Partida Rol por web

Marion permaneció de pie, observando, aún cuando otros fueron hablando. En otras condiciones su enorme mochila iría haciéndose cada vez más pesada, pero ya se había acostumbrado a cargar con ella y en esta ocasión la tensión del ambiente y la adrenalina galopando por sus venas hacían que ni siquiera pensara en ello. Había muchas otras cosas a las que prestar atención ahora.

La chica hubo de contener su lengua para no hacer un comentario cortante al escuchar hablar a Ithan. Al principio quiso creer que lo de ofrecerle un cigarro a un hombre que tosía más de lo que hablaba era alguna especie de broma de mal gusto, pero el comentario sobre la bebida hizo que esa idea fuera descartada. Se trataba sólo de estupidez. Sí, ahora se levanta a ponernos una ronda a todos, pensó la Melknhar mientas echaba un nuevo vistazo a los muñones que tenía por piernas el anciano.

Sin embargo en cuanto el hombre volvió a hablar los oídos de Marion se centraron sólo en él. Cada una de sus palabras debía ser recordada, almacenada para poder evocarla después. Todas podían ser importantes, y quién sabía si alguna de ellas no tendría un significado diferente después de unos días.

A pesar de ver cómo Lylian se acercaba al hombre para tenderle la mano ella se mantuvo quieta en su posición. No por desconfianza, sino porque tampoco quería que aquello pareciera una competición.

- Marion. - Le dijo desde donde se encontraba. - Marion Létang. - Añadió después, escrutando el rostro del anciano para descubrir si eso provocaba en él algún tipo de reacción. La curiosidad mató al gato...

Gabrielle había caminado hasta llegar también donde se encontraba el anciano. Se mantuvo en silencio, escuchando sus palabras mientras su mano reposaba sobre el lomo de Dama. Aquel sitio no le inspiraba nada bueno. El hombre se refirió a él como el campo santo de Odland y Gabrielle no pudo evitar echar un vistazo a su alrededor y contemplar de nuevo los enormes barriles. 

Pero hubo algo más que llamó su atención. Habló del cumpleaños de Joselinne... Joselinne... Aquel nombre lo conocía. Creo que no hay nadie aquí que no haya oído hablar de ella. A ella le debían todos su legado.

Un escalofrío recorrió su espalda y un nudo se instaló en su pecho. 

- Mi nombre es Gabrielle - . Se presentó finalmente, con un hilo de voz. Sus ojos negros viajaron entre los presentes hasta detenerse de nuevo en la figura del anciano. - Disculpad, yo no quería venir a molestar. Llevo tiempo viajando, siguiendo una especie de... - Sus labios se torcieron en una suave mueca. Ahora, delante de aquel hombre y de tantos hijos de los tres legados, le parecía extraño que todos hubieran llegado la misma noche. - Llamada - Dijo finalmente y arrugó suavemente el ceño. - Aunque creo que no soy la única, ¿verdad? -

Brif escuchó la historia del señor en silencio. El joven no entendía la actitud ligeramente hostil de algunos hacia Vael. Como si aquel hombre les debiese una explicación a cualquiera de  ellos. Mostrarse cauto era normal, sobre todo después de lo que acababa de suceder en el exterior, pero si querían respuestas lo mejor sería preguntarlo con educación, no de forma apremiante y con amenazas de irse. Como si alguien le obligase a quedarse.

Por suerte, el hombre pareció no verse afectado por aquello y siguió hablando. La historia era triste y antigua, Brif ya la había escuchado antes. Había llegado a sus oídos como una vieja leyenda y no le había dado demasiada importancia. Una más de muchas historias de viejos.

Mi nombre es Brif. Dijo, inclinando un poco la cabeza con educación en dirección al hombre mayor. No tenía apellido. Ni apellidos ni padres. El nombre se lo pusieron cuando le encontraron en la calle. Era uno de tantos. Es un placer, señor. Siguió. lo cierto era que los semidemonios que llegaban a ancianos eran bastante respetados por Brif. No era fácil conseguirlo. Escuché una historia parecida a esa hace ya tiempo. Al principio Brif no había caído, pero aquel nombre pronunciado por Lylian le había traído aquello recuerdos a su memoria.

