Partida Rol por web

George había pasado mala noche, se había quedado dormido viendo el Rey León y esa película se había adueñado de sus sueños. Por suerte para él Morfeo le abrazó antes de ver la caída de Mufasa, no toleraba esa escena, no importaba cuantas veces la viera que siempre conseguía humedecerle los ojos.

Sin embargo, la maldita escena se repitió las suficientes veces en su cabeza como para que Scar empezara a amoldar su cara hasta mostrar la de Ramsey, y cada vez que Mufasa se despeñaba le sonreía directamente a él.

A la séptima caída consiguió levantarse, algo sobresaltado y pensando en leones. Rugió por la contractura que la mala posición en el sofá le había causado en el cuello y se levantó maldiciendo a Scar.

Se apresuró a buscar un bolígrafo, y empezó un borrador.

Jaime y Ramsey se encontraban en las murallas completamente en silencio observando el horizonte e intentando adivinar en por que punto del mismo se asomaría el primer rayo de sol.

- Allí - señaló Rmasey hacia una dirección aleatoria llamando la atención de Jaime. 

- ¿Dónde? - preguntó Jaime asomándose entre las almenas 

y resbalándose con su propia capa dorada se precipitó al vacío, sin embargo, como buen león, sacó sus garras y las enganchó a lo primero que encontró que en este caso fueron las manos de Ramsey. – Ayúdame hermano* - fueron sus últimas palabras antes de que el bastardo Bolton levantase violentamente sus manos y le despidiera con una sonrisa burlona en los labios que a la vista de Jaime cada vez era más lejana.

- oh, mira ahí está – comentó para sí mismo Ramsey descubriendo la salida del sol.

Pero aquella capa de luz dorada extendiéndose por las aguas que bañaban la fortaleza roja no fue una visión satisfactoria para él, Ramsey quería apreciar el resultado de su obra, quería apreciar un mano rojizo de esa sangre mugrienta que debía correr por las venas de Jaime Lannister, así que se asomó por las almenas en busca del cuerpo deshecho del joven león.

Tal ofensa no fue perdonada por el astro sol que despechado le cegó los ojos impidiéndole ver una alabarda que inexplicablemente se liberó de las cuerdas que la sostenía decorando un pequeño torreón. Mala elección decorativa que descendió con fuerza sobre la cabeza del bastardo arrojando la mitad de ella a los brazos inertes de Jaime.

Martín sonrió y se levantó a por un café, se había deshecho de dos personajes ¿solo dos? Pensó saboreando su mocha cappuccino con un toque de canela en rama. 

Se mesó la barba de regreso a su manuscrito. 

- Veamos....Estaban asediados, algunos revolucionarios habían conseguido entrar y Varys lo sabe todo...¡Al lío! - se alentó y continuó la novela.

Los rayos de sol empezaban a filtrase por las vidrieras de la sala cuando Lord Varys volvió a mezclarse entre los presentes.

Caminó con pasó ágil, algo poco habitual en su persona y de nuevo su primera acción fue escalar las escaleras que llevaban al trono. Sacó de su manga un pergamino que chorreaba tinta roja.

- Un cuervo ha traído este mensaje. - comentó con una cierta sonrisa divertida en los labios cuando pronunció cuervo. - La era de los reyes ha muerto. - leyó sin entonación alguna y luego dejó el escrito sobre el trono de hierro.

Esa extraña pronunciación en la palabra cuervo que a todos os había chirriado en las orejas cobró sentido cuando unos hombres trajeron el cuerpo de Benjen Stark envuelto en una sábana.

Benjen era el cuervo a que Varys se refería y la incisión en su pierna, o mejor dicho, el rectángulo de pierna que le faltaba apuntaba a que aquella cavidad había sido el estuche del pergamino. Le habían usado literalmente de cuervo mensajero.

Uno de vosotros había muerto haciendo guardia en las puertas de la sala, dentro de la sala. era fácil deducir que su asesino se encontraba entre vosotros.

Se levantó esa semana con el primer rayo de sol, pues era aquel el más dulce y reconfortante.

Aprovechó el descanso para tomar un baño, recordando la profecía que el fuego le había dicho esa noche. Al salir en la mañana, pudo ver a aquellos que habían muerto, aunque Benjen parecía haber sido asesinado dentro del castillo. El bastardo de Bolton y Jamie Lannister parecían ser víctimas de incursiones nocturnas.

