Partida Rol por web

Llega la hora en que el sol debería ponerse...

Sin embargo, parece que Helios hecha de menos el firmamento tras su encierro entre las aguas, porque nuevamente se alza orgulloso, evitando así que los Conjurados actúen esa noche...  ¿o acaso es algo que debéis a las profecías de Hestia? quizá incluso de otro dios que ha decidido permanecer en el anonimato...

Esperando que las circunstancias y aquel día doble, cumpliesen con su cometido, ayudándoos a expulsar al origen de vuestros males, a todos los conjurados...

Una vez más, reunidos en torno a la Llama del Olimpo...

Como cada día, Temis, impasible ante cualquier suceso a su alrededor, introdujo su mano en la Llama del Olimpo y como siempre extrajo un papel chamuscado que desenrolló con suavidad.  Un mero trámite, pues dadas las votaciones, era evidente cuál sería el resultado...  ¿o no?

Por primera vez desde que ocupase su lugar como juez, la diosa abrió los ojos de par en par al ver el contenido del fragmento - Espero que esto no sea un juego para vosotros, porque de lo contrario, todos estaremos perdidos...  - dijo mientras alzaba el papel mostrándolo a todo el mundo - esta noche Caronte no llevará a nadie a los Infiernos, pues el fragmento que la Llama del Olimpo me ha dado, está en blanco.

El efebo se miró las manos con una cierta sorpresa.

- ¡Vaya, si sigo aquí! ¿ha perdido el fuego de la justicia su fuerza? ¿o es que los votos combinados de estos gañanes con aureolas divinas valen menos que la voluntad de un simple humano? Por favor, volved a votarme, veamos si esta vez resulta...  ¿derperdiciaréis un día más?

- ¡Vamos Ares! ¿No serás tú capaz de librarte de mi de un golpe de lanza? yo lo tuve más fácil para echar a tu ramera al inframundo acompañada por cierto de su amante Apolo ¿eres importente acaso para hacerla volver también? ¿es que acaso puedes hacer algo?

En ese momento se volvió hacia Hebe:

- ¿Y tú diosa de la juventud? Has desvelado mi naturaleza pero ¿servirá eso de algo? ¿quizá para enmascarar la tuya propia o para ocultar tu fracaso? una diosa que no sirve ni de copera.

- ¿Y tú cojitranco Hefesto? ¡divino cornudo! ¿serás tú capaz de arrojarme del Olimpo como tu padre te arrojó de una patada?

Ganímedes extiende sus brazos en cruz ofreciendo su torso a los presentes:

- ¿Artemis y sus flechas? ¿Perséfone y su marchito dominio del Inframundo? ¡oh vamos! ¿nadie?

- Me habréis dado la inmortalidad pero sois todos tan decepcionantes...

La locura parecía haber hecho mella en el efebo quién ya no sabía ni que decía. Se creía victorioso cuando nada más lejos de la realidad. Con una sonrisa en mi rostro le miré a los ojos y le dije divertida.

- Ganímedes, ya no sabéis ni lo que decís...¿Tal vez tú y los tuyos considerais una victoria que permanezcas en el Olimpo un día más? ¡No me hagas reír! Has logrado prolongar un día más la estancia de Helios en el Olimpo y uno de los tuyos ha necesitado usar una habilidad propia para que permanezcas aquí. ¡Un aplauso! 

- Tu volverás a ser votado y acabarás yendo al infierno...¿A caso pensaste que Helios regresaría a las profundidades y tú permanecerías aquí? ¿Que podrías mostrarte cómo inocente? ¡Que necio! Recuerda la profecia, no tengo nada más que añadir...hemos ganado un día para encontrar conjurados y los conjurados han gastado una bala más para evitar que caigan...

Finalmente, acercándome a Temis deposité mi nueva votación, no sin antes comentar.

¿Ves este papelito? Lleva tu nombre. Y sonreí.

Ers ni se molestó en escuchar al intruso. Tan pronto como vio el papelito sacado por Temis fue a depositar su nuevo voto. Pero ni siquiera así fue la primera.

Dejad de prestarle atención. Centremos el debate en el siguiente en ser votado y que alguien use una de sus flechas o lo que sea para enviar al intruso a su lugar.

Lanzó una risita.

Tengo curiosidad: ¿qué creéis que se le ocurrirá a padre peor que el castigo de Prometeo? Igual le convierte en el yunque de Hefesto. Después de todo, ya ha sido muchos años el yunque de otros dioses.

El Dios del Sol, mientras se imaginaba las caras de desconcierto de los conjurados y volvió a hablar: -Temedme conjurados pues mis dones son grandes, no descartéis que las noches sean cortas y los días largos como sucede ahora mismo. -Una gran sonrisa dibujaba su rostro.

