Partida Rol por web

HLCN - Ciudad Bala Dorada.

Día 2 - Duelo al amanecer

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26/01/2015, 01:07
Director

El manto de la noche había abandonado de nuevo Bala Dorada y un nuevo día empezó a despertar los intranquilos habitantes, expectantes de que el horror vivido el día anterior fuese un caso puntual, aislado, finiquitado. Y, sin embargo, ninguna oración fue escuchada, el pueblo volvía a mancharse de sangre.

El grito de Susie obligó a una nueva reunión en el Saloon, justo en medio derribando toda mesa que se encontraba a su paso se encontraba un potrillo histérico, dando coces en un intento de deshacerse del peso de Red Hardigan que descansaba sobre el animal, cargado en él como si se tratase de un par de alforjas y en su espalda se encontraba hundido un pico salpicado de sangre y barro.

Frente al exaltado potro se encontraba el viejo McFinnigan, completamente inmóvil acomodado en un sillón acolchado y orejero, el único de ese estilo en aquel Saloon, con el rostro oculto bajo su bombín; en un primer momento todos le creyeron borracho perdido, como era habitual, inmerso en la mona que llevaba años durmiendo a cabezaditas; pero cuando la sangre que goteaba de debajo el bombín empezó a teñir la camisa del hombre, las sospechas de que también hubiese muerto empezaron a asentarse en las mentes de los presentes, que pronto fueron confirmadas al ser levantado, por el sheriff Roca, el dichoso sombrero escurridizo del viejo y descubrir en su frente un disparo que le agujeraba la cabeza, y en el respaldo del sillón: la Bala Dorada que había sido autora.

Pero todavía transcurrió más día antes de que las miradas girasen hacia el escenario, en el que se descubrió a la hermosa Rosalind colgada de las cuerdas del telón y con un tiro del mismo diámetro que el de McFinnigan en su cabeza.

Y la forastera, había desaparecido.

 Si realmente la esperanza es lo último que se pierde, todavía quedaban muchas vidas por disiparse.

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26/01/2015, 12:33
Susie Powell

Susie despertó a todo el pueblo con un grito. Al abrir los ojos, lo primero que se topó fue con Red muerto sobre un potro. La mujer se levantó sobresaltada y corrió hacia el animal, tratando de calmarlo para sacarlo del local. Intentó evitar mirar el cadáver de Red por todos los medios: demasiada muerte había visto ya.

Mientras la gente se agolpaba en su Saloon, Susie comenzó a trabajar sin parar y a dar instrucciones a todos para que sacaran los muertos de allí. Esto se está convirtiendo ya en una tradición de antes del desayuno, joder. Iba refunfuñando la camarera con aire agotado mientras intentaba mover al borracho irlandés. Había dejado todo el sillón lleno de sangre. Susie tragó saliva. A ese paso, pronto no quedaría nadie en Bala Dorada. Era obvio que había más asesinos sueltos. Y ella no quería ser la siguiente.

Esto es un desastre, vaya desastre, y el maldito sheriff nuevo está dejando que caigamos como moscas.

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26/01/2015, 13:16
Ella Watson

Al llegar al saloon, Ella se encontró con una agitada Susie. Temiéndose lo peor miró alrededor y el corazón le dio un vuelco. Oh, Dios... Dijo, sin ser capaz de articular nada más. Aquello había sido una carnicería, había tres cadáveres. Los peores eran Red y Rosalind. La mujer estaba colgada de una de las cuerdas del telón y el otro hombre sobre un potro encabritado. Era una escena macabra y premeditada.

Tras unos instantes de pánico, corrió hacia el escenario para intentar descolgar a Rosalind de allí. Se hizo con el control de las poleas de su escenario y bajó el cuerpo con manos temblorosas. Sin embargo, no fue capaz de tocarlo. Una vez hecho el trabajo miró alrededor mientras una lágrima silenciosa le humedecía la mejilla. Toda la gente que conocía estaba muriendo a su alrededor y, lo peor de todo, era que los culpables estaban caminando camuflados de amigos.

Todo esto empezó cuando llegó él. Dijo Ella finalmente, tras recuperar parte de su determinación. Tenemos que hacer algo o acabaremos todos igual. ¿Alguien ha visto algo?