Miró a los presentes y luego a Stannis - Mi señor. El Señor de la luz me ha advertido en sueños sobre la tragedia que rodearía la mañana - dijo con el mismo tono neutro que caracterizaba su voz.

- Esto sólo puede deberse a una cosa: tenemos renegados entre los presentes - habla fuerte, de manera que se le pueda escuchar en el lugar. Sentía a su señor con ella y no tenía miedo, pero las dudas agolpaban a los presentes, incluso a ella quien el Señor de la luz no había dado una directriz clara de quién había sido el artífice de esta barbarie.

Sin importar todo lo acontecido la noche anterior, despierto por la mañana invadida ante los primeros rayos de sol. El día resultaba ser abrumador para mi, otra vez debía participar de la reunión escuchando las tediosas conversaciones entre los nobles y sus desdichadas casas. Me dirijo hacia el hall, escucho las palabras de Lord Varys atentamente, sin remordimiento daba a conocer los nombres de las personas que habían fallecido misteriosamente dentro de estas paredes, explicando los hechos acontecidos.

 Para mi sorpresa y enojo, descubro que mi hermano estaba entre ellos. No dudé en solicitar estar a su lado en este último momento, al menos despedirme. Quería abrazarlo con ganas, llorar a solas mientras le dedicaba una maldición al culpable que seguro se encontraría sonriente entre nosotros. -Malditos desgraciados, lo pagarán y yo seré quien se encargue de esta situación que me ha dejado sin alma, sin vida...- decía entre susurros que sólo yo podía escuchar mientras me dirigía hacia el lugar donde estaba el cuerpo de mi hermano.

Se levanta esa mañana con el cuerpo dolorido, pues se había pasado toda la noche en vela vigilando que no entrara nadie. Sabe perfectamente la cantidad de enemigos que tiene su familia, y que no dudarían en matarle a él o a su abuela. Cuando se levanta por la mañana y descubre los muertos, no puede evitar un pequeño suspiro, pero al momento vuelve a ponerse tenso.

Entonces tenía razón Lord Varys... Están dentro y quieren el trono. Mira a su al rededor, ¿quien podría ser el asesino? y... ¿Estaría solo? ¿O vendría acompañado? Traga saliva y se pone al lado de su abuela, sea lo que sea, haría lo posible para protegerse ambos y salir con vida de ese lugar.

Al llegar al Salón del Trono y escuchar lo que Varys tenía que decir enarcó levemente las cejas, sorprendida, pero más que por lo que había ocurrido, por no haber pensado que aquel asunto podía haberse dado allí dentro también. Si había revolucionarios fuera, ¿qué les impedía estar dentro también?

Sin duda el responsable se divertía a juzgar por el cadáver del hombre.

- Pobre muchacho... -Cerró los ojos durante un momento al ver pasar el cadáver de Benjen Stark y posó una de sus manos sobre la de su nieto.

Los rayos de sol me daban en la cara por lo que di a entender que era hora de estar levantada. Me dirigía hacia el salón del trono y mientras me sirvió una doncella un café recién caliente. Llegue al salo y no me daba buena espina al ver algunas caras de la gente que estaba en el salón.

Oí de lejos a lo que dijo Varys que había fallecido Benjen Stark …  Me quede blanca al escuchar el nombre del fallecido, tan solo era un pobre hombre. Demasiadas muertes para un nuevo día… Seguia escuchado a lo que decia Varys y por lo visto el asesino esta entre nosotros, no me era de extrañar que  la gente quisiera apoderarse del trono, todos quieren llegar a lo alto y ser lo más importantes del reino.

Cuando el sol cruzo su ventana, encontro a Bryden vestido y preparado. Sentia que no habia dormido mucho anoche, demasiados asuntos sin resolver para su gusto. Llegando al salon del trono se dio cuenta de que no habia llegado de primero, pero prefirio no interrumpir a Varys que al parecer tenia datos de las muertes que ocurrieron anoche.

No podia negar que la muerte de un leon y un sicopata, le afectaban poco y nada. Pero tenia la suficiente etiqueta para no dar un comentario en especial con su hermano al lado del muerto. Lo del cuervo si lo consterno, haciendolo examinar el estado del pobre hombre. Los tenemos y quien haya sido responsable de esto tiene un oscuro sentido del humor.

