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HLdCn: El Legado de Caín II - Semillas de Destrucción

Día 9 - Un Ciclo con Final

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14/01/2014, 10:39
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Aquella era una mañana silenciosa… como si ni el viento quisiera despertar, en aquel mundo de pesadillas que estaba por entrar. Todo parecía igual que el primer día, pero lleno de sangre, odio y destrucción… una sombra imborrable alzaba en tan solo nueve días que se prolongaría hasta el final.

Entre todos se alzaban, aquellas dos pequeñas sonrientes mirando tintineantes los cadáveres que se propagaban en el lugar, junto a los nuevos que se habían unido en aquel anochecer.

El primer cuerpo dispuesto era el de Gabriel… con su torso semidesnudo, y su garganta seccionada con un fino hilo de muerte que dejaba su testa apoyada en aquellos muros de soledad.

Un escalofrío recorrió vuestra piel, mientras veíais miles de dentelladas en sus piernas a medio devorar.

Vuestro pesar se hacía grande mientras con un giro de cabeza veíais a otro caído sellando el lugar. Tendida en el suelo con el pecho descubierto y numerosos golpes que destrozaban su tórax hasta mostrar su rojo corazón, se encontraba Marceline.

Sus brazos destrozados se tendían a ambos lados, dejando un cuerpo indefenso a la muerte que evocaba a la más lenta agonía sin parar.

Ya iban dos, pero no serían los últimos en desaparecer… pues cercana a la zona donde irradiaba la primer luz del día, cercana al ventanal, se tendía Ira, como recordabais antes de sumiros en aquel sueño otra vez, pero ahora su piel estaba deshecha, y su cráneo hundido en golpes, aunque a pesar de ello la sonrisa irónica no abandonaba sus labios, ni siquiera esta última vez,

Su cuerpo estaba bañado en porciones de cristales que hendidos en su carne, mostraban el rastro de los golpes que la habían hecho llegar hasta el final de su existencia. Tan solo había algo que no cuadraba…

Su arma afilada ya no estaba entre sus dedos, aunque a cambio un sendero de sangre se presentaba a su lado, llevando vuestra mirada de la mano, hacía el lugar donde la sangre ocultaba su querida compañera de batalla.

Las hojas de aquella tijera se hundían con fiereza en la carne de Andrew, desatando sobre su abdomen una herida que no tendría final, dejando que la sangre cayera y cayera sin cesar, mientras aún sus pulmones luchaban por aguantar.

A su lado sobre un charco de sangre, aquel león de piedra lamía sus heridas, aunque sabía que no había espacio a la vida… esperando que pronto llegara el final.

La vista de Andrew se nublaba y tras ver sus dedos cubiertos de sus propia sangre, dejo ir su vida, haciendo aquello que había dicho, matando a un traidor… pese que este no fuera su sino, algo obligo a su alma a arrojarse contra la destrucción.

El resto de presentes os mirabais aturdidos esperando que algo pasara tras todas aquella muertes, algo en vuestros tobillos en toda aquella sala, pero nada ocurrió por el momento tan solo silencio, roto por las sonrisa de aquellas pequeñas que felices veían un campo de muerte y destrucción, donde se iniciaba su era, la era de la desolación…

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14/01/2014, 12:11
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A vuestro lado un sembrado de cadáveres y silencio.

El tiempo parecía enlentecerse como solemne despedida a Gabriel, la brisa se hacía áspera y bruñida como Marceline, el aroma era férreo como la sangre que tanto adoraba Ira, y en vuestros corazones un sentimiento indefinido, como aquella sensación que cargaba la existencia de Andrew…

Todo cuanto os rodeaba os recordaba a todos los caídos, incluso a aquellos que la catedral hizo desaparecer…

Entonces el suelo de la sala, parecía crepitar como despertando de un largo letargo que os hizo vacilar. Al principio todo parecía muy confuso, pero pronto sabíais que bajo vuestros pies el suelo se alimentaba de la sangre de los caídos, incluso de la vuestra que algún día cayó…

En ese momento Zyllah siente una fuerte punzada en su mano, y al mirarla observa con asombro como Mêredy hunde sus dientes sobre su carne, y con una sonrisa se esconde de nuevo a varios pasos de ella, tras Juliette.