-En cuanto al resto de compañeros, ya sabemos quien es Ganímedes, pero como bien dice Eris debemos de pensar ya en el siguiente conjurado. Cuanto antes los localicemos más rápido evitaremos que alguno sea enviado al Oceano.

El dios de la guerra recogió su lanza del suelo y estuvo tentado de ensartar al copero con ella, aunque sólo pensar en la ira de su padre Zeus le hizo contenerse.

-¡Hijo de mil zorras! -exclamó, enfurecido-. Voy a disfrutar cuando seas arrojado al Tártaro. -Después, miró a Heracles-. Tú tienes línea directa con papá. Pregúntale por qué ha pasado esto. -Asintió después a las palabras del dios del sol-. Estoy de acuerdo con Helios. No podemos relajarnos y hacer como si nada. Tenemos a Ganímedes y qué mejor momento que este para exponer quiénes son nuestros sospechosos o de usar nuestras habilidades.

- Hermana Eris, no me vendría mal un nuevo yunque, pero el efebo este es de mal material. ¡Mis creaciones serían una miseria! Como tu vida, traidor, un mísero arrastrado de Poseidón, que nunca logrará nada por su cuenta. Si sigues hablando, te usaré de conejillo de indias para alguno de mis inventos. Hmmm, puede que lo haga igual, aunque te calles JA JA JA JA JA JA -

Me acerqué al Fuego, y deposité mi voto, no había ninguna duda a quien había votado.

- Bueno, ahora sería bueno comenzar con una lista de confiables y que aún estén aquí. Ares y mi hermanita Hebe, que fue la que descubrió al traidor, Helios, que fue lanzado a los Océanos, Herácles, y después no creo que haya ninguno más, disculpen si me olvido algún detalle puntual. Todos los demás, yo incluido, seremos más o menos confiables, pero no hay ninguna certeza... ¿Alguien tiene alguna idea? -

Que el barquero no se llevara a Ganimedes despertó en mi una ira brutal y antes de arrojarme contra el traidor decidí ir a ver a mi padre. Al volver el maldito copero se mofaba de haberse quedado en el Olimpo.
-Mugroso traidor tu estadía en el Olimpo se está terminando, no fuiste al  Inframundo solo porque usaste un don concedido por mi padre para salvarte pero dudo que vuelva a funcionar, tu suerte se termino maldito perjuro.- Luego de decir esas palabras a Ganimedes volví a mirar al resto de los Olímpicos.
-Tras hablar con mi padre puedo decir que he descubierto el nombre de un leal más, Sin embargo esta persona posee un don que, de ser sabido por los traidores, pondría en riesgo su vida. No puedo decir quién es ni que hace salvo que tenga su autorización para hacerlo.-

Asentí a lo dicho por Helios, aunque votemos hoy a Ganimedes debiamos pensar en el siguiente a votar, centrarnos en el maldito copero nos haria perder un dia y eso seria una victoria para los traidores.

-Me alegra que no hayamos sufrido por los conjuradores. Pero volviendo al temada de delatar a los mismos ¿Quién pensais que deberiamos de votar mañana. Ya está claro que Ganimedes irá hoy acompañando a Caronte, pero tengo más curiosidad. ¿Quién dió ese voto en blanco? - Sin duda era algo que me causaba demasiado desconcierto. Miré a todos en especial a los que no llegaron a votar

Tras ello miré a Temis, aunque dudaba que me respondiera - Temis ¿los que no voten se toman sus votos como en blanco?

-Eros, creo que el "voto en blanco" al que se refiere Temis es el voto general de todos nosotros para elegir al más votado, que como ha dicho Heracles, fue anulado por Ganímedes gracias a uno de los poderes que le concedió Papá Zeus -dijo el dios de la guerra-. Por cierto, si tuviéramos que votar a alguien como sospechoso, yo me fijaría en los que, habiéndose mantenido escuchando durante toda la reunión, no emitieron su voto hasta que Ganímedes cantó por bulerías o los que se unieron a esa votación sólo cuando el copero empezó a acumular demasiados votos.

- Ares, hermano, la impulsividad no es un don, nunca ha de serlo. Creo que no deberíamos fijarnos en aquellos que voten más tarde, sino en los que lo puedan hacer sin motivo. No todos reaccionamos del mismo modo ante los acontecimientos y aquellos que tardaron más en reaccionar no deberían ser penalizados por ello por más sospecha que esa, al menos no sin fundamento. miré al dios de la guerra con cierta desaprobación, aunque pensase como él en muchos aspectos, en este me era imposible - Dicho esto, creo que mañana podré dar más pistas de lo que he ido recopilando estos tres días. Espero que os sea de utilidad. Pero primero, echemos al humano al sitio del que espero, jamás escape.

