Partida Rol por web

El sol entraba entre tonos ocres por aquellos ventanales rasgados… La sombra de las enredaderas dibujaba un laberinto en el suelo del lugar, bajo la atenta mirada de Juliette y de Mêredy, todo estaba por empezar.

No era difícil adivinar quién sería el próximo en caer, pues casi la mitad de ellos buscaba la mirada de Gabriel, pero sin embargo sus ojos estaban clavados en una única dirección… los ojos de Létang.

Aquella mirada parecía vaticinar un duelo, que acabaría con al menos uno de los dos.

Eko dejo de jugar con la bala de sus dedos, y la posiciono en tambor del revólver, y giro la ruleta, mientras cerraba el adaptador. Levantó la mano y lo miró a través de la mirilla del arma… y entonces Gabriel desapareció.

Todos buscabais su nueva posición, entonces una flecha sonó en el aire, y acertó… pues un leve gemido se escucho, mientras que unas gotas de sangre caían al suelo, como estela de una flecha clavada solitaria sobre el techo, sin ningún cuerpo aferrado, pero al menos si con una herida abierta en algún lugar, por la certera mirada de Lennish.

En una esquina volvía aparecer Gabriel, sujetando su hombro sangrante… al parecer ni el tiempo evita que las heridas dejen de sangrar… ahora en el suelo se dibujaba un leve tintineo de sangre que marcaba su posición y los pasos que dio. Y siguiendo aquella estela estaba Yormund, que seguido por la tímida mirada de Naica, introdujo sus uñas afiladas en la herida ya abierta, dispuesto a desgarrar…

Al momento Yormund estaba a solas, y sus dedos manchados por la sangre de Gabriel, pero este se alejaba entre relámpagos de una imagen, queriendo evitar su destrucción… Pero la sangre sobre el suelo, marcaba su trayecto rutinario, y gracias a ello en tan solo unos segundos, y con hábil movimiento, Alice pudo hundir el filo de su daga sobre el estomago de Gabriel, con una fuerza superior a la humana, si no fuese por la herida, incluso aquel golpe le podría sesgar.

Los pasos de Gabriel flaqueaban y se aferraban ahora su vientre con ojos hirientes, como preguntando el por qué, y no hizo falta una respuesta antes de encontrar un nuevo contrincante enfrente de él.

Esta vez era Andrew, el que estaba dispuesto a retarse con él, Gabriel alzo la mirada de su cuerpo doblado, seguro de que esperarían unas palabras antes de proceder, pero lo único que encontró fue el acero del escudo de Andrew, que con arrojo golpeaba sobre su rostro y lo lanzaba al suelo… Sin perder un segundo, Andrew se sentaba sobre él y golpeaba su rostro una y otra vez, dibujando nuevas grietas de las que pronto manaría sangre, y comenzaría a enmarcar un rostro lleno suplica y desconcierto, falto de ayuda y de fe.

Y precisamente, era el tiempo lo que le faltaba en estos momentos a Gabriel, pues su vida se escapaba bajo el puño y el escudo de Andrew.

Era el momento de Vanna, la cual se situó tras Andrew, y comenzó en un principio a retorcerse de dolor, como si algo le destruyese desde dentro, pero entonces alzo su cuerpo y desplazo su cara hacía atrás… Ante los ojos de los demás, algo extraño comenzaba a ocurrir, pues desde el centro de su vientre, parecía emerger algo con furía y desdén… primero fueron las manos, y luego poco a poco todo parecía crecer de la nada, como si algo redujese aquel cuerpo en un espacio tan pequeño como el que existe en cada capa de piel. Pues en menos de unos segundos dos cuerpos se alzaban tras Andrew, ambos eran idénticos excepto en su mirada… Una Vanna llena de frio en su mirada, y la otra con un fuego deseoso de arder. Andas apoyaron al unísono una de sus manos sobre un hombro de Andrew, y con tan solo una mirada le dijeron que ya no era el turno de él…

Y no fue el gesto lo que lo hizo parar, sino la impresión de encontrar dos cuerpos iguales, de los que no tenía constancia y a cuya formación no había asistido, pues estaba de espaldas a ella.

