBO

 

Todos habían enviado las solicitudes un mes atrás con la esperanza de ser aceptados para la expedición que se realizaría a aquel afamado y también olvidado lugar. En su momento, la historia había ocupado todos los noticieros locales e internacionales, causando gran conmoción en las redes sociales y los cinco conocidos sobrevivientes pasaron a esconderse de las cámaras por ansias de olvidar lo sucedido. Algunos figuraron por mayor tiempo que los otros pero todos habían llegado a desaparecer en un momento o en otro.

Pensando en esto, enviaron la aplicación y grata fue la sorpresa al encontrar un correo electrónico de respuesta a ella, diciendo que habían aceptado su solicitud, junto con los datos del vuelo en el que viajarían, el día, la hora, el aeropuerto de Budapest en que serían recibidos y quien los recibiría en el aeropuerto. Si había algún residente de la ciudad, este debía llegar igualmente al lugar estipulado para el encuentro. Instrucciones muy claras y estipuladas de manera que cualquier persona pudiera comprenderlas.

Las ansias eran grandes, aunque los motivos fueran diferentes, pero llegado el día, todo parecía marchar a la perfección, no hubo errores en el aeropuerto que pudieran retrasar la llegada ni nada por el estilo, así que el nerviosismo causado por la seriedad de la convocatoria pasó pronto. El vuelo era largo para unos y relativamente corto para otros, pero parecía que habían coordinado los vuelos, de modo que la llegada de todos fuera simúltanea. El desembarco fluyó con normalidad, recibiendo cada uno su respectivo equipaje y siguiendo las indicaciones de hacia dónde debían dirigirse. Veían a otros llegar a su alrededor y era fácil intuir que se dirigían al mismo destino por una razón.

Una joven de cabello rubio con una sonrisa simpática y un rostro amable estaba de pie, sosteniendo un letrero con letra considerable que decía:

 

[Color=#FF4500] MONTAÑA DE LAS MUÑECAS - EXPEDICIÓN [/Color]

 

La chica parecía identificarlos y alzó una mano para llamar su atención, aunque parecía no ser realmente consciente de lo evidente que ya era su señal.

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09/03/2015, 04:59
Luis García

Profunda fue su alegría al recibir el correo que informaba que había sido seleccionado para la expedición. No tardo en prepararse para cambiar de aires y de actividad, por lo que su ultima semana en Portugal renunció a su trabaje en el restaurante, y se dedico a conocer un poco. 

Echas las maletas, y llegado el día del despegue, se subió al avión con tremenda sonrisa en la cara, y un montón de expectativas. El viaje estuvo de lujo, nada iba mal. Todo iba saliendo perfectamente, y lo único que esperaba era que en el aeropuerto no le hicieran problemas con sus habanitos y su botellita de ron, que de ser así ya se le arruinaba el viaje sin llevar ni la mitad. 

Pero al parecer todo salió bien, como esperaba, y la sonrisa de Luis no hizo sino aumentar, que ya parecía le llenaba la cara, algo rosada por los drinks que había pedido a la azafata antes de bajarse. 

A lo lejos pudo ver a la chica que les esperaba, con el cartel ese que decía de la montaña de las muñecas y la expedición. Un poco turbio el nombre, pero vamos chico que no se iba a poner exigente a estas alturas, que eso era un detalle chiquito, insignificante comparado con el resto de la organización.

Y del cartel saltó a clavar la mirada en la chica, y la sonrisa no hizo sino ensancharse al punto que parecía no tener mejillas. Nervioso y todo, miro al cielo alzando las pupilas, para comentarle allá al de arriba, con un tono de voz claramente latino, y en voz baja, para no generar mala impresión con el resto de personas que pasaba cerca de él.- Chico, con todo respeto pero yo a esta si le doy candela.- Al hablar se tapo la boca, para pasar más desapercibido.

Al reunirse con todos, el resto de miembros de la expedición podrían ver que estaba vestido con una camisa celeste desabotonada arriba, unos pantalones negros, zapatos y calcetas de igual color. Sin corbata, pues en su lugar y bajo la camisa colgaba un rosario alrededor de su cuello. Un reloj plateado cruzando su muñeca de la mano derecha con la que saludo con un apretón de manos fuerte a todos los presentes, con un apretón firme y enérgico, mostrando también una sonrisa alegre.- Luis García, cubano de toda la vida y cocinero, pa' servirle. Un placer.- 

Luego se apartó un poco tras su saludo, para esperar a ver como avanzaba la cosa esta.

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09/03/2015, 06:21
Mike Straton

Mike bajó del avión y recogió su equipaje. El  viaje había sido largo y aunque no estaba demasiado cansado, la verdad es que deseaba llegar pronto a su destino, darse una buena ducha y tumbarse en una cama.

