Partida Rol por web

A Game of Despair

Este día no podría haber empezado peor. ¿O sí?

Todos vosotros, alumnos del extenso Curso de Reserva de la Hope's Peak Academy, habéis sido invitados a realizar una visita especial al edificio del Curso Principal de la misma Academia. ¡El lugar donde estudian los Ultimates! Sin duda estabais ilusionadísimos, pensando que tal vez estabais un paso más cerca de convertiros en Ultimates y alumnos del Curso Principal, al menos hasta el momento en que habéis puesto un pie en el interior de la Academia y os habéis desmayado. ¡Qué vergüenza!

Alguien debió haberos visto, porque cuando despertasteis encontrasteis en vuestra mano una nota que os indicaba que acudierais al gimnasio, el lugar en el que se celebraría la charla inaugural de esta visita. Allí, uno a uno, os comenzasteis a reunir y os disteis cuenta de que todos habíais pasado por el mal trago de desmayaros nada más entrar. ¿Coincidencia? Poco probable, la verdad. Pero antes de que podáis discutir demasiado sobre el cómo o el por qué de todo, las puertas del gimnasio se cierran de golpe y...

Lo que parece ser un oso de peluche, mitad blanco y mitad negro, aparece sobre el escenario y se os queda mirando durante unos segundos. A continuación se pone de pie y se dirige al micrófono que hay sobre el escenario, pero tiene que dar un par de saltos antes de alcanzarlo y poder hacer que baje lo suficiente como para que quede a la altura de su boca.

- Eeeh... ¿funciona esto? - dice el oso de peluche, dando golpecitos al micrófono. Su voz aguda y los golpes se reflejan rápidamente en el sistema de megafonía instalado por todo el gimnasio. - Ah, parece que sí. - concluye, y a continuación se aclara la garganta. - ¡Bienvenidos todos, niños y niñas del Curso de Reserva, a esta visita especial a la Hope's Peak Academy!

El oso de peluche se mueve como si estuviera vivo, a pesar de sus proporciones de dibujo animado. ¿Será algún tipo de robot? ¿Quién lo estará controlando?

- Se que todos vosotros ansiáis convertiros en Ultimates y ascender al Curso Principal de esta Academia... ¡pues estáis de suerte! - dice entusiasmado, abriendo los brazos, aunque a continuación los cruza y hace que "no" con la cabeza. - Ah, ¡no, no, no vais a convertiros en Ultimates todavía! Pero sí que tenéis la suerte de poder participar en el mismo juego que tenía preparado para un grupo de alumnos del Curso Principal... ¡lo llamo el Juego de la Desesperación!

- Se trata de un juego muy divertido y entretenido que os servirá para olvidaros de todo lo que está pasando ahí fuera... ¡de hecho, estoy seguro de que ya os habéis olvidado, ya que he jugueteado un poco con vuestra memoria! - ríe Monokuma.

- Tenéis las normas detalladas en un papelito que encontraréis en vuestros bolsillos... pero la premisa del juego es muy sencilla. ¡Tenéis que mataros los unos a los otros! - declara el oso bicolor. - Veréis, en este juego hay dos equipos... ¡los Hombres-Oso de Monokuma...! y los otros. - dice, encogiéndose de hombros sin entusiasmo alguno por estos últimos. - Los Hombres-Oso de Monokuma son, evidentemente, un grupo de alumnos con mucho talento escogidos por mí, ¡y tienen instrucciones de no revelar su identidad a nadie! Así que el juego termina cuando un equipo acaba con el otro... ¡siguiendo siempre las normas, claro! Si alguien no sigue las normas... se arrepentirá muy rápidamente de ello.

- Lo bueno es que mientras dura el juego tenéis disponibles las instalaciones de la Hope Peak's Academy para vosotros... ¡incluso tenéis una habitación privada para cada uno para pasar las noches! - dice abriendo los brazos con alegría. - Mientras os portéis bien, participéis en el juego y no os volváis contra el Director, que soy yo, ¡no tendréis problema ninguno!