Era el turno de las gemelas, y como compenetradas en una sola mente, cada una supo lo que debía de hacer, pues aunque Gabriel estaba herido, aun quedaba espacio para darle un turno más…

Por ello, la Vanna de mirada fría, avanzó hasta asir por la espalda a Gabriel y elevarlo, ofreciéndole a una presa amarrada a su contraria que con una sonrisa en los labios, comenzó a desentramar una red de golpes sobre cada uno de los huesos, de cada articulación de Gabriel, los huesos crujían, incluso una patada hizo que una rodilla se fuera hacía una posición nada natural.

Un grito de dolor llenó el lugar, mientras unos pasos sordos se acercaron por detrás… Mientras el dolor se hacía acompasado a cada respiración, Gabriel pudo distinguir a Poron, y fue en aquel entonces cuando casi esperando aquel momento supo que era su final. El payaso se acercó y cuando Gabriel pensó que su mano cercenaría su vida y su corazón, las manos de Poron descendieron hasta el suelo, y poco a poco se sintió inmerso en una red de arenas movedizas que lo enclavaban en el suelo cada vez un poco más.

Haciéndolo presa del mismo suelo, Poron se alejo, mientras ahora con gestos lentos Gabriel intentaba zafarse de aquella cárcel que lo encadenaba a pocos pasos de las gemelas, las cuales lo miraban con desdén.

Unos tacones se acercaron por su derecha, y tras agacharse junto a él, Ivhone depositó su mano en uno de los hombros de él, y mientras decía unas palabras, la pequeña Shia descendía hasta tomar contacto con el cuello ensangrentado de Gabriel.

La pequeña viuda negra, inoculaba su veneno a través de un torrente de sangre abierto en la piel, y su dueña decía antes de recogerla y volver a su lugar: No hay que jugar a ser el dueño del tiempo, sino aceptarlo y vivirlo hasta el final.

La mirada de Gabriel se incendiaba de dolor, el cuál al principio era placentero, para luego hacer que poco a poco desease estar muerto mientras sentía como si miles de agujas comenzaran a atravesarlo una y otra vez.

La agonía era lenta, y parecía eterna y lenta para desaparecer… pero entonces el brazo de Eko se giró hacia la izquierda, y sin ni siquiera mirar esta vez el objetivo, disparó…

El ruido del plomo estallando llenó la instancia, mientras que el cuerpo de Gabriel cae sobre el mismo suelo que lo atrapa, cediendo su posición de cárcel, para convertirse en su lecho final.

Ahora la noche empezaba a nacer y antes de hacerlo sentíais como la marca de vuestro tobillo ardía desde varios puntos a la vez.

El destino no paraba, ni siquiera en aquel momento, en el que él que se creía dueño del mismo intento zafarse de su destino, sin saber que en verdad corría hacía él.

Inspirando el agradable aroma de la pólvora, Eko permaneció aún un instante totalmente inmóvil, con el brazo extendido, simplemente escuchando. Aún tras oír caer el cuerpo de Gabriel sentía el corazón bombeando en su pecho y sólo entonces su respiración, que había sido contenida dos segundos antes del disparó, se liberó.

Eko recorrió la estancia con la mirada, parándose en todos aquellos que habían luchado a su lado. Les dedicó un asentimiento de cabeza, incluso a aquellos con los que menos había hablado, y comenzó a caminar hacia un lugar más apartado.

Se alegraba de no haber juzgado a la chica del arco por su arma, como en otro tiempo habría hecho. Desde luego había demostrado estar más que a la altura.

En su nueva posición Eko no descansaba todavía. Era el momento de analizar. De ver quiénes se alegraban y quiénes lamentaban esa pérdida. De prepararse para la noche.

Tetsuo estaba totalmente dispuesto a sesgar la vida de Vanna. Era necesario, lo quisiera o no debía tomar una opción, y esta vez estaba seguro contra quién apuntar a Mugetsu. Pero fueron otros, una gran mayoría, los que decidieron ajusticiar a otro.

Avanzó hacía el cuerpo sin vida de Gabriel, hasta junto a su cuerpo. Se agachó, quedando de cuclillas frente a él. Lo observó unos segundos, y pensó en las leyendas que se podrían haber contado de "el señor del tiempo", leyendas que probablemente no se contarían ahora por la desconfianza y el rencor asesino de muchos. No los juzgaba, pero lamentaba su muerte.