Este tipo de viajes siempre le dejaban agotado mentalmente ya que le estresaban un poco... Ir al aeropuerto, hacer el check-in, facturar... todo eso le causaba cierto nerviosismo y eso que este viaje habia sido particularmente sencillo ya que todo fluyó a la perfección y no hubo ni un sólo percance. Incluso esta vez no le habían perdido las maletas.

Recogió las mismas de la cinta transportadora, se puso sus gafas de sol y se dirigió a la salida. Allí entre toda la marabunta de gente que esperaba a sus familiares o amigos y, entre el ruido perturbador de los holas, bienvenidos, risas, llantos y alegrías pudo discernir a una jovencita con un cartel que anunciaba su destino....

Caminó hasta ella y la saludo. A su lado estaba un tal Luis García al que estrechó la mano. Mike Straton, encantado de conocerle Señor García.

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09/03/2015, 11:13
Michael Dennis

Mike bajó con aire cansado del avión. Había sido un viaje muy largo en el cual no había podido pegar ojo y había tenido demasiado tiempo para pensar, para dejar que su mente fluyera. En otros tiempos aquello le hubiera hecho el hombre más feliz del mundo, solo le bastaba con eso. Actualmente no.

Así pues lucia unas ojeras bastante considerables que junto con sus hombros ligeramente hundidos le hacían parecer mayor de lo que era. Quizás hubiera perdido tiempo que aún no había pasado pero como mínimo no había perdido toda la forma, aún podía verse los pies.

Bajó la manga de su chaqueta marron y miró su caro reloj. No llegaría tarde siempre que las maletas estuvieran a su hora. Aunque no albergaba mucha esperanza. En los vuelos tan largos las maletas parecían viajar en una dimensión paralela.

Se encaminó a la cinta de maletas y esperó 10 minutos (5 minutos menos de los que había calculado que tendría que esperar) hasta que pudo recoger su vieja maleta de color marrón también. Se la veía gastada y quizás un poco rota, pero uno no deja atrás a una vieja y fiel compañera de tantos viajes, igual que no se puede dejar atrás el pasado con facilidad. Una pequeña sonrisa afloró en su rostro al recogerla, aunque se extinguió con rapidez.

Se ajustó las gafas, un tic que tenía, y con todo ya podía ir hacía el punto de encuentro. Antes de ir, suspiró, contó hasta cuatro y se encaminó hacía allí con un aire ligeramente más relejado.

Al llegar vio a una guapa jovencita que sujetaba un cartel que servía para atraer a los de la "expedición" como polillas a una llama. Suponía que no podía irse ahora, así pues se acercó y vio junto a esta, dos hombres.

Ignoraba si sus libros habían cruzado el gran charco, si su nombre ni siquiera era conocido allí. En fin, un poco de cortesía no hacía daño a nadie. Se dirigió a los tres.

-Michael Dennis, encantando de conocerles señores y señorita. Esperemos que todos disfrutemos de esta experiencia. Dijo poniendo una débil sonrisa, dando un aire afable como un perro viejo, y estrechando aquellas manos que se le tendieran.

 

 

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09/03/2015, 13:10
Erika Stolness

Tuve que coger el tren para poder desplazarme hacia el aeropuerto. Arrugué la nariz ante la expectativa de tener que ir a un lugar más lejos que el hotel mismo, pero no dije nada. Quería ese trabajo, y pensaba aguantar nimiedades como esas.

Me despedí de mi madre con los ojos brillantes, y le dije que volvería pronto, que no se preocupara, y que le había dicho a la vecina que se ocupara de ella siempre que lo necesitara. Habían sido muy amigas desde hacía años, y se entendían muy bien. Por lo que no sufrí, no en demasía, por dejar a mi madre sola tanto tiempo.

Cogí la mochila algo desgastada, miré por última vez el pequeño recibidor, y salí al aire nocturno, que pronto desaparecería por el alba despuntando.

No sabía cuánto tiempo tardaría en llegar al aeropuerto, pero quise pecar de precavida, y llegar con bastante tiempo de sobra. Durante el viaje, me limité a leer un libro de Murakami, que precisamente trataba de un hotel, y me sentí algo identificada con la recepcionista de hotel. Lo leí más deprisa de lo que me esperaba, y cuando me quise dar cuenta ya estaba llegando a destino.

Recogí la mochila, guardé el libro en un bolsillo exterior, y seguí las indicaciones para llegar a la terminal donde estarían esperándonos.

Con una sonrisa perpetua en mis labios, localicé el cartel de aquella chica en seguida, como si mis ojos se hubieran dirigido por una fuerza extraña hacia donde ella estaba. Apreté el paso, entusiasmada, y saludé con un gesto de la mano a los que ya estaban allí.