Parece estar a punto de despedirse, pero piensa en algo más.

- ¡Ah, esto también está detallado en las normas, pero haced un buen uso de las MonoTools! Son herramientas muy interesantes creadas por mí para este juego, y no es por echarme flores, pero creo que me han quedado muy bien... cada uno tiene una, y cada una tiene una función muy chula... - presume el oso.

- ¡Estás... loco! - grita uno de los alumnos, Yumihiko Yugami. Él se pone al frente de los demás y encara a Monokuma. - ¡No pienso participar en esta locura! ¿Un juego en el que nos matamos los unos a los otros? ¿Qué clase de mente perturbada puede haber ideado esto? - la rabia se escucha claramente en su voz. - ¡No voy a hacerlo! ¡Ni por la posibilidad de convertirme en Ultimate en esta Academia, ni porque me lo ordene un... horrible peluche de oso!

A continuación, soltando toda su rabia contenida, Yumihiko le da una buena patada a Monokuma.

- Ah... - murmura Monokuma, con menos entusiasmo de antes. El pie de Yumihiko sigue en su cara. - Eso no ha sido buena idea.

En cuestión de segundos, el techo del gimnasio se abre para revelar lo que parecen ser dos pares de metralletas mecánicas tamaño XXL. El pobre Yumihiko apenas tiene tiempo de entender lo que está pasando antes de que docenas y docenas de balas lo atraviesen sin piedad durante varios segundos. Poco después, el alumno yace en el suelo en un charco de su propia sangre, con una expresión de sorpresa en la cara, pero sin vida.

- Yumihiko Yugami. - dice Monokuma observando el ahora cadáver del alumno. - Puede que no fueras un alumno del Curso de Reserva después de todo, sino un Ultimate. ¡El Ultimate Unlucky Student! ¡No me creo que hayas muerto por culpa de tu idiotez incluso antes de empezar el juego!

La risa estridente de Monokuma retumba por todo el gimnasio, y las metralletas se giran hacia el resto de los alumnos.

- El resto lo habéis entendido, ¿verdad? - dice, riendo todavía. - ¡No podéis negaros a participar en el juego o acabaréis como éste! ¡Y tampoco tenéis permitido atacar a vuestro Director... o sea, a mí!

La risa dura todavía unos minutos más.

- Bueno... ¡suficiente por ahora! - dice Monokuma. - ¡El juego comienza oficialmente en este momento... estáis en el Día 1! ¡Os iré haciendo visitas de vez en cuando, y mientras tanto... - la puerta del gimnasio se abre sola. - disfrutad de la Hope's Peak Academy!

Dicho esto, Monokuma da un salto y desaparece de repente igual de rápido que ha aparecido...

 Y allí estamos en aquel gimnasio todos reunidos, algunos se han podido presentar y otros ni siquiera han podido. De repente todo cambia, incluso percibo una extraña sensación en mi cuerpo cuando aparece aquel oso maquiavélico. Lo miro de soslayo e intenta comprender como sin querer un grupo de adolescentes terminamos en este lugar. 

¿Por ambición? ¿Algún tipo de karma? ¿O un fiel recuerdo de que no somos idóneos para este Instituto? 

Quien sabe, pero el discurso es solemne y no deja margen a la duda. En ese momento desvío la mirada hacia los presentes, la cosa está dividida en dos grupos y uno está con el oso bicolor. Pero antes siquiera de decir algo, uno de los chicos alza su voz, siendo el peor error que ha podido cometer. 

Las ametralladoras aparecen, todo es muy rápido y siento como la sangre me salpica de forma horrorosa. Busco un pañuelo y limpio mi rostro, es una pesadilla, esto no puede ser real. No me lo creo, en verdad que no. 

 Día 1... Matarnos entre nosotros... Una cacería. ¿Quién señalará primero? ¿Quién puede tener la sangre tan fría como para hacer algo semejante? 

No sé qué pasará, yo de momento voy a mi rincón, necesito escucharlos... 