¿Qué relación puede tener una antigua historia con todo esto? Preguntó, con curiosidad. Braia siempre decía que las historias guardaban siempre algo de verdad detrás, tal vez aquella historia no fuese una excepción.

Ithan enarca una ceja ,teneis menos setido del humor negro que mis amigos politoxicomanos bipolares,que a veces pillan los chistes y se rien y otras lloran...

Le ofrece la mano al anciano,Soy Ithan Avalon de aqui de Oldland, como dije... vengo a buscar a alguien,al menos esa persona sabe lo que es reirse incluso de si misma,el primer chiste de humor negro me lo conto ella, si lo sabeis decidlo,Ithan tose antes de contar el chiste,

Un sádico, un masoquista, un asesino, un necrófilo, un zoófilo y un pirómano están sentados en el jardín de un hospital neuropsiquiátrico.

Sin saber como ocupar su tiempo, y aburrido, el zoófilo dice:

-¿Y si nos follamos un gato?

Entonces el sádico dice:

-¡Eso, vamos a follarnos un gato y después lo torturamos!

El asesino agrega:

-¡Vamos a follarnos un gato, torturarlo y después matarlo!

El necrófilo:

-¡Vamos a follarnos un gato, torturarlo, matarlo y después lo follamos otra vez!

Y el pirómano:

-¡Vamos a follar con un gato, torturarlo, matarlo, volver a follarlo otra vez y prenderlo fuego!

Se hace un repentino silencio, y todos miran al masoquista

Y le preguntan:

- ¿Y tu que, no dices nada nada?

Y el masoquista dice:

¡¡¡Miauuu...!!!

Escuchaba atentamente las presentaciones, comentarios y el chiste final de Ithan:

- Menos mal no haya nadie con un gato hoy Ithan, porque quizás estarías en problemas- le sonreí a Ithan, dándole a entender que era gracioso el chiste; luego me giré al anciano- Soy Speeir y éste- señalé a Amarok- es mi hermano, Amarok; yo tengo una pregunta y espero no ser atrevido: si esto no es una taberna, que tienen dentro los barriles?, la verdad es que en este momento un trago sería mas que necesario- le dije esperanzado en lograr un poco de Whisky o Ron.

Nessa asintió a las palabras de Miriam con una sonrisa de agradecimiento por tratar de tranquilizarla. Pese a ello continuó mirando con recelo a todos los presentes, a todos aquellos que como ella habían sido atraídos por una llamada misteriosa. La misma Gabrielle no había confirmado, la chica que parecía un cervatillo afirmaba haber llegado a Oldland por razones muy parecidas a las Nessa.

No parecía una coincidencia.

- Nessa. - se presentó después de Speeir. - Yo también he sentido algo parecido Gabrielle, desde hace mucho tiempo... 

Quiso añadir algo más pero Ithan contó un chiste y esta puso los ojos en blanco exasperada.

Vexy escuchó atentamente las palabras de Vael y comprendió a qué se refería. Todo tenía sentido ahora y más con las afirmaciones de algunos de los presentes.

La joven respiró profundamente y dijo - Soy Vexy y conozco las historias por lo que mi madre me enseñó. Quería que fuera consciente de mi origen... Y sentí el llamado igualmente - miró hacia el suelo mientras Nimah acariciaba sus mejillas suavemente con su cola para darle ánimos.

La chica sonríe y le dice al anciano - Él es Nimah y hemos estado juntos por un largo tiempo - le sonríe al panda, quien mira al anciano con un rostro más gentil.

¿Por qué habría permanecido en Oldland cuando tantos huyen de ella? Incluso su madre trataba de escapar de ella.

Tras la broma de Ithan, Vexy lo mira con repulsión. Ella tenía muchos amigos gatos y solo pensar en ello, hacía que un escalofrío recorriera su espalda. Nimah le gruñó al Melknhar mostrando su incomodidad y observó a Speeir con asombro. ¿Un Eve que no se siente ofendido con un comentario de ese tipo? Ojalá su progenie no sufra de semejante insensatez...