Tras mojar su dedo en el cálido caldo de sus labios deja caer una gota al suelo con solemnidad sin apartar la vista de esa gota que finalmente estalla en el suelo con un sordo sonido sin más.

Todo parece confuso, entonces Juliette se acerca a Liam y le dice con cierta sonrisa que le recuerda a Ira: Solo faltas tú…

Liam se pierde mirando como aquella pequeña muerde sus labios, como Ira había hecho hasta el final, pero finalmente entiende sus palabras, y mientras la pequeña diabla le tiende un cáliz, este al principio introduce sus dedos mojando su piel en aquel férreo aroma, lame cada resto en sus yemas mientras recuerda una pícara sonrisa hasta que finalmente el mismo muerde sus labios. Se limpia la herida y arroja la sangre contra el suelo…

Aquellas marcas de vuestra piel parecen encenderse de nuevo, pero ahora sin dolor, pues poco a poco se apagan y se borran, liberando vuestra alma como si un grillete hubiera caído contra la tierra, haciéndoos libres, dejando un peso atrás.

Las pequeñas sienten que es el momento, así que sin dudarlo se acercan a uno de los cadáveres que aún no lográis reconocer, pero que al tiempo por su tamaño dibuja un nombre en vuestros labios, mientras vuestros ojos se abren de asombro al querer comprender toda una trama de engaño, tejida entorno a aquella ciudad.

Su tersa melena herida por las dentelladas de Mêredy, de una cabeza separada que pronto se unirá a un cuerpo que pensabais devorado…

Juliette saca de nuevo aquel filo de acero de entre su carne y comienza a tejer de nuevo un cuerpo con un hilo de sangre oscura… el pequeño cuerpo de Cameron, que a cada paso va tomando soltura, y llega el momento que incluso os sonríe desde la distancia, mientras que poco a poco van uniendo sus miembros, formando una muñeca siniestra una vez más…

Al tiempo las tres pequeñas se alzan frente a vosotras, y se funde en un frio abrazo mientras os miran con decisión.

Ahora Cameron se coloca al frente como un general ante su ejército, y os sonríe mientras cruje sus articulaciones entumecidas.

Una mirada de desprecio a los caídos, y entonces todo a vuestro lado parece temblar… como si de humo se tratase, poco a poco las ventanas y el suelo se deshacen… ya nada os rodea, parece que todo era un espejismo, una pesadilla formada con desprecio por aquella pequeña cuyos ojos se bañan en orgullo al encontrar en vuestras caras asombro y confusión….

Parece que nunca os movisteis de aquella sala de las lápidas, donde un día Andrew lloró y mostró aquel ser que encerraba en su cuerpo, y donde se os mostró un camino incierto que nunca fue verdad.

Paso a paso Cameron ando, hasta ponerse sobre el sello central,  desde donde parecía provenir el  temblor. Juliette y Mêredy se pusieron, cada una a un lado de ella.

Camerón sonrió y dijo: Empieza el final de cualquier rastro de esperanza, es el tiempo de la destrucción.

Gracias a vosotros, el sello tendrá su merecido final… Os miró a cada uno de vosotros mientras pequeñas esferas de sangre ascendían desde el suelo hasta deshacerse a medio camino del techo.

La traición está impregnada en vuestro corazón, y por ello seréis buenos instrumentos que conservar, pero antes de ello…  Miro a sus compañeras y dijo: Es hora de alcanzar el averno…

Una luz cegadora inundó la sala, proveniente de aquel sello, como si de una abertura hacía el mismísimo infierno se acabase de crear….