-Atenea, no entiendo por qué te das por aludida cuando no te he mencionado. Si algunos de los que están aquí sospechan de ti, no es porque hables poco o porque no hayas aportado tu opinión en prácticamente muchos de los aspectos que se han tratado durante la reunión, sino porque fuiste una de las pocas que no pronunció su lealtad a Zeus el primer día, aunque no la única. Esto no te convierte en inocente ni en culpable, ya que Dionisos tampoco lo hizo y Ganímedes sí.

Y a todo esto, hermana, ya que has mencionado que tienes "pistas", tal vez lo más útil sea que las pronuncies en cuanto tengas la oportunidad. Si esperas hasta el siguiente día, los conjurados podrían querer expulsarte a los Océanos antes de que puedas sernos de utilidad, ¿no? No deberías exponerte de esa forma.

- Hermano, no me di por aludida ya que no hablaba de mí, creo que emití mi voto bastante pronto, en cuanto de verdad creí en lo expuesto contra Ganímedes. Me refería a los últimos dioses en votar.
En cuanto a mi exposición a los conjurados, mi habilidad me permitiría permanecer aquí un día más en caso de que fuese atacada, por lo que prefiero que pase este día y acabar de recopilar toda información disponible.

Viendo el poco tiempo que podía quedarle Helios decidió intervenir de nuevo: Mi consejo es el siguiente, los que tengan habilidad o puedan señalar a los conjurados, que la utilicen cuanto antes, ya que durante la noche puede que lo eliminen y es una pena perder las habilidades de un dios sin usarlas. Por desgracia el tiempo corre a favor de los conjurados.

La aparición de la niebla nuevamente, hizo que Hebe se temiera lo peor y mirase a sus seres queridos con aprensión. Por suerte para ella, que no para los humanos, la aparición fue un héroe que emitió un voto contra el copero y volvió a desaparecer. 

La joven diosa se relajó y se acercó a su esposo para esperar el dictamen de Temis que todos sabían, pero la noche no llegó y cuando el papel salió en blanco el asombro se instaló en el rostro de Hebe, entonces oyó a Ganímedes y se quedó pensando, no en lo que decía si no en lo que callaba. Las reacciones a las ofensivas palabras no se hicieron de rogar y uno tras otro los dioses volvieron a emitir su voto, acompañado con su parecer sobre el futuro del efebo, Helios se otorgó el haber mantenido el sol en lo alto del firmamento y la diosa asintió. Tenían razón era importante saber qué había pasado, pero deberían pensar en el siguiente nombre.

-Gracias por tu celeridad Heracles. Ayer estuve a punto de decir que estábamos malgastando demasiados dones con el mismo culpable. Hoy tengo que agredecerlo pues, en vista de que nadie a ido al Tártaro y no tenemos noche, yo podría ser la votada, gracias. En otro orden de cosas: Yo Hebe soy leal a Zeus y deberíamos pensar en lo que ha pasado de verdad. Yo ya expresé mis dudas sobre Atenea, pero en vista que hoy ya tenemos un seleccionado esperaré a las pruebas que dice tendrá para mañana.

Su mirada se dirigió a su hermana, odiaba lo que estaba haciendo, no sólo desconfiar de quien había sido un modelo a seguir, si no creer realmente podía ser una de los conjurados. Miró a Ganímedes y sonrió, esta vez con seguridad, mientras se acercaba a la diosa de la justicia y emitía su inequívoco voto para él, luego paseó la vista por los dioses que quedaban y volvió a tomar la palabra.

-¿Por qué nadie querría gastar el poder de salvar a alguien del Tártaro en un conjurado confeso? Un conjurado con dos dedos de frente no lo haría pues sólo estaría ganando un tiempo irreal, al día siguiente caería igualmente. Eso nos deja con pocas opciones lógicas para haber usado el poder sobre Ganímedes, o debe ser uno de los pocos que quedan en el Olimpo, y esperaban a la noche que no ha llegado para hacer algo, o hemos hecho un muy buen trabajo y él es el último. Con eso en mente vamos a por el siguiente. Me gustaría que aquellos que ayer, o hace un momento como prefiráis, no emitieron su voto tal y como Zeus ordenó, expusieran sus razones.

Los ojos de la mujer miraron a Selene y a Hermes, los únicos que junto al conjuro no habían dicho el nombre del copero a Temis en la anterior votación.

