Partida Rol por web

Savior llegó a aquella mesa con forma de Siete que tantas veces había visto por la tele, para encontrarse allí a un muy serio Homelander.

Si tanto tienes que ofrecernos según dices ¿por qué has llegado aquí el primero?

Se notaba que Homelander no estaba muy contento con aquella visita, sin embargo caminó lentamente hacia él, imponente. - Sé lo que puedes hacer, sé lo que podéis hacer todos. Después de todo, tenemos acceso a vuestras fichas de ingreso. - se acercó demasiado a la cara de este, de forma que solo podían verse los ojos el uno al otro, hasta que finalmente se separó y le dio la espalda. - Savior, el héroe que, a cambio de su esencia vital, puede proteger a cinco personas. - puso sus manos tras su espalda. - Pero sabes que somos "Los Siete" ¿verdad? No, los cinco. ¿O debería decir los cuatro? Porque si usas tu poder cinco veces, mueres. - suspiró. - Así que dime, tanto que tienes que ofrecernos. ¿En quien de nosotros usarías tu poder dada una emergencia? ¿Algunos de tus compañeros serían más importantes que otros?

Se giró entonces bruscamente. - ¿Y si hubieran civiles? ¿Darías tu quinta carga a otro compañero o a un civil? ¿Tan útil crees que serías para nosotros?

A pesar de que Savior podría haber considerado su expulsión algo injusto y digno de revisión, había aceptado que le escoltaran fuera de la sala sin mostrar ninguna emoción.

-No ha sido el voto de mis compañeros sino una sola persona quien que me ha traído hasta aquí.-indicó Savior, que había sopesado la idea de sentarse para tener esa charla, pero que había descartado enseguida la idea en cuanto vio la mesa. Todavía no.

Savior notaba que Homelander quería hacerle sentir pequeño, intimidado por su actitud y la información que poseía de él. Pero el héroe sabía muy bien por qué estaba allí, y todo lo que podía ofrecer. No se dejaría acobardar por nadie, pero tampoco necesitaba ser un gallito para defenderse. Así que su comportamiento siguió siendo el que había tenido con cualquier otro de los aspirantes a héroes.

-Solo puedo usar mi poder cinco veces si está cargado, sí. Pero olvidas que mi poder se recupera, y que sois los Siete. No os veo a ti o a Queen Maeve requiriendo de normal mi proteccion, no sois los más veteranos por nada. Vuestro poder y experiencia es evidente, y no lo digo por hacer la pelota. No estoy aquí para hinchar el ego de nadie.

Pero la pregunta que planteó llamó su interés. Savior se cruzó de brazos, sopesando sus palabras.

-Elegiría a un compañero. Estamos hablando de una situación de extremo riesgo si un héroe puede morir, y aunque nuestro trabajo es salvar a la gente, hay varias maneras de hacerlo. La primera es, obviamente, salvando sus vidas. Pero también necesitan gente a la que seguir, sentirse protegidos. La muerte de uno de los Siete seria un gran golpe emocional y moral para la gente de a pie.

-Así que, entre salvar a un civil, que merece ser salvado pero no puede salvar a nadie mas, y un héroe, que si sobrevive podrá salvar a cientos y miles de personas más...

Savior no consideró necesaria terminar la frase.

-Antes dije que tú y Queen Maeve seríais quienes menos necesitararáis mi protección. Pero en caso de que de verdad haya una amenaza tan grande como para poner en riesgo vuestras vidas, tened claro que utilizaria mi poder para salvaros. Incluso si no formara parte de los Siete.

Entiendo, entiendo... - comentó ante las palabras de Savior, las cuales parecían haberle gustado, aunque no se sentía satisfecho del todo.

Caminó lentamente hasta su silla, la central y pusló el botón que le comunicaba con Ashley. - Tráeme a Maeve aquí. - no dio tiempo a contestar y le dedicó una pequeña sonrísa a Savior.

Hora de saber si realmente dices la verdad.

Maeve quien no estaba siendo guardiana de la sala aquél día, acudió rauda a la llamada de Homelander. - ¿Qué quieres?

Homelander, aún cómodo en su silla, presentó a Savior. - Este es uno de los candidatos a héroe o posible terrorista ¿y sabes que me ha dicho? Qué seguramente ni tú ni yo necesitemos usar sus poderes de protección. - pero con su super velocidad agarró a Maeve del cuello. - Pero quiero demostrarle lo contrario.

Usando la misma técnica agarró también a Savior y salió volando por una de las ventanas con los dos agarrados del cuello, bastante fuerte, pero no de forma asfixiante. Era de noche, estaba oscuro y a penas se veia nada a esas velocidades, hasta que finalmente Homelander aterrizó de golpe, en una carretera que estaba al lado del mar, donde pasaba un coche con tres personas, dos padres y un bebé.