Sentíais el calor en vuestras mejillas, la desesperanza en vuestro corazón, y el pesar de la condena sobre un alma que no sabíais hasta donde podría llegar.

De nuevo aquella luz se apagó, y ante vosotros aquellas pequeñas crujían sus cuerpos y se retorcían sobre si misma, dejando un cuerpo evolucionado como resolución a tanto dolor…

En el centro una mujer esbelta con sangre en sus labios y ojos encendidos en odio os miraba, desde donde antes estuvo Cameron.

A su izquierda donde estuve Mêredy, ahora una adolescente de mirada fría os escudriñaba, mientras su pelo parecía disfrutar con el contacto de la sangre…

Y a la derecha del sello, ya no estaba Juliette, al menos en apariencia, pues ahora se alzaba una joven de curvas sinuosas y negro pelo, que jugaba en sus manos con una marioneta como jugó con vuestras vidas desde el principio hasta el final, la joven costurera había conseguido ensamblar la suficiente traición para alzarse con la victoria y la desolación.

Las tres pequeñas, ahora habían crecido, y sin saber cómo, podíais decir que su poder también… el cielo se tiño de ocres nubes desde donde se empezó a esbozar una grieta desde la que miles de almas parecían escapar, el mundo se resquebrajaba dejando una abertura entre vuestro mundo, y el averno, sin más.

Puede que vuestros pasos fuesen herrados, que aquel final no debiese nunca de ocurrir, pero las hojas del destino están llenas de errores, y ahora no podéis hacer otra cosa nada más que esperar…

Este era el final de una era que comenzaba a escribirse, y como buen final, debía ser observado por todos cuantos crearon ese final… Será por eso que desde la grieta las almas de los caídos en el lugar parecían ser llevadas por una brisa, hacía esa plaza semiderruida, donde se orquestaba el debacle de vuestra realidad.

Los cuerpos de todos seguían tendidos sobre el suelo, pero sus almas etéreas e intangibles se presenciaron en el lugar, todos tras los pasos de Kaldreade, que parecía que como anfitrión os concedía aquel don.

Miradas de desengaño, y de resignación, otras de confort por al menos tener un lugar, y otras miradas heridas por el engaño de aquellos que creyeron y sentenciaron desde la sombra vuestra caída.

La caída de Oldland que se erguía bajo la sombra de aquellas tres mujeres… que pronto saldrían de aquel clímax de poder para dar paso a la destrucción…

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15/01/2014, 00:38
Director

Las mentiras tejidas a lo largo de estos nueve días estaban aún por desvelarse entre legajos de historia que solo escucharían los descendientes del vencedor. Pero algo era claro, aquellas pequeñas ahora crecidas tenían un discurso que dar….

La primera en hablar sería Cameron, la cuál ahora con voz regia os miraba mientras jugaba con sus dedos entre su piel.

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15/01/2014, 00:54
Cameron

Mira a los caídos y dice con una sonrisa mientras balancea su cuerpo con pasos lentos: Puede que no queráis asumirlo, pero nos habéis cedido un grandioso don.

Pues ahora nuestra alma se enfunda con la muerte y recuerdos de los veintidós que aquí llegasteis.

Se para un momento en secó y un alma pérdida de la grieta parece atravesarla, mientras su figura parece emitir un sordo grito. Tras un breve segundo dice con cara de asombro, sin poder evitar un risa pequeña: ¿Habéis escuchado ahora me llaman la Dama del Engaño?... Como si yo tuviera culpa de que aún aniden en vuestros cuerpos sentimientos de bondad y aflicción.

En vuestras mentes se repite al momento la primera escena en la que conocisteis a la pequeña Cameron, donde su vieja y estudiada inocencia os hizo caer en su traición. A la vez que ese recuerdo os atormenta se ríe y dice: En cualquier caso, el nombre me encanta… y más lo que representa, en verdad… dice mientras acaricia en su brazo una serie de cuatro cicatrices que separadas adornan su antebrazo.