Nada más despertarme lo sentí. Algo se había torcido en el ambiente, un silencio inquieto mucho más callado que el habitual. Era como si el propio silencio intentara guardar respeto por alguien, y eso solo significaba una cosa, un nuevo caído.

Tras perderme por entre los intrincados corredores del palacio llegué justo cuando Varys relataba el suceso.

Al oír la voz de Olenna me acerqué a su lado y torpemente intenté agarrarle de la mano.

- Lamento su pérdida. Benjen era un buen hombre, su papel en el muro fue... Era un buen hombre.

Dicho esto me retiré pensando en lo sucedido, algo me inquietaba aún más que el propio hecho de presenciar un asesinato, alguien había dicho algo de traidores... ¿Significaba aquello que iban a haber más asesinatos? Lo que faltaba por ver, no ha habido ya suficiente tensión y derramamiento de sangre entre las Casas como para que ahora un grupo de fanáticos se ensañe de esta forma.

El Gnomo tardó en dormir aquella noche. Pese a que había conseguido (al fin) una jarra de vino y algo de jamón dulce para llevarse al estómago, su mente no estaba tranquila. Se le puso una arruga perpetua en la frente durante horas, mientras las estrellas se movían y la luna cambiaba en el cielo.

Dando un último trago a su jarra, se sorprendió al notarse los párpados pesados y, finalmente, sin el calor de una mujer y sin su dulce voz, terminó durmiéndose.

Se levantó tarde, como acostumbraba. Tardó en salir de la cama adoselada y dicidió vestirse pensando en que no era necesario provocar a su familia para que lo miraran con desaprobación.

Sin embargo, cuando llegó a la Sala del Trono, lo que vio no fueron ojos reprobatorios, sino lágrimas de venganza.

Anadeando por entre el mar de piernas, llegó hasta donde estaba su hermana Cersei, y pensando en si reconfortarla de alguna manera, decidió no darle unos golpecitos en la espalda para animarla, sino que se dirigió de nuevo hacia el Trono de Hierro. Se sintió, de pronto, cansado, como si hubieran pasado largas estaciones desde que se levantó hasta que logró sentarse, no sin dificultad, en el Trono.

Desde allí, miró a los presentes, se pasó una mano por la barbilla, miró a Sandor con complicidad, y dijo de una manera clara:

-Un Lannister ha caído. La mejor espada de los Siete Reinos ha dejado este mundo para reunirse con los dioses- hizo una pausa y suspiró-. Preparémonos, pues, para combatir a la sombra que nos acecha.

Tragó saliva con dificultad y miró a Eddard, abatido. Las palabras resonaban mil veces mejor en su cabeza que si terminaba por pronunciarlas, por lo que calló. No se atrevió a decir nada al Guardián del Norte sin que sonara ridículo. Al final, se aclaró la garganta y, pese a que fue un ligero murmullo, se escuchó claramente en la sala:

-Lord Stark, hoy hemos perdido ambos a hermanos. Ello no nos unirá, pero hará que tengamos un aliciente común para lograr una venganza justa y honorable.

Había pasado una buena noche y conseguido dormir tras el parloteo constante del concilio que de un día para otro se había armado, analicé la muerte de Benjen, pues aunque era Stark como yo, hace tiempo que cambio de capa por una aun más norteña.

-He estado tratando de recordar las palabras de Benjen Stark, y he llegado a la sencilla conclusión de que era un hombre de pocas palabras, hablo muy poco. He intentado recordar si se había enfadado  o atacado a alguien para ver quien querría verlo muerto y he llegado a una conclusión a la que podéis llegar todos si hacéis un poco de memoria. Con el único que se "peleo" fue con Tyrion. Intentad haced memoria y me daréis la razón. Puede que no sea gran cosa- dije- sin embargo es la única pista que tenemos al menos que alguién sepa algo más que no quiera contar. Tal vez si ahora me preguntaran quién lo mató, dudaría enormemente, pero el único que tiene pruebas en contra, aunque muy pequeñas insisto, eres tu Tyrion- digo señalando con el dedo a aquel pequeño personajillo.

