Partida Rol por web

La mañana estaba aún por despertar, cuando un golpe de tos inundado en sangre os hacía despertar…

La imagen era desgarradora, incluso más de uno tenía que apartar la mirada, mientras observaba aquel tapiz de sadismo y oscuridad que se cernía en torno a vuestros ojos.

Sobre el suelo, un cuerpo desnudo, temblaba sobre su propia sangre, mientras a un lado, se esparcían partes de su propia piel…. El torso y el rostro descarnado, como limpiado por una garra oscura, o por la cuchilla traviesa de un barbero, dejando el músculo sangre…

Las piernas permanecían derrotadas bajo miles de golpes que dejaban ver como el hueso brotaba en un intento de masa informe, aplastado y astillado.

El cuerpo de aquel hombre, se arrastraba con lo que aún quedaba de su fuerza, por el suelo, con la única fuerza que la que le restaba en sus brazos, aunque ya apenas quedaba algo en ellos, pues la fuerte hemorragia, mitigaba poco a poco sus esfuerzos por respirar… La mayor herida pendía de su entrepierna, donde un fuerte golpe había abierto una apertura hacia su interior a la vez que había sesgado su miembro que permanecía aún erecto sobre el frio suelo, desmembrado. El arma de aquella herida estaba cercana, pues Juliette descansaba con un pico sobre el suelo, mientras lo miraba sonriendo sin más.

A pesar de las heridas, todos finalmente sabíais que tras aquel rostro ensangrentado, se encontraba Syd.

Haciendo acopio de sus últimas fuerzas, se arrastró hasta los pies de Juliette, la cual lo miraba deseosa, mientras recorría cada herida con sus ojos.

Aún a sabiendas de que ya no quedaban fuerzas en su interior, intento llegar a ella, aunque lo único que pudo alzar fue uno de sus dedos, que mancho con su sangre el rojo zapato de Juliette. 

Fue en ese momento cuando la sonrisa se torno gesto de oído y de crueldad, y sin dejar tiempo a que corriera el reloj, alzó su zapato y aplasto aquel dedo, mientras el chasquido del hueso se confundía con un último grito que pronto se ahogaría en el silencio de la muerte.

Poco faltaba para que llegara a hasta él la muerte… pero no esperaron a que terminara su reloj, pues como activada por aquel grito, se acercó Mêredy, y como un acto ensayado alzó el pico de Juliette, y lo dejo caer con contundencia, hasta romper de un solo golpe el cráneo de Syd…

Ya no quedaba más de él… Mêredy, volvía a su lugar en el banco, mientras Juliette andaba con paso lento, observando el nuevo aspecto de sus pies, aderezados con la sangre de Syd, que tintaba de nuevos brillos sus zapatos.

Me acerco al cuerpo. Retiro el pico. La sangre de su cuerpo había manado a lo largo de la noche. Le doy la vuelta, cierro sus ojos. Sigo caminando hasta el otro extremo de la sala. Me hago un ovillo. Guardo silencio.

Otra muerte más al amanecer me hizo sentir un escalofrío, que recorrió todo mi cuerpo haciendo escocer las cicatrices que ahora adornaban mi piel. Sentí la sensación de que era un paso más hacia la victoria de los traidores como si un martillo me golpease la cabeza. No me importaba una puta mierda aquel tipo, Syd, pero si había muerto, no podía ser mas que una víctima de los traidores al sello, lo cual quería decir que no estábamos consiguiendo parar sus ataques...

Pensé que ya era tarde para contestar a las acusaciones del payaso de Liam de la noche anterior, de modo que lo dejé pasar. Y por su fuera poco, ahora tenía a una perrita faldera para apoyarle. Genial.

Pero al final no pude contener mi lengua, y tuve que contestar.