Todo había ocurrido increíblemente rápido y aquello, pasó de transformarse en lo que sería una supuesta presentación para nuevos estudiantes a lo que ahora era una matanza entre alumnos. Kazuki tras recibir su papel no podía sentirse más contento y lo demostró con una gran sonrisa mientras lo leía.

Parece que no voy a ser más que un pequeño espectador de este intersante juego.

Probablemente más de uno se quedó a cuadros tras escuchar su comentario, por lo que tras rascarse la cabeza y reír levemente, procedió a explicar. - Todo esto de los bandos, la esperanza y demás chorradas me es completamente indiferente, no soy parte de ninguno de esos dos bandos. ¡Aunque puedo ayudar a alguno de los dos bandos si lo veo necesario y creo que va a hacer más interesante este juego!

Tengo la capacidad de o bien eliminar una votación o bien eliminar una "noche" en la que los sicarios de Monokuma puedan actuar. - revisó uno por uno a los presentes, esperando su reacción. - Puedo hacerlo un total de dos veces, una la usaré para el mejor postor de los dos bandos. Si de alguna forma me aseguráis que gano algo, como por ejemplo, la supervivencia hasta el final de este juego, os doy uno de mis usos.

El otro uso. - señaló entonces a su hermana. - Lo reservo para usarlo tras la muerte de mi hermana. No deseo que muera, pero la considero una persona muy inteligente y por lo tanto una baza muy importante para el equipo en el que esté. Así que si muere durante algún día supondré que era parte de los osos-Monokuma y para compensar su pérdida, borraré las siguientes votaciones. Sin embargo, si muere durante alguna noche supondré que era parte de los "inocentes" así que borraré la noche siguiente, para compensar su pérdida.

Se rascó el mentón, pensativo. - Respecto a las votaciones... Votaré a alguien al azar siempre. Alguien que vea que no tiene muchos votos. Así los inocentes pueden ver que no estoy colaborando con nadie y los Monokumas que voy por mi cuenta, que no voto junto con nadie.

Recordad también, ambos bandos, que matarme es matar a alguien neutral que podría ayudaros, ya sea votando o borrando algo que os moleste... Después de todo mi único objetivo es salir de aquí.

Así que llevaos todos bien conmigo ¿vale?

Estupefacta al ver todo lo ocurrido, Mauren no termina de asimilar lo que ha acontecido - Esto tiene que ser un mal sueño - vocifera al tiempo que se repliega hacia una de las paredes que hay cerca.

Nos hicieron venir aquí, pasar por semejantes procesos, solo para ver como nos matamos entre nosotros? . Esto es enfermo - y comienza a mirar intranquila a todos lados.

      Quizás la escena fuera una escena trágica, con un desenlace grotesco y lo que implicaba fuese un destino terrible para todos los presentes, pero Miguel iba a su ritmo, juntando las manos a modo de rezo se puso a pensar hasta que la idea le llega a la cabeza.  

Pobre sujeto de ira propensa...

buscando su fin...

en una escena funesta...

inspirado iba casi cantando mientras miraba al sujeto baleado, para luego dar media vuelta y quedar de frente a su compañero de gafas.

Curiosas palabras las tendré en cuenta..

aunque considerar lo de tu hermana me parece una pena... 

   contra peluches parlantes y muertes a destajo...

lo mejor es ser listo y no ir pavoneando...

Me quedé durante un rato en silencio, dejando que los demás se presentasen, entrasen en pánico o hiciesen un numerito. Mientras, yo estaba mirando a la primera víctima de aquel macabro juego. Y sí, digo juego, porque es lo que es. No digo que me lo vaya a pasar bien, o no vaya a tener miedo; no me estoy tomando esto a broma, eso sería un suicidio. Pero para saber cómo actuar con cautela hay que pensar como tus enemigos; y quien haya hecho esto definitivamente piensa que es un juego.

Lo que dice el niño me recuerda eso de las MonoTools; saco la mía del bolsillo y empiezo a leer detenidamente.

Me cuesta dos o tres intentos entenderlo; los ojos se me entrecierran, y me cuesta concentrarme. Sabiendo que esto no sería una visita normal habría dormido más, pienso.