Hola— saludé, armándome de valor—. Erika Stolness— me presenté de manera escueta—. ¿Han tenido buen viaje?— pregunté, pestañeando, tratando de romper el hielo hasta que los demás aparecieran. 

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09/03/2015, 14:55
Janko Constantinia

Algo en mi interior me decía que esa vez no podría perderme la oportunidad que desperdicié hace diez años. Esta vez no. Digamos que era un pálpito. Así que cuando recibí la confirmación no me sorprendí, sólo sonreí con la satisfacción de la predicción cumplida.

El viaje, eso sí, fue un infierno. No por el hecho que el vuelo fuera incómodo o tener que soportar las eventualidades de este tipo de saltos transatlánticos, no. Lo que peor llevaba de todo esto era tener que estar ocho horas seguidas sin fumar. Un viaje de Baltimore a New York, de ahí a Zurich y de allí a Budapest. Trece horas en total, donde lo más agradable eran las atribuladas escalas en los aeropuertos.

Para pasar el disgusto, usé y abusé de las bebidas que servían en ridículas dosis a bordo. Ellas hicieron más llevadero el viaje e, incluso, aminoraron la sensación de Jet Lag. Pues llegué a mi destino casi a la misma hora que salí de Baltimore, pero un día más tarde.

Finalmente allí estaba, de regreso en Budapest, quince años después de la última vez en que huí de este lugar. Muchas cosas habían cambiado, demasiadas, pero la belleza de mis compatriotas seguía siendo tan exuberante como siempre. Mi idioma natal estaba por todas partes y eso me causaba una estúpida sensación de felicidad de la que no goza el que jamás abandona su patria.

Una vez arrancada mi maleta de la mecánica lengua del conveyor, encaré hacia donde la rubia sostenía el rótulo que llamaba a todos los que, como yo, habían acudido a aquella llamada. Me presenté con mi gabardina deslucida, mi camisa que necesitaría un planchado y mi corbata desajustada. Mi barba de un día y mi mirada lobuna.

- Hola a todos. Janko. - Dije en inglés a los congregados allí. La educación ante todo. Busqué con la mirada el lugar más cercano en el que huir a hacer un cigarro en cuanto acabara la congregación o tuviese la oportunidad.

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09/03/2015, 15:23
Samantha Lowell

Sam había pasado el vuelo durmiendo como una bendita, después de haberse tomado tres tazas de tila y pasiflora en el punto de embarque. 

Volar le producía cierto nerviosismo, pero por suerte aquella vez no viajaba sola. Iba con Soph, a quien tuvo al lado en todo momento, y a cuya mano se aferró en el momento del despegue, que era el que más nerviosismo le causaba. Después, todo había ido como la seda. Y para cuando las azafatas anunciaron por megafonía que faltaba poco para aterrizar, tenía hasta legañas en los ojos. 

Estirándose como un gato y bostezando, sin preocuparse demasiado por que aquello resultase inadecuado, esperó, con el cinturón de seguridad abrochado hasta que abrieron las puertas, y entonces, dejando los auriculares tamaño considerable que había traido consigo alrededor de su cuello, le hizo un gesto a Soph para que la siguiera al punto de recogida de maletas.

Dio gracias a que las suyas no fuesen de las últimas. La ponía nerviosa esperar en aquellos sitios tan aglomerados y quería coprar algo de comer. Así que antes de encaminarse hacia la salida, paró por la siempre presente cafetería Starbucks que uno podía encontrar en cada aeropuerto, y pidió automáticamente, a sabiendas de lo que Soph querría. Para ella un muffin de chocolate y un café caramelizado bien cargado. 

Y así, con maleta y vaso del Starbucks en la mano, se presentó en la terminal de llegadas, acercándose a la mujer del rótulo, justo después de volverse para mirar a Soph y decir- Parece que nos acercamos al punto de reunión acordado- se ajustó entonces los auriculares y se aproximó a los demás, haciendo un gesto con la mano- Samantha Lowell, ¿qué tal?

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09/03/2015, 15:43
Goro Gaara

Goro se despedía de los seguidores de su canal de Youtube haciendo uno de sus trucos favoritos, el garagara sobre la tabla de surf. Se acostó como si fuera a dormir sobre ella y empezo a girar haciendo la gamba sobre la tabla. Al principio era solo algo estúpido, luego, a medida que aumentaba la velocidad sin salirse por los lados...seguía siendo algo absurdo pero asombraba a sus seguidores y seguidoras que no paraban de reirse, y es que el estado natural de Goro era hacer el payaso.
Se grabó unto a ellos despidiéndose y haciendo un concurso de eruptos. Ganó una chica de quince años a la que se le había saltado un empaste tras aquel rugido espectácular con el que había ganado ¡¡la tabla de surf de Goro!!