- Maestre, aunque lamento la pérdida del muchacho, no estaba emparentado conmigo. Que yo sepa. -Miró a su nieto y sonrió levemente.- Estoy segura de que Lord Eddard apreciará mucho más este gesto. -Miró a este último.- Una auténtica lástima...

Luego su mirada se posó sobre Lyanna. Hoy iba el asunto de Starks.

- No es por defenderlo, eso bien lo saben los Siete, pero permítame decirle Lady Lyanna que no creo que pudiera estar más equivocada. No lo sé a ciencia cierta, pero si de algo tiene fama Lord Tyrion, a parte de impertinente -le miró con gracia- es de inteligente. Y no creo que matar a alguien después de haber tenido un altercado con él entre dentro de tal virtud.

No puedo mirar el cuerpo de mi tío sin apartar la vista, aunque se hubiera unido a la guardia de la noche seguía siendo parte de mi familia y siempre había sido bueno con todos sus sobrinos. No se merecía acabar así: 

- Padre... - Me acerco a él buscando una mezcla de protección y consuelo.- Dime que se hará justicia, dime que el responsable de esto no quedará libre...

El eco de las palabras del maestre llegan a mis oídos, eran el pésame que se da cuando muere alguien a quien apenas conoces y eso que Benjen le había defendido cuando sus aspiraciones al trono habían levantado las sospechas de Lord Tyrion, pero eso parecía no recordarlo. La tía Lily acusó a Lord Tyrion con quien mi tío se había estado peleando, ella también estaba dolida por la muerte de su hermano aunque no lo reconociera. Sin embargo, también era cierto lo que decía lady Olena, si Tyrion Lannister era la mitad de listo de lo que parecía y además fuera un asesino no habría matado a alguien con el que había discutido:

- El tío Benjen no había dicho ni hecho nada a nadie... No se merecía acabar así.

El alba vino con trágicas noticias para todos, y Sandor estaba atónito. Tres muertos en una sola noche, uno de ellos muerto por alguien de ese extraño concilio de casas, o eso se decía. Parecía que víctimas y verdugos compartían la sala del trono.

Cersei lloraba junto al cadáver de su hermano, rota de dolor. El Perro no era tan dado a soltar tan espontáneamente sus sentimientos, pero miró apenado al cuerpo del hermoso león yaciente: Jaime no solo había sido el ojo derecho de su padre (por delante de Cersei por ser un varón, y por delante de Tyrion por no ser... un deforme), sino que su destreza en las batallas y su maestría como caballero de la Guardia era conocida en los Siete Reinos. Sandor, con toda la delicadeza de la que fue capaz un hombre como él, tomó a Cersei de la mano durante un instante y le susurró: "Comparto vuestro dolor, mi señora. Ahora Jaime descasa junto a los Siete". A continuación, miró a Tyrion (quien estaba de vuelta en el Trono de Hierro), y con una triste inclinación de cabeza, muestra de respeto, le dió un pésame sin palabras.

El Perro se sumó a las palabras de apoyo que el enano le dirigió a Eddard Stark, y agachó la cabeza sumiso cuando las pronunció. Benjen yacía muerto como un cuervo, una irónica broma de mal gusto que solo hacía que el hecho de su muerte fuese aún más triste.

Sin embargo, ya fuese por la pérdida de Jaime, por la sospecha o casi certeza de que el asesino del cuervo se encontraba en aquella sala, o por la inquietud de que todos los presentes (incluído el propio Perro) estaban en peligro, Sandor se indignó por las acusaciones que la Stark hizo tan alegremente y se dirigió a ella en un tono no tan adecuado como su posición le requería:

- Quizá Lady Lianna debería tomarse un momento para digerir la pérdida de su hermano y no dejar que el dolor le haga proponer unas suposiciones tan incoherentes como falsas de una manera tan precipitada. Por todos es sabido, -y miró al enano para recibir su aprobación- que mi señor Tyrion aprecia a la Guardia de la Noche, y les proporciona recursos (bien recibidos por la gente del muro, por otra parte) en cuanto tiene la oportunidad. Además, y como bien dice Lady Olenna -y en esta ocasión, el Perro la miró a ella, con una simple reverencia a modo de agradecimiento por sus palabras- acusarle del asesinato de un hombre por el mero hecho de haber tenido una escueta diferencia verbal es un acto deleznable.

