Partida Rol por web

Normandía, día 373 de misión.

Han pasado 184 días desde que pusisteis rumbo a la Tierra. Tuvisteis que prescindir de la hibernación, por lo que el viaje se ha hecho realmente largo.

Aun así, eso os ha dado tiempo a conoceros más entre vosotros, y de alguna forma ahora todos sentís una unión bastante especial, como si nadie más pudiese entender jamás por lo que habéis pasado.

Miráis por los paneles cuando pasáis junto a la Tierra y seguís hacia Marte.

Un tiempo después, llegáis y George se emociona bastante al ver el característico tono rojo del planeta.

La nave comienza al proceso de aterrizaje en la estación de Vector, donde debéis presentar el informe de lo sucedido. Con el impacto de la nave de la teniente Ripley, los sistemas de comunicación a largo alcance de vuestra nave sufrió daños severos, y fue imposible su reparación, por lo que no saben nada de lo que ha ocurrido.

Finalmente la nave toma tierra y las puertas se abren, nada más hacerlo un hombre de ojos azules entra corriendo en la nave.

-¡George! ¡George! - Grito entrando corriendo la nave hasta ver a mi hijo - ¡George! ¡Hijo! ¡Estás bien! - Exclamo una vez más corriendo hasta él para abrazarlo con una fuerza tremenda.

-Gracias a Dios... gracias... gracias... no... no vuelvas a hacernos algo así... estás bien... gracias - Voy diciendo intercalando mis palabras con lágrimas que corren libres por mis mejillas.

Caminando tras el entusiasmado doctor Campbell, entro a paso lento en la Nostromo, viendo que la tripulación es bastante menos numerosa a la enviada. No obstante, lo normal sería que el resto estuvieran aún despertando de la hibernación.

-Bienvenidos a casa - Digo con un gesto serio, estoy preocupado, como director de la misión voy a tener que dar muchas respuestas sobre el estado de la nave.

Me alegra ver el reencuentro del enano con su padre. Pero a continuación, entra  el señor Scott, y me pregunto hasta qué punto sabia él lo que íbamos a encontrarnos. Así pues, me planto delante de él:

- Señor, espero que no se vea defraudado por lo que NO hemos traído con nosotros. No sé si fue cosa suya o no, pero si estaba enterado de la existencia de aliens en la Nostromo, le juro que lo pagará caro. Pienso remover cielo y tierra para que los culpables lo paguen. Se lo debemos a nuestros compañeros que no pudieron regresar.

Estoy realmente enfadada.

Cuando veo a mi padre aparecer corriendo hacia mí, recuerdo cuánto lo he echado de menos. En seis meses me ha dado tiempo a acostumbrarme a su ausencia, a pensar que aquellos pocos supervivientes eran mi familia, a pasar un cumpleaños sin los míos, y sin tarta, y sin más regalo que el saber que estoy vivo a pesar de todo. Cuando aterrizamos empiezo a notar la sutil diferencia de gravedad entre la artificial de la nave y la marciana. Es curioso cómo después de tanto tiempo uno se acostumbra tanto a lo artificial que lo "natural" —todo lo natural que podía ser la terrificación de Marte— resulta extraño. Eso unido a la torpeza que me da haber crecido unos cuantos centímetros en esos meses y no haberme acostumbrado a mi nueva longitud, hace que trastabille un poco y casi me caiga cuando abrace a mi padre.

- ¡¡Papá!! - Empiezo a llorar y a reír a la vez. - ¡¡Papá!! ¡Lo siento muchísimo de verdad! ¡Perdona que me ría pero estoy tan feliz de verte! ¡Te quiero, papá! ¿Dónde está mamá? - Me abrazo a él con todas mis fuerzas y mis lágrimas empiezan a mojar su camisa. - ¡Te quiero papá! ¡Te quiero! Lo siento muchísimo... lo siento...

Aunque me alegra el reencuentro del chaval con su padre, otros asuntos requieren mi atención. Viendo la parquedad de la doctora Alonso, decido intervenir.

-Señor, soy Paysal, de seguridad. Parece ser que algunos miembros de la tripulación eran infiltrados que buscaban traer con ellos de vuelta una criatura, responsable de lo ocurrido a la Nostromo. El alien en cuestión ha sido ejecutor de una parte de nuestros compañeros. Sin embargo, me veo en la obligación de señalar también que la histeria colectiva, desoyendo los consejos de algunos, entre los que me incluyo, al igual que lo hago con el padre Francesco, logró que otros tantos murieran, por ser sospechosos de ser esos infiltrados, a manos de otros miembros de la tripulación. 

El sacerdote observa, emocionado, cómo George vuelve a reunirse con su padre, y suspira, aliviado, al tiempo que seca, con el dorso de su mano, las lágrimas que amenazaban con escapársele. Aquella escena. Aquello era lo que hubiera deseado para él y para Luca. Al menos, Dios había tenido a bien permitirle a alguien obtener aquello que a él se le había sido negado. Y George ahora estaba sano y a salvo. 