Tras despedirse del grupo y haber endosado su tabla de surf(le habían dicho el precio de embarcarla con él y le resultaba más barato comprarse una nueva) Goro embarcó en el aeropuerto de California. Durmió como un tronco hasta llegar a Budapest, sin recordar demasiado bien ni como había hecho los trasbordos. Era una suerte que Goro viajaba ligero porqué sinó a buen seguro hubiese perdido todas las maletas.

Así que se presentó delante de la rubia con su mochila (en lo que llebaba lo imprescindible junto con algunas mudas) y su inseparable camara Nikon con la que ya grababa sú Día Cero para el canal.
Hola! dijo a la rúbia y los presentes mientras lo filmaba todo para su canal de Youtube.

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09/03/2015, 16:21
Sophia Hall

Sophia estaba francamente de buen humor mientras consultaba por enésima vez el timing del viaje en la libreta que siempre llevaba consigo. Todo iba según lo previsto, habían salido del piso a la hora debida, el vuelo no se había retrasado ni al salir ni al llegar, había sido un viaje tranquilo en el que había aprovechado para echar una cabezada y para leer un par de revistas. Y para terminar de completarlo las maletas aparecieron justo a tiempo y parecían estar en buen estado. La sonrisa de Sophia era amplia. Todo iba sobre ruedas.

La joven iba vestida con una camisa de cuadros con un broche de fieltro con forma de flor prendido del pecho, unos vaqueros y unas botas tejanas. Colgada del brazo llevaba una chaqueta verde de corte militar y del bolsillo de ésta asomaba un gorro de lana negro. Miraba a su alrededor con curiosidad mientras caminaba a buen paso junto a Sam. Le encantó su sugerencia de tomar algo antes de buscar el punto de encuentro y una vez en el Starbucks dejó con naturalidad que fuese la otra joven la que pidiese por ella. Ya con un frappuccino en una mano y un bloomer de pavo en la otra siguió a Sam hasta el lugar donde la gente empezaba a congregarse alrededor de una chica rubia con un cartel.

Asintió con la cabeza a su acompañante y suspiró. Estaba ilusionada con aquel viaje, pero le daba reparo conocer gente nueva. Odiaba el momento de las presentaciones, el primer día de clase, el primer día en el trabajo... Todos los primeros días, en general. Por suerte, en aquella ocasión tenía allí a Sam, así que no estaría sola frente a un montón de desconocidos. Antes de llegar al punto de encuentro, sacó su iPhone del bolsillo y mandó un whatsapp a Adam para recordarle que a las seis en punto tenía que estar en casa porque les iban a llevar un paquete. 

Mientras esperaba a que apareciese el doble check, escuchó la voz de Samantha y levantó la mirada. Sonrió con cierta timidez a los presentes e hizo un leve gesto con la mano a modo de saludo antes de hablar, un poco incómoda. - Sophia Hall. Es un placer. - Guardó el teléfono de nuevo en el bolsillo de los vaqueros y empezó a juguetear con el broche quedándose en silencio junto a Sam. 

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09/03/2015, 16:51
Andrea Barbara Roots

Desde el mismo momento de la confirmación de su solicitud, Andrea había tenido que mentalizarse mucho para finalmente dar el paso que suponía ese viaje. No había dicho nada a su madre por no remover mierda, ni tampoco a su padre, pues hacía mucho que cualquier cosa que le pasara a ella había dejado de ser asunto suyo.

De modo que cuando el día señalado llegó ella sabía que no había marcha atrás. La idea de retirarse a tiempo ni siquiera se le pasó por la cabeza. Su mochila había sido preparada la noche anterior, y se había vestido con una chaqueta vaquera y un pantalón ajustado del mismo tejido. Bajo la chaqueta, una camiseta holgada y una bufanda larga que le llegaba hasta las rodillas.

Si por ella hubiera sido habrían llegado un poco tarde a la puerta de embarque. Después de tantos vuelos como había hecho en su vida sabía de sobra que nunca dejarían a nadie fuera por quince tristes minutos, y la idea de esperar era menos apetecible que salir un poco más tarde de casa. Sin embargo ese día decidió hacer algo por su siempre puntual y metódico hermano, y concederle la pequeña victoria de llegar a la hora. Aunque sólo fuera por no aguantarle después.

El viaje directo de Londres a Budapest no duraba demasiado, poco más de tres horas. Durante ese tiempo Andy estuvo sentada en su asiento, nerviosa, con las rodillas apoyadas en el asiento delantero y las manos inquietas. Todo lo que habría tomado para tranquilizarse no podía tomarlo en el avión. Y probablemente al aburrido de Sally ni siquiera terminase de parecerle bien.

