Partida Rol por web

[HLdCN] 2x Diez Negritos

Laguna de las Sirenas (Cementerio)

Cargando editor
23/02/2015, 02:35
'Director

En esta isla no todo es terror y crujir de dientes, también tiene lugares hermosos y apacibles para retirarse a descansar. Y dónde mejor dirigir las almas que a un lugar de ensueño como éste.

La laguna de las sirenas. Donde las almas de los muertos van a morar el descanso eterno y donde se pescan buenas carpas, con el anzuelo adecuado.

Tras la primera noche en la casa, llegan aquí tres almas condenadas, las pertenecientes a Benoni Fausto Predatore, Ágape Stolness y Martin Crowden.

También hay una cuarta presencia entre la bruma que los muertos no distinguen del todo bien. Se diría que es un hombre, pero su consistencia es distinta, como si no estuviera en este mundo. Como si permaneciera en un plano a medio camino de los dos mundos. ¿Quién será?

Notas de juego

Ya podéis mentar las madres de vuestros asesinos.

Cargando editor
23/02/2015, 02:40
'Director

Notas de juego

Wesley, supongo que huelga decirlo, pero estás en esta escena no porque hayas muerto, lo estás por aquello de que eres Medium. Puedes hablar aquí como uno más.

Cargando editor
23/02/2015, 10:01
Martin Crowden

Martin, por sus últimos recuerdos antes de ahogarse envenenado, parece que había comprendido "la nueva situación".

- Vaya, vaya, vaya... Hubo quien no me creyó cuando sospechaba que querían matarnos. Un bonito sitio donde acabar nuestros días: una isla perdida de todo y de todos. Y ustedes, ¿cómo han acabado aquí? ¿Y esa sombra? ¿Es otro visitante?

Cargando editor
23/02/2015, 12:04
Wesley Barrow

La apariencia de Wesley es, como mejor se puede explicar, una sombra de lo que es, inconsistente pero perceptible. Se sorprende de estar donde está y de sentirse como se siente. ¿El cielo? ¿El infierno? ¿El purgatorio? No se sorprende, sin embargo, de encontrar ahí a los que han amanecido muertos.

- Soy yo. Wesley Barrow. Antes de que me preguntéis, no tengo ni la más remota idea de qué hago aquí. - Advierte con seriedad. - Esto me asusta. Estoy vivo, pero aquí también... ¿Quién os ha hecho esto?

Cargando editor
23/02/2015, 13:13
Benoni Fausto Predatore

Sus sueños fueron dulces hasta que se tornaron, con la realidad, en pesadillas.

Infinidad de imágenes tan duraderas como la luz de un rayo en una tormenta de pasiones llenaron el mundo onírico de Fausto, visiones de movimientos rítmicos y placenteros, cuerpos frenéticos, ciegos y acompasados, besos sabrosos con el mismo gusto que la ambrosía, abrazos y caricias que sabían como nunca antes, alcanzando a rozar hasta el alma, más vividas que las que hubo sentido con cualquiera de sus mujeres o amantes. Y en el centro de todo ello, protagonista de sus fantasías, eje donde giraban todos esos deseos y anhelos: su musa particular. Sua bella Ágape. Más perfecta que un diamante enorme pulido con incontables caras, y mil veces más codiciada, no solo por el hecho de perseguir perderse en el interior de sus carnes, con el mordisco más profundo y tenaz que el de un león sobre el delicado cuello de su presa, sino yendo más lejos, pretendiendo una sonrisa suya, una mirada cargada de intención, su voz cándida y dulce. Conseguir todos los favores de una Diosa, egoístamente sin olvidar ninguno.

Bruscamente, en el momento más álgido de su placer, el italiano fue arrancado de sus ensoñaciones que quizás un nuevo día habría traído ciertas. Pero ese día jamás llegaría, una dicha que había aceptado demorar sin prisas, para hacer más intenso el gusto de su victoria y porque no perseguía solo el satisfacción de una noche, sino el de una vida entera.

Paradojalmente, lo había conseguido. Las moiras sacaban a relucir su rostro más sádico e irónico.

Benoni era y había sido siempre un depredador, jamás una presa, y como cualquier león no cayó sin presentar batalla. La muerte, amante celosa, tuvo que agarrarse a él con mayor ímpetu que él a su amada, con un abrazo más desgarrador e intenso, con un beso despiadado que le arrancaría la lengua, la carne y los dientes. Robándole hasta el último latido que ya no correspondía.

