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HLCN - Casa de Muñecas II: Ruinas

Noche 5: Fortaleza

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24/04/2015, 07:52
Narrador

El atardecer llegaba y parecía llenarlos de expectativas, esperanzas, dudas, todo tipo de sensaciones inconclusas, ya que muchas de las esperanzas del grupo estaban puestas en estas votaciones.

Entonces, llegó el momento de pensar un nombre al sentir la extraña urgencia en el pecho. Todos lo tenían y fue una persona en específico que recibió el mayor número de miradas. Abigael miraba asustada y desconcertada pero antes de que pudiera reaccionar, su apariencia comenzó a cambiar drásticamente: primero, su cabello se tornó gris y largo, luego su piel comenzó a tornarse blanca y mucho mayor, por último su figura grande y femenina cambió para ser una figura delgada y alta. A pesar de ello, sabían que la sorpresa aún no acababa.

Miraron a su alrededor, buscando a esa persona que sería la capaz de ejecutar cuando vieron que Astrid permanecía en silencio, algo extraño para la chica. Con cada paso decidido que daba, su cuerpo cambiaba, su cabello se tornaba ondulado, sus rasgos se tornaban de una mujer mucho mayor que ella, con una apariencia de ser del campo y una figura más varonil.

Cuando quien solía ser Abigael se acercó a ella, la joven levantó con determinación la muñeca y el cuchillo y con cada paso que daba, le enterraba el cuchillo en alguna parte para frenar su paso. Primero los tobillos, luego los muslos, pero no parecía querer ceder. Luego, optó por enterrar su daga en el torso del hombre, por lo cual este tocó su torso pero continuó avanzando, una y otra vez pero vivía todavía. Entonces fue cuando la rubia cortó el cuello de la muñeca, haciendo que Abigael cayera al suelo medio sofocada, arrastrándose mientras su ropa se teñía completamente del todo, para llegar a la muñeca y a la ejecutora. Era persistente, eso había que sumárselo, pero los artilugio de la joven parecían cancelarse más seguido. ¿Por qué? Nadie lo sabe.

El hombre estaba a pocos metros de llegar y la mujer enterró el cuchillo en el ojo izquierdo, lo cual comenzó a diezmar los movimientos de este pero que, a pesar de ello, seguía con el esfuerzo sobrehumano de alcanzar la muñeca y cambiar su destino, su historia. La joven atraviesa el otro ojo cuando el hombro había logrado tocar sus pies y este cae inerte a los pies de su ejecutor.

Cuando menos pudieron notarlo, las dos mujeres habían regresado a la humanidad. ¿Qué pasaría con Astrid después de eso? ¿Seguiría así o empeoraría? Entonces lo notaron, Abigael había caído muerta en esta ocasión.

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24/04/2015, 08:20
Wyatt Goldberg

Wyatt miró sorprendido la escena y solo atinó a decir - ¿Qué sucedio? ¿Por qué ella? - parecía confundido, aunque en su rostro podía aún percibirse la tristeza por lo que ha pasado.

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24/04/2015, 10:11
Janko Constantinia

Atónito, observé el espectáculo. Aquello no se había hecho más digerible sólo por razón de ser presenciado cada anochecer. Al principio, cuando vi las participantes en la mortal danza, creí que sería Astrid la que acabaría muerta, pero para mi sorpresa no fue así. Según parece, Abigail había reunido más sospechas en su contra.

- ¿Y eso? - Pregunté al éter, pues sabía que nadie podría o querría responderme. Miré a todas partes, no observé ningún cambio en el lugar. Nada que hiciera presagiar que cambiaría el acontecer de los días como respuesta a aquella muerte.

En mis manos estaba el puro que me había ofrecido Luis.

- Gracias por el habano, compañero, me lo fumaré antes de ir a dormir, por si no hay un mañana. - Estaba algo aturdido por todo aquello. - Sí, yo también estoy allí. - El sentido del humor permaneció congelado en algún lugar de mi alma, durante largo tiempo. Poco a poco, volví más en mí.

- Y hablando de agradecimientos, muchas gracias por la parte que me toca. - Le dije al veterano periodista. - Si salimos de esta, le debo, como mínimo, una noche de barra libre en uno de los mejores antros de esta trasnochada tierra.

Luego miré al escritor.

- Me alegra saber que ha sido usted liberado. Y más aún entender y encajar la incompresible defensa del húngaro por su parte.

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24/04/2015, 11:44
Astrid Moonshine

Astrid no podía creer lo que había pasado, sus manos estaban llenas de sangre, sus respiración agitada, su corazón con fuertes latidos rítmicos buscaba salir de su pecho, apretó los labios y cerro los ojos, levanto la barbilla mientras sus pulmones se llenaban, una sonrisa se dibujaba en su rosto, Dios que magnifica sensación me da igual que me odiéis ahora mismo, las endorfinas y la adrenalina recorren mi  cuerpo, me siento poderosa, tan poderosa que me da igual lo falso que es Michael, por que ,uhmmm empezó a frotar su cara y sus pechos con sus manos ensangrentadas casi como entrando en éxtasis, Michael fue quien propuso “destapar a Connors” le tenia fijado en el blanco desde el principio, yo uhmmm, quería destapar a Janko, esa era mi idea o al coreano, pero…., se acaricia mas fuerte el rostro y sus cabellos los cuales se tiñeron inmediatamente de rojo, Astrid estaba envuelta como en una especie de orgasmo, por una vez en su vida había tenido el poder sobre alguien, había notado como la sangre caliente  le había salpicado el rostro y su sabor férreo besaba sus labios, aun tenia en la yema de los dedos memorizada la sensación de notar como un corazón poco a poco se apaga, como unos ojos se vuelven grises y entra sus manos una vida se va, Pero Michael prefería a Connors, así que no se cual de los dos éramos mas imbéciles, no Michael?,  suave mente como un baile siniestro empezó a mover sus manos, no abría los ojos ya que estaba embriagada de placer y de poder, ahora entiendo a los asesinos, estoy es muy placentero, es la mejor sensación que he tenido, mas buena que ver como tu Janko, pequeño hombre gastas dos votos en votar a una inocente, si quieres suicidarte hazlo, pero no gastes el votar pensando solo en que te caigo mal, así pones en riesgo al resto y Kim… creía que tus palabras eran ciertas…..