-Nunca exigí nada. Pedí información por si alguien tenía algo útil que aportar, nada más. Y si alguien me tomara en serio alguna vez cuando hablo, puede que Syd no estuviese ahora cortado en trocitos y siendo pasto de estas jodidas niñas carroñeras. ¿Sabes? Compartir información puede ser la única forma de identificar a los traidores, como ha hecho Nil. Acusar sin ninguna prueba ni fundamento no tiene ningún puto sentido, pues imagina el caos que sería si todos empezásemos a lanzarnos acusaciones sin sentido. Tuve la puta mala suerte de ser atacada la primera noche, ¡Genial! ¡Sospechemos de la primera persona A LA QUE HAN INTENTADO MATAR! -mi tono subió, pero pronto me calmé y recuperé algo de calma-. Sé cosas. Muchas cosas sobre este castillo, sobre el pueblo, sobre los semidemonios. Me crié en Oldland. Pero te aseguro que si supiese algo sobre la identidad de los traidores o sobre cómo acabar con ellos, no estaría aquí dándote putas explicaciones. Pido ayuda porque no puedo hacer esto yo sola.

-No, no lo puede hacer sólo uno de nosotros...por eso observamos lo que dice la gente, por eso evaluamos las reacciones. Por eso actuamos de una forma u otra. Para hacer una fuerza común...y no estar solos. 

Naica maúlla lastimera antes de frotar su cabeza contra mi codo. "Soledad...tarde o temprano sabía que volvería a ella, ¿Qué sentido tenía hacerse ilusiones al respecto?."

-Pero solo a veces, solo algunos, se ponen en riesgo evidente. Revelando sus capacidades, para darnos ventaja al resto de nosotros, que seguimos en este baile de máscaras y actitudes, tratando de orquestarnos, de mantener la superioridad sobre los traidores. Aún así no exigimos información, porque cuanto más revelamos para coordinarnos los unos con los otros, más revelamos a los traidores. Por eso, no puedes actuar como lo haces, y esperar que el único ataque fallido hasta el momento no levante sospechas.  

Mientras la sangre inundaba el suelo bajo la piel de Syd, era el momento de continuar, y antes de que nadie le preguntase por qué, Eko se adelantó…

Y avanzo esquivando los charcos de sangre en sus andar, con una meta clara en su marcha, el cuerpo de Gabriel… Muchos mirabais algo confusos, pues las últimas palabras del resto no apoyaban lo que iba a suceder, marcaban más bien a otra persona con ese poder, pero así era Oldland… una tierra donde el sol siempre amanece dejando sorpresas a sus pies.

Los últimos pasos de Eko fueron más lentos, mientras guardaba en ellos su arma en su funda, y sus labios comenzaba a recitar una letanía una y otra vez, su voz parecía resonar en cada esquina del lugar, en un idioma apagado, mientras, parecía traducido en mil idiomas al momento… como una frase de despedida, que torna en saludo, y en bienvenida a la vez.

Las manos de Eko alzaban el cuerpo de Gabriel, apoyándolo en sus hombros, como un brazo amigo que se alza después de caer… El aroma a pólvora inundaba el lugar, mientras en vuestra mente resonaba el chasquido del arma de Eko, como un mero dibujo de lo que sucedió al atardecer…

En vuestra mente, se repetía los sonidos, golpes sobre un cuerpo, gritos de dolor, una flecha rompiendo el silencio, y entonces sucedió…

Ante los ojos de todos vosotros, Gabriel volvía a respirar, como salido de un mal sueño, como si acabara de despertar… Pero como el resto, algo cambiado, pues ya las grietas no surcaban su piel, parecía mojado en su propio sudor,  mientras sus ojos azules miraban al frente intentando comprender…

Como tomando fuerza tras caer, se apoyo sobre sus piernas y se le alejo de Eko, mientras miraba su cuerpo, una y otra vez, sus manos ya no portaban heridas, al igual que su cuerpo, y su rostro…  Había vuelto a nacer, y además la muerte le había otorgado un regalo, pues en su mano izquierda, portaba un arpón…

Su dedo acariciaba el gatillo, mientras os miraba confundido, necesito para el tiempo y pararse para comprender, para vosotros fue tan solo un segundo, pero para él, mil y un segundo más…

Ahora volvía a ser él, su mirada se llenaba de fuerza, mientras asía aquella arma que junto a su nuevo cuerpo, le ayudaría a aumentar su potencial y su letalidad, ahora que había conocido a la muerte, sabía que lo que nunca se olvida es el dolor…

Inspirando con fuerza el familiar olor a pólvora, Eko miró de manera severa a Gabriel, ahora levantado.