Hodor se había quedado dormido. Se dio un bofetón al depertarse y darse cuenta de lo débil que había sido. ¿Y si algo le hubiese ocurrido a sus señores? El señor Benjen también fue uno de los señores de Invernalia, pero él era pequeño entonces y apenas lo recordaba. Aun así, lamentó su pérdida, y se dio cuenta de cuán importante era estar alerta allí dentro.

- Hodor- dijo poniendo su enorme mano sobre el hombro de la pequeña Arya para consolarla.

Alas negras, palabras negras. Fue lo que le vino a la mente cuando Varys dijo que había malas noticias. Sin embargo, todo era un juego de palabras de aquel hombre, por decir algo, desagradable que aparentemente disfrutaba de la escena. Hacía honor al nombre por el que se le conocía, Araña, pero no fueron las únicas palabras que le perturbaron. Su sacerdotisa roja hablaba de traición.

-¿Sugieres que ha sido uno de nosotros?- en realidad tenía lógica, ya que estaban encerrados. Sin embargo, oírlo hizo que su ceño volviera a fruncirse- es una lástima que el señor de la luz solo mostrara acontecimientos pero ningún rostro de quien lo hizo- la ironía le salía cuando se sentía frustrado. Pero quiso suavizar su tono, hacer ver a Melisandre que no pagaría con ella su enfado. Sin embargo, esta vez le tuteó, como solía hacer cuando algo no le gustaba, al fin y al cabo él la consideraba especial pero seguía pensando en ella como alguien que trabajaba para él- pero si lo que dices es cierto debemos centrarnos en buscar el culpable.

Se quedó un rato pensando, pues apenas había evidencias de lo ocurrido.

-Como algunos decís, el cuervo apenas había dicho gran cosa, menos aún algo que pudiera brindarnos un sospechoso o un motivo para ser asesinado. ignoro si hay algo más, pero todo apunta a que el asesinato ha sido al azar.

Si había un traidor, su objetivo sería seguramente el de causar el desconcierto, y matar a alguien sin un motivo podría ser la clave. Además, llevaban allí poco tiempo, seguramente si alguien planeaba matarles aún no había visto una amenaza seria en nadie. No obstante, encontrarlo debía ser una prioridad. Miró a Varys, no sabía si el eunuco estaba implicado en las muertes, cosa que no le sorprendería, pero desde luego su sonrisa indicaba que sabía algo, o que le daba igual que alguien muriera. Quería borrarle la sonrisa, pero debían centrarse en descubrir el crimen.

Se maldecia a si mismo por ser en principio frio con la familia afectada, que en si formaba parte de su familia tambien atra vez de Cat. Se acerco donde se iban reuniendo los Starks, mas precisamente donde estaba Lyanna Stark. Siento su perdida, los 7 saben que haria si perdiera a Hoster. Por eso comprendo su primera reaccion pero como muchos han apuntado no seria lo mas inteligente para el enano realizar esta accion. comento en un tono serio, pero bastante amable por la perdida que habia sufrido. Si no es asi, entonces sere el proximo porque yo tambien lo confronte. Aunque talvez los asesinos hayan buscado que sospechemos de él.

Aquella noche hubo quienes no comieron, ni descansaron y, ni siquiera, durmieron.

Al salir de la Sala del Trono, los Stark se habian reunido a un mismo aposento. "Cuando cae la nieve y sopla el viento blanco, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive. En invierno tenemos que protegernos entre nosotros, darnos calor mutuamente, unir las fuerzas". Solía decir el señor de Invernalia.

Pero en cuanto Arya se durmió, Lord Stark se reunió con Benjen y algunos para asegurar el lugar. Eran pocos, pero el honor y el amor por sus seres queridos podía más que el cansancio. Espada en mano, se organizaron, se dividieron y recorrieron los pasillos, las galerias y las Salas de la fortaleza roja en busca de cualquier amenaza.
Ned le hubiese gustado afirmar que no hubo incidentes y asegurar que lugar estaba limpio, pero la notícia de la muerte y el cadáver frío, rigido, y blanco de su hermano anunciaba a gritos de que no era así.