Mientras uno de nuestros nuevos compañeros hace su ‘pequeña presentación’ yo me guardo la nota en el bolsillo, esperando mi turno.

¿Sinceramente? No era morir lo que más miedo me daba, sino la forma en la que lo haría; sería mejor intentar ganarse la confianza de alguno antes de que se hiciera de noche.

Dejad de hacer el tonto y no digáis vuestras ventajas; vais a hacer que nos maten a todos.

No veo por qué decir lo que soy capaz de hacer os va a matar a todos. - decía rascándose la cabeza, entonces sonrió levemente con una gota de sudor recorriendo su cara.

Lo único que quiero lograr con mi presentación es evitar que me matéis.

De hecho insto a cualquiera de los dos bandos a que me examine o se comunique conmigo de alguna forma, así podrá comprobar que digo la verdad. ¡Aunque claro, si me veo forzado a usar mi poder para salvar el culo también lo haré! Aunque solo puedo hacerlo con cierta antelación... Necesito preparar la máquina con tiempo. - suspiró, mirando al suelo y hablando un poco más bajo. - Aunque sería un desperdicio... Eliminar unas votaciones o una noche solo para evitar que yo muera... Después de todo ya os digo que soy un potencial aliado para todos. ¡Lo cual también significa que ninguno de los dos bandos debería transformarme a su bando, también es una pérdida de tiempo!

¡Así que eso, si morís todos los demás, es cosa vuestra, yo solo quiero ver cómo usáis vuestros cerebros para salir de esta situación! ¡A mi no me culpéis de nada! - se dirigió entonces hacia el chico de la capa. - ¡No es pavoneo! Es que realmente me muero de ganas por ver a mi hermana hacer ganar a su bando, sea cual sea. - sonrió con cierta superioridad. - Espero que no me decepciones y des un buen espectáculo.

Entonces dio una palmada. - ¡Bueno y ya he hablado bastante para ser alguien que solo quiere observar todo sin inmiscuirse demasiado! ¡Os toca a vosotros ver que hacer para salir de esta, yo intentaré guardar silencio a no ser que me preguntéis algo directamente u os metáis conmigo!

Estábamos todavía con las presentaciones cuando apareció un osito de color blanco y negro. Se movía con increíble naturalidad. Casi parecía de verdad. «¿Cómo lo habrán conseguido? ¿Será un robot controlado a distancia? ¿O será una persona disfrazada? Espero que sea lo segundo».

Nos explicó que íbamos a jugar a un juego de matarnos entre nosotros. Era sólo una forma de hablar, seguro. ¿Cómo íbamos a matarnos de verdad? «Quizás el ganador pueda entrar en el curso de los ultimates. A lo mejor es así como escogen realmente al estudiante que entra ‘al azar’».

Inmediatamente después representaron una escena cojonuda. ¡Pero si hasta parecía real y todo! Aunque a mi parecer se pasaron un poquito con la sangre. Estaba claro que la visita iba a ser de todo menos aburrida.

Entre el resto de visitantes había algunos con caras muy largas. «No se habrán creído que todo esto es de verdad, ¿no?». Me fui un momento a los vestuarios, y regresé con un nuevo atuendo.

—¡Vamos, chicos! ¡Animaos! ¡Seguro que podemos pasarlo genial! —exclamé, intentando animarlos—. ¡Seguro que trabajando en equipo podemos hacer que nuestro equipo gane!

Examiné detenidamente mi MonoTool hasta entender bien las reglas. Luego me dirigí de nuevo a los demás.

—A ver si lo he entendido: ¿Ahora mismo tenemos que votar a alguien para que sea eliminado? Pero… ¡si no tenemos forma de saber quiénes están en el equipo de los osos! O sea, que podemos votar al azar, con lo que lo más seguro es que eliminemos a uno de los nuestros. O… —Hice una pausa dramática y miré directamente hacia el pequeñín—. Podríamos votar todos a alguien que ya ha dicho no estar en ningún bando. Así no nos arriesgamos a eliminar a uno de los buenos —me dirigí de nuevo a los demás, con una sonrisa—. ¿Qué os parece?