- Algunos reconocemos nuestros errores. - Le dijo con voz grave. - Aprovecha esta oportunidad mejor que la primera. Es la última que voy a darte.

Andrew se despierta sonriente al ver que tanto él como Alexia y Poron están con vida y aparentemente ileso. Despacio, se despereza y se levanta, empuñando el escudo con su mano derecha. Mira hacia Tetsuo y Nil se sorprende al verlos bien a ambos. Creía que al menos uno de ellos iba a caer esa noche. Su mirada se centra en Eko unos segundos y la sonrisa del Grovehn se ensancha un poco al verlo bien también.

Pero el joven no tarda en ver el espectáculo. La sonrisa se le congela en el rostro y un gesto de preocupación aparece en su lugar. Observa impotente como las niñas acaban con el agonizante Syd que, aún en su estado, trata de luchar con las pocas fuerzas que le quedan.

Traga saliva al ver el miembro todavía erecto de su compañero de legado en el frío suelo. Por primera vez se puede apreciar la preocupación en el rostro de Andrew. Cortarle a un semidemonio el miembro... Le da un escalofrío solo de pensarlo. Eso ha tenido que doler... Se queda unos instantes en silencio, contemplando la escena. Cualquiera habría rogado que lo mataran para acabar con el dolor, pero él no. Él hasta cuando solo le quedaban fuerzas para levantar un dedo lo levantó contra su enemigo. Era un verdadero Grovehn.

Algo parece a Andrew de su ensimismamiento. Gabriel está de vuelta, pero no ha sido Tetsuo el que lo ha revivido. Por un momento parece no entender lo que ha ocurrido, pero unos instantes después asiente, como si lo entendiese todo. Fija la mirada en los ojos de recién llegado, curioso por escuchar lo que tenía que decir. Bienvenido, Gabriel. Dice simplemente, esperando sus palabras.

Una vez más me desperté con el olor de la sangre metido en la nariz, con un ligero movimiento, y preparada para cualquier cosa, comprobé que Andrew y Poron estaban bien, suspiré aliviada y me incorporé.

Mientras me levantaba, escuché otra vez a Alice quejarse y defenderse. Iba a contestarle algo, pero Yormund se me adelantó. Por una vez estaba de acuerdo con el felino. Alguien, y aún no sabía quién, acababa de morir y ella volvía otra vez a lo suyo así que decidí ignorarla.

Recorrí la sala con la mirada, una masa sanguinolenta, que me costó identificar, estaba frente a mi en el suelo como si fuera un trapo, tuve que mirar dos veces antes de saber quién era. Syd. Durante un segundo me sentí fatal, la primera noche le había votado... y me equivoqué. Avancé un poco y bajar la vista había un trozo de carne arrancada en el suelo, en una décima de segundo reconocí lo que era. Un espasmo contrajo mi estómago y una arcada dejó el sabor de la bílis en mi boca. Me giré rápido, cerré lo ojos y respiré hondo.

Al volver a abrirlos ví a Gabriel, muy cambiado y sobre todo respirando. Una sonrisa, que no pude evitar asomó a mis labios.- Me alegro de verte, Gabriel. Bienvenido.

Fue el sonido de una tos ahogada lo que me sacó del sopor forzoso en el que me sumergieron una vez más. Me levanté despacio, agradeciendo poder hacerlo una mañana más y sacudí el polvo de mis vaqueros mientras miraba a mi alrededor, siguiendo las miradas de los que se habían levantado antes que yo. 

Un espectáculo realmente grotesco estaba preparado para darnos los buenos días. Lo contemplé tan sólo el tiempo suficiente para averiguar que era Syd el que estaba tendido en el suelo hecho pedazos y después aparté la mirada, asintiendo a las palabras de Andrew. Justo a tiempo para ver a Eko acercarse al cuerpo de Gabriel y traerlo de nuevo a la vida. Me mantuve en un silencio respetuoso mientras realizaba su ritual y arrugué la nariz al sentir el olor de la pólvora. La bienvenida que le dio Eko al Señor del Tiempo me provocó una pequeña sonrisa. 