Se aparto del resto mientras se encendía un cigarro el mejor de su vida y tal vez el ultimo, pero no quería mas que disfrutar de ese momento de gloria para si misma, sin importarle el mañana ni la panda de gente que había tras de ella, solo estaba su cigarro, la sensación de euforia y la luna.

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24/04/2015, 15:29
Narrador

Las votaciones habían acabado y muchos sentían la esperanza de una salida, pero algo ocurrió que cambió el panorama. Una sensación de intranquilidad inundaba el ambiente, mostrando que aún podía no ser el momento de cantar victoria. Un disparo sonó, luego un proyectil de cola dorada salió disparado hacia un hombre asiático, de apariencia severa y temperamento tranquilo.

El hombre no alcanzó más que a alterarse cuando la bala atravesó su frente, causándole una muerte instantánea, indolora completamente. Geonwoo cayó en el suelo, mientras un pequeño hilo de sangre caía hacia un lado de donde había sido la herida.

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24/04/2015, 16:09
Goro Gaara

Goro contemplaba atónico el comportamiento de Astrid cuando escuchó el disparo y se lanzó al suelo, cuando levantó la cabeza vió el agujero en la frente del koreano.
¿Como...en pleno día? Se dirigió corriendo hacia el cuerpo del hombre y le llevó los dedos al cuello, habían visto cosas demasiado extrañas como para no intentarlo. Nada, no había respiración y negó con la cabeza, apenado. Luego miró hacia la lejanía, hacia donde fuese que estuviese mirando Geonwoo pues de ahí le había llegado la muerte.
Esto...esto es nuevo, maldita sea.

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25/04/2015, 01:23
Sophia Hall

Sophia contempló el ritual sin sorpresa ante quién había sido la elegida para sufrirlo. Se le antojó más largo que los anteriores, más lleno de cuchilladas una tras otra en aquella muñeca, hasta que terminó por apartar la mirada, asqueada ante tanta sangre y tanta muerte día tras día. 

Cuando todo terminó y el lugar volvió a la normalidad, dedicó su atención a la discusión entre Michael y Astrid, probablemente de lo más interesante que había sucedido en todo el día, hasta que de repente sonó un disparo. La joven dio un respingo y estiró la mano por instinto, buscando a Sam. Al ver caer a Geonwoo lo miró con estupor, con los ojos muy abiertos. - Joder. - Murmuró para sí misma. - Esto sí que no me lo esperaba. 

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25/04/2015, 05:18
Andrea Barbara Roots

En esta ocasión Andrea esperó la llegada del atardecer con una mezcla de incertidumbre y nerviosismo. Su voto estaba claro, y también el de otros, pero ya se había demostrado que cualquier cosa podía pasar. Por eso, desde el mismo momento en que tanto Abigael como Astrid comenzaron a cambiar ella se mantuvo en tensión, observando aquel ritual con los ojos bien abiertos.

Una vez estuvo segura de que la negra hubo caído se puso en pie, acercándose un poco para asegurarse de que de verdad estaba muerta. Una vez allí pasó la mirada por algunos de los presentes, deteniéndola especialmente en Saoko para comprobar su estado, en su hermano y en Katia. Las preguntas de Wyatt quedaron sin respuesta: él - no sabía muy bien por qué - no participaba en las votaciones, pero tampoco nunca nadie le había señalado: probablemente ni siquiera lo entendería si se lo explicase.

Y cuando acto seguido Astrid comenzó con aquel discurso desquiciado el rostro de Andy adoptó una expresión seria y analítica. Profesional. Esa chica necesitaba ayuda. Aunque no sería ella su psicóloga, eso lo tenía más que claro. Estaba valorando qué decir y cómo, cuando el sonido de un disparo la sobresaltó. De inmediato, de una manera irracional, llevó sus ojos a Sophia, para acto seguido comprobar que Salvatore y la adolescente estuvieran bien. No tardó en darse cuenta de que era Geonwoo.

- Lo peor no es que sea en pleno día. - Comentó. - Lo peor es que sea ahora, prácticamente sin opción a volver. - Valoró, observando el cuerpo. Aquella bala era similar a la que habían usado contra ella misma unas horas antes. Y sin embargo, al dedicar una mirada al cuerpo de Chechu, no parecía que este se hubiera movido ni lo más mínimo.