-De entre mis sospechosos Atenea y Hermes son los que me generan más dudas, sobretodo Hermes ya que no aporta nada, la vez pasada apareció solo para votar a Himeneo y esta vez ni siquiera llego a votar a Ganimedes.- Dije a los allí presentes. -Atenea me genera menor duda ya que no quería repetir su lealtad pero como bien dijo Ares eso no es garantía de nada.-

 Atenea si tienes alguna información importante te pido que la compartas con nosotros ¿por qué esperar hasta mañana? pregunte directamente a mi media hermana. -Muchos aquí comparten sus sospechas, no entiendo porque hay que esperar para oír las tuyas.- Al hablar con la diosa use un tono tranquilo para que no sea tomado como una agresión.

-De todos modos y como dije anteriormente sospecho mas del carácter taciturno de Hermes. ¿Por qué no has votado a Ganimedes ayer si este ya había confesado su traición? Quería darle a el mensajero la oportunidad de que se defendiera, de todos modos él seguía siendo mi mayor sospechoso.

Yo, Pan, cambiaría muchas cosas. Pero no a Zeus. Más vale viejo gruñón conocido que viejo gruñón por conocer.

Enuncia con cierto hastío tras el no anochecer. Parpadea despacio, como si esto le costase un poco de comprender, más no tarda en girarse y hablar alto y claro.

Ganímedes.

Se gira entonces para mirar al copero.

Ale, ale, grita, gruñe y patalea como la sanguijuela marina que eres, eso no va a cambiarlo. Al final cumplirás con tu palabra y ayudarás a tu señor, aún sin pretenderlo. Deberías estar agradecido, tendrás el honor de sufrir algún que otro castigo.

Sus ojos se fijan entonces en otro mortal fugaz que, divertido, también se alza contra el copero. Reiría, si le quedase algo de humor, pero prefiere intentar hacer algo más útil.

El resto de conversaciones atraen más o menos su atención, pero ninguna parece lo suficientemente clara o indicativa como para poder emitir un juicio seguro, no obstante, sí le parece correcto el tema de las confianzas.

Confiaba en Dionisos, y en sus habilidades, en consecuencia confío en Ares y en Hera. Creo en las inocencias de Selene y de Helios. Y hay alguno más en quien mi instinto me dice que confíe, pero por ahora... no tengo pruebas.

En cuanto a la capacidad de sobrevivir o anular votaciones o... bueno, muchas cosas, como han dicho y acabamos de ver, eso no demuestra ninguna lealtad salvo que sean intrínsecas, como el caso de Dionisos.

Sobre la longitud del día... diría que ha sido un regalo para retrasar el asesinato de los traidores y que, además, nos da otra oportunidad para acabar con el efebo.

Dicho esto, el dios de los sátiros ríe, hablar le ha recuperado algo de su humor y le lanza una mirada que recorre la figura de Hebe, delatora del traidor, y niega levemente con una sonrisa pícara. Aquella eterna joven había conseguido revolucionar un poco el Olimpo y, así, hacerlo más interesante.

Ártemis recibe con precaución la llegada del anochecer cuando... Un momento.

¿De dónde procede toda esta claridad?

Contra todo pronóstico, un nuevo día sustituye la llegada de la noche y la diosa de la caza suspira para sí misma, agradecida. Sonríe en dirección a Helios, consciente de su truco y de cuán valioso resultaba para ellos en su búsqueda de traidores.

-Para que no quepa duda: yo, Ártemis, amo a mi padre Zeus y le soy fiel y leal -repite una vez mas.

Los acontecimientos se suceden con toda rapidez y el copero confiesa su culpabilidad sin atisbo de arrepentimiento. Ártemis mira a Ganímedes con la ira ardiendo en su mirada. Todos sus impulsos le instan a lanzarse a por él y acabar con su vida en ese mismo momento, sea como fuere. No, eso sería piadoso. Mientras camina en dirección a Temis para emitir su voto nuevamente, su cabeza comienza a maquinar los castigos a los que pensaba someter al maldito conjuro. Al pasar junto a él, escupe a sus pies.

Una vez dado el nombre, se reúne con los demás dioses tratando de calmarse.

-Coincido en la necesidad de hacer uso de nuestros dones cuanto antes. Sin embargo, yo diría que quienes hayan podido averiguar la lealtad de otro fiel a Zeus no la desvele tan rápidamente a no ser que comience a recibir acusaciones o votos. Declarar abiertamente que alguien es leal a mi padre es como ponerle una diana en el pecho. La información es poder.
 

-Coincido también con la sugerencia de Helios. Los dones que nos han sido dados es bueno tener la oportunidad de usarlos, pues ayudaría a nuestra causa de encontrar a los traidores. Nunca se sabe quién puede estar aquí al día siguiente, y no haber hecho uso de los dones sería desperdiciarlos.

Ojalá entren en razón quienes pueden aportar luz a estas tinieblas.