A pesar de ello, solo voltea su rostro y continua con su atención puesta en Vael.

Tras escuchar a todos los presentes irrumpo. -Así que esto es un mausoleo...- Observo las tinajas con curiosidad mientras jugueteo con la moneda. -Una lástima- guardo la moneda en uno de mis bolsillos, me acerco hacia la vela más cercana, enciendo el cigarrillo y propino un par de caladas. -Mi nombre es Zoar, caballero- digo dirigiéndome al hombre tullido.

Vuelvo a dar otra calada al cigarro mientras observo como danza el humo que lentamente voy expulsando. -Extraño lugar este para tratarse de un mausoleo. Aunque quien soy yo para debatir los caprichos familiares... la familia Joselinne ¿supongo? En fin, voy a fumar fuera. Dicho esto vuelvo sobre mis pasos quedándome justo en la entrada disfrutando del pitillo bajo el raso cielo y la pálida luna.

Una vez termino de fumar. –Madame... ¿Me acompañáis a esta velada? Algo me dice que será inolvidable-. Esta propina un pequeño saltito desde donde estaba posada y va a parar a mi hombro derecho. Acaricio el plumaje situado debajo del pico y vuelvo al interior del lugar. Eso si, antes de entrar me santiguo.

Al escuchar a Zoar puso una mueca de no entender nada de lo que decía. - ¿La familia Jos... - dijo negando en un movimiento lento. - Joselinne era la amante de Cain.

Los ojos negros de Gabrielle se fueron estrechando a medida que Ithan fue explicando aquel chiste de mal gusto. Sus labios se torcieron en una mueca y apartó la mirada. Primero le había escuchado amenazar a un descendiente de Eve y ahora esto. La joven tragó saliva y miró a Nessa cuando ésta le confirmó que también había seguido una llamada. Asintió con un suave gesto de cabeza y la sombra de una sonrisa empezó a asomar en sus labios. Sonrisa que quedó congelada al escuchar las palabras de Zoar. 

Dirigió su mirada hacia él. Debía estar de broma, no, no podía ser que fuera tan inconsciente del origen de su legado... Nessa le dijo quién había sido, pero ella quiso aclararle un poco más su ignorancia.

- Joselinne fue la madre de nuestros legados. Eve, Grovehn y Melknhar. Fue la mujer de la que Caín se enamoró y por la que traicionó a su señor, desobedeciendo sus órdenes - . Sus labios se torcieron en una mueca. - Familia Joselinne... - Terminó diciendo con un tono de voz cargado de ironía. 

Trevor esperó a que otros se presentasen ante Vael, antes de intervenir él mismo. Las palabras, totalmente fuera de lugar, de Ithan, hicieron que primero enarcase una ceja y finalmente suspirase y se llevase la mano al rostro, cubriéndolo para disimular la vergüenza ajena que le producía su actitud. 

A juzgar por la actitud de la hermosa hija de Eve que no había disimulado al mirarlo con desagrado, no era el único que pensaba que aquel hombre tenía un concepto del humor bastante enajenado y malo. Aquel gesto tan revelador hizo que casi sin quererlo esbozase una media sonrisa, que dirigió a Gabrielle mientras la miraba de soslayo, antes de dirigirse al hombre venerable que parecía habitar en aquel lugar.

- Trevor.- dijo, con un leve asentimiento, presentándose- ¿Conoció usted a esa joven, Vael? ¿O símplemente porta esa leyenda para trasmitirla a viajeros sorprendidos como nosotros?

- Si, señoritas. Se de las historias sobre mi legado... aun así solo he aportado con mi comentario una mera observación. En la entrada de este mausoleo en el cual nos encontramos señalo con los dedo índice a la entrada hay un viejo letrero que puede leerse Joselinne... Como bien ha dicho Vael esto es parte del campo santo de Oldland. Ahora bien, que cada cual piense lo que quiera... Madame ¿qué opináis preciosa? Ante la pregunta de Zoar ella responde con un graznido. -Interesante, coincido con vos. Demasiadas coincidencias.