Se puso de píe, y se encamino hacía el primero que se preparo para atacar. Se detuvo a unos cuantos pasos de él. Apartó su rostro para no mirarle directamente, dejando descansar su brazo izquierdo junto a su cuerpo, mientras la mano derecha se mantenía sosteniendo la empuñadura de su katana.- Nee... ¿Que tar si se equivocaron con ér? ¿Qué tar si hemos perdido a un importante ariado? -  

Megan observa la batalla y ve cuántos han decidido atacar a Gabriel. Al haber caído Seele, pensó que tal vez podía salvarse pero Eko tenía razón, que Seele defendiera a Gabriel con tanta fuerza era algo levemente sospechoso.

Observa a todos los presentes en busca de reacciones o gestos reveladores pero por ahora, sólo podía recordar los comentarios hacia Vanna.

Tetsuo se acerca a Eko de manera algo dantesca y Megan no puede evitar reírse. A veces parecía no tomar muy en serio las cosas tampoco, pero algo había aprendido y era que debía estar maquinando algo en su cabeza. Mira a los presentes y decide acercarse a Jane para hacerle una pregunta sencilla - Hemos votado a la misma persona, aunque ayer me votaras a mí. ¿Puedes explicarme tus razones, por favor? -.

Observé en silencio mientras los ocho elegidos de esta noche tendría la oportunidad de ejecutar a un culpable, o supuesto, era complicado saberlo. Esta noche, le llegó la hora a Gabriel, irónico, teniendo en cuenta que él alardeaba de controlar el tiempo, y con el espectáculo ya visto, estaba bastante claro que había cosas que escapaban de su alcance.

- Lástima, me quedé con ganas de partirle la cara. - Solté lo que sentía en aquel momento mientras mis ojos analizaban al caído al mismo tiempo que apretaba con fuerza uno de mis puños. - Quería darle un poco de tregua después de lo su amiguita, y más teniendo en cuenta las palabras de Zyllah. - Le dediqué una mirada a la mencionada mientras hablaba. - Creo que tenía razón. Que la otra lo manipulaba usando sus "encantos".

Para mí, las votaciones fueron muy reveladoras, y me dieron una idea aproximada de lo que pensaban el resto. En teoría no debería de importarme, pero teniendo en cuenta que ahora la vida de cada uno depende del resto, era una necesidad. Algunos lo tenían claro y lo demostraban, otros en cambio estaban bastante perdidos nadando en un mar de dudas. El caos era evidente.

Las muertes de Nils y Marceline fueron temporales, pero Zagam no regresó, supongo que alguien de los presentes era responsable. Supongo que pensará que aquellos que cayeron por la noche son inocentes, y que no correría riesgos innecesarios por alguien cuyas sospechas existían.

Vanna parecía tener un pie fuera, hoy recibió cuatro votos, suficientes para que ella debiera preocuparse pero no, no daba esa impresión. Me llamó la atención al menos lo suficiente para despertar mi curiosidad, o mis sospechas. Quería ver como se desenvolvía de esta situación así que dediqué algo de mi tiempo a mirarla suspicazmente.

No me gustaba en absoluto la idea de estar pendiente de los demás, pero era una situación desesperada, así que me veía obligado hacer cosas como esta. El enemigo podría estar a mi lado y no darme ni cuenta por estar demasiado centrado en mí mismo. 

-No tenemos forma de confirmar la identidad de cada muerto que cae. Así que, si era inocente, bueno, pregúntate que harías tú si a quién ajusticias no es culpable.

Me había dado la sensación que lo único que lamentaba el asiático era no haber untado su espada de sangre aún. Con un gesto de niño al que le quitan un capricho me siento en el suelo, donde había despejado los cristales. Naica se acerca a lamer la sangre de mis garras.  No había podido hacerle todo el daño que quería a ese tipo y el golpe de gracia se lo da Eko... Una pena. Por otro lado el poder de Vanna era extraño, muy extraño. Al parecer los últimos momentos de la discusión de ayer habían hecho que ganase enemigos. Ella no parecía afectada por la idea de que le fuese a matar el clamor popular, si no que lo veía como un combate que estaba esperando. ¿Tan segura estaba de que iba a morir Gabriel?