Os cuesta percataros en primera instancia y entre todo lo ocurrido de una presencia en la esquina derecha del gimnasio, la cual parece que hace lo posible por pasar desapercibida entre tanto escándalo. 

-Repasemos lo que sabemos brevemente. -Susurra para si mismo de manera nerviosa y repetitiva, cabizbajo y con el pelo cubriéndole gran parte de la cara. -Un total de 24 jóvenes somos reunidos en este gimnasio, para participar en una carnicería a modo de battle royale. La población de Japón sería 126.529.100, aunque podríamos asumir que en su muestra escogerían exclusivamente a personas en edades comprendidas entre 14-18 años aproximadamente, lo cual nos deja con 5.903.000 personas en total. La probabilidad de que yo haya sido elegido dentro de esa gente es de... -Para por un segundo sus murmullos nerviosos y alza la mirada revelando por fin parte de su rostro y sus ojos, los cuales se debaten entre el llanto y cierta fascinación inapropiada para la situación. -0,000405%. Pero estamos asumiendo que la población total es exclusivamente Japón y no incluye otros países, lo cual haría que ese porcentaje fuere aún menor, sencillamente es un hecho estadísticamente imposible. -Vuelve a parar por un segundo, toma aire y dice. -Sin duda que esto no puede ser más que un sueño, no existe otra alternativa. -Suspira fuertemente, cansado y falto de aire tras los momentos de reflexión, y cae al suelo con una mueca de aprobación y alivio. Vuelve a no mirar a la nada.

¡A mi me parece muy mal! - contestó el chiquillo tras oír que ya se metían con él. - Igualmente, voy a explicaros para vuestras pequeñas mentes porque votarme es una mala idea. Me he declarado aliado de nadie, por lo tanto, si me matan los osos durante la noche, los "inocentes" ganan un día de votaciones más y por ende, una oportunidad de cazar a un oso. Sin embargo, si muero durante las votaciones, los osos no son tontos y van a matar a alguien del bando de los inocentes, sí o sí. - sonrió y negó con la cabeza. - Como veis ninguno de los dos bandos gana nada acabando conmigo, pero ambos bandos pierden la posibilidad de saltarse unas votaciones o una noche de asesinatos.

Miró entonces al techo, pensativo. - Igualmente... Creo que Monokuma aún no ha dado la opción de votar ¿no? Al menos no veo por ninguna parte donde votar por alguien, por lo que creo que es imposible votar ahora mismo. Así que empezad a pensar en estrategias interesantes, como la que he planteado yo con mi hermana. Por si no os habíais dado cuenta, el hecho de actuar tras su muerte significa algo muy importante, que si muero por la noche, significará que los lobos saben que mi hermana es inocente y por ende no quieren perder una noche tras la muerte de esta. Así que con mi muerte estaría confirmando una inocencia. - alzó una ceja y miró engreído a la pelirrosa. - Con ese tipo de estrategias se gana este juego, será mejor que empieces a dejar de pensar como una ameba y pienses más a futuro.

Chiyoko dejó caer la cabeza a un lado mientras miraba al peluche presentarse de aquella forma. Ahhh, así que es un muñeco poseído. Claro que eso siempre tiene una explicación. Un robot, unos hilos o alguien realmente pequeño dentro. La sonrisa de Chiyoko se amplió mientras pensaba en todo ello, sin pasar por alto lo demás que iba diciendo el tal Monokuma. A alguien le gustan demasiado las películas de terror. Comprobó las normas y la "MonoTool" mientras lo explicaba, todavía tomándose aquello como un juego

Y sin embargo, va en serio. Chiyoko se tapó la boca con una de sus mangas cuando vio a uno de los alumnos darle una patada al peluche y acabar acribillado. Sus ojos se abrieron algo más pero no había forma de ver si seguía sonriendo o no. En cuanto Monokuma se marchó, Chiyoko se acercó a lentas zancadas hasta el cadáver de Yumihiko y se acuclilló junto a él, justo antes de llegar a tocar la sangre. 