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25/04/2015, 06:38
Narrador

Antes de que pudieran asumir la muerte del oriental, había un extraño sonido que salía de su cuerpo, como si los músculos se estuvieran moviendo a gran velocidad. Vieron entonces cómo la bala salía despacio de su frente hasta caer rebotando en el suelo. A continuación, la herida comenzó a cerrarse, mientras la piel de Geonwoo recuperaba color.

Entonces, el sonido metálico de la bala parecía dar paso a ciertas contorsiones departe de su cuerpo, mientras recuperaba movilidad. No era tan complicado, ya que su muerte era reciente, pero el cambio era notorio. Sus ojos fueron lo último en reaccionar mientras los abría lentamente. Los miró a todos confundido, pero parecía estar bien, vivo al menos.

De repente escucharon algunos ruidos provenientes de los túneles, parecía que alguien subía por las escaleras de metal. A pesar de saber la hora, una oscuridad sobrenatural comenzó a cubrir la estancia, como si se tratara de marcar algo, el final o tal vez el comienzo de algo. Entonces, pudieron ver una figura lánguida, de cabello enmarañado posar su mirada sobre todos, como si escrutinara a cada uno en tan solo un segundo. Todos podían reconocer la figura, pero se veía muy distinta a lo que habían visto antes. Sus ojos brillaban de manera sobrenatural, imponiéndose a la oscuridad de la noche, dándoles un poco de luz en aquella oscuridad, a pesar de que aquella luz fuera más atemorizante que la bruma misma.

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27/04/2015, 21:45
Krysta Davis

La luz de la luna permitía reflejar los dorados cabellos de aquella mujer, aunque su porte era mucho más sombrío y decaído que el de la chica que antes los había recibido en la estación. Su piel se veía sobrenaturalmente blanca, su cabello desordenado y lleno de polvo, su vestimenta deshilachada y sucia, venas negras alrededor de sus ojos y unos movimientos que se asemejaban más a los de una muñeca que a los de un ser humano.

Subió los escalones uno a uno, con una dificultad que muchos se sintieron tentados a ayudarla, de no ser por su errática forma de andar y su apariencia. Su respiración era fuerte y su voz ronca, como si hubiera estado debajo de la tierra varios días.

Reía fuerte pero solo una media sonrisa se asomaba en su rostro y dijo - Sí que son diferentes, me hubieran servido más la primera vez... - rió otra vez, tal vez era una broma solo para sí misma.

Sus pies se descubrían, notando sus rodillas dobladas, dándole el toque a su caminar, pero entonces la tierra tembló suavemente, haciendo que todos se miraran y tomaran la mano de alguien, simplemente para buscar curiosidad. Un fuerte olor a cenizas se levantó mientras que detrás de ella parecían venir pequeños seres, los cuales reconocieron rápidamente como las muñecas de aquellos que permanecían muertos. Ninguna de ella tenía ojos, todas los habían perdido, además que parecían tararear una canción un tanto escalofriante. Mas cuando terminaron de salir aquellos que conocían, las sombras de otras muñecas que reconocían de las estanterías que no habían detallado, pero las cuales también carecían de ojos. Todos podían reconocer a una de ellas, sabían que los habían contactado, sabían que estaban más vivas de lo que aparentaban pero ahora entendían por qué.

Todas esas muñecas parecían trazar un camino para Krysta, hacia un lugar en específico, creando un último vals. La sensación de despedida era ineludible. Sabían que, ya fuera algo positivo o negativo, era un adiós.

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30/04/2015, 22:19
Wyatt Goldberg

Wyatt observó cómo Krysta salía y aunque al principio su andar era alegre, el primer brillo de sus ojos y sus movimientos hicieron que el pobre chico retrocediera. Fue temor lo que podían apreciar en sus ojos y más en su voz cuando tomó suficiente valor para hablar.

- Krysta... ¿Qué te han hecho? - su voz temblaba, casi como si estuviera conteniendo con todas sus fuerzas un sollozo, como si tratara de ser fuerte, de cumplir su trabajo.

- Es esa mujer de la que hablabas, ¿Verdad? - sus puños se apretaban y su rostro cambió, sus ojos se enrojecieron y sus mejillas se colorearon. En ese momento, Krysta se giró hacia él y una leve risa se formó en su rostro para decir con un tono despótico - Así que te han hablado de mí - rió mientras continuaba por el sendero que las muñecas habían dibujado para ella - Cierto, pero creo que ella podría contar más - se giró hacia Andrea un momento y luego se volvió hacia todos.

- Aunque ellas también podrían - las muñecas se dispersan mientras se posan frente a cada uno de los vivos.

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30/04/2015, 22:32
Narrador

Cada muñeca parecía tener muy claro a dónde ir, dónde estaba su lugar, cuál era su destino. Al verse entre todos, los movimientos inconscientes los habían llevado a formar un círculo que rodeaba a Krysta, incluyendo a las muñecas de los muertos, con ella de centro y las muñecas de los antiguos huéspedes en otro círculo más pequeño pero exactamente concéntrico.

Cada uno de ellos entregó su mensaje, su memoria, cada uno hizo su parte. Krysta reía mientras veía la sorpresa en sus ojos contemplando más de frente a las apariciones que habían comenzado con la historia de cada uno en ese lugar, aquellos cuyas voces solo pocos conocían, aquellos que solo podían ser invocados por el eco del dolor, la sangre y las lágrimas.