Gracias a vosotros ahora soy una de aquellas que siempre se nombraran, pues bajo nuestro engaño conseguimos derrotar a Oldland, y al sello creado bajo juramentos de protección.

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15/01/2014, 01:02
Mêredy

Las palabras de Cameron son cortadas por la impetuosa Mêredy la cuál ahora se mueve con curvas sinuosas a pesar de que sigue siendo tosca en sus formas, sin poder evitar esconder su parte animal.

Nada hubiera servido, sino hubieras propagado que la muerte debía ser lenta y cruenta… El primer mandato de Baal, el cual siempre he seguido con fervor.

Va enumerando mientras extiende sus dedos: Miedo, angustia, sangre, agonía y rencor… Cierra el puño y termina diciendo: Todos nacidos del Odio, el verdadero motor de la Guerra y la Destrucción.

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15/01/2014, 01:13
Juliette

La última en hablar es la nueva Juliette, la cual tras esconder aquella muñeca entre sus ropas, anda con decisión y sensualidad hasta Liam y tras besarle con fuerza muerde su labio inferior dejando que la sangre los manche a ambos.

Una leve sonrisa y luego vuelve a su sitio, sin olvidarse de lanzar al suelo a Liam de un brutal golpe en la sien: Mêredy, no has cambiado, sigues tan salvaje como ayer…

Solo te acuerdas de los momentos finales, y no te acuerdas de disfrutar del primer plato.

Lleva una gota de sangre hacia sus labios y tras degustarla dice: Hay tantos sabores donde encontrar un poco de verdad.

La Agonía es solo el último peldaño de cualquier Tortura, en verdad…

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15/01/2014, 01:24
Director

La conversación de las tres diablesas parecía perderse entre sus más sentidos sentimientos, pues seguían siendo niñas, pese a su nuevo porte y estatura, aún no habían madurado lo suficiente en verdad.

Pero entonces, todas callaron al ver como uno de los caídos ni siquiera se había inmutado de su alteración. Se mantenía con la cabeza apoyada sobre una de las paredes, con la mirada perdida y acariciando con su mano el lomo de su corcel.

El Ilusionista, había sido presa de su propio don, el engaño, y ahora sentía el doble filo de su actuación, pues a veces la gente sentía fascinación por los trucos y otras sentía que habían sido timadas y estafadas sin más.

Alzó su etérea figura y fue hasta Zyllah, negó con la mirada y con asco en sus gesto se alejó sin mirar atrás, tan solo una lágrima quedaba de lo que él pensó que era una amistad.

Un aura de misterio parecía envolverlo a cada paso…

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15/01/2014, 01:27
Mêredy

Con cara algo incrédula dijo señalando con el dedo: ¿De verdad, creyó que lo hacía por él?...

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15/01/2014, 01:28
Cameron

Cameron cayó con su mano a la alocada Mêredy, y espero para ver lo que ocurría desde el mundo de los muertos, el final de su trayecto, debía ser escrito antes de que todo terminara, o serían almas en pena sin más.

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15/01/2014, 02:00
Director


El paso de Zagam era lento y sin rumbo, pero entonces algo choco contra su cuerpo… el hocico de Chance buscaba su ánimo, mientras las manos del ilusionista se perdían en una caricia entre sus orejas.

A la mente de Zagam, volaron miles de recuerdos, sobre todo de los días que ocurrieron mucho antes de entrar en aquella catedral, y entonces supo cual era su función.

El era un ilusionista, y la función estaba terminando, pero nunca… se termina la magia de la ilusión. Por eso tomo fuerza y monto sobre el lomo de su caballo y tomo aire. Sacó de sus bolsillos una pequeña caja de cristal.

Muchos recuerdos y deseos guardados en aquel habitáculo, que ahora podría brindar a los demás.