Lylian se quedó inmóvil durante un instante al escuchar la presentación de Marion. Giró lentamente y cruzó sus ojos con los de la otra joven en silencio mientras su sonrisa se acentuaba. Sin decir nada se apartó un poco, dejando que otros se presentasen y apoyó la espalda en uno de los barriles. Levantó un poco una pierna y apoyó la suela de su bota también en él mientras se quedaba pensativa y en silencio de nuevo.

Su expresión era tranquila y serena, casi lánguida. Sus ojos se movían hacia los que hablaban, como siguiendo la conversación, pero ella no parecía estar prestando atención a sus palabras. De vez en cuando terminaba mirando a Marion y un pequeño brillo aparecía en ellos.

En cuanto Ithan empezó a hablar y sus primeras palabras calaron en la mente de Lylian, ella lo miró con incredulidad. Pero para cuando el hombre terminó de contar su chiste, la joven había entrecerrado sus ojos plateados y en su mirada podía leerse el desprecio que le había provocado. No necesitaba ser Eve para sentirse profundamente ofendida por esas chanzas. 

Tardó un par de segundos en apartar su mirada de él para detenerla en el hombre del ave y parpadeó incrédula. ¿En serio? ¿Familia Joselinne? Miró alternativamente a este y al otro hombre y negó con la cabeza suavemente. Si no se equivocaba eran los dueños de las voces alteradas que había escuchado a lo lejos hacía un rato. Suspiró al ver que uno de ellos parecía abandonar el lugar y su atención volvió al hombre lisiado y los que lo rodeaban.

Dam, cual mero espectador, se limitó a contemplar el espectáculo que los hijos de los legados ofrecían. Todos parecían confusos, no parecían entender qué estaba sucediendo... El mismo Dam tampoco tenía demasiada idea de ello, pero por eso mismo callaba, pensaba en silencio, reflexionaba qué hacían todos allí, cuál era el motivo. Pero entre tanta charla, no podía concentrarse bien... Odiaba la charla sin sentido, las cabezas huecas que soltaban cualquier comentario sin haberlo procesado un momento.

Hubo un comentario que escuchó que no pudo callar:

- No era solo su amante-corrigió a una muchacha, que parecía pertenecer al legado de Grovehn dado que no tenía ningún compañero ni presentaba las cicatrices propias de la suya-. Él amaba a Joselinne. Era su mujer, no su amante-hablemos con propiedad, por favor...-. Debería conocer el origen de su legado, señorita, pues Joselinne fue la madre del que ahora podría considerar su padre, Grovehn. Al igual que también lo fue de Eve y Melknhar, su primogénito-sonrió con suficencia, suspiró y nego con la cabeza acto seguido-. Lamento si me puso demasiado pasional, pero nuestro legado está muy marcado por la influencia de Joselinne, es gracias a ella que nosotros somos así. 

Conque estamos en un mausoleo... ¿celebrando el cumpleaños de Joselinne? Curiosa celebración...

Prefirió ignorar el chiste de su compañero de legado, y se mantuvo cerca de Marion y Lylian, que a su ver lo estaban del viejo llamado Zoar.

- Disculpe mis modales, mi nombre es Dam, es un placer-se presentó. 

Se levantó de donde estaba, de repente sintió cierto miedo y angustia en el cuerpo. Sus ojos se movieron inquietos por el lugar mientras a su alrededor sonaban las distintas voces, cuando pareció que nadie más se presentaría o diría algo ella dudó. Una parte de ella quería presentarse ante el hombre y sus nuevos compañeros, pero la otra parte estaba tan asustada que no sabía si sería capaz de vocalizar más de dos palabras seguidas. "Respira despacio, cuenta hasta diez... Y todo será más fácil. Eso decía Christofer" Los labios de la albina se entreabrieron como queriendo decir algo, pero no salió más que un sonido mudo, se sentía ridícula.