Dos de los presentes parecieron reaccionar de una manera más negativa: por una parte, Samantha se llevó la mano al pecho, justo donde se encuentra el corazón, casi tratando de acallarlo, y luego Michael abrió los ojos de par en par para llevarse las manos a la cabeza. No estaban seguros si la reacción era debida a lo ocurrido recientemente pero era un suceso inesperado.

Tras esto, las muñecas del círculo interior comenzaron a moverse a la izquierda, en pasos perfectamente armónico el uno del otro, mientras las muñecas de los muertos del círculo exterior rotaban sobre sí mismas, casi como si de una danza se tratara. Risas sonaban por doquier, llanto también y la sensación de intranquilidad se hacía más fuerte con cada paso dado por los antiguos huéspedes. Los latidos de sus corazones se convertían en los segundos, mientras estas muñecas se movían al ritmo de una manecilla de reloj. Entonces, cada muñeca regresó a su posición inicial y sus ojos vacíos se clavaron en los suyos. Tembló y todos se miraron. Sea lo que fuere, sería importante.

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01/05/2015, 00:38
Narrador

La ceniza se levantó frente a Geonwoo, donde una muñeca de cabello castaño y ondulado lo miraba fijamente, mientras detrás de la muñeca se formaba una figura traslúcida en la cual no se podían identificar los colores, mas sí sus rasgos. Delicados y apasibles, contextura delgada y ojos oscuros. Tras ella, se produjo una música que, al principio, pensaron que se trataba de la muñeca, pero parecían ser las ruinas quienes cantaban, contando la historia de la joven, una historia de tristeza, un pequeño rayo de esperanza, lucha, sumisión y destrucción. Una música tocada por el viento, interpretada por las paredes y armonizada por las cenizas, la cual permitía comprender que se trataba de sus memorias.

Entonces, el viento comenzó a soplar para alguien más, la muñeca de un hombre de cabello claro y corto, de cara redonda, formando la figura de un joven de ojos claros y mirada triste. Su canción no expresaba más que confusión y tristeza por lo perdido, además de un aroma que solo podían reconocer aquellos que habían estado muertos. El viento soplaba en diferentes direcciones, desorganizando el cabello de algunos pero quedándose junto a Samantha, quien se encontraba al frente de él.

Este viento errático parecía abandonar a la joven de cabello oscuro y ojos claros para irse a otro destino, una muñeca más peculiar que las demás, una de piel blanca y cabello azul, la cual llamaba la atención de todos, pero de un chico en especial, el cual se encontraba frente a ella: Kim, quien parecía esperar ansioso la canción. Un comienzo calmo, alegre, pasivo, incluso un poco de calor había en el ambiente pero entonces, algo más se puso en medio y se hizo violento, insoportable, feroz, además de un sentimiento de culpa profundo. La mirada del joven músico se tornó triste, como si la música le evocara imágenes más vívidas.

Una corriente más de viento interfirió y trasladó la música hacia un hombre que había llamado poco la atención, callado, meditabundo, pero pareció siempre justo: Phil, frente al cual se encontraba una muñeca de un hombre de pantalón oscuro y una camisa blanca. Tras de sí, la figura de un hombre de lentes oscuros era formada por la ceniza. La canción indicaba ansia y luego amor, esperanza, confort, para derivar en una canción solitaria y triste, mientras las ruinas querían contar otra historia.

El viento soplaba acariciando el rostro de Andrea, quien debía alejar su cabello un poco de los ojos para ver que era su turno, mientras la muñeca que se encontraba frente a sí, la miraba fijamente, una muñeca de ropajes rojos y una cola de caballo. Detrás de esta, se formaba la figura de una chica similar a Saoko, al menos en los rasgos del rostro: cara alargada y delgada, ojos de rasgos orientales y piel blanca. Su melodía era caótica, indefinida, luego se unía con una sensación de familiaridad y fraternal, para terminar en una melodía de muerte. Buscó la mirada de la chica de cabello azul, quien pareció devolverle el gesto.

Pero antes de poder seguir contemplando la escena, el viento se fue hacia una persona más, una joven de cabellera larga que había destacado desde el primer día por su profesión: Sasha. Las cenizas la cubrieron por un momento, reflejando que era su turno, mientras ella contemplaba a una figura que se alzaba frente a ella, la de un hombre de piel morena y cabello castaño, mirada fuerte y rasgos bruscos, llevando una gabardina que la muñeca a sus pies traía igualmente. Su canción estaba llena de muerte, luego de devoción, también de confusión para terminar en una ira incontrolable, la cual arrastraría solo a la muerte. Observó a Sasha y miró a la figura que se encontraba en frente de Geonwoo para luego buscar una más, una muñeca que estaba frente a la pequeña Katia.

Katia observó asustada la reacción y vio cómo la muñeca frente a sí parecía reaccionar, dirigiendo al viento hacia ella, esperando poder corresponder al hombre que parecía no haberse olvidado de ella. Una muñeca de cabello ondulado y rubio, aunque no tan claro como el de la pequeña, rasgos delicados y una vestimenta algo bohemia, que daba paso a una sombra de una chica de apariencia amable que parecía estirar su mano hacia la del hombre que le miraba, pero a sabiendas de que no podría tocarlo. Su melodía inspiraba fuerza, poder, seguridad, para luego derivar en una gran confusión y por último, terminar en resignación.