Nadie me había encontrado culpable, ni siquiera los que observaban desde las sombras, o los que lo habían hecho la noche anterior. No había pedido explicaciones la primera vez, hacerlo ahora era absurdo.

Me retiro el calcetín y miro las inscripciones. Sabía que eran nuestros nombres en escritura arábiga, aunque esta tuviera ciertas limitaciones fonéticas. Sólo reconocía las vocales. Pero...¿Y si eso indicase quien estaba de cada lado y el de en medio fuera alguien ajeno al conflicto, neutral? Raro en mí guardo silencio y observo.

Sin objetivos claros, me hallaba un poco perdido.

Ahora completamente dividida, ambas gemelas se miran entre sí y aquella de aspecto más llameante patea el cadáver del suelo una vez más, queriendo asegurarse de que no volvería. Mientras, la de aspecto más fría parece meditar y dedicar unas palabras susurradas de consuelo hacia el alma del caído. Finalmente es la de aspecto más frío la que habla.

Yin: Siento vuestras miradas, supongo que queréis una explicación por nuestros actos.

La gemela de aspecto ígneo interrumpe bufando, como si realmente aquello no le gustase y le hastiase. No obstante, decide comenzar a acercarse lentamente hacia Yormund mientras la contraria continúa hablando.

Yin: Es difícil, pero lo intentaré. Soy la frialdad, la sabiduría, la muerte. Ella es la fogosidad, el corazón, la vida. A veces discutimos y Vanna intenta que nos mantengamos en equilibrio. A mí no me importa, a mi hermana sí.

Entonces la gemela ígnea se coloca frente a Yormund e, ignorando a su hermana, le habla con un tono divertido.

Yang: ¿Acaso te he decepcionado? ¿Acaso ya no quieres jugar, ahora que me señalan? ¿O hay... algo más?

No obstante, la gemela más fría prosigue.

Yin: Un semidemonio como el que describió Vanna mató a nuestros padres cuando éramos unas niñas, él nos dijo que debíamos de venir al lugar donde todo comenzó para encontrarle, para buscar nuestra venganza... Más tarde, investigando, descubrimos que nuestros antepasados estuvieron aquí, en Oldland, entonces comprendimos cual era nuestro destino. Y aunque es cierto que dijimos que nuestro legado es más débil de, al menos, lo que hemos estudiado que debería de ser, nuestros cuerpos son mucho más fuertes que los de cualquier Melkhnar que hayamos estudiado, nos entrenamos con mi padre, del legado de Eve. El acercamiento de ella hacia Yormund es por que, a sus ojos...

Yang: ... es el que está más vivo, el que más vibra. Y eso me gusta, gatito.

Interrumpe, con un aire ligeramente desafiante. Yin le mira y asiente lentamente, con una paciencia infinita, y continúa hablando.

Yin: Ella decidió ir a por el oriental, le dí la oportunidad. Pero yo observaba, vi otras posibilidades, y decidí más tarde que no era necesario. Por eso el cambio. En cuanto a Selee, respeto a todos los muertos, su sabiduría, sean amigos o enemigos. Y ella admira cualquier cosa que le pueda hacer sentir viva, como una buena batalla.

Los ojos de la gemela que más ha hablado miran con un aire gélido a Zyllah y a Tetsuo, mientras que su opuesta continúa mirando a Yormund, impaciente por escucharle, por ver cómo reacciona, ignorando por completo a la contraria, aunque sí diciendo ella las últimas palabras.

Yang: Para ser tan meditativa hablas demasiado, hermanita.

Yin: ... era necesario.

Yang: ¡Ja!

Respiré profundamente cuando Gabriel cayó al fin. Su extraño misticismo, y esa actitud de arrogante y prepotente de "estoy por encima de vosotros y conozco cosas que vosotros no", habían terminado.

-No, no hay forma de probar su culpabilidad. Al igual que tampoco la hay con los demás que vayan a caer... Pero debemos pensar que lo estamos haciendo bien. No podemos estar equivocados casi todos...