Seguí sin decir nada, solamente observando las reacciones de todos a los sucesos de la mañana, buscando en sus gestos alguna muestra de alegría por la muerte de uno o de fastidio por la resurrección del otro.

Abrió los ojos lentamente, creyendo que se encontraría en otro lugar, pero tras dar una mirada a todos lados, comprobó que estaba despierto. Suspiro aliviado, tras comprobar que tanto él como Nil seguían vivos. Una sonrisa se dibujo en su rostro, al girar su rostro y encontrar a Megan. Susurro suavemente, sin acercarse mucho a ella.- Ohayoo.- Y tras ello, se puso de píe. 

Miro a todos lados, para descubrir el cuerpo de Syd, el primero en apoyarle el día de ayer, y con sumo pesar agacho el rostro, inclinandolo en señal de respeto al compañero caído, pero se había prometido traer a la vida a otro compañero el día de hoy. Aunque no logró hacerlo.

Se acercó a Gabriel, e inclino su cabeza y su torso frente a él, en una muestra de respeto y petición, típica de su país, y habló.- De verdad me aregro que hayas vuerto... Te pido discurpas, pero he tomado tu poder para ayudar... Espero que no haya rencor en tu corazón, y puedas usar ahora mi poder para ayudarnos a acabar con ros traidores, y ros demonios que nos rodean. Te ro pido, por favor.- Y tras ello, dió unos cuantos pasos hacía atrás, para luego dirigirse a Syd.

Eko mostraba su poder, su rol en este lugar, al revivir a Gabriel, y una sonrisa se dibujo en su rostro, sintiéndose afortunado de poder traer a la vida a Syd, acercándose a su cuerpo. Mientras caminaba hacia él, desenvainaba a Mugetsu, respirando profundo, sintiendo el nerviosismo en su estomago al ver su cuerpo en aquel estado, pero todo mejoraría, iba a volver, usaría el poder de Gabriel, usaría el poder que alguna vez perteneció a Nil... pero entonces se detuvo.

Recordó palabras, frases, recordó que se dijo que Valfar fue un protector nocturno, como el que Alice decía le había protegido. Recordó las palabras de Andrew, diciendo que Azhariel también tuvo su poder. Recordó a algunos hablar de que Nil, antes Jared, había tenido el poder de traer a la vida a los muertos... y entonces dudo. Giro lentamente el rostro hacía Megan, y hacia Nil, volviendo su vista nuevamente al cadáver del portador de la lanza. No era lógico... ¿Por que Syd? ¿Por qué no Nil o él mismo? 

- Si arguien tiene er poder para comprobar ra inocencia de Syd... por favor que ro diga. No quiero equivocarme... - Respiraba un tanto agitado, mientras sentía una gota de sudor bajando por su sien. Estaba inmóvil, casi paralizado.- Sé... sé que ro que pido es riesgoso... pero por favor... necesito saber que Syd es inocente... - 

Megan apenas comienza a levantarse y escucha la voz de Tetsuo. Por un momento se sobresalta pero luego entiende qué es lo que sucede y se tranquiliza. Le dice - Ohayou - y se va poniendo de pie.

Al ver la escena de Syd, la sangre de Megan hierve nuevamente. Esas niñas no sabían lo que era la mesura. Ni siquiera los Grovehn eran tan crueles, de hecho, tenían respeto por las personas que ejecutaban. Megan se muerde un labio, haciendo que sangre un poco, pero algo hace que su ira se corte.

Sin entender muy bien el por qué Eko se acerca a Gabriel, observa con atención, hasta que ve a Gabriel volver a respirar y despertar como aquellos que han muerto antes: Con el último legado en sus manos. Un arpón era la manifestación de grovehn. ¿Cuál sería su compañero animal?... Mientras se encuentra distraída pensando en esto, Tetsuo comienza a hablar y la mira a ella, pero ella no sabe qué decir. Megan lo mira y con algo de pesar, dice - No puedo comprobar su inocencia, pero no creo que ella le hiciera pasar semejante humillación a uno de los que alimentaban su mano - señala a Juliette y luego mira a los demás. - Si alguien lo sabe, por favor - su sangre hervía pidiendo justicia para aquel joven. Ella había dudado de él y ahora no sabía muy bien cómo sentirse. Había retirado todas sus sospechas sobre él y ahora resultaba muerto. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué lo habrán buscado a él?.