Cuando finalmente llegaron a su destino Andrea se sentía como si hubieran sido tres de las horas más largas de su vida. Sentía ganas de salir de aquel aeropuerto cuanto antes, de zanjar todos los trámites y esperas y llegar ya a la maldita montaña. Agradeció, por tanto, la rapidez a la hora de recoger su mochila compacta, y se encaminó junto a su hermano hacia el grupo que parecía empezar a congregarse.

Al llegar allí los repasó con la mirada, preguntándose cuántos de ellos se lo habrían tomado como unas vacaciones, y cuántos como una expedición. Al menos parecían personas más normales de lo que había imaginado.

- Andrea Roots y Salvatore Death. - Dijo dirigiéndose a la guía, dando por hecho que llevaría algún tipo de listado y pronunciando mal a propósito el apellido de su hermano.

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09/03/2015, 17:37
Astrid Moonshine

Al recibir el mal Astrid no pudo hacer otra cosa que abrazar a su osito de peluche mientras daba saltitos de alegría en su habitación, después bajó a la cocina como alma que lleva el diablo y empezó a besar y abrazar con locura a su madre.

Mami, mami, estoy dentro ,siiii, por fin, todo gracias a ti ¡!!!!!!

Hizo las maletas, aunque eran enormes y llenas de ropa dentro jamás hubieran cabido su dicha y su ilusión, después de un viaje la verdad que muy cómodo re encontró con el resto de sus compañeros a los que saludo con la manita desde lejos, pero a las chicas si que fue un poco mas amable y les repartió abrazos.

Hola, soy Astrid, es un placer estar aquí, lo he deseado mucho

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09/03/2015, 17:52
Ekaterina Kuztnetsova

Katia había estado muy emocionada por aquel viaje. A pesar de que sus padres le habían insistido para que no fuera y habían estado a punto de negarle el permiso, al final lo había conseguido. Y allí estaba, en el avión, mirando por la ventanilla y con un nudo enorme en la boca de su estómago. 

Finalmente el aparato aterrizó y la joven Katia se levantó de un brinco. Pero la emoción y el cansancio hizo que sintiera un repentino mareo y las piernas le fallaron, haciendo que se quedara de nuevo sentada en la butaca. Esperó a que la mayoría de gente hubiera desembarcado y avisó al auxiliar de vuelo, pidiéndole ayuda para poder salir. 

Tuvo que esperar un poco a que le trajeran una silla de ruedas, y el mismo auxiliar tiró de ella y la ayudó a recoger la maleta. 

Cuando llegaron a donde esperaba la mujer rubia, Katia se volvió hacia el auxiliar. - Ya hemos llegado, gracias por todo - . Le dijo y una suave sonrisa se dibujó en sus labios. Se levantó de la silla y apoyándose en la enorme maleta de ruedas, se acercó al grupo de perdonas que cada vez era más numeroso.

A pesar de estar débil y cansada, sus ojos brillaban emocionados y la sonrisa no se borraba de sus labios.

- Hola, me llamo Katia - . Saludó, sorprendiéndose por la efusividad de una joven que había llegado segundos antes y estaba repartiendo abrazos entre todas. 

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09/03/2015, 18:38
Chechu Cabezas

Por fin aterrizó el avión, ¿qué habían sido tres o cuatro horas de vuelo? Poco importaba, estaba en Budapest. Un buen viaje con todos los gastos pagados, no iba a mirarle el diente al caballo a estas alturas.

Con todo el tumulto del desembarque había perdido de vista a mi compañero, y estaba algo nervioso por tener que avanzar yo solo en ese aeropuerto. Todo y eso avancé hasta la salida siguiendo al resto de viajeros con el objetivo de esperar ahí. De vez en cuando me ponía de puntillas y miraba en todas las direcciones esperando encontrarlo.

No fue el caso, al llegar al final vi una chica que llevaba un cartel para llamar la atención de los afortunados concursantes. Rápidamente y sin esperar a Paco me fui hacia el grupo de guiris con una sonrisa de oreja a oreja. —Ea... ¿Expedición, no? —preguntó para introducirse en el grupo. Pasó la mirada por todos ellos hasta posarla una vez más en la monitora.

—Chechu, encantado —enunció inclinandose un poco con una mano en la nuca y visiblemente nervioso.

Cuando tuvo un momento lo primero que hizo fue desactivar el modo avión del teléfono y enviar una serie de mensajes a conocidos y familiares. —Ya e llegao, toy bien— Envió a sus padres. —en #Hungria— Posteó en twitter.

Hechas todas las presentaciones, vio que un tipo estaba grabando con una videocámara y se envaró al momento. —¿Esto es para la expedición? Illo illo sácame sácame, soy Chechu, Chechu Cabezas ¡No lo olvidéis!