"Debes hacerlo ¿Qué pensarán de ti? ¿Qué no tienes educación? ¡Eso no es cierto!" Tomó una larga boca nada de aire y aferró las manos a las telas oscuras del vestido.- Me llamo Kimberly...-Pese a que no había titubeado al decirlo, su voz salió débil y temerosa. La joven pasó rápidamente la mirada por los demás.- A mí... Me pasó como a Gabrielle y Nessa. Llevo sintiendo desde hace tiempo algo que me llama en este lugar, que deseaba que viniese. Y es la razón por la cual viajé hasta Oldland.-Cuando acabó la frase alzó la mirada. En ella se podía ver la inquietud y el nerviosismo que el resto de su cuerpo no dejaba ver.

Cuando sus compañeros volvieron hablar ella se mantuvo en silencio. Algunas de las cosas que ellos decían le sonaban, alguna vez Christofer se las había comentado, pero apenas tenía idea, por lo que prefirió esperar y escuchar cada una de las palabras.

- Si, y seguro que se cogían de la mano y se decían cosas preciosas - enfatizó está última palabra. - antes de dormir. - Dijo con evidente desprecio a Dam. - Por muy bonitos que fueran los cuentos que te contaban cuando eras un crío, la única verdad es que Cain era un demonio que nació en el infierno. Me cuesta imaginarlo amando de manera incondicional, pero quien sabe... Yo no estuve ahí.

Suspiró y dio algunas vueltas examinando el lugar con más calma. Deslizó la mano sobre uno de los barriles y se apoyó de espaldas en uno de estos. - No obstante te entiendo, y si quieres considerar a Melkhnar como tu padre adelante. - levantó ambos brazos en un gesto de impotencia. - Pero yo no pienso como tu. No albergo ningún sentimiento de cariño por Joselinne y sus hijos. Los respeto profundamente, pero... pero nada más.

Se encogió de hombros antes de continuar hablando. - En cualquier caso dije que era su amante, eso no la degrada de ningún modo.

Ante la contestación de la morena, Dam se mordió la lengua. En su lugar mostró una sonrisa, una sonrisa astuta, inteligente.

- Cierto, yo no estuve ahí. Y usted tampoco-siguió un registro formal, pues ante todo, Dam era respetuoso-. Pero existen libros. Historias. Testimonios...-enumeró-. Si supiera de su existencia, y los hubiese leído, sabría que Caín no nació en el infierno, sino que fue un humano condenado a este por el asesinato de su hermano Abel, asesinato llevado a manos de la envidia de que este fuese el favorito de Dios. Además... que fuese un demonio, no quita que no pudiese amar... ¿qué es el amor? El ego sigue siendo amor, amor por uno mismo por ejemplo... ¿Por qué se relaciona al amor con un sentimiento puro? ¿acaso del amor no implica la pasión, que es el descontrol y el instinto, lo que nuestro cuerpo aclama? ¿Acaso el amor no implica la lujuria, uno de los siete pecados capitales? Los demonios también pueden amar, ya sea a ellos mismos, al caos, a la destrucción, a la muerte, a la desdicha... Pero aman. Y sienten. Usted misma es parte de un demonio, ¿quiere decir eso que no puede amar ni sentir afecto hacia alguien?-soltó una suave risa y miró a la mujer con cierto aire paternal, como quien intenta explicarle a un niño una lección del colegio-. Y, biológicamente hablando... Usted misma porta la sangre de Grovehn, eso la hace su "hija"-hizo las comillas con los dedeos-, tal vez no quiera llamarlo padre. Llámelo origen, fuente, la materia prima, o, como decía Aristóteles, el primer motor inmóvil... pero no puede negar que forma parte de su ser. Tal vez sea usted la que necesite despegarse de los cuentos que le contaban cuando era una niña... e interesarse algo más por su origen, señorita, pues, como dicen los sabios "Quien no conoce su historia, está condenado a repetirla"-su voz mantenía el tono paternal, de maestro. En ningún momento miró con desprecio a la muchacha más bien con... pena. 

Siguió con una sonrisa en sus labios, tranquila, relajada... con cierto toque de superioridad, pues mentalmente se creía superior a muchos de los presentes, era la marca de su legado al fin y al cabo... y lucirse nunca estaba de más, le encantaban ese tipo de discusiones. 