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26/01/2015, 14:58
Coronel Luisiana

Durmió peor que nunca. Cuando despertó en su mullida cama, se le antojó que había estado durmiendo a la intemperie, en una trinchera, como hacía unos cuantos años.

Se desperezó con un gruñido, cerrando fuertemente los ojos al notar los rayos del sol, y carraspeó. Se quedó mirando las motas de polvo que bailaban en el haz de luz, y sintió, de pronto, una soledad enorme. Como si se hubiera despertado sin algo en su interior. Algo importante.

Con las cejas ligeramente fruncidas, se subió en su silla con agilidad, comenzó a asearse, se peinó, se recortó un poco la barba, se peinó, se miró en el espejo, y volvió a encontrar una ligera sombra en su rostro. Sacudiendo la cabeza, y pensando que aún estaba adormilado, se fue hacia el comedor para tomar un desayuno rápido.

Cuando notó la ausencia del periódico, torció el gesto, y tragó saliva con dificultad. Con el estómago algo cerrado, tomó el desayuno, y giró su silla para salir de la casa, pensando en lo que le depararía el nuevo día.

Empujando las ruedas, se movió, poco a poco, por entre los obstáculos de la calle principal, y se acercó al Saloon escuchando un alboroto poco habitual allí.

Pero, ¿qué…?

Entró de espaldas, como hiciera la otra vez, y contempló la escena con la respiración agitada, y la mirada perdida.

No… No puede ser— murmuró, mirando el cuerpo de Red y el de Rosalind. Y el del viejo irlandés borracho.

Despacio, empujando su silla de ruedas, pestañeó varias veces, notando el vacío aún más acuciante, como si el agujero se estuviera haciendo más grande a medida que se acercaba al cuerpo de Red.

Giró de manera precipitada su silla, y contempló a los presentes, clavando sus dedos en los reposabrazos, sus nudillos blancos.

—¿Quién lo ha hecho? ¡¿Quién?!— gritó el exmilitar, furioso. 

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26/01/2015, 15:00
Reverendo Adam Strong

Un nuevo amanecer llegó, y el reverendo despertó en la iglesia, lleno de urgencia y miedo. Se había dormido en una butaca, intentando proteger a los críos por si alguien entrase. Cerca de su mano una pistola, y un par de muebles contra la puerta. Cuando el sol declaró a través de las ventanas que el nuevo día había llegado él se puso en pie y fue a ver a los chavales aún dormidos. Luego se arregló un poco y se puso en marcha al Saloon.

Lo primero que el reverendo hizo tras atravesar las puertas abatibles fue ver el potro sobre el que Red estaba montado. Dando un paso atrás por la impresión volvió a entrar, esta vez con cuidado, ayudando a Susie a tranquilizarlo. - Yo me encargo de él. - Dijo con voz seca y un enorme nudo en el pecho. - ¿Alguien puede descolgar a Rosalind? - Pidió después, sin darse cuenta siquiera de que Ella ya estaba en elllo. Empezó a sacar entonces al caballo fuera e hizo un gesto a Stolesouls, pidiéndole ayuda para desmontar a Hardigan.

Al escuchar los gritos del Coronel le echó una mirada compasiva y emitió un suspiro, reforzando su idea de tratar a Hardigan con cuidado.

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26/01/2015, 15:04
Wyatt Stolesouls

Pudo sentir que, a diferencia de lo que contaban las leyendas y los cuentos, no traería consuelo alguno la luz de un nuevo día, que tan solo arrojaría su intenso brillo para desvelar y tornar en realidad las pesadillas sin forma de la noche.

No es que Wyatt tuviese un sexto sentido para éstas cosas, ni que supiera más que el resto, pues no era secreto que la muerte se había encariñado de ése pueblo y que no se iría mientras quedase amante con vida.

El fotógrafo llegó a tiempo para ayudar a levantar a los cadáveres y apartarlos de la vista con respeto. Solícito, como siempre, ponía su colaboración y energías allí donde fueran más necesitadas. Así que a la llamada del Reverendo Strong, estuvo ocupado participando en dar el mejor reposo posible al cuerpo quebrado de aquél desdichado.

Escrutó a los presentes mientras entre los dos llevaban el cuerpo inerte fuera del local. –No veo por parte alguna a ésa, la cazarrecompensas.- Observó. -¿Se habrá ido? No me extrañaría y no puedo culparla. ¿Quién querría quedarse en éste infierno?- Negó con la cabeza sin aliento. Pero, por alguna razón, él mismo se seguía sintiendo atado a aquél pueblo maldito.