A pesar de la escena, el viento no paraba su canción y continuó avanzando, llegando hacia un joven cuya apariencia y temperamento eran bastante peculiares, uno que muchos pensaban que era japonés pero él lo negaba, Goro. Miró frente a sí a la muñeca de un hombre de cabellera un poco larga y gris y traje negro que posaba su vacía mirada en él, formando una sombra tras de sí, la cual dejaba ver unos ojos saltones de color claro. Su melodía inspiraba una gran fascinación y algo de obsesión para luego pasar a ser soledad y olvido. Quería desaparecer, así que el viento continuó su camino.

Llegó hacia una chica que sostenía su mano con la de su novia, mientras miraba que el viento llegaba a ella, sacudiendo su cabello y moviendo su ropa. La envolvía con delicadeza, como si de una amante se tratara, para luego pasar a la muñeca que estaba frente a ella. Un hombre de piel morena y cabello corto oscuro con unos ropajes que remontan al medio oriente, mientras que la sombra se forma tras ella, mostrando un hombre sonriente de ojos claros que la observa fijamente y susurra unas palabras que nadie puede comprender, tal vez solo Sophia sepa su significado.

El viento abandona a Sophia y se dirige hacia alguien más, alguien a quien cubre con mayor desesperación y violencia, para luego pasar hasta la muñeca de un chico de cabello claro y desordenado, la cual clavaba su mirada en Luis. Detrás de la muñeca, la figura de un hombre joven de rostro inquieto y ojos oscuros se formaba, tocando una tonada corta, llena de miedo e inseguridad, afán, confusión y por último, vacío. El incómodo silencio de espera hizo que se miraran entre todos, tratando de augurar lo que vendría después.

Y fue entonces que el viento se dirigió hacia una muñeca de suéter rojo, con una barba blanca y calva, la cual se encontraba de frente a Janko. Esta muñeca giraba su mirada hacia otra, una que no parecía reaccionar. Con tristeza, su canción volvió a sonar, dejando que el amor inundara el ambiente, además de una sensación de seguridad muy grande. La canción parecía llegar a su fin, al igual que las intervenciones por el momento, aunque aún había una muñeca que parecía esperar su turno.

Una muñeca de cabello rubio lacio y rasgos frágiles, tras la cual se formó la figura de una chica de ojos claros que parecía una muñeca en sí misma. Ella miró a Salvatore y las cenizas lo cubrieron por completo, curando las grietas que tenía en parte de su cuerpo y dejando solo el recuerdo de las cicatrices de su muerte. Él contemplaba sus manos sorprendidos y fue entonces cuando su canción comenzó a sonar, una canción llena de oscuridad al inicio que se dejaba ocultar por una apariencia indefensa, para luego pasar a tener mayor fuerza y terminar con una melodía confusa y decepcionada.

No todas las muñecas habían hablado, pero algunas parecían tener más vidas que otras.

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05/05/2015, 04:59
Narrador

Había cinco muñecas más, las cuales parecían no poder moverse o mostrarse como las demás, pero entonces las cenizas las cubrieron, haciendo de ellas un remolino opaco y generando cinco figuras, que asemejaban más a reflejos del pasado que a verdaderas almas cautivas.

La primera, una chica bastante joven de cabellos castaños, ojos claros y mirada inocente, la cual se encontraba frente a Saoko, luego una mujer adulta de cabello rubio con facciones que les resultaban familiares, pero esta estaba frente a la muñeca del difunto Jessie. Luego, se encontraba un chico rubio de aspecto inocente y mirada triste, quien parecía no querer separarse de aquella mujer y se encontraba frente a Richard. Quedaban dos jóvenes de cabellos rojos, aunque una de ellas parecía estar más cerca del joven rubio y destacaban sus ojos claros, mientras que la otra era de apariencia más fuerte y una mirada más fría. La de ojos claros se encontraba frente a Paco y la otra frente a Erika. Las figuras se deshicieron rápidamente para hacerse tras Krysta, mientras las muñecas

Todas las muñecas recuperaron el paso cuando Krysta rió y dijo - Creo que comprenden que no puedo dejarlos ir -.

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05/05/2015, 05:17
Mina

Aquella chica que había aparecido junto a Luis en una ocasión volvió a aparecer, como si hubiera sido conjurada por las palabras de la mujer. Se puso en el círculo y dijo - Ya no te pertenecen. Márchate - sus palabras parecían tener un eco especial en Krysta, quien sonreía con malicia.

- Siempre que estén aquí y ellos me ayudarán en esto - señaló a las muñecas mientras las figuras humanas de cada una parecían borrarse, mientras mantenía en sus manos las cinco muñecas que no se movían. Entonces, la pequeña miró a Michael y sonrió, casi a modo de despedida.

- Esto terminará ahora - Krysta hizo un gesto con su mano y las muñecas reaccionaron, volteándose hacia Mina amenazantes pero la chica no parecía asustada. Wyatt iba a ayudarle pero Mina le hizo un gesto para que se quedara en su lugar. Miró a Andrea y luego se giró hacia Krysta una vez más - La historia no tendrá el mismo final - la tierra tembló y cuando se volvieron a mirar a Mina, las muñecas se habían detenido. Se giraron despacio hacia Krysta y ella las miraba asustada, como si eso no estuviera dentro de sus planes. Las muñecas se desplazaban despacio y con paciencia al lugar que querían llegar, donde cobrarían una venganza con diez años de retraso. Krysta miraba aterrada y trataba de irse para atrás pero allí recordó que se encontraba rodeada y detuvo su marcha. Entonces, todas las muñecas, incluso aquellas de los recién fallecidos, se trepaban por sus piernas y comenzaban a aferrarse a su piel mientras Mina se acercaba a Krysta, toma su boca y la besa, para comenzar a aspirar violentamente. Veían cómo una masa de color negro parecía salir de ella, tomando la forma de esa muñeca que habían visto al principio y haciendo que la pobre Krysta cayera inconsciente.