Aquel hombre sonríe tras las palabras de Lylian y trás aceptar su mano le responde diciendo. - La misma que como bien anuncia el cartel antiguo preside este sepulcro.

La siguiente en interactuar es la muchacha de ojos dorados que tras presentarse hace que el hombre se ponga erguido sobre su asiento y apoye una de sus manos sobre un tomo que descansa sobre una mesa.

Según dicen algunos escritos parte de los tuyos empezaron uno como este... pero de él solo quedan algunas hojas encontradas y nada más.

Las palabras de Gabrielle son las siguientes en sonar.- Aquí nadie molesta... sino que está porque tiene que estar...

Como ya abreis sentido, esta tierra maldita despierta vuestros deseos, o puede que incluso vuestras pesadillas, y os enseñará diversas tierras futuras o pasadas en vuestra mente, aunque nunca salgáis de este local.

Al fondo hay unas escaleras, que os llevaran a la Sala de la Dama, donde año trás año, la sed de la Injusta se pretende saciar.

Un golpe de tos, se aterciopelada en su garganta... tras el toma otro sorbo de agua, y ahora se levanta y comienza a caminar ayudado de su muleta y su prótesis, hacia la zona de las escaleras, sin olvidar bajo sus manos o en sus bolsillos, el viejo libro, unas llaves, un reloj y un tintero... nada más.

Desde hace siglos, los hombres de mi casa nos hemos dedicado, a cuidar este lugar y a alimentar a la Dama. Estos barriles contienen la sangre que usamos para saciar su sed... pero su odio es infinito, y nunca deja de beber.

Me queda poco tiempo... y dentro de poco mi sucesor vendrá... llevando el nombre que todos hemos portado durante unos pocos años... Vael.

Puede que para vosotros sean pocos, pero para un hombre ochenta y cuatro años, son demasiados, y más a solas en este lugar.

Las palabras de Ithan y aquel sucio y vano lenguaje hacen que el anciano pare sus pasos y se giré para mirarlo con desprecio. Niega con la cabeza, y sigue su camino mientras dice tras chasquear la lengua.

Todos hasta ahora han pensado que el origen de esta maldición era esa pequeña linde que nos une al infierno, debajo de los escombros de la Casa de Baal. Pero cuando ésta cayó... y la sed de odio y venganza seguía en pie. Un antepasado mió enamorado de la historia de este lugar, encontró legajos de aquel libro que se destruyó.

Y poco a poco, con ese libro roto y muchos otros, comenzamos a escribir este nuevo, y a hacernos cargo de la Tumba de Joselinne.

Poco a poco el resto se iba presentando y comentando a medias sus palabras. - Es importante conocer el origen de uno señorita Vexy... pero más aún hacía donde debe andar, o lo que se puede encontrar.

Llegó hasta el quicio de unas escaleras que empezaban a bajar en caracol, asentandose a los laterales de un gran hueco central que parecía no tener final, y se apoyó en el muro mientras esperaba a que todos estuvieran allí, mientras decía.

Trás estas escaleras, empieza el sepulcro de la Dama Oscuro... intentará tentaros, cambiar vuestro destino, o vuestra forma de pensar.

La Dama no solo desea vuestra sangre, de algunos vuestro destino, o vuestro final. Si habeís llegado hasta aquí, es porque vuestro destino era enfrentaros al odio de Joselinne.

Vuestra es la batalla y vuestra la decisión.... por ello... - Dejo caer una llave por el hueco y tras chocar con un escalón cayó y cayó para finalmente sonar en una lejana losa al final, un sonido a penas audible.

Al final de este templo se encuentra la puerta que un día la Dama Injusta vió antes de amar... Si calmaís su odio, sereís dueños de hacer con esa llave lo que plazca.

Si en cambio os aliaís a ella, y derramaís la victoria con traición, igualmente la merecereís como ganador.

Las preguntas sobre Joselinne empezaron a plantearse y a callarse con la voz de otro igual, mientras Vael sólo dijo al respecto.- Aquellos que vosotros llamaís cartel, es la tabla antigua que se depositaba en los sepulcros, para impedir que su alma saliera de allí, meras supersticiones que como comprenderéis, desde hace años, los hombres de mi familia han mantenido ahí.