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26/01/2015, 23:05
Rocky Roca

- ¿Quién quería quedarse en este infierno? - repitió con sorna el Sheriff Roca - ¿Quién? Seguramente la mitad de los que se han ido. - secudó sus propias palabras arqueando una ceja.

- Verán señores - detuvo su habitual masca y buscó bajo su chaqueta la pistola que guardaba sota brazo- a estas alturas creo será mejor que les advierta que no deberían fiarse ni de su propia sombra - cargó una bala en el tambor del revolver y lo hizo girar - porqué nada es seguro, - se acercó el arma a la sien y disparó un primer tiro vacío - nunca sabes como se puede manifestar la muerte, - apuntó al pequeño cody y disparó de nuevo con un resultado fallido - ni lo que un hombre desesperado es capaz de hacer para salvar la vida de su ser más amado: sí mismo. - apuntó a Susie, nuevamente sin resultado fatal - Huir, largarse de aquí, no tendría sentido alguno... - apuntó a Jame E. Riley y disparó, colocando esta vez una bala en su cabeza.

El sheriff dejó caer el arma, que resbalara de sus dedos, como si su mano se hubiese desalmado; el golpe del revolver con la madera del Saloon se difuminó en el estruendo de la explosión de pólvora.

Rió una única nota, como un suspiro cínico - Suertudo. - comentó antes de largarse.

Notas de juego

Aunque lo parezca no ha sido gratuito. 

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27/01/2015, 13:18
Coronel Luisiana

Cuando el coronel tuvo la oportunidad de ver cómo pasaban las doce en el reloj, sonrió de manera lobuna. Miró el cuerpo inerte de aquel hombre, y giró su silla de ruedas, dándole la espalda.

Con su movimiento característico, entró en el Saloon, y empujó la silla despacio, sintiéndose como si acabara de nacer, como si alguien le hubiera dado la oportunidad de seguir viviendo, y de compartir las experiencias que la vida otorgaba. Al fin y al cabo, aunque el coronel hubiera tardado en verlo, la vida era un regalo. No sabía de quién, y tampoco entendía por qué, a veces, ese regalo podía estropearse, pero lo era. Y debía considerarlo tal.

Miró a su alrededor, contemplando los rostros de los demás, y abrió la boca para decir algo. Pero se vio interrumpido por el sheriff.

Fijó su mirada de ojos claros en él, y volvió a sonreír, frunciendo el ceño, pensando en las intenciones que aquel hombre tenía en su interior.

Cada latido que notó más fuerte en su pecho, fue un tiro fallido. Tragó saliva, e iba a detener al hombre, cuando vio que apuntaba a Riley. Se contuvo. No dijo nada. Y su omisión y pausa, ocasionó la muerte de aquel hombre.

El coronel ensanchó la sonrisa. Era lo que esperaba. Había sido así su deseo. Tenía claro que aquel hombre no era trigo limpio, y serviría como muerto mucho mejor que como vivo: dando de comer a los gusanos.

Riley era uno de los perpetradores de las muertes de la noche— comenzó a decir el coronel, moviendo su silla despacio—. Lo he señalado, y he considerado que este día no tendríamos que votar. A nadie.  

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27/01/2015, 13:33
Wyatt Stolesouls

Agradeció la inesperada presencia y la sorna del Sheriff Roca con un visible gesto de desagrado que rayaba la repulsión. De ser otro, quizás incluso le habría escupido, o a él o al suelo. –Lo dice como si usted no fuera responsable de parte de ellas.- Replicó referente a aquellos que se habían ido. Wyatt disparó aquél arriesgado y mordaz comentario con una gota de sudor que revelaba hasta qué punto lo incomodaba, a pesar de que su voz y su comentario intentaron sonar seguros de sí mismo.

Poco esperaba la escena que estaba a poco de presenciar. El autodenominado Sheriff, que tan poco satisfacía a los habitantes de Bala Dorada, prosiguió su disertación haciendo caso omiso, propinando a su público involuntario otra muestra de espectáculo grotesco por el cual deberían todos odiarlo.

