Herácles

Semidiós elevado al Olimpo

Eres hijo de Zeus y de Alcmena, esposa de Anfitrión.

Se dice que el día de tu nacimiento resonó el trueno en Tebas con furioso estrépito, y otros muchos presagios que anunciaron latu gloria. 

Alcmena dio a luz dos mellizos, Heracles e Ificles, y su esposo, deseando saber cuál de los dos era su hijo, envió dos serpientes que se aproximaron a vuestra cuna inundando de terror a Ificles, quien intentó huir, pero tú acabaste con las serpientes demostrando que eras hijo de Zeus.

Por otra parte, Hera, esposa de Zeus, movida por los celos decidió eliminar tu existencia del mundo enviando contra ti a dos terribles dragones a los que sin el menor espanto, trituraste e hiciste pedazos.

Contaste con los maestros más hábiles que te enseñaron a luchar, a utilizar el arco, a cantar, conducir carros, a tocar la lira, astronomía y medicina.  Sin embargo ningún conocimiento hacía sombra a tu desarrollo físico que estaba siendo extraordinario al igual que portentosa era tu fuerza.

Cuando creciste, Hera vertió en tu copa un veneno que te enloqueció y esta locura hizo que matases a tu mujer e hijos, confundiéndolos con enemigos.  Como castigo fuiste enviado a servir 12 años a Euristeo. Este, estimulado por Hera, cruel y vengativa, te encomendó las empresas mas duras y difíciles existentes, las que fueron llamadas los Doce Trabajos, entre las que se encuentran: El león de Nemea, la cierva de Artemisa, el toro de Creta, y arrastrar a Cerbero fuera de los infiernos entre otras.

De todos ellos saliste victorioso siendo vanagloriado como héroe por toda Grecia. 

El amor, pese a las numerosas hazañas realizadas, ocupó buena parte de tu vida, teniendo un gran número de amantes de ambo sexos. 

El odio del centauro Neso unido a los celos de su esposa Deyanira, fueron la causa de tu muerte.  Sabedora de tus nuevos amoríos, te envió una túnica teñida con la sangre del centauro, creyendo que con ello impediría que amaras a otras mujeres.  Pero apenas te la pusiste el veneno del que estaba impregnada te hizo sentir su funesto efecto, y penetrando a través de la piel llegó en un momento hasta los huesos.

Comprendiendo que se acercaba tu última hora, constituiste tu propia pira funeraria extendiendo sobre ella la piel del León de Nemea, y echándose encima pediste que le prendieran fuego.  En el mismo instante en que comenzó a arder la pira, cayó un rayo sobre ella para purificar lo que pudiera quedar de mortal en ti.  Zeus te subió entonces al Olimpo y te colocó en el Olimpo.

Actualmente estás casado con la antigua copera, la escanciadora de los dioses Hebe.

Tus Dones:

Todo el mundo lo sabe, eres el hijo favorito de Zeus y no se molesta lo más mínimo en ocultarlo, por ello a pesar de no estar con vosotros durante el tiempo que pasáis votando y con riesgo de ser arrojados a los Océanos, si que tienes cierto acceso a él, lo justo para que puedas hacerle una pregunta...

La primera votación había concluido y Asclepio ya no estaba ante nosotros. Sin Embargo algo de lo dicho por Ares llamó mi atención. Alguien había visto su verdadera naturaleza, según lo dicho por el dios de la guerra, y mi curiosidad hizo que me acercará a preguntarle a mi padre al respecto.
Me diriji al lugar en donde el se encontraba y le pregunté:
-Padre. Mi medio hermano Ares me ha dicho que alguien logró ver sus verdaderas intenciones ¿quién es quien tiene tal poder? Pregunté intrigado

Zeus estaba lejos, pues no quería participar de la votación ni mezclarse con vosotros mientras no estuviéseis libres de traidores, sin embargo, había dejado uno de sus símbolos para poder comunicarse contigo, el más querido de sus hijos. 

Su propio cetro estaba en tus manos, oculto en un lugar cercano...  al que acudirías cada día para comunicarte con tu padre y pedirle ayuda, y esa noche no fue diferente...  pues ¿quién había sido el que había hecho confesar a Ares?:

- Sólo puedo responderte diciéndote que la confesión de Ares fue verdadera y que fue propiciada por Dionisos - tras aquellas breves palabras el cetro volvió a guardar silencio.

Sorprendido por lo sucedido esta noche fui a consultar a mi padre. -Padre por que Apolo y Afrodita se fueron también al inframundo? ¿Quien tiene el poder para enviarlos? La sorpresa me tenia anonadado

- Me temo hijo mío que sólo puedo darte una respuesta parcial, pues fueron las Moiras quiénes enviaron a Apolo al Inframundo, pero como él y Afrodita habían sido vinculados, esta cayó con él a los Infiernos.

- Esto me preocupa Herácles, pues las Moiras están por encima de los dioses y nunca interceden por nadie, ellas conocen presente, pasado y futuro, no interceden, nadie las controla...  sin embargo creo que han prestado parte de su poder  temporalmente a alguien, y aunque no me permiten conocer a quién, si puedo decirte que tienen intención de presentarse ante más de vosotros.

- Sólo espero que se trate de leales...  por la cuenta que nos trae.

El día había amanecido con grandes novedades y nuevamente una duda oprimía mi corazón. Volví a presentarme ante mi padre para averiguar quién era la persona que había traído de nuevo a Helios, era imperioso saber quiénes eran leales.
 -Padre, el cielo vuelve a iluminarse luego del regreso de Helios.- Dije aun sorprendido. -¿Quien de todos nosotros obró tal milagro? ¿Quién nos devolvió la luz que los traidores nos arrebataron?

- El regreso de Helios se debió nada menos que a su hermana Selene, pues la Luna sin el Sol se siente vacía.  Selene fue quién consiguió con su carro plateado devolvernos al Sol.

Nuevas sorpresas aparecía ante nosotros en esta noche. Aquiles se había manifestado para emitir un voto en contra de Ganimedes y aunque la votación había sido unánime el antiguo soberano de Troya no había sido llevado al Inframundo. Con furia lleve mis dudas a Zeus. -¡Padre!- llamé a los gritos. -Padre, el traidor Gamimedes no descendió al inframundo ¿Que sucedió? ¿quien fue el que ayudó a este maldito perjuro?-

- Hijo mío, me temo que él mismo ha sido el que se ha librado de su propia suerte, no puedo ofrecerte ningún otro nombre salvo Gamínedes.

Nuevamente la llegada de Caronte traía con sigo presentes impensados. Además de Ganimedes Selene también fue llevada al inframundo. Al enterarme de esa noticia recurrí nuevamente a mi padre para saber que había sucedido.
-Padre ¿por qué Selene también se fue al Inframundo? pregunte sorprendido. ¿Quién la ha enviado a ese lugar junto con el traidor Ganimedes?

- Hijo mío, no tengo otra respuesta para ti que la de Gamínedes, ese humano traidor que ha robado los Cántaros del Olimpo y los ha puesto a su servicio.  Maldigo el día, en que le honré con mis favores...