El voto de Alexia me sorprendió. Si empezábamos a cuestionarnos cada uno de los votos, esto no acabaría nunca. Sin embargo, he de reconocer que no podía alcanzar a entenderlo. ¿Cómo iba yo, que fui la primera en ser atacada, a ser una traidora?

-¿Tienes algo que decirme, Alexia? -mi mirada se cruzó con la de la chica. Intenté no ser demasiado directa, pero era evidente a lo que me refería.

No pude evitar sonreír y volver a ponerme alegre cuando la hermana excesivamente positiva alaba mi vitalidad. Esta era la chica que me gustaba. 

-Nunca te he dejado de lado, este sitio no me gusta, demasiados cristales por el suelo. Además, como ya he dicho antes, que me gustes, no significa que no te vaya a votar si termino creyendo que eres...o sois... una traidora. Pero creo que lo que ha ocurrido con la anterior votación debería preocuparte un poco... o al menos a ella.- Con un gesto de cejas me refiero a la chunga. - De todas formas, yo creo que esto aclara porque Vanna se consideraba a sí misma inútil.- me había fijado en que hablaban de ella como si fuera otra persona.- Cuando se funden en ella, tiene que ser difícil ser perspicaz cuando tienes que controlar una energía tan crepitante. 

No tenía claro si solo eran formas de energía o realmente eran dos cuyo poder era fundirse en una. Le tiendo la mano, invitándola a que se acerque. 

Había vuelto a empezar el circo de las explicaciones. Podría ser interesante escuchar algunas de las respuestas.

Yang: No espero menos, gatito.

Responde con una amplia sonrisa acercándose a él y tomando su mano, deslizándose hacia su espalda y rodeando su cuello con el brazo que le queda libre, hablándole suavemente al oído sin perder el gesto de su rostro.

Yang: Yo misma les he pedido ser yo quien se bata contra ti si llega el momento... espero que no me decepciones.

Marca sus dientes entre la nuca y la oreja con cierta fuerza mientras Yin permanece impasible ante los actos de su hermana.

Tras inocular el veneno en el cuerpo de Gabriel, Shia volvió sobre sus delgadas patas y empezó a trepar por la pierna de Ivhone, quedando enseguida oculta por el viejo y raído vestido. La joven miró con una mezcla de pena y satisfacción el cuerpo del caído y se apartó de él. 

- Era más fuerte de lo que pensaba... - Murmuró para sí y entonces levantó la mirada para cruzarla por un instante con la de Eko. - Shia le metió suficiente veneno como para terminar con él en un momento. Y aún así hizo falta tu certera bala para que dejara de sufrir... - Había visto el salvajismo con el que se habían ensañado. Está claro que lo que buscan no es simplemente acabar con los traidores... Quieren hacerles sufrir y que mueran agonizando... Ivhone había intentado que su ataque fuera limpio y rápido. No le gustaba Gabriel y desde el principio había sospechado que escondía algo... Pero... Su sorpresa fue en aumento según iba siendo atacado. Siendo Vanna la que más la había sorprendido.

Durante un par de minutos se quedó en silencio, con la mirada perdida y una expresión incierta en su rostro. Escuchaba las voces de Tetsuo, Megan, Liam... Era igual que la votación anterior. Cada uno decidía un culpable, el que más votos recibía era atacado por sus propios poderes y después venían las preguntas... 

En aquel momento, Shia apareció por su escote y terminó de trepar por su rostro, para quedar reposando sobre su cabello. Ivhone volvió su mirada sobre ambas Vannas y entrecerró los ojos mientras las escuchaba. Su expresión se endureció y negó con la cabeza... Esta chica está muy mal...

El momento llegó, marcado por las sombras alargadas de las rosas que se enredaban al otro lado del cristal y me levanté, dispuesta a desenfundar a Irad y con los ojos fijos en Vanna. La adrenalina galopaba por mi sangre cada vez más rápido, haciéndome esbozar una media sonrisa de anticipación. Sin embargo, muchos de los presentes se abalanzaron contra Gabriel y me vi obligada a ser solamente una espectadora. Por esta vez.