Sin frenar su instinto dejo caer la caja junto a los cascos de su corcel… y aquella ciudad pareció envolverse en una lluvia de pequeñas gotas de cristal, una risa asomó en los carrillos de Zagam, mientras observaba aquella efímera llovizna que no mojaba ni llegaba al suelo, tan solo se perdía al contacto con el viento.

En la mente de Zagam se escuchaba un eco como si a lo lejos un pequeño grupo de personas parecieran dispuestas en redondel, esperando su porción de magia, su pequeño truco… aquel legado de inocencia que solo el mejor ilusionista podría dar.

Sin dudarlo, Zagam bajo y cogió las riendas de Chance con sus manos y avanzó queriendo llegar hasta ese lugar, las voces de los niños se mezclaban con las historias de los viejos… las mujeres se escondían nerviosas mientras los intrépidos hombre enfrentaban sus ojos con el mago.

Poco a poco la figura de Zagam se borraba entre todos, pero no estaba solo, con el iba su magia, sus trucos, Chance y su ilusión…

No había porque mirar atrás, pues parte a pesar de que el ya no estuviera, su trabajo se extendería hasta el final.

Prueba de ello era la carta que ardía ahora en el suelo, la carta del Mago, que había pertenecido a Poron, y que Eko dejo ahora escapar... cerrándose tan solo en pequeñas ascuas que se consumían sin más...

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17/01/2014, 13:49
Director

Las tres diabólicas doncellas miraban con asco aquella escena en la que los sentimientos parecían predominar.

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17/01/2014, 13:49
Mêredy

Mêredy, alzo una de sus manos y toco esa esencia que parecía caer y entonces pregunto: ¿Y se puede saber todo esto para qué es?...

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17/01/2014, 13:50
Cameron

 

Cameron miro al horizonte y dijo: Es la despedida de la humanidad…

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17/01/2014, 13:51
Director


Aquellas palabras sonaron en la más profundo de vuestro ser pues a pesar de que buscaran la destrucción, sabían que aquello era un final, y como tal debían de respetar. Un final solitario para la mayoría de vosotros.

Como por ejemplo para Kaldreade, pues tras la muerte de aquella mañana ningún alma había llegado a su cena una vez más… Todo lo luchado y todo lo arriesgado, para finalmente perder a Marceline.

Diste tu vida por seguir de alguna manera junto a ella, y finalmente nada de eso pasó.

Kaldreade se sentó sobre una piedra y derramó la primera lágrima suya que había logrado notar Oldland, y la derramaba ahora que estaba casi destruida y a expensas de determinar su final ante un averno sin igual.

En sus hombros caían aquellas perlas cristalizadas que al mero roce dejaban de existir, mientras en su mente observó de nuevo la sonrisa de su hermana, aquella sonrisa que un día le llevó a Oldland, y la misma que hizo que nunca la dejara de buscar.

Un ligero frio en su cuello hizo que alzara la mirada y allí junto a ella estaba Marceline, tendiendo su mano rodeada de una fina aura de luz.

Miro al resto y limpió su rostro y cogió su mano a la vez que se levantaba, debía ser un sueño, pero pudo sentir el frio de su alma entre sus dedos, mientras aquella luz los acogía reconfortado todo lo perdido, una ida unidos.

Las manos de Marceline recorrían el rostro de Kaldreade, mientras este no la soltaba ni un segundo.

La luz poco a poco se fue apagando, al igual que sus almas que se fueron sin más. Ahora los hermanos podrían seguir su final juntos. Recuperar el tiempo que las batallas le robaron, recuperar su ilusión.

De las manos de Eko voló de nuevo una carta que se deshacía en ascuas, dejando un dibujo roto en el aire, un Carro, una carta que representaba todo lo que había pasado en sus vidas hasta llegar allí, sobre sus hombros un mundo de ilusión y muerte que ambos soportaron cualquiera que fuera la dirección… un carro de emociones que de nuevo estaba unido a sus caballos, donde Fionna y Louch eran las únicas alas que brindaban libertad.