Wyatt planeaba acercarse pero la escena seguía siendo insegura, así que se detuvo en su marcha. La muñeca trataba de levantarse pero parecía debilitada y entonces, el resto de las muñecas comenzaron a treparse en ella y a morderla con violencia, devorándola, dejando su presencia en un simple recuerdo. Entonces, las paredes de cristal que los encerraban se derrumbaron, despejando la vista de una montaña llena de polvo y piedra, haciéndoles recordar a dónde habían llegado en primer lugar.

Las muñecas de los huéspedes habían desaparecido junto con las paredes, aunque las de los caídos seguían allí. Podrían irse, pero aún había alguien allí.

Mina se acercó a Michael y le dijo - Por favor, ámame siempre - mientras su esencia se deshacía entre cenizas y quedaba en el suelo solo el rastro de su muñeca.

Notas de juego

Chicos, dejo la escena abierta para que los vivos hagan un post final y el jueves doy por terminada la partida oficialmente n.n.

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06/05/2015, 09:08
Richard Connors

Demasiadas cosas raras. Él era un hombre empírico, que no creía en nada que no viera con sus propios ojos. Pero lo había visto, era innegable. No era tan ingenuo como para no reconocer que lo sucedido solo tenía explicaciones sobrenatural.

Richard no entendía todo lo que pasaba, sin embargo, sí estaba seguro de que se habían librado. Con la astucia de Andrea y el aplomo de todos los demás que habían sobrevivido, lo habían conseguido. Supuso que con las muñecas desaparecidas sus poderes se irían con ellas. Echaría de menos traer a la vida a otras personas, no iba a negarlo, pero si era el precio para salir de allí, lo haría encantado.

-Me alegro de que esto haya acabado, y que el número de muertes- de inocentes- no haya sido especialmente elevado. Creo que podemos irnos. Vine aquí para escribir una historia, y vaya si hay una historia en lo que nos ha pasado. Aunque no creo que se la crea nadie- Miró a Sasha, la experta del programa sobrenatural- Tal vez debería olvidarme de escribir un artículo y hacer directamente un libro, una novela. A ti se te dan bien estas cosas sobrenaturales- él no sabía explicar muchos de los sucesos que les habían ocurrido- si quieres, y no te importa tener a un viejo como yo de compañero, ¿te gustaría escribir conmigo el libro? No te culpo si quieres perderme de vista para olvidar todo lo que hemos vivido aquí, pero podría estar bien.

Al terminar todo se había dado cuenta de que había estado cinco días sobrio. Para él era un récord en mucho tiempo. Se preguntó si debía dejar la bebida como agradecimiento por tener una segunda oportunidad, aunque le apetecía un trago casi más que nunca.

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07/05/2015, 23:26
Sophia Hall

Sophia contempló con ojos horrorizados a la que parecía ser aquella guía amable que los había recibido convertida en un monstruo de película de terror. Sus dedos fueron por inercia hacia el broche que colgaba de su blusa y empezaron a jugar con él con nerviosismo. Sin embargo, al ver a Sam llevarse la mano al pecho con una mueca de dolor, se apresuró a acercarse a ella para asegurarse de que estaba bien. Tomó su mano y sin soltarla giró sus ojos hacia las muñecas y las apariciones.

Al ver a aquel hombre una vez más, no pudo evitar sonreírle. - Insha'Allah. - Murmuró en voz baja como respuesta a sus palabras. No tenía ni idea de lo que significaba, pero lo dijo igualmente, a modo de agradecimiento por la ayuda que le había prestado. 

El mundo pareció volverse loco y la mirada de Sophia se dividía entre la visión de Krysta poseída y el fantasma de la niña. Cuando las paredes de cristal se derrumbaron, apretó la mano de Sam con fuerza y entrecerró los ojos intentando ver a su alrededor a través de la ceniza. Estaba dispuesta a defenderlas a ambas si era necesario, pero todo parecía haberse calmado, por fin. 

Insegura recorrió con la mirada a los presentes y el lugar, terminando por mirar a la guía, inconsciente en el suelo y después a Wyatt, suponiendo que él se encargaría de ella, si es que seguía viva. 

Las palabras de Richard le sacaron una sonrisa divertida y miró entonces a Andrea, con cierta complicidad. Sin embargo, no dijo nada, tan sólo amplió su sonrisa, como si ambas compartieran algo que los demás no sabían, y tras un breve segundo, apretó de nuevo la mano de Sam, poniéndose en movimiento.

- Voy a ver si tengo cobertura. Tenemos que llamar para que vengan a buscarnos. - Le dijo a su novia. Le dio un beso en la mejilla antes de dirigirse a buscar el móvil en la tienda de campaña, comprobando que las muñecas de ambas habían desaparecido. Casi no podía creerse que de verdad fueran libres de aquella cárcel invisible que los había retenido en los últimos días. Y mientras iba asumiendo que podrían marcharse, su pecho se iba llenando de alivio y una sonrisa se instalaba en su rostro. Más adelante el peso de lo sucedido la asaltaría por las noches, pero en aquel momento, sólo podía sentirse feliz por poder salir de allí con vida y junto a Sam.