El fotógrafo lo contempló con el rostro desencajado. Incrédulo cuando estuvo dispuesto a inmolarse. Cuando dirigió la pistola al pequeño Cody, abrió los ojos asustados y estuvo dispuesto a lanzarse a su auxilio, pero no llegó a tiempo. Helado quedó cuando buscó una nueva víctima, ésta vez salió a la carrera intentando interceptar la bala qué por fortuna no llegó a salir del cañón, pues no había tiempo para nada más. El lavandero gruñó cabreado. No contento con su fachendería Rock apuntó y disparó al último haciendo ésta vez sí, blanco contra otro ser vivo.

El fotógrafo que nunca había sido hombre de mucha acción. Se había lanzado contra él, dispuesto a arrancar el arma de sus manos pero tampoco fue lo suficientemente rápido, quedando estupefacto a mitad del camino. Impotente.

Lo que si fue rápido fue a recoger aquél arma que había soltado al suelo. Stolesouls nunca había empuñado un arma, se notaba mientras la sujetaba con ambas manos temblorosas, pero en su mirada se dibujaba convicción.

Y dispuesto a librar al pueblo de una de las plagas que los azotaba.

Apretó el gatillo.

¡Click!

Pero el arma estaba vacía. Solo estaba cargada su frustración.

-¡¡¡Será bastardo!!!- Gritó evidenciando una cólera que nadie había presenciado en él. Como un hormigueo sintió la rabia extendiéndose por su interior. Aquél hombre pagaría por sus crímenes aunque el azar había hecho que se liberasen de otro de los asesinos.

Entonces, le llegó la declaración del Coronel, y si bien creía que aquél lisiado había acertado en su objetivo, aquello no borraba en nada el furor que sentía y el odio que sentía por el hombre que falsamente representaba la ley. Esas no eran formas. había puesto en peligro a inocentes. Era imperdonable.

Notas de juego

Edité para incluir la intervención del Coronel, que posteó mientras escribía. XDDDDD

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27/01/2015, 13:51
Reverendo Adam Strong

Adam Strong dedicó una mirada fácil de descifrar al fotógrafo cuando él habló sobre quién querría quedarse en ese infierno. Él. Él quería quedarse al menos el tiempo suficiente para saber que la gente que le importaba estaba segura. Luego no le importaba marcharse, ya fuese a caballo o con los pies por delante.

Sin embargo, cuando el Sheriff les interrumpió, aquella expresión se borró del rostro del hombre de Dios para dedicar a aquel supuesto agente de la ley una mirada cargada de odio. Pero esa mirada no fue nada en comparación a lo que vendría después, al escuchar su disertación y ver cómo apuntaba y disparaba a unos y otros. Incluso a Cody.

La reacción del reverendo no se hizo esperar: sin decir más echó a correr hacia el Sheriff, y aunque cuando llegó adonde él se encontraba ya había disparado el arma no se cortó un pelo a la hora de darle un puñetazo en plena nariz, rompiéndosela con todas sus fuerzas.* La sintió crujir contra sus nudillos, así como la candente furia de su pecho pasaba a ser un enorme foto de dolor en su mano. - Maldito hijo de cien putas. - Le dijo, maldiciendo como no había hecho en años. - Vuelve a acercarte a él y estás muerto. - Aseguró, aún contraviniendo todo lo que predicaba. Su mano estaba dolorida y ahora ambos manchados de sangre, pero aquello no era importante: lo único relevante era que aquel hombre no volviera a acercarse a Cody. Nunca.

Dicho eso alzó la mirada buscando la del pequeño. - Ve a casa, Cody, ahora voy yo. - Le dijo antes de dirigirse a los demás. - Alguien tenía que hacerlo.

Notas de juego

*Acordado con la directora.

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27/01/2015, 14:35
Wyatt Stolesouls

Aquél hombre que jamás había hecho daño a nadie, por una vez le hubiese gustado de participar de romper la nariz a aquél patán que habían puesto por Sheriff. Con los ojos entrecerrados imaginó de propinarle otro puñetazo, pero había gente que no merecía contemplar tal espectáculo de violencia "gratuita".

Wyatt contempló poco satisfecho como el hombre se iba. ¿Serviría una nariz rota para frenar los actos propios de un loco?¿sería suficiente castigo y le pondría suficiente miedo al cuerpo para que dejase tranquilos a los inocentes?