Ivhone todavía se encontraba sumergida en aquel sueño mágico, cuando la voz taladrante de Alice le hizo abrir los ojos. Se incorporó y buscó con la mirada a Tetsuo. Al ver que estaba vivo, la sombra de una sonrisa empezó a dibujarse en sus labios... Cuando, de repente, sus pupilas se afilaron al descubrir el cuerpo sin vida de Syd... 

Tragó saliva y se quedó sentada, sin poder apartar la mirada de aquel despojo.

Escuchó a Eko y tras pestañear repetidas veces, negó con la cabeza y consiguió apartar la mirada del joven, dirigiéndola hacia el pistolero. Éste se dirigió al cuerpo de Gabriel y para sorpresa de Ivhone, le devolvió el hálito de la vida. 

Entonces escuchó la voz de Tetsuo, preguntando si alguien podía comprobar la inocencia del fallecido Syd. Ivhone negó con la cabeza y se volvió a mirar a Megan.

- No tengo ni idea... Pero imagino que ella tiene razón... - La joven intentó sonreír y de hecho torció los labios, pero fue incapaz de formar la sonrisa, siendo ésta sustituida por una mueca. Se levantó del suelo, le dolían los huesos tras estar tantas horas acostada sobre aquellas frías losas. 

Empezó a caminar, dirigiéndose a donde se encontraba Gabriel y procurando no mirar el destrozado cuerpo de Syd. Su rostro estaba pálido como si estuviera esculpido en mármol y su mirada se tornó vidriosa. Temía la reacción del semidemonio, el cual todavía debía estar aturdido tras su paso de la muerte a la vida y se mantenía en silencio...

- Siento haber desconfiado de ti... Dicen que eres inocente y me dejé llevar por las apariencias... Espero que sepas perdonarme... - Le dijo, entrelazando sus ojos de avellana con los de él y alargando una mano, en señal de paz.

Marceline empezó a parpadear lentamente, se notaba más cansada que la otra vez. No sabía si era debido a tener el Último Legado, que aquello la afectaba más. Al menos, daba gracias que esta mañana pudiera levantarse nuevamente entre los vivos. Se desperezó, buscando sonidos y mirando caras para ver si había pasado alguna desgracia esa noche. Y tristemente así había sido, cuando vio el cadáver de Syd le dio un vuelco en el estómago. Casi estuvo a punto de volverse a acostar, como si sólo fuera una pesadilla, y al despertar él estuviera bien.

Pero sabía que eso no sería jamás así. Ella misma había sufrido la brutalidad de esas niñas-demonio y de sus traidores aliados. La bilis agitaba todo su plumaje, y sus garras deseaban poder destrozar, tendón a tendón, hueso a hueso, a todos esos malnacidos. Aunque su malestar remitió cuando Eko - ¿no iba a ser Tetsuo? - trajo de vuelta a la vida a Gabriel. Ella se acercó hasta el recién devuelto a la vida y le puso la mano en el hombro - Bienvenido de nuevo Gabriel, es una alegría que hayas podido regresar.

Marceline se preguntaba si había sido algún tipo de triquiñuela entre Eko y Tetsuo, pero entonces este mencionó que quería traer de vuelta a Syd, pero que necesitaba probar su inocencia - Yo no puedo asegurar al 100% la inocencia de Syd, pero si me das algo de tiempo, podría intentar aconsejarte si sería más beneficioso traer de vuelta a Zagam o Syd. Aunque desconozco el tiempo y las respuestas que obtendré yo, y del tiempo que dispondrás tú antes de tomar una u otra decisión. 

Un primer plato amargo, una cena que nunca termina... ¿había vuelto?... Miro a mi alrededor con incredulidad, palpando mi rostro con mis manos para descubrir que los estigmas de mi legado habían desaparecido. Tuve que detener el tiempo para asimilarlo, para organizar las oleadas de imágenes que se vertían en mi mente y ser capaz de poner rumbo a mis emociones, de nuevo las cadenas del tiempo me aprisionaban, una bendición por la que siempre había tenido que pagar un alto coste... había sido agradable poder escapar de ellas. Era irónico el hecho de que estando muerto me hubiera sentido más vivo que ahora.