La sangre escapó del cuerpo sin vida manchando las sábanas, coagulándose pero a él hacía minutos que hasta le arrebataron el último aliento. El nudo de la soga cruel.

Esa noche lo había tenido todo. Ahora. No le quedaba nada. Pero aún le quedaba pagar por sus crímenes.

Una oscuridad insondable se adueñó de sus sentidos. Más allá del frío.

Notó el tacto de una mano tirando de él, hundiéndolo en un pozo que no tenía límites. Luego otra cerrándose entorno su hombros, otra el pecho, y varias más haciéndose señoras de sus piernas. Los muertos lo arrastran. Todos ellos. Buscando un pedacito del Sr. Predatore. Más de dos mil quinientas víctimas, entre ellos su Consigliere Puzzo e incluso su segunda difunta esposa, quién él no fue responsable directo de su defunción, pero quizás en vida fueron sus acciones quién la impulsaron a quitarse la vida.

Persona o monstruo que jamás había respondido al sentimiento de los remordimientos, las consecuencias de sus actos aparecieron tras su rastro reclamando cobrarse su vendetta. Solo así, aquél que con ingenio e inteligencia había burlado toda justícia supo que no soñaba.

Todo encuentra su fin, desde el más efímero orgasmo hasta la agonía que él tenía que pagar en el purgatorio. Y cuando lo hizo, todo fue se tornó luz y paz. El paisaje más precioso que había podido saborear se desplegaba frente sus ojos. Ahora nuevos, como los de un infante. Y reconoció uno a uno los presentes, pero su mirada solo escrutó el entorno en busca de otra. Al encontrarla, sonrió. –Amata mia.- Osó decir sin reservas.

Pero pronto hasta el mismísimo castigo del Hades dejó de sorprenderlo. No había llegado a ser quién era sin saber adaptarse a cualquier circunstancia con rapidez. Era el punto fuerte de aquél hombre de negocios. Su mayor virtud, su mejor baza.

Hizo oídos sordos al Sr. Crowden para remprender contra el supuesto sr. Barrow.

-¿Qué si sé quién fue?- Se rió con sarcasmo y rabia pintada. –Mejor lo sabrás tú que nadie. ¿No es así, signori? ¿De qué sirve que te lo diga? ¿De qué sirve que señale una y mil veces tu “hermana” maldita? Sí, sí, sé quienes han sido, los vi, los vi urdir sus planes, a cuchichear, sussurrando come ratones y oí con absoluta claridad como concertaban su cita. Sé de al menos cuatro de ellos. Sucias serpientes que se arrastran sobre su vientre. No les bastó, no con dos disparos al cuerpo… no. No pudieron con eso contra el gran Fausto. Me golpearon en la cabeza con la culata de su arma, aún así presenté batalla. Tuvieron que ahorcarme como un vulgar ladrón. ¡A mí! Aaaahhhh… Fine indecorosa.

Y la paz se extinguió.

Notas de juego

Porca miseria D:

Cargando editor
23/02/2015, 17:13
Martin Crowden

Martin respondió a Wesley como mejor supo:

- Señor Barrow. O quizá Wesley, mejor, lo mismo da ya... No tengo ni idea de quién ha acabado conmigo. ¿De qué nos sirve, de todos modos, saberlo? De todas formas, quizá ese ser siniestro entre las brumas nos dé alguna pista...

Martin se acercó a la figura que no se distinguía bien, para poder verla mejor.

Notas de juego

¿Veo algo con claridad al acercarme?

Cargando editor
23/02/2015, 17:18
Benoni Fausto Predatore

Notas de juego

Martin, creo que el ser siniestro entre las brumas es Barrow...

XD

P.d.: Que me corrija el máster si me equivoco.

Cargando editor
23/02/2015, 17:21
'Director

Notas de juego

Sí. El ser brumoso es Wesley Barrow. Él mismo ya se ha presentado.

Cargando editor
23/02/2015, 17:53
Martin Crowden

Notas de juego

Vale, es cierto, la muerte ha afectado a mis sentidos.

Cargando editor
23/02/2015, 17:56
Ágape Stolness

Me pregunté si sería un sueño porque acababa de terminar uno. Me imaginé que seguía durmiendo tras la noche increíble, y nunca imaginada. Me sentí totalmente dichosa, y feliz, y aun cuando volví a mi habitación tras las miradas eternas, los besos robados, y las promesas futuras, tuve su esencia en todo mi ser, como si supiera, sin saber cómo, que estaría conmigo para siempre. Nunca pensé que sería tan pronto.