Homelander, de una patada, paró el coche e hizo que el bebé saliera volando y estampándose contra el asfalto, acabando hecho pedazos en el suelo. Los dos padres acabaron malheridos, pero seguían con vida, fue entonces cuando ocurrió lo peor.

Homelander usó su rayo calorífico contra Savior y comprobó que, efectivamente no recibió ni un rasguño. Con una sonrísa, empezó a mirar a Maeve.

Hora de salvar, Savior.

A primera vista, Savior resistió impasible a ser arrastrado volando y cogido del cuello, recibir un rayo calorífico contra él y ser obligado a ver un accidente provocado de manera completamente gratuita. Y era verdad, pues solo cuando Homelander sonrió con ojos ardientes a Maeve, Savior agarró la tela de su cuello y de un fuerte tirón le obligó a que se fijara en él. 

-Ahora que has demostrado con tu rayito la capacidad de mi poder, déjate de juegos y escúchame.

Por primera vez expresaba algo más que no fuera aburrimiento. Su mirada y tono estaban llenos de rabia y determinación. Aquella situación en la que le había puesto Homelander no le gustaba nada.

-Ya te dije cuales eran mis prioridades: voy a salvarte a ti. Tú, Homelander, la cara de los Siete y todos los superhéroes de América.-parecía escupir cada palabra, ninguna era dicha con admiración.-Así que más te vale no dejar ni un solo testigo y devolvernos a mí y a Queen Maeve a la torre.

Por la mirada de reojo que echó, estaba claro que por "ni un solo testigo" se refería a los dos pasajeros del coche que habían sobrevivido al accidente.

Que le giraran la cara a Homelander no le hizo ningún tipo de gracia, sus ojos brillaron con más intensidad que antes.

Soy el puto Homelander y hago lo que me sale de las pelotas.

Fue en ese momento cuando empezó a utilizar su rayo, empezando con los conductores del vehículo y estaba claro que en ese estado tan enajenado, iba a seguir con Maeve, Savior a penas tenía una fracción de segundo para utilizar su poder.

Mientras Homelander asesinaba a aquellos desgraciados que a ojos de Savior nunca habían tenido oportunidad de sobrevivir, el héroe miró a Maeve y la señaló con el dedo. Savior había oído que recibir una carga de su poder era como recibir un golpe de aire fresco, uno que te envolvía y te hacía sentir invulnerable. La heroína ahora notaría la misma sensación.

¡Hijo de puta, suéltame!  - gritaba mientras se zarandeaba inútilmente, tras ver como aquellos civiles se volvían un montón de nada. Hasta que el rayo la tocó y no sintió nada.

Fue entonces cuando Homelander la soltó y miró desganada los cadáveres. - Hay que recoger esto. - admitió, mientras lanzaba los restos del bebé hacia el océano.

Homelander sonrió, parecía que Savior había cumplido con su palabra. - Bien... Bien. - decía mientras lo soltaba bruscamente. - Aunque has osado, no solo desafiarme, si no también ordenarme algo. - caminó lentamente hacia el coche y de una simple patada, mandó todo hacia el océano, donde las pruebas desaparecerían para siempre.

Agarró esta vez de la capucha a Savior y lo dejó de nuevo en la mesa de los Siete. Maeve había vuelto por su cuenta, a calmarse tras el incidente, por lo que abandonó la estancia.

Has protegido a uno de los nuestros, porque al final, somos nosotros los importantes, todos esos no supers que nos idolatran solo sirven para eso, para darnos dinero, fama y hacernos más cómoda la vida. - parecía tranquilo mientras hablabla, hasta que al final se acercó muy rápido hacia Savior y le puso una mano encima. - Pero tú, te has revelado contra mí y eso es imperdonable. Ya te haré pagar, cuando llegue su momento, pero la pregunta ahora es ¿vas a decir algo de esto a tus compañeros? ¿Vas a desobedecerme otra vez? ¿O serás mi perrito obediente? - tener al ser más poderoso del planeta, tan cerca y amenazando, pondría nervioso y aterraría a cualquiera.

Savior no se movió mientras Queen Maeve y Homelander se deshacían de las pruebas, prefiriendo limitarse a un rol de observador. De todas formas, no necesitaban su ayuda. Ellos eran los fuertes, los veloces, los poderosos. Lo único que aportaba Savior era una mejora a sus ya increíbles habilidades.

Enseguida volvieron a la estancia de los Siete, tan rápido que por un momento, todo parecía haber sido un sueño o alucinación. Savior le mantuvo la mirada a Homelander, la misma que cuando le había ordenado que les devolvieran a la torre. De verdad aspiraba a ser un héroe, aunque las razones y formas de llegar a serlo no fueran exactamente puras. Pero ahora estaba frente a alguien que podía fastidiar sus planes de un solo plumazo. Su deseo de convertirse en alguien importante para la gente, aunque fuera durante unos minutos, se iría a la mierda si no pasaba por un estúpido aro.