El fotógrafo no estaba dispuesto a arriesgarse. Así que llamó a la camarera, para que supiera que dejaba pagada su bebida sobre el mostrador. No era muy hecho a la bebida, así que a falta de saber lo que le debía a la señorita Powell sobradamente sin preocuparse por ello, y se dispuso a salir tras ese hombre, con la intención de dejar las cosas claras. De una vez por todas.

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27/01/2015, 15:16
Susie Powell

Susie estaba bañada en sudor ante lo que acababan de vivir. El aire olía a polvo y a sangre, y sentía alivio de que las víctimas hubiesen sido quienes habían sido, y no otros. La pistola del sheriff apuntándola a ella la hizo palidecer. Después de eso, todo se sucedió demasiado deprisa.

Lo que más impactó a la camarera fue ver cómo el reverendo le partía la nariz al sheriff, aunque no pudo evitar sonreír disimuladamente. Se acercó corriendo por si ambos hombres estaban dispuestos a enzarzarse en una pelea. ¡Alto! Ya no hay nada más que ver aquí. Susie recuperó rápidamente sus papeles. ¡Todo el mundo a limpiar este desastre! Y tú, padre, ven conmigo al Saloon a que te vende la mano.

Le cogió con firmeza por el brazo y le obligó a entrar en el Saloon, sentándolo en la barra mientras sacaba unas vendas y un poco de alcohol desinfectante. Ha sido genial, le susurró con una media sonrisa.

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27/01/2015, 15:20
Ella Watson

El sheriff se había vuelto loco. ¿Cómo se le ocurría hacer aquello después de lo que había pasado? Ella aún no se explicaba como alguien no había acabado con la vida de aquel miserable. Incluso se atrevía a amagar con el niño. La cara de la bailarina era pura angustia. a su alrededor solo veía muerte, caos y sinsentido. Finalmente fue Rilay el que recibió el disparo.

Temblando, miró a todos los presentes, todavía sin llegar a creer que nadie hiciera nada, pero fue entonces cuando el coronel habló. Tras escuchar sus palabras, la joven miró el nuevo cadáver y solo pudo pensar ¿y por qué no? Todo aquello era de locos, cada vez quedaban menos y las muertes no hacían más que sucederse.

En medio de tanto caos, el reverendo hizo algo que se debía haber hecho hace mucho tiempo. No servía de mucho, no iba a traer de vuelta a los muertos, su negocio se había arruinado, pero al menos quitaba parte del regusto amargo que se le había quedado después de la escena.

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28/01/2015, 12:55
Coronel Luisiana

Contempló la escena como si estuviera en el teatro. Mirando la actuación de los actores, sus gestos, su intensidad, su tono de voz… Le gustaba el teatro. No recordó cuándo fue la última vez que fue a una función, y disfrutó de la obra.

Salió de su ensimismamiento cuando lo notó. Tenía como una especie de sensibilidad para esas cosas, y sabía cuándo debía intervenir. Aunque ya no fuera el hombre de otrora, sabía que aún podía librar a la gente de que se ensuciara el alma con algo que lo perseguiría el resto de su vida.

¡No!— gritó el coronel, mirando al fotógrafo, y dirigiendo sus silla hacia él—. No haga algo de lo que después se arrepiente. No ensucie su alma, Stolesouls.

Pero el click fue audible para todos entre aquella quietud, y el coronel suspiró de alivio. No es que estuviera defendiendo a aquel hombre barbudo, es que no quería que un pobre diablo cargara con la muerte de un ser que no entendía de la vida.

Lo siguiente se sucedió muy rápido. Y el puñetazo lo sintió como propio al escuchar cómo la nariz se desencajaba. Chasqueó la lengua, y negó de manera imperceptible la cabeza. A la gente le faltaba templanza. Aunque, quizá, el coronel tenía demasiada después de su accidente.

Caballero, por favor, no se marche— dijo Luisiana, llamando la atención del fotógrafo—. Ha de escuchar esto.

Miró a todos los presentes, y, tras pasarse la lengua por los labios para humedecerlos un poco, y dejar de notar la sensación de sequedad, comenzó a hablar.

—Riley no ha muerto por mí*— confesó de manera clara—. El sheriff cumplía el mandato de otro ciudadano— indicó—. Sin embargo, ahora, tal y como están las cosas, no quiero que la noche caiga sobre nosotros, y esperar a que el cadáver sea el vecino— dijo con la voz seria—. Es por ello que señalo para evitar las votaciones a la persona cuya autoría pienso que posee sobre los asesinatos recientes.