-Aunque pueda parecer lo contrario, a veces caminar sobre tus propios pasos no es retroceder. Gracias, Eko.

Miro con agradecimiento sincero a Létang, había tenido que morir para que ellos pudieran mirarme con otros ojos, un sacrificio que puede abrir otros caminos, antes de venir a Oldland había vislumbrado mi propia muerte, pero me había equivocado... la muerte no sería mi final, sino el principio.

Me limité a asentir con la cabeza ante las palabras de Alexia y Andrew, aunque observé a éste último con un atisbo de suspicacia. 

-Alice, Andrew, Eko, Ivhone, Lennish, Poron, Vanna, Yormund. -Recité como si se tratase de la propia letanía que me había traído de nuevo al mundo de los vivos. -No olvidaré cada uno de vuestros de golpes sobre mi cuerpo, cada uno de ellos es una valiosa lección que me acompañará hasta el día de mi muerte. No os guardo rencor. 

Estrecho la mano de Ivhone con amabilidad, gesto que podía ser extensible al resto de mis ejecutores, entendía lo que habían hecho, y entendía que las cosas debían discurrir por ese camino, lo importante era comenzar a andar una nueva senda, juntos.

Me detuve a observar aquel arpón que había aparecido entre mis manos, nunca había utilizado un arma parecida, sin embargo su medida y su peso parecían estar perfectamente equilibrados para mi cuerpo, y ser capaz de detener el tiempo para poder apuntar sin duda me daría cierta ventaja. 

-Si mi poder está con alguien que posee un corazón noble podrá seguir ayudándonos de la misma manera, Tetsuo. -Le dije mientras le miraba directamente a sus ojos rasgados. -A veces es complicado saber quien merece vivir y quien merece la muerte, saber que reloj detener... o en cual dejarás que la arena se agote. Te agradezco que me hayas liberado de esa carga, estoy seguro de que le darás buen uso.

Me acerco un poco más a Tetsuo mientras habla Megan, deteniéndome tan solo un instante para observar el cuerpo mutilado de Syd, sin duda se habían ensañado con él, pero los culpables lo pagarían, tarde o temprano. 

-Permíteme a la vez, un consejo y un favor. No se si Syd es culpable o no, pero estoy seguro de que Zagam no lo es. El ilusionista aún conserva algunos trucos, y tiene cosas interesantes que decir, si le dais la oportunidad de ser escuchado. Traerlo de vuelta sería un acierto. Podemos enmendar su muerte, del mismo modo que habéis hecho conmigo.

Mis ojos se detienen ahora en Marceline, buscando complicidad en su mirada, a estas alturas ya debía saber que había sido yo el que la había traído de vuelta, y me alegraba de que su nombre no estuviera entre los que me habían juzgado y condenado precipitadamente. 

-Gracias, Marceline.

Le dije sonriendo con calidez, agradeciendo el contacto de su mano sobre mi hombro.

Teníamos que colaborar, sí. Teníamos que ser más que el enemigo, sí. Pero Gabriel, ¿Otra vez? ¿De verdad? Miro la katana del chino pensando en hacerme el hara-kiri antes de tener que soportar su verborrea. Como era de esperar, abrió la boca. "Si vuelvo a oír otra referencia temporal...lo mato de nuevo" pienso sin contener una mirada furibunda que debería haberlo vuelto a dejar seco. 

-No sé quienes son los traidores, pero estoy seguro de que se sienten extremadamente frustrados por la cantidad de gente que tiene el don de traer de vuelta a la vida a los muertos...- Sigo mirando a Gabriel.-... y por una vez comparto el sentimiento.  

"¡Que bién!" la ironía teñía mi monologo interior "Hoy planean apalear a Vanna y traen de vuelta a Gabriel... El mundo sólo puede ser más desagradable si nos vemos sometidos a los demonios."

Comienza un nuevo día y a pesar que es una buena noticia que Gabriel haya vuelto, la amargura de los resultados de la ultima noche me hace estar intranquilo.