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09/03/2015, 18:55
Kim Rogers-Park

Bueno, bueno... Nos veremos pronto, Los Angeles, pensó Kim con una inmensa sonrisa mientras miraba por la ventana del avión que le llevaría rumbo a Budapest. Bostezó de forma casual, tras lo cual comprobó que su guitarra estaba a salvo en la cabina para las maletas, así como su mochila Nike de viaje. La llevaba a reventar de ropa. A Kim no le gustaba la gente sin estilo. El joven llevaba unos vaqueros desgastados, unas deportivas rojas con pinta de costar un ojo de la cara, una camiseta negra en la que podía leerse "Parental Advisory: Explicit Content" y una gorra roja puesta con la visera hacia atrás.

Cuando el avión se puso en marcha, Kim suspiró. Le quedaban largas horas por delante sin poder conectarse a internet. Eso le generaba un poco de ansiedad, para qué engañarnos. En tantas horas sin pasarme, las redes sociales estarán echando fuego cuando aterrice. Un poco inquieto ante el pensamiento, el joven trató de dormir el resto del viaje.

Que por cierto, se le hizo eterno. Cuando finalmente llegó a Budapest, Kim cogió sus pertenencias a toda prisa y se esforzó por ser de los primeros en abandonar el vuelo. Estaba hasta las narices de estar encerrado. Se perdió un poco por el aeropuerto buscando un sitio donde comprar café hasta encontrar un Starbucks, que hizo que sus ojos se iluminasen. ¡Toma! ¡Viva la globalización!, dijo en voz alta, haciendo que un par de señoras le mirasen con desconfianza.

Con un frapuccino en la mano y notando que la sangre volvía a circularle por el trasero, Kim se apresuró a volver a la zona de recogida de pasajeros. No le hizo falta ni ver el cartel: el grupo de gente que ya estaba reunido era bastante llamativo. Con una sonrisa de oreja a oreja, el chico se acercó y levantó una mano como saludo.

Hey, supongo que vosotros sois mis nuevos compis de expedición. Yo soy Kim Rogers-Park. Todo un gusto, ¿eh?, examinó a todo el mundo con la mirada. Se detuvo al ver que dos de las chicas llevaban vasos del Starbucks en sus manos y se echó a reír. Vaya, hemos tenido la misma idea.

Después sacó un iPhone de nueva generación, de esos que cada vez parecen más una tablet, del bolsillo del pantalón y comenzó a teclear con una rapidez vertiginosa. Paró por un instante para hacerse un selfie con una amplia sonrisa. Primer selca en Budapest, dijo mientras se echaba a reír. Luego nos hacemos uno en grupo.

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09/03/2015, 20:16
Geonwoo Roh

Geonwoo bajó del avión con dolor de cuello. Era algo habitual en viajes largos, como no se le ocurriese dormir o leer una novela muy larga. No, tuvo que empezar a venir-le posibles diseños a la cabeza, y se puso a dibujar allí mismo en el asiento. Y tendía a ponerse de una forma poco cómoda, para hacer fluir sus ideas, que generalmente acababa con el cuello más rígido que los muñecos con los que jugaban sus abuelos de pequeño.

Afortunadamente para él, había aprendido a lidiar con ese problema, y no sólo ya no le dolía tanto como años atrás - esto en si no tenía claro si era realmente bueno -, sino que además había aprendido a masajearse a si mismo, aliviando con cierto grado de efectividad dicha molestia. Aunque necesitaría un buen descanso en un colchón de calidad para recuperarse del tirón. Esperaba no tener que preocuparse en ese aspecto, aunque más de una vez ya se había llevado un susto con la calidad de las camas de los hoteles.

Pero si algo le daba realmente miedo de los vuelos, era el estado de las maletas. No llevaba consigo nada de gran valor, pero aún así quería su maleta sin arañazos. Cuando en un tiempo relativamente corto apareció su maleta intacta, la recogió y su alivio se hizo tan patente, que su cuello dejó de estar tan rígido. Bien, ahora era momento de llegar al hotel y prepararse para la visita.

Una bella rubia estaba con un cartel que indudablemente era para ellos. Así Geonwoo pudo empezar a fijarse mejor en los compañeros de tal expedición. Parecía que venían de todos los rincones del mundo. Eso podía estar interesante, quizás de ellos también podía encontrar inspiración con sus mitologías locales. - Saludos compañeros, me llamo Geonwoo, aunque si queréis podéis llamarme simplemente Geon.