Tan distintos, blanco y negro, hombre y mujer… pero tan iguales como dos hermanos unidos, don eslabones de un mismo grillete… como eran ellos dos.

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17/01/2014, 15:01
Director


Aquel reencuentro sobrecogió el corazón de unos pocos, y también hicieron que miles de recuerdos volvieran a surgir.

Algunos recuerdos enturbiaban una mirada que férrea escudriñaba el horizonte. Como fue el caso de Lennish, la cuál había mantenido una actitud tosca desde que llegó a Oldland. Escudando siempre sus sentimientos y con fiera mirada hacía los demás. Mirada que ahora se ahogaba en miles sentimientos que reflejaban su soledad.

Había librado la batalla, había perdido y seguía sola, no había encontrado ni siquiera la verdadera dirección que pensaba encontrar tras la batalla.

Había hecho todo cuanto James le había pedido, olvidar sus sentimientos, pensar solo en cómo ganar, usar su arma como le indicara su instinto de caza, y nunca volcar sus sentimientos hacia el exterior.

Cada uno de los pasos seguidos, pero sin resultado al final, había perdido la batalla y su objetivo, se sentía derrotada. Una luchadora sin diana que alcanzar.

Sus ojos no derramaban ni una lágrima, pero en su rostro se dibujaba la aflicción. Y entonces… un dedo sobre su mentón la obligó a alzar la mirada. Una mirada azul que se perdía en la inmensidad de lo que se acababa de encontrar.

Frente a ella, su joven mentor, aquel que había guiado sus pasos… y que pensaba que le esperaría al final. El asombro le inundó a encontrarlo tan solo en espíritu como ella… un alma sin más.

Se alzó de aquel lugar que primero le sirvió de refugio en su vergüenza y se quedó frente a él, de nuevo la ira y furia inundaban sus ojos, y sin pensarlo  un movimiento rápido hizo que su mano cruzara el rostro de su mentor.

James apenas se inmutó tan solo abrió sus manos y aceró a Lennish hacía él, la cuál no dudo en ir, y romper esa coraza que la protegía, rompiendo en su regazo a llorar.

Lloraba por todo lo que había pasado como una pequeña niña, no solo por sus heridas sino por todos aquellos momentos que día a día, despertaron sentimientos que siempre se obligó a callar.

Aquella niebla de escarcha desdibujó aquella figura que enlazaba a la arquera y a su mentor, mientras que de las manos de Eko, caía otra carta… el Mundo. Una carta regida por una figura femenina, donde los orígenes y puntos cardinales esperaban su decisión, a pesar de que ella siempre estaría encapsulada en una coraza que la protegería del exterior.

Una coraza en la carta de flores, aunque Lennish sintió como espinas en su interior… ahora esa coraza ya no existía pues junto como hicieran en su momento las otras cartas, el naipe se deshacía en meras cenizas que volarían sin más… Sin dejar huella ni rastro, tan solo la dirección del viento, la única dirección…

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20/01/2014, 11:02
Mêredy

Todo esto es vomitivo… Alguien debería avisarlos de que…. Entonces de nuevo alguien cayó la voz de Mêredy.

Una mano fría y distante que consiguió su objetivo, mientras tras un pequeño cuerpo avanzaban muchas más almas bajo aquella lluvia de cristal.

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20/01/2014, 11:04
Director


Once almas iban hacía vosotros, y llegado el momento fueron en su verdadera dirección, dejando claro cuál era su horizonte… Syd, el cuál parecía que llevase mucho tiempo esperándolos como si los hubiera perdido, y necesitara de nuevo su arrullo.

Diferentes edades pero todos varones, era la única semejanza entre ellos, y el color de sus ojos que parecía vivo,, y aunque todos distaban entre el azul y el verde, entre todos ellos podrían a ver hecho una pequeña escala de color.