-Guau.

Se dijo que aquel momento de humillación pronto desaparecería una vez cumpliera su cometido. Pero bajo la túnica, apretó los puños hasta dejárselos entumecidos.

Buen chico.

Comentó con la sonrisa más falsa que Savior había visto en su vida, por otra parte, el propio héroe americano no sintió que Savior le estuviera mintiendo, por lo que aquello no fue a más. - Ponte cómodo, pasarás la noche aquí y mañana volverás triunfal a la sala donde están los demás. Hay que ganarse el puesto. - le dio un par de palmaditas en la espalda y le dejó allí, para que pensara en sus futuras acciones acciones.

Aquel encuentro le había dejado con un mal sabor de boca y sintiéndose sucio. No tanto por haber protegido a un héroe tras un asesinato triple gratuito, sino porque se había tenido que dejar pisotear por dicho héroe para poder ganar algo de tiempo.

Miró a su alrededor, contemplando la sala ahora vacía. La mesa, sus siete sillas... Cualquiera soñaría con poder sentarse en ellas. Él mismo quería llegar a hacerlo alguna vez. Pero su verdadero objetivo estaba más allá, colgado en las paredes. Los cuadros. Héroes pasados, inmortalizados y recordados mucho después de que murieran o se retiraran. Sí. Ese era su lugar. Y ni siquiera tenían por qué ser los de esa sala. Le bastaba con que alguien fuera de aquellas paredes le llegara a reverenciar. Ni siquiera tenía que ser por algo bueno, o estar vivo en ese momento.

Pero primero, para eso debía ser conocido por los de afuera. Dejarse ver por las cámaras, que supieran su nombre. Cogió aire y se sentó. Estiró las piernas hasta que sonó un ligero "crack". Luego fue el cuello, los hombros... De nuevo aquel estiramiento.

Cuando lo terminó, se preguntó si habría algún otro superhéroe más por ahí. Se acercó a la puerta y puso el oído, a ver si oía algo, o incluso si podía salir.

Killgrave llegó completamente mudo a la sala donde los Siete solían reunirse. Allí estaba Homelander y lo miró con cierto desprecio. - Así que no solo has admitido que eres neutral, sino que encima te has propuesto controlar a todos ¿eh?- suspiró y caminó lentamente hacia él. - No queremos a nadie que vaya a su puta bola por aquí, esto es un equipo ¿sabes? Y tampoco necesitamos un ególatra que se centre solo en sí mismo.

Le puso un papel y un boli delante, para que pudiera comunicarse. - Haz algún movimiento estúpido y te frio el cerebro. - parecía hablar completamente enserio. - Así que nada, la vuelta al cole chavalín, escríbeme por qué deberías volver a la sala... Aunque lo tienes muy jodido, ya te digo que no quiero que entres allí bajo ningún concepto.

Yo puedo hacer que sea mucho más fácil descubrir a los terroristas. Empezaré por i-robot, haré que confiese su afiliación, después de eso, cada fase se sabrá la de otro.

No quería unirme a los siete antes de hoy, y a decir verdad tampoco quiero ahora, solo quiero salir de aquí y vivir mi vida como hasta ahora, haciendo de la ciudad un lugar mejor. Pero supongo que ese barco ya zarpó.

Homelander sonrió. - ¿Y acabar con este juego tan pronto? ¿Crees que realmente me preocupan esos terroristas? No... No. - se puso justo detrás de Killgrave y le puso las manos sobre los hombros. - Yo podría acabar con todos ellos cuando me diera la gana, aunque no supiera quienes son exactamente. - se agachó para susurrarle al oído a Killgrave. - Pero los índices de audiencia que estamos teniendo. Dios, eso no lo tuvimos desde que rodamos aquella peli. Y es por eso que eres un peligro Killgrave, porque puedes acabar muy pronto con la diversión.

Fue entonces cuando Homelander intentó fundir a Killgrave con su mirada láser, pero no pudo. - Pero ¿qué demonios? - aunque no tardó demasiado en darse cuenta de lo que había sucedido. - El puto Savior te ha protegido... Pero bueno, hay más formas de acabar con un hombre. - con su supervelocidad agarró varias cadenas de hierro y enganchó a Killgrave a su silla, para salir volando junto con él y tirarlo al fondo del mar donde antes o después, acabaría muriendo ahogado.