- Vaya, vaya... Qué desagradable. - suspiró, apartando la manga de su boca y mostrando una sonrisa algo torcida. Luego habló para todos pero sin moverse del sitio - Si nos matase a todos, no habría juego. Pero el primero en morir seguramente sea Kazuki-kun. - sacó de su bolsillo la larga lista de reglas y giró el cuello para mirarle, mientras la agitaba como una bandera - Si ha incumplido la regla número 8, significa que ha roto las reglas y le espera un castigo por parte de Monokuma, similar a éste. Por otra parte, si Monokuma-san no aparece, significará que no ha revelado nada y está mintiendo de primeras. Eso nos llevaría a la pregunta de por qué alguien mentiría de esta forma. ¿Para salvar su vida? ¿Para parecer inocente? ¿Para salvar a su hermana? Vaya, vaya, quién sabe...

Chiyoko volvió a doblar la lista de un tirón y la guardó en su bolsillo, antes de levantarse para poder ver al resto con sus ojos oscuros. Unos no lo creen y otros no lo quieren creer... Y a otros parece que les da igual. Su sonrisa tétrica volvió a la "normalidad".

- Dicho esto sería sensato pensar que el más sospechoso y el que más podría mentir o romper las reglas en un futuro sería Kazuki-kun, pero eso sería teniendo en cuenta algo importante, muy importante, realmente tan importante que resulta increíble pensar que no se haya dicho antes de lo importante que es. - entrecerró ligeramente los ojos, antes de hacer la pregunta:

¿De verdad estáis dispuestos a matar a alguien?

Uehara negó con el dedo ante el comentario. - La regla número ocho hace referencia a mostrar tu papel de forma ilícita*. Como por ejemplo enviar una carta con el papel que me ha entregado Monokuma a alguno de los presentes o llamar a mi madre para que le dijera a mi hermana que efectivamente, estoy diciendo la verdad ¡pero eso le quitaría la gracia a esto, perfectamente podría estar mintiendo! - rió levemente. - Así que no he incumplido ninguna norma, al igual que la norma número siete, ya que en ningún momento he mostrado el papelito entregado por Monokuma.

Sonrió entonces de forma inocente. - Así que bueno, queda demostrado que no he incumplido ninguna norma. Cualquiera puede mentir sobre lo que es o lo que no es, siempre y cuando respete las normas. ¿Podría estar mintiendo yo? Claro. ¿Podría estar diciendo la verdad? También. En eso consiste el juego, en que confiéis y desconfiéis de la gente. Pero bueno, parece que de momento la atención se está centrando sobre mí, así que si las acusaciones hacia mi persona van en incremento y veo que mañana me votaréis, borraré las votaciones para salvar el pellejo.

Monokuma aparece una vez más de repente, aunque esta vez cerca del grupo de alumnos que está charlando.

- ¡Se me han olvidado un par de cosas! - dice con los brazos en alto y con mucho ímpetu. - Las puertas, ventanas y demás entradas y salidas de la Academia están selladas y requeteselladas, es imposible intentar escapar por ellas, así que no gastéis fuerzas en eso. Pensé que era obvio, pero visto el nivel intelectual de algunos de vosotros, prefiero aclararlo. - dice, frotándose la nuca.

Después da un par de vueltas sobre sí mismo mientras se desliza sobre sus pies de oso de peluche y al final acaba apuntando a Kazuki con su brazo.

- La segunda cosa tiene que ver con lo que ha dicho Kazuki-kun. ¡Todavía no tenéis que votar! - explica Monokuma, cuya altura y la de Kazuki son bastante similares. Sólo es un apunte. - Las votaciones comenzarán mañana. A no ser que me lo pidáis con mucho entusiasmo, entonces pensaré en activar las votaciones hoy mismo. Upupupupu... ¿de verdad tenéis tantas ganas de condenar a alguien nada más empezar? - dice tapándose la boca mientras ríe.