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09/03/2015, 20:48
Abigael Crownman

Abigael bajo del avión un tanto mareada, acostumbrada a viajar por carretera el avión siempre le mareada, ademas de por su pequeño problema de audición, porque si centro de gravedad era mas bajo de lo normal, todo eso no le ayudaba que viajar fuera sencillo para ella, pero cuando tenia un propósito y una meta, nada ni nadie le podía parar, ni siquiera su marido o hermanas.

Mientras recuperaba el equilibrio y buscaba lo que seria el resto de gente, en su bolso sono: Ain't Nobody Got Time for That. Señal inequívoca que su marido la estaba llamando, pasaron mas de 15 o 20 segundos,
buscando su telefono entre las cosas de su bolso hasta que por fin pudo hacerse con el.

-¿Si? Hooola cariño... si acabo de llegar, ya estoy en el aeropuerto buscando el contacto para reunirme con el resto de la gente, esto es enorme, te hubiera encantado. ¿Que? Bueno pues claro, ya sabes que este cacharro las saca... si pero yo... oye no, es culpa de este aparato que me tiene mani... ¿Te estas riendo?-Puso una mano en su cintura ligeramente molesta, en ese momento observo como una chica muy guapa estaba reuniendo gente con un cartel que claramente era para ellos.
-Ca...Cari, calla un momento, creo que ya e encontrado a al chica, te cuelgo, que quiero hacerla esperar. Si... descuida. Vale te quiero.-Cerro el móvil, lo dejo caer al mar de cosas que formaban su bolso y tirando de su maleta se acerco a la chica viendo que ya había mucha gente reunida a su alrededor, al parecer ella era de las mas mayores, pero eso nunca le a importado.

-Hola guapa, soy Abigael Crownman, en representación de la tienda de rarezas Crownman.-Después les dedico una sonrisa a todos los presentes.-Encantada.

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09/03/2015, 21:06
Jessie Marley

Estando una tarde cualquiera frente al ordenador, abrí un email, en el, respondían a la petición y me aceptaban para aquella cosa de una expedición o algo así. "Pues menos mal..."

El día anterior a la fecha de quedada, recogí un par de prendas de ropa, un bocadillo por si acaso, unos bollos y algo de agua así con varias cosas más y lo metí en una mochila bastante amplia. Luego, cogí una riñonera donde metí mis cosas más personales. La pitillera, un par de chivatos, dos mecheros por si acaso, la cartera el móvil...vamos, lo típico que solía llevar.

Por fin llegó el día, tras vestirme con un chandal amplio y una gorro, llamé a mi amigo para que me llevase en coche, le di un par de besos a mi madre dormida en el sofá diciendo que ya volvería más tarde. Eché la mochila al coche me colgué los cascos por el cuello subimos al coche, que más que un coche era una tostadora con galletas por ruedas y lonchas de jamón como tapicería, pusimos la música a toda leche y nos dirigimos hacia el aeropuerto.

Al llegar al aeropuerto, por entre el aparcamiento y hasta llegar justo delante de la puerta del aeropuerto se oía al coche tomando las curvitas casi sin control, chirriando ruedas, cosa que llamó la atención de toda la gente de los alrededores y más allá.

Al detenerse, me despedí de mi amigo con un buen abrazo y tras coger la mochila abrí la puerta del coche peta en mano acompañado de un aromático humo que salia conmigo de la tostadora. Y allí plantado frente al aeropuerto, me colgué la mochila de una sola asa, completamente caída y miré de arriba abajo aquel lugar con la gente mirándome raro, sin saber por que. Le dí la última calada y entré en aquel lugar.

Di dando rodeos por el sitio hasta que donde un grupo de pitufos gente se acumulaba y una buena sirena chica acompañada de un bonito cartel señalaba que era ahí donde debía ir y me acerque a paso ligero.

-Bueno bueno, esto es una cumbre de esas ¿o que? Si hasta hay chinos por tos laos.-Pero seguí andando con la intención de saludar con dos besos a nuestra guía o lo que fuese. Luego me aparté un poco para no estar por en medio tiré mi mochila a un lado y con una reverencia a manos abiertas me presenté.

-Jessie Marley, para serviros bellas damas...-y cuando me incorporé de nuevo termine de aclarar-...bueno y chinos y demás gente. 

Luego me fijé en el chino de la cámara y me acerqué a él poniendome en el plano.

-Ostia ¿Qué? ¿Turismo? Yo, "boi of hir, calité of Budapest"-Dije en un tono bastante tonto para que me comprendiera.