Hizo una pausa. Le gustaba ser dramático, al fin y al cabo.

Thorton, yo te señalo, y te condeno a morir. 

Notas de juego

*Aclarado por la Máster :D

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28/01/2015, 19:26
Wyatt Stolesouls

Ofuscado por la cólera, no pudo oírlo cuando con su grito autoritario intentó aliviar a Wyatt de la carga de un asesinato. No así, cuando la voz del coronel retumbó a su llamada, interceptándole instantáneamente de su salida, hizo que el fotógrafo se demorase más de lo preferido al Saloon. El Sheriff Roca se le iba a escapar. 

¿Qué era lo que debían escuchar? Tan apurado lo vio en su demanda, que eso lo retuvo lo suficiente.

Ante sus palabras, Stolesouls negó visiblemente con la cabeza. El quehacer del Sheriff sólo había sido movido por el capricho de su mente perversa, no muy distinta de lo que impulsó a los tres amigotes dementes a matar un negro por diversión, y, solo el azar, había elegido la víctima.

Todos habían sido testigos. ¿O no era así?

Miró su propia mano trémula, donde aún sentía el peso de la arma de fuego que sostenía. Vacía, pero aun ávida de sangre y venganza. Abrió los dedos y de nuevo cayó como un peso muerto con sonido inconfundiblemente metálico y denso.

Por unos segundos que para él fueron más largos, el lavandero se perdió en sus propios pensamientos o recuerdos. Sin apartar la mirada del arma inerte.

Pero el militar bramaba como un director presentando su circo, y su mensaje volvió a calar en su atención. -¿Qué?- Se exclamó siendo uno más de los sorprendidos por aquellas palabras.

Tuviera o no razón Luisiana, pensó que estaban todos locos y que seguirían asesinándose unos a otros sin poder impedírselo. Había viajado buscando el lejano y salvaje oeste, y lo había encontrado, con toda su crudeza. Efímeramente pensó sobre el riesgo de los deseos.

Se giró con la voluntad de irse pero la sensación de peligro inminente y lo que pudiese ocurrir en la escena, por alguna razón: lo retenía.

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28/01/2015, 23:11
Director

Ignorado es porqué la amenaza del Coronel no caló en el croupier, que no solo mantuvo su tranquilidad sino que además cuando el coronel, a media tarde, se ofreció a retocarle el afeitado ya que se encontraba en posesión de una navaja, casualmente abierta y afilada en su mano, no encontró inconveniente alguno en recostarse en una silla, apoyar su cabeza en el hombro de Loisiana y dejarse hacer.

El Coronel en defensa del honor de su palabra primero le rasuró el sobrante de las patillas y después le rasgó el cuello.

Desangrado Thorton resbaló por el propio peso de su cuerpo hasta su regazo mecánico, bañando al propio Coronel y sus ruedas en sangre y haciendo que la silla del coronel mal balanceara deslizándose por el Saloon sin voluntad alguna, llevada por la sangre hasta detenerse por el impacto del propio Coronel en la barra.  Asimismo ignorado en qué momento la navaja que sostenía el Coronel se escurrió de sus manos y cómo terminó clavada frente a él, partiendo en dos el penique de la suerte del Coronel.

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28/01/2015, 23:56
Ella Watson

Ella frunció el ceño, sin llegar a comprender lo que había pasado. Si no había sido el Coronel, ¿quién podría haber sido? Miró a su compañero de trabajo, aquel tramposo coupier al que la gente había cogido cariño debido a su amabilidad y labia. Le costaba imaginarle cometiendo aquellos actos, pero no dijo nada como protesta.

Si cree que es culpable, adelante. Tal vez hubiera conseguido las pruebas que lo inculpaban, no lo habría hecho a la ligera. Solo quedaban cinco en aquel lugar y las cosas parecían no acabar. Cada vez más y más muertes. Ella Watson había empezado a creer que nadie saldría de allí con vida.

Más sorprendente aún fue el aplomo con el que se tomó Thorton su ejecución. Sin siquiera intentar huir, se sentó y espero su hora, pero algo no salió del todo bien. Ella corrió detrás de la silla de ruedas, sobresaltada. ¿Se encuentra usted bien?