Y, dicho esto, desaparece.

La academia privada Hope's Peak era una escuela exclusiva en la que sólo los alumnos más excepcionales y talentosos en alguna materia concreta podían ingresar, y por todos era sabido que los que llegaban a convertirse en Ultimates y se graduaban tenían asegurada una vida de éxito. En el caso de Mashiro, ella era una excelente dibujante y pintora, y sus obras ya eran reconocidas a nivel internacional, pero salvo en los momentos en que era capaz de centrarse al 200% en sus obras, para todo lo demás era malísima, no siendo si quiera capaz de vestirse sin ayuda, y mucho menos cocinar.

Aquella mañana le habían tenido que recordar veinte veces que debía asistir a la academia para incorporarse al nuevo curso que daba inicio, habiendo sido una de las seleccionadas para formar parte del Curso de Reserva. ¿Por qué del curso de reserva? La razón era simple, cuando la citaron para ser parte del Curso Principal, y convertirse en una Ultimate, simplemente se perdió por el camino yendo a parar a un establecimiento en el que vendían dulces, tomando sin pagar una torta Baumcuchen. Aquel día no había sido muy distinto pero por suerte había logrado llegar hasta las puertas, y tras sentirse mareada recientemente, alguien había tenido la bondad de escribirle en una nota a donde tenía que dirigirse.

- Gracias por la nota... - expresó de forma tímida, no sabiendo muy bien quienes eran todos aquellos que le acompañaban ni quién le había anotado el lugar al que acudir. Buenos días.

Con la llegada de aquel oso de peluche bicolor y todo lo sucedido posteriormente, incluida la dantesca imagen del alumno al que habían agujereado con sendas ametralladoras que salieron del techo, la joven Shiina no supo bien como reaccionar, y con toda probabilidad ni habría llegado a entender que era lo que había sucedido, por lo que cualquiera que la viese, podía imaginar que era un ser carente de empatía y que estaba en otro mundo. Mashiro sacó su cuaderno de pintura, unos lápices de colores en tonos pastel, y empezó a dibujar la escena como si aquello fuese lo que les hubiesen pedido. 

Solo salió de su estado de concentración al terminar, para abrir un envoltorio que contenía una torta Baumcuchen, y al empezar a comerse el dulce, le ofreció a una de las alumnas que estaban a su lado. 

- ¿Quieres un poco? 

Ya de por sí el hecho de despertar frente a la nevera había sido bastante raro, pero el hecho de que apareciera el oso de peluche y comenzara a hablar ya nos movía al terreno de lo inverosímil, el juego de muerte en lo psicodélico y el asesinato sin piedad a Yumihiko en lo macabro.

-¡Me cago en la leche, chicos! -Exclamó Yoru Bochi- ¿Se puede saber qué estáis haciendo?. ¡Se acaba de morir un compañero nuestro y ahora parece que estáis más interesados en mataros que en pensar en el lío que nos han metido!. ¡Nos vamos a pegar una enorme leche si no nos comportamos como personas desnatadas!.

Al parecer lo que estaba diciendo Yoru... eran cosas... que tuvieran sentido, ya eso era harina de otro costal, o leche de otro animal. Sea como sea, lo que quería decir era que más que decir a quién debían de votar, recapacitar sobre la situación y prestar un poco de respeto al difunto.

-De todas formas, si Kazuki Uehara es "Neutral", es cierto que si le votamos se sabrá si dice la verdad o no... Y a mala leche podría ser una buena idea para evitar la muerte de nadie ahora que no tenemos información de nadie... ¡Pero en un futuro quizás nos convenga!. ¡Pues si dice la verdad, su Monotool es la leche!. ¡Puede usarlo en dos noches y así evitar dos muertes!. ¡Si alguien no se cree que lo que dice Kazuki Uehara es verdad, que vaya a investigarle!.

¡Y así quizás hagamos un aliado de la leche!.

La chica rubia que se encuentra a mi lado, tras haber dibujado la escena con suma facilidad, me ofrece un poco de lo que está comiendo y acepto.*

- Hm, si. Gracias. - respondo. 