- Bienvenido de vuelta Gabriel...- lo saludé con media sonrisa en mi cara, luego me giro a Tetsuo y le comento:- anoche los traidores dejaron nuevamente a Vanna vigilando y los demás se escondieron... lamentablemente solo la vi a ella otra vez- me giro a Vanna - al menos no san tan tontos como pensaba... los subestimé, sin embargo todavía tenemos algo de margen para encontrarlos...- al decir esto me vuelvo nuevamente a Gabriel- bueno, has vuelto y no se que tanto el anfitrión del otro lado te ha puesto al corriente, lo único que tenemos por ahora es a Vanna, ella es una de los traidores... ah!... y además participó en tu muerte... eso en resumen- estaba terminando de hablar cuando el "ingenioso" Yormund comenta nuevamente.

Le escucho hablar sobre la vuelta de Gabriel y como igualmente le sigue atacando.

- Yormund... Yormund.... por que haces eso?... tanto quieres morir? o en realidad eres uno de ellos?; si tu intención era llamar la atención y que algunos sospecharán de ti definitivamente... te tengo noticias: lo lograste...- le digo ésto último mirándolo con cara de hastío.

-Nil, no sé de que te sorprendes, antes de saber su afiliación ya dije que le odiaba, porque él en sí me parece repugnante, en cualquier otra circunstancia también haría lo que estuviera en mi mano para matarle. Aquí y ahora carece de sentido seguir atacándole, pero eso no significa que me vaya a alegrar de verlo.- Nil me aburría... era curioso como todos los que por ahora habían demostrado ser aliados o me repugnaban o estaban amargados. Si eso era el precio de la moralidada humana, estaba satisfecho habiendo elegido que los mortales fueran mis juguetes.

Vuelvo en mí y veo un cadáver más, me obligo a apartar la vista y suspirar... ¿Realmente era necesario todo esto?

Trago saliva y alzo mi mirada fija en Nil.

-No me defendí por que no tenía ningún argumento a mi favor. Pero ahora... ahora necesito que me expliques algo, Nil.

Se nota la furia contenida mientras avanzo hacia él.

-Además de lo oportuno de tu don... de la cantidad de gente que puede traer a alguien a la vida... ¿también son dos los que pueden ver quién se mantiene despierto y ataca por las noches? Por que claramente yo he visto a... otro, que no diré por no ponerle en peligro, es su decisión desvelarse o no. Y, suponiendo que sí... ¿tan descabellado es pensar que puedan engañarte de algún modo?

Me mantengo erguida frente a Nil.

-Me da igual que me ataquéis, que ahora todos os alcéis en mi contra. Con mis propios ojos he visto que hay otro capaz de ver quién se mueve por las noches... y no eres tú. A menos que me lo expliquéis, iré en tu contra... tal vez sólo hayas aprovechado el momento en el que desconfiaban de mí. No permitiré que acabéis con quien queráis a vuestra voluntad.

La seguridad en mi voz es plena, sin duda, sin miedo a morir.

Eko asintió con solemnidad ante la respuesta de Gabriel. Quizá, después de todo, pudieran tener un nuevo principio.

- De nada, Gabriel. Tenía la posibilidad. Tenía el deber. - Le dijo entonces con gesto grave. - Y aunque no sea a cambio de nada, te pediré una cosa: Si muero, no tomes mi poder. Es lo que soy: jamás te lo perdonaría.

Después Eko se apartó, poniendo algo de distancia con todos. La indecisión de Tetsuo era comprensible, pero no sería él quien dijera nada al respecto. Al menos no por ahora.

Finalmente, ante las palabras de Vanna, la miró con completa incredulidad. ¿De verdad estaba confesando tan abiertamente?

- En serio, Vanna, lo tuyo ya tiene delito. - Le dijo, sin evitar una sonrisa de satisfacción. - Muchos ya suponíamos que alguien había tomado como propio el poder de Nil sin arrebatarle a él más que la vida. De ahí su muerte. - Explicó, antes de hacer una pausa. - Incluso Yormund lo explicó. Como consecuencia, es completamente lógico que hubiera alguien más merodeando por ahí.

- Así que acabas de dar la razón a Nil. - Recapituló, aún incrédulo, abriéndose de brazos - Eso pone las cosas aún más fáciles, supongo.