En mis ensoñaciones, cuando aún el sol no había despuntado, me acordaba de las horas pasadas, del sueño no sueño que acababa de vivir, y sonreía, mirando el techo blanco de mi habitación, mientras mi mano jugueteaba con mi abanico.

Sin poder resistirlo más, y pareciéndome una tortura innecesaria, decidí volver sin ningún tipo de cuidado ni decoro. Creía que estaba en mi derecho de volver a ver a la persona que, en tal solo una noche, me había vuelto a hacer sentirme deseada, mujer, y amada.

Y, allí, mi sueño acabó para convertirse en pesadilla. Porque debía de ser eso: un mal sueño. Sentí cómo mi pecho se partía por la mitad, lo noté de verdad. Las manos comenzaron a temblarme, y mis piernas flaquearon, y por más que grité, él no despertó.

Y, tras saber que el sueño había terminado, después de convencerme de que tenía que dejar ir el sueño, me di cuenta de que mi vida no merecía la pena. ¿Quién era yo, sino una persona que había escrito un libro, pero que no se consideraba escritora? ¿Iba a seguir engañándome a mí misma en un mundo que no paraba de cambiar?

En algún momento de la noche, mientras jugueteaba con mi sonrisa, y lo hacía sufrir, noté que una luz en mi interior brillaba. Algo cálido, y dulce que me acompañó hasta que… No, aún la sentía. Estaba ahí.

Cuando vi que era inútil recuperar al ser que me había robado el alma, decidí que lo mejor que debía hacer era seguirlo. Si era cierto todo lo que decían los libros, yo moriría, y me encontraría con él. Estaríamos juntos. Podríamos llegar a contarnos lo que nunca nos dijimos por la crueldad de los hombres. La muerte no era el final.

Sin pensarlo, me precipité hacia la terraza, y salté la barandilla. Sin pensarlo. Con una sonrisa en los labios, y un hueco en mi pecho, donde debía de estar mi corazón, recordé cómo se acercaba el suelo, y la negrura que se sobrevino después.

Tras ello, otro sueño. Uno mucho mejor, del que no debía despertar nunca, y que podía manejar a mi antojo. Porque él estaba allí.

Fausto— dije a su vez, sonriente—. Comenzamos de nuevo— murmuré, notando mi barbilla temblar, pero totalmente feliz—. Es una segunda oportunidad.

Obvié la pregunta de aquel tipo, y la respuesta de mi amado. No quería enturbiar mi sueño recordando cosas desagradables. No hacía falta que viniera nadie más. Nosotros dos solos. Estábamos bien.

—¿Usted?— pregunté, totalmente desconcertada, sin embargo, al ver a aquel hermano sin su apéndice de “hermana”—. Usted está aquí y allí— asimilé las palabras, sin llegar a comprender del todo—. Y debo suponer que esto es un gran secreto que nadie conoce, ¿no?— entorné los ojos, notando que me enfadaba.

Suspiré, y cogí aire para calmarme. Me dirigí donde estaba Fausto, y sonreí.

—Al fin, juntos— dije, abrazándolo con ternura, y ensanché la sonrisa—. La muerte ha sido un precio muy bajo con tal de estar contigo.

Cargando editor
23/02/2015, 23:09
Wesley Barrow

Que Fausto acuse a Penny así, sin mesura, hace que su sangre irlandesa hierva y no se pueda contener en una réplica, importándole bien poco quién fuera ese tipo. - Si no estuvieses muerto, estarías amenazado de muerte por simplemente mencionar a mi hermana. - Dice con frialdad al italiano. Luego se gira a Ágape, consciente de que no le va a hacer gracia la respuesta a Fausto. - No va a ser un secreto esta extraña habilidad, señora. Estoy a punto de pronunciarme. Que estéis muertos en una casa de asesinos no quiere decir que no se pueda hacer justicia... A nuestra manera, ¿no?

Mantiene unos segundos de cargado silencia y suspira, o lo más parecido que pueda esa figura que es ahora. - Seré honesto y les transmitiré lo que se elucubre en la mansión. Del mismo modo, si me lo piden, les haré llegar mensajes. Sin embargo, tengo condiciones. - Amenazó rápidamente. - Lo que más me importa es mi seguridad y la de mi hermana, así que, si van a vertir sucias acusaciones e infundadas sobre ella... No prometo nada. Les soy franco, quiero sobrevivir, pero si puedo ayudar de algún modo lo haré.

Cargando editor
24/02/2015, 09:09
'Director

Muy a pesar del ostracismo en que os sume este lugar y de sólo tener al señor Barrow como contacto con el más acá, aún tenéis posibilidades de influenciar en el mundo de los vivos.