- Mi nombre es Kukiko. - me presento y acepto comer un poco. - Dibujas muy bien. 

Tras decir aquello desvío la mirada hacia el oso y el debate que está aconteciendo. Lo cual me llama mucho la atención la insistencia del chico, como si estuviera buscando alguien con quien negociar. El asunto es que hay dos grupos, hay que saber cual está en cual, y tomar decisiones. 

Luego es el chico que a cada palabra suelta un leche ofreciendo una interesante teoría. 

- Pues, entonces dices que se debería probar su poder por la noche. ¿No? - pregunto. - Está claro que eliminará esa votación, aunque no sé si el oso aclaró que pasa cuando alguien es votado por todos... 

Un oso que parece ser de peluche aparece, Hitoshi no le presta demasiada atención, hasta que las metralletas aniquilan a uno de los alumnos presentes. La situación no era demasiado buena, un oso de peluche nos estaba obligando a jugar una clase de juego macabro, donde teníamos que matarnos entre nosotros, pero eso no parecía ser lo peor.

Saqué el papelito que había mencionado Monokuma y empecé a leerlo, en realidad era un juego más complejo de lo que había entendido; no podíamos confiar en nadie del todo, porque detrás de cualquiera de esas caras había un número indeterminado de asesinos dispuestos a llevarnos a la desesperación, y mientras tanto, estábamos aquí perdiendo el tiempo. Los únicos que de momento parecen tomarse todo esto en serio eran el niño de gafas y la chica de pelo lila Hitoshi suspira desesperanzado. Esa chica también parece ser consciente de todo, aunque da la sensación de estar más que disfrutando todo esto.

– Matar a alguien para poder sobrevivir...? ¿No es algo que un humano haría? - mira detenidamente a Chiyoko - Estás subestimando a cualquiera de está sala. Sean alumnos o osos, todos acabaremos matando a alguien, directamente o indirectamente. Después de todo, no solo Kasuki sino el resto, todos queremos salir, no?– Después de eso se mantiene en silencio, observando a cada uno de los alumnos, inesperadamente el oso aparece de nuevo, esta vez le prestó más atención que la primera, aunque en vano. Creo que es bastante lógico que todo esté sellado, sino, la cosa se resolvería con salir por alguna ventana o puerta que de al exterior, así que no hay otra opción... Hundido en sus pensamientos y medio murmurando, camina hacia unos de los rincones para apoyarse en uno de los rincones y cerrar los ojos.

Según el gimnasio se había ido llegando, Akihiro había vuelto a la posición que le era más natural: La de observador, intentando quedarse con las caras y los nombres de todos los que se iban preparando. Pero díficilmente nada podría competir por su atención tal y como lo hizo la llegada del oso bicromático. Consiguió mantener una expresión más bien neutra durante el discurso, pero cuando las ametralladoras despedazaron a aquel compañero que no había a llegado a conocer su cara perdió el color.

Si había habido alguna duda, ahí estaba la respuesta. Iba en serio. Cada palabra era cierta. Con detenimiento, volvió a recorrer con la mirada a cada uno de los presentes, fijándose en las distintas maneras en las que cada uno estaba procesando lo que estaba pasando, y eso tampoco podría haber sido más distinto. Para él, era más fácil mantener la calma si contemplaba las cosas desde la perspectiva del resto en lugar de la propia.

─ Sólo por dejar las cosas claras ─empezó a hablar dirigiéndose a Kazuki, pronunciando cada palabra con lentitud ─ Has dicho que no eres parte de ningún bando. Pero las reglas afirman que sólo hay dos equipos, ¿Eso significa que tu neutralidad es sólo una elección personal, y no lo que originalmente estaba pensado para tu papel?

Si no iban a tener más opción que jugar, entonces qué menos que tener claro el cómo funcionaban las reglas. Tener que desconfiar de al menos la mitad de los presentes ya era suficiente malo de por sí, y la llegada de Monokuma no hizo mucho por aliviar el cómo se sentía al respecto.