El más pequeño de todos, un pequeño que apenas tendría siete años, parecía el más decidido de todos, y tras situarse frente a Syd, tendió su mano y espero…

Syd parecía indeciso, pero finalmente aceptó la mano del pequeño, entonces bastó una mirada para encontrar un nombre y un rostro en su imaginación.

Hacía mucho tiempo que buscaba una respuesta de quien habría sido su padre, y cuál habría sido su sino en aquel lugar. Ahora conocía que su padre era Jacob Brandr… Un antiguo conocido para la historia de Oldland, que quiso dominar con su milicia aquel sello del averno, y acelerar aquel momento que ahora estaba por pasar…

Puede que si lo hubiese hecho, ahora Syd, estaría vivo, puede que todo fuese diferente en aquel lugar, pero eso ya no importaba, pues había ganado algo que no querría perder nunca más.

Ahora tenía el apoyo de una familia, no estaba solo, una familia que se desdibujaba bajo aquella lluvia cristalina, y que como ocurriera con el resto, otra carta provocó su final.

Su número parecía premonitorio, pues el arcano pertenecía al número doce… como doce eran los descendientes de Jacob, unidos por una misma línea que los ataba a la muerte… como recompensa a sus sacrificios, como la sonrisa que termina siendo quemada en la carta del tarot,

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20/01/2014, 12:45
Director

Mêredy había comprendido que había que callar antes de desvelar su victoria… pues el mundo de los muertos no entiende de tiempos ni de razones.

Así que fue junta a las otras y se dejo caer al suelo mientras miraba con cierto odio tanta muestra de sentimientos entre los demás.

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20/01/2014, 12:46
Director


Mientras todos parecíais tener un final más o menos feliz, una figura se guarecía entre sus propio abrazo, recordando su soledad y el rencor surgido de su mala suerte.

Sus nuevos brazos buscaban su piel y la tersaban mientras sin producir sonido alguno miraba hacía la esquina que producía ese ala de la catedral con la nave central.

Ivhone vio en aquellas sombras un futuro  sin suerte, pues a pesar de haber conseguido ganar el equipo traidor ella ya no vería cual sería el gozo de ganar. Todos parecían tener alguien a quien encontrar pero ella no tenía a nadie.

Solo estaba ella y Shia… entonces un sonido metalico resonó en una de las columnas, que parecía bañada en aquella danza de cristal.

Sobre la pared descansaba un chico de cabello negro, y ropas negras, en cuyas manos jugaba con un medallón.

Ivhone parecía no creérselo… avanzaba hasta él con paso lento mientras el esgrimía una sonrisa, parecía que aquel joven había vuelto para ver su final.

Era Ithan… y parecía dispuesto a perdonar… aún en su vientre se veía aquella herida que había separado sus destinos, pero con sus manos la llamaba a estar de nuevo junto a él.

Ivhone parecía nerviosa… hasta que estuvo a su lado, el dio el primer paso hasta encontrar sus labios. Entonces, durante aquel beso ella suspiro, sabía cuál era su naturaleza… y le había bastado estar un segundo más a su lado para saber lo que debía hacer.

Así que sin dejar que el tiempo llegara a más, hundió su rostro mezclado en deseo junto al cuello de Ithan y tras unos segundos de placer, con sus seis manos rompió lo que quedaba de alma de aquel hombre… el cuál se extinguía entre gritos, sin saber porqué.

Ivhone se giró al resto, dejando ahora en su mirada un hilo de maldad y depravación que os hacía incluso recular…

Entonces todo parecía desvanecerse como sucedió con los demás pero su alma se transformó en una esfera perlada que sobrevoló la instancia hasta colocarse a un lado de Mêredy.

La carta de la luna ardía perdiendo su dibujo como las demás, un arcano custodiado por dos caninos que demostraban su fiereza y miedos, a la vez que su forma etérea que parecía reflejar aquella luna, que le otorgaba un nuevo lugar.