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08/05/2015, 00:34
Andrea Barbara Roots

Al escuchar los sonidos que provenían del cuerpo de Geonwoo Andrea posó su mirada sobre él, esperando lo mejor. La bala abandonó su cuerpo y ella exhaló todo el aire de sus pulmones, consciente de lo que eso significaba. A punto estaba de darle la bienvenida cuando unos ruidos provenientes de los túneles captaron su atención. Andy miró alrededor, confirmando que todos se encontraban allí arriba. Todos menos Krysta, claro, a quien Andrea daba por muerta.

Cuando de repente la oscuridad empezó a cubrirles Andrea se encontraba al lado de Salvatore y Katia, de modo que no necesitó buscarles con la mirada para confirmar que se encontraban bien. Muda, observó a la mujer que les había recibido en el aeropuerto - o lo que quedaba de ella - hablar como si no fuese ella misma. La vio caminar a través del camino que las muñecas creaban para ella... Y un escalofrío helado hizo palidecer a Andy cuando la escuchó dirigirse a ella de manera directa. Su rostro se torció en una mueca y sus labios se apretaron. A punto estaba de responder a la mujer, sin importarle qué entidad sobrenatural la estuviera guiando, cuando las muñecas empezaron su baile primero y su canto después.

Durante los minutos que aquello duró las pupilas de Andrea pasaron de un lado a otro mientras ella se mantenía alerta cerca de su hermano, impresionada. Aún así aquel viento sobrenatural la obligó a apartarse el cabello de delante de los ojos cuando la canción de aquella muñeca capturó su atención. Y cuando todo terminó no pudo evitar mirar la muñeca de Jessie, sintiendo algo de lástima por él. La observó detenidamente junto a la muñeca que lo acompañaba, y finalmente emitió un suspiro al darse cuenta de que todo estaba terminando. Pero aún faltaba algo más. El corazón de Andy se desbocó cuando observó preocupada cómo las cenizas cubrían a su hermano. Sin embargo cuando estas se apartaron y le vio curado, sin aquellas grietas que poblaban su cara y marchitaban su mente, una enorme sonrisa apareció en sus labios. Se acercó a él para acariciar su rostro con suavidad antes de dirigirse a la muñeca que le había sanado.

- Gracias. - Murmuró, casi emocionada, antes de que los acontecimientos empezaran a precipitarse. Eran demasiadas cosas las que sucedían ante sus narices sin que Andy sintiera la capacidad de intervenir de alguna manera. Y cada vez tenía menos claro cuál sería el desenlace. Pero la caída final de las paredes de cristal marcaba el final de un encierro forzoso, y todo apuntaba a que la muñeca que habían visto en aquella primera expedición, esa que parecía culpable de todo, había sido neutralizada. De momento al menos.

Las últimas palabras de la chica a Michael calaron en el cerebro de Andrea, sin que entendiese el por qué de ellas. Pero casi prefería no preguntar.

El primero en hablar fue Richard, compartiendo la sensación de que todo había terminado. Y hubo algo en sus palabras que hizo que Andrea buscase la mirada Sophia de manera directa y con una media sonrisa. Al encontrar a la chica mirándola también sólo pudo liberar una suave risa cargada de cercanía y alivio antes de negar con la cabeza. - Un libro. - Repitió entonces en voz alta, con un deje de diversión en la voz. - Es una gran idea, seguro que a nadie se le ha ocurrido antes. - Comentó de buen humor. Después, mientras seguía con la mirada a Sophia dirigiéndose a su tienda se giró hacia Salvatore, contenta.

- Te dije que era algo temporal. - Le recordó, dedicándole una mirada llena de profundidad. Entonces buscó su mano, esperando que aquel gesto sirviese para terminar de espantar algunas de las últimas ideas que su hermano había compartido con ella. - No sabes las ganas que tengo de sentarnos juntos en el avión, cerrar los ojos, y descansar de una vez por todas. - Aseguró con una sonrisa, antes de dedicar una mirada a Katia. - Si te apetece venirte unos días, tenemos sitio en casa. - Ofreció a la chica, antes de darse la vuelta para pasar una última mirada por el lugar, observando las ruinas, los cuerpos de los muertos y aquella tienda en la que ella misma se había quemado viva.

- Por cierto, gente. - Enunció entonces, esperando llamarlos así a todos. - Antes de que nos dispersemos, o de que llegue gente, me gustaría pediros un favor. - Dijo poniéndose más seria, antes de tomar aire y liberarlo despacio, pasando sus ojos azules por todos los presentes. Por los vivos, al menos. - Entiendo que muchos querréis contar lo que ha pasado aquí, y me parece perfecto, - Empezó, antes de torcer un poco el gesto. - pero teniendo en cuenta que mucha gente no se creerá lo de los espíritus y todas las demás cosas... ¿Podríamos decir que Jessie fue una víctima más? - Preguntó, dejando unos segundos para que la idea calase en las mentes de los otros. - No espero que le perdonéis por lo que ha hecho, pero al contrario que Mike él tiene familia y amigos. - Señaló. - No me gustaría que le recordasen así.