Homelander parecía bastante más abierto y feliz de lo que aparentaba cuando bajaba a verlos. - The Doctor, el que provoca furia en los demás. - comentaba mientras se acercaba a él lentamente. - Eres uno de mis favoritos. Tu poder puede ser bastante útil, aunque tú en general seas muy débil, pero más allá de eso, me gusta mucho tu actitud.

Se acercó aún más, de una forma algo incómoda. - Dime ¿qué opinas de tus compañeros? ¿Te importan? ¿Más que entrar en los Siete? ¿O sus vidas son menos importantes que entrar aquí? - acercó su oreja un poco más, para escuchar los latidos de The Doctor, para escuchar la verdad.

Solo me importan unos pocos de allí dentro, solo Estrellita y la bruja se han enfrentado a las consecuencias de defenderme públicamente. Entrando en los 7 ayudaré a mas gente, la ida de los terroristas y sus aliados no me importan nada, solo me importan la de los héroes de verdad. Además admiro el valor que tuviste en enfrentarte públicamente a la empresa, solo así se consigue un buen resultado.

Quitando a Estrellita y la bruja, algunos necesitan valor e inspiración para encontrar su héroe interior, quizás algunos aun tengan salvación pero mi prioridad es acabar con esos terroristas, van en contra de todo por lo que lucho.

Mi corazón está tranquilo, salvo cuando el enfado hace que se me acelere pues aun me queda trabajo por terminar y me alejan espero que temporalmente de mi sueño, mi sueño lleno gente a quien ayudar como todas esas veces que tres desconocidos vestidos de calle actuamos en un barrio sin influencia casi, también un sueño que me permitirá explorar un millón de experiencias y emociones nuevas.

Pero que respuesta tan aburrida. - comentó con cierto tono de decepción. - Al final va a resultar que el más divertido es Savior. - caminó hacia su silla y se sentó como si hubiera estado haciendo grandes esfuerzos, entonces miró al techo. Dio una vuelta sobre sí mismo y entonces miró a Doctor.

¿Sabes que le dije a Savior? Qué lo que realmente importa es la audiencia. - sonrió, con cierta maldad. - Y esta prueba nos está dando muchísima. ¿Realmente importa quien es un "terrorista" y quien no? - de forma muy visual, realizó comillas con los dedos al decir la palabra terrorista. -  Yo creo que eso es lo de menos, pues que mueran unos héroes de segunda a cambio de una fama a nivel mundial, no tiene precio.

Apoyó entonces los pies sobre la mesa, mostrando así lo poco intimidado que estaba Homelander en presencia de Doctor. - Y de paso, podemos también eliminar los eslavones más débiles de los Siete, además de los que estáis en esa sala. - fue entonces cuando, usando una intimidante supervelocidad, se acercó a The Doctor. - Vi lo que hiciste el primer día, votar contra A-Train. La verdad es que él y sus inútiles piernas ya no nos sirven para nada, a pesar de que Ashley pueda opinar lo contrario.

Le agarró de una forma bastante fuerte los hombros. - Por lo que si te interesa formar parte de los Siete, solo tenemos un hueco... Aún. Pero si te libraras de A-Train de alguna forma. - entonces los ojos de Homelander empezaron a brillar en amarillo. - Pero como se te ocurra decirle a alguien algo de lo que hemos hablado en esta habitación, créeme que no esperaré a que Savior me recomiende a alguien a quien matar durante la noche usando a Black Noir, iré a por ti, a por Lilith y a por &Wonder Star. - sonrió y le dio un par de palmaditas en la cara. - Y no quieres que los tres quedéis de terroristas ¿verdad? Así que no seas tonto y vuélvete mi compinche*

Me mantengo tranquilo con lo aburrido que le parece mi respuesta, con su despliegue de poderes logra intimidarme incluso con su amenaza de matar a Estrellita y l bruja pero no le voy a dar el placer de que lo sienta por mas de unos segundos pues yo mismo regulo el miedo que siento en mi cuerpo aun a costa de que se moleste mas haciendo que Homelander sienta mi corazón de nuevo tan calmado como una balsa, necesito tener la mente fría para esta negociación.

Exijo una condición que como comprenderás si quieres audiencia debes aceptar, La vampiresa y la tostadora nunca pueden tener otro juicio que no sea terroristas, aposté muy fuerte por ello y mi credibilidad se marcharía por el retrete si resulta que con mi as mas fuerte no tengo razón... además esto me lo explicaron unos ancianos latinos en mi barrio, me decían que para hacer una tortilla tienes que romper algunos huevos antes y la tortilla que yo quiero hacer es grande, así que entiendo que me tocará romper mas huevos...

Tu eres imbécil Doctor, tu mejor solución para reaccionar ante la intimidación del tipo mas poderoso del planeta es calmarte, hacer como que no te afecta y negociar.... una cosa son emociones fuertes pero esta se lleva la palma.