Vosotras, almas en pena o en gracia, podréis consensuar un voto que entrará, como uno más, entre las votaciones que se sucederán en la casa. El voto será secreto incluso aquí, sólo conociéndose el resultado final.

El señor Barrow no está enterado de esta capacidad de las almas, todavía.

Notas de juego

Cada uno de vosotros deberéis emitir un voto por alguno de los vivos y como Sólo al Director. Lo hacéis en esta misma escena.

Si hay empate, se elegirá a suertes entre los que más votos tengan de entre los que hayáis votado.

Wesley Barrow no está copiado a este mensaje.

Cargando editor
24/02/2015, 10:25
Martin Crowden
Sólo para el director

Notas de juego

Voto a Sir Gustave Cavanough, of course.

Cargando editor
24/02/2015, 12:11
Ágape Stolness

Reí entre dientes ante las condiciones de aquel hombre. Ya entendía el pie del que cojeaba, y, siendo sincera, pese a que yo hubiera hecho lo mismo por Fausto, sabía de buena tinta que él era buena gente.

Ya, la cuestión es que su hermana es una fría asesina que vio bien quedar anoche en la biblioteca junto a otros tantos para, no sé— me encogí de hombros, y fingí ignorancia—, ¿quedar a conocer a alguien mejor? ¿Usted lo soportaría?— lo pregunté, mirándolo con el entrecejo fruncido—. Mire usted, caballero, no dudo de sus buenas intenciones, pero si su hermana es una fría asesina, y nosotros lo sabemos, debería de decirlo al otro lado. Eso es justicia, señor— lo señalé con un dedo admonitorio—. Lo que usted dice es ser juez y parte.

Cargando editor
24/02/2015, 12:15
Ágape Stolness
Sólo para el director

Voto por Penny Barrow. Por ser mala, malosa >.<

XDXDXDXDXDXD

Cargando editor
24/02/2015, 12:59
'Director

A los muertos: Os doy acceso de lectura a la escena de las votaciones para que así podáis ver la lista de candidatos y os enteréis de los resultados cuando toque.

Cargando editor
24/02/2015, 13:46
Martin Crowden

- Señor Barrow, ya que en esa casa parece estar la gente en peligro, no estaría mal advertirles que el señor Cavanough tramó anoche algo junto al piano, con alguien que le acompañaba, pero que no sé quién es. No parecía muy conforme de verme cuando le descubrí allí esperando a su acompañante nocturno.

Cargando editor
24/02/2015, 23:01
Wesley Barrow

- No sé qué insinúa, señora. Responde Wesley, esforzándose por no estallar en rabia ante las acusaciones sobre mi hermana. - Pero mi hermana no es una fría asesina, y si se reunió con alguien, ¿qué pasa? Parece que todos hemos salido en algún momento. Está usted buena, señora, si se cree que voy a desconfiar de mi familia antes que de usted.

Mira a Crowden. - El señor Gustave me dijo que usted lo amenazó, y si quedó con alguien ahí, fue conmigo. - Le dice con tono elocuente. - Me contó que le amenazó al encontrárselo. No quiero ponerme de ningún lado, no me malinterpreten, pero sin pruebas reales, no puedo ponerme de ningún lado. Sin embargo, hay alguien de quien se sospecha, Yvette, la descocada sirvienta. ¿Saben algo de ella?

Notas de juego

Un pequeño edit he añadido ^^

Cargando editor
25/02/2015, 00:07
Martin Crowden

- Señor Barrow, no sé nada de la sirvienta. Pero lo puedo asegurar que yo no amenacé a nadie. No sé si es usted consciente de la situación. Yo estoy muerto, me han asesinado. Y el señor Cavanough es un mentiroso. Creo que se ha percatado que le he dicho la verdad, toda la verdad que conocía. De hecho, mi historia concuerda con la suya. En cambio, usted decide si va a fiarse de un mentiroso. Realmente, de poco me sirve ya, pero le aseguro que yo no he amenazado a nadie. Yo he sido una víctima. Y no me fiaría de alguien que miente, como hace el señor Cavanough.

Cargando editor
25/02/2015, 00:23
Wesley Barrow

Tranquiliza al señor Crowden con un gesto de vaporosas manos. - Eh, eh, caballero... Le estoy diciendo que no me pongo de ningún lado aún. No dude que tendré esto muy en cuenta, créame. Muy en cuenta. Aún así, por favor, ¿puede explicarme algún matiz que me pueda ser de utilidad de su encuentro?