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08/05/2015, 02:33
Phil Chekh

Lo que seria intentar pintar un cuadro y beberse una cerveza haciendo el pino a la vez, imposible... o posible, cosas de Phil, pero... ¿en serio? Nadie se lo creería, como había dicho Andrea, lo tomarían por loco. Los tomarían por locos a todos. Sobretodo aquel señor con bata blanca, si, el que tiempo atrás le recetaba medicación para babarse... seguramente estaría encantado de escuchar esta historia.

Ojillos entrecerrados con el ultimo atardecer y aquel ajetreo de vientos bailantes, el silencioso y despistado hombrecillo canadiense no se había movido en lo que parecía un trastornado y ultimo microsueño de fantasmas, tras 5 días, casi 5 noches - J-joder... -

Y es que... no todas las semanas duermes/despiertas entre maldiciones, rituales de muñecas vudú, resurrecciones y poderes sobrehumanos proporcionados por un desconsolada entidad desconocida con, bueno, gafas de sol.. ¿Esto había pasado hace una decada? Era dificil ponerse en situación, incluso estando en ella. Esta experiencia tan solo había desordenado infinitamente las ideas de Phil, pero... todo parecia favorablemente resuelto para los buenos. Y la sensacion de que había algo mas que vida y piedras en este mundo, era mas buena que mala.

Agita su cabeza tras escuchar voces, vuelve en si - Esto... yo... - se rasca una oreja, no le importaría acceder a la petición sobre el joven asesino de los canutos, de hecho... no le importaría olvidar todo esto. Tan solo acierta a decir - Bueno... espero que no pasemos la noche aquí, al menos... ya hemos tenido suficiente - Lo simbólico ahora era estar vivo, y no su reloj, estupido reloj. Levanta su cabeza el hombrecillo canadiense, para por una vez, respirar relajado...5 minutitos al menos, Phil no dejaria de ser ese Phil.

Volvían a casa.

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08/05/2015, 04:40
Salvatore Darthe

La dulce y familiar voz en su cabeza logró calmarlo mucho más efectivamente que cualquier melodía. Quizás sus primeras palabras no habían surtido efecto, quizás el recuerdo de lo que habían pasado y de sus secuelas no hubiese sido lo que él esperaba de un contrargumento eficiente, pero el ver hasta el grado de profundidad en que le entendía, y darse cuenta de que ella quería ayudarlo tanto como él necesitaba que lo ayudaran (independiente de su capacidad para admitirlo) fue lo que le convenció de no guardar la distancia que a sí mismo se había prometido.

Miró a Andrea, y mientras aquella última orden salía de sus labios y repercutía en su cerebro, le sonrió tan sinceramente como pudo. Había, quizás, una esperanza para él. Y definitivamente, había una segunda oportunidad para ambos.

A la primera vista de Krysta, Salvatore abrió un poco los ojos en sorpresa y aunque pensó en ayudarla a subir pues podía ser solo una víctima más, la similitud con una muñeca y la voz ronca que le siguió le hizo detener el corto paso que había dado en su dirección. Al momento de sentir el temblor, instintivamente tomó las manos de Andrea y Katia. Ni aunque se abriera la tierra lo iban a separar de ellas. Bastó solo la mirada de la rubia para que inmediatamente le indicara a su hermana que se pusiera tras suyo con un suave tirón, adelantándose solo un poco.

La ceniza se levantó frente a ellos, interactuando con todos, uno a uno, y haciendo que el músico se mantuviera impasible por la mayor parte del tiempo. La muñeca que buscó la atención de Katia no daba razones para temer más allá de lo escalofriante de la situación, y aunque la figura cerca de Andrea se veía más amenazante, esta última parecía razonablemente en calma. Confiaba en ella, sabía que lo buscaría si lo necesitaba. Y no pasó demasiado antes de que fuera su turno. Envuelto en cenizas, sintió la confusión de lo desconocido, pero se mantuvo inmóvil. Estaba preparado para lo que fuera a suceder. Pero inesperadamente, las cenizas dejaron su cuerpo, y al desvanecerse estas y el músico mirarse buscando alguna secuela, encontró en cambio sus cicatrices sanadas y una melodía que atesoraría por el resto de su vida. Incrédulo, se miró las manos, una amplia sonrisa en su rostro. Sano. Libre. Intacto.

Recibió con gesto enternecido la caricia de su hermana, como si todo volviese a estar en orden en el mundo. Desinteresado en el desenlace de Krysta, su mente volvía a unir los fragmentos que el mismo había diseñado, y junto a las paredes de vidrio que se derrumbaban, sentía que volvía a encontrarse con quién solía ser. O mejor aún, con una versión mejorada… si es que aquello era posible.

Un libro de posesiones de muñecas… quizás luego de esto incluso lo compraría. – pensó al escuchar a Richard hablar sobre escribir una novela junto a Sasha.

Tomó la mano que le ofrecía su hermana y la acarició con el pulgar, casi incapaz de resistir el impulso de besarla en ese mismo momento. Todo estaba bien. No podía creerlo, pero, todo estaba bien. – Y tenías razón – le reconoció, con una humildad pocas veces vista.  – De volver a casa, a nuestra vida de antes – completó, sonriendo con cariño y planeando como compensar el susto que la había hecho pasar.

Asintió ante la oferta a Katia, esperando que la tomara. Realmente no quería perder el contacto con ella, pero al menos sabía que si la adolescente no podía viajar, ellos podrían ir a ella. En momentos como este agradecía tener la cuenta bancaria que tenía.

- Me parece bien. Jessie, dentro de todo, era un buen chico. Idiota, pero buen chico.