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29/01/2015, 00:25
Susie Powell

Susie había estado intentando mantener la calma ante todo aquel desaguisado. Primero, el maldito duelo. Después, el sheriff con sus juegos macabros volándole los sesos a Riley, al parecer debido al chivatazo de algún ciudadano. Que a saber quién sería, ya que estaban cayendo como moscas. Pero ahora... Ahora el puñetero coronel había dejado el suelo de su Saloon como si fuese un matadero de cerdos, con el croupier tirado en el suelo manchándolo de sangre.

La mujer sintió cómo estaba a punto de perder los papeles. Apretó los labios con fuerza. Cerró los ojos y contó hasta diez calmadamente. Después contó otra vez hasta diez porque la primera no le sirvió para nada.

Por favor, yo solo os pido que si queréis seguir matando a gente, lo hagáis en la arena de fuera del Saloon. La arena es genial. Absorbe la sangre. No deja manchas. Se va con el viento. La pobre camarera sacó todos los cacharros de limpieza y se dispuso a quitar el olor a muerte y a sangre de su negocio. Se la veía cansada y agotada.

Coronel Louisiana, dijo en voz alta mientras empezaba a faenar, ¿se puede saber a qué ha venido esto? ¿Alguien sabe por qué el sheriff le ha disparado a Riley? Por favor, creo que ya es momento de que seamos claros los unos con los otros. Ha habido demasiada muerte de por medio.

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29/01/2015, 11:53
Coronel Luisiana

El olor. Ese olor férreo que hasta la pituitaria llega, y que uno casi puede saborearlo. De nuevo, el coronel sintió penetrar en su nariz aquel fuerte olor empalagoso, cuando rebanó el cuello de aquel crupier mentiroso e inestable. Y, aunque no las tuviera todas consigo, no podía creerse que alguien así no fuera culpable de lo que había pasado por las noches.

Sentía sus manos pegajosas y torpes cuando todo sucedió tan deprisa. Cerró los ojos, evadiéndose del Saloon, y yendo a otro lugar en su mente, más tranquilo, más pacífico, sin muerte. Sólo calma. Incluso parecía que brillaba el sol. Blanco.

Parpadeó un poco cuando abrió los ojos, y sintió la voz de aquella mujer tan cerca. Frunció el entrecejo sin entender lo que había pasado los últimos segundos, y tras ver la carnicería, sonrió con burla.

—Oh, sí— murmuró, asintiendo—. Él.

Miró a los presentes, y contempló la navaja cerca de él, apenas a un palmo. Tragó saliva con dificultad, y, sin apartar la mirada de la sonrisa metálica, dijo:

Lo siento, Susie— musitó con la lengua pegada al paladar—. Me encargaré de sufragar los gastos necesarios— indicó, sin dejar de mirar la navaja.

Alzó la mirada cuando vio al fotógrafo que permanecía allí, junto a los demás.

—¿Por qué no hace una foto de esto?— preguntó el coronel con sorna—. Puede que le pague muy bien algún periódico por la instantánea. 

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29/01/2015, 16:53
Wyatt Stolesouls

Para Wyatt era una obviedad, pero por si acaso quiso decirlo alto y claro. -Yo no he sido.- Aclaró hacía Susie, la dueña del Saloon. -Jamás daría un nombre a ése viejo, loco. Nos ha puesto a todos en peligro.- Casi escupió con rábia aquél comentario recordando como había juegado a ese juego peligroso.

Miró a los presentes, uno a uno, sopesando su posible culpabilidad que no inocencia, deteniendose un poco más en algunos que en otros. En todo ello, ignorando, por el momento los comentarios del Coronel.

-Yo iba a votar hoy, a Riley en las votaciones. Ese era el voto que habría depositado de verme obligado a emitir uno.- se encogió de hombros. Aquél asesino estaba al suelo, con un agujero entre ceja y ceja. El rostro del fotógrafo se tornó lívido por unos instantes. -El Reverendo lo sabía.- Terminó diciendo por si él podía aportar algo o sabía quién sería.

Luego, se giró al coronel. -Lo siento, Coronel. Ninguna fotografia podría documentar la tragedia al completo de ésta escena. Por desgracia, la luz no capta el rojo, solo el blanco y el negro. Y todo aquí parece oscuro.- Concluyó con amargura, tornándose de nuevo hacia la puerta para salir de allí. Preguntándose si con una carrera aun alcanzaría a ese patán autodenominado Sheriff.