- El padre de George, imagino- dijo, esbozando una sonrisa- Su hijo ha sido muy valiente. Es todo un hombrecito. Un ejemplo para todos los chicos de su edad, e incluso para algunos adultos.- por su tono se deducía que se sentía orgulloso. Tras varios meses, había llegado a profesar por el chico un cariño paternal bastante patente- Creo que tiene muchas cosas que contarle. Le aseguro que por increíbles que parezcan, serán ciertas. 

Mientras intercambiaba aquellas palabras con el doctor Campbell, escuchó a la doctora Alonso, y su mirada, dura y recriminadora, se posaba ahora sobre el señor Scott- Hemos estado a punto de fallecer todos y cada uno de nosotros por culpa de la codicia y el interés científico peligroso y morboso de una empresa. Espero que tenga una buena explicación para que podamos deducir que usted no ha tenido nada que ver con esto. Y no piense en silenciarnos. En cuanto me sea posible pienso informar las autoridades y al Vaticano de lo ocurrido.

Escuchó entonces a Paysal, y asintió ante sus palabras- Desgraciadamente, varias de las muertes no fueron causadas por ese engendro de satanás al que nos mandasteis a buscar sin que lo supiéramos. Muchos murieron a manos de sus propios compañeros, que perdieron la calma al verse acorralados por esa bestia y las personas que pretendían traerla de vuelta a casa.

Nada más salir de la nave nos aborda el padre del niño. Habría sido una escena entrañable si no le hubiera seguido Scott.

-Es un placer regresar... Como también lo habría sido para todos los que faltan. Exijo una explicación. A mí nadie me avisó del riesgo de la expedición. Pienso denunciarles a no ser que me den unas explicaciones decentes y, por supuesto, una indemnización enorme. Incluso había un niño!

Me muerdo el labio. todo el tiempo en la nave había estado pensando en lo que decir y ahora que le tengo delante no me salen las palabras.

-He... He muerto, sabe? El crío que ve ahí ha estado muerto también! Esta no era una misión para nosotros, era misión para un ejército bien armado y en condiciones de hacer frente a esas cosas. Y bien? Tiene algo que decir?

Sonrío, emocionada, al ver el reencuentro de George con su padre. Había sobrevivido a todo eso. Era un chico muy fuerte.

Me acerqué a Emanuel y al padre. - Karatina Poyry, el otro miembro del equipo de seguridad superviviente a la misión. Lo que dicen mi compañero y el padre Francesco es cierto. La situación fue crítica y se nos fue a todos de las manos. A mí la primera. Es por eso que presentaré mi dimisión y aceptaré de buen agrado las consecuencias de mis actos, sean cuales sean. 

Una vez dicho eso, sólo me preocupa Grace, por lo que, tan pronto como el informe acabe, intentaré llamarla para que sepa que estoy bien y que la amo más que nunca.

Los días y los primeros meses pasan con el temor claro de que caul quier sonido propio de la vane fuera una de aquellas monstruosas criaturas, pero la falta de a taques, la valentía de Ripley y la compenetración emocional me reconfortan. Soy encargada de comunicaciones, así que mantengo mis oídos y mis sentidos bien alertas. Sin embargo, debo hacer algo. Demasiado tiempo libre y falto de trabajo nunca es bueno, así que me tiro casi de lleno a crear una memoria electrónica de lo ocurrido, en base a los datos obtenidos por la IA de la nave, el cyborg que nos acompañaba, las cámaras y los testimonios de quienes quieran ayudar. edito la información y creo copias que entrego a cada uno de mis compañeros de viaje.- No debemos olvidar. No podemos permitir que esta experiencia fuera en vano.- Digo al entregar las copias a cada uno de ellos. Marte es preciosa, y la tierra... la tierra se ve tan hermosa. Al fin nos acercamos a casa.

Al llegar, un ejecutivo nos recibe, yo me cuadro y lo analizo con la mirada. 

- Y una mierda bienvenidos a casa.- Dice Nikolai con una mirada dura y sería en su rostro. En su mano cargaba el maletín con su equipo de cazador, su machete. Quería abrirlo, tomar el arma blanca, y rebanar el cuello del hombre que les engaño para hacer esta misión. Quería venganza no solo por él, sino también por todos los inocentes que cayeron.

- Usted sabía de todo esto, todos ustedes... Y prepárense, porque no me quedare tranquilo con una puta indemnización... Claro que no...- En su rostro se podía ver la ira del cazador.

En una mezcla de júbilo e impotencia por no haber podido hacer nada por mi hijo hasta ahora, me limito a abrazarlo y a llorar desconsoladamente mientras lo aprieto contra mi.

-Has crecido... has crecido tanto... y no lo he podido ver... - Repito unas pocas veces antes de retirar la cabeza para mirar al sacerdote.

-Gracias... gracias por cuidar de mi hijo... gracias a todos... si puedo hacer cualquier cosa por ustedes, no lo duden... le debo la vida de mi hijo.