Sus manos acariciaban aquel libro antiguo mientras miraba con cierto temor las escaleras.

He permanecido callado por un buen rato mientras todos hablaban, mientras expresan dudas, teorías, llamadas, mientras el anciano que danza en el limbo de la muerte nos cuenta la que podría ser su historia, nuestra historia, mientras ni siquiera soy capaz de organizar bien los pensamientos de mi cabeza.

Finalmente él mira hacia las escaleras y resoplo suavemente por la nariz.

"A mí me enseñaron que se presentaba el anfitrión primero, pero no importa... puede llamarme Nath y, bueno, después de escucharle, lo siento si le he ofendido, no era mi intención."

Es difícil, y duele, pero hay que saber cuándo disculparse, cuándo uno puede haberse equivocado. Desvío mi mirada hacia las escaleras.

"Pero nos dice que allí abajo nos aguarda un destino fatal, y la verdad es que no me importa. Pero si he llegado aquí ha sido para luchar, no para irme corriendo."

Entorno ligeramente la mirada y avanzo un paso hacia la puerta, pero no me adentro aún, tal vez alguien tenga algo más que añadir. Aunque no puedo evitar percatarme del comentario reiterativo hacia la Dama Oscura.

"No olvidemos que la dama oscura fue madre de tres niños, no sólo de nuestros ancestros."

-¿Qué Cain era... —La cara de Nessa era un poema, no sabía si tomarlo o en serio o si solo se estaba riendo de ella.— ¿Ese Cain? Casi se le escapa una risita, lo mejor que pudo hacer hacer fue contenerla con una sonrisa de afecto.

-Pero suponiendo que Cain naciera humano no supone una gran diferencia. ¿Verdad? Me imagino que fue elegido por una buena razón y no creo que se ganara ese honor como si nada. Yo creo que debía de ser alguien, no... algo temible, sin un ápice de humanidad en su corazón. Pero como digo yo no lo conocí así que son solo conjeturas. —dijo encogiéndose de hombros.

-Del mismo modo tampoco creo que debamos compararnos con él pese a que tengamos trazas de su sangre corriendo por nuestras venas. De entrada si es como me expones, él murió, y después está el pequeño detallito de pasar por el infierno. Apuesto a que algo así debe destrozar la mente humana o lo que quede de ella tras la muerte. Nessa le explicaba las cosas muy convencida, había pensado mucho en algunos temas y quería exponérselo lo más claro posible. Intentaba apoyarse en su expresión corporal para intentar lograr hacer entender su punto de vista a Dam, que por un momento sintió que empezaba a sacarla de quicio.

-Y no entraré en el debate de considerarme hija o no de Joselinne, Dam. Estábamos debatiendo el vínculo de afecto que podríamos tener con nuestros padres y no si "nuestro código genético" es el mismo. Si nos ponemos exquisitos entonces aquí todos somos primos hermanos. Volvió a apoyarse de espaldas a uno de los barriles y continuó hablando esperando que aquello fuera el fin de la discusión, no había pretendido molestar a nadie desde un principio llamando a Joselinne "la amante". -Y una última cosa y no quiero que te la tomes a malas, en ningún momento te he juzgado o supuesto hechos de tu vida así que te pediría que me dieras el mismo trato. Deja de repetir que yo no he leído o que no me intereso por mi historia porque ya es la segunda vez que lo mencionas y empieza a cabrearme ese rollo de erudito. Todo cuanto he dicho han sido opiniones e ideas que yo tengo, no veo como algo así ha podido encenderte de tal manera. 

-Si quieres conocerme estaré encantada, y si no... -se encogió de hombros otra vez.- Siempre puedes ignorarme y así nos ahorramos disgustos.

En todo momento permaneció atenta a las palabras de Vael, pero por desgracia no acababa de comprender todo lo que decía. Seguramente era porque no era tan inteligente y no se había leído ocho-mil libros de historia como Dam... Pero había algo en las palabras del anciano que la dejaban intranquila, preocupada. - Vael... -susurró.