El momento pasó y suspiré, había vuelto a perderme un combate. Aflojé los dedos sobre la empuñadura de Irad y escuché con gesto neutro el discurso que una de las mitades de Vanna parecía dedicarme. Cuando terminó, mi ceja se alzó mientras me dirigía a ella. - ¿Y exactamente cuál de las dos es la que quiere romper el sello? - Pregunté con una pizca de sarcasmo. Muy vistosa su exhibición, sí. Pero su bipolaridad no me parecía excusa suficiente para su actitud y no era difícil verlo en mi rostro.

Algunos empezaron a pedir explicaciones por los votos y yo me aparté, dispuesta a escuchar y observar todas las conversaciones que surgieran. Yo ya había dado mis razones por anticipado y sólo me quedaba seguir acumulando todos los detalles que pudiese sobre el resto. 

Cuando el oriental se acercó a él, Eko no supo si su pregunta era fruto del temor, la incertidumbre, o la necesidad de una explicación.

Eko le miró, tranquilo. No lo conocía demasiado, pero lo que había visto de él merecía su respeto.

- Es una posibilidad. - Respondió, mirando con cierta extrañeza a Alice por su afirmación. - Pero la habría sido con cualquiera. Tras el atardecer ya sólo podemos esperar, y desear que quien tenga la capacidad que han usado sobre Nil y Marceline escoja bien al día siguiente.

- Las bajas son algo natural. Lo grave no es si perdemos un inocente. - Añadió luego mirándole directamente - Lo grave es que no perdamos un culpable.

Tras esto, Eko escuchó el discurso de Vanna. Su expresión dejaba claro lo que le parecía: fuegos de artificio. Un espectáculo de distracción. A punto estuvo de hablar, pero Zyllah le quitó las palabras de la boca. Con una media sonrisa miró a cada una de las tres durante un instante.

- Hay que reconocer que para ser tú esa no ha estado mal. - Dijo a la Grovehn.

Yin: Por ahora, ninguna. Sólo sabemos del sello por que vosotros habéis hablado de él, vinimos por una venganza y por respuestas.

Responde monótona sin inmutarse ante la clara insinuación de Zyllah.

Tras hacerle la cama a Gabriel, observo sin parpadear su final, esperando como muchos que tuvieran razón.

Sin decir una palabra se acerco a Alexia y acaricio el pelaje de su animal, necesitaba sentir algo suave de verdad, sin necesidad de alterarlo. Ahora mismo empezaba la noche y como la vez anterior, las preguntas y razones de a quien votar rebotaban en las cristalera en eco. Pero para Poron solo había una pregunta. ¿Que clase de poder era el de Vanna? Increíble a la vez que hermoso, le recordaba un poco a los comics de superman rojo y azul.
Pero seguramente nadie conocería esa referencia o simplemente no les interesaría escucharla, así que callo y espero.
Por el momento no tenia preguntas, y si las tenia ya habían sido respondidas por casi todos ellos.

Ante la muestra de poder por parte de la rubia estaba desconcertado, para mí era bastante extraño, pero aún más que su es show lleno efectos especiales, lo que realmente me intriga son sus palabras, o mejor dicho, la de las dos que han hablado, tan distintas, tan opuestas. Me preguntaba como podía afectar a su cordura, o su libre albedrío.

- Entonces.- Decidí participar en la conversación que englobaba a la Melkhnar.- ¿Cómo podemos estar seguros de que haces todo esto por voluntad propia? Tres seres discutiendo por el control....nada bueno tiene que salir de eso. Seguro que alguna de las tres tiene algún propósito nada bueno, incluso sería capaz de manipular a las otras dos para salirse con la suya. - Tenía mis reservas, pero finalmente lo dije. Podía ser verdad, o podía no serlo. Pero sin duda era como poco inquietante.

Luego me centre en la del pelo rosa, Alice, creo que era su nombre. Con tantos, me era difícil asociarlos con las caras. Clavé mi mirada visiblemente enfadado ante su actitud, me estaba sacando de quicio.

- Me estoy hartando de tu actitud. Ayer te creía, pero hoy no estoy tan seguro. Dices que alguien te protegió, puede ser, pero también es posible que estés con los traidores, que haya sido un jodido engaño. ¿Quién iba a sospechar de la primera víctima? - Pregunté de forma sarcástica. - No me extrañaría nada que estés compinchada con ellos y que utilizaras tu paliza par a justificar tu inocencia. Si no, tendrías que haber corrido la misma suerte que Marceline y Nils, porque vaya casualidad que el "ángel salvador" -dije con sorna- te haya elegido a ti con la cantidad que somos. Si te soy sincero, yo no creo en las casualidades, y menos ahora.- Solté un bufido, me encendía cada vez que escupía cada palabra.