Eddard se arrodilló a su lado y recogió una mano inherte entre las suyas. Las palabras de Varys cobraban un crudo y grotesco sentido al tornarse en realidad, al sentir el tacto de la muerte.

Fue peor que un jarrón de agua fría. El cerebro le latía y la visión se nublaba amenazándole con desfallecer.

Se sacó un guante y pasó la mano por el cuero cabelludo. Era desagradable la sensación de una cabeza sin vida. La acunó entre sus brazos y se hundió.

Hacía horas que los hermanos se habían separado, que él se había quedado aguardando las puertas, vigilando dedicado con la misma devoción y entrega que al muro, protegiendo al reino y aquellos quienes le importaban. Y ahora le devolvían un muñeco de piel, huesos y carne que se parecía a él, pero que había dejado de serlo. Y ya jamás volverían a reencontrarse, a hablar, a reírse, a beber, y a recordar travesuras de infancia.

En ese momento no era un caballero ni un guardián, ni un importante señor. Era hombre, era hermano. Se hallaba abatido.

No encontró consuelo en el dolor compartido y las condolencias de Tyrion, ni obviedad en el anuncio de Melisandre. Ni opinión en las acusaciones que Lyanna dedicó al gnomo sobre la guardia de la noche. Ni asentimiento en la réplica de Olenna. Para él, no eran más que murmullos, igualmente inteligibles que el sonido de las olas del mar. Un eco de un mundo que no era el suyo. Permanecia ajeno a todo solo centrado en lo que se le había arrebatado. Como un niño al que le golpean sin razón alguna.

Solo la tristeza de Arya consiguió sacarle del pozo en el que se había hundido. La pequeña esgrimía un temple que debería de haberle sido propio. Y de pronto, fue recordando sus obligaciones y responsabilidades.

"No". Depositó con cariño el cuerpo donde estuvo y volvió a cubrirle con respeto con la sábana. Aquello no quedaría sin castigo. Eddard y la gente del norte podían tener fama de ser fríos y ajenos a los sentimientos. Pero el puño cerrado entorno de la empuñadura de Hielo atestiguaba lo contrario. Se levantó, la miró a los ojos. Apreció sin habla que Hodor estuviese allí para protegerla.
Tomó una de aquellas diminutas manos y se la condujo hasta al pecho. -Te juro por los Dioses, Arya: "que se hará justicia". Aquí en Desembarco del Rey al igual que se cumple en el norte. Benjen fue siempre un buen hombre y veló por todos nosotros.Quién haya hecho esto no quedará impune y lamentará su suerte, yo, Señor de Invernalia y Guardián del Norte no descansaré hasta que así sea.

El pequeño corazón del enano dio un vuelco cuando escuchó la acusación de la aquella loba. Desde el Trono de Hierro era tan insignificante, tan diminuta, tan débil que lo único que tenía que hacer Tyrion era cerrar su puño y aplastarla.

Sacudió la cabeza, y pestañeó varias veces, como si estuviera algo perdido. Los llantos de su hermana le helaban las entrañas, pues no había animal más peligroso que un león herido, salvo un león herido y con dinero.

Asintió su cabeza hacia Lady Olenna, y alzó una copa invisible en su honor, agradeciéndole el sentido común. Obviamente, Tyrion no podía probar que él no lo había matado, de la misma manera que tampoco podían demostrarlo los demás. Los ojos podían mirar acusadores a cada uno de los allí presentes. Y sonrió, haciendo una mueca cuando Sandor salió también en su defensa.

-Gracias, Perro- dijo el Gnomo, recostándose en el Trono, ampliando su sonrisa-. Veo que eres también inteligente. Veo, también, que no todos lo son- hizo una pausa, dejando que sus palabras importunaran a quien quisiera ser ofendido.

Miró de manera fría a Lady Lyanna y dijo, escueto:

-Un Lannister paga siempre sus deudas.

Petyr se acercó a Cercei: "Me temo que la muerte de vuestro hermano es la peor de las calamidades, pero debo reconocer que alguien está atentando contra el norte, es como una maldicion que esta recayendo sobre el Leon y los Wargos!" Miro seriamente a la Reina: "Me haré cargo que vuestro hermano tenga la mejor de las seremonias cuando esto termine:" Tras decir eso se alejo de ella y se sento entre sus prostitutas.