Las miradas asesinas y las amenazas me cogen por sorpresa, haciendo que me sienta atacado sin comprender muy bien por qué.

-Cálmense, por favor, no sé lo que ha ocurrido, pero si ha muerto tanta gente, deben explicarse más detenidamente. ¿Qué han encontrado exáctamente? ¿Qué sucedió con la Nostromo y con el resto de su tripulación? ¿Qué demonio de satán?

Me hago hacia un lado y me agarro a mi padre mientras miro a los demás desde ahí.

- Mira papá, éste es Fran, el padre Francesco. Me ha enseñado muchísimo sobre Dios, ¿sabes? Yo no estaba muy seguro de que existiera antes, pero... ¡él resucitó de la nada, sin ayuda de nadie después de que se lo pidiera a Dios! ¡Dios existe! - Sonrío. - Y ésa es Katarina, ha sido muy buena conmigo; y Akira, el piloto auxiliar. ¡Me ha prestado su consola para que no me aburriera! Y ésa es María, la doctora y la capitana al final, ¡yo sabía que podía ser capitana! Y esos son Iris, Emanuel y Nikolaj, también se han portado muy bien conmigo. Todos han sido muy buenos, excepto... los infiltrados, claro.

Tras escuchar a George, sonrió, palmeándole el hombro al muchacho- Hay algo, señor Campbell, que sería un alivio para muchas familias y ayudaría a esclarecer los hechos-dijo, al padre de George- Al parecer, las consciencias de nuestros compañeros fallecidos han sido almacenadas en un programa llamado Valhalla. Y la señorita Faure, encargada de su mantenimiento, me comentó que era posible descargarlas para volver a hacer circular a esas personas entre nosotros, nuevamente. Por ello, si usted tiene los medios o conoce a alguien con los conocimientos necesarios, nos estaría dando una ayuda inestimable.

Escuchó al señor Scott, pero prefirió dejar que fueran sus compañeros de travesía, profesionales en su mayoría y más entrenados que él, quienes explicasen al hombre los espeluznantes hallazgos que se dieron en el viaje.

-Bueno... Como sabe, nos enviaron a averiguar qué había pasado con la Nostromo. Pero resulta que algunos entre nosotros eran infiltrados, que debían saber qué ocurría, pues querían capturar al responsable de lo ocurrido en la Nostromo. Parece que la tripulación había sido diezmada por un bicho alienígena. El grupo que fue a investigar encontró un superviviente, aunque con amnesia, que resultó ser el piloto de la Nostromo, William Vaughan. Y también fue atacado por aquella cosa, que así logró infiltrarse en nuestra nave y empezar a cazarnos. Los infiltrados eran capaces de hacer que el alien atacara a alguien sin que nos diéramos cuenta. 

Tomo aire antes de proseguir, haciendo una pequeña pausa para que el hombre asimile todo.

-La desorganización fue cada vez mayor, y acabó cundiendo el caos y la paranoia. Las armas dejaron de estar sólo en manos del equipo de seguridad, y algunos miembros murieron a manos de otros. Finalmente, cuando la tripulación superviviente estuvo segura de haber acabado con todos los infiltrados, se inició la caza de aquellas cosas, que habían conseguido multiplicarse. La teniente Ripley, aquí presente, y superviviente también de la Nostromo, nos "abordo" y ayudó a acabar con esos bichos. Todos los que no están aquí están muertos, o bien a manos de algunos miembros de la tripulación, o bien por culpa de esa cosa. 

Hasta el momento en que Emanuel menciona mi nombre, me había mantenido en silencio tras el resto de la tripulación, pero la verdad es que no puedo soportar más esa hipocresía.

-No sé que especie es peor... al menos ellos no se matan por un estúpido porcentaje ni por dinero. - Digo antes de avanzar empujando un poco a la tripulación y atravieso la posición de los dos representantes de Vector para seguir andando y salir de ahí.

Vuelvo la mirada hacia George cuando habla y le paso los dedos por el pelo, acariciando su cabeza.

Después escucho al sacardote y asiento con la cabeza.

-No se preocupe, me ocuparé personalmente de ello, conozco expertos en ese sistema, los haré llamar.

Miro de nuevo a George y me fuerzo por sonreirle.

-Hijo, vuelvo en un momento, ¿vale? Voy a llamar a mis compañeros para que puedan ayudar a esas personas que han muerto.

Cierro los ojos durante unos segundos, lamentándome por lo acontecido y al abrirlos mi mirada se dirige diréctamente a Nikolai.

-Me alegra entonces haberlo enviado a usted y a la señorita Lighton... no estábamos seguros de lo que podría haber pasado... y quisimos enviar a dos expertos en campos en los que el resto de la tripulación no tenían ninguna experiencia, dos cazadores.

-Entonces todos los demás eramos carne de caño... eso no estaba en ninguna parte del contrato. Tome -digo arrojandole suavemente una segunda copia- allí está parte de lo que nos pasó.