Cualquiera podía formar parte del bando que estaba dispuesto abrir el sello, no entendía porque, ni como pensaban hacerlo, seguía sin entender muchas cosas. Aún existían dudas en mi cabeza, y por cada una que era resuelta aparecían más, una detrás de otra que me eran sumamente jodido asimilarlas.

Megan escucha las palabras de las dos Vannas con atención y mira a Tetsuo. Ese tipo de conceptos eran más para los orientales que para los occidentales pues ellos lo entienden mejor. Lo mira y le pregunta - Nani wo kangaemasuka?* - luego se acerca a Vanna y le dice - No es que peleen siempre entre ellas por el poder, es sólo que son dos presencias complementarias - saca sus espadas y las muestra. Mira a Liam y continúa.

- Es una situación en la que se encuentran constantemente la razón contra la pasión. No hay luz sin oscuridad, no hay cielo sin tierra. Es un equilibrio. Sólo que en este caso lo podemos ver tangible. Es como mis espadas gemelas. Para cualquiera pueden ser dos espadas y usarlas por separado pero para mí... - se  detiene un momento y las mira con atención - Son una extensión de mi cuerpo y la manifestación de mis dos mitades: La humana y la demonio, pero yo no las considero como dos, sino una dividida en dos. Creo que con eso puedes comprender un poco lo que quiero decir - dice mientras guarda sus espadas nuevamente.

Luego que el oriental se alejara del cuerpo de Gabriel, me acerco a él, lamentando la muerte de éste. mientras allí estaba, escucho las palabras de  las Gemelas y me hizo recordar a Helmuth- Valor... Protector...boberías- 

- Lamento tu muerte Gabriel... no parecías traidor... al menos ante mis ojos- me giro al oriental y le hablo- Tetsuo... sé que no hemos hablado mucho, pero creo que tenemos algo de sintonía...- no termino de hablar cuando pongo atención en lo que dice Yormund Alice, Ivhone Zyllah, Liam y Megan.

- Para mí, la muerte de Gabriel me ha hecho ver y corroborar mis sospechas- levanto mi mano y apunto con mi dedo, que esta envuelto en fuego, a Vanna- tu eres uno de ellos... y posiblemente el... - me acordé de Valfar- follagatos sea otro...- giro mi cabeza y miro a Eko y luego a Zyllah, les asiento con la cabeza- solo estoy completamente seguro de Vanna... por el momento.- termino mirando a las Vannas. 

Andrew se levanta de mala gana de encima de Gabriel para dejar que las mujeres idénticas pudieran llevarse su parte. Ni siquiera se gira para ver como acaba, es demasiado obvio. Cuando escucha el disparo una sonrisa se dibuja en su rostro.

-No deberías haberme intentado inculcar esa "lección de humildad"... Y mucho menos meterte con el arma de un Grovehn.-Se sienta en el suelo y se pone a limpiar el escudo.-Pero supongo que siendo el señor del tiempo creías saberlo todo. Esa fue tu perdición.

E insultar a Valfar, que no se te olvide.

-E insultar a Valfar, claro.-Añade momentos después. Las palabras de Jared llegan a sus oídos. Tuerce el gesto, pero no expresa ningún tipo de remordimiento. Sigue limpiando el escudo.-Bueno, si era un inocente que se hubiera comportado como tal. No me da ninguna pena, de echo me alegro por su muerte. Se sentía mejor que cualquiera de nosotros. Respecto a los otros dos... Levanta la vista para mirar a Vanna y a Yormund. No tengo nada contra ellos, pero diría que el chico gato es inocente... Aunque puede que su personalidad le pierda. De Vanna no sé nada, así que me guiaré de lo que vaya oyendo.

Termina de limpiar su arma y, tras pasar la mano por ella para asegurarse de que sigue perfecto, se levanta sonriente. Gracias por votar por él. De verdad le tenía ganas.