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09/03/2015, 21:19
Sasha Dixon

Lo primero que hice al recibir la confirmación, fue llamar a mi jefe. Lo segundo ir de compras. Al fin y al cabo, aquel viaje era una expedición y los rumores hablaban de túneles, así que necesitaba equipo adecuado para todo lo que pudiera surgir: botas de trekking, mis playeros favoritos, camisetas, pantalones cómodos, sudaderas… No quería llevar un montón de maletas, así que conseguí meter todo el equipaje en un macuto militar que encontré en una tienda de segunda mano. Solo llevaba dos bultos y uno era de mano, me ajusté la cinta de la bolsa donde llevaba el equipo técnico. Allí dentro todo estaba seguro y acolchado: la cámara, la grabadora, la caja de voces, el lector de campos, el portátil y baterías de reserva para todo ello. Para el viaje me puse ropa cómoda, pantalones negros anchos de cintura caída, camiseta de tirantes, los playeros, una sudadera y una cazadora impermeable, por si acaso. Mientras esperaba en la cinta transportadora pasaba lista a todo lo que llevaba, preocupada por si me había olvidado de algo. Tanto tiempo organizando viajes me había provocado un pequeño trastorno obsesivo por las listas.

Vi cómo se acercaba mi equipaje por la cinta transportadora, a simple vista parecía en buen estado. Lo recogí y me dirigí a la salida, al pasar junto a una cafetería pedí uno bien cargado. El viaje desde Los Ángeles había sido largo, pesado y agotador. Durante el vuelo me había dado tiempo para dormir, leer, revisar mis notas, escuchar, música y aburrirme soberanamente. Me sentía tan entumecida, que necesitaba urgentemente cafeína. Demasiado tiempo sin café para alguien acostumbrado a tomar al menos tres antes de las 9 de la mañana.

Con el macuto, la bolsa y mi café llegué a la puerta. Miré alrededor buscando a la persona que nos recogería. No tardé mucho en ver a una chica con un cartel que estaba rodeada de gente, probablemente el resto de los participantes.

-Hola, soy Sasha Dixon de Los Ángeles.- Alcé la mano para saludar a la chica y sonreí a los demás, era un grupo muy variado, seguro que resultaría entretenido.

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09/03/2015, 22:30
Goro Gaara

Weeee!!! Soy Goroo!! Se avalanzó sobre aquellos que se habían hacercado a él y su cámara, saludándolos con efusivos choques de mano y palmadas en la espalda. Mientras, grababa con la cámara el pequeño y agradable kaos que se creaba cuando se conocía mucha gente a la vez Esto es para mi canal AfroSurfer dijo -encarando la Nikon d3300 hacia la peñita- con un inglés americano con marcado acento californiano Hagamos la olaaa!!! saltó él primero esperando que se unieran los demás... OoooOooolaaaAAaaaa

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09/03/2015, 23:05
Aurél Pataki

Tenía una leve resaca, por haber fiesteado en la noche anterior, suena la alarma del reloj que indica que es hora de levantarme, pero mi cabeza simplemente quiere explotar y solo atino a lanzar una almohada al endiablado objeto que grita aturdidor, maldiciones contra mi estado físico actual y solo pienso en ese dicho de mi tierra...(Aquel cuya sonrisa le embellece es bueno; aquel cuya sonrisa le desfigura es malo)- Creo que tu sonrisa te ha desfigurado demasiado en esta ocasión. Digo a mi ya agotada compañera del final de la madrugada, en la que no queda ni una gota de ese líquido maravilloso que la llenaba.

A tumbos y tirones trato de levantarme y en el bamboleo del suelo, recuerdo... ¡¡El viaje¡¡ y mi cabeza se venga por mi osadía de levantar la voz... busco cuanto antes un analgésico, que encuentro en un cajón de mi mesa de noche y me dirijo a la ducha a todo lo que me permite mi cuerpo en modo zombie por la juerga que ha dejado recibo de su visita.

Tomo un baño rápido y mientras trato de vestirme, camino a la cocina,  donde pretendo encontrar alguna bebida oculta en el refrigerador.

Terminado el ritual de pánico y torpe velocidad, tomo mi mochila, preparada desde el momento de recepción del mensaje de aceptación y abordo un taxi que afortunadamente ha pasado en el momento en que terminaba de salir a la calle...Al aeropuerto, por favor- Digo sin saludar al hombre, quien me sonríe en el retrovisor, notando mi angustia y prisa por llegar al destino mencionado.

Bajo del vehículo y casi olvido pagar la tarifa que marca el indicador, vuelvo hacia el hombre y entrego un billete que supera su cifra...guarde el cambio... me adentro en la terminal aérea y casi de inmediato diviso a un grupo de personas, congregadas en derredor a un cartel que no alcanzo a leer, me acerco y resulta que es el grupo de personas elegida para visitar las ruinas, parecen venir de diferentes lugares.

Hola a todos, espero no ser el último... divisando a los compañeros de viaje, mirando al final a la chica que está reclutando el grupo y aun joven que parece estar registrando todo con su cámara.